Maestro: Martín Alexander Martínez. Maestría en Derecho Penal Económico. Curso de Dogmática Penal. Debo iniciar este escrito apuntando las consideraciones principales del maestro Jakobs, determinar primeramente aquella concepción de Coacción Jurídica y los presupuestos del poder de una institución jurídica, sobre la base de filósofos alemanes que plantearon férreamente la libertad como el derecho por excelencia de las personas y que en pro de su respeto debían limitarse cualquier clase de restricción ilegitima, esta idea traería aparejada que habrían casos que las restricciones a la libertad estarían legitimados, y tomaría en este momento el concepto de Coacción Jurídica.
Esta coacción jurídica sería un obstáculo en contra de la libertad, no
obstante, en el plano racional estaría legitimado, ya que estamos en presencia de un tipo de conducta donde aquel individuo coaccionado ha mostrado que no está dispuesto a seguir la racionalidad, sino se ha degenerado en un estado de individuo natural, en donde se vuelve imperante la necesidad de respuesta, para devolverlo a la racionalidad.
Pero aun en ese estado de “naturalidad” es necesaria la reprensión,
para recuperar como decía a un plano racional, esto a través de un juicio de reproche que se le hace a ese individuo en estado natural, y por lo tanto se le deberá, según Jakobs, desconocer como persona y determinar y tratar como a un individuo natural (no racional), ya que las personas, como término jurídico, son aquellas que gozan de derechos y deberes, dentro de la sociedad, mientras el individuo natural carece de racionalidad y por lo tanto desconoce el espectro de deberes como de derechos.
La persona, en la sociedad, necesita no solo saber que sus derechos
están tutelados por el Estado, sino tener la plena seguridad, de que serán protegidos y por eso la necesidad de despersonalización de los individuos que se nieguen a reconocer estas máximas, sin embargo, este estado solo será reconocido en la medida que el individuo tenga la posibilidad de recuperar la condición de persona, o sea, la racionalidad.
El derecho, según Jakobs, se debe materializar a través de la
coacción, pero esta debe ser racional, puesto que la finalidad que es que el individuo vuelva al estado racional, sería imposible realizarse.
En esta orden de ideas, Jakobs hace una acotación a la necesidad de
las medidas de seguridad y la policialización como métodos necesarios para una prevención especial y una prevención general positiva, que no sería sino devolver aquella confianza, que las personas, en su connotación jurídica, deben tener a la tutela de sus libertades y derechos frente a terceros.
No se duda en la especificación que se debe hacer con delincuencia
peligrosa.
Con los conceptos previamente establecidos, el maestro Gunter
Jakobs, funda las bases de lo que llamará Derecho Penal del Enemigo, donde el enemigo será ese individuo natural, que voluntariamente abandonó la racionalidad, que ha manifestado claramente una falta de seguridad cognitiva respecto de los linderos que el derecho establece para la convivencia de las personas, pero este enemigo, solo puede existir dentro de un contenido formal, llamado Ley Penal, y dentro de ese margen formal, se aplicará de forma legítima.
Además precisó que existe dentro de estos márgenes formales, un
derecho penal del enemigo y un derecho penal del ciudadano, donde para la aplicación del uno o del otro, se comprende que el sujeto al cual se aplicará es o no persona, y aquí debemos reconocer el concepto de una despersonalización del sujeto, donde como se ha venido expresando, ya no se es persona, se es un individuo en estado natural, fuera de la racionalidad y manifiesta la carencia de seguridad cognitiva. Tomando como un ejemplo de hasta donde se puede llegar en este proceso de despersonalización, está el caso de la prisión de guantanamo después de los sucesos del 11 de septiembre del año dos mil uno, donde se desconoce la calidad de persona de los individuos recluidos.
A este concepto de despersonalización se deberá agregar el de
heteroadministración y será que mediante la aplicación de estas penas se buscará que estos individuos recobren el estatus de persona racional, pero este deberá excluirse de la sociedad hasta que eso ocurra, apartarlo de las demás personas.
Se crítica de si puede degenerar en un totalitarismo, pero allí lo que
ocurriría es que se diluye la libertad, este derecho penal del enemigo, solo puede estar presente dentro de un estado de derecho, no en un régimen puesto que la legalidad debe estar siempre presente y creando los márgenes en los que se deberá devolver a la racionalidad al enemigo.
En su intervención el doctor Miguel Polaino Navarrete, hace ver la
dicotomía que existe entre la víctima que no se comporta de manera inadecuada versos el individuo que contraviene la racionalidad atentando la esfera de seguridad de la víctima, por lo que debe entenderse este derecho penal del enemigo como excepcional, como la medida que se aplica a aquel sujeto que desafía al sistema jurídico.
El derecho penal del enemigo se da en respeto a la legalidad, acotó,
ya que es este quien da los parámetros a la coacción para darle la legitimidad que solo esta le puede atribuir, siendo este excepcional pero necesario, con la finalidad de que se dé una prevención general positiva, donde el ciudadano recupere la confianza y la seguridad en el sistema jurídico, se deberá entender entonces como complementario al Derecho Penal. La seguridad jurídica dentro del derecho penal del enemigo nace de la concepción misma del estado de derecho, ya que no puede ser un sujeto, ubicado en el marco de enemigo sino por una ley, no podría entonces estar en un limbo jurídico donde cualquiera pudiera terminar en este concepto, por el simple arbitrio de un policía o de un juez, es por eso que solo puede estar dentro del marco de la idea del estado de derecho, donde la legislación ya estableció el tipo de conductas que llevarán a la exclusión a los individuos por lo tanto quien quiera que sea, la exclusión es autoimpuesta.
Y en la última intervención realizada por el doctor Miguel Polaino
Orts, se acotó que el derecho penal del enemigo es una expresión del derecho penal de autor, ya que se condena al posible autor de una conducta que aún no se ha realizado, pero con la mera pertenencia a un grupo delictivo que tiene por finalidad ilícitos, se deberá tener establecido que dicho sujeto, no es sino, un individuo que ya renuncio a su carácter racional y con el fin de evitar que se desarrollen dichos hechos y se ponga en peligros los bienes jurídicos tutelados, se condena, aún sin hecho, porque indudablemente habrán.