El contexto histórico del autor y su obra se sitúan durante mediados del siglo

XX, luego de la segunda Guerra Mundial. Siendo parte de las nuevas teorías
sociológicas, plantea una serie de estudios que van de la mano con la corriente
positivista de la cual forma parte. Ofreciendo de esta manera, un aporte
significativo para la Sociología en cuanto al aspecto teórico funcional.

Las teorías de alcance intermedio son la forma más adecuada para la

investigación sociológica porque en éstas se encuentran los fenómenos sociales
que le competen a dicha ciencia. Las teorías totalizadoras suelen abarcar todo lo
que debería estudiar la Sociología, pero con una falla, no llegan a la esencia de
los hechos que se dan en la sociedad. Y mucho menos las teorías muy
particulares ya que sólo se obtienen simples concepciones aisladas o superficiales
del fenómeno.

Las grandes teorías que intentan establecerse como el Marco de Referencia

absoluto al cual acudir como auxiliar para todo estudio sociológico se oponen a
estas teorías intermedias, tachándolas de mucha empírea y poca teoría, cosa que
es falsa debido a que estas teorías centrales suelen generar teorías que
repercuten en la sociedad. Como son las obras de Émile Durkheim, El Suicidio y
de Max Weber, La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo.

La polarización dentro de la sociología ha perjudicado la acumulación de

conocimiento que permite los avances tanto metodológicos como teóricos que se
necesitan para ir ganando la independencia e importancia que tanto desea la
comunidad sociológica. Muchas veces, estas grandes teorías, al intentar abarcar
algo que aún no ha podido unificar bajo una sola corriente, suelen haber aspectos
que se pierden en la formación de estos constructos. La aplicación de las teorías
de alcance intermedio concretamente posee la capacidad de no sólo poder
estudiar los fenómenos sociales como se deben, sino que, a pesar de su
independencia, se relacionan estrechamente, esto quiere decir que cuando haya
suficientes teorías intermedias se podrá empezar a buscar las grandes teorías
totalizadoras.

El funcionalismo de Parsons, según Merton, es la teoría general más completa

que ha podido percibir, pero como toda teoría totalizadora, comete ciertos fallos.
La palabra “función” se la ha otorgado una gran cantidad de significados, los
cuales, en toda la literatura sociológica, como en muchas otras ciencias, de forma
errónea. Esto quiere decir que mucho de lo que plantea Parsons no está bien, y se
debe reforzar para que pueda seguir con su funcionamiento, llegando a los lugares
donde no pudo. Los tres aspectos del funcionalismo han sido examinados por
Merton, llegando a corregir las formas en que funciona. Genera nuevos conceptos,
nociones y rasgos que son determinante para un desarrollo más amplio de la
teoría funcionalista. Como el evitar unificar a los individuos en un solo grupo
homogéneo ya que estos conviven en grupos donde hay intereses de por medio y
no todos puede salir beneficiados. Aporta dos conceptos a las funciones;
funciones manifiestas y latentes.

Las funciones manifiestas abarcan todos los aspectos que tienen consecuencias
objetivas, y sólo en esto, es que opera la Sociología. Las funciones latentes, no
son más que motivaciones personales o aportes de observaciones superficiales.
Aquí se puede apreciar como Merton plantea la distinción necesaria para obtener
la fuerza teórica más beneficiosa para el desarrollo del análisis funcional.