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INTRODUCCION

E
l sucesivo desarrollo de las especies a lo largo de la historia del planeta ha podido
ser constatado mediante los registros de fósiles de animales y plantas conservados
en los estratos sedimentarios de cada una de las edades geológicas. Estos fósiles
nos permiten conocer no solo el aspecto que pudieron haber tenido, sino también sus
características fisiológicas y de relación con su entorno geográfico como en el caso del
descubrimiento del corazón de un Thescelosaurus llamado Willo; que es motivo de este
trabajo
RESUMEN

A
lo largo de la historia de la investigación paleontológica, se consideraba que los
dinosaurios presentaban una mayor afinidad con los reptiles actuales debido a su
condición de seres de sangre fría, pero diversos estudios y descubrimientos
realizados recientemente nos conllevan a plantearnos nuevas hipótesis por el hallazgo del
corazón fosilizado de un Thescelosaurus de hace 66 millones de años y que probablemente
bombeaba sangre caliente y que a su vez era mas parecido al de las aves y mamíferos que a
los reptiles.

Las investigaciones hechas por el Museo de Ciencias Naturales y la Universidad de


Carolina del Norte mediante técnicas avanzadas de rayos X, tomografías y estudios de
anatomía comparativa, descubrieron las cavidades ventriculares y la vena aorta propias de un
ser de sangre caliente y que por lo tanto presentaban un ritmo metabólico más alto.

Este descubrimiento cuestiona algunas de las teorías más fundamentales sobre cómo y
cuando evolucionaron los dinosaurios ya que casi nunca se había podido estudiar su corazón
u otras partes blandas. Cave destacar también que algunos reptiles presentan un corazón con
las mismas características como los cocodrilos.
CREEN QUE ALGUNOS DINOSAURIOS TENÍAN
SANGRE CALIENTE

U
no de los milagros de la paleontología es la increíble cantidad de información que
los expertos pueden extraer de una reunión, casi siempre incompleta, de huesos
fosilizados. Imaginemos por tanto cuánto más seríamos capaces de comprender si
además de los esqueletos pudiésemos disponer de las partes blandas de un cuerpo
prehistórico.

Esto ha ocurrido alguna vez, gracias a especialísimas circunstancias y condiciones de


conservación, pero en escasas ocasiones se ha producido un gigantesco avance
paleontológico como el presente. Científicos de la North Carolina State University y del
North Carolina Museum of Natural Sciences han descubierto el primer espécimen de
dinosaurio que aún conserva su corazón fosilizado y descubrió que probablemente bombeaba
sangre caliente y era más aparecido al de las aves y mamíferos que al de los reptiles.

La identificación de este dinosaurio no fue sencilla, ya que el esqueleto se halla


comprimido y en un orden anatómicamente incorrecto. Así permaneció, enterrado durante 66
millones de años en areniscas finas, un lugar que, gracias a la ausencia de oxígeno, actuó
como perfecto ataúd de conservación.

Esta es la primera vez que puede analizarse el corazón de un dinosaurio, porque los
órganos blandos de estos animales suelen destruirse después de millones de años de
fosilización. El hallazgo podría producir un giro en el estudio de los saurios.

Según informo el paleontólogo Dale Russell de la Universidad de Carolina del Norte


"El descubrimiento realizado cuestiona algunas de las teorías más fundamentales sobre cómo
y cuando evolucionaron los dinosaurios". Michael Stoskopf, experto en anatomía
comparativa de ésa Universidad, detalló: "Los ventrículos y la Aorta de Willo (así bautizaron
al animal) indican que tenían los sistema sanguíneo y pulmonar completamente separados, lo
que sugiere que tenía un ritmo metabólico más alto que el que normalmente se podría ver en
los reptiles"

Utilizando técnicas avanzadas de rayos X y una serie de escaneados mediante


tomografía computarizada en dos dimensiones para crear una imagen tridimensional. Se logro
confirmar que la forma rojiza visible dentro de su caja torácica es, efectivamente, un corazón
fosilizado.
Según dijo Paul Fisher, otro de los investigadores se pudieron descubrir las cuatro cámaras
que posee el corazón y la vena Aorta. Esta distribución del corazón sugiere que es más
parecido al que hoy tienen los pájaros, e incluso los mamíferos, que al corazón de los reptiles.
Los estudios también permiten pensar que el Thescelosaurus podría tener sangre caliente y
un metabolismo fuerte. Esto confirmaría que los grandes saurios habían iniciado una lenta
transición de los reptiles a las aves.

Hasta ahora los dinosaurios fueron considerados especies próximas a los reptiles, que
tienen dos venas Aortas y un corazón de estructura única, que permite la mezcla de la sangre
que proviene de los pulmones, rica en oxígeno, con la sangre que perdió esa riqueza en la
circulación por el cuerpo. Pero el caso del Thescelosaurus, según este trabajo, podría ser
distinto.

Las características del Thescelosaurus son las de un animal herbívoro del tamaño de
un caballo pequeño, que vivió en Dakota del Sur un millón de años antes de que se
extinguieran en todo el mundo y su peso debió alcanzar los 300 kg. Sin embargo, su cola y su
cuello le otorgaban una longitud total de casi 4 metros. Sus restos han sido bautizados como
Willo, en honor a la esposa del granjero en cuyas tierras fueron hallados en 1933, en el
noroeste de South Dakota.

El Thescelosaurus Willo es un caso especial de espécimen magníficamente


conservado. De hecho, es el primero que presenta un cráneo completo y tejidos blandos. Se
han encontrado también, por ejemplo, algunos tendones aún conectados a la columna
vertebral, así como cartílago fosilizado unido a las costillas. Willo podría contener otros
órganos fosilizados, pero las investigaciones no han llegado todavía tan lejos.

Empleando estudios de anatomía comparada podemos deducir que el corazón de los


dinosaurios presentaba dos partes diferenciadas; una encargada de bombear sangre hacia el
cuerpo y otra hacia los pulmones, en esta ultima captaba el oxigeno que era luego
intercambiado en la otra parte del corazón. Este intercambio de la sangre oxigenada por la
sangre que ha recorrido todo su cuerpo generaba los latidos del corazón. Aunque no podemos
saber a que ritmo latía su corazón lo podemos imaginar realizando comparaciones con otros
animales existentes, un ornitisquio como el triceratops que tiene un tamaño equivalente con
el elefante quizá su corazón latió a 30 veces por minuto.

Regular la temperatura corporal es otro factor a tomar en cuenta en los dinosaurios,


los sauropodos gigantes como el brontosaurio pasaban la mayor parte del día comiendo por lo
que mantenían en funcionamiento constante su inmensos estómagos, este proceso de digerir
generaba el calor necesario para mantenerlos calientes y cuando querían refrescarse
respiraban velozmente por sus enormes fosas nasales. Otra ingeniosa forma de regular la
temperatura corporal lo presentaban el spinosaurus y el ouranusaurus que poseían velas de
piel en el lomo, así al exponerse al sol se calentaban y cuando las plegaban se refrescaban.

El metabolismo de los dinosaurios es otra característica que nos ayudara a determinar


si eran de sangre fría o caliente ya que se suele asociar a los animales de sangre fría como de
metabolismo retardado y movimientos lentos, mientras que los de sangre caliente son todo lo
opuesto. Deducir la temperatura sanguínea implicara conocer sus niveles de actividad
metabólica. En la actualidad aquellos seres que presentan una temperatura corporal elevada e
invariable a pesar de los cambios de temperatura del ambiente se les denomina homeotermos,
lo que implica un elevado gasto de las energías de estos animales, en este grupo se encuentran
los mamíferos y las aves. Los que presentan una temperatura corporal variable se les
denomina poiquilotermos. Una segunda clasificación agrupa a los mamíferos y aves dentro de
aquellos que tienen un control interno de su temperatura, llamados endotermos. Los reptiles
(lagartos, serpientes, tortugas) anfibios y peces presentan un control externo de la temperatura
es decir que varia con los cambios de temperatura del aire y el agua, llamados ectotermos.

Las características de adaptación que pueden presentar estos dos grupos de animales
no son exclusividad de cada uno, así muchos ectotermos se mueven con gran rapidez como
los lagartos, lo que no pueden hacer es mantener esta velocidad durante mucho tiempo.
Característica que podrían haber compartido los dinosaurios, los rasgos óseos comunes entre
mamíferos y dinosaurios como la red de canales internos indica un crecimiento rápido y gran
tamaño corporal pero no solo eso sino que en investigaciones recientes se demostró que bajo
condiciones de actividad constante (desplazarse, correr) un reptil como la iguana puede
presentar la red de canales internos.

En la actualidad la gran mayoría de los paleontólogos considera una posición


intermedia según la cual los pequeños teropodos avanzados eran endotermos a diferencia de
los demás dinosaurios, de enormes tamaños, que disponían de un mecanismo termorregulador
llamado homeotermia inerte y masiva; que consiste en que la temperatura variable de los
poiquilotermos no cambia con la misma proporción con la que se da en el medio ambiente y
la duración de esta diferencia depende del tamaño del cuerpo. Cuanto mas grande era el
ectotermo mayor inercia almacenaba en su cuerpo, lo cual retrasaba el enfriamiento nocturno
y también la velocidad de calentamiento durante el día. La variación en la temperatura
corporal era de 1 a 3 grados incluso cuando en el ambiente la amplitud era de 20º C.
EL THESCELOSAURUS WILLO DENTRO DE LA
CLASIFICACION DE LOS DINOSAURIOS

L
os paleontólogos o científicos que estudian la vida prehistórica antigua, agrupan a
los dinosaurios y todos los otros animales acorde con un esquema bastado en sus
relaciones. Tradicionalmente los dinosaurios formaban dos órdenes, subdivididos
en sucesivas agrupaciones menores: subórdenes, infraórdenes, familias, géneros y especies.

El orden sauristiquios, o caderas de reptil, en el que había tres subórdenes de sauristiquios:


los terópodos carnívoros y bípedos, los sauropodomorfos principalmente cuadrúpedos y
herbívoros, y los segnosaurios. Muchos clasifican a estos últimos como un grupo aparte.

El orden ornistiquios, o caderas de ave, contenía por otro lado dinosaurios herbívoros los
cuales tenían los huesos de la cadera con un pubis apuntando hacia atrás como en las aves y
algunos sauristiquios avanzados. Los ornistiquios también tenían un pico cornudo, un hueso
extra en la mandíbula inferior, y dientes con la corona en forma de hoja. A muchos les faltan
los dientes frontales pero tienen potentes molares, bolsas en los carrillos y muchos tendones
óseos que enderezaban la columna vertebral. Aunque parezca extraño, las aves no tienen la
pelvis de los ornistiquios, sino que son sauristiquios que desarrollaron una estructura de la
pelvis similar, pero de forma independiente.

El suborden ornistiquios contenía a los infraórdenes ornitópodos, tireóforos y


marginocéfalos y la familia fabrosáuridos. Los grupos tireóforos y marginocéfalos son muy
modernos y hay quien coloca sus superfamilias como categorías superiores junto con los
ornistiquios.
Los ornistiquios contenían a su vez las familias de los hipsilofodóntidos, driosáuridos,
thescelosáuridos, camptosáuridos, iguanodóntidos, hadrosáuridos, lambeosáuridos y
heterodontosáuridos.
CARACTERÍSTICAS

Los ornitópodos, también llamado patas de ave, fueron un infraorden de dinosaurios


ornistiquios. Comprenden familias de dinosaurios herbívoros bípedos, como los avestruces, y
bípedos/cuadrúpedos, desde el tamaño pequeño de un perro al tamaño mediano/grande de las
jirafas. Muchos parecían ser diferentes unos de otros, pero tenían muchas cosas en común. A
pesar de su nombre, los ornitópodos no tenían particularidades con los pies de las aves, pero
aun así eran semejantes. Superficialmente recuerdan mucho a los predadores terópodos, pero
tenían muchas diferencias.

Los ornitópodos verdaderos aparecieron en el Jurásico medio, donde abundaban los


pequeños que no superaban los 3 metros de largo, de los cuales más de la mitad
correspondían a la cola y, además, podían dar chillidos para avisar del peligro. Los miembros
de este grupo se expandieron por todo el mundo, y en el Cretáceo superior en el este de
Norteamérica los hadrosáuridos ornitópodos estaban entre los dinosaurios más abundantes de
todos, que desarrollaron crestas que apuntaban hacia arriba, delante o detrás a partir del
hocico, y en su interior había conductos y canales que los usaban para emitir sonoros
bramidos. Esto hace de los ornitópodos los animales que fueron uno de los grupos de
ornistiquios de más éxito y duración, que vivieron en muchas partes. Se han descubierto
esqueletos y fósiles en Norteamérica, Sudamérica, Europa, África, Asia Australia y la
Antártida.

LOS THESCELOSÁURIDOS

Thescelosaurus.
También llamado reptil hermoso. En pie sobre sus patas traseras, era más alto que una
persona y tan largo como un hipopótamo grande. Con su pequeña cabeza y su larga cola
rígida, parecía una versión más rolliza del ágil Hypsilophodon. (El cráneo del Hypsilophodon
era alargado, con frontales grandes, órbitas amplias y redondeadas; las vértebras cervicales
son opistocelicas y las dorsales platicelicas; Las extremidades anteriores eran mas cortas que
las posteriores. Un genero americano, afín al europeo, es el Thescelosaurus, del Cretáceo
superior de Norteamérica, dotado de una dentición mas especializada)
Sólo se conoce por algunos fragmentos de su esqueleto. Quizá fuera el último de un
largo linaje de hipsilofodóntidos que se remonta desde el período Jurásico. Algunos expertos
creen que se parecía mucho al Iguanodon. Otros lo han incluido en una familia especial; los
Thescelosáuridos. Era un herbívoro con pico estrecho y dientes incisivos pequeños, con los
que desgajaba con brotes jugosos. Mascaba fácilmente esta suculenta vegetación blanda con
sus dientes en forma de rombo. Tenía cuatro dedos largos en las patas traseras que acababan
en garras en forma de pezuña. Sus patas delanteras eran más cortas que las traseras. Medía 4
metros de longitud. Vivió hace unos 66 millones de años, a finales del período Cretácico, en
Alberta, Canadá, y en Montana y Wyoming, EE.UU.
CONCLUSIONES

La primera conclusión es que el sistema circulatorio de los dinosaurios era mucho más
avanzado que el de los reptiles, lo que apoya la hipótesis que sugiere que eran animales de
sangre caliente.

La estructura ósea, las energías empleadas (consumo de alimentos), ritmo metabólico


y la relación depredador – presa; son los puntos que se deben tener en cuenta para determinar
si los dinosaurios eran de sangre fría o caliente.

El paleontólogo argentino Rodolfo Coria, del Museo Carmen Funes de Plaza Huincul,
Neuquen, dijo: "Este descubrimiento es muy importante. Nunca se había podido estudiar un
corazón de dinosaurio". Pero aclaró: De todos modos las especulaciones sobre el
metabolismo de estos animales seguirán siendo casi siempre hipotéticas. Es muy difícil
reconstruir como funcionaban sus órganos". "Además, explicó Coria, la presencia de un
corazón con cuatro cámaras no necesariamente implica una mayor semejanza a los pájaros o
a los mamíferos, porque algunos reptiles, como el cocodrilo, tienen un corazón con esas
características".

Debemos tener en cuenta que un organismo durante millones de años pasa por un
proceso evolutivo que determina cambios mínimos sino significativos que resultan de su
adaptación a las condiciones de su medio circundante. Esto significo que los dinosaurios
posiblemente presentaron adaptaciones muy especializadas que no solo se limitaban a
cambios en tamaño sino que también a nivel de estructura ósea y cardiovascular definiendo
un nuevo tipo de especie que resultaría de la especialización en el que las más aptas son las
que sobreviven.
BIBLIOGRAFIA

Internet:
Noticias: www.amazings.com/ciencia/index.html
Hipavista.cl/ciencias_y_tecnologia/paleontologia/
Paleonet: www.paleonet.com.ar/
Dinosaurios: personales.com/argentina/gualeguaychu/dinosaurios/noticias.htm
www.duiops.net/dinos/hallazgo.html
www.duiops.net/dinos/ornipequ.html#Tescelosauridos
Universidad de Zaragoza: ebro.unizar.es/uz/museo/noticias/prensa.html

Bermudo Melendez - Paleontología Vertebrados (peces, anfibios, reptiles y aves) Editorial


Paraninfo Madrid 1979.

Villee Claude – Biología – McGraw-Hill Interamericana Editores – 4ta edición México 1998.

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