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ESTRATEGIAS BIOCLIMÁTICAS

Recopilatorio de algunas estrategias bioclimáticas que se podrían aplicar


a los edificios para hacerlos mucho más eficientes o de Consumo
Energético Casi Nulo.
Cabe destacar que estos sistemas se pueden combinar entre ellos, formando soluciones
mucho mas complejas. Sobre todo hay que entender esto como una guía para aquellos que no
conocen estas estrategias, para que comprendan que es posible aplicarlas a sus edificios
desde el propio diseño y mejorar así la eficiencia energética sin apenas coste.

Estrategias bioclimáticas
La arquitectura bioclimática es aquella que se diseña para aprovechar el clima
y las condiciones del entorno con el fin de conseguir una situación de confort
térmico en su interior. Juega exclusivamente con el diseño y los elementos
arquitectónicos, sin necesidad de utilizar sistemas mecánicos o aportes de
energía.
Parámetros climáticos que se consideran a la hora de diseñar:
 Temperatura
 Humedad
 Radiación solar
 Viento
 Precipitaciones

Parámetros que rigen las condiciones de confort:


 Higrotérmico
 Salubridad
 Luminoso
 Acústico
 Seguridad

Fundamentos de este tipo de estrategias:


 Aprovechamiento/protección de la radiación solar
 Transformación de la radiación solar en calor
 Sistemas de almacenamiento/liberación de calor
 Orientaciones del edificio
 Ventilación natural y termo-forzada
Aislamiento Térmico

El aislamiento térmico es de las primeras estrategias bioclimáticas a adoptar.


Es el abrigo de nuestro edificio, y no depende solamente de los cerramientos,
sino que también depende en gran medida de los huecos (puertas y ventanas)
y los puentes térmicos.

El calor se transfiere del lugar caliente al frío, por donde menor resistencia
encuentre. El aislamiento térmico es la capacidad de los materiales para
oponerse al paso del calor a través suyo. Se caracterizan por su baja
conductividad térmica y densidad.
Estas estrategias bioclimáticas son fundamentales para el invierno, sobre todo
en climas fríos. Calentar nuestra vivienda cuesta dinero (y no poco). Por ello,
evitar que el calor que producimos se escape es esencial. En verano no
conviene tener aislante, porque no podremos disipar el calor que nosotros
mismos generamos. Por otro lado, el aislamiento nos protege en cierta medida
del calor exterior.
Aportes directos y protección de la
radiación solar
El Sol es la principal fuente de energía de nuestro planeta. Se calcula que astro
rey arroja sobre la tierra 1.353 W/m² (según la NASA) en forma de radiación
UV, infrarroja y luz visible, de las cuales un 75% llega a la superficie por la
acción de la atmósfera. Pero es el principal factor a tener en cuenta para
diseñar estrategias bioclimáticas.

La potencia incidente se denomina irradiancia (W/m²). Los movimientos de


traslación y rotación de la tierra influyen en la inclinación de los rayos, así como
la latitud. Cuanto más perpendiculares, más energía.
La radiación solar sobre un material se convierte inmediatamente en calor, por
ello, trataremos de aprovechar al máximo los aportes directos de radiación
durante el invierno a través de los huecos.
En verano, por el contrario, hay que evitar la radiación directa. Esto se puede
conseguir por medio de elementos de protección, fijos o móviles, que
intercepten la radiación antes de que incida sobre los muros o ventanas.
Inercia térmica

La inercia térmica juega un papel muy importante a la hora de alcanzar y


mantener las condiciones de confort en un edificio. Las edificaciones con una
gran inercia térmica mantienen la temperatura interior más estable, mejorando
la eficiencia energética.

Estas estrategias bioclimáticas funcionan mediante el intercambio energético


con el ambiente, como un gran almacén de energía, evitando los picos de
temperatura y generando así mayor confort. Esta propiedad depende de la
masa, del calor específico de los materiales y del coeficiente de conductividad
térmica.

En invierno, el calor que aportemos a la casa quedará almacenado en los


muros de gran inercia térmica, por ejemplo; de tierra. Por la noche, éstos
cederán la energía absorbida, amortiguando la caída de temperatura.

En verano, el proceso sería inverso. Durante la noche habría que liberar la


energía atrapada en estos muros ventilando la vivienda, para que durante el
día absorban el calor generado en la casa dando sensación de frescor.
Ventilación nocturna o Free Cooling

La ventilación nocturna trata de obtener provecho a partir del descenso de la


temperatura exterior en verano. Aunque no es un concepto nuevo, actualmente
es más conocido como; “free cooling” (enfriamiento gratuito). Conozcamos
mejor estas estrategias bioclimáticas.

En climas cálidos, esta estrategia supone una gran ventaja a la hora de


refrescar el hogar. A través de la inercia térmica de los muros, podemos
conseguir mantener la temperatura interior dentro de los límites de confort sin
necesidad de otros sistemas activos, es decir, que necesiten energía.

Cuando la temperatura exterior desciende por debajo de la consigna de confort,


se puede ventilar la vivienda de manera natural, eliminando gratuitamente el
calor producido durante el día y absorbido por los muros.

El ejemplo más claro son las noches de verano, sobre todo en agosto.
Generalmente, la temperatura exterior desciende de 26ºC a partir de la
medianoche, llegando a bajar hasta los 21ºC, pudiendo ventilar la vivienda
durante toda la noche.
Enfriamiento evaporativo

El enfriamiento evaporativo es un método para enfriar el aire través de la


evaporación del agua. Estas estrategias bioclimáticas son muy antiguas y
podemos encontrarlas fácilmente en la naturaleza; un frondoso bosque o
nuestro propio sudor.

Se fundamenta en la entalpía de cambio de estado del agua. Al evaporarse


agua en un ambiente cálido y seco, ésta toma la energía del aire disminuyendo,
por tanto, su temperatura. Este mismo principio se aplicaría en una torre de
refrigeración.
Como es lógico, esta práctica es exclusivamente de verano. En España
tenemos ejemplos muy claros de edificios con sistemas de enfriamiento
evaporativo, como son los patios andaluces. Sin embargo, se podrían
diseñar invernaderos adosados a las edificaciones con ventilación natural y
vegetación, que funcionasen en ambas estaciones.

Este concepto también se conoce como “efecto botijo”. El agua recogida en su


interior se filtra, formando pequeñas gotas en la superficie, que al evaporarse
mantienen fresco el recipiente.
Doble piel
Estas estrategias bioclimáticas consiste en diseñar la envolvente del edificio
conformando dos capas continuas y ventiladas. La capa exterior nos servirá
como protección solar para la capa interior, que será la que esté aislada.
Para hacernos una idea, es como si nuestra casa fuese una “matrioska” y
dentro de la piel exterior se dispusiera otra interior. Al ventilar la cámara de aire
formada conseguimos protegernos tanto de la radiación solar como del calor
que almacenaría la envolvente, creando un micro-clima en el interior del
edificio.

En verano, la radiación solar castiga la envolvente del edificio, especialmente la


cubierta. Aunque existen varios métodos de librarnos de esta, como poner
colores claros para los acabados de fachada que reflejen la radiación, la
llamada “doble piel” es un sistema muy efectivo.
En invierno también sería una estrategia bioclimática de gran utilidad, ya
que permite crear colchones térmicos y cámaras parietodinámicas que pre-
calienten el aire de ventilación.
Pozos canadienses

Los pozos canadienses, también conocidos como provenzales, son sistemas


de climatización geotérmica. Están formados por redes de tuberías dispuestas
en el subsuelo que se sirven de la inercia térmica para atemperar el aire que
introducimos en la vivienda, reduciendo significativamente el salto térmico y por
tanto la demanda energética. Constituyendo unas estrategias bioclimáticas muy
efectivas a la hora de mejorar la eficiencia energética en la edificación.

Se parte de que el terreno mantiene su temperatura constante a partir de una


profundidad aproximada de 2 metros, en torno a los 15-18ºC durante todo el
año. Al introducir el aire exterior y hacerlo discurrir por las canalizaciones se
produce un intercambio de energía, de absorción o cesión, entre el aire y la
tierra. Así, se aproxima la temperatura del aire a la de la tierra, que siempre
será más cercana a la temperatura de confort.
El funcionamiento para el invierno y el verano es idéntico. Sin embargo, en
verano se puede llegar a prescindir de otros sistemas adicionales de
refrigeración, mientras que en invierno se necesitarían otros métodos de apoyo
para alcanzar la temperatura deseada.
Cubiertas ajardinadas

Las cubiertas ajardinadas, también conocidas como vegetales o verdes, son


cubiertas a las que se añade un sustrato y vegetación. Son generalmente
planas y dependiendo de su espesor se denominan como intensivas (>10 cm)
o extensivas (<10 cm). En mi opinión esta estrategia siempre es altamente
recomendable ya que es muy completa.

Entre las principales ventajas de estas estrategias bioclimáticas destaca que


purifica y refresca el aire de la ciudad, filtrando a su vez el agua de lluvia.
Además, guarda la cubierta de la radiación solar, así como del ruido, y es un
excelente protector de la capa de impermeabilizante.

Al colocar una capa de vegetación recuperamos la superficie ocupada por el


edificio además de crear un espacio natural donde cultivar alimentos o
simplemente relajarnos. Si la vegetación es autóctona el mantenimiento es muy
escaso.
Estas estrategias bioclimáticas aportan inercia térmica al edificio y mejora
el aislamiento térmico, siendo más sostenible que cualquier otro material
aislante. Por si esto fuera poco, en verano refresca el edificio gracias
al enfriamiento evaporativo.
Cubierta Estanque

Las cubiertas estanque se forman bien inundando este elemento o bien


colocando sacos llenos de agua. Tiene un comportamiento parecido al de
la cubierta ajardinada, aunque está más enfocado al aprovechamiento de la
capacidad para almacenar, transportar y ceder energía del agua y su inercia
térmica. Vamos a conocer estas estrategias bioclimáticas más a fondo.

Este sistema se puede utilizar durante todo el año. En invierno, al


recibir radiación solar durante el día el agua se calentará, mientras que en la
noche, con ayuda de un aislante térmico móvil evitaremos que se pierda y así
caliente la vivienda.

En verano el funcionamiento sería el inverso, evitando radiación solar en


verano y refrescando la casa mediante el enfriamiento evaporativo.
En el caso de utilizar sacos llenos de agua el funcionamiento en invierno
mejora, ya que el agua se evapora y permanece dentro de estos conservando
la energía recibida. Sin embargo, en verano será más conveniente dejar que el
agua se evapore para aprovechar el enfriamiento evaporativo, aunque esto
implique un sistema de tratamiento del agua.
Invernadero adosado
Un invernadero es un espacio cerrado y transparente, que se dispone contiguo
a una dependencia para mantener las condiciones de confort higrotérmico,
controlando la temperatura y la humedad. Hoy vamos a ver cómo esta
estrategia bioclimática puede reducir la demanda energética en nuestro hogar y
hacernos más eficientes.

El llamado efecto invernadero se produce cuando la radiación solar pasa a


través de la superficie translúcida, que al chocar con el interior cambia a
radiación infrarroja y queda atrapada. Este calor comienza a generar un
movimiento de convección del aire llamado termo-circulación que se puede
aprovechar para introducir aire caliente en la vivienda.

Estas estrategias bioclimáticas tiene un funcionamiento opuesto entre invierno


y verano. Durante los días fríos estará cerrado, almacenando calor
mediante aportes directos y transmitiéndolo a la estancia colindante a través de
trampillas. Por la noche se deberán disponer una cobertura aislante como en
la cubierta estanque.
En verano se puede convertir en un espacio sombreado con vegetación que
refresque el ambiente a través del enfriamiento evaporativo.
Muro Parietodinámico y Chimenea Solar
Los muros parietodinámicos son unas estrategiass bioclimática que aprovecha
la radiación solar para calentar una cámara acristalada, generando un
movimiento de convección que introduce aire caliente en la estancia contigua a
través de una serie de compuertas. Pero éste elemento también se puede
utilizar para extraer aire de la vivienda, mejorando la ventilación, pasando a
funcionar como una chimenea solar.

En estas estrategias bioclimáticas los principios físicos del efecto invernadero,


la convección del aire, también llamada ventilación termo-forzada, y el efecto
Venturi.

En invierno funcionaría en modo calefacción. El aire de la cámara acristalada


se calentaría, generando un movimiento en el aire que, una vez aire pre-
calentado, se introduciría en el hogar. De esta manera se podrían conseguir
aumentos de hasta 3ºC gratuitamente.
En verano serviría como un extractor de aire, sin más acción que el juego de
compuertas y a causa del efecto Venturi, que tendería a extraer aire de la
habitación.
Muros y suelos acumuladores térmicos
Los muros y suelos acumuladores térmicos son estrategias bioclimáticas que
aprovechan los aportes directos de radiación solar para convertirlos en calor,
almacenarlo en su interior y liberarlo de manera diferida en el tiempo.

Los principios físicos que lo fundamentan son la inercia térmica y el


llamado desfase de onda térmica. Los materiales utilizados tienen que tener
gran masa y una excelente capacidad de almacenar y ceder calor al ambiente:
granito, tierra e incluso bidones de agua (cubierta estanque).

Estas estrategias bioclimáticas se utilizan en invierno. La radiación solar que


incide sobre los paramentos (muros o suelos) hace que se calienten. Estos
elementos almacenan energía y la liberan al ambiente de manera gradual hasta
2 horas después de haber cesado la radiación directa.
También se pueden crear cámaras que calienten el aire adyacente y generen
una corriente termo-forzada, como vimos en el caso de los muros
parietodinámicos. Este sistema se denomina: muro Trombe.

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