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de energía
Paraguay cuenta con una de las represas hidroeléctricas más grandes del mundo. De
acuerdo con un interesante artículo que habla de las súper centrales del mundo, la energía
hidroeléctrica tiene muchas ventajas sobre la mayoría de otras fuentes de energía eléctrica,
incluyendo un alto nivel de fiabilidad, tecnología probada y de alta eficiencia, los costes más
bajos de operación y mantenimiento.
Energía hidroeléctrica
La energía hidroeléctrica tiene muchas ventajas sobre la mayoría de otras fuentes de energía
eléctrica, incluyendo un alto nivel de fiabilidad, tecnología probada y de alta eficiencia, los
costes más bajos de operación y mantenimiento.
La energía hidroeléctrica es la principal fuente renovable, ya que triplica a la eólica que, con
350 GW, es la segunda fuente. Los aportes de esta tecnología en los últimos años han
generado más electricidad que el resto de las energías renovables juntas. Y el potencial de
desarrollo de esta tecnología es enorme, especialmente en África, Asia y América Latina. La
hoja de ruta de la AIE prevé que se duplique la capacidad instalada global hasta casi 2.000
GW en 2050, con una producción mundial de electricidad superior a los 7.000 TWh.
La planta hidroeléctrica de Itaipú suministra alrededor del 17,3% del consumo energético de
Brasil y el 72,5% de la energía consumida en Paraguay. Específicamente consta de 20
unidades generadoras con una capacidad de 700 MW cada una.
La construcción del proyecto fue iniciada en 1963 llevándose a cabo en dos fases, la primera
quedó completada en 1978 y la segunda en 1986. La central tiene 20 unidades de generación
de diferentes capacidades que oscilan entre los 130 MW y los 770 MW. La
empresa Alstom fue seleccionada mediante dos contratos en 2007 y 2009 para la renovación
de cuatro unidades de 400 MW y cinco de 630 MW, recibiendo Andritz también un contrato
para suministrar cinco turbinas Francis de 770MW en 2007. Después de las renovaciones en
el equipamiento de generación, la central alcanzó un suministro eléctrico superior a los
12.900 GW/h.
Una segunda fase añadió una nueva central eléctrica que fue iniciada en 1998 y terminada a
finales de 2010, en la que se llevó a cabo la instalación de 11 unidades de generación con
una capacidad de 370 MW cada una. Los ingenieros de un consorcio formado por Alstom, GE
Hydro, Inepar-Fem y Odebrecht suministraron los equipos para esta fase. En la actualidad, la
central suministra electricidad a la ciudad de Belém y el área circundante.
La desaparición de las cataratas del Salto del Guairá, del bosque Atlántico y su
fauna, de los pueblos originarios que poblaban los montes, la interdicción de la
comunicación por el río Paraná bloqueado por la gigantesca represa y la
inundación por el embalse de unos 600 kilómetros cuadrados de tierra
inmensamente fértil sacrificó el Paraguay para la construcción de la central
hidroeléctrica.
Las aguas del torrentoso río y la mitad del pago por el sideral costo de la
construcción son los otros aportes del Paraguay a cambio de apenas un 8% de la
energía eléctrica producida por la usina.
Según el Estatuto del año 1973 –parte del Tratado–, en el Directorio Ejecutivo de
la entidad binacional los adjuntos a los directores podían asistir a las reuniones
con voz pero sin voto. Todos los directores adjuntos eran paraguayos. En la
actualidad, las principales direcciones que gobiernan la entidad binacional siguen
a cargo de funcionarios brasileños.
Por razón del Tratado de Itaipú, la producción energética y el manejo de la entidad
binacional quedaron a cargo del Brasil. La energía no utilizada por el Paraguay
anualmente –el equivalente a dos años de producción de la usina Yacyretá
cuando esta central opere a cota 83– debe ser cedida de manera obligatoria al
Brasil casi gratuitamente sin la posibilidad de venta a terceros.
Para desgracia del Paraguay, el 31 de marzo del año 1964, militares brasileños
depusieron al gobierno de João Goulart y en el siguiente año, junio del año 1965,
un destacamento militar brasileño se instaló en territorio paraguayo en el trecho de
veinte kilómetros de la línea de límites aún no caracterizada, entre el hito 341/IV y
el Salto del Guairá, Puerto Renato para los brasileños. Según el general (R) Adolfo
Samaniego, de guarnición entonces en Puerto Presidente Stroessner, eran cuatro
los batallones de ocupación.
Era evidente que el Brasil no quería un socio para la gran obra. El potencial
energético de las cataratas, ahora en su poder, sería suficiente para llevar a cabo
unilateralmente el emprendimiento.
C.I.Nº 261686