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Estos tres tipos de flores aparecen bajo cierta secuencia en cinco fases, cuya duración
varía de acuerdo a aspectos ambientales y al cultivar. Se ha consignado su aparición y
duración como a continuación se expresa (Galán y Menini, 1987).
Fase A. Las flores tipo I (masculinas), aparecen solas durante los primeros 10 días de la
floración.
Fase B. Flores tipo I y tipo II (femeninas), aparecen durante 2 a 3 días.
Fase C. Flores tipo II , aparecen durante 2 días.
Fase D. Flores tipo II y tipo III (masculinas), aparecen durante 2 a 3 días.
Fase E. Flores tipo III, aparecen en los últimos 7 a 10 días de la floración.
Como las fases descritas ocurren en diferentes momentos en una huerta ya que hay
panículas de aparición temprana, intermedia y tardía, hay varios días en que las flores tipo
II se traslapan con flores tipos I y III, en los cuales ocurre la polinización cruzada a través
de insectos. Las flores tipo II son las únicas capaces de producir frutos. Aparecen en un
porcentaje aproximado de 30%.
En México, en un estudio realizado en Tlapacoyan, Veracruz sobre la fenología de litchi cv
‘Mauricio’ (llamado Racimo Rojo a nivel regional), en árboles de 9 años de edad y en un
clima cálido húmedo Af(m) a 137 msnm, 19 ° L.N., con 1,500 mm anuales de precipitación
pluvial, 24°C de temperatura media anual y en un suelo franco-arenoso, obtuvieron los
siguientes datos (Curti y Loredo, 2007):
La brotación de diciembre es de la que emergen las flores 2 a 3 semanas después.
El período de floración fue de 45 días, con la aparición y porcentaje de cada tipo de flor
como a continuación se especifica:
11 de febrero al 14 de marzo, flores tipo I (masculinas), 31.7 %
19 de febrero al 26 de marzo, flores tipo II (femeninas), 30.5 %
28 de febrero al 26 de marzo, flores tipo III (masculinas), 36.0 %
El desarrollo del fruto, desde amarre hasta cosecha se dio en 75 días aproximadamente.
Hay un traslape de flores I con II y III con II de 18 días en los cuales puede ocurrir la
polinización cruzada.
Por otra parte, en un estudio realizado en el Valle de Culiacán, Sinaloa, México, con
árboles de litchi ‘Brewster’ de 8 años de edad y en un clima desértico, cálido, extremoso,
con lluvias en verano, con temperaturas medias de 21 y 23°C, temperaturas máximas
entre 27 y 38 °C y mínimas entre 8 y 17°C para los meses de abril y mayo, determinaron
los siguientes datos sobre floración (Osuna et al, 2008):
El período de floración fue de 52 días, del 8 de marzo al 29 de abril.
Las flores tipo I fueron más abundantes en la sección sur del árbol, los tipos II y III en la
sección norte. Su presencia fue de 70%, 19% y 11% respectivamente.
Las flores tipo II son las únicas que morfológica y anatómicamente son capaces de
producir frutos.
En cuanto a las características del fruto éste es una drupa de forma redonda, ovoide o
acorazonada. Su tamaño es variable, de alrededor de 2.5 cm y con 10 a 35 g de peso,
dependiendo del cultivar, las condiciones ambientales y el manejo. La cáscara, en la
mayoría de los cultivares, es de color rojo, en algunos es rosado y en otros es amarillo.
Está cubierta de protuberancias angulosas (rugosidades) que se van alisando conforme
avanza la madurez de los frutos. La pulpa es un arilo de color blanco, translúcido,
aperlado, jugoso, con sabor agridulce exquisito y con excelente aroma que lo hacen
catalogarse entre los frutos más deliciosos del mundo. El porcentaje de pulpa representa
entre el 50 y el 70% del peso total del fruto. Los frutos con semillas abortivas conocidas
como ‘lengua de pollo’ son muy apreciados por tener más alto contenido de pulpa. Es
buena fuente de vitamina C, comparable a la naranja. Con el consumo de 100 g de pulpa
se cumple el requerimiento diario de ésta vitamina. También es buena fuente de potasio,
magnesio y fósforo.
6000 Ton
ha
4000
2000
-2 0 0 0
1980 1985 1990 1995 2000 2005 2008
A ÑOS
Requerimientos ambientales.
En Asia, su continente de origen, el litchi se produce con éxito en los 24° de Latitud Norte
y a los 121° de Longitud Este y en una altitud de 300 msnm.
En el mundo, los límites actuales de su cultivo se encuentran entre los 33° L.N. y los 30°48’
de L.S.
Las temperaturas en el área de origen son, en el mes más frío que es enero, de 19°C y 9°C
como medias de máximas y mínimas respectivamente y en el mes más cálido que es julio,
de 33°C y 25°C, respectivamente.
Soporta temperaturas un poco debajo de 0°C y hasta 40°C. El rango óptimo de
temperaturas medias está entre 20 a 35°C con un óptimo de 30°C para crecimiento.
Debajo de 20°C se reduce notablemente el crecimiento y cuando es inferior a 16°C se
paraliza la actividad vegetativa y se favorece la reproductiva. 200 o más horas de
temperaturas invernales debajo de 13°C favorecen mucho la inducción floral.
Respecto a la precipitación pluvial en el área de origen es de 1600 mm anuales, en el mes
más seco (enero) llueven 94 mm y en el más lluvioso (julio), 263 mm. La humedad relativa
en esos meses es de 70 y 83% respectivamente.
En general, se ha señalado un rango óptimo de precipitación pluvial de 1250 a 1700 mm
anuales. Soporta una sequía de entre 4 a 12 semanas y suelo inundado hasta por dos
semanas.
La humedad relativa así como suficiente agua del suelo son necesarias durante la
floración, el cuajado y el desarrollo de frutos.
El estrés hídrico cuando es alternado con alguna lluvia fuerte repentina favorece el rajado
de frutos. También el estrés hídrico acompañado de altas temperaturas y vientos cálidos
provocan golpes de sol y el oscurecimiento de la cáscara.
Respecto a los requerimientos edáficos, prefiere suelos medianamente fértiles, con alto
contenido de nitrógeno (pero no excesivo) y moderado de fósforo, potasio y calcio;
profundos, frescos, preferentemente de aluvión, de texturas medias y con suficiente
materia orgánica, esto último principalmente durante los primeros años del crecimiento
de las plantas. El pH entre 5.5 a 6.5 se ha señalado como el óptimo (Galán y Menini, 1987).
Cultivares.
Respecto a variedades cultivadas de litchi, existen más de cien que se han originado en
Asia y otros países como E.U., Israel, Sudáfrica, Australia, por citar los más importantes. En
el mundo se cultivan principalmente los siguientes. Se expresan entre paréntesis sus
sinónimos, determinados mediante marcadores moleculares (Ochoa et al, 2003): Brewster
(ChenPurple), Mauritius (Tai So, Kwai Mi), Haak Yip (HaakIp), Kaimana, No MaiChee
(Salathiel), No MaiChee Late, KwaiMayPink, Floridian (similar a Brewster), Bengal,
WaiChee, Ambonia, Groff, KwaLuk, Casino y Sum Yee Hong (Galán, 1990; Menzel and
Simpson, 1988).
El profesor Groff menciona que pueden ser reconocidas entre 40 a 50 variedades
solamente en la región de KwangTung, pero que de ellas son ampliamente reconocidas y
cultivadas unas 15. Las clasifica como ‘Tipos de montaña’ y ‘Tipos de agua’. Los primeros
retienen el jugo dentro de la pulpa y son conocidos como ‘secos y limpios’, en tanto que
los segundos sueltan el jugo cuando se pelan.
El primer cultivar de litchi introducido en Hawaii fue ‘Kwai Mi’. En 1942, la Estación
Experimental de Agricultura hizo una colección de 500 árboles de semilla de los cultivares
‘Kwai Mi’, ‘HakIp’ y ‘Brewster’ con el propósito de seleccionar los segregantes que
mostraran el mejor desarrollo. De allí se seleccionó un árbol de características
sobresalientes que en 1953 se denominó ‘Groff’; tardío, de rendimiento consistente,
frutos medianos, rosados, de pulpa blanca y firme, no suelta el jugo, sabor excelente y
semillas abortivas. Más tarde, el Dr Hamilton en la misma Universidad de Hawaii
desarrolló el cultivar ‘Kaimana’ o ‘Poamoho’, derivado como segregante de ‘HakIp’. Los
frutos son parecidos a ‘Kwai Mi’ pero del doble en tamaño, de alta calidad, de regular
rendimiento (Morton, 1987).
En México, los cultivares más difundidos son ‘Brewster’, conocido en la zona de la
Huasteca Potosina y en Veracruz como ‘Ralo Rojo’ y ‘Mauritius’, conocido en la misma
zona como ‘Racimo Rojo’. De ellos, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales,
Agrícolas y Pecuarias ha aportado los datos siguientes, consignados en el Cuadro 1.
Cuadro 1. Comparación de algunas características de dos de las principales variedades de
litchi cultivadas en México.
Propagación.
Comercialmente, el método de propagación más empleado a nivel mundial es el acodo
aéreo. En menor escala se han utilizado el injerto y el estacado. En definitiva, no se
recomienda la propagación por semillas por no conservar las características de la variedad
elegida y por ser demasiado tardía la entrada en producción.
El acodo aéreo permite conservar las características varietales y ayuda a una entrada
rápida en producción, además de ser sencillo y con un buen porcentaje de prendimiento.
De manera general, los pasos para su realización se exponen a continuación:
Seleccionar ramas del exterior y de la parte media del árbol que tengan un
crecimiento vertical, con 12 a 15 mm de grosor y 45 a 60 cm de largo, con un solo
eje y sin brotación vegetativa reciente. Dan mejor resultado las ramas maduras, es
decir, que no tengan crecimientos vegetativos recientes (Duarte y Suchini, 2002).
Utilizar un sustrato humedecido que contenga materia orgánica y un poco de suelo
de la zona de goteo de los árboles (por la presencia de hongos micorrízicos
nativos), con buena retención de humedad. Experimentalmente ha dado buen
resultado la mezcla de suelo migajón arenoso con composta de pulpa de café en
igual proporción o bien estos dos materiales más germinaza (polvo de fibra de
coco) o aserrín (un tercio de cada elemento) para producir acodos en corto tiempo
y con buena cantidad de raíces (Rodríguez, 2003). También por la vía experimental
se ha consignado que el musgo canadiense peatmoss más lombricomposta al 50%
al igual que la germinaza más lombricomposta al 50% producen mayor volumen y
peso fresco de raíces, así como mayor cantidad de raíces y mejor índice de
sobrevivencia. Cuando se inocularon esos sustratos con la
rizobacteriaPseudomonaputidase logró obtener los acodos en menor tiempo (Cano
y Carballo, 2009).
En las ramas seleccionadas se elimina un anillo de corteza de aproximadamente 2
cm de largo y se raspa la madera para eliminar la capa de cambium.
Se coloca encima de ese anillo el sustrato con materia orgánica bien humedecido
procurando que cubra un poco del tallo de la rama hacia arriba y hacia abajo, unos
centímetros más a favor del lado de arriba. La masa del sustrato debe estar
contenida en un plástico de 20 x 20 cm o un poco más, éste se enrolla y se ata en
sus extremos con rafia o cinta adhesiva. Experimentalmente ha dado buen
resultado aplicar auxinas AIB en dosis de 3000 ppm para aumentar el número de
raíces por acodo (Duarte y Suchini, 2002).
La época más apropiada para realizar los acodos es a fines de primavera o
principios de verano, después de la cosecha de los frutos, cuando exista suficiente
precipitación y humedad ambiental. Experimentalmente entre junio y noviembre
se han obtenido porcentajes de enraizamiento entre 80 y 100% (Duarte y Suchini,
2002).
Los acodos se deben separar de la rama cuando se puedan distinguir entre 6 a 8
raíces que hayan cambiado del color blanco-cremoso inicial a color café-marrón.
Esto ocurre entre 8 a 12 semanas. Las ramas separadas no deben tener brotes
vegetativos recientes.
El trasplante a bolsa debe realizarse preferentemente en época lluviosa o bien
deben proporcionarse riegos frecuentes. Las bolsas deben ser de
aproximadamente 18 x 35 cm. En relación al sustrato a usar, en un experimento
en donde se hicieron mezclas de suelo negro de textura media, cachaza y
lombricomposta, las combinaciones que favorecieron el incremento en altura, el
grosor del tallo y la sobrevivencia de los arbolitos fueron: 40% de suelo+ 30% de
cachaza + 30% de lombricomposta. Otro buen tratamiento resultó ser: 60% de
suelo + 40% de cachaza (Fernández y Valenciano, 2006).
A los arbolitos trasplantados a bolsa se les debe eliminar el 50% del área foliar,
deben colocarse bajo sombra un par de meses e irse exponiendo paulatinamente
al sol hasta dejarlos a pleno sol. Después de varios meses y cuando ya hayan
tenido de dos a tres flujos vegetativos deben trasplantarse a terreno definitivo.
Respecto al estacado, el poner estacas subterminales con AIB a 3000 ppm en el mes de
agosto (mediados de verano) en un sustrato de peatmoss, permitió 100% de
enraizamiento y la formación de 8.1 raíces por estaca en promedio (Duarte y Suchini,
2002).
Establecimiento de plantaciones.
Para el establecimiento de plantaciones de litchi se pueden seguir dos criterios, el primero
se refiere a establecer los arbolitos distanciados desde un inicio de 12 a 14 metros para así
manejar densidades de población de 69 a 51 árboles por hectárea. Puede tener el
inconveniente de que el terreno sea subutilizado durante varios años, antes de que los
árboles crezcan lo suficiente y sus copas ocupen la mayor parte del mismo, favoreciendo
además, la invasión de hierbas adventicias. Para contrarrestar esto, se recomienda
intercalar temporalmente, durante los primeros dos o tres años otras especies de porte
bajo y ciclo comercial corto, tales como papayos, plátanos, piñas, por citar algunos. Con
ello se logra hacer más eficiente el uso del terrenopara buscar una recuperación más
rápida de la inversión.
Otra alternativa es establecer desde un inicio medias o altas densidades de plantas con
espaciamientos entre 6 y 9 metros para manejar entre 278 y 123 árboles por hectárea. A
libre crecimiento los árboles juntarían sus copas entre los 8 y los 14 años de establecidos,
por lo que es necesario diseñar, desde el inicio, un programa anual de podas para manejar
el tamaño del árbol. Al respecto Menzel y colaboradores (2,000) destacan la conveniencia
de realizar podas anuales en este tipo de plantaciones densas para facilitar la cosecha, las
aspersiones, el enmallado y obtener, de esta manera, significativos retornos económicos
en los primeros años de cosecha de la huerta, del orden del doble o más en relación a
huertos con densidades normales o tradicionales. La poda, además de mantener reducido
el tamaño del árbol, produce suficiente follaje que, bajo óptimas condiciones de madurez
y temperaturas bajas (de menos de 16°C), inducen una buena floración de los árboles,
como se explicará más adelante.
El que esto escribe ha establecido en su parcela los arbolitos de litchi en dos
distanciamientos y densidades: a 5.6 m en marco real con una densidad de 319 plantas
por hectárea y a 8 x 6 m con densidad de 208 plantas por hectárea. En el primer lote las
plantas tienen actualmente un poco menos de trece años de establecidas y a partir del
noveno se vienen practicando en hileras diagonales alternas, podas de recepa o
rejuvenecimiento, consistentes en cortar con sierra motorizada las ramas principales a un
metro del suelo. Esto se hace inmediatamente después de la cosecha. La brotación
vegetativa es profusa porque se abona con lombricomposta y se forma además un
colchón de hojarasca (mulch) con los restos de la poda, el cual inhibe el crecimiento de
hierbas adventicias, guarda humedad y forma humus. Como se podan solamente el 50%
de las plantas de forma severa, ese porcentaje deja de producir en el siguiente ciclo y
reinicia su producción al segundo año, en tanto, los árboles que no se rejuvenecieron, se
podan con despuntes anuales después de las cosechas y bajo esas condiciones reciben la
luz solar en todas sus paredes y elevan su rendimiento, lo que compensa la falta de
cosecha en un ciclo de las plantas recepadas. Después, cuando se juntan otra vez las
copas, después de varios años, se recepan en hileras diagonales las que quedaron
pendientes.
Podas.
Como esta labor de cultivo está directamente asociada al rubro anterior, se destacarán
aquí algunos aspectos relacionados a ésta práctica en sí y su relación con la inducción
floral y otros factores.
Las podas han resultado necesarias y muy positivas en plantaciones con altas densidades,
lo cual ha reportado ventajas tales como: controla el tamaño del árbol, facilita labores de
manejo y cosecha, incrementa el número de brotes vegetativos y más tarde el de brotes
reproductivos (florales), incrementa el rendimiento por hectárea y acelera la recuperación
económica, principalmente durante las primeras cosechas.
Al realizar una serie de experimentos, se demostró que es posible podar las huertas de
litchi para mantener chico el tamaño del árbol y promover floración y cosecha, en el
entendido de que la inducción floral ocurre cuando pequeñas yemas, de unos pocos
milímetros de longitud, crecen durante condiciones inductivas de frio. Usando la poda se
puede controlar floración en campo al sincronizar el crecimiento durante las condiciones
inductivas (Menzelet al, 2000). En litchi la floración ocurre después de un período de bajas
temperaturas (Menzelet al, 1989; Menzel and Simpson, 1995) con o sin déficit de
humedad (Menzel, 1983). Un flujo vegetativo que antecede al comienzo de la temporada
fría va en detrimento de la formación de flores (Menzel, 1983). Si ocurren temperaturas
debajo de 20°C durante el rompimiento de las yemas, las panículas florales deben ser
inducidas, sin embargo, si prevalecen las condiciones cálidas en ese tiempo, solamente se
producirán brotes vegetativos. Esto es lo que ha venido sucediendo en los últimos años en
las plantaciones de litchi ubicadas en bajas altitudes, en zonas costeras del trópico
mexicano como consecuencia de los cambios climáticos y el calentamiento global. En
general, la falta de sincronía entre el desarrollo de brotes tempranos (o muy tardíos de
otoño) y condiciones climáticas inductivas parece ser la principal razón de la irregular
floración del litchi. Otro factor clave limitante para la inducción floral en litchi es la falta de
temperaturas frías durante el invierno. Esto resulta especialmente importante en regiones
costeras cálidas. La floración y los rendimientos son más consistentes en localidades
subtropicales con temperaturas diarias debajo de 20°C durante el invierno.
Algunas medidas remediales para controlar brotes vegetativos tardíos de otoño los cuales
generalmente no florecen, son podar o asperjar con ethephon (1 a 3 litros de Ethrel) más
urea (5 kg) por 1000 litros de agua. El subsecuente brote vegetativo desarrolló flores y
determinó el rendimiento. Esos experimentos demostraron el valor remedial si los flujos
vegetativos desarrollan en invierno (Menzelet al, 2000). Al podar los brotes vegetativos
tardíos, la poda causó un cambio en la fase de la brotación vegetativa en relación a los no
podados, afectando el tiempo de floración en los sitios calurosos y la extensión de la
floración en los fríos. La brotación nueva fue más lenta en áreas nubosas y frías; por ello,
la poda debe ser realizada mucho más temprano que en las localidades soleadas y cálidas.
Inducción Floral.
La inducción floral es un proceso fisiológico muy importante y delicado en todas las
plantas. En el litchi se manifiesta como un evento de muchas particularidades ligado a
varios aspectos ambientales y de manejo que se irán describiendo a continuación.
Parece estar suficientemente claro que temperaturas invernales diarias menores a 20°C
son necesarias para que el litchi florezca (Menzel and Simpson, 1995). Otros datos
consignan que se requieren 200 o más horas de 13°C o menos para inducir una buena
floración (Galán y Menini, 1987). En un estudio desarrollado en México en el campo
experimental del INIFAP en Ixtacuaco, Tlapacoyan, Veracruz, fue suficiente la acumulación
de 206 horas invernales con temperaturas inferiores a 16°C para inducir una buena
floración (Curti y Loredo, 2007). Las temperaturas mayores de 20°C promueven flujos
vegetativos (Batten and Mc. Conchie, 1995).
Estudios en el sur de Florida, U.S.A., han indicado que la floración de los litchis aparece
después de un estrés hídrico y de frío. También se ha destacado que bajo clima cálido, las
altas precipitaciones pluviales y excesivos nutrientes causan erráticas floración y amarre
de frutos. Cuando hay excesiva humedad y fertilización los árboles crecen vigorosamente
y producen flujos vegetativos cada dos o tres meses. La falta de maduración de flujos
vegetativos tardíos a fines del otoño o principios de invierno es causa de la no aparición
de la floración en enero o febrero. Los flujos vegetativos de finales de otoño pueden ser
prevenidos por la restricción de nitrógeno en verano, así, a través de esta restricción
temporal, los productores pueden esperar abundante floración. Las altas concentraciones
de nitrógeno en las hojas fueron asociadas con flujos vegetativos y redujeron floración y
rendimiento (Cobin, 1950; Li et al, 2001).
En Hawaii se manejaron experimentalmente árboles de litchi del cv. Kaimana de 8 a 9
años de edad, por sus características de producción y adaptación. El objetivo del estudio
fue limitar el contenido de N y las brotaciones vegetativas durante el invierno, para inducir
floración. Inmediatamente después de la cosecha realizaron una poda quitando entre 20 y
30 cm de las ramas cosechadas y aplicaron cloruro de potasio una semana después. Se
promovió, sincronizó y maximizó el crecimiento vegetativo que sigue inmediatamente
después de la cosecha. Esta práctica persigue acelerar la maduración de los brotes
vegetativos manteniendo un bajo nivel de nitrógeno en las hojas y crecimiento lento para
incrementar receptividad a las condiciones para la inducción floral. Fue asperjado
fertilizante foliar en lugar de al suelo después de la cosecha. Lograron en promedio
rendimientos de 45 kg por árbol en cada uno de los años de estudio, 2005 y 2006
(Matsumoto and Zee, 2007).
En Israel, en la mayoría de las huertas comerciales provocan un estrés hídrico en otoño
para inducir floración y cuando ésta se ha conseguido realizan aspersión de auxinas varias
semanas después del amarre de frutos para evitar una excesiva caída de frutos e
incrementar su tamaño (Gazit, 2001).
Otro aspecto estudiado ha sido la edad de las ramas nuevas desde el previo flujo
vegetativo. Al estudiar los cultivares ‘Mauritius’ y ‘Brewster’ concluyeron que ambos
deben tener cuando menos 15 semanas de edad en sus brotes vegetativos para estar en
condiciones de iniciar floración en respuesta a las temperaturas frías de invierno. La
mayor floración en ‘Mauritius’ ocurrió en ramas que tuvieron de 15 a 25 semanas de
edad. Para ‘Brewster’ se requirió que las ramas tuvieran entre 20 a 30 semanas de edad
para producir flores. En ambos cultivares la falta de frío y la intensidad de las
temperaturas frías nocturnas afectan la respuesta a la floración (Zhenget al, 2001).
Otro auxiliar fisiológico que se ha comprobado que promueve la floración es el anillado
de ramas. En Hawaii encontraron que la época más adecuadapara el anillado de ramas fue
septiembre. El mejor grosor de anillado fue de 1/16 de pulgada (aproximadamente 1.6
mm), correspondiente al grosor de la sierra manual. Las ramas anilladas presentaron un
incremento significativo con respecto a la floración y el amarre de frutos, en relación a las
no anilladas (Nakata, 1965). Experimentalmente, en un estudio efectuado en Lechuguillas,
municipio de Vega de Alatorre, Veracruz, se anillaron ramas de arbolitos muy jóvenes, de
tres años de establecidos; el 98% de las ramas anilladas florecieron y produjeron
satisfactoriamente un promedio de 183 frutos por rama (aproximadamente 4 kg), en
contraste, las ramas no anilladas produjeron solamente 7 frutos por rama (Hernández y
Hernández, 2001). Se ha reportado que el anillado puede ser cerrado o en espiral y que
ambos incrementan la floración y el rendimiento (Li y Xiao , 2001). Ellos trabajaron con
litchis del cultivar ‘Nuomici’ (No MaiChee) y los incrementos en producción, comparados
con el testigo, fueron asociados a los mayores contenidos de azúcares solubles y almidón,
en las ramas anilladas. El anillado cerrado fue de más fácil ejecución y seguro de practicar,
por lo que fue recomendado. También se han conducido experimentos combinando el
anillado con aplicaciones de sustancias conocidas como promotoras de floración.
Ramburn (2001), anilló ramas de 3 a 4 cm de diámetro con flujos vegetativos maduros en
mayo. También probó aplicaciones foliares de 0.5 g de paclobutrazol + 0.4 g de etephon
por litro de agua en árboles de litchi improductivos del cultivar Tai So en la Isla de
Mauritius, en el continente africano. La fructificación fue consistente con el anillado de
ramas pero errática con retardantes del crecimiento. En otro experimento conducido en
Brasil, se anillaron ramas principales (gruesas) y secundarias de 6, 4 y 2 cm de diámetro en
árboles de litchi de 17 años de la variedad ‘Bengal’. El tratamiento de anillado en ramas
gruesas principales fue significativamente mejor en relación al testigo sin anillar y al
anillado en ramas delgadas en el año de baja floración y su efecto perduró al año siguiente
(de mayor floración). Se observó también un efecto favorable en el adelanto de cosecha
de hasta tres semanas de este tratamiento en relación al testigo (García and Martins,
2006).
Menzel (1983), concluye que, además de las bajas temperaturas invernales y el estrés de
humedad en meses previos a la época normal de floración, juegan un papel importante el
elegir apropiados cultivares (probablemente aquellos con bajo vigor), los cuales florecen
bajo condiciones generalmente más cálidas y húmedas que las de su ambiente nativo en
China. Además, otras alternativas técnicas que señala para promover la dormancia
vegetativa bajo condiciones no inductivas son el anillado de ramas, la aplicación de
retardantes del crecimiento, así como restricciones en el riego y en la aplicación de
fertilizantes, sobre todo nitrogenados.
Nutrición.
Lo más recomendable para elaborar un programa para la nutrición de las plantas de litchi
es conocer las características físicas, químicas y biológicas del suelo y adecuarlas en lo
posible a los requerimientos óptimos del cultivo. Se ha consignado que por cada tonelada
de litchi cosechada, se extraen del suelo: 6.6 kg de K2O, 2.2 kg de P2O5, 2.2 kg de N, 1.6
kg de CaO y 1.1 kg de MgO (Galán y Menini, 1987), por lo que, una vez conocidos los
resultados de los análisis del suelo, se deben compensar estas pérdidas año con año a
través, principalmente, de abonos orgánicos y realizar periódicamente análisis foliares
para adecuar los contenidos óptimos.
En general, el litchi demanda alto nivel de nitrógeno y potasio y medio de fósforo, calcio y
magnesio, sin embargo, para cultivares de gran vigor (como Tai So, Bengal o Haak Yip) en
edad productiva, se ha reportado en Australia que dan mejor respuesta suelos de baja
capacidad de retención de humedad y baja fertilidad (Cull and Paxton, 1983). Algunos
autores recomiendan incluso limitar el contenido de nitrógeno y acelerar la maduración
de los brotes vegetativos a través de poda después de la cosecha y aplicación de Cloruro
de Potasio (Matsumotoet al, 2007). Los flujos vegetativos de finales de otoño pueden ser
prevenidos por la restricción de nitrógeno en verano. Así, a través de un limitado aporte
de nitrógeno, los productores pueden esperar abundante floración, ya que de lo contrario,
con altas concentraciones de nitrógeno en las hojas, por arriba de los rangos óptimos, se
generarían flujos vegetativos contínuos y se reducirían o inhibirían la floración y el
rendimiento (Cobin, 1950; Li et al, 2001). Cuando ya han emergido las panículas florales y
para el desarrollo del fruto si es deseable proveer de nitrógeno y de otros nutrimentos a
los árboles, checando para ello los niveles de nutrientes esenciales en las hojas a través de
análisis foliares. Estos deben realizarse tomando en cuenta los siguientes aspectos: Tomar
las hojas para muestrear de ramas con panículas florales, una o dos semanas después de
haber emergido las panículas florales ( Menzelet al, 1992). Las hojas deben ser maduras y
se deben muestrear los foliolos centrales del último crecimiento, de uno a dos meses
antes de la floración. Se deben obtener 4 hojas por árbol y considerar 7 árboles por cada
hectárea. De preferencia acompañar la muestra de una muestra de suelos y realizar esto
cada 3 años (Koen and Smart, 1983). A continuación, en el Cuadro --- se exhiben los
estándares de análisis foliares para tres importantes zonas productoras (Menzelet al,
1992; Kadman and Slor, 1982; Koenet al, 1981).
Riego.
Es muy importante que los árboles de litchi tengan un aprovisionamiento constante de
agua. En el caso de árboles jóvenes que todavía no inician su etapa productiva
(generalmente sucede hasta el tercer o cuarto año de establecidos), estos deben contar
con agua durante todos los meses del año. Los árboles en edad productiva deben de tener
un reposo y un ligero estrés por sequía de dos a tres meses previos a la floración. En esta
etapa el suelo no debe recibir más de 50 mm de agua por mes. Estas condiciones junto
con un descenso invernal de las temperaturas a menos de 20°C, promueven la inducción
floral. Por estos importantes factores debe evitarse establecer plantaciones de litchi en el
trópico húmedo en donde no sea posible que se presenten estas condiciones climáticas.
Un sistema de riego que ha resultado muy favorable para el litchi es el de microaspersión
ya que no se desperdicia el agua y se aplica solamente en la zona de goteo de las plantas
que es donde se localiza la mayor proporción de raíces con pelos absorbentes. Por la
misma razón, tampoco se favorece el crecimiento de hierbas adventicias.
Comercialización.
Se han realizado estudios y análisis respecto a la cosecha del litchi en los diferentes países
productores, así como las tendencias de oferta y demanda en las principales zonas
productoras y consumidoras del mundo. Así, se ha señalado que México, China, India,
Taiwán, Tailandia y Florida tienen litchi en fresco de mayo a julio, principalmente. Israel,
de julio a octubre, en tanto que Australia, Madagascar, Mauritius, Reunión, Sudáfrica y
Zimbabwe, de noviembre a febrero. Con ese referente, los principales países
importadores en donde México puede tener un buen mercado para sus litchis son: En
América del Norte: Estados Unidos y Canadá; en Europa: Francia, Bélgica, Luxemburgo,
Gran Bretaña, Holanda y Alemania. Además de frutos en fresco, se está despertando un
interés creciente por los litchis deshidratados, principalmente de manejo orgánico
(Schwentesius y Gómez, 2001). Debido a los bajos volúmenes ofertables de litchi
mexicano, así como de otros frutos no tradicionales, los mismos autores señalan la
conveniencia de que se cree un Patronato de Frutas Exóticas que comercialice además del
litchi, otras como: tunas, maracuyá, macadamia, persimonio, carambolo, zapote mamey,
granada china, pitahaya y otras para que la oferta exportable sea contínua durante todo el
año.
Se señala a Europa como el continente de más importación de frutas del mundo y uno de
los más atractivos para las frutas llamadas exóticas o no tradicionales. Sobre estos últimos,
su consumo aumentó en Europa 80% desde 1992, en tanto que en Asia y América Latina
aumentó solamente el 35%. En Europa los niveles mayores de demanda son a fines de año
y en semana santa, principalmente en los paísesdel norte: Holanda, Alemania, Francia,
Bélgica y Reino Unido. En Italia y Alemania los precios mayoristas están un poco debajo de
2 euros por kg, en tanto que en Francia y Holanda están aproximadamente en 2.5 y en
Dinamarca y Finlandia a más de 3 euros el kg. En Europa las frutas exóticas más conocidas
resultan ser el coco y el litchi (Centeno et al, 2005).
En México es muy importante pensar en promover más el consumo interno y aprovechar
el hecho de que el litchi cada vez es más conocido y muy bien aceptado por los
consumidores, además de que el volumen de producción ha crecido vertiginosamente en
la última década con la consecuente reducción de los precios los cuales ya están al alcance
de muchas familias mexicanas. Los productores pueden seguir obteniendo un buen nivel
de ganancia si le dan valor agregado a su producción a través del manejo orgánico, buenas
prácticas de cultivo, cosecha y empaque, entre otras. La utilización de la pulpa para la
elaboración de mermelada y helado ha resultado exitosa.
Figura 6. Mermelada y helado elaborados con pulpa de litchi orgánico y azúcar orgánica en
Xalapa, Veracruz, México, por la empresa MANDUMED, Granja Ecológica, S.P.R. de R.L.
LITERATURA CITADA
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