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Migrantes y refugiados: uno de los grandes impactos del cambio climático

en el mundo

Autor: Andrea Obaid

JUE 23 ENE 2020 |  10:40 AM


Debido a las sequías, inundaciones, aumento del nivel del mar,
desastres por eventos naturales e incendios, las comunidades
más vulnerables se están desplazando a otros territorios de form
a interna, lo que obligará a los gobiernos a incluir nuevas políticas
públicas. En Chile este fenómeno ya está ocurriendo en las zonas
centro norte y centro sur.
A principios de enero se registró una ola de incendios sin precedentes en Australia
lo que obligó a las autoridades a evacuar a miles de personas. El fuego ha
destruido más de 1.500 hogares, cerca de 10 millones de hectáreas y a la fecha
28 personas y mil millones de animales han fallecido. La imagen de familias
esperando en la orilla del mar para ser rescatados, mientras los incendios
avanzaban hacia ellos, dio la vuelta al mundo. Sin duda es el reflejo de la crisis
climática actual: sequía por años e intensificación de fenómenos meteorológicos
como el “Niño Indio”.
Estos hechos, que han comenzado a afectar, con mayor frecuencia, la vida y el
bienestar de los asentamientos humanos, están impulsando a un nuevo
fenómeno: las migraciones climáticas.
Y éstas están afectando principalmente a las comunidades más vulnerables que
viven en zonas de riesgo a desastres causados directa o indirectamente por el
cambio climático, como sequías, inundaciones, aluviones, incendios, elevaciones
en el nivel del mar o huracanes, los que son obligados a desplazarse y a migrar a
otros territorios para encontrar formas de vida más seguras.
El estadounidense y ambientalista Lester Brown en 1976 y unos años después el
profesor egipcio Essam El- Hinnawi en 1985, fueron los primeros investigadores
en advertir que la problemática ambiental podía influir en la vida de las personas,
de tal manera que tuvieran que abandonar sus hogares. El-Hinnawi fue el primero
en acuñar el término “refugiado ambiental”.
“Hemos visto que este aumento de las sequías ha generado, por ejemplo, que la
gente se tenga que desplazar hacia el sur. Pero esto tiene que ver con impactos
humanos en los hábitats que no están reconocidos como tales, con un modelo de
producción territorial, por ejemplo, el caso de las mineras, el mundo agrícola con
las paltas, o el caso de cierta producción de carbón que genera impactos
negativos en los territorios y hace que la gente tenga que moverse y migrar”,
señala Paola Jirón, Directora Núcleo Milenio Movilidades y Territorios (MOVYT).
La experta enfatiza en que esto se debe también a los modos de producción que
existen, que desarrollan las empresas multinacionales y los permisos que se les
otorgan para generar servicios en ciertas áreas que no contemplan el impacto
socio ambiental que van a tener estos emprendimientos.

“Hemos visto que este aumento de las sequías ha generado, por


ejemplo, que la gente se tenga que desplazar hacia el sur”.
“Entonces, no es solo entender qué impactos ocurren en un espacio, sino que qué
consecuencias van a generar estas migraciones en otras partes. Además, como
las empresas no tributan en los lugares a los que llegan, no generan mejoras en
esos espacios, de calidad de vida, de infraestructura, de servicios en las áreas de
extracción, lo que hace que la gente no quiera quedarse, no se arraigan en esos
lugares porque no hay una mejora sustancial de las condiciones de vida ahí. Un
ejemplo de ello es Calaama”, agrega.
Por su parte, según el Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno (IDMC, por
sus siglas en inglés) de Suiza, en el año 2016 en el mundo hubo 24,2 millones
nuevos desplazamientos internos debidos a desastres, mientras que en 2017 el
total fue de 18.8 millones. Estas cifras no cuentan las migraciones internacionales
que se producen de un país a otro.
Proyecciones mundiales
En 2018 el Banco Mundial publicó el informe “Groundswell: Prepararse para las
migraciones internas provocadas por impactos climáticos” donde concluye que “a
menos que se tomen medidas urgentes de acción climática a nivel nacional y
mundial, para el año 2050, en África al sur del Sahara, Asia meridional y América
Latina, más de 140 millones de personas podrían verse obligadas a migrar dentro
de sus países”.
Sin embargo, señala el informe, mediante una acción concertada que incluya
iniciativas de alcance mundial para reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero y una sólida planificación del desarrollo a nivel de los países, este
escenario podría reducirse notablemente, hasta en un 80%. Entre las
recomendaciones que entrega el Banco Mundial están: reducir con urgencia los
gases de efecto invernadero, incluir la migración climática en la planificación de
desarrollo de los países, e invertir en mejorar la comprensión de la migración
interna causada por el clima.
“Estas proyecciones del Banco Mundial tienen que ver principalmente con sequías
intensas y con inhabitabilidad en zonas costeras de baja altura. En el caso de
Chile, se espera más migraciones desde el campo a la ciudad o de zonas costeras
a otras más interiores. Esto a pesar de que aquí no hay proyecciones de que
vayan a haber alzas en el nivel del mar en la costa”, explica Rodolfo Sapiains,
investigador del Centro de Cambio Climático y Resiliencia (CR)2 de la Universidad
de Chile.
Los expertos coinciden que en nuestro país, las migraciones climáticas se
producirán por la mega sequía que nos ha azotado por más de diez años. Esta,
dicen, es una situación acentuada por el sistema de gobernanza del agua, por el
cual se ha sobreexplotado una gran cantidad de cuencas hídricas en norte, centro
y centro sur del país, a través del sobre otorgamiento de derechos de agua, según
lo ha reconocido la propia Dirección General de Aguas.
“Se debe cambiar la manera en que se regula el uso del agua en Chile, a través
de una reforma al Código de Aguas, ya que hoy beneficia al sector privado, algo
que no puede seguir funcionando en el contexto en el que estamos, porque no
garantiza un uso sustentable y adecuado del recurso”, dice el académico. Y
agrega: “lo más importante de esto es tomar medidas de adaptación para
enfrentar las condiciones de sequía de manera tal que la agricultura sea más
sustentable, plantando especies que consuman menos agua en zonas donde hay
escasez del recurso”.

“El cambio climático por sí solo no genera movimientos de


población, sino que son un conjunto de causas las que hacen que
las personas abandonen sus hogares, sobre las que influye el
cambio climático”.
Por su parte, el análisis del Banco Mundial destacó tres casos en distintos
continentes. El primero es Etiopía, en África, país que enfrenta un alto crecimiento
demográfico del 85% y un aumento de la migración debido a las malas cosechas,
donde la solución apunta a diversificar la economía, haciéndola resiliente al
cambio climático.
El segundo es Bangladesh, en Asia, donde se proyecta un gran número de
migrantes climáticos al 2050, por lo que se recomienda incluir esta problemática
en las políticas nacionales.
En tercer lugar está México, en América del Norte, donde las migraciones serían
desde zonas vulnerables hacia espacios urbanos, por lo que la estrategia debería
centrarse en las comunidades con mayor pobreza para generar planes de
adaptación.
En Chile no hay casos aún muy claros de migraciones por el cambio climático. “En
general, la gente siempre migra, sobre todo del campo a la ciudad desde hace
mucho tiempo. Pero evidentemente cuando tienes condiciones adversas para la
agricultura se pueden observar procesos migratorios intensificados. Se ha
planteado que en la cuarta región ya ha ocurrido eso, son datos que hay que
seguir estudiando, lo mismo en la quinta y sexta regiones. Son factores que se
suman a factores generales de desigualdad y principalmente son personas
jóvenes las que migran”, dice Sapiains del (CR)2.
Una de las investigadoras que más ha estudiado las migraciones climáticas es la
española Beatriz Felipe Pérez, ambientalista e investigadora del Centro de
Estudios de Derecho Ambiental de Tarragona.
En una de sus publicaciones afirma que “resulta importante tener en cuenta que
el cambio climático por sí solo no genera movimientos de población, sino que son
un conjunto de causas las que hacen que las personas abandonen sus hogares
sobre las que influye el cambio climático. Así, los factores políticos, culturales,
socioeconómicos y ambientales interactúan e influyen en las migraciones
asociadas al cambio climático. Asimismo, las características personales (edad,
género, nivel de educación, religión o etnicidad), junto con los factores que
obstaculizan o facilitan el proceso migratorio (marco jurídico y político, coste
económico de la migración o redes de contactos) también influyen”.
Algunos ejemplos que cita sobre migraciones climáticas en el mundo son Tuvalu,
una pequeña isla en el Océano Pacífico, donde la elevación del nivel del mar está
haciendo que se reduzcan sus costas. O en Alaska, donde los residentes de
pueblos como Shishmaref y Kivalina están viéndose afectados por el derretimiento
del hielo permanente cerca de sus casas. Y en Kenia, donde ha aumentado la
migración de personas que viven de la agricultura debido a la erosión del suelo.
Esto recién comienza a intensificarse y los países deberán estar preparados.
Cambio climático y refugiados.

Sthefanny Jara Zúñiga

B 63536

En tiempos recientes ha surgido la discusión y la problemática sobre el cambio


climático y sus efectos sobre la vida humana. En el fondo termina siendo una
discusión sobre la explotación capitalista en dos sentidos: por un lado la
explotación humana y, por el otro, la explotación de la naturaleza.

Podemos hablar, como punto de partida, de una relación entre humanos y la


naturaleza (que serían parte de las relaciones sociales) dentro de la cual la
naturaleza es la vida necesaria para la vida que en su relación con el humano
recibe injerencia de parte de este, la cual puede poseer un carácter destructivo
[dentro del sistema capitalista]. Con esta dinámica es que –especialmente en los
últimos años- se ha optado por la destrucción de la naturaleza en pro de potenciar
la industria, por ejemplo: la destrucción del Amazonas en pro de las ganancias y la
expansión de ciertos capitales tanto ganaderos como agrarios, las megaminerías,
etc.

Dentro de estas relaciones tenemos el trabajo [asalariado] como la instancia en


que el humano modifica la naturaleza; siendo que el cúmulo de estas relaciones –
dentro de la lógica capitalista- humano-naturaleza terminan convirtiendo tanto a la
primera como a la segunda en mercancía, o sea adquieren valor. Y también se
terminan alienando la una de la otra, esto en tanto aparentan ser extraños y se
encuentran supeditadas “a las exigencias de la rentabilidad en lugar de sus
propias necesidades” (Forte. 2020. Parr 4). El resultado final de las relaciones de
producción capitalista con la naturaleza vendría a ser la aceleración del cambio
climático. [Y la destrucción de la vida]

En cuanto a las condiciones de vida, las dinámicas de apropiación de riqueza


norte-sur dejan a grandes sectores de la humanidad sin un hogar ni medios para
poder subsistir (que puede tener como trasfondo violencia o desidia estatal,
guerras, el cambio climático o diversas combinaciones) lo cual provoca que las
personas se movilicen en busca de mejores condiciones. Dinámica, en general,
generadora de rechazo del lugar al cual se llega ¿Por qué? Como se vio antes las
personas –su fuerza de trabajo- son reducidas a mercancías, y como cualquier
otra mercancía deben competir para lograr que paguen, creando una competencia
(desarrollado por Marx en Trabajo Asalariado y Capital) y como, además se está
en un estado de alienación con respecto al otro (Forte. 2020) se crea esta
reticencia al otro. Llevando, a su vez, a seguir reproduciendo dinámicas
extractivitas sobre regiones colonizadas las cuales también son las que más
sufren las consecuencias del cambio climático, tal como se deja entrever en los
tres casos mencionados: México, Bangladesh, y Etiopía.

Además, la promoción de dicha competencia no resuelve los problemas de fondo,


como lo pueden ser la acumulación de recursos naturales en pocas manos, tal
como se reseña en Chile con el caso del agua (esta es privada y sólo genera
ganancias a un pequeño sector que se apropió de ella). Y por otra parte la
inacción de los gobiernos que, tales son los casos de la Amazonía y Australia
ocasionan pérdidas de vidas y que, finalmente, llevan a las personas a reaccionar.

Sin embargo, a pesar de estas relaciones distintos movimientos comienzan a


cuestionar la relación [enajenada] creada por el capitalismo entre humanos y
naturaleza, con plena consciencia sobre la necesidad biológica y básica de la
existencia de la naturaleza dando paso por ejemplo a una huelga organizada a
nivel mundial por el clima, lo cual podría comenzar a cambiar paradigmas. Aun
cuando, si bien es cierto si la lógica de explotación capitalista, más allá de las
acciones individuales, no es superada se acabará por extinguir la base que
permite la vida humana; y mientras persista, también seguiremos viendo como la
“competencia” perece o en jaulas o bajo el mar.

Bibliografía

Forte. M.A (2020). “Marx: El joven hegeliano y la alienación”. Izquierdaweb.


Recuperado de: http://izquierdaweb.cr/titulares/teoria/marx-el-joven-hegeliano-y-la-
alienacion/

Marx. C (s.f). “Trabajo Asalariado y Capital”. Ediciones Quinto sol. México.

Obaid. A (2020). “Migrantes y refugiados: uno de los grandes impactos del cambio
climático en el mundo”. La Tercera. Recuperado de:
https://www.google.com/amp/s/www.latercera.com/tiempo-de-
actuar/noticia/migrantes-refugiados-uno-los-grandes-impactos-del-cambio-
climatico-mundo/984028/amp/

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