Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Estudio Introductorio PDF
Estudio Introductorio PDF
El libro que hoy tienen en sus manos los lectores de lengua castellana -un
tanto tardíamente, ya que la edición en inglés es de 1991- forma parte del
renacimiento que de unos años a la fecha ha tenido el estudio de las insti-
tuciones como marco fundamental de restricciones en la toma de decisio-
nes y en el conjunto de los comportamientos sociales.
Este volumen tiene la enorme virtud de hacer un amplio recorrido por el
desarrollo más reciente del estudio institucional en una de sus vertientes:
la sociológica enfocada al análisis de las organizaciones. Concebido como
una antología que recapitula el estado de la materia en nuestros días, elli-
bro recoge desde los primeros trabajos que hacia finales de los años setenta
comenzaron a redescubrir las instituciones hasta ensayos expresamente
preparados que muestran, tanto en el terreno teórico como en el empírico,
la capacidad explicativa que las instituciones pueden tener para aproxi-
marse a la realidad.
La introducción escrita por los compiladores es, en sí misma, un exce-
lente ensayo que plantea los puntos centrales de la discusión actual sobre
el tema, ya que hace una revisión detallada de eso que hemos dado en lla-
mar nuevo institucionalismo, sus diferencias con el viejo, las diversas ver-
tientes que ha ido adquiriendo en el análisis histórico, económico, de estu-
dio de políticas, o sociológico, a la vez que resume el contenido del propio
libro y señala las principales características del enfoque que han adoptado
para armar el volumen.
En ese ensayo inicial, los autores exponen el plan de su obra y la especifi-
cidad de su enfoque, así que en este "Estudio introductorio" intentaré es-
bozar un panorama general del nuevo institucionalismo, de manera que el
trabajo de Powell y DiMaggio se entienda en el contexto intelectual en que ha
sido elaborado y en el marco de la discusión en la que quiere incidir.
La cuestión institucional ha recuperado protagonismo en el análisis polí-
tico y económico durante los últimos años y diversos autores han incorpora-
do las instituciones como parte central del examen de la realidad social; así,
se ha comenzado a hablar de la existencia de una corriente contemporánea en
las ciencias sociales, el nuevo institucionalismo. El redescubrimiento de las
instituciones ha abierto una agenda interesante de investigación en política
y economía comparadas.
Pero cualquier estudioso suspicaz se preguntaría qué tiene de nuevo este
7
8 ESTUDIO INTRODUCTORIO
Las preguntas a las que han tratado de dar respuesta pueden resumirse
en las que se hace George Tsebelis para aproximarse a una teoría del cam-
bio institucional: ¿Por qué importan las instituciones? ¿Son las institucio-
nes susceptibles de diseño o, por el contrario, son producto de la evolución
social? ¿Qué intereses promueven las instituciones: los de un grupo o los de
toda la sociedad?
Para comprender qué hay realmente de novedoso en el nuevo institucio-
nalismo es necesario encuadrarlo en el debate que le ha dado origen, el cual
ha marcado la evolución de las ciencias sociales en la segunda mitad de
este siglo. Si bien es innegable la herencia del institucionalismo clásico, es
necesario observar que las viejas formas institucionalistas consistían fun-
damentalmente en el estudio de los detalles que configuraban diferentes
estructuras administrativas, legales y políticas. Se trataba de trabajos pro-
fundamente normativos y los escasos análisis comparativos que se hadan
eran sobre todo descripciones yuxtapuestas de diversas configuraciones
ESTUDIO INTRODUCTORIO 9
t Winter afirma que hay siete pasos para llegar a lo que él llama la defensa clásica de los
supuestos de comportamiento neoclásicos:
J. El mundo económico puede ser observado, razonablemente, como en equilibrio.
2. Los actores económicos individuales enfrentan repetidamente las mismas situaciones
de elección o una secuencia de elecciones muy similares.
3. Los actores tienen preferencias estables y por ello evalúan los resultados de sus opcio-
nes individuales de acuerdo con criterios estables.
4. Ante situaciones repetidas. cualquier actor individual puede identificar y aprovechar
cualquier oportunidad para mejorar sus resultados y si se tratase de empresas de nego-
cios. deberán hacerlo o si no serán castigadas con la eliminación por la competencia.
5. Por tanto, no puede ser alcanzado ningún equilibrio si los actores individuales no
maximizan sus preferencias.
6. Debido a que el mundo está aproximadamente en equilibrio. presenta, al menos apro-
ximadamente, las mismas pautas utilizadas por la presunción de que los actores proce-
den de manera maximizadora.
7. Los detalles del proceso adaptativo son complejos y probablemente específicos para
cada actor y situación. En cambio. las regularidades asociadas al equilibrio optimiza-
dor son comparativamente simples; la prudencia indica. por tanto, que la manera de
avanzar en la comprensión de la economía radica en explorar teóricamente esas regu-
laridades y comparar los resultados con otras observaciones. .
12 ESTUDIOINTRODUCTORlO
Cuando los alejamientos del patrón son contrarrestados de manera regular por
controles construidos socialmente y activados de manera repetitiva -esto es, por de-
terminado conjunto de castigos y recompensas- podemos hablar de un patrón
institucionalizado. Puesto de otro modo, las instituciones son aquellos patrones
sociales que, cuando se reproducen crónicamente, le deben su supervivencia a un
proceso social relativamente autoactivado. Su persistencia no depende, notable-
ESTUDIO INTRODUCTORIO 1S
Al considerar los objetivos, las estrategias y las preferencias como cuestiones que de-
ben ser explicadas, los institucionalistas históricos muestran que, a menos que
algo sobre el contexto sea conocido, las asunciones globales sobre el autointerés
resultan vacías. Como hemos apuntado antes, los institucionalistas históricos no
tienen ningún problema con la idea de la elección racional de que los actores po-
líticos actúan estratégicamente para alcanzar sus fines. Pero resulta claro que no es
muy útil dejar las cosas simplemente así. Necesitamos un análisis histórico que nos
diga qué están tratando de maximizar y por qué privilegian ciertas metas por enci-
ma de otras. [Thelen y Steinmo, 1992: 9.]
modelos que la mente crea y las instituciones que los individuos crean son
esenciales en la manera en que los seres humanos estructuran su medio e
interactúan con él. La comprensión de cómo evolucionan esos modelos y
las relaciones entre ellos -afinnan Denzau y North- es el paso más impor-
tante en la investigación en ciencias sociales para remplazar la caja negra
de los presupuestos de la racionalidad usados en economía .Y en los mode-
los de elección racional. Como se ve, la convergencia con los teóricos del
institucionalismo histórico está en camino, ya que la construcción de una
teoría de la ideología, concebida como el conjunto de modelos mentales
compartidos y transmitidos por el aprendizaje, lleva a la conclusión de que
la historia importa y crea patrones de dependencia de los que no pueden li-
brarse los actores.
A pesar de la discusión planteada, los nuevos institucionalismos pueden
resultar enfoques complementarios, pues comparten un piso común de
acuerdos, que podría resumirse, como bien lo ha hecho Jorge Bravo (1996),
en: 1) un rechazo a los reduccionismos, conductista -las instituciones
como simples epifenómenos de la sociedad- y economista -las institucio-
nes como una realidad incómoda para los estrechos supuestos de la micro-
economía-; 2) la convicción de que los arreglos institucionales -como
sea que éstos se definan- cuentan en la explicación de la vida social,
económica y política, y 3) una definición inicial muy general de las institu-
ciones como las reglas del juego de una sociedad.
No quiero con esto soslayar las diferencias. Sin duda, no es menor la cues-
tión del papel que juegan las instituciones en el proceso de formación de
las preferencias ni el tema de cómo las instituciones moldean incluso los ob-
jetivos que los actores pretenden alcanzar. Sin embargo, la construcción de
una teoría de la ideología constituye un elemento importante para lograr la
convergencia de los distintos planteamientos.
Más importantes me parecen las diferencias en los proyectos teóricos de
las distintas corrientes del nuevo institucionalismo. Los partidarios de las
teorías de la elección racional trabajan con lo que Thelen y Steinmo (1992:
12) llaman "un juego de herramientas universales", que puede aplicarse
casi en cualquier escenario político. Para los institucionalistas históricos,
el tipo de sistema lógico deductivo que nutre el análisis de la elección ra-
cional tiene grandes fortalezas, pero también serias limitaciones, que lo
emparientan con otras teorías deductivas como el marxismo, con el que com-
parten, según estos críticos, un proyecto teórico similar, basado en la deduc-
ción a partir de un número limitado de presupuestos teóricos y en la apli-
cación de un conjunto de conceptos que pretenden ser universalmente
aplicables (las clases para el marxismo; la racionalidad y la maximización
de intereses para los teóricos de la elección racional). "La elección racional
comparte tanto las fortalezas como las debilidades de los intentos previos
por construir teorías deductivas para explicar los resultados políticos"
(Thelen y Steinmo, 1992: 12).
20 ESTUDIO INTRODUCTORIO
[... ] una distinción fundamental [oo.] es la que se refiere a las instituciones y a las
organizaciones. Conceptualmente, lo que debemos diferenciar con claridad son
las reglas (las instituciones) de los jugadores (organizaciones). El propósito de las
reglas es definir la forma en que el juego se desarrollará. Pero el objetivo del equi-
po, dado el conjunto de reglas, es ganar el juego a través de una combinación de
aptitudes, estrategia y coordinación mediante intervenciones limpias y, a veces,
sucias.
También nos referimos a las creencias, paradigmas, códigos. culturas y conocimientos que
rodean, apoyan, elaboran y contradicen esos papeles y rutinas. LoO] Las rutinas son indepen-
dientes de los actores individuales que las ejecutan y son capaces de sobrevivir considerable-
mente a los individuos" (March y Olsen, 1989: 22).
22 ESTUDIOINTRODUCTORlO
En primer término, merece la pena aclarar que los sujetos del cambio no
son los individuos aislados, sino actores que muchas veces tienen expresión
colectiva, se puede decir que los nuevos institucionalismos coinciden en la
idea de que las organizaciones son los espacios que dotan de una estructu-
ra a la acción humana y le permiten cumplir su papel en la división social
del trabajo. Si bien la acción social está determinada por los intereses indi-
viduales, los problemas que plantea la acción colectiva hacen necesaria la
concepción de entidades intermedias que permitan explicar satisfactoria-
mente la conducta de los individuos agregados.f Las comunidades cerradas
de origen rural son una forma de expresión social fácilmente comprensible;
pero en la medida en que éstas se disuelven, otras formas de organización so-
cial deben surgir para estructurar la acción colectiva a partir de incentivos
selectivos que promuevan la participación de los individuos. En los grupos so-
ciales grandes, las organizaciones formales son las que cumplen con el pa-
pel de ofrecer dichos incentivos. Para North, por ejemplo, las organizaciones
son los espacios que dotan de una estructura a la acción humana y le per-
miten cumplir su papel en la división social del trabajo.
Las organizaciones en sí mismas funcionan a partir de rutinas que evitan
tener que definir cada vez el comportamiento que hay que seguir frente a
los problemas. La existencia de rutinas permite reducir los problemas de
elección de estrategias y, por tanto, reducen la incertidumbre en la acción
de la organización. La capacidad de estas rutinas para predecir eficazmente
las situaciones que el medio ambiente le presentará a la organización aca-
ba por darles un carácter institucional. En este sentido, son organizaciones
las empresas que pretenden alcanzar la maximización a partir de alguna
ventaja comparativa en el mercado, los partidos políticos que actúan en
determinado régimen, el Congreso, las universidades, los aparatos buro-
cráticos, etcétera.
Las organizaciones están dirigidas por empresarios -obviamente el tér-
mino lo usan los partidarios de la elección racional-, que son los diseña-
dores de la estrategia adaptativa adoptada por la organización en cada
momento, ya sea ésta económica, política o social. En el caso de la política,
la idea de empresario representa un núcleo organizativo, normalmente pro-
8 Aquí cabe señalar que uno de los principales problemas que pone de relieve la teoria de la
acción racional es que no siempre la existencia de intereses comunes lleva a la movilización (y
mucho menos completa) de la colectividad que comparte dichos intereses a fin de lograr su
satisfacción. Ésta es la conocida paradoja del polizón (free rider). En grupos extensos, la con-
ducta individual más racional ante un conflicto entre los intereses del grupo y otros ajenos
puede ser la de no participar, esperando que la participación de otros miembros obtenga los re-
sultados esperados (cuyos beneficios afectan a todos los miembros del grupo) y permitiendo
que sólo los participantes en el conflicto carguen con los riesgos y costos de la movilización.
Cuando la colectividad es una clase social, es evidente que sus dimensiones considerables hacen
posible la aparición de una mayoría de free riders frente a una minoría movilizada. Esto no
tiene por qué suceder si el conflicto de clase se plantea en una comunidad de dimensiones re-
ducidas, en la que las relaciones personales (el intercambio recíproco) desempeña un.impor-
tante papel en la consecución de los intereses individuales. Véase Olson (1965).
ESTUDIO INTRODUCTORIO 23
11 Cabe aquí subrayar una cuestión que me parece relevante: entre los actores que desarro-
llan la acción intencional deben distinguirse, al menos, dos tipos bien diferenciados: los agentes
sociales (movimientos o grupos de interés) y los actores políticos capaces de procesar las de-
mandas de aquéllos dentro del sistema político. "El marxismo clásico reduce la política al con-
flicto de clases, considera excepcional la autonomía del Estado y ve en todo actor político un
actor de clase. Dicho de otra forma, niega la existencia del sistema político como regulador de
los conflictos sociales, al reducirlo unívocamente a la estructura de clase." (Paramio, 1992: 37.)
12 El cambio institucional en la historia se puede explicar, en los términos de North, por la
modificación de los precios relativos -<¡ue al transformar la estructura productiva crea nue-
vos grupos de interés o modifica el poder de negociación de los previamente existentes- y los
cambios en los gustos y las preferencias de los sujetos -el mundo de eso que llamamos ideolo-
gía- debido a un nuevo conocimiento del entorno (el descubrimiento de una nueva tecnología
que obliga a modificar las rutinas para aprovechar el nuevo conocimiento), o por una transo
formación en el marco de la relación de las organizaciones que se desempeñan en determina-
do entorno (las modificaciones que impone el aumento de la población o la creciente urbani-
zación, por ejemplo). Estos cambios implican modificaciones en los costos de transacción que
deben ser subsanadas a través de transformaciones en el entramado institucional.
13 Tsebelis considera instituciones sólo a las reglas formales, a las que considera las únicas
susceptibles de ser modificadas a partir de opciones racionales.
26 ESTUDIO INTRODUCTORIO
Así, los cambios institucionales pueden tardar mucho tiempo en ocurrir y esto
frecuentemente crea la impresión falsa de estabilidad o evolución lenta de las
instituciones. De cualquier manera, la razón de la lentitud en el cambio institu-
cional es la incertidumbre que rodea a las instituciones políticas, lo que las hace
similares a las inversiones a largo plazo. Una vez que los actores políticos ven
que un resultado es desventajoso para ellos, no necesariamente tratarán de modi-
ficar las instituciones políticas existentes. Por el contrario, continuarán trabajan-
do dentro del mismo marco institucional, con la expectativa de que en la siguiente
ocasión las condiciones externas trabajarán a su favor. Sólo después de una serie
de fracasos, una institución comenzará a ser cuestionada. Sin embargo, incluso
entonces, tomará tiempo construir las coaliciones políticas en torno a nuevas
soluciones institucionales. [Tsebelis, 1990: 103.]
BIBLIOGRAFÍA
?h4()3
ESTUDIO INTRODUCTORIO 29