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Para reconocer el tipo de fino se puede hacer un cubito de suelo aproximadamente de 1.0
cm de lado u observando un terrón del lugar, dejando que se seque al aire por completo. Se
toma el cubito entre los dedos índice y pulgar; si se desmorona con poca presión digital es
un limo, pudiéndose reducir a polvo con los dedos.
El color es un dato útil para reconocer el tipo y constituyentes minerales del suelo; así por
ejemplo: el negro y tonos oscuros pueden ser indicativos de materia orgánica, el rojo
señalan la presencia de óxidos, el blanco de la caolinita es resultado de la alteración del
feldespato de los granitos, etc.
Los suelos finos orgánicos como las turbas, tienen un olor que los distingue, muchas veces
como de huevo podrido o pescado.
IDENTIFICACIÓN DE CAMPO DE SUELOS GRUESOS.
Los materiales constituidos por partículas gruesas se identifican en el campo sobre base
prácticamente visual.
Extendiendo una muestra seca del suelo sobre una superficie plana puede juzgarse, en
forma aproximada, de su graduación, tamaño de partículas, forma y composición
mineralogíca.
Para distinguir las gravas de las arenas puede usarse el tamaño ½ cm. Como equivalente a
la malla Nº 4. Identificación de suelos finos.
El criterio para identificar en el campo los suelos finos, contando con algo de experiencia,
es aconsejable el comparar sistemáticamente los resultados de la identificación de campo
realizada, con los del laboratorio, en cada caso en que exista la oportunidad.
Las principales bases de criterio para identificar suelos finos en el campo son la
investigación de las características de dilatancia, de tendencia y de resistencia en estado
seco.
La dilatancia.
Una pastilla con el contenido de agua necesario para que el suelo adquiera una consistencia
suave, pero no pegajosa, se agita alternativamente en la palma de la mano, golpeándola
secamente contra la otra mano, manteniéndola apretada entre los dedos.