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LITCHI

Litchi chinensis Sonn.

Origen, taxonomíay botánica.


El litchi pertenece a la familia Sapindaceae de la cual también forman parte el longan,
Dimocarpus longan ssp. Longan, el rambután, Nephelium lappaceum L., y el pulasán,
Nephelium mutabile Blume; todos ellos originarios del sudeste asiático. Pertenece
también a esta familia la guaya, quenepa o mamoncillo, Melicocca bijuga L., originaria de
los trópicos sudamericanos y de cultivo más restringido.
El litchi se originó en la zona subtropical del sur de China, en la provincia de Cantón y se
extiende hasta el noreste de Vietnam. Existen referencias escritas de él, que datan de más
de 3,000 años. En el occidente, los primeros escritos inician con el documento ‘La Historia
de China’ escrito por Mendoza en 1585 (Groff, 1921).
La especie comprende tres subespecies: chinensis, javensisy philippinensis. La última se
encuentra silvestre en Las Filipinas, desde el nivel del mar hasta 500 m de altitud. La
subespecie javensis, de la península Malaya e Indonesia, produce frutos similares al litchi
pero con un arilo muy delgado. Ninguna de estas dos subespecies se cultiva
comercialmente. La subespecie chinensis es la forma comercial y se originó en el sudeste
de China y noreste de Vietnam, de poblaciones silvestres localizadas desde bajas altitudes
hasta 1,000 metros sobre el nivel del mar (Menzel and Waite, 2004).
En cuanto a sus características botánicas y morfológicas el litchi es un árbol muy longevo
que llega a medir un poco más de 12 m de altura. Forma ramas con profusión, tienen poca
resistencia a los vientos por lo que se desgajan fácilmente. La poda de formación ayuda a
darle un esqueleto más equilibrado, disminuyendo el riesgo de resquebrajamiento.

Figura 1. Árbol de litchi ‘Mauritius’ de 9 años en la huerta orgánica del autor.


Lechuguillas, municipio de Vega de Alatorre, Ver.

Las raíces, en su propagación comercial provenientes de acodo aéreo, están conformadas


por muchas raíces laterales. Las raíces con pelos absorbentes se localizan principalmente
dentro del primer metro de profundidad. Se les ha asociado frecuentemente con hongos
micorrízicos (Groff, 1921).
Las flores del litchi aparecen en panículas terminales producidas en ramas del año;
generalmente son mixtas, con hojas nuevas en la base y flores en el extremo apical. Se
producen a fines del invierno o a principios de primavera, dependiendo de la variedad y
de las condiciones ambientales. Existen tres tipos de flores las cuales abren en distintos
momentos en la misma panícula y en diferentes ramas y plantas. Las flores tipo I tienen un
ovario abortivo (no funcional) y un número de estambres entre 4 y 12, bien desarrollados.
Su funcionalidad es masculina. El tipo II presenta órgano femenino completo, bien
desarrollado y funcional, tiene entre 5 y 8 estambres con filamentos muy cortos y con
poco polen viable por lo que es hermafrodita con funcionalidad femenina. La flor tipo III
tiene un pistilo intermedio, rudimentario, cuenta con un número de estambres entre 6 y
10, bien desarrollados; es hermafrodita con funcionalidad masculina.

Figura 2. Tipos de flores de litchi: I Masculina, II Femenina y III Hermafrodita con


funcionalidad masculina. Solamente la flor femenina es capaz de producir frutos.
(Fotografía de Curti y Loredo).

Estos tres tipos de flores aparecen bajo cierta secuencia en cinco fases, cuya duración
varía de acuerdo a aspectos ambientales y al cultivar. Se ha consignado su aparición y
duración como a continuación se expresa (Galán y Menini, 1987).
Fase A. Las flores tipo I (masculinas), aparecen solas durante los primeros 10 días de la
floración.
Fase B. Flores tipo I y tipo II (femeninas), aparecen durante 2 a 3 días.
Fase C. Flores tipo II , aparecen durante 2 días.
Fase D. Flores tipo II y tipo III (masculinas), aparecen durante 2 a 3 días.
Fase E. Flores tipo III, aparecen en los últimos 7 a 10 días de la floración.
Como las fases descritas ocurren en diferentes momentos en una huerta ya que hay
panículas de aparición temprana, intermedia y tardía, hay varios días en que las flores tipo
II se traslapan con flores tipos I y III, en los cuales ocurre la polinización cruzada a través
de insectos. Las flores tipo II son las únicas capaces de producir frutos. Aparecen en un
porcentaje aproximado de 30%.
En México, en un estudio realizado en Tlapacoyan, Veracruz sobre la fenología de litchi cv
‘Mauricio’ (llamado Racimo Rojo a nivel regional), en árboles de 9 años de edad y en un
clima cálido húmedo Af(m) a 137 msnm, 19 ° L.N., con 1,500 mm anuales de precipitación
pluvial, 24°C de temperatura media anual y en un suelo franco-arenoso, obtuvieron los
siguientes datos (Curti y Loredo, 2007):
La brotación de diciembre es de la que emergen las flores 2 a 3 semanas después.
El período de floración fue de 45 días, con la aparición y porcentaje de cada tipo de flor
como a continuación se especifica:
11 de febrero al 14 de marzo, flores tipo I (masculinas), 31.7 %
19 de febrero al 26 de marzo, flores tipo II (femeninas), 30.5 %
28 de febrero al 26 de marzo, flores tipo III (masculinas), 36.0 %
El desarrollo del fruto, desde amarre hasta cosecha se dio en 75 días aproximadamente.
Hay un traslape de flores I con II y III con II de 18 días en los cuales puede ocurrir la
polinización cruzada.
Por otra parte, en un estudio realizado en el Valle de Culiacán, Sinaloa, México, con
árboles de litchi ‘Brewster’ de 8 años de edad y en un clima desértico, cálido, extremoso,
con lluvias en verano, con temperaturas medias de 21 y 23°C, temperaturas máximas
entre 27 y 38 °C y mínimas entre 8 y 17°C para los meses de abril y mayo, determinaron
los siguientes datos sobre floración (Osuna et al, 2008):
El período de floración fue de 52 días, del 8 de marzo al 29 de abril.
Las flores tipo I fueron más abundantes en la sección sur del árbol, los tipos II y III en la
sección norte. Su presencia fue de 70%, 19% y 11% respectivamente.
Las flores tipo II son las únicas que morfológica y anatómicamente son capaces de
producir frutos.
En cuanto a las características del fruto éste es una drupa de forma redonda, ovoide o
acorazonada. Su tamaño es variable, de alrededor de 2.5 cm y con 10 a 35 g de peso,
dependiendo del cultivar, las condiciones ambientales y el manejo. La cáscara, en la
mayoría de los cultivares, es de color rojo, en algunos es rosado y en otros es amarillo.
Está cubierta de protuberancias angulosas (rugosidades) que se van alisando conforme
avanza la madurez de los frutos. La pulpa es un arilo de color blanco, translúcido,
aperlado, jugoso, con sabor agridulce exquisito y con excelente aroma que lo hacen
catalogarse entre los frutos más deliciosos del mundo. El porcentaje de pulpa representa
entre el 50 y el 70% del peso total del fruto. Los frutos con semillas abortivas conocidas
como ‘lengua de pollo’ son muy apreciados por tener más alto contenido de pulpa. Es
buena fuente de vitamina C, comparable a la naranja. Con el consumo de 100 g de pulpa
se cumple el requerimiento diario de ésta vitamina. También es buena fuente de potasio,
magnesio y fósforo.

Figura 3. Frutos de litchi mostrando sus atractivos y contrastantes colores de pulpa y


cáscara. (Fotografía de Katherina …)
Dispersión.
El cultivo del litchi estuvo confinado en China y sudeste de Vietnam hasta fines del siglo
XVII. Después, poco a poco se fue extendiendo a otros continentes (Menzel and Waite,
2004). Se reporta que a Las Antillas llegó en 1775, a Hawaii en 1873, a Florida en 1883, de
donde se llevó a California en 1887. De 1903 a 1906, el reverendo W.M. Brewster importó
arbolitos de litchi procedentes de Fukien, China. Este cultivar, el centenario ‘Chen- Tze’ o
‘Royal ChenPurple’, renombrado ‘Brewster’ en Florida, del límite norte del área cultivada
en China, resiste ligeras heladas y demostró ser muy exitoso en el área de Lake Placid, la
cordillera central de Florida. El profesor G. WeidmanGroff plantó el primer árbol en 1938 y
por 1940 fue vendiendo plantas de litchi y promoviéndolo como un cultivo comercial.
Muchas pequeñas huertas fueron establecidas de Merritt’s Island a Homestead y la
Asociación de Productores de Litchi de Florida fue fundada en 1952, especialmente para
organizar cooperativas de mercado (Morton, 1987).

Introducción, historia y dispersión del litchi en México.


Inicia en los primeros años de 1900 cuando son introducidos a México algunos arbolitos
provenientes de China por parte de la familia Redo. Esta se considera como una primera
fase en donde se mantiene confinado al cultivo en el estado de Sinaloa, sin lograr su
dispersión ni fomentarse el interés por su cultivo. De hecho, se reporta que fue entre los
años 1930 a1940 cuando el señor Alejandro Redo inició la producción con fines
comerciales al introducir nuevas plantas de China y Florida a El Dorado, Sinaloa.
Otros datos históricos son: la introducción de plantas de litchi al estado de San Luis Potosí
en 1956 por parte de la señora Maldonado, provenientes de China a través de un barco el
cual tardó en llegar dos y medio meses al puerto de Veracruz. Llegaron arbolitos de seis
variedades de las cuales se conservan cinco de ellas en el rancho de la familia Maldonado,
hoy propiedad del INIFAP, en Huichihuayán. Se menciona también que es en la década de
1950 cuando se introducen las primeras plantas de litchi al estado de Veracruz, tanto en la
finca La Soledad, en la región de Martínez de la Torre, propiedad del Gral. Manuel Ávila
Camacho como a Tuxpan, por parte de ganaderos de la región. No hay mayor
trascendencia en su diseminación (Anónimo, 1996; Schwentesius y Gómez, 2001). Las
otras dos fases se dan varios años después, como se destaca a continuación:
En una segunda fase que va de 1960 a 1980, instituciones como el Instituto Mexicano del
Café (INMECAFE), el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) y la Comisión
Nacional de Fruticultura (CONAFRUT), introducen nuevo material genético de Florida,
Hawaii y Sinaloa hacia los estados de Veracruz, Nayarit y San Luis Potosí, sin embargo no
hay gran trascendencia en la producción comercial. Se consigna que en 1967, a raíz de un
viaje a Hawaii del Ing. Andrés Villaseñor Luque, entonces Jefe del Departamento Técnico
del INMECAFE se introdujeron al campo experimental Ixtacuaco, en el municipio de
Tlapacoyan, Veracruz, procedentes de Hawaii y vía California, plantas de macadamia,
guayaba, papaya y litchi. Fue hasta 1974 que se empezó a dispersar el litchi, según
comentarios de los ingenieros Cecilio Villarreal y Rafael Pantoja ( Anónimo,1996).
La tercera fase se da a fines de la década de 1980. La crisis en el campo, los bajos precios
del café y la búsqueda de alternativas productivas llevan al INMECAFE a plantear
respuestas mediante el programa, ya en marcha, sobre Diversificación de la Cafeticultura.
Algunas especies propuestas para Veracruz, Nayarit, Michoacán, Oaxaca y Chiapas fueron
el litchi, el maracuyá y la macadamia. Entre 1979 y 1993, el INMECAFE distribuyó
aproximadamente 5,500 arbolitos de litchi. Esta actividad se ve reforzada por viveristas
comerciales de San Luis Potosí y Veracruz desde el centro y hacia el sur del país a partir de
1990.
En las últimas dos décadas, el INIFAP ha jugado un papel importante en la difusión e
investigación del litchi en sus diferentes variedades, a través de sus campos
experimentales de Huichihuayán, S.L.P. y de Ixtacuaco, Tlapacoyan, Veracruz. El campo
Cotaxtla ha introducido recientemente algunas plantas de diferentes variedades de litchi y
será interesante conocer los resultados de su desarrollo tanto vegetativo como
reproductivo, en una zona en donde probablemente el número de horas invernales con
temperaturas frescas menores de 16°C sea más reducido que en los otros dos campos.
Esta situación puede limitar fuertemente la inducción floral del litchi.
La situación histórica de la dispersión del litchi en México en cuanto a superficie existente
y producción se puede entender más fácilmente a través del análisis de la figura 4 en
donde se observa un crecimiento explosivo en ambos aspectos, sobre todo en los últimos
años. Las cifras oficiales consignadas por SAGARPA hay que tomarlas con mucha reserva
ya que en algunos años, de acuerdo a esos datos, pareciera que desaparecen totalmente
tanto la superficie como la producción de entidades federativas completas, situación que
no es común que suceda en especies perennes arbóreas. El número de hectáreas
establecidas con litchi ha pasado de 61 en el año de 1980 a 3,391 en el año de 2008, es
decir, en tan solo 28 años se ha incrementado la superficie en 5,459%. Esto denota que la
superficie original se ha multiplicado por un poco más de 55 veces en tan corto período.
La producción ha pasado de 180 ton en 1980 a 10,865 ton en 2008, es decir, se ha
multiplicado por un poco más de 60 veces en el mismo lapso de tiempo. Los estados con
crecimiento más explosivo han sido Veracruz y Oaxaca, seguidos por San Luis Potosí. Estas
cifras, así como su aceptación en el gusto de los consumidores y la rentabilidad del cultivo,
colocan a esta especie como la de mayor desarrollo entre los frutales tropicales no
tradicionales cultivados en México.
12000
A ño ha to n
1980 61 180
10000 1985 109 545
1990 27 71
1995 244 1783
2000 749 2983
8000
2005 2425 9728
2008 3391 1 0865
Hectáreas-toneladas

6000 Ton
ha

4000

2000

-2 0 0 0
1980 1985 1990 1995 2000 2005 2008
A ÑOS

Figura 4. Superficie dedicada al litchi en México, de 1980 a 2008.(elaborada en base a los


datos estadísticos de www.siap.gob.mx).

Requerimientos ambientales.
En Asia, su continente de origen, el litchi se produce con éxito en los 24° de Latitud Norte
y a los 121° de Longitud Este y en una altitud de 300 msnm.
En el mundo, los límites actuales de su cultivo se encuentran entre los 33° L.N. y los 30°48’
de L.S.
Las temperaturas en el área de origen son, en el mes más frío que es enero, de 19°C y 9°C
como medias de máximas y mínimas respectivamente y en el mes más cálido que es julio,
de 33°C y 25°C, respectivamente.
Soporta temperaturas un poco debajo de 0°C y hasta 40°C. El rango óptimo de
temperaturas medias está entre 20 a 35°C con un óptimo de 30°C para crecimiento.
Debajo de 20°C se reduce notablemente el crecimiento y cuando es inferior a 16°C se
paraliza la actividad vegetativa y se favorece la reproductiva. 200 o más horas de
temperaturas invernales debajo de 13°C favorecen mucho la inducción floral.
Respecto a la precipitación pluvial en el área de origen es de 1600 mm anuales, en el mes
más seco (enero) llueven 94 mm y en el más lluvioso (julio), 263 mm. La humedad relativa
en esos meses es de 70 y 83% respectivamente.
En general, se ha señalado un rango óptimo de precipitación pluvial de 1250 a 1700 mm
anuales. Soporta una sequía de entre 4 a 12 semanas y suelo inundado hasta por dos
semanas.
La humedad relativa así como suficiente agua del suelo son necesarias durante la
floración, el cuajado y el desarrollo de frutos.
El estrés hídrico cuando es alternado con alguna lluvia fuerte repentina favorece el rajado
de frutos. También el estrés hídrico acompañado de altas temperaturas y vientos cálidos
provocan golpes de sol y el oscurecimiento de la cáscara.
Respecto a los requerimientos edáficos, prefiere suelos medianamente fértiles, con alto
contenido de nitrógeno (pero no excesivo) y moderado de fósforo, potasio y calcio;
profundos, frescos, preferentemente de aluvión, de texturas medias y con suficiente
materia orgánica, esto último principalmente durante los primeros años del crecimiento
de las plantas. El pH entre 5.5 a 6.5 se ha señalado como el óptimo (Galán y Menini, 1987).

Cultivares.
Respecto a variedades cultivadas de litchi, existen más de cien que se han originado en
Asia y otros países como E.U., Israel, Sudáfrica, Australia, por citar los más importantes. En
el mundo se cultivan principalmente los siguientes. Se expresan entre paréntesis sus
sinónimos, determinados mediante marcadores moleculares (Ochoa et al, 2003): Brewster
(ChenPurple), Mauritius (Tai So, Kwai Mi), Haak Yip (HaakIp), Kaimana, No MaiChee
(Salathiel), No MaiChee Late, KwaiMayPink, Floridian (similar a Brewster), Bengal,
WaiChee, Ambonia, Groff, KwaLuk, Casino y Sum Yee Hong (Galán, 1990; Menzel and
Simpson, 1988).
El profesor Groff menciona que pueden ser reconocidas entre 40 a 50 variedades
solamente en la región de KwangTung, pero que de ellas son ampliamente reconocidas y
cultivadas unas 15. Las clasifica como ‘Tipos de montaña’ y ‘Tipos de agua’. Los primeros
retienen el jugo dentro de la pulpa y son conocidos como ‘secos y limpios’, en tanto que
los segundos sueltan el jugo cuando se pelan.
El primer cultivar de litchi introducido en Hawaii fue ‘Kwai Mi’. En 1942, la Estación
Experimental de Agricultura hizo una colección de 500 árboles de semilla de los cultivares
‘Kwai Mi’, ‘HakIp’ y ‘Brewster’ con el propósito de seleccionar los segregantes que
mostraran el mejor desarrollo. De allí se seleccionó un árbol de características
sobresalientes que en 1953 se denominó ‘Groff’; tardío, de rendimiento consistente,
frutos medianos, rosados, de pulpa blanca y firme, no suelta el jugo, sabor excelente y
semillas abortivas. Más tarde, el Dr Hamilton en la misma Universidad de Hawaii
desarrolló el cultivar ‘Kaimana’ o ‘Poamoho’, derivado como segregante de ‘HakIp’. Los
frutos son parecidos a ‘Kwai Mi’ pero del doble en tamaño, de alta calidad, de regular
rendimiento (Morton, 1987).
En México, los cultivares más difundidos son ‘Brewster’, conocido en la zona de la
Huasteca Potosina y en Veracruz como ‘Ralo Rojo’ y ‘Mauritius’, conocido en la misma
zona como ‘Racimo Rojo’. De ellos, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales,
Agrícolas y Pecuarias ha aportado los datos siguientes, consignados en el Cuadro 1.
Cuadro 1. Comparación de algunas características de dos de las principales variedades de
litchi cultivadas en México.

Nombre oficial Fruto % de % de % de Frutos por Época de Época de


(Regional) por pulpa cáscara semilla kilogramo floración cosecha
racimo (quincena) (quincena)
‘Mauritius’ 20 64 18 18 52 1ª. de 2ª. de
(Racimo Rojo) febrero mayo
‘Brewster’ 5-8 55 24 21 53 1ª. de 1ª. de
(Ralo Rojo) febrero junio

(Fuente: De la Garza y Cruz, 2001),

Otros cultivares de menor importancia en México son HakIp y Groff.


El INIFAP también ha introducido diferentes variedades en los últimos años, entre las que
se cuentan: Brewster, Mauritius, HakIp, Groff, Fai Fi Siu, KwaiMeiPink, Salatiel y Wai Chi,
las cuales se están evaluando en sus campos de Huichihuayan y Cotaxtla.

Propagación.
Comercialmente, el método de propagación más empleado a nivel mundial es el acodo
aéreo. En menor escala se han utilizado el injerto y el estacado. En definitiva, no se
recomienda la propagación por semillas por no conservar las características de la variedad
elegida y por ser demasiado tardía la entrada en producción.
El acodo aéreo permite conservar las características varietales y ayuda a una entrada
rápida en producción, además de ser sencillo y con un buen porcentaje de prendimiento.
De manera general, los pasos para su realización se exponen a continuación:
 Seleccionar ramas del exterior y de la parte media del árbol que tengan un
crecimiento vertical, con 12 a 15 mm de grosor y 45 a 60 cm de largo, con un solo
eje y sin brotación vegetativa reciente. Dan mejor resultado las ramas maduras, es
decir, que no tengan crecimientos vegetativos recientes (Duarte y Suchini, 2002).
 Utilizar un sustrato humedecido que contenga materia orgánica y un poco de suelo
de la zona de goteo de los árboles (por la presencia de hongos micorrízicos
nativos), con buena retención de humedad. Experimentalmente ha dado buen
resultado la mezcla de suelo migajón arenoso con composta de pulpa de café en
igual proporción o bien estos dos materiales más germinaza (polvo de fibra de
coco) o aserrín (un tercio de cada elemento) para producir acodos en corto tiempo
y con buena cantidad de raíces (Rodríguez, 2003). También por la vía experimental
se ha consignado que el musgo canadiense peatmoss más lombricomposta al 50%
al igual que la germinaza más lombricomposta al 50% producen mayor volumen y
peso fresco de raíces, así como mayor cantidad de raíces y mejor índice de
sobrevivencia. Cuando se inocularon esos sustratos con la
rizobacteriaPseudomonaputidase logró obtener los acodos en menor tiempo (Cano
y Carballo, 2009).
 En las ramas seleccionadas se elimina un anillo de corteza de aproximadamente 2
cm de largo y se raspa la madera para eliminar la capa de cambium.
 Se coloca encima de ese anillo el sustrato con materia orgánica bien humedecido
procurando que cubra un poco del tallo de la rama hacia arriba y hacia abajo, unos
centímetros más a favor del lado de arriba. La masa del sustrato debe estar
contenida en un plástico de 20 x 20 cm o un poco más, éste se enrolla y se ata en
sus extremos con rafia o cinta adhesiva. Experimentalmente ha dado buen
resultado aplicar auxinas AIB en dosis de 3000 ppm para aumentar el número de
raíces por acodo (Duarte y Suchini, 2002).
 La época más apropiada para realizar los acodos es a fines de primavera o
principios de verano, después de la cosecha de los frutos, cuando exista suficiente
precipitación y humedad ambiental. Experimentalmente entre junio y noviembre
se han obtenido porcentajes de enraizamiento entre 80 y 100% (Duarte y Suchini,
2002).
 Los acodos se deben separar de la rama cuando se puedan distinguir entre 6 a 8
raíces que hayan cambiado del color blanco-cremoso inicial a color café-marrón.
Esto ocurre entre 8 a 12 semanas. Las ramas separadas no deben tener brotes
vegetativos recientes.
 El trasplante a bolsa debe realizarse preferentemente en época lluviosa o bien
deben proporcionarse riegos frecuentes. Las bolsas deben ser de
aproximadamente 18 x 35 cm. En relación al sustrato a usar, en un experimento
en donde se hicieron mezclas de suelo negro de textura media, cachaza y
lombricomposta, las combinaciones que favorecieron el incremento en altura, el
grosor del tallo y la sobrevivencia de los arbolitos fueron: 40% de suelo+ 30% de
cachaza + 30% de lombricomposta. Otro buen tratamiento resultó ser: 60% de
suelo + 40% de cachaza (Fernández y Valenciano, 2006).
 A los arbolitos trasplantados a bolsa se les debe eliminar el 50% del área foliar,
deben colocarse bajo sombra un par de meses e irse exponiendo paulatinamente
al sol hasta dejarlos a pleno sol. Después de varios meses y cuando ya hayan
tenido de dos a tres flujos vegetativos deben trasplantarse a terreno definitivo.

Respecto al estacado, el poner estacas subterminales con AIB a 3000 ppm en el mes de
agosto (mediados de verano) en un sustrato de peatmoss, permitió 100% de
enraizamiento y la formación de 8.1 raíces por estaca en promedio (Duarte y Suchini,
2002).

Establecimiento de plantaciones.
Para el establecimiento de plantaciones de litchi se pueden seguir dos criterios, el primero
se refiere a establecer los arbolitos distanciados desde un inicio de 12 a 14 metros para así
manejar densidades de población de 69 a 51 árboles por hectárea. Puede tener el
inconveniente de que el terreno sea subutilizado durante varios años, antes de que los
árboles crezcan lo suficiente y sus copas ocupen la mayor parte del mismo, favoreciendo
además, la invasión de hierbas adventicias. Para contrarrestar esto, se recomienda
intercalar temporalmente, durante los primeros dos o tres años otras especies de porte
bajo y ciclo comercial corto, tales como papayos, plátanos, piñas, por citar algunos. Con
ello se logra hacer más eficiente el uso del terrenopara buscar una recuperación más
rápida de la inversión.
Otra alternativa es establecer desde un inicio medias o altas densidades de plantas con
espaciamientos entre 6 y 9 metros para manejar entre 278 y 123 árboles por hectárea. A
libre crecimiento los árboles juntarían sus copas entre los 8 y los 14 años de establecidos,
por lo que es necesario diseñar, desde el inicio, un programa anual de podas para manejar
el tamaño del árbol. Al respecto Menzel y colaboradores (2,000) destacan la conveniencia
de realizar podas anuales en este tipo de plantaciones densas para facilitar la cosecha, las
aspersiones, el enmallado y obtener, de esta manera, significativos retornos económicos
en los primeros años de cosecha de la huerta, del orden del doble o más en relación a
huertos con densidades normales o tradicionales. La poda, además de mantener reducido
el tamaño del árbol, produce suficiente follaje que, bajo óptimas condiciones de madurez
y temperaturas bajas (de menos de 16°C), inducen una buena floración de los árboles,
como se explicará más adelante.
El que esto escribe ha establecido en su parcela los arbolitos de litchi en dos
distanciamientos y densidades: a 5.6 m en marco real con una densidad de 319 plantas
por hectárea y a 8 x 6 m con densidad de 208 plantas por hectárea. En el primer lote las
plantas tienen actualmente un poco menos de trece años de establecidas y a partir del
noveno se vienen practicando en hileras diagonales alternas, podas de recepa o
rejuvenecimiento, consistentes en cortar con sierra motorizada las ramas principales a un
metro del suelo. Esto se hace inmediatamente después de la cosecha. La brotación
vegetativa es profusa porque se abona con lombricomposta y se forma además un
colchón de hojarasca (mulch) con los restos de la poda, el cual inhibe el crecimiento de
hierbas adventicias, guarda humedad y forma humus. Como se podan solamente el 50%
de las plantas de forma severa, ese porcentaje deja de producir en el siguiente ciclo y
reinicia su producción al segundo año, en tanto, los árboles que no se rejuvenecieron, se
podan con despuntes anuales después de las cosechas y bajo esas condiciones reciben la
luz solar en todas sus paredes y elevan su rendimiento, lo que compensa la falta de
cosecha en un ciclo de las plantas recepadas. Después, cuando se juntan otra vez las
copas, después de varios años, se recepan en hileras diagonales las que quedaron
pendientes.

Podas.
Como esta labor de cultivo está directamente asociada al rubro anterior, se destacarán
aquí algunos aspectos relacionados a ésta práctica en sí y su relación con la inducción
floral y otros factores.
Las podas han resultado necesarias y muy positivas en plantaciones con altas densidades,
lo cual ha reportado ventajas tales como: controla el tamaño del árbol, facilita labores de
manejo y cosecha, incrementa el número de brotes vegetativos y más tarde el de brotes
reproductivos (florales), incrementa el rendimiento por hectárea y acelera la recuperación
económica, principalmente durante las primeras cosechas.
Al realizar una serie de experimentos, se demostró que es posible podar las huertas de
litchi para mantener chico el tamaño del árbol y promover floración y cosecha, en el
entendido de que la inducción floral ocurre cuando pequeñas yemas, de unos pocos
milímetros de longitud, crecen durante condiciones inductivas de frio. Usando la poda se
puede controlar floración en campo al sincronizar el crecimiento durante las condiciones
inductivas (Menzelet al, 2000). En litchi la floración ocurre después de un período de bajas
temperaturas (Menzelet al, 1989; Menzel and Simpson, 1995) con o sin déficit de
humedad (Menzel, 1983). Un flujo vegetativo que antecede al comienzo de la temporada
fría va en detrimento de la formación de flores (Menzel, 1983). Si ocurren temperaturas
debajo de 20°C durante el rompimiento de las yemas, las panículas florales deben ser
inducidas, sin embargo, si prevalecen las condiciones cálidas en ese tiempo, solamente se
producirán brotes vegetativos. Esto es lo que ha venido sucediendo en los últimos años en
las plantaciones de litchi ubicadas en bajas altitudes, en zonas costeras del trópico
mexicano como consecuencia de los cambios climáticos y el calentamiento global. En
general, la falta de sincronía entre el desarrollo de brotes tempranos (o muy tardíos de
otoño) y condiciones climáticas inductivas parece ser la principal razón de la irregular
floración del litchi. Otro factor clave limitante para la inducción floral en litchi es la falta de
temperaturas frías durante el invierno. Esto resulta especialmente importante en regiones
costeras cálidas. La floración y los rendimientos son más consistentes en localidades
subtropicales con temperaturas diarias debajo de 20°C durante el invierno.
Algunas medidas remediales para controlar brotes vegetativos tardíos de otoño los cuales
generalmente no florecen, son podar o asperjar con ethephon (1 a 3 litros de Ethrel) más
urea (5 kg) por 1000 litros de agua. El subsecuente brote vegetativo desarrolló flores y
determinó el rendimiento. Esos experimentos demostraron el valor remedial si los flujos
vegetativos desarrollan en invierno (Menzelet al, 2000). Al podar los brotes vegetativos
tardíos, la poda causó un cambio en la fase de la brotación vegetativa en relación a los no
podados, afectando el tiempo de floración en los sitios calurosos y la extensión de la
floración en los fríos. La brotación nueva fue más lenta en áreas nubosas y frías; por ello,
la poda debe ser realizada mucho más temprano que en las localidades soleadas y cálidas.

Inducción Floral.
La inducción floral es un proceso fisiológico muy importante y delicado en todas las
plantas. En el litchi se manifiesta como un evento de muchas particularidades ligado a
varios aspectos ambientales y de manejo que se irán describiendo a continuación.
Parece estar suficientemente claro que temperaturas invernales diarias menores a 20°C
son necesarias para que el litchi florezca (Menzel and Simpson, 1995). Otros datos
consignan que se requieren 200 o más horas de 13°C o menos para inducir una buena
floración (Galán y Menini, 1987). En un estudio desarrollado en México en el campo
experimental del INIFAP en Ixtacuaco, Tlapacoyan, Veracruz, fue suficiente la acumulación
de 206 horas invernales con temperaturas inferiores a 16°C para inducir una buena
floración (Curti y Loredo, 2007). Las temperaturas mayores de 20°C promueven flujos
vegetativos (Batten and Mc. Conchie, 1995).
Estudios en el sur de Florida, U.S.A., han indicado que la floración de los litchis aparece
después de un estrés hídrico y de frío. También se ha destacado que bajo clima cálido, las
altas precipitaciones pluviales y excesivos nutrientes causan erráticas floración y amarre
de frutos. Cuando hay excesiva humedad y fertilización los árboles crecen vigorosamente
y producen flujos vegetativos cada dos o tres meses. La falta de maduración de flujos
vegetativos tardíos a fines del otoño o principios de invierno es causa de la no aparición
de la floración en enero o febrero. Los flujos vegetativos de finales de otoño pueden ser
prevenidos por la restricción de nitrógeno en verano, así, a través de esta restricción
temporal, los productores pueden esperar abundante floración. Las altas concentraciones
de nitrógeno en las hojas fueron asociadas con flujos vegetativos y redujeron floración y
rendimiento (Cobin, 1950; Li et al, 2001).
En Hawaii se manejaron experimentalmente árboles de litchi del cv. Kaimana de 8 a 9
años de edad, por sus características de producción y adaptación. El objetivo del estudio
fue limitar el contenido de N y las brotaciones vegetativas durante el invierno, para inducir
floración. Inmediatamente después de la cosecha realizaron una poda quitando entre 20 y
30 cm de las ramas cosechadas y aplicaron cloruro de potasio una semana después. Se
promovió, sincronizó y maximizó el crecimiento vegetativo que sigue inmediatamente
después de la cosecha. Esta práctica persigue acelerar la maduración de los brotes
vegetativos manteniendo un bajo nivel de nitrógeno en las hojas y crecimiento lento para
incrementar receptividad a las condiciones para la inducción floral. Fue asperjado
fertilizante foliar en lugar de al suelo después de la cosecha. Lograron en promedio
rendimientos de 45 kg por árbol en cada uno de los años de estudio, 2005 y 2006
(Matsumoto and Zee, 2007).
En Israel, en la mayoría de las huertas comerciales provocan un estrés hídrico en otoño
para inducir floración y cuando ésta se ha conseguido realizan aspersión de auxinas varias
semanas después del amarre de frutos para evitar una excesiva caída de frutos e
incrementar su tamaño (Gazit, 2001).
Otro aspecto estudiado ha sido la edad de las ramas nuevas desde el previo flujo
vegetativo. Al estudiar los cultivares ‘Mauritius’ y ‘Brewster’ concluyeron que ambos
deben tener cuando menos 15 semanas de edad en sus brotes vegetativos para estar en
condiciones de iniciar floración en respuesta a las temperaturas frías de invierno. La
mayor floración en ‘Mauritius’ ocurrió en ramas que tuvieron de 15 a 25 semanas de
edad. Para ‘Brewster’ se requirió que las ramas tuvieran entre 20 a 30 semanas de edad
para producir flores. En ambos cultivares la falta de frío y la intensidad de las
temperaturas frías nocturnas afectan la respuesta a la floración (Zhenget al, 2001).
Otro auxiliar fisiológico que se ha comprobado que promueve la floración es el anillado
de ramas. En Hawaii encontraron que la época más adecuadapara el anillado de ramas fue
septiembre. El mejor grosor de anillado fue de 1/16 de pulgada (aproximadamente 1.6
mm), correspondiente al grosor de la sierra manual. Las ramas anilladas presentaron un
incremento significativo con respecto a la floración y el amarre de frutos, en relación a las
no anilladas (Nakata, 1965). Experimentalmente, en un estudio efectuado en Lechuguillas,
municipio de Vega de Alatorre, Veracruz, se anillaron ramas de arbolitos muy jóvenes, de
tres años de establecidos; el 98% de las ramas anilladas florecieron y produjeron
satisfactoriamente un promedio de 183 frutos por rama (aproximadamente 4 kg), en
contraste, las ramas no anilladas produjeron solamente 7 frutos por rama (Hernández y
Hernández, 2001). Se ha reportado que el anillado puede ser cerrado o en espiral y que
ambos incrementan la floración y el rendimiento (Li y Xiao , 2001). Ellos trabajaron con
litchis del cultivar ‘Nuomici’ (No MaiChee) y los incrementos en producción, comparados
con el testigo, fueron asociados a los mayores contenidos de azúcares solubles y almidón,
en las ramas anilladas. El anillado cerrado fue de más fácil ejecución y seguro de practicar,
por lo que fue recomendado. También se han conducido experimentos combinando el
anillado con aplicaciones de sustancias conocidas como promotoras de floración.
Ramburn (2001), anilló ramas de 3 a 4 cm de diámetro con flujos vegetativos maduros en
mayo. También probó aplicaciones foliares de 0.5 g de paclobutrazol + 0.4 g de etephon
por litro de agua en árboles de litchi improductivos del cultivar Tai So en la Isla de
Mauritius, en el continente africano. La fructificación fue consistente con el anillado de
ramas pero errática con retardantes del crecimiento. En otro experimento conducido en
Brasil, se anillaron ramas principales (gruesas) y secundarias de 6, 4 y 2 cm de diámetro en
árboles de litchi de 17 años de la variedad ‘Bengal’. El tratamiento de anillado en ramas
gruesas principales fue significativamente mejor en relación al testigo sin anillar y al
anillado en ramas delgadas en el año de baja floración y su efecto perduró al año siguiente
(de mayor floración). Se observó también un efecto favorable en el adelanto de cosecha
de hasta tres semanas de este tratamiento en relación al testigo (García and Martins,
2006).
Menzel (1983), concluye que, además de las bajas temperaturas invernales y el estrés de
humedad en meses previos a la época normal de floración, juegan un papel importante el
elegir apropiados cultivares (probablemente aquellos con bajo vigor), los cuales florecen
bajo condiciones generalmente más cálidas y húmedas que las de su ambiente nativo en
China. Además, otras alternativas técnicas que señala para promover la dormancia
vegetativa bajo condiciones no inductivas son el anillado de ramas, la aplicación de
retardantes del crecimiento, así como restricciones en el riego y en la aplicación de
fertilizantes, sobre todo nitrogenados.

Nutrición.
Lo más recomendable para elaborar un programa para la nutrición de las plantas de litchi
es conocer las características físicas, químicas y biológicas del suelo y adecuarlas en lo
posible a los requerimientos óptimos del cultivo. Se ha consignado que por cada tonelada
de litchi cosechada, se extraen del suelo: 6.6 kg de K2O, 2.2 kg de P2O5, 2.2 kg de N, 1.6
kg de CaO y 1.1 kg de MgO (Galán y Menini, 1987), por lo que, una vez conocidos los
resultados de los análisis del suelo, se deben compensar estas pérdidas año con año a
través, principalmente, de abonos orgánicos y realizar periódicamente análisis foliares
para adecuar los contenidos óptimos.
En general, el litchi demanda alto nivel de nitrógeno y potasio y medio de fósforo, calcio y
magnesio, sin embargo, para cultivares de gran vigor (como Tai So, Bengal o Haak Yip) en
edad productiva, se ha reportado en Australia que dan mejor respuesta suelos de baja
capacidad de retención de humedad y baja fertilidad (Cull and Paxton, 1983). Algunos
autores recomiendan incluso limitar el contenido de nitrógeno y acelerar la maduración
de los brotes vegetativos a través de poda después de la cosecha y aplicación de Cloruro
de Potasio (Matsumotoet al, 2007). Los flujos vegetativos de finales de otoño pueden ser
prevenidos por la restricción de nitrógeno en verano. Así, a través de un limitado aporte
de nitrógeno, los productores pueden esperar abundante floración, ya que de lo contrario,
con altas concentraciones de nitrógeno en las hojas, por arriba de los rangos óptimos, se
generarían flujos vegetativos contínuos y se reducirían o inhibirían la floración y el
rendimiento (Cobin, 1950; Li et al, 2001). Cuando ya han emergido las panículas florales y
para el desarrollo del fruto si es deseable proveer de nitrógeno y de otros nutrimentos a
los árboles, checando para ello los niveles de nutrientes esenciales en las hojas a través de
análisis foliares. Estos deben realizarse tomando en cuenta los siguientes aspectos: Tomar
las hojas para muestrear de ramas con panículas florales, una o dos semanas después de
haber emergido las panículas florales ( Menzelet al, 1992). Las hojas deben ser maduras y
se deben muestrear los foliolos centrales del último crecimiento, de uno a dos meses
antes de la floración. Se deben obtener 4 hojas por árbol y considerar 7 árboles por cada
hectárea. De preferencia acompañar la muestra de una muestra de suelos y realizar esto
cada 3 años (Koen and Smart, 1983). A continuación, en el Cuadro --- se exhiben los
estándares de análisis foliares para tres importantes zonas productoras (Menzelet al,
1992; Kadman and Slor, 1982; Koenet al, 1981).

Otro aspecto importante relacionado con la nutrición es el rajado de la cáscara de frutos,


problema que se ha asociado a la deficiencia de calcio. En estudios relacionados a este
desorden fisiológico se encontró que el Hidróxido de Calcio en dosis de 4 g por litro de
agua incrementó la turgencia crítica al resquebrajamiento y la resistencia a la tensión del
pericarpio en el cultivar ‘No MaiChee’ (Ou, 1988).En un estudio, los contenidos de calcio
en las paredes celulares en varias partes del pericarpio fueron más áltas en la variedad
resistente al resquebrajamiento ‘Huaizhi’ (WaiChee) que en la variedad susceptible
‘Nuomici’ (No MaiChee). La movilización del calcio para construir paredes celulares fue
más baja en la variedad susceptible. La más baja concentración de calcio en las paredes
celulares en ‘No MaiChee’ no se debe a deficiencia de calcio sino a su pobre movilización
(Huanget al, 2001). Las conclusiones que se han obtenido de estos y otros estudios sobre
el tema son: 1). La deficiencia de calcio causa severo resquebrajamiento de la cáscara. 2).
El Ca contribuye a la resistencia al resquebrajamiento a través de su papel estructural de
las paredes celulares del pericarpio (cáscara). 3). Hay un número de barreras que impiden
que las aplicaciones de calcio lleguen a ser una parte estructural en las paredes celulares.
4). El efecto de las aplicaciones puede variar con el tiempo de la aplicación y sus
combinaciones de aniones. 5). La disponibilidad de calcio en los estados tempranos de la
ontogénesis del fruto es importante para la resistencia al resquebrajamiento. 6). El calcio
contribuye solo parcialmente en la resistencia al resquebrajamiento y la aplicación del
elemento no es la respuesta total en relación al problema (Huanget al, 2005).
En experiencia del autor, a través de casi 13 años se ha conducido una huerta de litchi de
forma orgánica y las bases de la nutrición de las plantas han sido: reciclaje de nutrientes
por usar residuos de podas anuales como arrope (mulch) el cual año con año se va
transformando en una importante capa de humus, aporte de lombricomposta elaborada
en el propio rancho a base de estiércol de borrego, cachaza de caña y restos vegetales. La
dosis anual de kg por árbol se calcula multiplicando por tres en relación a la edad de los
árboles, por ejemplo, árboles de 12 años de edad se abonan con 36 kg de
lombricomposta; en los primeros 9 años se aportaba este abono orgánico en dos
aplicaciones anuales, inmediatamente después de la cosecha y al iniciar el amarre de
frutos (Mandujano, 2002). Actualmente, por la riqueza en materia orgánica y nitrógeno
que tiene el suelo, solamente se hace una aplicación anual en la etapa de amarre de
frutos. Esta medida y el retiro del colchón de hojarasca de la zona de goteo de los árboles
durante otoño y la mitad del invierno, permiten que no se presente un exceso de
nitrógeno y causan un ligero estrés hídrico que, al presentarse las temperaturas bajas de
invierno, favorecen la inducción floral. Otro componente importante de la nutrición en
esta huerta orgánica es el lixiviado de la lombricomposta el cual se colecta, fermenta,
madura y enriquece con extractos de algas marinas y se aplica tanto en aspersión al follaje
cada 15 días a partir de la floración y hasta el inicio de la cosecha, como al suelo en la zona
de goteo. Durante los primeros años también se favoreció la fertilidad del suelo con el
establecimiento e incorporación de abonos verdes en las calles. Las especies leguminosas
que se han manejado son: Mucuna pruriens, Canavalia ensiformis y Clitoria ternatea.
Después de los dos años de establecida la huerta, se establecieron borregos pelibuey los
cuales aportaron importantes cantidades de excretas sólidas y líquidas directamente en el
terreno y controlaron eficientemente las hierbas adventicias al alimentarse con ellas y no
preferir las hojas del litchi.

Riego.
Es muy importante que los árboles de litchi tengan un aprovisionamiento constante de
agua. En el caso de árboles jóvenes que todavía no inician su etapa productiva
(generalmente sucede hasta el tercer o cuarto año de establecidos), estos deben contar
con agua durante todos los meses del año. Los árboles en edad productiva deben de tener
un reposo y un ligero estrés por sequía de dos a tres meses previos a la floración. En esta
etapa el suelo no debe recibir más de 50 mm de agua por mes. Estas condiciones junto
con un descenso invernal de las temperaturas a menos de 20°C, promueven la inducción
floral. Por estos importantes factores debe evitarse establecer plantaciones de litchi en el
trópico húmedo en donde no sea posible que se presenten estas condiciones climáticas.
Un sistema de riego que ha resultado muy favorable para el litchi es el de microaspersión
ya que no se desperdicia el agua y se aplica solamente en la zona de goteo de las plantas
que es donde se localiza la mayor proporción de raíces con pelos absorbentes. Por la
misma razón, tampoco se favorece el crecimiento de hierbas adventicias.

Manejo de hierbas adventicias, plagas y enfermedades.


Realmente, para lograr un manejo sustentable de estos aspectos se requiere crear
diversidad biológica y considerarla desde la planeación misma de la huerta a través del
manejo de policultivos, el establecimiento de cortinas rompevientos, cercos vivos y la
integración animal, entre otros factores. A continuación se mencionan algunos aspectos
que pueden resultar de utilidad.
El manejo de las hierbas adventicias es de mucha importancia en los primeros años de una
huerta, ya que, al estar muy espaciadas y poco desarrolladas las copas de los arbolitos,
existen demasiada luminosidad y ventilación, lo cual favorece el crecimiento de hierbas no
deseadas. Estas se pueden convertir en hierbas deseables si se incorporan en ese tiempo
animales como aves de corral o bien borregos en pastoreo rotativo. Se tiene la ventaja de
que prefieren las hierbas a las hojas del litchi. Otra opción es establecer cultivos de
cobertera tales como diversas especies de leguminosas como Arachis pintoi, Canavalia
ensiformis, Clitoria ternatea, por citar algunas. Estas coberteras, además de inhibir el
crecimiento de otras hierbas, conservan humedad, fijan nitrógeno atmosférico y
posteriormente pueden ser incorporadas constituyéndose en abonos verdes que aportan
nutrientes, favorecen la vida microbiana y la estructura del suelo y aportan fuertes
cantidades de materia orgánica. Cuando los árboles ya son adultos y sus copas están muy
cercanas unas de otras y en los que la poda ya es necesaria y muy recomendable, se
pueden utilizar los restos vegetales producto de esta labor para usarlos como arrope
(mulch), consiguiendo ventajas parecidas a las obtenidas con cultivos de cobertera. Deben
de evitarse en lo posible aplicaciones de herbicidas químicos y en su lugar aplicar algunos
de los tratamientos enunciados, además de chapeo con machete o chapeadora mecánica.
Respecto a plagas y enfermedades el litchi es una especie que, probablemente por lo
disperso de su cultivo en México, presenta muy pocas de consideración. Se han
presentado daños por ácaros que afectan hojas y flores, barrenadores de ramas, gusanos
defoliadores, tuzas, pájaros, murciélagos y tlacuaches, por citar las plagas de más
frecuencia. En el caso de las enfermedades se han presentado pudriciones radicales
causadas por hongos como Clitocybe tabescens, Botryodiplodia teobromae y Fusarium sp.
En tanto que otros hongos pueden incidir en hojas, flores y frutos. La presencia de
líquenes en el tronco y ramas es muy común en zonas cálidas y húmedas del trópico
mexicano. Tanto las plagas como las enfermedades se pueden mantener en bajos niveles
con el incremento de la biodiversidad pero en caso de dispararse algún organismo plaga o
patógeno, se pueden controlar con relativa facilidad con aplicaciones de caldos minerales
a base de azúfre y cal o de sulfato de cobre y cal. El caso de la tuza se puede contrarrestar
a base del establecimiento de la leguminosa Tephrosia vogelii, la cual en sus raíces y en
sus hojas sintetiza una sustancia conocida como rotenona, tóxica para roedores como la
tuza Geomys spp. Las plantas de tefrosia se deben establecer en la periferia de las huertas
afectadas, en distanciamientos de un metro y dentro de ella a 3 metros de distancia, en
los lugares más infestados. Después de un año, se consigue un control muy efectivo.

Cosecha, poscosecha y empaque.


Cuando se va a efectuar la cosecha es el momento más oportuno de recordar que el litchi
produce frutos no climatéricos, es decir, sus frutos una vez que son cosechados no
continúan su proceso de maduración. Por ello, la recolección de los frutos debe hacerse
cuando estos presentan sus mejores características cualitativas para su degustación. En
general, los criterios que se siguen como indicadores de cosecha son: el tamaño y peso del
fruto (dependiendo del cultivar puede variar entre 2 y 5 cm de diámetro y 15 y 30 g), el
color de la cáscara (en muchos de los cultivares es rojo intenso, en otros rosado y en
algunos amarillo), el alisamiento de la cáscara, la facilidad de desprendimiento, el sabor
dulce y exquisito.
La cosecha se realiza básicamente de dos formas, dependiendo de la costumbre en los
países productores y de las características de maduración de los cultivares. Una forma es
cortar los racimos completos en donde se aprovecha para hacer una poda de despunte en
los árboles ya que se corta de 20 a 50 cm debajo de la base del racimo. En otros lugares
(México es uno de ellos), se acostumbra cortar los frutos de manera individual,
dependiendo del grado de maduración con lo que se consiguen hacer varios cortes en la
temporada que tarda unas tres semanas. Se tiene la ventaja de cosechar frutos con grado
de madurez y tamaño más uniformes, aunque resulta bastante más caro el proceso de
recolección. Para separar los frutos del racimo es importante no jalar para no desgarrar el
fruto, sino solo ladear un poco el fruto hacia el tallito con lo que se rompe el pedicelo
fácilmente quedando un par de milímetros de éste adherido al fruto.
Un aspecto importante para cosechar frutos de buena calidad, sanos y uniformes, es el
embolsado de los racimos el cual se realiza cuando los frutos están del tamaño de un frijol
utilizando bolsas de papel de estraza o de algodón de 30 a 45 cm de largo, mismas que
pueden cubrir perfectamente un racimo completo de frutos. En México se determinó
experimentalmente al comparar el embolsado con materiales de papel de estraza, pellón,
polietileno amarillo y polipapel, que el papel de estraza y el pellón dieron los mejores
resultados con la ventaja de que el pellón es más resistente, puede cuidarse y volver a
utilizarse, logra que se cosechen hasta el 60% de los frutos originalmente embolsados
contra 58% del papel de estraza y 28% del testigo sin embolsar. El peso total de frutos por
racimo en el caso del pellón estuvo entre 230 a 255, el número de frutos por racimo fue
de 13 y el tiempo de embolsado por racimo fue de 47 segundos (Ramírez y Gómez, 2006).
Después de la cosecha sigue el proceso de selección y empaque, el cual consiste en
escoger, generalmente en mesas largas y por mujeres, los frutos por tamaño, por color y
por apariencia, apartando los más chicos, de color menos intenso y manchados, para
venderlos en fresco a menor precio o bien para destinarlos al procesamiento como frutos
deshidratados, en almíbar, como mermelada o para pulpa congelada para venderla como
tal o para hacer helados. Lo importante en este proceso es aprovechar el hecho de que la
pulpa de estos frutos (llamados ‘de segunda’) es de tan buena calidad como los llamados
‘de primera’. Hay que cuidar de no procesar frutos que estén rajados, con la pulpa
expuesta. Estos últimos, así como los afectados por moscas, barrenadores y hongos que
han causado el inicio de la pudrición de frutos, deben desecharse.
La presentación para su venta puede ser a granel, en cajas de cartón, en pet o, mejor aún,
en materiales biodegradables como son unos de apariencia plástica hechos a base de
fécula de maíz.
Figura 5. Empaques utilizados en la huerta del autor. Cajas de cartón de 4.5 kg de
contenido neto de frutos en fresco y charolas con material biodegradable de fécula de
maíz, con 680 gramos de contenido.(Fotografias de Katherina kincelova)

Respecto a los rendimientos en la cosecha, se ha destacado que se pueden obtener 45 kg


en árboles de siete años, 70 kg en árboles de doce años y hasta 150 kg en árboles de 20
años (Chapman, 1984). Indudablemente que los rendimientos por árbol y por hectárea
van a estar relacionados con el distanciamiento, la densidad de población, el cultivar, las
condiciones ambientales y el manejo. En México, en un estudio de estimación de cosecha
en una huerta orgánica con alta densidad (319 árboles por hectárea) se consignó que
árboles de seis, cinco y cuatro años de establecidos tuvieron rendimientos promedios de
28.3, 13.2 y 5.2 kg respectivamente. La cosecha se realizó entre el 11 y el 22 de mayo y el
rendimiento equivalente por hectárea fue de 5.223 ton. Del total de la cosecha, el 72.6 %
correspondió a frutos de primera, el 23.2% de segunda y el 4.2% de desecho (García,
2004).
Para preservar los frutos en poscosecha se pueden envolver los empaques con film PVC
autoadherible durante 4 semanas a 5°C y 95% de humedad relativa (Scott et al, 1982), con
ello se consigue preservar el color de la cáscara, la sanidad y las buenas características
cualitativas de los frutos. Otro aspecto que ayuda a mantener la calidad de los frutos es el
tratamiento con atmosfera controlada; en un estudió se logró mantener los frutos con 3%
de O2 y 5% de CO2 durante 14 días a 5°C y 96% de humedad relativa. Después del
tratamiento los frutos se almacenaron en atmósfera normal a 20°C y 60% de humedad
relativa y continuaron con buena apariencia otros seis días más (Valleet al, 2008).

Comercialización.
Se han realizado estudios y análisis respecto a la cosecha del litchi en los diferentes países
productores, así como las tendencias de oferta y demanda en las principales zonas
productoras y consumidoras del mundo. Así, se ha señalado que México, China, India,
Taiwán, Tailandia y Florida tienen litchi en fresco de mayo a julio, principalmente. Israel,
de julio a octubre, en tanto que Australia, Madagascar, Mauritius, Reunión, Sudáfrica y
Zimbabwe, de noviembre a febrero. Con ese referente, los principales países
importadores en donde México puede tener un buen mercado para sus litchis son: En
América del Norte: Estados Unidos y Canadá; en Europa: Francia, Bélgica, Luxemburgo,
Gran Bretaña, Holanda y Alemania. Además de frutos en fresco, se está despertando un
interés creciente por los litchis deshidratados, principalmente de manejo orgánico
(Schwentesius y Gómez, 2001). Debido a los bajos volúmenes ofertables de litchi
mexicano, así como de otros frutos no tradicionales, los mismos autores señalan la
conveniencia de que se cree un Patronato de Frutas Exóticas que comercialice además del
litchi, otras como: tunas, maracuyá, macadamia, persimonio, carambolo, zapote mamey,
granada china, pitahaya y otras para que la oferta exportable sea contínua durante todo el
año.
Se señala a Europa como el continente de más importación de frutas del mundo y uno de
los más atractivos para las frutas llamadas exóticas o no tradicionales. Sobre estos últimos,
su consumo aumentó en Europa 80% desde 1992, en tanto que en Asia y América Latina
aumentó solamente el 35%. En Europa los niveles mayores de demanda son a fines de año
y en semana santa, principalmente en los paísesdel norte: Holanda, Alemania, Francia,
Bélgica y Reino Unido. En Italia y Alemania los precios mayoristas están un poco debajo de
2 euros por kg, en tanto que en Francia y Holanda están aproximadamente en 2.5 y en
Dinamarca y Finlandia a más de 3 euros el kg. En Europa las frutas exóticas más conocidas
resultan ser el coco y el litchi (Centeno et al, 2005).
En México es muy importante pensar en promover más el consumo interno y aprovechar
el hecho de que el litchi cada vez es más conocido y muy bien aceptado por los
consumidores, además de que el volumen de producción ha crecido vertiginosamente en
la última década con la consecuente reducción de los precios los cuales ya están al alcance
de muchas familias mexicanas. Los productores pueden seguir obteniendo un buen nivel
de ganancia si le dan valor agregado a su producción a través del manejo orgánico, buenas
prácticas de cultivo, cosecha y empaque, entre otras. La utilización de la pulpa para la
elaboración de mermelada y helado ha resultado exitosa.

Figura 6. Mermelada y helado elaborados con pulpa de litchi orgánico y azúcar orgánica en
Xalapa, Veracruz, México, por la empresa MANDUMED, Granja Ecológica, S.P.R. de R.L.
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