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La manera en que las notas informativas relacionadas con los feminicidios en

la prensa escrita mexicana contribuyen en la construcción de imaginarios de

género en sus lectores

Elizabeth Tiscareño García


A01470053
DEH, Comunicación y Estudios Culturales

10 de Mayo, 2018.
Tabla de contenido

Capítulo I. Introducción

1.1 Antecedentes

1.2 Definición del problema

1.3 Justificación del tema

1.4 Limitación y delimitaciones

Capítulo II. Feminicidio

2.1 Estudio del feminicidio en el mundo

2.2 Estudios extranjeros sobre las muertas en la frontera mexicana

2.3 Estudio del feminicidio en México: Las muertas de Juárez

2.4 Estudios de feminicidio y medios de comunicación

2.5 Conceptualización del feminicidio

2.6 Normativa del feminicidio

2.6.1 Derecho internacional como normativa del feminicidio

2.6.2 Orden normativo sobre feminicidio en México

Capítulo III. Teorías

3.1 Presentación de las teorías

3.2 Teoría de la violencia de género, paradigma del feminicidio

3.2.1 La violencia contra la mujer en las leyes mexicanas

3.3 Teorías estudio emisor y mensaje, análisis de notas.

3.4 Teorías estudio de las audiencias


Capítulo IV. Metodología

Capítulo V. Resultados.

3.1 Presentación de resultados (Agenda setting-Framing)

3.2 Presentación de resultados (Lectores)

Capítulo VI. Análisis de resultados.

4.1 Análisis de resultados (Agenda setting-Framing)

4.2 Análisis de resultados (Lectores).

Capítulo VII. Conclusiones

Referencias

Anexos
Capítulo I. Introducción

Con los hechos registrados en 1993 en Ciudad Juárez, Chihuahua, en donde 12 mujeres y

niñas fueron asesinadas durante ese año, el tema del crimen en contra de las mujeres, fue

incluido en la agenda de los académicos como tema de investigación empujado desde la

sociedad civil, quienes por falta de respuesta por parte de las autoridades locales

posicionaron esa problemática en la agenda nacional e internacional a través de una

narrativa propia (Wright, 2011).

Las primeras investigaciones que se realizaron en México buscaron explicar el

fenómeno, se apoyaron, principalmente, en la literatura norteamericana por lo que

empezaron a construir un paradigma acorde a los sucesos de las muertas en el desierto, con

conceptos propios y adecuaciones a las categorías importadas, sobresalen los trabajos de

Monárrez (2000) y Lagarde (1994), trabajos empíricos y teóricos, respectivamente.

Las líneas de investigación de las que se parte para explicar el fenómeno de las muertas

de Juárez son las que tienen que ver con la violencia de género y una argumentación

feminista, lo que conlleva a la construcción de un modelo de estudio sobre el feminicidio,

término tomado del inglés femicide, definido por Russell (1990) como el asesinato de una

mujer por el hombre por el hecho de ser mujer. Lagarde encontró disonancia en el español

con la terminología femicidio, es por ello, propuso el término feminicidio. Los aspectos en

los que convergen los estudios de feminicidio son la misoginia, la sexualidad sádica y la

construcción social de la masculinidad.

En este trabajo se propone investigar el tema del feminicidio en el marco de los estudios

culturales, es por ello, que la propuesta radica en dos vertientes. En la primera, se busca

conocer la manera en la que abordan los medios de comunicación el feminicidio a través de


los textos periodísticos de tres medios de comunicación mexicanos La Jornada, Reforma y

El Universal, en esta parte, el interés es analizar el contenido de los textos con respecto a

quién redacta la nota, el tipo de lenguaje, así como el trato que se le da a la información

sobre víctimas y victimarios.

La segunda vertiente, se enfoca al estudio de la recepción, lectores o audiencias, en

donde, el análisis está dirigido a la construcción de imaginarios con respecto a la tarea que

desarrolla el periodista, el trato que tiene la información y el mensaje que perciben sobre el

papel de las víctimas y victimarios. Y al final, poder definir si hay una correlación entre lo

que los medios presentan a los lectores y lo que estos reciben. La propuesta general del

tema es La manera en que las notas informativas relacionadas con los feminicidios en la

prensa escrita mexicana contribuyen en la construcción de imaginarios de género en sus

lectores.

El trabajo se centra en periodos determinados de la cobertura de los tres medios

periodísticos, se abre a los textos informativos, que comprenden: notas, columnas,

editoriales, artículos de opinión, cartas al lector, en las diversas secciones de cada medio.

Por decirlo así, las unidades de estudio para esta investigación son los textos periodísticos

de tres medios de comunicación, en el periodo de un año. Y la segunda fase, es el estudio

del público o lectores de la prensa mexicana.

Para estudiar el tema del feminicidio, se contempla el modelo de Agenda setting y el

Framing. La Agenda setting vista desde la perspectiva de varios autores que refieren al

contenido e influencia de los medios de comunicación en dos niveles diferentes: McCombs

y Shaw (1972), Benton y Frazier (1976), Kim y McCombs (2007). El primer nivel es en

relación con los temas u objetos, en tanto que el segundo nivel se relaciona con los
atributos o encuadres, framing: McCombs (2007), y Shaw (2004), Entman (2003),

Tankard (2001) y Reese (2001).

Para el análisis sobre los lectores o público, el estudio se ve desde la perspectiva de que

los estudios culturales viran en torno a una audiencia activa, en donde se lee a autores con

trabajos en recepción: Woth y Gross (1974), Camargo Heck (1980), Hall (1980),

Richardson y Corner (1986), Morley (1992), Dahlgren (1988), y Palmer y Hafen (1999). El

método de estudio es el mixto, conjunción de lo cuantitativo y cualitativo.


Capítulo II. Feminicidio

2.1 Estudio del feminicidio en el mundo

El feminicidio es un fenómeno de orden global, en cada cultura y cada país tiene sus

propios matices, investigadores coinciden en que existen factores como la misoginia, la

sexualidad sádica y la construcción social de la masculinidad ante este problema. En el

marco internacional, este tema se empieza a considera dentro de la investigación a finales

de los años 70, de una forma incipiente. Los estudiosos del fenómeno lo analizan y amplían

su significado y estructura en los años 90. La connotación más conocida y utilizada por los

académicos sobre feminicidio es la que propone Russell (1990), que comprende el

asesinato de una mujer en manos de un hombre por el hecho de ser mujer.

Para arropar teóricamente la propuesta del tema La manera en que las notas

informativas relacionadas con los feminicidios en la prensa escrita mexicana contribuyen

en la construcción de imaginarios de género en sus lectores, se hace evidente y necesario

un recorrido por el marco internacional y nacional sobre el feminicidio. En ese cometido

también se establecería una conexión con lo ya escrito sobre víctimas y victimarios, que

forman parte de la pauta del estudio.

La documentación con respecto a la acepción de feminicidio, cuenta Russell (2006b), se

remota 1801, fue localizada en A Satirical View of London at the Commencement of the

Nineteenth Century, en donde se menciona el asesinato de una mujer. Luego, en la tercera

edición de The Confessions of an Unexecuted Femicide, manuscrito de William MacNish,

perpetrador del crimen contra una mujer. Recientemente, en la edición de 1989 en The

Oxford English Dictionary, señala que feminicidio apareció en Law Lexicon de Wharton en

1948, y se le mencionó como un delito punible.


Antes de 1990, Russell ya había dado una ponencia sobre la forma extrema de violencia

contra las mujeres en 1976, ante el Primer Tribunal Internacional de Crímenes contra

Mujeres, celebrado en Bruselas, allí usó el término femicidio, sin dar una definición precisa.

En el artículo Speaking the Unspeakable, publicado en la revista Ms (1990), Diana Russell

y Jane Caputi dieron a conocer el término femicidio, como el asesinato de mujeres realizado

por hombres que son motivados por odio, desprecio, placer o por un sentido de propiedad

de las mujeres (Atencio, 2011). Con el paso de los años Russell acuña el significado de la

siguiente manera: ―es el asesinato de mujeres por hombres por ser mujeres‖ (2006b, p. 76).

Otros investigadores han personalizado las definiciones de feminicidio para explicar el

fenómeno, entre los que se encuentran ―el asesinato misógino de mujeres por hombres‖

(Radford y Russell, 1992, pp. Xi, 3); ―todos los asesinatos de mujeres, sin importar el

motivo y la razón del perpetrador‖ (Campbell y Runyan, 1998, p.348); ―el asesinato

intencional de mujeres por hombres y de mujeres por otras mujeres por intereses de

hombres‖ (Ellis y DeKeseredy, 1996, p.70). Aunque, proliferan las definiciones de

feminicidio, en América Latina, la terminología de Russell es la que predomina, con

acentuaciones como la que Lagarde (2006) le imprimió en México ―que se trata de una

fractura del Estado de derecho que favorece la impunidad‖; también dice ―el feminicidio es

un crimen de Estado‖ (p.1), la jurista sostiene que con esta definición se le da una

explicación política a un problema que ha sido abordado desde un punto de vista policíaco.

El trabajo de Russell da a conocer una tipología de feminicidios basados en la relación

entre los asesinos y sus víctimas: feminicidio de pareja íntima; feminicidio de familiares;

feminicidio por otros perpetradores conocidos; y, feminicidios por extraños, de hecho, la

tipología de Russell está basada en la de Ellis y DeKeseredy (1996), ver tabla 1.


Tabla 1.
Tipología de feminicidios basados en la relación entre los asesinos y sus víctimas

Otros perpetradores
Feminicidio de Feminicidio de conocidos de Feminicidio
pareja familiares feminicidio de extraños

Amantes masculinos/ Padres/ Amigos masculinos de la Extraños


Parejas sexuales Padrastros familia masculinos
Esposo Hermanos adoptivos/ Amigos masculinos de la
Exesposos Hermanastros/ víctima
Concubinos medios hermanos Colegas masculinos/
Exconcubinos Tíos/ tíos políticos Colegas
Examantes masculinos/ Abuelos/ Figuras masculinas de
Parejas sexuales Abuelastros/ autoridad , p.e.:
Novios Hijos/ hijastros Maestros, sacerdotes,
(comprometidos) Suegros empleadores
Exnovios Cuñados Conocidos masculinos
(comprometidos) Otros parientes Citas masculinas (no
Otras parejas íntimas masculinos sexual)
masculinas Otros perpetradores
masculinos

Elaboración de Diana Russell (2006).

De las categorías que presenta Russell como básicas, y en la que más se centran los

investigadores es la de feminicidio de pareja, definido por otros autores como feminicidio

íntimo, que es el asesinato cometido por hombre contra una mujer (Stout, 1991), con quien

la víctima tenía o tuvo una relación o vínculo íntimo. De hecho, el feminicidio íntimo, es

utilizado por investigadores cuando hacen una clasificación con sólo dos categorías: íntimo

y no íntimo.

Otra categoría de feminicidio, es el feminicidio sexual, investigado por Caputi,

Cameron y Frazer (1987), investigadoras que por primera vez analizaron el asesinato sexual

de manera sistemática a través de la mediación de las relaciones de género. Caputi (1987)

dice que el crimen de lujuria, asesinato por violación, el asesinato serial y el recreativo son

nuevas expresiones que representan el crimen sexual. Para Caputi ese tipo de crimen no
carece de motivación, debido a que la violación, la tortura, la mutilación y el exterminio

tratan de la identificación de un asesinato sexualmente político y de un terrorismo fálico

funcional contra mujeres.

Lo anterior es relevante, porque al revisar el marco internacional, hay clasificaciones de

feminicidio que sólo son catalogadas en ciertas partes del mundo. Entre estas se encuentra

el feminicidio social, conocido también como encubierto, porque se permite la muerte de

las mujeres a causa de actitudes o políticas de gobierno o trato de las instituciones

misóginas, aquí caben las mujeres que mueren por malas prácticas al realizarles abortos

(Russell, 2006b).

Por otra parte, actualmente se pugna porque el infanticidio femenino en China, sea

considerado dentro del feminicidio social ―el asesinato de niñas es una forma de violencia

contra su infancia, contra sus madres y contra todas las mujeres en la sociedad en que

ocurre (…) es un juicio discriminatorio basado en el género acerca de quién sobrevivirá‖.

(Hom, 2006, pp. 286-287)

También existe el feminicidio en masa que es aquel que ―ocurren como resultado de la

coincidencia de cuatro problemas relacionados con el género: SIDA, sexismo y dominio

masculinos, mutilación genital y violación‖ (Russell, 2006c, p.219).

En la literatura internacional se menciona también el asesinato de mujeres por razones

económicas, como el feminicidio por dote, cuando lo que el hombre recibe como

aportación para el matrimonio es considerado como insuficiente y asesina a la esposa; por

otra parte, se da el caso de ancianas que son asesinadas por algún familiar para poder

heredar, cabe señalar, que ésta tipología se vuelve aceptada en cuanto los casos son

sistemáticos y representan una constante (Russell, 2006).


En África del Sur se añaden dos tipos de feminicidio, generalmente se presentan en las

zonas rurales, el feminicidio por brujería, que es el asesinato de mujeres que son acusadas

de ser brujas, ―quemadas‖ en Sudáfrica, y ―lapidadas‖ en Zimbabwe; y el feminicidio por

ritual, relacionados con creencias sobre el poder de los órganos sexuales femeninos, como

sucede en Zambia, Zimbabwe y Sudáfrica (Watts, Osam y Win, 2006).

Otras investigadoras pugnan por que sea considerado como feminicidio la situación en

la que la mujer, aunque sigue viva, tiene graves secuelas por el abuso sistemático del

hombre o por la violencia que descargó en cierto momento contra ellas (Russell, 2006d).

En América Latina, los estudios sobre feminicidios se presentaron en forma paralela

entre México y Costa Rica. Atencio (2011) destaca que las estudiosas de ambas naciones se

manifestaron atendiendo a la búsqueda de marcos de referencia o de análisis de un

problema estructural. Por México, como ya se ha mencionado, fueron precursoras Lagarde

(1994) y Monárrez (2000). Por Costa Rica, Carcedo y Sagot (2000), en este caso las autoras

combinan el trabajo académico con el activismo político feminista, ―conocer e involucrarse

en casos extremos de violencia de género a través de los grupos de mujeres las llevó a

reparar sobre los estragos que provoca en el sexo femenino la violencia ejercida por los

hombres‖, (p.6).

El trabajo de Carcedo y Sagot va más allá de Costa Rica, abarcan varios países de

Centroamérica como son El Salvador, Honduras, Guatemala y República Dominicana.

Cardero externa que la crueldad deja entrever la existencia de relaciones cargadas de

contenidos y significados. Además, de que expresa que en ocasiones existe un odio

misógino, en otras se presenta la necesidad de borrar las huellas del vínculo entre la mujer

y su victimario o la urgencia por borrar la identidad misma de la mujer. ―Se trata de un


lenguaje que es necesario descifrar si queremos detener las muertes de mujeres y en

particular esta escalada que estamos viviendo en la región‖ (Carcedo, 2010, p. xiii).

En el trabajo Feminicidio en Costa Rica 1990-1999, Carcedo (2000), presenta la

tipología que ella encuentra durante la investigación que realiza sobre los crímenes contra

mujeres, establece tres tipos de feminicidio: íntimo, no íntimo y por conexión, como se

aprecia en la tabla 2. ―La presencia o amenaza real de violencia cotidiana y de femicidio

ilustran cómo la opresión y la desigualdad colocan a las mujeres en una posición

terriblemente vulnerable‖ (p.13). En la mayoría de sus trabajos, Carcedo usa el término

femicidio como equivalente de feminicidio.

Tabla 2
Clasificación básica de feminicidio

Feminicidio Feminicidio Feminicidio


íntimo no íntimo por conexión

Son aquellos Son aquellos asesinatos Con esta categoría se hace referencia a
asesinatos cometidos cometidos por hombres con las mujeres que fueron asesinadas ―en la
por hombres con quienes la víctima no tenía línea de fuego‖ de un hombre tratando
quien la víctima tenía relaciones íntimas, familiares, de matar a una mujer. Este es el caso
o tuvo una de convivencia, o afines a de mujeres parientes, niñas u otras
relación íntima, estas. Frecuentemente, el mujeres que trataron de intervenir o
familiar, de femicidio no íntimo que simplemente fueron atrapadas en la
convivencia, o afines a involucra el ataque sexual de acción del femicida.
estas. la víctima.

Elaboración de Ana Carcedo (2000).

Montaño (2007), alude a Lagarde para determinar dos categorías sobre feminicidio que

son el feminicidio íntimo y el feminicidio en el ámbito público. Lo interesante del trabajo

de Montaño es que sitúa la problemática del feminicidio en varios lugares con

particularidades semejantes en problemática, y a la vez diferentes, en cuanto a la

estadística. Ella dice que si tomáramos 10 mujeres representativas, mayores de 15 años, en


cada país de América Latina y el Caribe, veríamos que cuatro peruanas y cuatro

nicaragüenses sufren violencia física por sus esposos; en México, tres mujeres serían

víctimas de violencia emocional y dos de violencia económica; tres brasileñas de violencia

física extrema y dos haitianas de violencia física.

Al término feminicidio se le ha ido imprimiendo aspectos en la maduración de la

definición. Cabe recordar que la Real Academia Española (RAE, 2018) da una definición

concreta de feminicidio, que se puede tomar como general y aceptable: ―asesinato de una

mujer por razón de su sexo‖. En la explicación que dan los investigadores, cada uno aboga

por que la terminología llegue hasta una penetración de uso y de cambio en hábitos y

estructuras tradicionales.

2.2 Estudios extranjeros sobre las muertas en la frontera mexicana

Desde la visión extranjera, del 2000 a la fecha son numerosos los estudios que abordan el

feminicidio a través del caso de Ciudad Juárez: Jeffreis (2003), Wright (2006; 2011),

Nyberg (2010), Chew (2014), y Joroutová (2015). La mayoría explora el tema dentro de un

marco de violencia que sufre la zona por la problemática del negocio de la droga, y de

cómo son rebasadas las autoridades para hacerle frente al problema, y que las víctimas

responden a una condición de bajos recursos.

Wright tiene una serie de artículos con respecto al feminicidio en Ciudad Juárez. Wright

describe en cómo en el transcurso de 1993 un grupo de mujeres manifestantes se

posicionaron en la agenda con el tema de que niñas y mujeres habían sido asesinadas y

arrojadas como basura en la ciudad. Wright describe que a medida que el número de

crímenes creció en los siguientes años y ante la evidencia de que las fuerzas policiacas

fueron incapaces de encontrar a los perpetradores, los manifestantes se convirtieron en

activistas, entonces, se le llamó a la violencia y a la impunidad ―feminicidio‖ (2011, p.707).


La investigación de Wright también se centra en la estigmatización de la mujer

asesinada, al darle el calificativo de ―mujer pública‖ al hacerse referencia de que se

encuentra en la calle, en la oficina, en eventos públicos o cualquier lugar que es

interpretado como ―no doméstico‖ y que según el discurso dominante, esa mujer tiene la

representación de ''la prostituta'', que es la mujer pública que se gana la vida vendiendo su

cuerpo en la calle (p. 682).

TJoroutová (2015), tal y como lo hacen varios autores, posicionan la explicación de

feminicidio en la obra de Anzaldúa (1987) Borderlands/La Frontera, en donde los

asesinatos en Ciudad Juárez no solo son un ejemplo brutal contra las mujeres, estos sirven

para hablar de la globalización de los procesos que amplifican la instrumentalización

androcéntrica de los cuerpos de la mujer bajo el capitalismo y post colonialismo. ―Los

crímenes atroces en Juárez son los más dirigidos a trabajadoras pobres, de piel oscura,

pequeñas, muchas de ellas migrantes de los estados del sur de México u otros países de

América Central‖ (p. 13).

Jeffries (2013) aborda la temática del filme de Señorita extraviada de Lourdes Portillo,

investiga las noticias que circulan en relación a los asesinatos en Juárez y se centra en el

documental de Portillo como una señal característica de la racionalidad neoliberal de

responsabilidad por la seguridad pública. Con el trabajo femenino, los bajos salarios y una

rentable economía criminal y lo que ella llama ―hiper-privatizado‖ enfoque al desarrollo

urbano, ―Juárez es, en muchos aspectos, un caso de prueba neoliberal‖ (p.314). Al análisis

de este documental se suman por separado el que hace Sandell (2013), y el de Gillman

(2015), con temáticas similares.


2.3 Estudio del feminicidio en México: Las muertas de Juárez

En México, el tema del feminicidio es abordado, a partir de las muertas de Ciudad

Juárez en 1993. En el contexto anterior, las investigadoras mexicanas se apoyan en el

trabajo de Russell y algunas de sus coautoras para poder describir la realidad mexicana.

Serán Lagarde (1996) y Monárrez (2000), desde diferentes tribunas públicas, quienes

desarrollen trabajos icónicos. Monárrez lleva el estudio a lo teórico-práctico, empieza a

investigar el fenómeno de Ciudad Juárez construyendo bases de datos e interpretando la

problemática, además de hacer una propuesta sobre las categorías del feminicidio, y sobre

el significado del mismo, el agregado que hace a la terminología es el asesinato de mujeres

por razones asociadas a su género.

Monárrez divide las categorías de su trabajo en feminicidio y homicidio. En la parte de

feminicidio se encuentran: feminicidio íntimo, feminicidio sexual sistemático y feminicidio

por ocupación estigmatizada. Además, explica que el asesinato de mujeres en Ciudad

Juárez puso el tema del feminicidio en el discurso público, social y político del derecho a la

vida de las niñas y mujeres en esta comunidad y a nivel internacional. El feminicidio

comprende todo asesinato de mujer cometido por un hombre y sustentado en la

discriminación de género.

Del feminicidio sexual, Monárrez (2004) pasa al feminicidio sistemático, significado

que utiliza basándose en los trabajos de Russell y Radford (1992), y que refiere al asesinato

codificado de niñas y mujeres por ser mujeres, cuyos cuerpos expropiados han sido

torturados, violados, asesinados y arrojados en escenarios transgresivos, por hombres que

hacen uso de la misoginia y el sexismo, para delinear cruelmente las fronteras de género

por medio de un terrorismo de Estado, y que es secundado por los grupos hegemónicos, que

refuerzan el dominio masculino y sujeta a familiares de víctimas y a todas las mujeres a un


inseguridad crónica profunda, a través de un continuo e ilimitado de impunidad y

complicidades. Aquí distingue el feminicidio sistémico sexual organizado y el

desorganizado.

Para Monárrez ya no sólo es la muerte por ser mujeres, otras mueren, de acuerdo a esta

investigadora por la ocupación que desempeñan, se trata de mujeres que trabajan en bares y

en night clubs, que se desempeñan como bailarinas, meseras y prostitutas y que son

agredidas porque son mujeres, pero lo que todavía las hace más vulnerables es su

ocupación desautorizada, elementos que constituyen el feminicidio por ocupación

estigmatizada, ver tabla 3.

Tabla 3.
Clasificación de feminicidios de acuerdo a Monárrez

2. Feminicidio por 3. Feminicidio


1. Feminicidio íntimo ocupación sexual sistemático
estigmatizada
Asesinato de mujeres ―cometidos por hombres con Mujeres asesinadas A esta forma de
quien la víctima tenía o tuvo una relación íntima, por la ocupación o el asesinar se le conoce
familiar, de convivencia o afines a éstas‖ (Carcedo trabajo que como crimen sexual y
y Sagot , 2002, p. 18). desempeñan. Bajo está presente en los
a) Feminicidio infantil b) Feminicidio este criterio se casos en que el o los
Los asesinatos de niñas familiar encuentran aquellas asesinos son motivados
son una práctica común El feminicidio familiar que trabajan en bares por impulsos sexuales
en la cultura patriarcal a es el asesinato de uno y en night clubs. sádicos y la víctima se
través o varios miembros de Ellas son las convierte en un objeto
de la historia (Warren, la familia bailarinas, las sexual para los
1985, 32). Las niñas cometido por un meseras y las victimarios (Cameron y
también son asesinadas hombre y está basado prostitutas. Agredidas Frazer, 1987, pp. 17-
en sus hogares, por en relaciones de porque son mujeres, 19). Al mismo tiempo,
padres y/o hombres parentesco entre la o más vulnerables es la tortura y la
cercanos a ellas y en las víctimas y el su ocupación disposición del cuerpo
menor medida por victimario (Russell, desautorizada son parte de una
madres y/o mujeres que 2001). (Monárrez, 2000). sexualización y
las cuidan. erotización del crimen.

Elaboración de Monárrez (2000).

Con respecto a los homicidios los tipifica en: crimen organizado y narcotráfico,

violencia comunitaria y asesinato imprudencial. Para la investigadora, los victimarios


tienen motivos para asesinarlas y éstos están sustentados en las relaciones inequitativas de

género, en la estructura de poder y el control que tienen los hombres sobre las niñas y

mujeres para que ellos dispongan el momento de su muerte, ―no todo asesinato de niña o

mujer es un feminicidio, definitivamente es un asesinato y es una responsabilidad del

Estado y de las instituciones encargadas de la integridad y la seguridad, prevenirlo,

sancionarlo y erradicarlo‖ (Monárrez, 2000, p. 362).

En tanto, el trabajo de Lagarde (1994; 2006) se mueve en un ámbito diferente al de

Monárrez, Lagarde acentúo la necesidad de la conformación de las bases teóricas, por ende,

científicas, su debate se enfrascó en un cambio de paradigma epistemológico y en construir

una relación entre la academia y la política, su idea era la elaboración de reglamentos que

pudieran atacar lo que ella considera la violencia institucional. Lagarde llevó el término

femicidio a feminicidio, trabajó desde el Congreso de la Unión en la estructura de leyes

para hacerle frente al problema, y planteó la responsabilidad del Estado en este tipo de

crímenes.

Además, llama la atención cómo es que Lagarde aclara que desde su trinchera, identifica

que tanto medios de comunicación como algunos investigadores caen en resaltar el aspecto

de la estigmatización de las víctimas, no obstante, ella da el dato, que del censo que registró

para su trabajo menos de un 30 por ciento cae en esa categoría.

2.4 Estudios de feminicidio y medios de comunicación

De los autores que se concentran en los estudios que se han realizado sobre el feminicidio y

los medios de comunicación, sobresalen en México los trabajos de: Vega, (2009), Monárrez

(2010), Bonavitta (2011), Rojas (2014), Alcocer (2014), Gallur (2014), De España García

(2008), Rodríguez (2008), y Sánchez (2016). En esos trabajos, se investigan temas como
estigmatización de mujeres y víctimas; lenguaje culpabilizador; prejuicios de género y

deontología en medios de comunicación y reporteros.

Los investigadores que abordan el ángulo de estigmatización son: Monárrez, Rodríguez,

Bonavitta, Alcocer y Rojas. Monárrez, como ya lo vimos plantea sobre las actividades

estigmatizadas de las víctimas. En el caso de Rodríguez (2008) hace una crítica a los

medios de comunicación tanto de instituciones públicas como de expertos en la materia

debido a que en la información que difunden tienden a utilizar prejuicios y valoraciones,

presentando estos sucesos de violencia de género como hechos aislados y no como parte de

una violencia generalizada y aceptada por la propia sociedad.

Además, Rodríguez expone que los agresores son justificados por los medios de

comunicación, por ende, trata el aspecto deontológico dando ejemplos de varios manuales

de cómo escribir responsablemente sobre el tema, debido a que el tratamiento informativo

es basado en una construcción social y educacional que condenaba a la mujer y justificaba,

en ocasiones, a los hombres violentos, eso representa una visión que tendía a culpabilizar a

la víctima y eximir de responsabilidad a los homicidas, como cuando se usaba la

terminología de crimen pasional o violencia doméstica, y todo ello, dice, reforzado por

refranes y dichos populares, claramente machistas.

En el caso de Bonavitta (2011), ella hace una revisión de los discursos manejados por

medios audiovisuales, periodísticos y digitales en dos países: México y Argentina, la autora

discute la influencia que tienen los medios de comunicación en la formación de ideologías

y prácticas que denigran a las mujeres y propician la violencia de género. Advierte que

socialmente, sólo se rebobina la cinta una y otra vez, a través de actores y actrices,

productos, concepciones, que aparentemente son diferentes, pero que en las distintas

generaciones, los medios de comunicación continúan con el control y la jerarquización


social. ―Continúan, al fin, las mismas garras: el patriarcado, el androcentrismo, el sexismo,

el capitalismo, el etnocentrismo, entre otras‖ (p. 28).

Alcocer (2014) destaca que las notas periodísticas, en una extensión de la ideología

patriarcal, exoneran a los victimarios al cometer el asesinato, con ello, condonan el

feminicidio por medio de juicios y prejuicios, culpando a las mujeres por haber

transgredido el sistema sexo/género y la normativa femenina, en ese sentido las mujeres son

presentadas ante la sociedad como víctimas propiciatorias por ser prostitutas, drogadictas e

infieles. Eso lleva, dice Alcocer que al presentarse de esa manera las víctimas de

feminicidio en la prensa, sus vidas y muertes son estigmatizadas y mostradas como carentes

de valor, por ende, indignas de ser lloradas.

Por otra parte, García (2008) estudia sobre cuáles son los estereotipos de género que las

mujeres valoran como discriminatorias y cuáles consideran como prácticas positivas

respecto a la imagen de la mujer en la sociedad, el trabajo es a través de entrevistas a

mujeres sobre la imagen que trasmiten los medios de comunicación sobre el género

femenino. La invisibilización de las mujeres, en diferentes ámbitos, se aprecia como un

déficit respecto a una construcción equilibrada del universo femenino y respecto al

masculino, y es este déficit el que genera una contradicción entre la representación, que

construyen los medios mediante sus contenidos en materia de género y la realidad social.

No obstante, los grupos de estudio resaltaron que el criterio de noticiabilidad que aumenta

la discriminación en los medios con respecto a las mujeres es su presencia como víctima de

la violencia de género.

La cuestión deontológica de los medios de comunicación también se encuentra en los

trabajos de Alcocer, Bonavitta, Sánchez y Vega. Sánchez (2016) hace un llamado a la


prensa para hacerse responsable del poder concentrado que tiene, según lo expresa la

autora.

De los autores que también abordan el feminicidio y los medios de comunicación.

Alcocer, Gallur y Danés destacan en su trabajo la visión masculina en la cobertura

mediática del feminicidio. Para Alcocer (2014) el feminicidio se ubica desde un principio

en la sección de la nota roja, cuando es una problemática de orden social, y la estructura de

la nota está enmarcada en el papel de los prejuicios de género que ejercen las reporteras y

los reporteros de los diarios.

Danés (2016) comprueba que en la cobertura de feminicidio predomina el género

masculino, y que esos periodistas omiten dar el género de la fuente, utilizan ―una/la fuente‖

y ―las autoridades‖. Mientras, que el trabajo de Gallur (2014) está enfocado al estudio de la

Agencia de Comunicación e Información de la Mujer(CIMAC) que es el experimento de

anular la visión masculina sobre una problemática femenina.

En lo que respecta a dos de las autoras ya señaladas, ellas presentan un ángulo particular

de lo que consideran relevante en la investigación sobre feminicidio; en el caso de Alcocer

(2014) hace el comentario de que no interesa el número de notas sobre feminicidio, lo

importante es cómo se aborda la información. Mientras que Rojas (2014) llega a la

conclusión que la visibilidad de las noticias no aporta mayoritariamente mostrar un

problema social de interés público, lo que predomina es la información sobre casos

individuales.

2.5 Conceptualización del feminicidio

El término de feminicidio es delimitado a partir de dos corrientes de estudio: la primera, la

representan los investigadores, que desde mediados de los años 70s, buscaron explicar el

fenómeno de la muerte de mujeres a manos de sus parejas principalmente; por un lado, se


encuentra el estudio anglosajón; por el otro, el latinoamericano. La segunda corriente,

forma parte del trabajo que realizan los organismos internacionales desde finales de los

años 80s, haciendo uso de las experiencias de los estudios existentes, construyeron

lineamientos normativos, además, de plantear una base teórica para hacer frente al

problema.

Como parte de la teoría básica del tema sobre La manera en que las notas informativas

relacionadas con los feminicidios en México en la prensa escrita mexicana contribuyen en

la construcción de imaginarios de género en sus lectores, se hace un recorrido para conocer

y analizar o aplicar los conceptos de feminicidio ya existentes. Como principio, se acude a

la base oficial del diccionario de la Real Academia Española (RAE, 2018) que señala que el

feminicidio es el ―asesinato de una mujer por razón de su sexo‖.

La connotación que se marca como paradigmática es la que Russell y Caputi (1990)

propusieron, que es ―el asesinato de mujeres realizado por hombres, motivado en el odio,

desprecio, placer o en el sentido de propiedad sobre las mujeres‖ (p.43), en sus siguientes

trabajos, Russell considera el feminicidio como: ―el asesinato de mujeres por hombres por

ser mujeres‖ (Russell 2006b, p. 76).

Investigadoras contemporáneas a Russell, dieron a conocer otras definiciones: ―el

asesinato misógino de mujeres por hombres‖ (Radford y Russell, 1992, pp. Xi, 3); ―todos

los asesinatos de mujeres, sin importar el motivo y la razón del perpetrador‖ (Campbell y

Runyan, 1998, p.348); ―el asesinato intencional de mujeres por hombres y de mujeres por

otras mujeres por intereses de hombres‖ (Ellis y DeKeseredy, 1996, p.70).

En América Latina, las costarricenses Carcedo y Sagot (2000) se apropian más del

término femicidio, pero lo hacen equivalente a feminicidio, que tiene que ver con ―la forma
extrema de violencia de género, entendida como la violencia ejercida por hombres contra

las mujeres en su deseo de obtener poder, dominación y control‖ (p.96).

Lagarde (2000) lo definió como el acto de matar a una mujer sólo por el hecho de su

pertenencia al sexo femenino pero confirió a ese concepto un significado político con el

propósito de denunciar la falta de respuesta del Estado en esos casos y el incumplimiento

de sus obligaciones internacionales de garantía, incluso el deber de investigar y de

sancionar, entonces para Lagarde el feminicidio es considerado como un crimen de Estado.

Se trata de ―una fractura del Estado de derecho que favorece la impunidad‖ (p. 20).

Monárrez (2006) lo emplea como ―el asesinato misógino de mujeres por los hombres‖

(p.33), también dice que ―comprende toda una progresión de actos violentos que van desde

el maltrato emocional, psicológico, los golpes, los insultos, la tortura, la violación, la

prostitución, el acoso sexual, el abuso infantil, el infanticidio de niñas, las mutilaciones

genitales, la violencia doméstica, y toda política que derive en la muerte de las mujeres,

tolerada por el Estado‖ (p. 43).

Para Fregoso y Bejarano (2010) el feminicidio se relaciona con los asesinatos de mujeres

y niñas fundados en una estructura de poder basada en el género. Es además violencia de

género tanto pública como privada, implicando tanto al Estado, de forma directa o

indirecta, como a los agresores individuales, privados o estatales, e incluye tanto la

violencia sistemática y generalizada como la que se produce a nivel interpersonal

diariamente. Las autoras añaden que también es un tipo de violencia sistémica que hunde

sus raíces en las desigualdades sociales, políticas, económicas y culturales, no se toma en

cuenta única y exclusivamente el género.

En tanto, que las definiciones de los organismos internacionales o legales de cada país,

toman las referencias anteriores y las adaptan a la teoría normativa. La Organización de los
Estados Americanos (2008) determinó que el feminicidio es ―la muerte violenta de mujeres

por razones de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en

cualquier otra relación interpersonal, en la comunidad, por parte de cualquier persona, o

que sea perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión‖ (p.6).

En el caso del Protocolo modelo para la investigación del feminicidio en América

Latina de Naciones Unidas, la expresión femicidio/feminicidio está definida en tres

vertientes: la primera, es ―el asesinato misógino de mujeres por los hombres‖; la segunda,

―el asesinato masivo de mujeres cometido por hombres desde su superioridad de grupo‖; y

la tercera ―la forma extrema de violencia de género, entendida como la violencia ejercida

por hombres contra las mujeres en su deseo de obtener poder‖ (2014, p. 13).

En México, en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia,

el feminicidio se alude como:

la forma extrema de violencia de género contra las mujeres producto de la violación

de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el

conjunto de conductas que conllevan misoginia, impunidad, tolerancia social y del

Estado y que pueden culminar con el homicidio y otras formas de muerte violenta

de las mujeres. (LGAMVLV, 2007)

Para esta investigación, el concepto que regirá está investigación contiene elementos del

patriarcado como son la misoginia, el poder y superioridad, rasgos que convergen en la

personalidad del victimario, y que recaen sobre la mujer. Entonces, el feminicidio es

entendido como un acto de violencia extrema, en la que, incluso una mujer llega a perder la

vida, por las condiciones de poder y superioridad que ostenta el hombre, sin hacer a un lado

el concepto de misoginia; todo ello sucede, en una sociedad en donde la igualdad y la

democracia no están conformadas de una manera idónea, las autoridades y la sociedad son
permisivas y el conjunto de leyes son laxas, siendo tierra fértil para lastimar de forma

severa o asesinar a niñas, jóvenes, mujeres o ancianas, en forma individual o sistemática.

2.6 Normativa del feminicidio

El feminicidio es un problema social, que además de ser un tema de discusión y

controversia, también es un delito sujeto a cambios jurídicos y legales, es por eso que el

aspecto legal que lo rige tiene que ver con: los lineamientos internacionales que surgen de

organismos con carácter global; así como con lo que dicta la constitución política de cada

país; de igual manera, con los avances paradigmáticos que se obtienen de los derechos

humanos y la jurisprudencia.

Se aborda esta temática una vez que se debe conformar un marco que haga referencia al

contexto internacional y nacional, sobre cuáles son las entidades con carácter normativo,

que están trabajando sobre el tema del feminicidio, y en ese sentido, poder también situar el

estudio sobre La manera en que las notas informativas relacionadas con los feminicidios

en México en la prensa escrita mexicana contribuyen en la construcción de imaginarios de

género en sus lectores.

2.6.1 Derecho internacional como normativa del feminicidio.

La creación, difusión y la exhortación de normas y reglamentos sobre la violencia contra la

mujer se vincula a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a la Organización de los

Estados Americanos (OEA) y a la Comisión Económica para América Latina (CEPAL); a

través de esos organismos se reconoce, estudia, evalúa y recomienda sobre la problemática

del feminicidio en cada entidad salvaguardando los derechos fundamentales de la mujer.

La ONU creó un organismo particular para esos fines que es ONU Mujeres, y que se

dedica a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres; ONU

Mujeres tiene como objetivo principal poner fin a la violencia, derecho que se encuentra
establecido en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de violencia contra

la mujer (CEDAW), documento firmado y ratificado en 1979.

En el texto redactado en la CEDAW, resaltan dos recomendaciones posteriores a 1979,

la 12 (1989) y la 19 (1992), tal como se presenta en la tabla 4.

Tabla 4.
Recomendaciones de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
violencia contra la mujer (CEDAW)

Recomendación 12 Recomendación 19
- La legislación vigente para proteger a la Derecho a:
mujer de la frecuencia de cualquier tipo de - La vida.
violencia en la vida cotidiana, la violencia - No ser sometido a torturas o a tratos o penas
sexual, malos tratos en el ámbito familiar, crueles, inhumanos o degradantes.
acoso sexual en el lugar de trabajo, etc. - Protección en condiciones de igualdad con
- Otras medidas adoptadas para erradicar esa arreglo a normas humanitarias en tiempo de
violencia. conflicto armado internacional o interno.
- Los servicios de apoyo a las mujeres que - La libertad y a la seguridad personal.
sufren agresiones o malos tratos. - Igualdad ante la ley.
- Datos estadísticos sobre la frecuencia de - Igualdad en la familia.
cualquier tipo de violencia contra la mujer y - Al más alto nivel posible de salud física y
sobre las mujeres víctimas de la violencia. mental.
- Condiciones de empleo justas y favorables.

Elaboración propia con información de CEDAW (1989, 1992).

La recomendación 12 ha permeado para que los países generen, a través de instituciones

nacionales, estadísticas o bancos de datos que muestren una realidad social en torno a la

violencia contra la mujer. Por otra parte, la recomendación 19 determina, en el artículo 1,

cómo es que la Convención define la discriminación contra la mujer, la connotación

contempla la violencia basada en el sexo, ―la violencia dirigida contra la mujer porque es

mujer o que la afecta en forma desproporcionada‖ (p. 2); eso incluye actos que infligen

daños o sufrimientos de índole física, mental o sexual, así como amenazas de cometer esos

actos, y de igual manera, la coacción y otras formas de privación de la libertad.

En el mismo documento, sobre la recomendación 19, el artículo 7 reza que la violencia

contra la mujer ―que menoscaba o anula el goce de sus derechos humanos y sus libertades
fundamentales en virtud del derecho internacional o de los diversos convenios de derechos

humanos, constituye discriminación‖ (p.2), luego, enuncia los siguientes derechos y las

libertades como vienen en la Tabla 4.

Por otra parte, ONU Mujeres y ONU Derechos Humanos presentaron en 2014 el Modelo

de protocolo latinoamericano, que es un documento que contiene los lineamientos

necesarios para proceder con respecto al crimen contra mujeres, ―el femicidio constituye un

fenómeno global que ha alcanzado proporciones alarmantes en el mundo. Sus víctimas son

las mujeres en diversas etapas de desarrollo, condiciones y situaciones de vida‖ (p. 3). El

texto alude a que los informes revelan que en las muertes violentas de mujeres se presentan

manifestaciones de violencia desmedida previa, eso pone en evidencia la brutalidad ejercida

contra el cuerpo de la mujer, y que ―en muchas ocasiones la muerte se produce como el

acto final de un continuum de violencia, en particular, en los casos de femicidio íntimo que

son cometidos por el esposo, compañero permanente, novio, etc‖ (p.3).

Este protocolo hace uso tanto de la terminología de femicidio como de feminicidio; el

primero que fue acuñado por Russell (1970), el segundo impulsado por Lagarde (2006). Se

emplea el término feminicidio extraído de la Declaración del Feminicidio, que fue

publicado por el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de

Belém do Pará (MESECVI, 2008):

La muerte violenta de mujeres por razones de género, ya sea que tenga lugar dentro

de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, en la

comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el

Estado y sus agentes, por acción u omisión. (p.14)

Con respecto a la clasificación de feminicidio, por ser un documento de carácter

universal, el Protocolo también recoge la experiencia internacional y conjunta las


categorías sobre feminicidio, dividiéndolas en: tipos de feminicidios, muertes violentas por

razones de género, y por modalidades delictivas, esto como una representatividad de la

aportación de los autores desde varias partes del mundo, como está incluido en la tabla 5.

Tabla 5.
Tipos de feminicidios y modalidades delictivas del Modelo de protocolo latinoamericano
Tipos de feminicidio y modalidades delictivas
Activos o directos Pasivos o indirectos
- Las muertes de mujeres y niñas como resultado de - Las muertes debidas a abortos
violencia doméstica, ejercida por la pareja en el inseguros y clandestinos.
marco de una relación de intimidad o de convivencia. - La mortalidad materna.
- El asesinato misógino de las mujeres. - Las muertes por prácticas dañinas (por
- Las muertes de mujeres y niñas cometidas en nombre ejemplo, las ocasionadas por la
del honor. mutilación genital femenina).
- Las muertes de mujeres y niñas relacionadas con - Las muertes vinculadas al tráfico de
situaciones de conflicto armado (como estrategia de seres humanos, al tráfico de drogas, a la
guerra, opresión o conflicto étnico). proliferación de armas pequeñas, al
- Las muertes de mujeres y niñas relacionadas con el crimen organizado y a las actividades
pago de una dote. de las pandillas y bandas criminales.
- Las muertes de mujeres relacionadas con la identidad - La muerte de las niñas o de las mujeres
de género y con la orientación sexual, femicidios por negligencia, por privación de
lesbofóbicos. alimento o maltrato.
- El infanticidio femenino y la selección de sexo basada - Y los actos u omisiones deliberadas por
en el género (feticidio). parte de funcionarios públicos o
- Las muertes de mujeres y niñas relacionadas con el agentes del Estado.
origen étnico y la identidad indígena.

Elaboración con información del Modelo de protocolo latinoamericano (2004, p.15)

En cuestión de los tipos de feminicidio y modalidades delictivas, hay dos categorías

principales de feminicidio: las activas o directas y las pasivas o indirectas, en el Protocolo

se señala que estas dos modalidades son las formas más comunes, pero pueden caber otras

ya existentes o que se pueden ir gestando.

El Protocolo también enuncia las modalidades delictivas de muertes violentas en caso de

feminicidio. El documento conjunta lo que la experiencia de investigadores

latinoamericanos lleva postulado hasta el momento, se trata de 13 modalidades que ya se

han visto en los trabajos de Russell (2006), Monárrez (2005), Carcedo y Sagot (2000), y

otras autoras que han aportado al tema (Modelo de Protocolo, 2014, pp. 15-16).
- Íntimo. Es la muerte de una mujer cometida por un hombre con quien la víctima

tenía o había tenido una relación o vínculo íntimo: marido, exmarido,

compañero, novio, exnovio o amante, persona con quien se procreó un niño o

una niña. Se incluye el supuesto del amigo que asesina a una mujer - amiga o

conocida - que rechazó entablar una relación íntima, sentimental o sexual, con

éste.

- No íntimo. Es la muerte de una mujer cometida por un hombre desconocido con

quien la víctima no tenía ningún tipo de relación. Por ejemplo, una agresión

sexual que culmina en el asesinato de una mujer a manos de un extraño.

También se considera el caso del vecino que mata a su vecina sin que existiera

entre ambos algún tipo de relación o vínculo.

- Infantil. Es la muerte de una niña menor de 14 años de edad cometido por un

hombre en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder que

le otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de la niña.

- Familiar. Es la muerte de una mujer en el contexto de una relación de

parentesco entre la víctima y el victimario. El parentesco puede ser por

consanguinidad, afinidad o adopción.

- Por conexión. Hace referencia al caso de la muerte de una mujer “en la línea de

fuego” por parte de un hombre en el mismo lugar en el que mata o intenta matar

a otra mujer. Puede tratarse de una amiga, una pariente de la víctima, madre,

hija, o de una mujer extraña que se encontraba en el mismo escenario donde el

victimario atacó a la víctima.

- Sexual sistémico. Es la muerte de mujeres que son previamente secuestradas,

torturadas y/o violadas. Puede tener dos modalidades:


- Sexual sistémico desorganizado. La muerte de las mujeres está

acompañada por el secuestro, la tortura y/o la violación. Se presume que

los sujetos activos matan a la víctima en un período determinado de

tiempo.

- Sexual sistémico organizado. Se presume que en estos casos los sujetos

activos pueden actuar como una red organizada de feminicidas sexuales,

con un método consciente y planificado en un largo e indeterminado

período de tiempo.

- Por prostitución o por ocupaciones estigmatizadas. Es la muerte de una

mujer que ejerce la prostitución y/u otra ocupación, (como strippers, camareras,

masajistas o bailarinas en locales nocturnos) cometida por uno o varios

hombres. Incluye los casos en los que el victimario (o los victimarios) asesina a

la mujer motivado por el odio y la misoginia que despierta en estos la condición

de prostituta de la víctima. Esta modalidad evidencia la carga de estigmatización

social y justificación del accionar delictivo por parte de los sujetos: ―se lo

merecía‖; ―ella se lo buscó por lo que hacía‖; ―era una mala mujer‖; ―su vida no

valía nada‖.

- Por trata. Es la muerte de mujeres producida en una situación de trata de

personas. Por ―trata” se entiende la captación, el transporte, el traslado, la

acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la

fuerza u otras formas de coacción, ya sean rapto, fraude, engaño, abuso de poder

o la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento

de la o las personas con fines de explotación. Esta explotación incluye, como

mínimo, la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos


o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la

servidumbre o la extracción de órganos.

- Por tráfico. Es la muerte de mujeres producida en una situación de tráfico de

migrantes. Por ―tráfico‖ se entiende la facilitación de la entrada ilegal de una

persona en un Estado del cual dicha persona no sea nacional o residente

permanente, con el fin de obtener, directa o indirectamente, un beneficio

financiero u otro beneficio de orden material.

- Transfóbico. Es la muerte de una mujer transgénero o transexual y en la que el

victimario (o los victimarios) la mata por su condición o identidad de género

transexual, por odio o rechazo de la misma.

- Lesbofóbico. Es la muerte de una mujer lesbiana en la que el victimario (o los

victimarios) la mata por su orientación sexual, por el odio o rechazo de la

misma.

- Racista. Es la muerte de una mujer por odio o rechazo hacia su origen étnico,

racial, o sus rasgos fenotípicos.

- Por mutilación genital femenina. Es la muerte de una niña o mujer a

consecuencia de la práctica de una mutilación genital.

Por otra parte, los retos que enumera el Modelo de protocolo internacional (2014) están

dirigidos a lo que las instituciones internacionales han registrado en las investigaciones y

los procesos judiciales abiertos en casos de violencia contra la mujer, ver tabla 6, y es por

ello, que urgen a establecer lineamientos previamente preestablecidos por esos organismos

(p.4):
Tabla 6.
Tipos de feminicidios y modalidades delictivas del Modelo de protocolo latinoamericano

Retos en el sistema judicial sobre el feminicidio

Razonamiento legal Proceso técnicos


- La utilización por los/as operadores/as judiciales de - Las negligencias e
prejuicios, estereotipos y prácticas que impiden, entre irregularidades en la
otros factores, el ejercicio de los derechos a la justicia y a recolección y práctica de las
la reparación por parte de las mujeres víctimas de pruebas y en la identificación
violencia. de las víctimas y de los
- Las demoras en la iniciación de las investigaciones. responsables.
- La gestión de las investigaciones por parte de autoridades - La lentitud de las
que no son competentes e imparciales. investigaciones o la
- El énfasis exclusivo en la prueba física y testimonial. inactividad en los
- La escasa credibilidad conferida a las aseveraciones de expedientes.
las víctimas y sus familiares. - La pérdida de información.
- El trato inadecuado de las víctimas y de sus familiares - El extravío de partes de los
cuando procuran colaborar con la investigación de los cuerpos de las víctimas bajo
hechos. la custodia del Ministerio
- La ausencia de análisis de las agresiones contra las Público.
mujeres como parte de un fenómeno global de violencia
de género.

Elaboración con información del Modelo de protocolo latinoamericano (2004, p.4).

Como parte de las recomendaciones para la aplicación del Modelo de protocolo, éstas

son dirigidas a: el Estado; los ministerios públicos, fiscalías y poderes u organismos

judiciales; y medios de comunicación. Las recomendaciones 411 y 412 son para los medios

de comunicación (Modelo de protocolo, 2014, p. 124).

411. Cubrimiento informativo y responsabilidad social de los medios de

comunicación. Es importante que los Estados, la sociedad civil y los medios de

comunicación acuerden los mecanismos idóneos para garantizar el cubrimiento

informativo de las muertes violentas de mujeres por razones de género, de

conformidad con los estándares internacionales en la materia, tomando como

principios básicos el respeto a la dignidad humana de las víctimas y sus familiares,

la transparencia y la imparcialidad en el cubrimiento de la información. En esta


tarea la adopción de códigos de ética para el tratamiento mediático de la violencia

contra la mujer pueden ser de gran utilidad.

412. La responsabilidad social que los medios de comunicación impresos y

digitales, así como las redes sociales, deben mostrar en el cubrimiento de las

muertes violentas de las mujeres se concreta en el manejo transparente de la

información y en la deconstrucción de los estereotipos, los prejuicios y las prácticas

discriminatorias o sexistas. Así, por ejemplo, se deben tratar estos casos de manera

enérgica, señalando la injusticia que sufren las víctimas, retando los mitos y las

creencias que promueven la violencia contra las niñas y las mujeres y, finalmente,

evitando que la narración de los hechos y la asignación de las responsabilidades

conviertan la violencia en un objeto de deseo o curiosidad para el público oyente o

espectador.

La mayoría de los países de América Latina ya cuentan con herramientas jurídicas para

abordar la problemática del feminicidio, como se puede observar en la tabla 7, así lo

describe La Comisión Económica para América Latina (CEPAL, 2016). Este organismo

considera a América Latina como una de las regiones con más avances en el campo legal

del mundo para la erradicación de la violencia contra la mujer. CEPAL dio a conocer que

las cifras de violencia en América Latina muestran la persistencia y gravedad del problema,

por lo que para las mujeres y la sociedad, no es posible hablar de democracias plenas

mientras persista la violencia de género.


Tabla 7.
Países integrantes CEPAL con legislación acerca de feminicidio
País Ley
Bolivia (2013) Ley N 348. Violencia feminicida.
Brasil (2015) Ley 13.104. El homicidio contra la mujer por razones de condición de sexo femenino.
Chile (2010) Ley N 20.480. Establece el femicidio como delito.
Colombia (2015) Ley 1.761. Tiene por objeto tipificar el feminicidio como un delito autónomo.
Costa Rica (2007) Ley 8.589. Se legisla sobre el crimen de femicidio.
El Salvador (2011) Decreto 520 de la Ley Especial Integral para una vida libre de violencia para las Mujeres.

Guatemala (2008) Decreto 22-2008. Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer.
Honduras (2013) Decreto Ejecutivo23 que reforma el Código Penal.
México (2012) Decreto, se reforman y adicionan diversas disposiciones del Código Penal Federal.

Nicaragua (2012) Ley 779. Ley integral contra la violencia hacia las mujeres y Reformas.

Panamá (2013) Ley 82. También reforma el Código Penal para tipificar el femicidio.

Rep. Dominicana Artículo 100 del Código Penal de 2014 (Ley 550/14), que tipifica el Feminicidio.
(2014)
Venezuela (2014) Ley de Reforma de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia.
Argentina (2012) Ley 26.791 Decreto 2396/2012. Tipifica el homicidio agravado de mujeres.

Elaboración con información de CEPAL (2016).

CEPAL enumera los 15 países que conforman el grupo que cuenta con leyes para hacer

combatir al feminicidio, son: Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El

Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana

y Venezuela. En el caso de Argentina, se registra como Ley de homicidio agravado por

género, como se puede observar en la siguiente tabla. Las estadísticas de CEPAL

determinan que 12 mujeres son asesinadas diariamente en la región por el hecho de ser

mujeres, y ―los feminicidios ocasionados en el ámbito de las relaciones de pareja

constituyen la forma más dramática de violencia contra la mujer‖ (2016, p.1).

En 1994, la Organización de Estados Americanos (OEA), convencida de la eliminación

de la violencia en contra de la mujer, firma la Convención Interamericana para Prevenir,


Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, en Belém do Pará, Brasil. La cual

sustenta que las voces de las mujeres, desde hace varias décadas, sacaron el problema de la

violencia de género de la oscuridad de las vidas privadas y lo convirtieron en un tema de

debate social, se añade que con ello, desafiaron marcos normativos anacrónicos, y le dieron

un nombre a la violencia física, sexual y psicológica.

Con lo anterior, se lograron eliminar paulatinamente los obstáculos legales que impedían

la sanción del feminicidio, al mismo tiempo que adoptaron normas inspiradas en la

Convención de Belém do Pará, ―lo que convierte a esta parte del mundo en la región dotada

de una de las mejores legislaciones del planeta‖ (Montaño, 2007, p.6), ―considerando que el

reconocimiento y el respeto irrestricto de todos los derechos de la mujer son condiciones

indispensables para su desarrollo individual y para la creación de una sociedad más justa,

solidaria y pacífica‖ (Convención de Belém do Pará, 1994, p.74).

El documento firmado en la Convención de Belém do Pará está conformado por cinco

capítulos: definición y ámbito de la aplicación; derechos protegidos; derechos de los

estados; mecanismos iberoamericanos de protección; y disposiciones generales. En el

primero, se determina lo que se entiende por violencia contra la mujer, que tiene que ver

con cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o

sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer. En el segundo, se establece que toda

mujer tiene el derecho a una vida libre de violencia, así como el derecho al reconocimiento,

goce, ejercicio y protección de todos los derechos humanos, como lo muestra la tabla 8.
Tabla 8
Convención de Belém Do Pará (1994)
Protección a los derechos humanos
Capítulo I Definición y ámbito de aplicación. Para los efectos de esta Convención debe entenderse por
1 violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte,
daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en
el privado.
2 Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y psicológica.
Capítulo II Derechos protegidos
3 Toda Mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el
privado.
4 Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los
derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e
internacionales sobre derechos.
5 Toda mujer podrá ejercer libre y plenamente sus derechos civiles, políticos, económicos,
sociales y culturales y contará con la total protección de esos derechos consagrados en los
instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos.
6 El derecho de toda Mujer a una vida libre de violencia incluye, entre otros:
a. El derecho de la mujer a ser libre de toda forma de discriminación, y
b. El derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de
comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o
subordinación.

Elaboración con Convención de Belén Do Pará (1994, p. 74).

2.6.2 Orden normativo sobre feminicidio en México.

En México, desde los años 90s, se empezaron a tomar medidas para hacer frente a la

violencia de género. Para Moreno, S., Atenas, k., y Lizárraga, N. (2017) la violencia contra

las mujeres es producto de las desigualdades socioculturales en las relaciones de poder

entre hombre-mujer. Por ende, se producen desequilibrios de derechos y oportunidades que

afectan a las mujeres.

En la normativa mexicana, los tres pilares legales sobre los que se atiende el feminicidio

son: La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV,

2007); La Reforma en materia de derechos humanos artículo primero de la Constitución

Política de los Estados Unidos Mexicanos (2011), y el Código Penal Federal (CPF, 2012).
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de México

(LGAMVLV) señala que existen diversas modalidades y tipos de violencia. Con esta ley, el

Estado mexicano entabla un compromiso legal para prevenir, atender, sancionar y erradicar

la violencia, estableciendo, entre las diversas acciones a desarrollar, la generación y

publicación periódica de información estadística sobre violencia contra las mujeres. Esta

ley acota, principalmente, en el Capítulo II, los lineamientos establecidos por la

Convención sobre la eliminación de todas las formas de violencia contra la mujer

(CADAW). Además, en el Capítulo I, en los artículos 1 y 2, se establece la coordinación

entre Federación, entidades federativas y municipios, para hacer frente a la violencia contra

las mujeres, así como que en el ámbito de sus respectivas competencias, esas entidades,

expedirán las normas legales y tomarán las medidas presupuestales y administrativas

correspondientes, para garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.

La Reforma al artículo primero de la Constitución con respecto a los derechos humanos,

hace una incorporación y eleva a rango constitucional los derechos humanos derivados de

los tratados internacionales ratificados por México y el principio pro-persona. Son la dos

convenciones que se mencionan en el marco internacional, la Convención sobre la

eliminación de todas las formas de violencia contra la mujer (CEDAW) y la Convención

de Belém do Pará (CBDP), las que constituyen el referente constitucional para interpretar

el feminicidio como acto extremo de discriminación contra las mujeres, pues viola su

derecho a vivir una vida libre de violencia, y plantea la necesidad de garantizar el acceso a

la justicia ante tales actos.

Con respecto al Código Penal Federal, en el artículo 325, reformado el 14 de junio del

2012, se determina que comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer

por razones de género. Las circunstancias del feminicidio se presentan en la tabla 9.


Tabla 9
Artículo 325, Código Penal Federal
Razones de género
Artículo 325. Feminicidio/Circunstancias
I La víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo.

II A la víctima se le hayan infligido lesiones o mutilaciones infamantes o


degradantes, previas o posteriores a la privación de la vida o actos de
necrofilia.
III Existan antecedentes o datos de cualquier tipo de violencia en el ámbito
familiar, laboral o escolar, del sujeto activo en contra de la víctima.
IV Haya existido entre el activo y la víctima una relación sentimental, afectiva
o de confianza.
V Existan datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con el hecho
delictuoso, acoso o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima.
VI La víctima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a la
privación de la vida.
VII El cuerpo de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público.

Elaboración con información del Código Penal Federal.

El artículo 325 contempla sanciones para quien cometa el delito de feminicidio, se le

impondrá de cuarenta a sesenta años de prisión y de quinientos a mil días multa. Además,

señala que de las sanciones descritas en el presente artículo, el sujeto activo perderá todos

los derechos con relación a la víctima, incluidos los de carácter sucesorio en caso de que no

se acredite el feminicidio, se aplicarán las reglas del homicidio. Con respecto a los

funcionarios, se establece que al servidor público que retarde o entorpezca maliciosamente

o por negligencia la procuración o administración de justicia se le impondrá pena de prisión

de tres a ocho años y de quinientos a mil quinientos días multa, además será destituido e

inhabilitado de tres a diez años para desempeñar otro empleo, cargo o comisión públicos.

En el contexto mexicano, hay dos casos paradigmáticos que han dado luz en materia de

feminicidio, el primero corresponde a una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la

Nacional sobre el feminicidio de Mariana Lima Buendía; el segundo, se refiere a Campo


Algodonero en Ciudad Juárez, caso en el que intervino la Corte Internacional de Derechos

Humanos. Ambos casos sentaron precedentes en la materia.

Mariana Lima Buendía fue asesinada, por su pareja, un elemento policiaco, las

autoridades determinaron suicidio, lo que hizo que la madre de Mariana se inconformara

con todas las instancias correspondientes hasta llegar a la SCJN (Chouza, 2016). La SCJN

solicitó a la Procuraduría volver a investigar la muerte de Mariana Lima, desde la

perspectiva de feminicidio. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) a partir de

este hecho estableció que en el caso de las muertes de mujeres se debe (Sentencia emitida

por la Primera Sala el 25 de marzo de 2015):

1. Identificar las conductas que causaron la muerte de la mujer.

2. Verificar la presencia o ausencia de motivos o razones de género que originan o

explican la muerte violenta.

3. Preservar evidencias específicas para determinar si hubo violencia sexual.

4. Hacer las periciales pertinentes para determinar si la víctima estaba inmersa en

un contexto de violencia.

Además, la sentencia plantea que el derecho de las mujeres a una vida libre de

discriminación y de violencia se traduce en la obligación de toda autoridad de actuar con

perspectiva de género, con el fin de combatir argumentos que, con base en estereotipos,

impiden el pleno y efectivo ejercicio del derecho a la igualdad.

Por otra parte, con respecto al feminicidio en México y las muertas de Ciudad Juárez,

desde un análisis de la violencia de género y la relación que se sostiene con la

responsabilidad estatal, Abramovich (2010) expone diversos comentarios sobre el caso de

Campo Algodonero, que es el caso González y otras contra México, cuya sentencia se

presentó el 16 de noviembre de 2009 y fue considerada como sin precedente paradigmático


en el desarrollo de la jurisprudencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos

(SIDE), eso tiene que ver que por primera vez, ―la Corte Internacional de Derechos

Humanos (Corte IDH o Corte) examina una situación estructural de violencia contra las

mujeres basada en su género, esto es, el tipo de violencia que define el artículo de la

Convención de Belém do Pará‖, y que fue mencionado líneas arriba (p.167).

En Campo Algodonero, la sentencia es trascendente porque la Corte Internacional de

Derechos Humanos concluyó que los homicidios de tres víctimas: Laura Berenice Ramos,

Claudia Ivette González y Esmeralda Herrera Monreal se cometieron ―por razones de

género‖, lo que se reconoció como feminicidio enmarcándolos en un contexto de violencia

en contra de las mujeres de Ciudad Juárez.

Abramovich (2010) refiere que en Campo Algodonero el tribunal interamericano retomó

la doctrina del riesgo previsible y evitable –inspirada en la justicia del sistema europeo de

derechos humanos-, que había desarrollado en fallos previos relacionados con prácticas de

violencia de grupos paramilitares en el conflicto armado interno en Colombia, ―en esta

ocasión aplicó esos estándares al contexto social de prácticas de violencia contra las

mujeres en Ciudad Juárez, definiendo un deber de protección estatal reforzado por la

CBDP‖ (p. 168).

La Corte Internacional de Derechos Humanos, sustentó en Campo Algodonero dos

aspectos: la doctrina de riesgo previsible y evitable, inspirada en el derecho europeo, y la

doctrina de la complicidad, se le atribuye responsabilidad objetiva al Estado como si la

acción del particular hubiera sido ejecutada por un agente estatal de manera directa.

En el documento La violencia feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-

2016, dado a conocer por la Secretaria de Gobernación (SEGOB), INMUJERES y ONU

Mujeres, se destaca que la LGAMVLV obliga a la Procuraduría General de la República,


así como a las entidades federativas y a la Ciudad de México, a la elaboración de

protocolos especializados con perspectiva de género.


Capítulo 3. Teorías

3.1 Presentación de las teorías

Para trabajar el tema La manera en que las notas informativas relacionadas con los

feminicidios en México en la prensa escrita mexicana contribuyen en la construcción de

imaginarios de género en sus lectores, la investigación gira en relación a tres apartados

teóricos: el primero, se acentúa con respecto a la violencia de género y el feminismo,

mismos que engloban el paradigma del feminicidio; la segunda, es determinada por la parte

que tiene que ver con: el lenguaje que utilizan quienes construyen la nota informativa al

abordar el tema del feminicidio; la contextualización que aparecen en las notas informativas

de la prensa escrita nacional tanto de víctimas como de victimarios; y las fuentes de

información con las que el reportero construye la nota, en esta parte se trabaja con el

análisis de contenido, la Agenda Setting y el Framing; por último, la tercera teoría

concierne a las audiencias, es decir, hacer un análisis de la lectura que hacen los lectores de

las notas informativas de la prensa escrita en México con respecto al feminicidio.

3.2. Teoría de la violencia de género, paradigma del feminicidio

Para el estudio del feminicidio, son las teorías de la violencia de género y el feminismo en

donde se sitúan los autores que abordan las muertes sistemáticas de mujeres por el sólo

hecho de ser mujeres. El término género se introdujo en estos estudios como una forma

para referirse a la organización social de las relaciones entre los sexos y que como categoría

cultural permitiera entender las bases que construyen el concepto de la violencia de género

(Osborne y Molina, 2008).

Las autoras determinan que la aplicación de la perspectiva de género en diversas

disciplinas se fue ampliando desde los años 70s, y con eso, se fue complicando el sentido

del mismo concepto, por eso, el género se fue ―definiendo en término de status, de
atribución individual, de relación interpersonal, de estructura de la conciencia, como modo

de organización social, como ideología o como simple efecto del lenguaje‖, (p.1). La

multiplicidad de sentidos y planteamientos, dicen Osborne y Molina, que no empieza a ser

una fuente de preocupación para las teóricas feministas hasta que en los años 80s se

presenta el cuestionamiento de la propia utilidad del género como categoría analítica con la

capacidad excepcional que se le había atribuido para desvelar la situación de la opresión de

las mujeres, ―ahora, las mujeres de color y las lesbianas ponían sobre el tapete sus propias

experiencias de opresión que, más allá del género, tenían que ver con la raza, con la clase

social y con la orientación sexual‖ (p.1).

Lamas (2000) afirma que la crítica feminista amplió el repertorio de la interrogante

antropológica, al registrar las formas en que el cuerpo es percibido por un entorno

perceptivo estructurado por el género. Fue entonces, que el género se conceptualizó como

el conjunto de ideas, representaciones, prácticas y prescripciones sociales que una cultura

desarrolla desde la diferencia anatómica entre mujeres y hombres, para simbolizar y

construir socialmente lo que es ―propio‖ de los hombres, lo masculino, y ―propio‖ de las

mujeres, lo femenino, (p. 2).

La nueva acepción de género se refiere al conjunto de prácticas, creencias,

representaciones y prescripciones sociales que surgen entre los integrantes de un

grupo humano en función de una simbolización de la diferencia anatómica entre

hombres y mujeres. Por esta clasificación cultural se definen no sólo la división del

trabajo, las prácticas rituales y el ejercicio del poder, sino que se atribuyen

características exclusivas a uno y otro sexo en materia de moral, psicología y

afectividad. La cultura marca a los sexos con el género y el género marca la

percepción de todo lo demás: lo social, lo político, lo religioso, lo cotidiano. Por


eso, para desentrañar la red de interrelaciones e interacciones sociales del orden

simbólico vigente se requiere comprender el esquema cultural de género. (pp. 3-4)

De las definiciones clásicas sobre género se encuentra la definición de Bourdieu (1996),

quien habla acerca de la violencia simbólica, y la denomina como la forma paradigmática

de que ésta es justamente la lógica de la dominación de género, ya que el orden social

masculino está tan profundamente arraigado que no requiere justificación al imponerse

como ―natural‖ y al ejercerse por debajo de los controles de la conciencia y la voluntad.

Por su parte, Pérez (2001, p. 3) define la teoría de género como una evolución del

feminismo, que tiene por objeto subrayar la diferencia social que se hace con base en el

sexo, ―su influencia en la determinación de los roles sociales o culturales y descubrir el

significado que la sexualidad tiene en un orden social o en los cambios que se presenten en

él‖, es decir, para la investigadora la violencia de género se presenta como un movimiento

macrocultural; ella explica que en la discriminación del género existe la característica de

desfavorecer a individuos o grupos determinados por razón del sexo al que pertenecen, a lo

que llama vínculo con los estereotipos sexuales. Pérez añade que se cataloga a la mujer

como grupo social, a la vez que se les define como dependientes, sumisas, inestables,

ilógicas, débiles, carentes de objetividad, etcétera, y es entonces, que esos estereotipos

justifican las prácticas discriminatorias, lo que lleva al hombre ejercer la violencia de

género.

La violencia de género es estudiada como un problema de derechos humanos, Rico

(1996) la describe como la violencia que refleja la asimetría existente en las relaciones de

poder entre varones y mujeres, y que perpetúa la subordinación y desvalorización de lo

femenino frente a lo masculino.


Ésta se caracteriza por responder al patriarcado como sistema simbólico que

determina un conjunto de prácticas cotidianas concretas, que niegan los derechos de

las mujeres y reproducen el desequilibrio y la inequidad existentes entre los sexos. La

diferencia entre este tipo de violencia y otras formas de agresión y coerción estriba en

que en este caso el factor de riesgo o de vulnerabilidad es el solo hecho de ser mujer.

(Rico, 1996, p.9)

La violencia de género, Valcárcel la identifica como la violencia contra las mujeres,

aclara que al referirse a violencia de género, se ―encubren más que aclarar de qué violencia

se trata, o sea de qué género es la violencia de género‖ (p. 255). Valcárcel refiere que al

sexo masculino se le sigue repitiendo que cultive todas las destrezas violentas, ―porque

puede tener que utilizarlas alguna vez, porque están en el fondo del campo antropológico,

porque son útiles y son verdaderas‖ (p. 278). Además, sostiene que en una tercera etapa del

feminismo, que es la actual, en 1968, se introdujo el término patriarcado, que es un tipo de

poder universal y ancestral, ―en el cual las mujeres han estado y están, real, y

simbólicamente, bajo la autoridad masculina‖ (p. 257).

Por otra parte, Lagarde (2006) señala que la violencia de género ya es percibida como un

atentado a los derechos humanos de las mujeres y uno de los más grandes problemas

sociales y de urgente atención, ―la violencia se incuba en la sociedad y en el Estado debido

a la inequidad genérica patriarcal: falta de democracia y desarrollo, instituciones rebasadas

por la problemática social, falta de políticas públicas adecuadas‖ (p. 16).

Amorós (1990), centra el problema de la violencia en contra de la mujer en el

patriarcado, la investigadora plantea que la violencia hacia las mujeres a lo largo de la

historia ha sido y sigue siendo un recurso coercitivo estructural del pacto político entre

hombres, estos hombres monopolizan el poder, se alían, y excluyen a las mujeres,


teóricamente se reconocen como iguales pero solo aseguran sus poderes de dominio y

libertades. Ese aspecto de la simulación en la democracia y en la igualdad, Touraine (2005)

la encuentra en la relación de hombre y mujer es una visión de la sociedad dominada, bajo

formas diversas, por una élite dominadora de los recursos y encargada de transformar la

sociedad y su entorno, élite a la que las demás categorías, como la de las mujeres, también

están subordinadas. Para Touraine, esos patrones, de diferencia y del nivel relativo de los

actores, han llevado a la transformación participativa de las mujeres, y en cierta forma,

alguna de ellas actualmente, se consideran superiores a los hombres, amparadas en los retos

que han tenido que sortear.

No se trata, pues, de una diferencia que, en sí misma, es jerárquicamente neutra, sino,

al contrario, de hacer parecer conjuntos societales y culturales que construyen

relaciones jerarquizadas de desigualdad. Y, precisamente, yo trato (…) de mostrar el

vuelco del modelo cultural por el que los hombres acceden al papel central, lo que no

significa que las mujeres se hayan vuelto, profesional o intelectualmente, superior a

los hombres, sino que ocupan un lugar más central en la nueva cultura. (p.235)

En tanto que para Lipovetsky (2007) la cultura victimista se construye ―según un estricto

maniqueismo: todo hombre es potencialmente un violador y un hostigador, toda mujer una

oprimida. Mientras que los hombres son lúbricos, cínicos, violentos, las mujeres aparecen

como seres inocentes, bondadosos, desprovistos de agresividad. Todo el mal proviene del

macho‖, (p. 65).

3.2.1 La violencia contra la mujer en las leyes mexicanas.

La Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la mujer de las Naciones

Unidas establece la violencia de género como todo acto de violencia basado en el género

que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las
amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida

pública o en la privad (Naciones Unidas, 1993). El artículo dos de la Declaración

contempla que la violencia de género abarca los ámbitos que contiene la tabla 10.

Tabla 10.
Violencia de género, Naciones Unidas
La violencia física, sexual y psicológica
- Que se produzca en la familia, - Perpetrada dentro de la - Perpetrada o
incluidos los malos tratos, el sociedad en general, tolerada por
abuso sexual de las niñas en el incluyendo la violación, el el Estado.
hogar, la violencia relacionada abuso sexual, el acoso y la
con la dote, la violación por el intimidación sexuales en el
marido y otros actos de trabajo, la trata de mujeres y
violencia perpetrados por la prostitución forzada.
miembros de la familia.

Elaboración con información de La Declaración sobre la Eliminación de la


Violencia contra la mujer de las Naciones Unidas, (1993).

Hasta aquí, los aspectos que determinan el paradigma del feminicidio.

Las siguientes teorías a desarrollar son: la relacionada con el análisis de contenido,

framing y agenda setting, así como la que corresponde al estudio de las audiencias.

3.3. Teorías estudio emisor y mensaje, análisis de notas

3.4 Teorías estudio de las audiencias, lectores

Capítulo IV. Metodología

El método elegido es el análisis de contenido, el cual comprende el comparativo de medios

de comunicación de tres periódicos de México: La Jornada, Reforma y El Universal. De

acuerdo a Bernard Berelson (1952, p.147): "el análisis de contenido es una técnica de

investigación para la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido

manifiesto de la comunicación", que en este caso, se hará uso de esa técnica a través la

agenda setting y el framing.


La metodología de este trabajo es mixta, debido a que intervienen tanto el aspecto

cuantitativo como cualitativo. De acuerdo a diversos autores, este modelo representa el más

alto grado de integración o combinación entre los enfoques cualitativo y cuantitativo.

Porque ambos se entremezclan o combinan en todo el proceso de investigación, o en

algunas de sus etapas (Hernández, R. Fernández C. y Baptista P, 2003, p. 21). Para Sautu,

R., Dalle, P., Boniolo y P., Rodolfo, E (2005, p.46) las investigaciones cualitativas

enfatizan la discusión del paradigma y los principios que sustentan la posición

metodológica; en el caso de las investigaciones cuantitativas se centran en la teoría

sustantiva del problema a investigar, ya que de ahí se derivan las proposiciones o conceptos

que luego serán incorporados al objetivo de estudio.

El tema del feminicidio y la forma de cómo es abordado a través de la prensa escrita

resulta de interés para investigar, una vez que se han podido detectar en los estudios

existentes, y así lo confirman diferentes investigadores, que la mayoría de los trabajos

abordan el tema desde el estudio del emisor-mensaje, en tanto, que desde los lectores el

material es casi nulo o escaso (con respecto a la temática que aquí se desarrolla,

feminicidio). Por lo que a través de tres periódicos nacionales que son: Reforma, La

Jornada y El Universal se busca estudiar La manera en que las notas informativas de la

prensa escrita mexicana contribuyen en la construcción de imaginarios de género por

parte de los lectores con respecto a los feminicidios en México.

La elección de los tres periódicos radica en que son reconocidos tanto en el país como en

el extranjero y tienen cobertura nacional. En el caso de Reforma y La Jornada polarizan la

ideología, por lo que resulta interesante que en el análisis de medios se puedan ver aspectos

particularidades en el comportamiento de los dos (derecha e izquierda). En tanto, con El


Universal se tiene una ideología controversial que muchas veces se señala que emana desde

el interés de grupos políticos, lo que hace interesante comparar la forma cómo abordaron el

tema (Pérez, 2010, p.119). Además, estos periódicos poseen características que los ubican

como periódicos de élite, o periódicos de calidad líder, de acuerdo a John C. Merrill (1968;

2000).

Capítulo V. Resultados

5.1 Presentación de resultados (Agenda setting-Framing)

5.2 Presentación de resultados (Lectores)

Capítulo VI. Análisis de resultados

6.1 Análisis de resultados (Agenda setting-Framing)

6.2 Análisis de resultados (Lectores).

Capítulo VII. Conclusiones


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