ROMA: CONTEXTO HISTÓRICO Y ARTÍSTICO

Roma se funda, según la leyenda, en el 753 a.C.  a orillas del río Tíber.

La mezcla de diferentes poblaciones que forman sus habitantes ya muestra el
eclecticismo característico de la cultura romana. Roma pasa por un período de
monarquía, fuertemente influenciada por la tradición etrusca y por la República
desde el 509 a.C. hasta la época de Augusto. Es en esta etapa cuando se
conforman con rasgos principales en lo cultural y en lo político y cuando
expande sus fronteras a Oriente y Occidente convirtiéndose en la primera
potencia del mundo conocido.

Con Augusto dio comienzo el período llamado principado o Imperio, sistema

político que se basaba en una monarquía con ciertas formas de supervivencia
republicana: Augusto tenía el Imperium, es decir , el poder civil y militar y
además también va a ser cabeza del poder religioso.

Este poder absoluto, que conoce sus momentos de plenitud con Augusto, es
reconocido en todas las ciudades del Imperio que él logro organizar, gracias al
despliegue de una brillante política exterior. Entre sus logros destaca la
sumisión de los pueblos del Norte de Hispania y extender las fronteras del
Imperio hasta el Rin.
Sus sucesores conquistaron además Britania y el Norte de Arabia.

Pero en el siglo III se va a generalizar una crisis en todos los ámbitos, a la cual
no se logra frenar con las reformas políticas y económicas que imponen los
emperadores. El clima era el más propicio para que triunfasen las invasiones
de pueblos germanos. A ello contribuyó la división del Imperio a la muerte de
Teodosio ( 395).

Todo este extenso Imperio fue organizado de forma bastante unitaria, tomando
como modelo la propia ciudad de Roma. Es el fenómeno denominado
Romanización. Muy pronto se desarrolló una red viaria importante y se
introdujo una moneda imperial única. Sin embargo, nunca hubo una conciencia
nacional sino que el Imperio era un conglomerado de ciudades y territorios de
nivel cultural y económico distinto. La extensión del derecho de Ciudadanía
romana se dio en el año 212 con Caracalla emperador.
La base de la economía, a pesar del peso de las ciudades, era el campo,
trabajado por esclavos o por colonos que pagaban un arriendo.
La crisis del siglo III agudizó los contrastes sociales. Los grandes propietarios
latifundistas se retiran a sus villae, que pasan a ser pequeños núcleos
autosuficientes y decae la vida urbana. Roma ve amenazadas sus fronteras por
los pueblos germánicos.
Esta crisis afectó también a la cultura, excepto al Derecho que siguió
enriqueciéndose.