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¿Qué tipo de católico eres? ¿Cómo estás viviendo tu fe? Tenemos que ser sinceros, y es
que muchas veces somos expertos en examinar a los demás: cómo están, qué hacen, si
actúan bien, etc., pero somos incapaces de darnos cuenta cómo vivimos nosotros el día a
día. Esta actitud medio “farisaica” la podemos llevar al ámbito de la fe. No nos
autoevaluamos, no nos examinamos, no vemos si vamos bien o si nos falta algo. Sin
darnos cuenta podemos caer en la cultura de lo “light”, donde todo es ligero, donde no hay
compromisos, donde hago lo que me gusta y evito las responsabilidades. Ser “light”
significa dedicarse a pequeñeces e ir poco a poco alejándose de lo importante, no afrontar
los retos, evitar desafíos y esquivar las oportunidades de superación, entibiar el amor a Dios
y permitir que decaiga la propia fe. ¿Te encuentras en esta situación? ¿Necesitas un cambio
de vida? Estos 7 tips basados en la Biblia te ayudarán a tomar las riendas de tu vida
cristiana y a pasar de lo “light” a lo auténtico.
hay más personas, hay un mundo que te necesita, hay un Dios que te ama, hay una misión por
cumplir. La vida encuentra sentido cuando abrimos los ojos a la realidad. ¡Necesitas despertar!
Despertar significa ver las cosas como son: a veces negras y a veces color rosa, a veces tristes y
otras alegres, unas veces tranquilas y otras agitadas. Despertar significa darles un significado a las
acciones, percibir la bondad, la belleza, la verdad que hay a mi alrededor. Ese despertar te lleva a
desear caminar y acercarte a esta nueva realidad. Quisieras conocer más, te interesa lo que antes no
tenía sentido para ti. ¡Levántate y camina, Talitha-Kum! Álzate, ponte en marcha. Necesitarás la
luz de Dios para avanzar con paso firme, para sostenerte, para ver en las tinieblas. Dios te acompaña
e ilumina, ¡déjate iluminar por su Luz! ¡Deja que te indique el camino a seguir y ve!
buscarle a diario en las pequeñas cosas. Acercarse a Dios quiere decir dejar de
ver la propia miseria para ver el rostro amable de Dios que es misericordia.
nosotros. Pero necesitas dar el primer paso, día a día. Por eso debes confiar en
que Jesús ya ha salido a tu encuentro, sólo quiere que le sigas. ¿Vas a quedarte
Dios. Un católico que no se acerca a Dios es como un río que se seca, como un
árbol que no crece, como una semilla que no germina. ¡Aún estás a tiempo de
paternidad de Dios. Dios es Padre y, como tal, siempre busca el bien de nosotros sus
hijos. Nos corrige, sí, como cualquier padre que ama. Nos ayuda a levantarnos, nos sana
las heridas, nos lleva en sus hombros (como el Buen Pastor), nos enseña a caminar, nos
alimenta, etc. Éste es Dios, un Padre que nos ama infinitamente. Nuestra mente tan limitada
es incapaz de pensar en ello, supera nuestra inteligencia. Pero es cierto, ¡Dios es mi Padre y
lograremos una relación íntima con Él. Dios es Padre, y no me canso de repetirlo. Cada vez
hijo hay que su padre no corrija? Si se los privase de la corrección, que todos
libro del profeta Ezequiel hay un pasaje particular, que podemos llevarlo a cada
una de nuestras vidas. Habla de aquel corazón de piedra que solemos llevar en
corazón de carne que lata, que bombee sangre a todo el cuerpo, que dé vida,
siente y que se hace vulnerable. Un corazón que ama y que se deja amar. ¡Ése
corazón quiero tener yo! ¿Cómo lo hago? Habla con Dios. Pídele que transforme
tu corazón.
«Les daré un corazón nuevo y pondré en su interior un espíritu nuevo.
(Ezequiel 36,26).
alcanzarnos la salvación y es el mismo Jesús que anuncia la venida del Espíritu Santo. Es
Dios, en su Trinidad Excelsa, quien nos ha acompañado, nos acompaña y nos acompañará
siempre. No estamos solos en esta vida. Por ello es fundamental para todo católico, y
cristiano en general, caminar según el Espíritu. Escucharle, entenderle, ser dócil a sus
inspiraciones y seguir sus mandatos. Dios, que nos ama infinitamente, nos señala el
camino, nos ilumina, y éste es precisamente Dios Espíritu Santo. Caminar en el Espíritu
será para nosotros un gran desafío, pero la fecundidad espiritual que alcanzaremos será
infinitamente mayor a nuestros esfuerzos. ¡Hay que pedir este don, es una gracia, un regalo!
No basta caminar, hay que caminar por la vía justa, por aquella que me indica Dios. Para
nuestras vidas.
«Y les digo: caminen en el Espíritu y no den satisfacción a la concupiscencia de
la carne […] Los frutos del Espíritu son: la caridad, el gozo, la paz, la
(Gálatas 5, 16.22-23).
de que debemos despertar y levantarnos, del corazón endurecido, de que Dios nos corrige
como un Padre. Ahora, es necesario que demos pasos concretos en nuestra vida. Es decir,
sin obras, y yo por mis obras te mostraré la fe» (cfr. 18). Mis obras son el fruto de la fe y
hablan de mi fe. Dejando atrás la antigua conducta, los vicios y las malas acciones, vamos a
conquistar las virtudes. Las virtudes son hábitos, los hábitos se conquistan a través de
repetición de actos, todo esto iluminado por la gracia de Dios. ¿Qué quiere decir? Que, si
actúas siempre bien, esta forma de actuar se convertirá en un hábito en ti, y si este acto es
positivo, es bueno, ahí estamos hablando de virtud. Por ende, no dejes nunca de actuar bien,
con conciencia del bien, y estarás alcanzando la virtud. Ah, pero pídele a Dios su gracia, ya
Pedro 1, 5-8).
disipar las tinieblas y las oscuridades de la vida. La luz de Jesús brilla en cada uno de
nosotros, brilla en el corazón agradecido, que le busca y se deja amar por Él, en el
corazón de carne que se comparte a los demás. Jesús quiere habitar en nosotros, quiere
que seamos antorchas vivas de su Palabra, de sus obras, de su Evangelio. Así que no tengas
auténtico, te aseguro que iluminarás a tu alrededor y llevarás luz al corazón más oscurecido
que haya. Los demás, al ver tus obras, encontrarán a Dios y éstos a su vez lo llevarán a
«Ustedes son la luz del mundo […] No se enciende una luz para ponerla debajo
de un celemín, sino sobre un candelero para que alumbre a todos los de la casa.
Alumbre así su luz ante los hombres, para que vean sus buenas obras y
No será fácil abandonar tu antigua vida de comodidad y tibieza, deberás luchar y ser fuerte
para perseverar. Pero la prenda de gloria que alcanzarás será con creces mucho mayor a lo
que tienes actualmente. Para correr una carrera se necesita entrenar, para ganar un mundial
de fútbol se necesita entrenar, para conseguir el récord en los juegos olímpicos se necesita
entrenar. El cristiano también debe entrenar, ejercitarse día a día, aprovechar las ocasiones
para amar y entregarse. Nuestra vida está llena de ocasiones así. Si las aprovechas y sigues
estos 7 tips crecerás mucho en tu vida espiritual. Así que, ¡manos a la obra! ¡Ánimo! ¡A
comenzar! Ah, y no pierdas de vista que no eres el único luchando, hay muchísimos más
como tú que día a día se esfuerzan por volver al camino de Dios y ser auténticos en su
vocación cristiana.