En el contexto histórico del autor se da durante la post-guerra (1947) en donde las
teorías sociológicas generaron un nivel más amplio en conocimiento; en el que los
mismos logros de la Ciencia eran notables e importantes aportes hacia una nueva manera de estudiar la sociedad incluyendo al Psicoanálisis. En cuanto a la obra como tal, sobre los sistemas de acción social, Parsons estructura un marco de referencia a la acción y una re-estructuración del Sistema para aquellos tiempos en la que la sociología norteamericana se vio considerablemente beneficiada luego de que, a causa de la Segunda Guerra Mundial, pensadores con altos estándares dentro de la Ciencia Social, tuvieron que trasladarse a suelo norteamericano como “consecuencia” de dicha Guerra. Que, viéndolo de otra manera, eso conllevó a todo lo antes mencionado, resultando favorable para Sociología. Sin verlo desde un punto de vista demasiado pesimista, a pesar de los costos que tuvieron ambas Guerras Mundiales, lamentables e «innecesarias», contribuyeron a la sucesión de dichos procesos por los que pasaron una cantidad de naciones, y con ellas sus integrantes de la misma manera, y a “consecuencia” de eso se establecieron ciertas relaciones entre científicos y “mentes brillantes”: expertos en la ciencia con un desarrollo y comprensión ampliada en la misma. Pero de eso surgió algo que, si lo vemos de una manera más optimista, fue de gran utilidad, pero ante todo queda la duda: ¿fue o no fue «necesario» todo aquel proceso? Nunca lo sabremos, pero mientras tanto nos vamos adaptando a la realidad e intentamos comprenderla porque es lo que nos interesa: en lo que principalmente se basa la Sociología, en comprender.
El Sistema Social se define como la interacción de un individuo con otros, a los
que se le domina como «actores» individuales, cumpliendo cada quien una función, o vamos a llamarlo en este caso un «rol» (lo que el actor hace), en base a su estatus: punto de referencia de sí mismo ante una colectividad o viceversa (lo que el actor es). Permitiendo la integración del actor individual en el sistema social (reflejado en el «acto-unidad», en el que Parsons define al actor como una unidad que pertenece al sistema de acción). Los Sistemas de Acción se ven constituidos por componentes relevantes que demuestran que la acción de los actores individuales, en los procesos de acción que conlleva en una situación dada, están orientados por aspectos de origen «motivacional». Estos componentes, además del ya mencionado Sistema Social, son el sistema de personalidad y el sistema cultural. El marco de referencia de la acción define al sistema de personalidad como aquellas orientaciones y motivaciones que posee el actor individual al momento de llevar a cabo ciertos objetivos y cumplir cierto número de metas (ya sean para el beneficio de una colectividad o para el actor mismo), relacionadas con las «expectativas» e «intereses» de un actor individual o colectivo, con el fin de recibir «gratificaciones» por el cumplimiento de un rol (o diverso número de roles) de manera funcional y conveniente, dentro de una colectividad, y de evitar las deprivaciones: sanciones positivas o negativas que el actor puede llegar a recibir, determinando si la relación satisface o no las «expectativas del rol». Recordemos que las expectativas están definidas por criterios de valor institucionalizados, que en otras palabras serían los valores y normas culturales que permitan mantener la idea del «orden social», o en otras palabras, las pautas que el actor debe seguir para mantener una conducta adecuada que le permita relacionarse con su entorno y para que esta conducta sirva orientación para los demás actores; convirtiendo a la sociedad en un sistema que regula las actuaciones de los individuos o colectividad, manteniendo el equilibrio y el orden social; de lo contrario al orden social, nos encontraremos con la tarea de tratar con «conductas lesivas» o «desviaciones», siendo este el caso, la aplicación de los «mecanismos» necesarios para encarrilar dichas desviaciones y el individuo nuevamente se «adapte» son de total importancia para mantener dicho equilibrio previamente mencionado. De esta manera vemos cómo se complementan el sistema social con el sistema de personalidad interdependiendo una de la otra sin que los términos conceptuales de cada uno de estos sistemas sean reducibles entre ellos por sus conceptos teóricos o por la forma en que actúan, vemos, de esta manera, una relación muy estrecha entre ambas partes. El tercer sistema de acción que comprende la interacción del actor individual con el mundo de símbolos es el sistema cultural. Este sistema quiere decir que el actor individual orienta sus conductas en base a ciertas normas y valores que guían la acción del individuo en las relaciones sociales que se desarrollan dentro de una colectividad, orientándose por la internalización de los símbolos y pautas culturales que se deben cumplir en el caso en que se desee un sistema social de acción funcional entre el sistema social y la estabilidad del individuo en cuanto a su personalidad, en relación con aquellas gratificaciones o deprivaciones (sanciones) que el actor pueda obtener. La teoría de la acción, según lo que nos quiere dar a entender Parsons, no es más que una referencia conceptualizada acerca de cómo se lleva a cabo la acción del individuo dentro de una sociedad, dentro de cada sistema. Dejando muy en claro que las teorías planteadas en la obra del «Sistema Social» no poseen pruebas de rasgo empírico que sirvan de «base» o «prueba» elaborada para la aprobación o «aceptación» de dichos planteamientos teóricos. Sin embargo, esto no nos quiere decir que los sistemas sociales carezcan de rasgos de carácter empírico en la medida en que los actores de un sistema de acción social interactúan entre sí. Un ejemplo claro de esta controversia de cómo las teorías aplican, incluso, para aquellos individuos con características específicas que podrían proporcionarles una cierta dificultad al momento de interactuar y establecer relaciones con otros individuos, o una colectividad, sería, por exponer un caso particular, la condición de ceguera de un individuo: debido a que, para llevar a cabo cualquier tipo de relación de origen social, el sistema social debe atender y tomar muy en cuentas las «necesidades» que el individuo requiere en su ámbito social, que, en este caso en particular, sería la posibilidad de interacción o «socialización» en su entorno, con su entorno e incluso para su entorno. Sin olvidar la relevancia que mantiene el sistema cultural en este caso en particular; dicho sistema se encarga de la integración de símbolos y de pautas culturales que facilitan la orientación de dicho individuo al momento de establecer relaciones, al momento de actuar en una situación. De esta manera, el sistema cultural, no sólo cumple con las necesidades del individuo en cuanto su proceso de socialización con los demás, también cumple con su «meta» (fin) de integración del individuo dentro de una colectividad en base a normas o pautas que influyen o, por el contrario, «privan» o «limitan» la acción de los actores, adquiriendo estas normas o pautas una «significación» que permita dicho proceso de integración. De esta forma, es una característica notoria la relación que los sistemas de acción mantienen entre ellos sin que una de ellas sea teórica, conceptual y dinámicamente reducible ante las otras dos. En pocas palabras, se complementan entre sí. Sin una de ellas, las otras dos quedan en el aire; sin ser capaces de explicar los orígenes de la acción del individuo; lo que vendría siendo la desaparición del sistema social, por la manera en que una depende de la otra en todo lo que conlleve interacción de un actor hacia otros. Recordando que la acción posee dos aspectos elementales, en cuanto a «disposiciones de necesidades», siendo ellos el aspecto «gratificacional» y el aspecto «orientacional». El primer aspecto concierne a que el cumplimiento de cierto tipo de metas de manera adecuada, conllevan gratificación al momento de ser cumplidas, esto quiere decir, lo que obtiene el actor. El segundo aspecto se basa en cómo el actor orienta de forma jerarquizada cierto tipo de necesidades sobre otras, esto refiere al cómo están organizadas en orden de importancia para el actor según sus necesidades. Con todo esto, Parsons hace un aporte emblemático, para con los avances teóricos dentro la Sociología y su esquema sobre los sistemas de acción social. Estructurando cada uno de los procesos que son necesarios y adecuados, según su ideología, para determinar el marco de referencia de la acción del individuo dentro de un sistema social según su situación. Siendo también el psicoanálisis un complemento significativo para con la teoría de la acción planteada por Parsons.