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CATOLICA
CREDOS CONTEMPORANEOS
CARLOS SEVERICHE Y OVER RAMOS
Aproximación al Catecismo
TRADICIÒN
PURGATORIO
Los que mueren en la gracia y en la amistad de
Dios, pero imperfectamente purificados, aunque
están seguros de su eterna salvación, sufren
después de su muerte una purificación.
La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final
de los elegidos que es completamente distinta del
castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado
la doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre
todo en los Concilios de Florencia.
Esta purificación libera de lo que se llama la "pena
temporal" del pecado.
Mediante las indulgencias, los fieles pueden
alcanzar para sí mismos y también para las almas
del Purgatorio la remisión de las penas
temporales, consecuencia de los pecados
INFIERNO
Creen que Jesús descendió al infierno. El descenso a los
infiernos es el pleno cumplimiento del anuncio evangélico
de la salvación.
Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con
Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la
palabra "infierno".
La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y
su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de
pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente
después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, "el
fuego eterno“.
La pena principal del infierno consiste en la separación
eterna de Dios. Dios no predestina a nadie a ir al infierno.
LIMBO
Hay un camino de salvación para los niños que mueren sin
Bautismo
En la teología católica, el limbo se refiere a un estado o
lugar temporal de las almas de personas creyentes en el
cristianismo que, pasada su vida física, murieron tiempo
antes de la resurrección de Jesús (limbo de los patriarcas),
y un estado o lugar permanente de los no bautizados que
mueren a corta edad sin haber cometido ningún pecado
personal, pero sin haberse visto librados del pecado
original, mácula que solo puede ser eliminada a través del
bautismo, en cualquiera de sus formas (limbo de los
niños).
Confesión
Se le denomina sacramento de la confesión porque la
declaración o manifestación, la confesión de los pecados ante el
sacerdote, es un elemento esencial de este sacramento.
En un sentido profundo este sacramento es también una
"confesión", reconocimiento y alabanza de la santidad de Dios y
de su misericordia para con el hombre pecador.
La confesión de los pecados (acusación), incluso desde un punto
de vista simplemente humano, nos libera y facilita nuestra
reconciliación con los demás. Por la confesión, el hombre se
enfrenta a los pecados de que se siente culpable.
La Iglesia declara que todo sacerdote que oye confesiones está
obligado a guardar un secreto absoluto sobre los pecados que
sus penitentes le han confesado.
MISA
La misa es, a la vez e inseparablemente, el memorial sacrificial
en que se perpetúa el sacrificio de la cruz, y el banquete
sagrado de la comunión en el Cuerpo y la Sangre del Señor.
Santa Misa porque la liturgia en la que se realiza el misterio de
salvación se termina con el envío de los fieles ("missio") a fin de
que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana.
El culto de la Eucaristía. En la liturgia de la misa expresamos
nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de
pan y de vino.
Los fieles deben participar en la misa.
ALMA
El "alma" significa el principio espiritual en el hombre. El
alma es espiritual.
La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe
considerar al alma como la "forma" del cuerpo.
La doctrina de la fe afirma que el alma espiritual e inmortal
es creada de forma inmediata por Dios. En la muerte,
separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae
en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con
Dios.
Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal
su retribución eterna en un juicio particular que refiere su
vida a Cristo.
PENITENCIA
"La penitencia mueve al pecador a soportarlo todo con el
ánimo bien dispuesto; en su corazón, contrición.
Confesión sacramental.
Al morir cada hombre recibe en su alma inmortal su
retribución eterna en un juicio particular por Cristo, juez de
vivos y de muertos.
La renovación de la vida bautismal exige la penitencia. La
Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y
las obras de penitencia en favor de los difuntos
Por voluntad de Cristo, la Iglesia posee el poder de
perdonar los pecados de los bautizados.
La conversión y la penitencia diarias encuentran su fuente y
su alimento en la Eucaristía.
INDULGENCIAS
"La indulgencia es parcial o plenaria según libere de la pena
temporal debida por los pecados en parte o totalmente"
"Todo fiel puede lucrar para sí mismo o aplicar por los
difuntos indulgencias.
Mediante las indulgencias, los fieles pueden alcanzar para sí
mismos y también para las almas del Purgatorio la remisión de
las penas temporales, consecuencia de los pecados.
La doctrina y la práctica de las indulgencias en la Iglesia están
estrechamente ligadas a los efectos del sacramento de la
Penitencia.
"La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal
por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa.
Las indulgencias se obtienen por la Iglesia que, en virtud del
poder de atar y desatar que le fue concedido por Cristo Jesús.
DOMINGO - Dar a Dios un culto
exterior.
La participación en la eucaristía.
Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por
Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida
divina.
“El Sacramento más augusto, en el que se contiene, se ofrece y se
recibe al mismo Cristo Nuestro Señor, es la Santísima Eucaristía, por
la que la Iglesia vive y crece continuamente. El Sacrificio Eucarístico,
memorial de la muerte y resurrección del Señor, en el cual se
perpetúa a lo largo de los siglos el Sacrifico de la cruz, es el cúlmen y
la fuente de todo el culto y de toda la vida cristiana,
Así, pues, los demás sacramentos y todas las obras eclesiásticas de
apostolado se unen estrechamente a la santísima Eucaristía y a ella
se ordenan”.
Transustanciación