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El presidente que proviene de la disidencia del Colegio de Profesores asumirá este lunes

Mario Aguilar: “El sistema educacional chileno está formando una generación de niños enfermos”

El dirigente que lideró las explosivas movilizaciones que protagonizaron los profesores el año 2014, con el fin de
tener mejores condiciones laborales, asegura que durante su periodo a la cabeza del gremio se ampliarán las
demandas, con el fin de realizar cambios profundos a un sistema educacional tecnocrático, que tiene el objetivo
de “adiestrar” a los estudiantes para que rindan en una serie de pruebas estandarizadas.

Este año 2017 trae consigo una nueva etapa al interior del Colegio de Profesores. Tras varios periodos conducido por el
dirigente del Partido Comunista Jaime Gajardo, una nueva fuerza llega a la presidencia de uno de los gremios más
fuertes del país. Mario Aguilar, dirigente de la denominada “disidencia” –que estalló en las movilizaciones de 2014 por la
modificación a la Carrera Docente y se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para los dirigentes comunistas y el
Gobierno de la Nueva Mayoría– asumirá este lunes 9 de enero la presidencia de la entidad.
Aguilar llega anunciando cambios profundos al estatuto del Colegio de Profesores, con el fin de “generar una
organización mucho más democrática”, cambios centrados en “la consulta a las bases para las decisiones, que sean
obligatorias y vinculantes. De manera que la dirigencia no tenga un cheque en blanco, como se entendía hasta ahora”,
señala.
El dirigente detalla que mantendrán la postura crítica y totalmente autónoma ante las propuestas de cambios a nivel
educacional que han sido presentadas por el Gobierno, teniendo como principal aliado al “movimiento social”. También,
como Colegio de Profesores, se incorporarán oficialmente a la Coordinadora No+AFP y afianzarán los lazos con los
estudiantes, rectores, el mundo académico, apoderados, “pero no con la clase política”.
Además de todos los cambios anunciados, Aguilar afirma que como gremio profundizarán “en el debate pedagógico, en
lo que pasa en el aula, el currículum y toda la mercantilización que le ha hecho tanto daño a la educación pública”.
-Respecto al sistema educacional chileno, ¿cuál es la postura que usted tiene de la educación escolar, que está
dividida en tres bloques: pública, privada y particular subvencionada?
-Somos muy críticos de este sistema único en el mundo, donde el Estado financia al sistema privado, lo que nos parece
una tremenda distorsión. Es un sistema proveniente de la Ley General de Educación, creada en el primer Gobierno de
Michelle Bachelet, la que establece que el Estado tiene la misma obligación con la escuela pública y la privada. Pero en
todos los países donde hay buena educación se parte del principio de que el Estado debe financiar a la educación
pública, la que por su condición y naturaleza debe ser siempre favorecida.
-Teniendo en cuenta que la mayoría de los cambios a nivel educativo se han dado bajo los gobiernos de la
Concertación y la actual Nueva Mayoría, ¿cuál es el legado que deja este bloque para la educación chilena?
-El legado es frustración respecto a un compromiso de cambios profundos que no se han concretado. En ninguno de los
proyectos de ley se ha cumplido la promesa de cambiar la educación de mercado por un nuevo paradigma, ni en el
proyecto de Inclusión, ni en el de Carrera Docente, de Reforma a la Educación Superior, menos en el de
desmunicipalización. Por lo tanto, son promesas incumplidas, una reforma superficial, casi un maquillaje al sistema, pero
la esencia del modelo de mercado sigue siendo la centralidad en el modelo educacional chileno.
-¿Se asumen las críticas a la supuesta “mala educación” que brindarían los colegios municipales, teniendo
presentes sus resultados en pruebas estandarizadas como el Simce o los bajos puntajes obtenidos por los
estudiantes en la PSU?
-La verdad, sorprende la poca calidad de los análisis que se han hecho estos días, a propósito de la PSU, porque no hay
ningún filtro. Se hace un ranking sin aislar variables y el principal factor que explica la diferencia entre colegios
particulares y municipales en términos de rendimiento de las pruebas estandarizadas es el factor socioeconómico.
Entonces, cuando se hace un ranking y se comparan sin determinar la variable “nivel socioeconómico”, ese análisis no
tiene ninguna validez. Cuando se comparan los resultados por quintil socioeconómico, se toma un colegio particular que
tiene niños de un determinado nivel socioeconómico, con uno público del mismo nivel socioeconómico, los resultados del
particular no son mejores, son iguales, muy similares.
Para Aguilar, el punto más complicado es el de la viluntad política. “En la educación hay muchos intereses en juego y
varios miembros de la política están ligados a esos intereses de negocios empresariales, a veces incluso ideológicos.
Pero nosotros tenemos que crear y así tener las condiciones políticas para hacer los cambios”.

Dicho esto, sin duda alguna la educación chilena tiene muchas deficiencias y su principal deficiencia es que no corrige
las brutales desigualdades que tiene nuestra sociedad. La educación debiera ser un factor de movilidad social y en Chile
la educación es un profundizador de las desigualdades y de la segregación, esa es la gran falencia del sistema
educacional chileno.
-Durante la campaña de las elecciones del Colegio de Profesores, y durante las movilizaciones de 2014, ustedes
apuntaron en la situación en el aula. ¿Qué análisis hacen de la situación que se reproduce día a día en las salas
de clases?
-Este es un análisis crucial que nosotros queremos poner sobre la mesa con el Mineduc y otros agentes. En Chile, se
estudia muchas horas en función de adiestrar para las pruebas estandarizadas, lo que ha sido criticado bastante en
estudios internacionales. Cuando usted tiene un sistema altamente estandarizado, finalmente el sistema termina
trabajando para las pruebas, no para educar en el sentido integral y amplio del término. Además, nuestro sistema tiene
una sobrecarga de horas absolutamente exagerado. Los estudiantes chilenos estudian en promedio 1.300 horas al año,
esto es absolutamente exagerado, en Finlandia el promedio anual es de 800 horas.
Por lo tanto, nosotros creemos que hay que poner en el análisis la pertinencia de la jornada escolar completa, que para
nosotros no ha tenido un buen resultado. Estamos exactamente a 20 años desde que se comenzó a implementar la JEC
y creemos que a estas alturas hay antecedentes más que suficientes para hacer una evaluación, y nosotros creemos que
los resultados no han sido  satisfactorios. Se terminó utilizando la extensión horaria de colegios para generar más
adiestramiento para las pruebas estandarizadas y no para talleres o actividades complementarias, que supuestamente
iba a ser el sentido.
-En los últimos años también ha estado bajo la lupa la revisión de los contenidos, las mallas curriculares, hasta
se ha llegado a reducir horas para las materias más humanistas, como Historia, o se ha querido eliminar la
filosofía de los contenidos obligatorios. ¿La tecnocratización de la educación superior se está expandiendo
hacia la educación escolar? 
-Probablemente Chile sea uno de los países más estandarizados del mundo. La mayoría de los países viene de vuelta de
eso y debemos revisarlo. Nosotros no tenemos un currículum integral, es sesgado, en función únicamente de los
rendimientos de las pruebas. Los niños han perdido el derecho a una educación completa, cada vez juegan, cantan y
pintan menos, hacen menos deportes y teatro, porque finalmente todo termina concentrándose en tres o cuatro áreas del
currículum, y esto les impide a los niños desarrollar sus capacidades.
Todo esto es finalmente adiestrar, y nosotros queremos recuperar la función de la escuela y de un sistema educacional 
que forma buenas personas, en un sentido amplio del término, críticas, pensantes, sensibles, emocionalmente
equilibradas, eso el sistema educacional chileno no lo hace, estamos muy lejos de eso. Es más, estamos formando una
generación de niños enfermos.
-Con este objetivo de hacer un cambio en el sistema educativo en un sentido más holístico, ¿qué cambios,
respecto al rol que cumplen los profesores en el sistema educativo, y en sus condiciones laborales, van a
impulsar como prioridades?
-En la educación estandarizada, el profesorado termina siendo un aplicador de determinados diseños que se realizan por
una tecnocracia imperante, por lo tanto, se le resta autonomía al profesor y eso es un error, porque finalmente quien
conoce mejor a sus estudiantes, quien conoce sus particularidades es el profesor. De hecho, todas certificaciones
buscan que el profesor no salga de un riel que está definido desde arriba. Esto tiene a la educación chilena en una
profunda crisis, porque finalmente lo que ocurre en el aula es que nadie es feliz, en los profesores, ni los estudiantes, ni
el sistema propicia el gusto por el aprendizaje, todo es forzado, a presión.
Hoy en día nadie lo pasa bien en la sala de clases. es bien duro y crudo lo que estoy diciendo, pero es la realidad.
-¿Existe voluntad a nivel social y político para cambiar esta situación que describe? 
-Como profesores tenemos que generar esta voluntad, muchos padres quieren obviamente lo mejor para que sus hijos
sean felices, pero, a su vez, se ven presionados por esta publicidad de la estandarización que bombardea la televisión.
Influenciados por los rankings que publican, es natural que toda familia quiera que sus hijos accedan a la educación
superior, por lo tanto, sí le preocupan los puntajes PSU y todo aquello, pero todo a partir de falta de información y falta de
debate. Estoy seguro que poniendo este tema en discusión y aportando los antecedentes de lo que debiera ser una
verdadera educación, lo que no ha sido difundido por los círculos de poder y por los medios de comunicación en las
últimas décadas, la visión de los padres y apoderados va a cambiar.
Para Aguilar, el punto más complicado es el de la voluntad política. “En la educación hay muchos intereses en juego y
varios miembros de la política están ligados a esos intereses de negocios empresariales, a veces incluso ideológicos.
Pero nosotros tenemos que crear y así tener las condiciones políticas para hacer los cambios”.
Tras asumir este lunes 9 de enero, el bloque denominado “la disidencia” comenzará una campaña especial para
colegiarse, con el fin de “fortalecer el gremio –que cuenta con 52 mil profesores aproximadamente– para estar en
mejores condiciones para todas las luchas que hemos nombrado”.
Sistema educacional hace aguas en todas partes: profesora española dice que las salas de clases "crea
máquinas sin cultura"

Lola Moreno Lozano es una profesora española de Lengua castellana y de Literatura Universal que tiene una visión
crítica del sistema educacional de su país.
En una columna de opinión publicada en Huffington.es, reflexiona: "Nuestras aulas están pobladas por chicos inteligentes
y críticos; a algunos incluso les importa aprender. ¿Qué respuestas vamos a darles? Salgamos del círculo vicioso de los
horarios, las asignaturas y las notas. Preguntémosles qué quieren saber".
La publicación (completa)
Leo en un artículo de El País Semanal del 24 de diciembre que una pareja de editores, tras la pérdida dramática de su
hijo de 18 años (frustrado por el sistema educativo francés), emprendieron un proyecto novedoso creando su propia
escuela. El origen de la idea es triste, pero el resultado brilla por sí mismo y me produce cierta envidia. Transcribo: "Los
cursos no se organizan en horas, sino en periodos. No hay notas. Los alumnos se pueden levantar a la pizarra sin
cortapisas para explicar sus razonamientos (...) Los profesores se presentan como investigadores, potencian las ciencias
del desarrollo y transmiten conocimientos dando a elegir al alumno lo que quiere saber, conscientes de que un enseñante
es un descubridor de mundos."
Esta última frase me encanta, me parece mágica pero complicada de hacer realidad, al menos, en un país como el
nuestro. Llevamos años hablando de la necesidad de cambio, de la urgencia de renovación, incluso algunos centros se
han estado sometiendo a cursos de formación. Pero precisamos una fuerza mayor. No podemos seguir atados a
resultados de pruebas parciales, inexactas y externas. Nuestros jóvenes cada vez se ven más desenganchados de un
sistema que hace aguas por todas partes. Empapados de estímulos externos a los libros y a las pizarras, pocos son los
que dedican horas (de forma voluntaria) a investigar o a querer aprender. Todo lo hacen pensando en alcanzar la nota de
corte. No han adquirido el placer de conocer por conocer. Algunos tienen inquietudes, pero las actividades extra
escolares y la carga de deberes o de estudio les merman las ganas de lanzarse a descubrir lo que realmente les
interesa.
En clase, a veces, hablamos de ello. Si el panorama fuera ya poco halagüeño, encima este curso se ha sumado la
desquiciante situación de las reválidas. Hemos acabado el año y seguimos sin saber, a ciencia cierta, cómo será la
nueva prueba de acceso a la Universidad. Siguen jugando con nuestros alumnos, como si fueran los últimos en esta
cadena de despropósitos, como si no pintaran nada. Ellos lo saben. Se quejan, pero se ven atados a un sistema caduco
que poca posibilidad de cambio ofrece.
María Santaelulaia y Alejandro Requena son dos alumnos que están pagando la novatada de las reválidas en 2º de
Bachiller. Lo expresan así:
"Bajo mi punto de vista, el sistema educativo actual crea máquinas sin cultura. Estamos acostumbrados a aprender de
memoria todo para el momento del examen, sólo importa la nota, no lo que aprendemos. Además, no se favorece la
creatividad. Hemos llegado a un punto en el que todo lo artístico o creativo parece que no sirve para nada. Si no está
escrito en un libro de texto no tiene futuro. Tienes que estudiar lo que sea rentable, siempre y cuando llegues al numerito
que te piden. Si no, no eres inteligente, no tienes ningún futuro. Quizá algún día la capacidad crítica y la cultura general
lleguen a nuestras aulas".
"Juro que cuando leo todos los artículos de prensa que hablan acerca de los modelos educativos cumbre y la
demostración de estos, la envidia que recorre mis venas no es normal. Siempre que leo acerca de horarios flexibles y/o
reducidos para evitar la fatiga del estudiante, del enfoque mucho más práctico a asignaturas que, a día de hoy, se limitan
a ser explicadas y subrayadas en el libro de texto, o del desarrollo de unas facetas creativas y críticas que aquí casi
brillan por su ausencia, no puedo evitar ir a comprarme un billete de última hora para mudarme al sutil mundo de la
imaginación y construirme, ladrillo por ladrillo, un pequeño fuerte donde vivir hasta que un terremoto de realidad me hace
volver a casa. Y, la verdad, cuando se está destinado a recibir una educación tan mediocre sin poder hacer nada al
respecto, estas escapaditas no vienen nada mal. De hecho, gracias a esto puedo presumir de tener múltiples
nacionalidades. No sólo soy español, sino también singapurense, finlandés e, incluso, japonés".
Nuestras aulas están pobladas por chicos inteligentes y críticos; a algunos incluso les importa aprender. ¿Qué
respuestas vamos a darles? ¿Qué futuro les ofreceremos? No cuentan sólo los que están a punto de acabar el
angustioso camino hacia la Universidad, muchos más vienen detrás. Salgamos del círculo vicioso de los horarios, las
asignaturas y las notas. Preguntémosles qué quieren saber.
Como la cinta negra que se estiraba sin posibilidad de retorno en la canción de Pink Floyd, deberíamos dar la
oportunidad a estos jóvenes de que experimentaran la sensación del vuelo fantástico, la atracción fatal que supone el
conocimiento y dejaran así de estar atados al suelo para aprender a volar.
El escritor nacional afirma que hay pocos países “tan clasistas como éste”
César Farah: “Chile es un país donde te preguntan dónde estudiaste y a qué te dedicas para saber de qué clase
social eres”

Para el dramaturgo, profesor universitario y músico, el hecho que los colegios con mejores puntajes en la PSU
cobren entre 200 y 600 mil pesos al mes no se traduce en una mejor educación, porque “los contenidos son más
o menos los mismos”. La diferencia –señala– es que esos estudiantes tienen un horizonte de vida distinto: “Se
relacionan con otro tipo de personas, ven otro tipo de televisión, escuchan otra música, viajan a otros lugares,
es decir, viven de una manera diferente”. Lo contrario –argumenta– es la realidad del alumno de colegio
municipal, que aunque reciba el mismo contenido, “tiene que llegar a su casa a cuidar a sus hermanos o salir a
trabajar como empaquetador”.

Tras conocerse los resultados de la PSU, uno de los temas más comentados fue lo caro que es estudiar en los colegios
que lideran el ranking de puntajes. Sin embargo, según el dramaturgo y profesor universitario, César Farah, el tema no
es que la educación sea diferente, “sino que la reciben un modo distinto”.
“Yo hice clases en colegios municipales, muy humildes, y esta era la realidad: más de cuarenta y cinco estudiantes por
curso; una niña que tenía que ir con su hija recién nacida, que era de su padrastro; otra niña que estaba embarazada del
pololo que era diez años mayor; y la mitad del curso, después de clases, tenían que trabajar o cuidar a sus hermanos
chicos”, recuerda.
-¿Marca un precedente que el Instituto Nacional haya quedado fuera, por primera vez, de los 100 mejores
colegios en puntaje PSU?
-Claro, eso te demuestra que la fragmentación, el debilitamiento y la destrucción de la educación pública cada vez está
yendo más al fondo, está haciéndose cada vez más fuerte y más poderosa. Pero hay otra lectura. Uno podría pensar que
el Instituto Nacional no está haciendo lo que hacen los otros colegios, que es educar para las pruebas, y tal vez eso sea
mejor. Hay un montón de colegios que lo que hacen es, solamente,  educar para las evaluaciones y hacer clases para
que los estudiantes respondan como máquinas y estén estén bien rankeados y tengan más clientes. Así que, y te insisto,
quizás esto significa que el Instituto Nacional está educando de verdad, haciendo un esfuerzo por entregar una
educación más plena, más profunda y  holística.
-¿Sigue sosteniendo la tesis de que la educación, en cuanto a su contenido, no varía mucho entre colegios
privados y municipales?
-Sí, porque la evidencia sugiere que es casi la misma: los contenidos son prácticamente iguales y los libros que se
utilizan difieren en virtualmente nada. Aquí, el problema más profundo e importante es la segregación, que no es
exclusiva de la educación: es una segregación que vivimos en términos sociales generales, que lo único que hace es
replicar la desigualdad en nuestro país. Nosotros somos uno de los diez países más desiguales en distribución de
ingresos; ese dato no se puede pasar de largo. Yo no soy especialista, solo me informo y tengo intereses sociales. Hoy
leía que los colegios que tienen mayor puntaje cobran 300 o 600 mil pesos. Ese es un dato a considerar.
-¿Cuál es su análisis?
-A ver, aquí no es solamente el efecto par, el con quién me relaciono, no lo cierro a eso. Los estudiantes de esos
colegios privados reciben la educación de un modo diferente, ese es mi punto central. La educación en sí, los contenidos,
no son tan diferentes, pero sí la reciben de un modo distinto. En cualquier sistema –y como sabe cualquier lingüista o
alguien que estudia semiología– los contenidos no son lo único que importa en un proceso comunicativo: no importa
tanto lo que se dice sino cómo se dice, no tanto lo que se expone, sino cómo se expone. Esto dice relación con las
capacidades que tiene, por una parte, aquellos que están entregando una información determinada o un mensaje, y las
capacidades que puedan tener aquellos que lo reciben, y me refiero a capacidades dadas por un contexto social. Un
profesor que gana un importante sueldo, que tiene cursos con pocos estudiantes, que tiene contrato, que tiene una
carrera asegurada y que se siente motivado por todas estas cosas, efectivamente, se va a sentir en mejores condiciones,
con más energía y tiempo.
-¿Cómo influye el contexto social de los estudiantes de colegios privados?
-Ese fenómeno es que tienen otra condición de vida: se relacionan con otras personas, ven otro tipo de televisión,
escuchan otra música, en fin, viajan a lugares distintos y, para empezar, son personas que tienen la vida solucionada en
cuanto a lo que tienen que hacer al llegar a sus casas.
-¿Y en el caso de los estudiantes de colegios de escasos recursos?
-Yo hice clases en colegios municipales, bien humildes. Yo tenía esta realidad en el aula: más de cuarenta y cinco
estudiantes por curso; una niña que tenía que ir con su hija recién nacida, que era de su padrastro; otra niña que estaba
embarazada del pololo que era diez años mayor; y la mitad del curso, después de clases, tenían que trabajar o cuidar a
sus hermanos chicos. “Me tuve que ir a trabajar de empaquetador”, esa era una frase típica que te daban como excusa
para no haber estudiado para una prueba.
-¿Cree que esto no se toma tan en cuenta?
-A ver, yo sé que esto le puede parecer tonto a algunos, cuando hablo de los lugares, de la música, la tele, en fin, de
cómo se relacionan con la sociedad, el dinero que tienen para gastar, y el horizonte de vida que tienen respecto del
carrete, del estudio, y de las relaciones sociales. Éstas últimas son absolutamente endogámicas y estamentarias. Este
país tiene dos falencias importantísimas. Una de ellas, por supuesto, es que somos clasistas (pocos países son tan
clasistas como éste). Aquí te preguntan dónde estudiante y a qué te dedicas para saber de qué clase social eres. Qué
apellido tienes. Dónde viviste. Para saber eso. Esto es así, y el que no quiera verlo, como lo ha hecho una gran parte de
la clase política, de la derecha… Mi mamá tenía este proverbio que decía “la riqueza llama riqueza, y la pobreza llama
pobreza”, y es real.
-¿Se ha avanzado en educación con este gobierno?
-Hay que ser injusto para decir que no se ha avanzado en nada. Esta administración realmente intentó poner temas que
son coyunturales a la sociedad, que tenían que ver con reformas de distinto tipo, y yo creo que sucedieron dos cosas. La
primera es que lo hizo de manera incompetente. Y por otro lado, la derecha económica le ha hecho una guerra que me
hace mucho sentido y mucha relación, porque este gobierno intentó instalar mal, pero lo intentó, ciertos problemas que
eran fundamentales. Está claro que no hay voluntad de los poderes económicos de generar esos cambios, nunca la ha
habido, porque los grandes poderes económicos son absolutamente conservadores y bastante de línea de la derecha
más ultra, así que no van a soltar un peso en virtud del pueblo ni del país.
-¿Qué simboliza la PSU?
-La carga simbólica es evidentemente la de un sistema social no educativo, la de un sistema social rancio, equivocado y
absolutamente injusto y desigual, en el cual Chile no puede seguir. Si queremos ser un país que de alguna manera haga
que sus ciudadanos se sientan contentos de vivir en él y que sus ciudadanos se sientan más plenos, bueno, significa que
tienen que cambiar, porque una sociedad que no es capaz de hacer que sus ciudadanos tengan la posibilidad de
desarrollarse plenamente en su vida, es una sociedad que está condenada al fracaso. Esto no lo dijo Lenin ni Marx, lo
dijo Freud.
Claudio Naranjo en el Congreso Futuro: "La educación es una estafa, le roba la vida a los jóvenes, una cárcel"
En un futuro, que no viene sino que ya empezó y en el que las máquinas aprenden habilidades humanas sin errores, que
incluso les permiten componer música o hacer arte, la educación se transforma en un elemento central, sobre todo en la
pregunta sobre qué educar, en un contexto en donde la revolución tecnológica amenaza con provocar consecuencias
mayores a las de la revolución industrial. Para el siquiatra chileno el problema está en la educación propiamente tal,
como método de aprendizaje, que califica de perverso. Para el líder mundial de Harvard, Charles Fadell, el punto está en
que la educación debe ser pertinente a nuestros tiempos.
En su segunda jornada, el Congreso Futuro sigue cosechando éxitos en la calidad de las exposiciones. Esta mañana, el
panel de Educación para el Siglo XXI, compuesto por el líder mundial en educación de la Universidad de Harvard,
Charles Fadel, y el psiquiatra chileno y uno de los referentes máximos de la psicología transpersonal, Claudio Naranjo,
recibió un aplauso cerrado por la "pertinencia" de los temas y la franqueza de los expositores para calificar el estado de la
educación moderna.
Implicado en la investigación acerca de los efectos de la deshumanización de la educación tradicional, el
psiquiatra chileno que ha creado una escuela del conocimiento en diversas partes del mundo, fue el segundo en explicar
su posición en el panel, advirtiendo que su forma de pensar la educación es muy distinta a lo que se entiende por ella en
forma convencional.
"La educación (actual) es una estafa, se basa en la equivocación, les roba la vida a los jóvenes, es una cárcel", partió
diciendo el intelectual, sin tener la mínima intención de maquillar su opinión y provocando una ovación en el público.
Según el desarrollo de sus ideas, la perversidad de la educación actual radica en que el concepto de educación, esa que
debiera acompañar el aprendizaje, es entendida de una manera muy distinta en las escuelas formales, en donde lo que
se hace no es enseñarles a los jóvenes a aprender sino que se dedican a "meterles cosas" en la cabeza a los niños, que
terminan "por secuestrar" su intelecto.
"La educación no nos enseña a ser libres. Actualmente se enseña a ser como los computadores, pero sin estar a la
altura. Nos convierte en fantasmas intelectuales, porque no se enseña qué es la vida, por eso parto diciendo que la
educación es perversa. No somos lo que podríamos ser. En un momento nos proclamamos como homo sapiens, pero
nos terminamos convirtiendo en homo demens", señaló, al tiempo que explicó que vivimos en una sociedad que no sabe
que está enferma.
Para el científico, cuyo tiempo lo dedica a las relaciones humanas, la forma en que se comprende la educación en la
sociedad moderna no es más que el socio invisible de un complejo financiero militar industrial que utiliza a la educación
para sus fines.
En un prólogo que él mismo reconoció ser más extenso de lo esperado, Naranjo confesó que su intención con su
asistencia en el panel es que algunas autoridades hagan eco de una verdadera reforma educacional para educar para
ser personas, desde las emociones y que Chile tiene la oportunidad de cambiar la dirección de las cosas.
Hombre versus máquinas
Desde otro ángulo del mismo análisis, el profesor de la Universidad de Harvard y líder mundial en educación, Charles
Fadel, puso el acento de su intervención en una pregunta clave: ¿para qué se educa, para qué se enseña?
En una especie de proyección hacia el futuro, el especialista planteó que en el futuro próximo el 65 por ciento de todos
los niños en el mundo que se van a graduar van a tener trabajos con tecnologías que aún no se conocen y con
problemáticas que aún no se han transformado en problemas. "En ese escenario es que es urgente cambiar y definir
para qué estamos educando, porque el mundo y la ciencia avanzan muy rápido y la educación formal no", sostuvo en el
inicio de su exposición.
El fundador del Centro Curricular de la U. de Harvard precisó que los cambios son tan urgentes, porque el mundo en los
próximos 10 años va a tener cambios radicales mucho más profundos que en los últimos 50 años.
Para ejemplificar aquello, el experto en educación citó que la revolución científica y tecnológica va provocar en la
humanidad consecuencias más profundas que las causadas en la revolución industrial. La inteligencia artificial, por
ejemplo -sostiene Farrel- va a ser tan común que por mil dólares vamos a tener la posibilidad de comprar una máquina
con un poder de procesamiento de información incalculablemente más grande que el del cerebro humano.
Pero no solo eso va ser parte de la vida cotidiana, lo hará también la utilización de la máquinas en habilidades humanas,
habilidades que antes se consideraban como un cualidad intrínsecamente humana, como hacer música o arte. Para
llamar la atención sobre lo mismo, hizo escuchar a la audiencia dos piezas musicales que sonaban exactamente iguales
a las composiciones de Bach o Beethoven, pero que en realidad habían sido creadas mediante algoritmos matemáticos.
Esta situación, en donde las competencias de las máquinas serán superiores a las humanas y donde será masiva la
comunicación entre los objetos, conocida como internet de las cosas, el especialista se concentró en transmitir que es
una obligación para los educadores, para lo especialistas a educación, volver a preguntarse cómo debe ser la educación.
En ese sentido, el especialista fue tajante en remarcar un concepto: Pertinencia. "La educación debe ser pertinente a
nuestra época, y a nuestras desafíos futuros. Esa es la gran clave de la educación".
La pertinencia educativa, según él, nos llevará a educar en virtud de las cualidades humanas, en un momento en que la
biotecnología, por ejemplo, ha logrado crear vida. "Sí, han creados bacterias, con pedazos inertes de otras bacterias. Ese
es el futuro al que debemos hacer frente".

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