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¿Qué es el Malleus
Maleficarum?
El Malleus Maleficarum (del
latín: Martillo de las Brujas),
es probablemente el tratado más
importante que se haya publicado
en el contexto de la persecución
de brujas y la histeria brujeril
del Renacimiento.
"Quien, cegado por el Demonio, cree como los paganos que alguien
es una bruja y come a personas, y la queme por ello o deja comer su
carne por otros, será castigado a pena de muerte".
Los juicios
Acusación
A menudo precedía a la acusación una
fase de rumores que podía durar años. La acusación podía ser
debida a una denuncia de una bruja o brujo que ya había sido
detenido, posiblemente bajo tortura. Rara vez se permitía a
las presuntas brujas una defensa.
Detención
Las cárceles, en el sentido moderno, todavía no existían, por lo que se mantenía a
los presos en mazmorras o torres. Las llamadas torres de brujas que todavía se
conocen en muchos lugares, no eran exclusivamente para brujos, sino eran para
todo tipo de prisioneros. A menudo eran simples torres de las murallas de la
ciudad.
Interrogatorio
Normalmente se distinguían
tres fases:
1. El interrogatorio por
las buenas;
2. El interrogatorio con
explicación y muestra
de los instrumentos de
tortura; y
3. El interrogatorio
doloroso, en la que se
empleaba la tortura.
Prueba de la aguja
Condena
Con la famosa “caza de brujas” iniciada a mediados del siglo XV se dieron muerte
a centenares de miles de mujeres y hombres acusados de ser “brujos” y “brujas”,
términos que se asimilaban con “estar poseído y estar al servicio del diablo”.
Durante tres siglos se cometieron las mayores vejaciones con esta trágica excusa.
El Garrote
La Hoguera
El taburete sumergible
La Bota Malaya
La rueda de despedazar
La cuna de Judas
La sierra
La horca
El empalamiento
El péndulo
SORPRESA, NO HA TERMINADO
En regiones no cristianas o que han sido cristianizadas recientemente aparece
una y otra vez la persecución de brujas, la brujería o de la magia.
Han saltado a la actualidad los casos de los niños brujos del Congo. En el norte de
Sudáfrica, sobre todo en regiones de religiones tradicionales, se acusa cada año a
cientos de hombres y mujeres de brujería, personas que son a menudo
asesinadas por las masas enfurecidas. En Tanzania se acusa cada año a cientos
de personas de brujería, que son asesinadas o mutiladas. El caso también se da
en Kenia. En algunos estados africanos existen incluso leyes específicas contra la
brujería.
Pero en Europa
Una de las últimas mujeres acusadas de brujería fue Anna
Schnidenwind, que fue ajusticiada el 24 de abril de 1751 en
Endingen am Kaiserstuhl. Posiblemente la última muerte de una
bruja en territorio del Sacro Imperio fue en 1756 en
Landshut. El 4 de abril de 1775 se procesó a Anna Schwegelin
en la colegiata de Kempten en el Allgäu. La sentencia del
príncipe Abad Honorius von Schreckenstein, al que gracias a
un privilegio imperial le correspondía sentenciar en temas
religiosos y civiles, no se llevó a cabo por razones
desconocidas. En Suiza, la última bruja, Anna Göldin, fue
ajusticiada en junio de 1782.