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Camatagua 19 de Abril de 2020

ANALISIS COVID-19 Y LA GUERRA BACTERIOLOGICA

Actualmente uno de los campos donde se intenta obtener la supremacía


hegemónica en el orbe escapa a todas las doctrinas éticas y corresponde a la
guerra biológica. En este sentido, la potencia mundial que invierte la más alta
suma de su presupuesto anual para financiar programas científicos que investigan
sobre agentes patógenos que puedan ser usados como armas biológicas es
Estados Unidos, experimentando constantemente en naciones entre las que
destaca Cuba al ser objeto de múltiples epidemias artificialmente provocadas.
Debe obligar un análisis urgente la coincidencia entre la campaña mediática
alertando de una enfermedad mortal en China y la disminución extraordinaria en la
demanda de productos orientales. Una guerra biológica con dimensiones
económicas-políticas que se rige bajo una política para beneficiar a las grandes
empresas armamentísticas, ya sean militares o biológicas, y farmacéuticas de
Estados Unidos, y sin impórtales ni siquiera la seguridad de la propia población
estadounidense expuesta al contagio como el resto del mundo.

Como se sabe la rivalidad entre USA y China por el mercado mundial, la


inmensa deuda del primero con el segundo, la gran acogida de los productos
chinos en América Latina pese a una propaganda extraordinaria contra éstos, han
reubicado a las potencias lo cual ha perjudicado el comercio de la nación
norteamericana. De la unidad coherente de los acápites empleados, todos con
información comprobada, surgen dos hipótesis básicas sobre el origen del
Coronavirus y por tanto su resolución: una, desde la ciencia médica como una
enfermedad que nace de murciélagos o mutaciones, la cual no tendría cura en
este momento, excepto prevención y tratamientos. La segunda, su nacimiento es a
partir de la red que se teje en los más oscuros laboratorios de guerra biológica,
provocando experimentación y muertes por doquier especialmente en países
contradictores del modelo consumista capitalista, aunque el control total de estas
armas es imposible afectando a ellos mismos. Lo súbito (y puede darse como
predicción), sería que la pandemia pronto se aplacara y quedase como una alerta
que produjo resultados desligados de la salud básicamente.

Tal vez sea la nueva oportunidad para que las clases dirigentes de las potencias
y otros países involucrados en la guerra biológica comprendan el daño que
pueden causar a la Humanidad y que su aplicación puede extinguir la vida
definitivamente. Hoy, prevenir fundado en la generosidad y bondad, es la
obligación humana presente a esta tarea de investigación urgente. A este primer
paso dado por Washington contra Pekín, le seguiría los esfuerzos de Estados
Unidos por monopolizar los resultados de todas las investigaciones en cursos de
las grandes corporaciones farmacéuticas del país norteamericano para desarrollar
la vacuna contra el nuevo coronavirus, si es que ya no está producida desde antes
de que esta plaga se liberara en Wuhan, con el objetivo de enarbolar ante el
mundo entero el poderío tecnológico de EE.UU., y de este modo, demostrar a la
comunidad internacional que ellos todavía son la primera potencia mundial.

De hecho, si los laboratorios estadounidenses llegaran a desarrollar la vacuna


efectiva para contener el COVID-19 antes de que los chinos lo consigan, es muy
probable que la Casa Blanca use el antídoto como una medida de presión contra
todos aquellos países que no se encuentran en su ámbito de influencia al tener en
su mano el destino de cientos de millones de personas contagiadas que
necesitarían de esta vacuna para curarse.

Triunfador: Samaira Acosta


Cedula: 11.808.785
Facilitador: Juan Carlos Clemente.

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