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UAPA)

Participante:
GRISELL REYES BATISTA
Matricula:
16-8765
Facilitador:
Francisco Grullón

Asignatura:
Terapia de aprendizaje
Tema:
Tarea 5

Posterior a consultar la bibliografía señalada (Libro básico: Dificultades de


aprendizaje y trastornos del desarrollo) y otras fuentes de interés científico para
la temática objeto de estudio, se sugiere que realices la siguiente actividad:
 
1. Imagina que tienes una de las dificultades sensoriales vistas en la
unidad. Redacta un ensayo donde describas cómo crees que sería un día
en la vida de una persona con esta D.A. ¿Qué tipo de intervención
psicopedagógica o ayuda necesitarías de tus maestros y de tu centro
educativo en general?

La dificultad que elegí fue la visual Los problemas de la visión son la tercera
causa de consulta médica en el país y una de las causas de deserción escolar
o bajo rendimiento escolar en los niños. Muchos de los llamados problemas de
aprendizaje son dificultades para lograr la concentración visual debido a malas
condiciones visuales y oculares.

Los niños con alteraciones de la visión deben ser valorados inmediatamente y


al ser correctamente corregidos no solo permitirá mejorar la visión del niño,
también lo hará su disposición hacia las actividades académicas.

Adaptación del niño a la escuela

Hay que destacar el importantísimo papel que pueden desempeñar los padres
en esta misión, junto y en colaboración con los educadores del colegio. Para el
niño, el colegio es algo nuevo y desconocido, lleno de sensaciones extrañas.
Antes de ir al colegio le debemos explicar qué es y en qué consiste. Debemos
procurar que no llame la atención de sus compañeros, para que no se convierta
en una atracción. En los primeros días, el niño se va a sentir inseguro, a veces
perdido, confuso y solitario, en un mundo lleno de experiencias que no le
atraen. Para situarlo, espacialmente, debemos enseñarle cuál es su pupitre, su
aula y su distribución; sobre todo, para darle autonomía. El lenguaje empleado
con él debe ser muy explícito y tratarle como a los demás, en todos los
sentidos. Hay que mostrar una postura completamente natural, tanto por parte
del profesor como de sus compañeros. La participación en clase debe ser igual
que la de los demás niños.

Pautas

Tener una buena organización en el aula y en el centro


Si el entorno permanece, en la medida de lo posible, estable será más fácil
para el alumno orientarse y desplazarse por sí solo.

Enseñarle a ser autónomo

No solo a la hora de moverse por el centro, también en su cuidado personal o


el uso del material escolar.

Desarrollar su capacidad visual

Si el niño posee restos visuales, por mínimos que sean, el educador debe
aprovecharlos. La percepción visual también se puede aprender. De hecho, la
ONCE cuenta con diversos programas de estimulación visual para edades
tempranas, entre ellos, el programa EVO para niños de entre 4 y 13 años.

Además, en el aula ordinaria se debe cuidar la luz y la presentación de los


materiales. Por ejemplo, ampliando las imágenes en las pizarras electrónicas o
permitiendo al alumno que use el ordenador.

Estimular el resto de sentidos

Es fundamental la estimulación del resto de sentidos del alumno,


especialmente el táctil, para que pueda absorber toda la información que le
rodea. Es importante disponer de material para trabajar el tacto —por ejemplo,
de fichas en relieve—: un paso previo para el aprendizaje del sistema de
lectoescritura con braille.

Fomentar el juego simbólico

Los niños ciegos muestran mayores dificultades y retraso a la hora de


desarrollar la capacidad de representar los objetos en su mente. Desde la
escuela y en el seno de la familia es prioritario que se ayude a trabajar la
imaginación. En este sentido, es recomendable ofrecer al niño juguetes que
representen objetos reales e ir introduciendo algunos más abstractos. Los
juegos de rol con el educador también le ayudarán a construir situaciones y
diálogos ficticios. 

Potenciar el trabajo en grupo

Además de facilitar la inclusión del alumno en el aula, el trabajo cooperativo


con sus iguales mejorará sus competencias sociales y sus habilidades
comunicativas. El niño aprenderá a identificar las emociones de los otros por
vía auditiva y a normalizar el contacto físico con sus compañeros.  

Conclusión
Para valorar el grado de pérdida de visión se evalúan dos dimensiones: la
agudeza visual y el campo visual. La agudeza visual es la precisión con la que
observamos los objetos a una distancia. El campo visual es el espacio al que
abarca nuestra visión (180 grados) cuando mantenemos la vista fija en un
punto, es decir: la visión periférica.

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