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Profesional en Seguridad y Salud en el Trabajo

Corporación Universitaria Autónoma de Nariño

LA HISTORIA DE MI VIDA

Cuando el tiempo pasa y vamos quemando ciertas etapas de nuestra vida muchas veces

queremos detener el tiempo para no hacernos viejos y devolvernos quizás al génesis de

nuestra vida, o quizás escoger los mejores momentos vividos y no dejarlos escapar, por eso

hoy quiero hacer un alto en el camino y componer una pequeña historia de mi vida.

En un día como hoy del 13 de febrero de 1973 y en una pequeña casa al sur de esta ciudad

llega un señor cansado de una larga jornada de trabajo y al ver que sus recursos eran

escasos junto a su esposa deciden arrendar una habitación.

Leonardo Jiménez Sánchez


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Al pasar de los días toca a la puerta de la casa un joven algo tímido pero con gran interés y

pide información de la habitación y al ver que se acomodaba a su presupuesto decide

alquilarla.

Gonzalo Jiménez el menor de cinco hijos y que vivía en dicha casa establece una amistad

con el joven que tomo dicha habitación en ese entonces y que por nombre se llama Alfonso

Triviño docente de un colegio y reconocido por su prestigiosa labor.

En aquella época estos dos jóvenes en su buena amistad y confianza empiezan a compartir

momentos de alegría entre ellos fiestas en las cuales en una de esas Gonzalo conoce a la

novia de Alfonso, clara Cecilia que con el tiempo le relacionaría a su hermana Fabiola.

Fabiola una joven de apenas 19 años en aquella época simpatizo con el menor de los

Jiménez y comenzaron a salir hasta establecer un vínculo más fuerte que el de una amistad.

La relación de este par de jóvenes no fue fácil puesto que la familia de Fabiola no dio por

aceptada dicha relación y en su afán por vivir juntos el 20 de octubre de 1974 deciden

escapar y casarse a escondidas en un municipio cerca de la ciudad llamado Facatativá, por

tal motivo la relación de Gonzalo y la familia de Fabiola no fue buena en especial con la

mama de Fabiola.

Al cabo de los meses y en su relación de esposos deciden concebir su primer hijo que por

nombre y costumbres de la época deciden llamarlo como su padre Gonzalo Jiménez aunque

a pesar de las diferencias familiares trajo una inmensa alegría para esta pareja. Con el pasar

de los meses la situación económica empezó a tornarse difícil puesto que las actividades

económicas de Gonzalo no eran estables y su esposa sufría por la falta de apoyo de su

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familia y la manutención de su hijo aunque para Gonzalo el apoyo de sus padres siempre

fue

Incondicional. Con inmensas dificultades lograron superar esta primera etapa de su hijo

Gonzalo.

Ya Gonzalo junior y con sus escasos 5 meses de edad logro fortalecer la base de este

matrimonio y fortalecer el vínculo familiar que para ese entonces no era grato para la mama

de Fabiola y como dice el dicho al que no le gusta la sopa se le dan dos tasas y en una

equivocación de cuenta Fabiola vuelve a quedar en embarazo. Para esta joven no fue fácil

aceptar dicho acontecimiento y aconsejada de su familia decide no tenerlo aunque la

valerosa actitud de su esposo decide cambiar la triste decisión.

El 3 de octubre de 1975 a las 11 de la noche en una clínica de esta ciudad y con mucho

esfuerzo en un parto natural nace un niño el segundo hijo de su matrimonio que por nombre

se llamaría Leonardo que con este nuevo semejante se partiría una nueva historia en esta

familia.

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Gonzalo y Leonardo dos hermanos crecieron en esta familia de creencias católicas y con

una diferencia de 15 meses en sus edades a sus tres y cuatro años de edad y en su primera

infancia comenzaron a estudiar su pre jardín, jardín y transición en el colegio Torricelli en

la capital de este hermoso país.

A Gonzalo en su infancia se caracterizó por ser un niño habilidoso astuto e inteligente para

sus eventos competitivos siempre recordare aquella carrera de triciclos que como el ciclista

herrera a pesar de haberse caído continuo con sus rodillas raspadas para quedarse con dicho

título del colegio. Leonardo en cambio fue un niño un poco tímido e inseguro pero muy

consagrado en sus actividades siempre tuvo a su hermano como líder y protector.

Para esta época sus padres vivían en la casa de sus abuelos paternos. Transcurrido el tiempo

Gonzalo y Fabiola mejoran su condición económica y deciden vivir solos junto con sus dos

hijos y felices por una nueva oportunidad laboral.

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Los hermanos Jiménez junto con sus padres se mudaron a una casa al sur de esta ciudad

donde conocieron nuevas amistades que permitieron desarrollar su infancia. En ese

entonces la familia de Fabiola más precisamente la mama comenzó a tener más

acercamiento hacia su hija para limar dichas asperezas.

Siempre recordare en aquel tiempo las fiestas de navidad, que como de costumbre solíamos

hacer un árbol gigante con muchos adornos y un hermoso pesebre que daba inicio a tan

hermosas fiestas de fin de año. Mis padres siempre mantuvieron viva la magia de la

navidad como fueron las novenas de aguinaldos y los regalos de santa. Para ese entonces

Los hermanos Jiménez siempre contaron con la compañía de una colaboradora de sus

padres que facilitaba los quehaceres de Fabiola en la casa y con las necesidades de crianza

de sus hijos, aquella persona fue como una segunda madre para estos hermanos que por

nombre se llamaría marina.

Marina fue una joven adoptada por los abuelos paternos de los hermanos Jiménez que con

el tiempo decidió irse a vivir con dicha familia para prestar sus servicios domésticos.

En aquella época de infancia marina compartió muchos momentos que jamás olvidaremos

como las salidas al circo, recogidas de dulces y su inmensa paciencia para solucionar

nuestras travesuras.

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Con el pasar de los años marina conoció su compañero sentimental y tristemente decidió

marcharse.

Ya con 5 y 6 años de edad los hermanos Jiménez contaron con numerosos amigos de

infancia entre ellos a German “chote” y a los gemelos Andrei y Gabriel con los que siempre

contaron para sus salidas al parque.

Chote un niño de 7 años de edad muy alegre y travieso hijo de unos padres costeños tuvo

una mala pasada a tan corta edad que marcaría el destino de él y su familia. En la semana

santa del año 1980 su hermano un joven de 17 años de edad estudiante de ingeniería civil

de la universidad de los andes de nombre Richard llego al amanecer de un domingo de

ramos a su casa, de una fiesta de la universidad y al ingresar a ella pasa por la sala y saluda

a su mama luego sube a la habitación de sus padres y se acuesta en la cama. Después de un

rato su mama preocupada por su desayuno manda a la empleada a que lo despertara y así

ocurrió dicho momento, al retirarse la empleada de la habitación según cuenta su

progenitora su hijo desciende de la cama y busca el arma de su padre que era un sargento

retirado de la policía y se propina un disparo a la altura de la cabeza. Al poco tiempo se

supo que había sido víctima de matoneo en la universidad por su condición económica.

Este fue uno de los sucesos de mi infancia que llevo presente.

Transcurrido el tiempo de mi infancia mí hermano y yo comenzamos nuestra primaria en el

liceo San Bernardo y de ahí otra nueva etapa en nuestra vida puesto que mis padres

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debieron trasladarse. Cada traslado de vivienda era una nueva historia puesto que debíamos

acoplarnos a nueva gente entre ellos amigos y demás.

Mi madre año tras año iba notando el crecer de sus hijos y con ellos sus múltiples

problemas que sobrelleva dicha crianza. En cada traslado de vivienda mi hermano y yo

veíamos cambios en nuestro entorno y era evidente que dichos cambios se daban por

nuestra condición económica así fue junto con la primaria que empezamos a experimentar

la transición de nuestra infancia a la adolescencia.

En el año de 1985 a comienzos del último año de la primaria recuerdo que mi madre toma

la decisión de cambiarnos de colegio y pasarme de tercero de primaria a quinto para

igualarnos junto con mi hermano y así poder minimizar los costos de nuestros útiles, en ese

año no voy a negar el susto de dicho cambio y así terminar la primaria en el Santiago

Felipe.

En aquella época ya listos para comenzar el bachillerato no era tan fácil conseguir un cupo

en colegios oficiales pero gracias a la influencia de un familiar los pudimos obtener en el

Colegio Nacional Nicolás Esguerra. Antes de continuar con esta historia quiero recalcar

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que todo lo que he relatado va de la mano con mi hermano puesto que crecimos juntos y es

una parte fundamental en mi vida.

Comenzar el bachillerato en este colegio no fue tarea fácil puesto que el cambio fue grande

de pasar de colegios pequeños a uno tan reconocido y de gran exigencia académica por tal

motivo creció la responsabilidad en nosotros puesto que debíamos mantener muy buen

nivel académico y disciplinario para no perder el cupo, eso para nosotros fue año tras año

una tortura y en especial para mi hermano que a lo último buscaba recuperarse.

Ya para terminar el año académico de 1990 donde mi hermano y yo cursábamos décimo

grado en el Nicolás Esguerra mi madre toma la decisión de sacarme de dicho colegio

puesto que se acercaba el servicio militar obligatorio y en aquella época se decía que de dos

hermanos se llevaban fijo a uno para dicha situación militar.

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Así fue como en el año de 1991 este fiel servidor y autor de esta biografía culmina sus

estudios de bachillerato en el colegio Externado Nacional Camilo Torres y para colmo de

males con la suerte de haber salido apto para engrosar las filas del ejército nacional no valió

de nada manifestar entre otras que era hijo único o cualquiera que se le pudiera ocurrir a

mis padres para evitarlo, así es que de nada sirvió el cambio de colegio para tal objetivo.

En la mañana del 23 de enero de 1992 entre ruegos de mi madre para que abortara dicha

decisión y a mis escasos 16 años de edad me dirijo al batallón de ingenieros Baraya para

incorporarme a esta fuerza pública, lo único que llevaba claro para ese día era definir mi

situación militar para así seguir con mis estudios superiores. Recuerdo en aquella ocasión

que en uno de los grupos que yo formaba me escogió un capitán por mi buena estatura para

formar parte de la escuela de infantería.

Después de una buena tarde soleada, no muy favorable para los incorporados por el

incesante sol que hizo y quemados hasta las orejas entre llantos de madres y familiares

abordamos los buses que se dirigirían a sus correspondientes concentraciones. Recuerdo

que al legar al batallón de infantería y con la incertidumbre revuelta con expectativa y

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miedo nos hicieron descender del bus y nos formaron para así comenzar con las primeras

instrucciones militares

Ya formados y con cantos militares avanzamos hacia la plaza de armas para hacernos parte

de la distribución de los elementos necesarios como platos cobijas y la clasificación de las

diferentes compañías. Pasadas las 5 de la tarde nos llevaron al rancho de tropa para tomar la

cena dispuesta para aquel día, debo confesar que este nuevo reto para mi vida no era tarea

fácil más sin embargo estaba dispuesto a sacarlo adelante. Al pasar de las horas y formados

frente a los alojamientos de tropa y agotados por tal jornada esperamos nuestra

correspondiente asignación de camarote dependiendo del apellido en su orden alfabético y

finalmente me lo asignaron, esa misma noche conocí los que serían mis compañeros de

servicio o lanzas.

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Al tiempo después de haber transcurrido gran parte de mi servicio militar comencé a darme

cuenta que la milicia no era para mí y que deseaba que pasaran los días y los meses para

culminar con esta etapa militar que por cierto era obligatoria.

Ya cumplidos 11 meses y 23 días del mes de enero y por mis 17 años de edad y ya para

culminar mi servicio militar me autorizaron un permiso especial para sacar la tarjeta de

identidad ya que no la tenía y así poder tener el número de identificación para la entrega de

mi libreta y al regreso de dicho permiso encontré el alojamiento donde yo descansaba todo

desorganizado puesto que ya nos habían dado la puerta franca que militarmente se le llama

a la incorporación y adaptación a la vida civil, no puedo negar la inmensa felicidad que me

dio de haber terminado mi servicio militar obligatorio.

Terminada esta etapa de mi vida y un poco desubicado de lo que yo pudiera ser en adelante

Quise continuar con mi proyecto académico pero al ver la situación económica de mi

familia tuve mejor que comenzar mi vida laboral que por cierto no fue fácil más sin

embargo y a pesar de las escasas ofertas laborales y después de pasar tantas hojas de vida a

bolsas de empleo logre obtener un puesto como auxiliar analista de mercadeo en una

reconocida multinacional llamada grupo holdenbank que era la unidad de varias empresas

como cementos Boyacá, concretos premezclados y comercializadora de cementos entre

otras.

En el transcurso de mi servicio militar y al paso por esta compañía mi hermano inicio

estudios de odontología en la universidad San Martin el cual se destacó académicamente y

gano concursos interuniversitarios de dicha rama.

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En esta etapa laboral de mi vida yo fui un joven de muchos retos y comenzaba a tejer

sueños, pero para tal objetivo debía someterme a muchos sacrificios y aprovechando de mi

soltería que no me hacía incurrir en muchos gastos decidí ahorrar para comenzar a tener

cosas y efectivamente con dichos ahorros y con otra plata de mi madre compramos un

camioncito para estrenarnos en una nueva actividad económica como lo es el transporte

actividad que ya tenía transcendencia desde mis abuelos y que la continuó gran parte de mi

familia.

En el grupo holdenbank dure aproximadamente 2 años, hasta que se acabó el contrato a la

empresa temporal la cual yo pertenecía y no puedo negar mi profunda tristeza debido a mis

buenas bonificaciones que me aportaban.

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Así pues al terminar mi trabajo con esta compañía tuve que despojarme de mi corbata y

comenzar otra etapa laboral en el mundo del transporte refrigerado que para ese entonces

contábamos con un conductor que se le acabaría su contrato al ingresar yo para tal

actividad.

No fue fácil para mi comenzar esta actividad puesto que mi experiencia como conductor no

era amplia, a duras penas sabia manejar algunos carros de menor tamaño pero con el ánimo

de mi mama y sin aun tener una licencia de conducción me lance con gran responsabilidad

y poco a poco le fui cogiendo la práctica a este camión, para ese tiempo mi hermano

también había dejado de estudiar para sumarse a este nuevo proyecto de transporte.

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Yo trabajaba con este camión en asocio con mi hermano y mi madre en una empresa

llamada copo helado y mi hermano trabajaba con un camión de mi padre en almacenes

olímpica.

Nuestro negocio en el transporte fue de mucho sacrificio puesto que nos tocaba aguantar

largas jornadas repartiendo pedidos tienda a tienda como el “lechero “y sin contar con los

fines de semana que no nos daba ni tiempo de almorzar pero con un propósito claro que era

el de producir para salir adelante.

Las pretensiones que teníamos en este negocio mi familia y yo era construir una empresa de

transporte refrigerado para satisfacer las necesidades de transporte de las empresas con

productos perecederos que necesitaran refrigeración y poco a poco y con mucha dedicación

fuimos adquiriendo más vehículos para dicha actividad aunque también con ellos más

deudas.

Trabajamos en muchas empresas de alimentos como: Pollos protinal, Avesco, coljugos,

meals de Colombia, helados la campiña, almacenes olímpica, Carulla, colombiana de

comercio, empresas de pescado y cultivos de flores de la sabana de Bogotá en las

temporadas de San Valentín entre muchas a los que se les presto dicho servicio.

Fueron muchos años con esta actividad económica donde conocí muchas ciudades, culturas

y principalmente el manejo de infinidades de productos perecederos y en algunos casos no

perecederos de las empresas a las que prestábamos dichos servicios.

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Como sucede en cualquier negocio también sufrimos alti bajos dado por las circunstancias

competitivas que se generaban en las empresas. En un principio el transporte refrigerado se

manejaba con contratos directos en las empresas, pero poco a poco se fueron metiendo

otras organizaciones de transportes para volverse intermediarios entre las empresas, y así

obligar a desaparecer a los medianos y pequeños transportadores como nosotros o en efecto

obligarnos a unirnos a su interesada causa. Fueron muchos momentos difíciles que sin

calcularlo y con múltiples compromisos adquiridos por dichos vehículos, sin consideración

alguna por motivos anteriormente expuestos existían empresas que nos despedían por

causas injustificadas y así llegábamos a engrosar las filas de transportadores sin carga, y

consigo el desespero de volver a buscar carga para continuar con los compromisos

adquiridos.

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Gracias a Dios nunca quedamos en su totalidad desamparados por el trabajo pero más de

una vez quedamos en la cuerda floja de creer no volver a ser competitivos porque las

circunstancias cada vez eran más difíciles. Así con todo esto pude llegar a comprobar la

teoría económica de que el precio de los fletes del transporte es directa o inversamente

proporcional a la oferta y a la demanda. Dando así la razón a una competencia desleal.

Después de tanto buscar una estabilidad laboral a pesar de haber durado una cantidad de

tiempo considerable quizás algunos cinco años, y pasando papeles en muchas empresas sin

tener una que nos brindara dicha estabilidad para vincular nuestros camiones surge una

gran empresa que requería transporte con carga fija a nivel nacional de la cual el nombre

me reservo pero que siempre recordare por esa gran oportunidad.

Fue así como hacia el 16 de diciembre del año 2009 comenzamos a operar con camiones

refrigerados en la distribución de productos perecederos a ciudades como Villavicencio, la

Dorada caldas, Pereira y Cali. Esta empresa marcaría un nuevo destino para nuestra carrera

en el transporte refrigerado.

Transcurrido el primer año de estar laborando en esta prestigiosa empresa mi familia y yo

teníamos asignada la operación de traslados de frutas y verduras a la ciudad de

Villavicencio.

Gracias a Dios teníamos buen trabajo para aquella época, que aunque nos tocaba pasar

ciertas dificultades cuando nos tocaba quedarnos operando en la capital del Meta fueron

viajes muy productivos.

Cuando hago referencia a las dificultades que pasamos en esta ciudad era porque en estas

largas jornadas de trabajo muchas veces no quedaba tiempo para reservar hotel y

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optábamos por dormir en los camiones, y también porque a tan altas horas de la noche era

muy poco el tiempo que quedaba de descanso y no ameritaba pagarla en un hotel de esta

ciudad.

Fueron muchos los viajes que realizamos con mi familia acompañados de aventuras entre

ellas paseos, salidas a restaurantes, fiestas y demás, con amistades, compañeros de trabajo y

familiares en la cual voy a destacar el viaje más importante que me haría ver la vida con

más amor y responsabilidad y me marcaría un nuevo destino.

En aquel tiempo se acostumbraba a salir con los compañeros de la empresa entre ellos

coordinadores y recibidores después de tardes de arduo trabajo y siendo más precisamente

un fin de semana a tomarse algunos tragos y nosotros después de haber terminado nuestra

jornada de transporte y con los camiones descargados y guardados nos disponíamos a

departir con ellos. Cuando fue así que en aquella noche conocí la familia de un compañero

del área de logística que era su esposa junto con sus dos hijos.

Aquella señora fue muy agradable para tal encuentro y terminamos entablando una bonita

amistad en la cual caímos muy bien y dio como resultado la promesa de presentarme a la

hermana que para ese entonces era soltera y sin hijos como yo. Al termino de dicha reunión

y ya un poco ebrios la señora emprende su partida junto con su esposo sin dejar algún rastro

que pudiera dar con el conocimiento de su hermana.

Hoy quiero agradecerle a esta profesión por haberme dado la oportunidad de haber

adquirido una estabilidad económica que aunque modesta creo ahora poder adquirir uno de

los derechos del ser humano como es la educación que en mis comienzos como ya lo dije

no lo había podido hacer por mis escasos recursos económicos.

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Para continuar con esta etapa de mi vida quiero resaltar que después de haber centrado mi

interés en la hermana de dicha señora y con mucho esfuerzo la logre ubicar en la misma

ciudad de Villavicencio.

Después de muchas llamadas y horas por el teléfono con ella, a la que hoy en día es mi

esposa pusimos un día y hora cero para dicho encuentro y conocimiento a la que gracias a

Dios nos fue concedido.

El hermoso encuentro de dicha pareja sucedió un sábado 19 de marzo del año 2012 la cual

sucedió con mucha emoción y expectativa.

Después de dicho encuentra esta parejita logran entablar una relación de noviazgo a la que

como resultado Dios nos ha dado el mejor regalo de nuestras vidas como es nuestra hija

MARIA FERNANDA JIMENEZ CASTRO.

Mi MAFE nació el 5 de agosto del año 2013 en la clínica del Meta que a pesar del

inmenso esfuerzo de mi esposa patricia pudo traérmela al mundo y quedo sin palabras para

expresar lo hermosa que es y a la cual debo de dar gracias a Dios por permitirme

experimentar de tan maravillosa experiencia.

Hoy en día vivo en la ciudad de Villavicencio felizmente con mi esposa y mi hija luchando

día a día para sacar esta hermosa hija adelante junto con mi esposa.

Leonardo Jiménez Sánchez


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Leonardo Jiménez Sánchez

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