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Película Her: Joaquín Phoenix y la fragilidad de los vínculos humanos

El nombre de Joaquín Phoenix se ha repetido en los medios de crítica especializada y de cultura. Su


representación como del guasón en la película The Joker, estrenada hace unos días, podría igualar y
llegar a ser tan memorable como la realizada por el difunto Heath Ledger en Batman: The Dark
Night. Esto por la calidad de actor que es Joaquín Phoenix, que también ha sido recordado por su
magnífica interpretación en Gladiador (2000) y representando la vida del cantante Jhonny Cash en
Walk The Line (2005). Además de esto, ha interpretado diversos roles menores y secundarios en una
larga lista de películas y también fue la voz relatora del documental Earthlings (2005), donde
denuncia la industria cárnica.

Pero poco se ha hablado de su trabajo como protagonista en Her, film del año 2013 dirigida por
Spike Jonze. Esto porque, tras tres meses de estar en los cines, la producción apenas logró recaudar
el doble de su presupuesto: 47,3 millones de dólares. En cambio, sólo en Estados Unidos, The Joker
ha recaudado 105 millones de dólares en menos de una semana, según el sitio especializado Box
Office Mojo. Una experiencia similar había vivido Spike Jonze, que en 2009 realizó Donde viven
los monstruos, película que increíblemente recaudó lo mismo que costó su producción: 100
millones de dólares.

¿Por qué debemos rescatar este hito cinematográfico en la carrera de Joaquín Phoenix? Porque la
película, a pesar de no convertirse en un éxito de taquilla, logró ser nominada a ganadora de varios
premios. En el sitio Rotten Tomatoes, recibió una muy buena calificación por parte de la crítica
especializada y también fue aprobada la audiencia. Fue premiada en la categoría de mejor guion
original por más de 14 diferentes asociaciones de crítica especializada, incluyendo la Academy
Awards. Además de recibir premios al Mejor Director, Actor Secundario, y Música.

El éxito de la película Her, está en el retratar la crisis de nuestros tiempos: la fragilidad de los
vínculos humanos. Zygmunt Bauman, el intelectual judío que vivió en el agitado siglo XX; antes de
morir, logró analizar y conceptualizar nuestra sociedad moderna. Él escribió acerca de la
modernidad líquida, fenómeno de nuestros tiempos, donde lo absoluto y sólido de las cosas y de la
geografía desaparecía y permanecía de forma inestable. Esto afectaba también a las relaciones
humanas, las que se diluían ya que el ser humano moderno busca los beneficios del otro, huyendo
cuando el otro acarrea momentos incomodos. Esto lo definió como amor líquido, relaciones
inconstantes y frágiles. Esto es lo que también retrata Spike Jonze en su película.

La industria de la tecnología y del entretenimiento han aprovechado esta crisis, llenando el vacío
que dejaron las relaciones humanas. Si alguien se siente acongojado y deprimido, puede acudir a un
doctor, o a un libro de autoayuda. Si te sientes solo o aburrido, puedes ver una película, escuchar
música, o leer un buen libro, para sentirte comprendido. Si deseas satisfacerte sexualmente, puedes
acudir a la pornografía al alcance de un click. Incluso, ya se han desarrollado productos para
reemplazar el afecto amoroso de otra persona. En Japón están las rabu duru, o Love Dolls, que en
contraste de las Sex Dolls, tienen un diseño humano bastante realista, para poder salir con ella,
pasear y tener una relación amorosa con ella.

La crisis que provoca esta enorme industria de la satisfacción personal, es que me ofrecen lo
positivo que ofrecen las relaciones humanas, negando “lo negativo” o molesto que conlleva el
relacionarse con alguien. No tenemos que acomodarnos a la forma que prefiere el otro, no tenemos
que hacer lo que el otro desea y que a mí no me agrada. Incluso, las redes sociales me permiten
contactarme y relacionarme con los otros en medida de lo que yo deseo. Puedo bloquear y
desaparecer a los que no me agradan, o que no piensan como yo, e incluso puede poner en pausa a
mis amigos, dejar de hablar con ellos y hablar con ellos cuando a mí me venga en gana.

La satisfacción de estar solo es una ilusión creada por la industria del entretenimiento, de la mano
con las nuevas tecnologías. Esto es lo que sucede en Her, incluso, la película va un paso más allá.
Theodore – interpretado por Joaquín Phoenix -, comienza un vínculo amoroso con un sistema
operativo inteligente llamado Samantha - interpretada por Scarlet Johansson -, luego de haber
fracasado en otra relación con una mujer de carne y hueso. Esto podría entenderse como un escape
de la realidad por parte del protagonista. Pero la relación entre Theodor y Samantha tampoco es
sencilla, también tienen sus problemas de comunicación y malos entendidos. Este es el otro paso del
reemplazo de lo real por parte de lo virutal.

En la legendaria triología de los hermanos Wachowskis, las máquinas habían conquistado el mundo
y habían elaborado una Matrix para mantener a los humanos encerrados y haciéndoles creer que
vivían libres. Una de las tesis de la Matrix, era que debía ser imperfecta, ya que los humanos no
lograban aceptar una realidad idílica, rápidamente sospechaban la falsedad de la utopía. Algo
similar se plantea en este film. A pesar de toda la comodidad y la tecnología, el ser humano no
puede aceptar una relación perfecta, naturalmente sospecharan y buscarán una relación auténtica,
con los problemas cotidianos que conlleva el relacionarse con otros seres humanos. Este sería el
siguiente paso a la perfección por parte de la tecnología: volverse imperfecta.

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