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Europa Ante El Espejo PDF
Europa Ante El Espejo PDF
Introducción
1
Josep Fontana, Europa ante el espejo, Editorial Crítica,
Biblioteca de Bolsillo, Barcelona, 2000
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Para empezar, cuando nos preguntamos por el naci- primer asentamiento humano o al sentimiento de
miento de Europa no queda claro si nos referimos al colectividad que hoy llamamos Europa.
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En efecto, el Imperio romano no estaba tan Para Fontana, fueron más decisivas en la caí-
cohesionado territorialmente como solemos da del Imperio romano las divisiones en el seno
pensar6, ni poseía una cultura ampliamente
nistración, ni la fuerza del ejército, sino la comuni-
dad de ideas e intereses que existía entre los aristó-
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Lo único que mantenía unidos a los diferentes pueblos cratas romanos y los notables locales, por cuya me-
que lo componían “no era ni la eficacia de la admi- diación se gobernaban las provincias.” (19)
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de la propia sociedad del Imperio –entre ricos y Fontana cierra este capítulo poniendo como
pobres-, que el conflicto con los “enemigos ex- ejemplo el famoso poema de Kavafis, “Esperan-
ternos”. Mucho antes de que los bárbaros asu- do a los bárbaros”, donde el emperador y los
mieran el control ya existían signos de parálisis senadores, tras esperar en vano la llegada de los
en la estructura administrativa central y enormes bárbaros, exclaman: “¿Qué será de nosotros,
fracturas sociales: privatización de las funciones ahora, sin bárbaros? / Porque hay que reconocer
públicas, aumento de las desigualdades econó- que estos hombres resolvían un problema.” (25)
micas y, en consecuencia, consolidación de una
capa de magnates y endeudamiento de colonos
-por los impuestos- que acabarán poniéndose
bajo la protección de un patrono, iniciando un 2.- El espejo cristiano
proceso de sujeción a la tierra del que surgirá el
feudalismo. (23) Según la historia oficial europea, el segundo
elemento caracterizador de “lo europeo”, junto a
Muchas veces se dice que las propias masas la cultura clásica, es el cristianismo. Éste suele
rurales eran bárbaras. Según esa visión, los ene- sernos presentado como una doctrina definida
migos que destruyeron el Imperio eran tanto desde sus orígenes, cuando lo cierto es que en-
internos como externos. En estos casos se utiliza tre el cristianismo original y el de la época cons-
el término “bárbaro” para designar no sólo a los tantiniana hubo una larga y compleja evolución.
invasores, sino también a los que no aceptaban (26)
el orden social imperial.
Fontana divide dicha evolución en tres eta-
Este abuso de la ambigüedad del concepto pas: la del Jesús histórico, la del paso de la Pales-
de “bárbaro” unido a la visión tópica de “la caída tina rural a las ciudades helenísticas y la de la
del Imperio” tiene como objetivo cumplir una asociación del cristianismo con el Imperio7, que
función “moralizadora”: avisarnos de que nuestra lo contagió de todas las rigideces del poder.
sociedad actual no se enfrenta sólo al peligro de
los “bárbaros” exteriores –la inmigración- sino La primera y, especialmente, la segunda eta-
también a esos “bárbaros” interiores que son las pa tuvieron un carácter plural y comunitario.
“masas”, a las que es necesario mantener a raya Existía una gran variedad de “herejías”, no en el
para evitar que destruyan la civilización. sentido de “secta”, que tomó posteriormente,
sino en el sentido originario de airesis, esto es,
Lo que realmente destruyó el Imperio tardío “elección”, “opinión” o “escuela de pensamien-
fue la práctica política de anteponer los intereses to”.
privados a los colectivos, pero esto puede susci-
tar comparaciones incómodas con la situación
del presente. Por eso se prefiere “sacar del cajón
el viejo espantajo de la decadencia de Roma que
examinar los factores internos de división, como
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pueden ser el aumento en la desigualdad de la Llegándose a convertir en “un gobierno eclesiástico,
paralelo al secular”, con el que colaboraba para dar
fortunas o las limitaciones de la libertad.” (24)
cumplimiento a los decretos imperiales. Véase co-
mo ejemplo el sínodo de 314, que estableció la ex-
comunión a los soldados cristianos que abandona-
sen el servicio militar. (28)
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Todas estas “escuelas” convivieron sin dema- Paradójicamente, las herejías presentaban
siados conflictos8 hasta que Constantino asoció numerosos elementos que recuerdan al cristia-
el cristianismo al Imperio y creó una Iglesia con nismo primitivo: creencia en la proximidad de un
una autoridad centralizada que tenía la potestad fin de los tiempos, ascetismo, celibato, vegeta-
de fijar las “verdades” admitidas.9“ (27) que pasó rianismo, numerología, astrología, valoración de
a convertirse en uno uno de los principales apo- evangelios “apócrifos” y de la tradición gnóstica,
yos de ese nuevo “Imperio cristiano”.” (29) etc.
Como la diversidad de opiniones podía su- Lo que parece evidente es que su persecu-
poner una contestación de su poder, la Iglesia ción no fue tanto una cuestión de “dogma” co-
reescribirá su propia historia, logrando imponer mo de disciplina. No es de extrañar que la Iglesia
la idea de que el cristianismo fue, desde su ori- temiese a unas comunidades que se mantenían
gen, una sola doctrina unitaria. Con el objetivo al margen del poder episcopal, que presentaban
de legitimarse, inventará el concepto de “here- una fuerte participación de los laicos, incluyendo
jía”, al que empezó a atribuirle siempre los mis- a las mujeres, que eran muy críticas con sus ac-
mos rasgos: promiscuidad10, sodomía, brujería, tos, etc.
origen oriental, elementos de dualismo11 o an-
tropofagia 12. Estos estereotipos se seguirán utili-
Pero la Iglesia no perseguirá sólo a ese otro
zando a lo largo de toda la historia como, por
interior que era el hereje, sino también a ese otro
ejemplo, en las condenas de los templarios y de
exterior que era el pagano. Se producirán perse-
los cátaros o en las “cazas de brujas” del siglo
cuciones y campañas militares –ahora son los
XVII.
paganos los que son arrojados a las fieras o
quemados por los cristianos- con el objetivo de
acabar con las últimas comunidades paganas, lo
que, según Fontana, no parece que haya sucedi-
8
Es normal que “las divergencias doctrinales no parecie- do hasta el siglo IX13. (32)
sen decisivas a unos grupos que compartían la
creencia de que el fin del mundo estaba próximo”
Por su parte, Martín, obispo de Tours, luchó
(27). Por otra parte, al desaparecer el componente
escatológico, hacia el siglo III, se produce una mo- contra la vieja religión “pagana”, que no era más
deración de las posturas acéticas, que se conserva- que un sincretismo que integraba las divinidades
rán sólo entre los grupos más radicales del cristia- locales en un panteón común de origen greco-
nismo oriental como, entre otros, los ascetas egip- rromano. Sus esfuerzos evangelizadores le lleva-
cios o los ermitaños de Siria y Capadocia. ron a incendiar templos, talar árboles sagrados,
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La Iglesia tratará de recobrar el sueño de un “imperio derribar ídolos, etc.
cristiano” con la coronación de Carlomagno en Ro-
ma; o los papados imperiales… Hobbes llegará a
decir a mediados del XVII que “el papado no es otra
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cosa que el fantasma del difunto Imperio romano, Los filósofos paganos emigraron, fundamentalmente,
que se sienta coronado sobre su tumba.” (cit. en 29) a Mesopotamia, Persia y el Asia Central. Para las ciu-
10 dades cristianizadas, se refugiaban en zonas rurales.
En parte, porque las mujeres tenían un papel impor-
Lejos de la “barbarie” cristiana, en la frontera entre
tante en dichos grupos.
el Imperio romano y el persa, los perseguidos fun-
11
Presentes en el cristianismo originario y en los escritos daron la ciudad de Harrán, donde sobrevivió hasta
apocalípticos. el siglo XI una escuela neoplatónica que tuvo un
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Cf. Norman Cohn, Los demonios interiores de Europa, papel destacado en la transmisión de la cultura
Alianza Editorial, Madrid, 1980. griega al mundo islámico.
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Sin embargo, dice Fontana, Europa no se ha hecho a
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Cambio que se inicia en el siglo VI pero que no se partir del Imperio carolingio, sino contra él. Preci-
generaliza hasta el siglo VIII. samente, una idea fundamental en la conformación
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En el mapamundi del monasterio de Ebstorf (s. XIII) de Europa es la de que la diversidad política de sus
donde los puntos cardinales se identifican con el pueblos y naciones va a imponerse siempre sobre
cuerpo de Cristo y el centro del mundo es Jerusalén. los proyectos de crear imperios “universales”. (42)
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Por otra parte, no puede decirse que aquélla A ello colaborará la Iglesia, que, mediante la
fuese una edad oscura de inmovilismo ya que “reforma gregoriana”, redujo el papel que en su
hubo comunicación e intercambio de mercancí- seno desempeñaban los laicos18 y empezó a
as, hombres e ideas17 y se desarrolló “una consi- controlar la vida cotidiana a través de la parro-
derable capacidad de asimilar e integrar los quia y la creación de cofradías. Esto provocará,
aportes externos” (48). Resulta, asimismo, arries- claro está, un desencanto y un malestar que será
gado hablar de estancamiento cuando durante el origen de futuras herejías. (52)
aquellos siglos la población del continente se
multiplicó por tres.
Ciertamente, en un principio, la Iglesia se
alió, mediante la “Paz de Dios”, con las clases
Por otra parte, hasta el año mil no apareció el populares para defenderse de la violencia nobi-
feudalismo, que se caracterizaría principalmente liaria. Sin embargo, “la actuación cada vez más
por una mayor dependencia de la tierra por par- decidida y autónoma de los campesinos asustó a
te de los campesinos, que no fue el resultado de los eclesiásticos y les llevó a recomponer su
un único proceso sino de múltiples y muy com- alianza con la aristocracia.” (52) “La Iglesia sacra-
plejos fenómenos históricos. lizaría la entrega de armas al caballero y alentaría
la creación de “órdenes militares” paralelas a las
eclesiásticas.” (52)
Normalmente el proceso consistió en que,
en aquellos territorios donde había campesinos
libres, que eran la mayoría, empezasen a impo- En lo que respecta a la nobleza feudal, cabe
nerse familias que acumularon propiedades, señalar que justamente cuando empezó la de-
compraron derechos condales, se establecieron cadencia de la caballería –al aparecer los arque-
en un castillo y empezaron a diferenciarse cla- ros en el siglo XII, para defenderse, los caballeros
ramente por su especialización guerrera y su tuvieron que llevar una armadura cada vez más
género de vida. pesadas, lo que acabó restándoles importancia
militar- fue cuando reforzaron su legitimación
construyendo una ideología que anteponía su
función social a su eficacia militar. De este modo,
“se creó el mito de la caballería, con su mezcla de
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Según Fontana, la cultura europea no resulta sólo de la valores nobiliarios y eclesiásticos, que la socie-
suma y fusión de las culturas romana, germánica y dad europea posterior conservó, porque le ofre-
cristiana, sino también de la “reaparición de subs-
tratos étnicos –el legado de las culturas preclásicas-,
cía el modelo ideal de cómo una minoría supe-
la fecundidad de los intercambios entre las diversas rior había conseguido dominar a “las masas”.”
culturas europeas (vikingos y celtas) y lo mucho que (50)
hemos recibido de la ciencia y la técnica de Asia,
llegadas sobre todo a través del mundo islámico.”
(47) En lo que respecta a la influencia islámica – Concluye Fontana que, “en este caso, el es-
hasta el renacimiento el árabe fue el idioma más pejo deformante, el espejo feudal de la caballe-
traducido del mundo-, cabe señalar que la ciencia ría, ha sido usado para ocultarnos el protago-
del islam no era mera “traducción” de la vieja cien- nismo de las “masas”: de los hombres y mujeres
cia griega por la sencilla razón de que la cultura de a pie.” (55)
helenística era originariamente mestiza y los árabes
participaron en ella desde muy antiguo, sin contar
que muchos aportes que no tienen nada que ver
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con Grecia llegaron a europa por los musulmanes: Este proceso es conocido como “clericalización de la
irrigación, papel, sistema numeral indio… Iglesia”.
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responder a las aspiraciones populares mucho hacerse responsable de cualquier desgracia co-
mejor que las respectivas iglesias oficiales19. lectiva.” (72)
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ron que éstas también tenían un carácter social y mentos de la sociedad estamental, sino de re-
político, se lo retiraron inmediatamente. (83) cordar la unidad esencial de los hombres, al
mostrar a reyes y obispos haciendo las mismas
funciones fisiológicas que sus súbditos y fieles.”
Según Fontana, “todas estas resistencias al
(86)
orden establecido –en los planos político, eco-
nómico, social y religioso- se nos muestran gene-
ralmente como anomalías en el curso normal de Por otra parte, no se trata, como se pretende
la historia. Ello se debe a que hemos construido con frecuencia, de una cultura esencialmente
nuestra explicación de la evolución de la socie- “campesina”. La contraposición entre campo y
dad europea de forma que nos lleva a ver todo lo ciudad es artificial ya que la relación entre am-
que conduce hasta nuestro presente como lo bos mundos era muy estrecha y la crítica no la
“normal”, y a considerar lo que se aparta de esta entonan campesinos contra ciudadanos sino
regla como aberraciones o, para quienes las ven que “se dirige, ante todo, contra los grupos privi-
con simpatía, como utopías inviables.” (84) legiados que tratan de racionalizar su explota-
ción con la teoría de los tres órdenes.” (86)
Ciertamente, todas estas revueltas pueden
no verse como hechos puntuales, como aberra- Toda esta contracultura será recogida por
ciones respecto a su tiempo, como resistencias gente como Pieter Bruegel, Maquiavelo o Rabe-
anacrónicas contra el progreso. “Tal vez hubo lais, en cuya obra se dará un complejo “mestizaje
una alternativa a la vía de evolución seguida, un de lo popular y lo letrado, reunidos en una visión
proyecto coherente para fundamentar una so- crítica” (87).
ciedad más justa e igualitaria, cuyos rastros pue-
den adivinarse en el complejo de ideas que for-
Sin embargo, la mayor parte de los letrados
man lo que solemos llamar la “cultura popular”
se esforzarán en representar al campesino como
de la época, y que sería mucho mejor llamar
un ser ridículo y estúpido con el objetivo de neu-
“cultura crítica”, porque su caracterización como
tralizar el inconfesado temor que les causaba su
“popular” es un recurso ideado para situarla en
indocilidad y rebeldía. (86)
un plano inferior a la “cultura letrada” de las “éli-
tes”.” (84)
De este modo, se elaboró el nuevo espectro
que había de aterrorizar a los europeos: el de ese
Esa cultura alternativa a la cultura clerical y
rústico “vulgar, estúpido y malvado” que hacía
erudita incluiría la burla de la caballería en una
peligrar el orden establecido20. “La imagen del
obra como Audigier, la burla de la Biblia en los
enemigo a combatir era ahora la del “rústico”,
textos en latín macarrónico de los goliardos, los
que abarca todos los matices de la barbarie, la
Evangelios de las ruecas, el desafío de la moral
ignorancia, y la bajeza que caracterizan al “villa-
imperante en los fabliaux eróticos, las fiestas
no” frente al “noble”.” (88)
populares, los “carmina burana”, los textos de los
goliardos, etc.
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Así, “el gran miedo de una conmoción social acabaría
Según Fontana, si bien Bajtin estudió todas con ese proyecto de transformación que podía
estas expresiones, no supo ver lo que significa- haber fundido en un solo empeño los ideales de re-
ban en el terreno de la crítica social. “No sólo se forma política y religiosa del humanismo y las aspi-
trata de hacer burla de algunos de los funda- raciones de unas capas populares europeas que
querían una sociedad más igualitaria” (88)
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combate contra la “rusticidad”, que era el nuevo holandeses25, la tradición hermética, el liberti-
nombre de la barbarie, ya no se la oponía al refi- nismo o la continuación de una tradición repu-
namiento de las clases nobles (cf. el Cortesano de blicana inspirada en Maquiavelo y otros movi-
Castiglione), sino a las actitudes y valores que se mientos contestatarios entre los cuales hubo la
suponía que compartía toda la sociedad. De ahí suficiente comunicación como para formar una
que se pase de hablar de “cultura cortesana” a tradición alternativa coherente que merece ser
hablar de “civilización” o “urbanidad”. (98) considerada como parte de la primera ilustra-
ción. (102)
También se producirá una apropiación de las
lenguas vernáculas por parte de los letrados. “El
“culteranismo” latinizante se introduciría preci- 7.- El espejo salvaje
samente para apartar de la cultura a la plebe,
puesto que su principio esencial era “que no se
ha de hablar común, porqué es vulgar bajeza”.” Al romperse, en el XVI, la unidad religiosa y
(99). También en Francia se momificará el francés potenciarse el uso literario de las diferentes len-
de Chrétien de Troyes, François Villon o Rabe- guas vulgares, Europa hubo de mirarse “en un
lais… “Lo que importaba conseguir a través de juego de espejos más complejo para distinguir lo
esa reglamentación del lenguaje que penalizaba que la identificaba dentro de su diversidad, y la
cualquier desviación del código gramatical y hacía distinto a los demás.” La nueva forma de
ortográfico era controlar el uso, proscribir como pensarse a sí mismos los europeos ya no podía
inconveniente el vocabulario “plebeyo” y debili- basarse en la religión, puesto que no todos
tar con ello en la “plebe” la capacidad de expre- compartían la misma, por lo menos la misma
sar las ideas que correspondían a este vocabula- versión, sino “en creerse superiores moral e inte-
rio.” (100) lectualmente.” (107) En este espejo deformante
se reflejarán, primero, el “salvaje”, que llevó al
genocidio y la trata de esclavos, y luego, el “pri-
Para Fontana el camino que va del Renaci- mitivo”, que llevó al imperialismo.
miento a la Ilustración no pasa, o no pasa sólo,
por los humanistas, racionalistas, científicos, etc.,
sino también, o sobre todo, por los “sefardíes” La construcción del concepto de “salvaje” –
instalados en Amsterdam24, los collegianten que no deja de ser una traducción cultural del de
“bárbaro”- pasó por diferentes etapas. Para em-
24
pezar, la idea de “salvaje” ya existía en la mitolo-
Los “sefardíes” expulsados de España y Portugal y
gía medieval europea. Se lo representaba como
emigrados a Holanda sufrieron numerosas expe-
riencias –el exilio, la persecución, las conversiones,
el choque cultural, la obligación a fingir una fe que
no tenían, la decepción de un milenarismo y un me- gunos interpretaron su apostasía como un misterio
sianismo que nunca se cumplían, etc.- que hicieron y le siguieron fieles. (103) El libanés Amin Maalouf
que se extendieran entre ellos el escepticismo y el actualiza este tipo de interpretación en su libro Orí-
relativismo. En esa cultura en crisis se formó Baruch genes.
25
Spinoza. Es digna de mención la figura de Sabatai Que parten del reformismo religioso, sobre todo del
Zevi, un judío de Esmirna de precario equilibrio anabaptismo, de fuerte impronta pacifista, pero rea-
mental, que el cabalista Nathan de Gaza proclamó lizan, durante el siglo XVII, “una borrascosa travesía
el Mesías, en 1665, y que acabó abjurando de su re- espiritual de la fe a la razón” para pasar a defender
ligión, en 1666, cuando los turcos le dieron a elegir valores como la tolerancia y la racionalidad que in-
entre la conversión al islam y la muerte. Esto causó fluirán, más adelante, en la gestación de la primera
una gran decepción entre sus seguidores, si bien al- Ilustración.
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Michel de Montaigne tiene el honor de la cual en estas nuevas tierras los pioneros habí-
haber sido uno de los pocos en criticar “los ar- an de fundar “una sociedad más equitativa y más
gumentos de quienes pretendían justificar la libre: una utopía agraria fundada en la concesión
dominación por la barbarie de los sometidos”. gratuita de tierras a todos los colonos.” (112)
(113) En su famoso ensayo “De los caníbales28“ –
donde seguirá de cerca a Jean de Léry29 y al últi-
“Paradójicamente, el exterminador se pre-
mo Las Casas30-, Montaigne se enfrentará con el
sentaba a sí mismo como la víctima.” (112) Baste
concepto mismo de “barbarie” al afirmar que
pensar en la literatura del lejano oeste, en la que
“cada uno llama barbarie a lo que no le es habi-
el indio era un salvaje que le arrancaba la cabe-
tual” y añadirá que, en todo caso, es más bárbaro
llera a los blancos, cuando dicha práctica la habí-
hacer sufrir a alguien vivo, torturándolo o que-
an extendido los blancos al exigir el cuero cabe-
mándolo vivo, como hacían no sólo los españo-
lludo como prueba de que los mercenarios blan-
les en América sino también los europeos en
cos e indios habían cumplido con sus misiones.
Europa, que comerse a alguien que, después de
todo, ya está muerto.
En lo que respecta a ese otro otro interior
que eran los negros, los cuadros hegemónicos
En lo que respecta a las colonias inglesas,
de la sociedad norteamericana crearon lo que
cabe decir que tampoco allí el enfrentamiento
DuBois llamó “la línea de color32“, esto es, un
entre colonos y “salvajes” fue inevitable y natu-
odio racial culturalmente construido que debía
ral31. Hubo casos de colaboración pacífica –con
servir para dividir a los blancos esclavos (indentu-
los iroquois, por ejemplo-, pero a la Corona no le
red servants) y a los blancos pobres de los escla-
interesaba este tipo de colonización y contribu-
vos negros, ya que por aquel entonces se temía
yó a la construcción cultural del indio como “sal-
que todos estos grupos sociales tomasen con-
vaje”.
ciencia de clase y uniesen sus fuerzas33.
28
También en “De los carros” trata el tema.
29
Cf. Jean de Léry, Histoire d´un voyage en terre du Brésil,
Librairie Droz S.A., Geneva, 1975. 32
W. E. B. Du Bois, The souls of Black Folk, Bantam Books,
30
Cf. Tzvetan Todorov, Op. Cit, pp. 200 y ss. 1989 [1903]
31 33
Subrayar la contingencia de los hechos históricos nos Cf. Howard Zinn, A people´s history of the United States,
hace, a la vez, libres y responsables. Pearson Education, 2003.
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Lo cierto es que “el noble salvaje” de la fábu- sido posible sin el trabajo forzado de los otros.”
la, cuya característica esencial era la mansedum- (116)
bre, no existía. El encuentro con los indígenas
reales fue complejo y contradictorio y se saldó
Claro está que el menosprecio de las culturas
con más desencuentros que otra cosa. Pero, fi-
de los “otros” se basaba en el desconocimiento
nalmente, esos dos mundos culturales que no se
que de ellas tenían los europeos y en su incapa-
comprendían encontraron un punto de encuen-
cidad para comprender lo que se apartaba de su
tro: el poder. En efecto, dirigentes nativos vieron
horizonte mental. Lo cierto es que a pesar de los
que el nuevo sistema de civilización europea,
relatos de viajes, descripciones, dibujos etc. “la
menos igualitario, les resultaba beneficioso per-
ignorancia del común de los europeos de la
sonalmente y “ayudaron a “europeizar” las islas
época de la Ilustración respecto de la diversidad
en su provecho”. (115)
de los humanos resulta extraordinaria.” (116)
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cada sociedad se insertará en un esquema evolu- cia y acabó integrando un paradigma universal-
tivo: los salvajes cazadores y recolectores del mente aceptado.” (122)
África negra o de América del Norte correspon-
dían a la primera etapa; los pueblos nómadas del
Pero será el evolucionismo de Darwin la teo-
Asia Central, a la segunda; la mayor parte del
ría científica que mejor interactuará con el es-
Oriente, a la fase agrícola (que también se llama-
quema evolutivo al introducirle una dinámica
ría “feudal”) y sólo la Europa occidental había
explicativa: la lucha por la supervivencia, que
alcanzado el pleno desarrollo del cuarto esta-
para autores como Darwin, Huxley, Wallace y
dio.” (121)
Spencer era el mecanismo esencial del progreso.
De alguna manera, las “ciencias” venían ahora a
La reconversión del “salvaje” en “primitivo”, confirmar las intuiciones de aquellos filósofos
que implica que todos los hombres son “poten- sociales, a la vez que servían para legitimar los
cialmente” iguales, permitió legitimar la explota- aspectos más depredadores del capitalismo.
ción de los pueblos “atrasados” en una época en (123)
que la esclavitud comenzaba a ser rechazada. Se
suele decir que los hombres de la escuela esco-
Este paradigma global, cuyo elemento cen-
cesa han “inventado el progreso”. Sería más
tral era una visión lineal de la historia –natural y
exacto decir que han “inventado el atraso” de los
humana-, era un marco de ideas amplio, dentro
demás para definir, mirándose en este espejo, el
del cual tanto podían desarrollarse posturas legi-
supuesto progreso de Europa. (122)
timadoras como críticas. Lo cierto es que, aun-
que el evolucionismo fue algo así como “una
Como era de esperar, este modelo tuvo éxito especie de genealogía cósmica de la civilización
formidable porque “permitía reducir el conjunto burguesa” (Peter J. Bowler), fue compatible con
de la historia a un solo esquema universalmente una visión crítica como la del primer Marx.
válido”; “situaba a las sociedades “mercantiles”
europeas –que muy pronto se definirían como
“Para usar críticamente esta teoría bastaba
“industriales”- en el punto culminante de la civi-
con negarse a aceptar el presente como “el fin
lización38; y daba un carácter “científico” tanto a
de la historia” y reducirlo a una fase transitoria
las pretensiones de superioridad de los europeos
del progreso humano, en la cual subsistían ras-
como a sus interferencias en la vida y la historia
gos negativos que habían de superarse llevando
de los demás. (122)
la evolución más allá.” (124) Ésta fue la visión
inicial de Marx, que convirtió los “modos de sub-
De este modo, el colonizador se transformó sistencia” en “modos de producción”, con lo cual
en una especie de misionero de los nuevos “aceptaba el esquema único y lineal del progre-
tiempos cuyo objetivo era civilizar a unos pue- so, del cual no se liberó hasta los años finales de
blos “primitivos” que habían pasado a ser con- su vida, y la mayor parte de sus seguidores, nun-
cebidos como pueblos “infantiles” que necesita- ca.
ban ser educados. Este esquema “se reforzó con
hallazgos paralelos en otros terrenos de la cien-
Pero no sólo el “socialismo científico” fue víc-
tima de su aceptación de los fundamentos de la
ciencia social y de la filosofía de la historia bur-
guesas, sino también los pueblos extraeuropeos,
38
Lo que suponía identificar la historia universal con la que los adoptaron, creyendo que podían apro-
historia europea.
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piárselos si eliminaban de ellos su función legi- mismos, abandonando los cultivos destinados a
timadora. (124) la exportación. De este modo, acababa su parti-
cipación activa en esta primera “edad del comer-
cio” y dejaban paso a los europeos, que se erigie-
Pero esta visión de la historia no es rescata-
ron en los reyes absolutos de la segunda edad
ble por la sencilla razón de que se asienta en una
del comercio, que es la nuestra todavía. (127)
serie de falsificaciones. Para empezar, concibe
erróneamente el “motor” del progreso al consi-
derar que el avance tecnológico se reduce exclu- Con todo, a finales del siglo XIX, Japón entra-
sivamente a la energía y la máquina. En ese tipo rá de manera autónoma en este mercado global
de historia, los grandes inventos chinos o los y, después de la segunda Guerra Mundial, le se-
inventos tecnológicos manuales no se tienen en guirán los nuevos países industriales asiáticos,
cuenta. con China a la cabeza. “Vistos desde fines del
siglo XX, tras el hundimiento de los imperios
coloniales y el declive de los viejos países indus-
Pero su sesgo más escandaloso, dice Fonta-
triales, estos doscientos años de reflujo se pare-
na, es su incapacidad para percibir aquellas for-
cen menos a la victoria de Europa sobre Oriente
mas de tecnología relacionadas con el uso del
que nos cuentan nuestros libros de historia que
medio natural. Recordemos, por ejemplo, cómo
a una retirada provisional para adaptarse a las
el maíz y la patata no eran “productos naturales”
nuevas condiciones de la economía mundial en
que “hallaron” los descubridores, sino el resulta-
sus propios términos.” (127)
do de un proceso cultural en el que se aprendió
a utilizar pisos ecológicos, canales de irrigación
con peces que no sólo servían para el consumo Por otra parte, con el doble objetivo de re-
sino también para fertilizar los cultivos con sus forzar su identidad y de legitimar sus acciones
deyecciones, etc. (125) colonialistas, Europa “inventó” a los asiáticos, los
africanos y los americanos, atribuyéndoles una
identidad colectiva que no tenían. A estos retra-
Así, pues, a partir de criterios sesgados
tos “unificados” a escala continental correspon-
hemos elaborado visiones históricas falseadas,
dían interpretaciones históricas igualmente este-
como la que presenta a los europeos sacando
reotipadas como, por ejemplo, la de un África
del letargo a los países del sur y sureste asiático e
negra que no habría sobrepasado el estadio tri-
incorporándolos a la “modernidad”. (126) La
bal, cuando lo cierto es que no sólo tenía gran-
realidad es que esas tierras “estaban integradas
des ciudades sino que también había acogido
en un mercado “mundial” que se extendía desde
estados tan importantes como el reino de Ad-
el norte de África hasta Insulindia y desde las
sumo o el de Mali. (127)
ciudades caravaneras de Asia Central hasta el
este africano, y que tenía como elementos moto-
res la economía china y la cultura islámica.” (126) Sin embargo, “la más sutil de estas invencio-
nes ha sido precisamente la de Asia, que pasó de
ser un mero concepto geográfico a convertirse
Fue en el siglo XIX cuando, gracias a su po-
en una entidad histórica y cultural, el “Oriente”,
tencia militar, la única en aquel momento, y a la
que nos permitía resolver el problema de ubicar
crisis local que cruzaba aquella zona, los euro-
en nuestro esquema lineal a unas sociedades de
peos destruyeron los tráficos musulmanes, indi-
cultura avanzada que no podíamos arrojar a la
os y chinos preexistentes y obligaron a buena
parte de estos pueblos a replegarse sobre sí
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BERNAT CASTANY PRADO
prehistoria, como las de África, América y Ocea- Por otra parte, las ganancias globales del
nía.39“ (128) imperialismo inglés y francés no fueron tantas.
Sin contar que sólo ganaron las élites económi-
cas de la metrópolis y de la colonia, mientras que
A fines del XVIII y comienzos del XIX “se
los platos rotos los pagaron las masas de la po-
“orientalizó” a los turcos, que hasta entonces
blación de una y otra.
habían atemorizado a Europa gracias a su formi-
dable maquinaria administrativa y militar” (128).
China fue orientalizada a fines del XVIII. Hasta Ciertamente, también hubo en los países co-
entonces se tenía en alta estima su cultura ya lonizados una élite autóctona que explotaba y
que aunque se los consideraba inferiores en las continuó explotando tras la independencia a la
ciencias especulativas, se les consideraba supe- población. Sin embargo, quedarnos con una
riores en otros terrenos. Aún en vísperas de la imagen demasiado simplista e idealizadora nos
revolución francesa los fisiócratas consideraban llevaría a cometer el error que muchos cometie-
“que el “despotismo chino” era un modelo polí- ron a mediados del siglo XX al pensar que todos
tico a imitar.” (128) A fines del XVIII se empezó a los males del mundo subdesarrollado se acaba-
considerar a los chinos amarillos cuando hasta rían con su independencia. “Reducir la historia
entonces siempre habían sido blancos. de África, por ejemplo, al relato de “cómo Europa
subdesarrolló a África”, en que todo se explica
por la depredación y la esclavitud, nos aparta de
“La caricatura de lo oriental acabó cegando a
la realidad.” (131) Las élites autóctonas africanas
sus creadores y les impidió entender la realidad
fueron cómplices y con un grado parecido de
que disfrazaba.” (129) Esto les impidió, por
culpabilidad al de los europeos, si bien es cierto
ejemplo, entender la industrialización japonesa y
que éstos fueron más cínicos al usar el argumen-
les está impidiendo hoy en día comprender con
to de la esclavitud para calificar a los africanos de
cierta profundidad qué es lo que está pasando
bárbaros y justificar su conquista como una exi-
en China.
gencia civilizadora40. (131)
40
Cf. Adam Hochschild, El fantasma del rey Leopoldo,
39
Cf. Edward Said, Orientalismo, Debate, 2002 Península, 2002.
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EUROPA ANTE EL ESPEJO. JOSEP FONTANA
medida una invención de los antropólogos eu- dos del siglo XVIII seguía viva y había logrado
ropeos41. (132) reconstruir formas de agrupación autónoma a
partir de las relaciones establecidas en torno al
trabajo, la subsistencia o la fiesta.” (140)
Al escribir Volney sus meditaciones sobre las
ruinas de Palmira, partió de la idea de que Asia
se había quedado atrás en la carrera del progre- Por otra parte, al erosionarse la “cohesión
so, pero no concluyó que los europeos eran su- ideológica” de las viejas monarquías de sanción
periores por naturaleza, sino que fue un paso divina, se hizo “necesario” reemplazarla por otra
más allá y se preguntó si, del mismo modo que de carácter laico, que se expresará en una “reli-
aquella cultura que antaño fue rica y febril había gión civil” –el culto a la patria y a unos símbolos
decaído, no podría decaer también la suya, su- inventados, como las banderas, los soldados
cediendo que algún día un futuro caminante desconocidos o los himnos nacionales-, si bien
entre las silenciosas ruinas de Londres o París se sus mayores fuerzas aglutinadoras eran el mer-
“se sentará, como hoy yo” y “llorará solo sobre cado “nacional” y la escuela pública. (139).
las cenizas de los pueblos y las memorias de su
pasada grandeza.”
Por otra parte, los poderosos habían apren-
dido que no es posible mantenerse largamente
La historia no se para en el siglo XX. Occiden- en el poder sin consenso. Contar con “la opi-
te no es la culminación de la historia. Quinientos nión” del pueblo es más seguro que contar con
años de auge –sólo trescientos de industrializa- su sumisión. Pero para ello es necesario hacer
ción- no son nada que justifique hablar de la creer a los de abajo, no sólo que la ordenación
culminación, menos aún de fin de la historia. de la sociedad responde a la voluntad de Dios,
Ciertamente, viendo la actual evolución de China sino también que es racional y justa. (136)
y la India, “pudiera creerse que vamos a asistir a
un simple desplazamiento geográfico del centro
Fue durante los siglos XVIII, XIX y XX cuando
del mundo, como los que se han producido en
se produjo este nuevo proceso de reconquista
fases anteriores de la historia.” (134)
interior, este nuevo proceso “civilizador” que
buscaba fraguar una nueva conciencia colectiva
9.- El espejo del vulgo en torno a un programa interclasista. Ciertamen-
te, instituciones como la escuela, la cárcel o el
servicio militar hicieron mucho por unificar la
El esfuerzo de reconquista de las capas po-
cultura, pero la autonomía de las masas no des-
pulares iniciado a comienzos del siglo XVI “no
apareció hasta que se destruyeron las formas de
bastó para destruir la cultura y la dinámica co-
trabajo y de vida en torno a las cuales se articu-
munitaria de las clases populares, que a media-
laba su conciencia de comunidad. (140)
41
Algo parecido pasó con los “aborígenes” australianos. “En la visión histórica legitimadora de la
“Al imponerle la versión “primitiva”, dificultamos la
percepción por parte del “no europeo” de la reali-
“modernización” estos cambios se explican por
dad de su sociedad y su cultura y lo condenamos a las “necesidades objetivas” del crecimiento eco-
una colonización cultural.” (132) Lo que hay que nómico, obstaculizado por el apego de campe-
hacer es “repudiar la imagen global del pasado que sinos y trabajadores de oficio a sus usos y cos-
se les ha impuesto y analizar el presente y proyectar tumbres tradicionales.” (140) Sin embargo,
el futuro a partir de la situación problemática en “había diversas vías para conseguir los mismos
que viven.” (133)
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BERNAT CASTANY PRADO
resultados, algunas de las cuales hubieran podi- Pero no sólo el pobre urbano, sino también
do asegurar un crecimiento económico semejan- los vagabundos, judíos, huelguistas, proletarios,
te sin romper los lazos comunitarios y con una anarquistas, inmigrantes, etc. serán convertidos
distribución más equitativa de la riqueza.” (140) en “enemigos internos” que cumplan el doble
objetivo de, por un lado, fortalecer la ilusión de
que existe una comunidad de intereses entre las
Conviene revisar la versión que justifica la
“masas” no segregadas, esto es, los buenos ciu-
destrucción del viejo mundo comunitario por la
dadanos, y sus dirigentes, y, por el otro, de servir
necesidad de aumentar la producción, ya que es
de chivo expiatorio42. (147)
posible afirmar que “había posibilidades de evo-
lución alternativa, basadas en diversas formas de
cooperación, y que la fábrica no surgió por razo-
nes de eficacia técnica, sino para asegurar al 10.- Fuera de la galería de los espejos
patrono el control sobre la fuerza de trabajo y
facilitarle la obtención de un excedente mayor.”
(141-142) “Para justificar su superioridad, los europeos
han especulado acerca del “milagro” de su histo-
ria y de las razones –esto es de los méritos- que
Por otra parte, aunque concediésemos que lo podían explicar.” (148) Una de estas explica-
el nivel de vida de los trabajadores mejoró con la ciones afirma que los europeos provienen de
industrialización, lo que no deja de ser discutible, una “raza” de hombres superiores –el mito in-
aun así el bienestar no debe ser definido sólo en doeuropeo-, de ahí que podamos decir que en la
términos físicos, sino también culturales y la total base de nuestras ideas acerca de la superioridad
destrucción del tejido social de las masas supuso –moral, intelectual…- de Occidente sobre el
un enorme golpe tanto para su bienestar espiri- resto del mundo se halle el mito “ario”. El resto
tual como para su situación social, que pasaba a de explicaciones elaboradas para explicar este
ser de total indefensión. (143) éxito apelan a virtudes como el dinamismo, la
curiosidad, la capacidad autocrítica, la tecnolo-
Durante el XIX se avanza en el sentido de gía, etc.
una integración “nacional” en función de la cual
la nobleza se aburguesa, la burguesía adopta la Se ha llegado a decir, por ejemplo, que las
cultura y estilo de vida de la aristocracia y las despóticas instituciones asiáticas suprimían la
capas populares son asimiladas culturalmente creatividad, pero “¿se puede sostener en serio
en la cultura nacional y burguesa. que el mundo islámico, el Imperio chino o los
sultanatos de Java eran más “despóticos” que las
Por otra parte, el pobre urbano reemplazará monarquías absolutas europeas?” (149) Por otra
en el siglo XX al rústico como ejemplo de barba- parte, parece que fue la violencia generalizada
rie y como amenaza: una amenaza más temible existente del siglo XVI al XX –caza de brujas, gue-
por ser más próxima. Para la construcción de rras de religión, inquisición, etc.- la que le sirvió a
este nuevo otro interior se apelará a una nueva Europa para perfeccionar las armas y los méto-
idea de pobreza que adquirió “a los ojos de una dos de combate y represión que le darían la
sociedad liberal y competitiva, que presumía de hegemonía.
dar oportunidades iguales a todos, un tinte de
vicio o de inferioridad.” (145)
42
Cf. Raoul Girardet, Mythes et mythologies politiques,
Éditions du Seuil, Paris, 1986.
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EUROPA ANTE EL ESPEJO. JOSEP FONTANA
Asimismo, dejando a un lado las razones mi- Cabe añadir que, como dice Schumpeter, “la
litares, los cambios políticos en Europa tampoco evolución de la economía no puede explicarse
fueron tan radicales. Al fin y al cabo, dice Fonta- “solamente” a partir de la economía.” (151) Por
na, la revolución francesa no dejó de conformar- ejemplo, el desguace del estado del bienestar no
se con ser una revolución burguesa. “Lo cual se debe únicamente a sus costes, sino también,
debería conducirnos a visiones más prudentes y mejor dicho, sobre todo, a un cambio funda-
matizadas del contraste entre el Oriente despó- mental en el contexto social: “desde 1789 hasta
tico y el Occidente libre.” (149) el hundimiento del sistema soviético las clases
dominantes europeas han convivido con unos
fantasmas que atormentaban frecuentemente
“Esta galería de espejos deformantes que le
su sueño: jacobinos, carbonarios, anarquistas,
han permitido al europeo afirmar su pretendida
bolcheviques..., revolucionarios capaces de po-
superioridad sobre el salvaje, el primitivo y el
nerse al frente de las masas para destruir el or-
oriental es la base en que se fundamenta la con-
den social vigente. Este miedo les llevó a hacer
cepción de la historia de “su” civilización y “su”
unas concesiones que hoy, cuando ya no hay
progreso con la que explica sus éxitos.” (150)
ninguna amenaza que los desvele –todo lo que
puede suceder son explosiones puntuales de
Sin olvidar que dicho eurocentrismo preten- descontento, fáciles de controlar-, no necesitan
de convertirnos a todos en cómplices “natos” de mantener.” (152)
los abusos perpetrados en el resto del mundo
por las clases dirigentes, cuando lo cierto es que
Con todo, en las últimas décadas ha sido ne-
dichos abusos se perpetraban, al mismo tiempo,
cesario recuperar o inventar nuevos enemigos
sobre la mayor parte de los propios europeos,
exteriores que ayudasen a camuflar los proble-
que también estaban siendo explotados. Resulta,
mas de clase que pudiesen producirse de fronte-
pues, que la visión eurocéntrica no sólo priva a
ras adentro. El inmigrante, la nación vecina, el
los pueblos no europeos de su historia, sino
terrorista, etc. han ayudado a ocultar el hecho de
también a la propia población europea: al impo-
que los intereses de los inmigrantes y de los tra-
nerle una “historia oficial” en la que las clases
bajadores europeos, así como los de los trabaja-
populares no son más que “salvajes interiores”.
dores de naciones enfrentadas, son comunes y
(147)
evita que pueda nacer una conciencia de solida-
ridad entre ellos. (152)
Pero “nada está sucediendo como lo preveí-
an los modelos interpretativos deducidos de “la
Para facilitar esto se han destruido los viejos
historia”.” (150) Ha cesado lo que se creía un
lazos comunitarios que muchos han tratado de
ilimitado crecimiento “autosostenido” en los
sustituir por lazos débiles y pasajeros como el
países desarrollados de “Occidente”. Por otra
nacionalismo, las sectas, las tribus urbanas, etc.,
parte, “los muchos modelos que usamos, los
que son tolerados ya que no suponen ningún
mejores, los que realmente explican algo, se
peligro para el orden social vigente.
basan en pautas deducidas de experiencias pa-
sadas, lo que los hace inútiles para anticipar lo
nuevo, mientras que aquellos que pretenden “Necesitamos salir de la galería de espejos
prever el futuro se fundamentan con frecuencia deformantes en que está atrapada nuestra cultu-
en ilusiones y expectativas poco fiables.” (151) ra.” Hay que romper con la concepción lineal,
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