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LA EVALUACIÓN FORMATIVA

ALENSON PALACIOS CAICEDO


La evaluación de los aprendizajes de los estudiantes ha sido un tema que ha acaparado el
interés de los diferentes actores del sistema educativo en los últimos años, hecho que
permitió que surgieran múltiples corrientes o conceptualizaciones frente a cómo evaluar,
calificar, medir, evidenciar… los aprendizajes. Es así, que el concepto de evaluación
formativa inicia a coger vuelo en Colombia en la primera década del siglo XXI, donde el
MEN (2009) citado en siempre día E, en las orientaciones dadas a los establecimientos
educativos en el decreto 1290 frente a la transformación del sistema de evaluación estatal,
define la evaluación como un proceso esencial para avanzar en la calidad educativa,
siempre que produzca información pertinente que lleve a tomar decisiones basadas en
evidencias, y a entender los procesos de enseñanza y aprendizaje. Concepto que insta a los
actores encargados de evaluar a los estudiantes a que pasen de esa evaluación calificativa a
una que involucre propósitos y metas en las que los educandos tengan un papel
protagónico.
En el documento del día siempre E (2017) el MEN plantea que la evaluación formativa
implica recoger, analizar e identificar los avances de los estudiantes (seguimiento al
aprendizaje), así como reflexionar, realimentar, reorientar y crear estrategias de apoyo para
los estudiantes (uso pedagógico de los resultados). Es decir, el seguimiento al aprendizaje
se refiere al proceso de monitorear, recabar información, organizarla y analizarla; mientras
que el uso pedagógico de los resultados se refiere a la toma de decisiones a partir de la
reflexión sobre la información observada y organizada. Acciones que deben ser realizada
por el docente durante el proceso de enseñanza aprendizaje.
Por su parte, la Agencia de Calidad de la Educación (2016) de Chile define la evaluación
formativa como un proceso en el cual profesores y estudiantes comparten metas de
aprendizaje y evalúan constantemente sus avances en relación a estos objetivos. Esto se
hace con el propósito de determinar la mejor forma de continuar el proceso de enseñanza y
aprendizaje según las necesidades de cada curso. Aquí hay que resaltar que la evaluación
formativa no se centra en las necesidades de un estudiante en particular sino en el conjunto
de estudiantes. A su vez, resaltan que el enfoque de evaluación formativa considera la
evaluación como parte del trabajo cotidiano del aula y la utiliza para orientar este proceso y
tomar decisiones oportunas que den más y mejores frutos a los estudiantes.
Para responder a los desafíos de la evaluación formativa la agencia se formuló tres
preguntas que permitían clarificar los propósitos del enfoque de evaluación formativa:
¿Hacia dónde vamos? busca responder: hacia dónde deben ir los estudiantes y cómo el
docente los puede guiar, para esto es fundamental: Establecer metas de aprendizaje, claras
y definidas. Definir indicadores de desempeño que den cuenta del logro de los objetivos.
Promover la comprensión de las metas de aprendizaje de parte de todos los estudiantes
¿Dónde estamos? espera conocer y aplicar técnicas de levantamiento de información sobre
cómo se encuentran los estudiantes en cuanto al logro de aprendizajes; para esto es
necesario: Conocer las trayectorias y niveles de progreso que siguen los aprendizajes.
Analizar los errores de los estudiantes e interpretar los resultados en base a las metas
propuestas.
¿Cómo podemos seguir avanzando? espera entregar retroalimentación efectiva sobre cómo
los estudiantes pueden continuar y cómo el docente los puede guiar en sus próximos
desafíos de aprendizaje; para esto, resulta importante: Realizar una reflexión crítica sobre la
propia práctica. Manejar una variedad de estrategias para ajustar la enseñanza a las
necesidades de los estudiantes. Usar estrategias para promover la colaboración entre
estudiantes. Usar estrategias que promuevan el desarrollo de la autoeficacia y hacer
responsables a los alumnos de su propio aprendizaje. Compartir experiencias exitosas entre
los docentes.
Además, plantean que Identificar y compartir metas de aprendizaje corresponde al punto de
partida de la evaluación formativa, donde el profesor y sus estudiantes clarifican lo que
enseñarán y aprenderán y los criterios que indican que esto se ha logrado. Por otra parte,
recalca que la evidencia de los aprendizajes es central dentro de la evaluación formativa ya
que permite observar el logro de las metas que se han establecido y constituye el
fundamento de las decisiones que toma el profesor o los alumnos respecto a los pasos a
seguir. Por último, indica que la retroalimentación del estudiante en la evaluación formativa
es más prospectiva que retrospectiva, es decir, su foco está en determinar cómo seguir
avanzando y en esta función todas las formas de retroalimentación (oral, escrita, visual,
individual o grupal), juegan un papel fundamental, pues son las herramientas con las que el
profesor orienta a sus estudiantes, entregándoles información que describe qué deben
lograr, cómo lo están haciendo y cómo pueden mejorar en su proceso de aprendizaje.

Referencias
Ministerio de educación nacional. Día siempre E (2017) La evaluación formativa y sus
componentes para la construcción de una cultura de mejoramiento. Impresión Legis S.A.
ISBN 978-958-5443-28-0, Colombia.
Agencia de Calidad de la Educación. Guía de Evaluación Formativa. Morandé 360,
Santiago de Chile 2016. https://www.evaluacionformativa.cl/wp-
content/uploads/2016/06/Gu%C3%ADa_Evaluaci%C3%B3n_Formativa.pdf

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