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Gobierno de Juan Velasco Alvarado

El Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968-1980) fue una


época de ordenación militar en la historia del Perú donde el país fue orientado
tras un gobierno nacionalista establecido por integrantes de las Fuerzas Armadas,
encabezado por el general Juan Velasco Alvarado, que tomaron en cuenta el
poder político por medio del golpe de Estado del 3 de octubre de 1968.

El gobierno de Velasco, a disimilitud de otras dictaduras militares de la


región, se responsabilizó con un carácter claramente de izquierda y nacionalista
y efectuó una serie de reestructuración que originó una gran impresión en el
desarrollo social y económico peruano.

Balance de su gobierno

El régimen velasquista tuvo como superioridad transformar las


organizaciones de la sociedad peruana que en esa época era desigual y
subdesarrollada; en la disposición de lo posible lo consiguió aunque ejecutando
errores especialmente a nivel económico.

De todos modos, el país comenzó a entrar en un desarrollo de


transformación con miras a su mejoramiento. En el aspecto político, controló el
poder ejecutivo y el legislativo y marginó a los partidos políticos, que no
tuvieron la capacidad de enfrentársele. Socialmente, rompió para siempre el
espinazo del poder de los grupos de personas peruanas representada por la hasta
en ese entonces omnipotente oligarquía, la cual disminuyo considerablemente.

Muchos de los integrantes de esta oligarquía abandonaron el país para


siempre. Los acaudalados “barones” del azúcar y del algodón nunca más
rescataron sus antiguos predios, lo cual fueron mal administrados, terminaron en
banca rota perdiendo una gran parte de su capacidad productiva. En el campo
económico, el velascato aumento la colaboración del Estado en escalas nunca
vistas hasta entonces.

En 1975 controlaba el 31% de las empresas, el 75% de las exportaciones,


el 66% del crédito bancario, el 50% de la transposición fija y el 33% del empleo
en la ocupación empresarial. El modelo estatista destruyó parte de la elaboración
peruana y dejó de herencia gigantes empresas nacionales con abundantes
cantidades de empleados públicos, notables ineficaces y niveles de deuda
excesivo.

La reforma agraria de Velasco

“Velasco inició una radical reforma con el lema ‘Campesino, el patrón no


vivirá de tu pobreza’”. La mitad del siglo pasado, en los fundos de nuestra
serranía ya se percibía el germen de protesta de los campesinos-siervos,
runakuna que trabajaban al servicio del gamonal, déspota propietario de la tierra.

Fue en la provincia de La Convención en Cusco donde se encendió la


chispa que se propagó por toda la sierra centro sur del país. Hugo Blanco y su
sindicalismo campesino, con toma de tierras incluida, fue el iniciador de esta
gesta. Pedro Beltrán, primer ministro de Manuel Prado, en 1958 conformó la
comisión para la Reforma Agraria (RA), sin ningún efecto práctico.

En 1963, bajo el manto del corto gobierno militar de los generales Pérez
Godoy y Nicolás Lindley, se dio una “ley de bases” para la RA. En mayo de
1964 –primer gobierno de Fernando Belaunde– se promulgó la ley esperada,
pero mediatizada por la oposición conservadora de la mayoría apro-odriísta. El
24 de junio de 1969, el general Velasco inició una radical reforma con el lema
“Campesino, el patrón no vivirá de tu pobreza”.

Durante los siguientes años, se afectó 15 mil fundos y se expropió 9.2


millones de hectáreas (1.1 millones cultivables, el resto pastos). Fueron
beneficiadas 370 mil familias campesinas, 20% de la PEA agrícola. Se eliminó
de tajo el trabajo servil sin salario (pongo, semanero).

De facto, las parcelas que el patrón les daba para engancharlos en el


trabajo gratuito pasaron a ser propiedad de ellos. Los ex siervos ya miraban sin
bajar los ojos a los mistis. Se consiguió una impactante y decisiva reforma social
en el campo, que años después bloqueó el avance senderista. Sin embargo, las
cooperativas agrarias fracasaron. Se descapitalizó el sector moderno de la
agricultura, desapareció el mercado de tierras y la inversión privada.
Conclusión

La reforma agraria es un proyecto político a gran escala cuyo objetivo es


un cambio rápido y radical del régimen de propiedad y explotación de la tierra.
Bajo esta denominación se encuentran múltiples procesos que deben ser
contextualizados en relación a tres cuestiones claves: el alcance, las
indemnizaciones y la organización.

Integrantes:

-Torres Castañeda Claudia

-Díaz Pérez Kathia

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