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El tostado es un paso en la transformación de ciertas menas.

Más específicamente, el tostado es


un proceso metalúrgico que implica reacciones sólido-gas a temperaturas elevadas con el fin de
purificar el componente metálico. A menudo antes del tostado, el mineral ya ha sido parcialmente
purificado, por ejemplo, por flotación en espuma. El concentrado se mezcla con otros materiales
para facilitar el proceso. La tecnología es útil, pero también es una grave fuente de contaminación
atmosférica.1

El tostado consta de reacciones térmicas de sólido-gas, que pueden incluir oxidación, reducción,
cloración, sulfatación, y piro hidrólisis. En la tostación, el concentrado de mineral o se trata con
aire muy caliente. Este proceso se aplica generalmente a los minerales de sulfuro. Durante la
tostación, el sulfuro se convierte en un óxido, y el azufre se libera como dióxido de azufre, un gas.
Para el mineral de Cu2 S (calcosina) y ZnS (esfalerita), las ecuaciones de equilibrio para el tostado
son:

2 Cu2S + 3O2 → 2 Cu2O + 2 SO2

2 ZnS + 3 O2 → 2 ZnO + 2 SO2

El producto gaseoso de sulfuro de tostado, el dióxido de azufre (SO2) se utiliza a menudo para
producir ácido sulfúrico. Muchos minerales de sulfuro contienen otros componentes tales como el
arsénico que se liberan al medio ambiente.

Hasta principios del siglo XX, el tostado se iniciaba por la quema de madera en la parte superior
del mineral. Esto aumenta la temperatura del mineral hasta el punto el azufre contenido pase a
ser su fuente de combustible, y el proceso de tostado podría continuar sin fuentes de energía
externas. Las primitivas tostaciones se realizaban en "hogares" abiertos, los tostadores, donde se
agitaban manualmente (una práctica conocida como "rabbling" en inglés), utilizando como
herramientas en forma de rastillo para exponer el mineral sin tostar al oxígeno para continuar la
reacción.

En la metalurgia es, por ejemplo, utilizado durante la tostación de minerales de vanadio en horno
rotatorio (reacción de pentóxido de vanadio a vanadato de sodio).

El tostado consta de reacciones térmicas de sólido-gas, que pueden incluir oxidación, reducción,
cloración, sulfatación, y pirohidrólisis. En la tostación, el concentrado de mineral o se trata con aire
muy caliente.

Este proceso se aplica generalmente a los minerales de sulfuro. Durante la tostación, el sulfuro se
convierte en un óxido, y el azufre se libera como dióxido de azufre, un gas.

El medio seco produce modificaciones particulares como la desecación de la superficie y la


formación de productos de tostación que posteriormente influyen en el sabor y color de la
preparación.

La producción a gran escala de cloruro de níquel implica la extracción con ácido clorhídrico de
matte de níquel y los residuos obtenidos de tostación de mineral de refinación de níquel.
El elemento fue encontrado por primera vez en la condensación de vapores (mezclados con hollín
y óxido de zinc) que se extrajo de un horno en el que se había sometido a tostación una muestra
de óxido de zinc.

Raramente se encuentra en estado nativo obteniéndose principalmente como subproducto de la


refinación del cobre ya que aparece en los lodos de electrólisis junto al telurio (5-25% Se, 2-10%
Te). La producción comercial se realiza por tostación con cenizas de sosa o ácido sulfúrico de los
lodos.

Los gases de la chimenea se refinan posteriormente mezclándolos con pequeñas cantidades de


galena o pirita para evitar la formación de arsenitos y por tostación se obtiene trióxido de arsénico
entre el 90 y 95 % de pureza, por sublimaciones sucesivas puede obtenerse con una pureza del 99
%.

Otra forma de preparar cerveza oscura es aumentando la temperatura de tostación hasta los 120
ºC, con lo que se "caramelizan" los azúcares y se oscurecen.

Usualmente se utiliza para lixiviar calcinas de tostación y concentrados, y es empleada en la


extracción de cobre, oro, plata, entre otros.

El polvo producido en el proceso de tostación nunca puede eliminarse en su totalidad y, junto con
las impurezas, principalmente arsénico y antimonio.

Cuando se necesita, se lleva a cabo la tostación de piritas de cobre y hierro, mezclándolas con
sulfatos de cobre y óxidos de hierro y magistral por montón.

Reducción

La fundición es una forma de metalurgia extractiva. El proceso de fundición implica calentar y


reducir la mena mineral para obtener un metal puro, y separarlo de la ganga y otros posibles
elementos. Generalmente se usa como agente reductor una fuente de carbono, como el coque, el
carbón o el carbón vegetal en el pasado. El carbono (o el monóxido de carbono generado a partir
de él) saca el oxígeno de la mena de los óxidos (o el azufre, carbonato, etc.… en los demás
minerales), dejando el metal en su forma elemental. Para ello el carbono se oxida en dos etapas,
primero produciéndose monóxido de carbono y después dióxido de carbono. Como la mayoría de
las menas tienen impurezas, con frecuencia es necesario el uso de un fundente o castina, como la
caliza, para ayudar a eliminar la ganga acompañante en forma de escoria.

También se denomina fundición al proceso de fabricar objetos con metales fundidos mediante
moldes, que suele ser la etapa siguiente a la fundición extractiva, que es de la que trata este
artículo. Las plantas para la reducción electrolítica del aluminio generalmente también se
denominan fundiciones, aunque se basan en un proceso físico completamente diferente. En ellas
no se funde el óxido de aluminio, sino que se disuelve en fluoruro de aluminio para producir la
electrólisis de la mena. Normalmente se utilizan electrodos de carbono, pero en las plantas de
diseño más moderno se usan electrodos que no se consuman. El producto final es aluminio
fundido.

Calcinación[editar]

La calcinación es el proceso de calentar el mineral hasta altas temperaturas para disipar su materia
volátil. En el caso de los carbonatos y sulfatos este proceso sirve para eliminar el azufre y el
carbono no deseados, transformándolos en óxidos que pueden reducirse directamente. Por ello la
calcinación en estos casos se hace en ambientes oxidantes. Algunos ejemplos prácticos son:

la malaquita, una mena corriente del cobre, es principalmente carbonato de cobre (CuCO3). Este
mineral se descompone térmicamente a CuO y CO2 en varias etapas entre los 250°C y 350°C. El
dióxido de carbono se libera en la atmósfera dejando el óxido de cobre que se puede reducir como
se describe en la siguiente sección.

la galena, el mineral más común del plomo, se compone principalmente de sulfuro de plomo
(PbS). El sulfuro se oxida a sulfito (PbSO3) en su primera etapa de descomposición térmica que
origina óxido de plomo y anhídrido sulfuroso gas (PbO y SO2). El dióxido de azufre (como el
dióxido de carbono en el ejemplo anterior) se disipa en la atmósfera y el óxido de plomo se reduce
incluso en una combustión abierta al aire.

Reducción[editar]

La reducción es la etapa final a altas temperaturas de la fundición. Aquí es cuando el óxido se


convierte en metal elemental. El ambiente reductor (generalmente proporcionado por el
monóxido de carbono que se produce por la combustión incompleta del carbono en el interior del
horno poco ventilado) saca a los átomos de oxígeno del mineral puro. Las temperaturas necesarias
varían en un amplio rango, tanto en la comparación entre los distintos metales como en la relación
con el punto de fusión del propio metal. Por ejemplo:

el óxido de hierro se convierte en hierro metálico alrededor de los 1250°C, casi 300 grados por
debajo del punto de fusión del hierro que es de 1538°C;

el óxido de mercurio se convierte en vapor de mercurio cerca de los 550°C, casi 600 grados por
encima de su punto de fusión de -38°C.

En el caso de la fundición del hierro el coque quemado como combustible para calentar el horno
además al arder libera monóxido de carbono, que se combina con los óxidos de hierro del mineral
y los reduce a hierro metálico, según la ecuación:

Fe2O3 + 3CO → 2Fe + 3CO2 ↑

En el caso de la fundición del cobre el producto intermedio producido en la calcinación se reduce


según la reacción:
CuO + CO → Cu + CO2 ↑

En ambos casos el gas de dióxido de carbono se disipa en la atmósfera dejando el metal libre.

Fundentes[editar]

En el proceso de fundición se usan los fundentes con varios propósitos, los principales son catalizar
las reacciones deseadas o que se unan químicamente a las impurezas o productos de reacción no
deseados para facilitar su eliminación. El óxido de calcio, en forma de caliza, se usa a menudo con
este propósito, ya que puede reaccionar con el dióxido de carbono y el dióxido de azufre
producidos durante la calcinación y la reducción manteniéndolos fuera del ambiente de reacción.

Los fundentes y la escoria pueden proporcionar un servicio secundario adicional después de que
se haya completado la etapa de reducción, recubrir con una capa fundida el metal purificado para
evitar que entre en contacto con el oxígeno, que al estar todavía tan caliente se oxidaría
rápidamente.

En la fundición del hierro se emplea la caliza al cargar el horno como fuente adicional de monóxido
de carbono y como sustancia fundente. Este material se combina con la sílice presente en el
mineral (que no se funde a las temperaturas del horno) para formar silicato de calcio, de mayor
punto de fusión. Sin la caliza se formaría silicato de hierro, con lo que se perdería hierro metálico.
El silicato de calcio y otras impurezas forman una escoria que flota sobre el metal fundido en la
parte inferior del horno.

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