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El presente proyecto de Ley es claro desde sus artículos 1º, 2º y 3º en donde

menciona que se deben definir los aspectos generales de las criptomonedas y la


regulación dentro del territorio, tanto para los consumidores, las entidades
prestadoras del servicio, las plataformas que reciben estas como medio de pago,
las manuales operacionales de cada moneda digital, los conceptos de las
autoridades Estatales, la autonomía de las partes en la negociación, entre muchos
más factores.

En Colombia para nadie es un secreto que la regulación se encuentra bastante


atrasada dado el alto grado de desconocimiento entre las mismas instituciones del
Estado, acompañado de que el sistema bancario deja a los consumidores por
fuera de esta línea de servicios. Sobre este tema la “ignorancia” es extensa y un
reflejo de esto en el nivel institucional se logra ver cuando la DIAN decretó a
Bitcoin y a las monedad digitales como bienes materiales, la Superintendencia
Financiera las ve como un bien inmaterial sujeto al impuesto sobre la renta, por
otro lado, la Superintendencia de Comercio dice que no son un valor, una posición
totalmente opuesta a la de la Superintendencia de Sociedades. Por lo que plantear
de momento un marco jurídico especializado resulta prácticamente imposible ya
que los actores manejan diferentes interpretaciones.

La necesidad de un marco regulatorio es urgente, los criptoactivos hacen que los


organismos deban llegar a asumir nuevos retos, ya que a falta de una legislación
clara sobre este tema y la insuficiencia de los marcos legales previamente
concebidos marcan la premura con la que un nuevo marco regulatorio debe surgir
para la toma de decisiones y consideración sobre los mismos, pertinentemente el
proyecto denota, delimita y explica de manera acorde las problemáticas que
existen sobre este tema. No se cuenta con precedente de alguno de este tema,
por lo que será un importante abrebocas pero también una hoja de ruta para los
años futuros, donde este tema tendrá una importancia más alta, al igual que una
acogida por la sociedad de mayor tamaño.

Ana Fernanda Maiguashca directora del Banco de la República en el foro titulado


“Aproximación Regulatoria a las Criptomonedas en Colombia” en la Universidad
del Rosario en Bogotá, espacio patrocinado por la Facultad de Jurisprudencia de
la institución educativa y por el proyecto JUSTIC compartió su opinión y la de la
Superintendencia Financiera acerca de lo que NO son las criptomonedas concepto
que es claro entender antes de adentrarse en el tema.
No son monedas de curso legal: La legislación vigente en Colombia establece que
la única que cumple esta condición es el peso colombiano, cuyo valor es definido
por la junta directiva del Banco de la República. Por ende, el peso es la única
moneda que puede ser aceptada a lo largo y ancho del territorio nacional para la
adquisición de productos y servicios de forma obligatoria por operadores de
negocios y entidades bancarias.

No son divisas: Ningún estado soberano respalda a los criptoactivos abiertamente


aunque se hayan abierto espacios para que puedan ser utilizados en otras
naciones como opciones de pago para ciertos casos.

No son valores: Ya que no hacen parte de la emisión centralizada conforme a las


reglas indicadas en las leyes colombianas, y tampoco fueron creadas con la
intención de captar recursos del público (Las criptomonedas principalmente
conocidas).

No son un instrumento financiero: No cumplen con las condiciones establecidas


por las entidades financieras para ser catalogadas de esta manera.
Maiguashca recalcó “que la operatividad de los criptoactivos como activos
financieros, aunque no lo sean, justamente por ser intangibles, sin valor razonable
y sin posibilidad de ser utilizados como unidades para revisiones contables”. Por
otro lado, mencionó que: “está pendiente evaluar si estos deben ser objetos del
pago de impuestos sobre la renta y los riesgos operativos / financieros que
plantean su utilización, y que las operaciones en las que son utilizados suelen ser
anónimas y ajenas a controles estatales.”

Sin embargo, hay que tener en cuenta de que Colombia es un país con un PIB
relativamente bajo por lo tanto su economía no está al ritmo de ciertas otras, la
característica de estas es que principalmente poseen un marco regulatorio más
amigable hacia las monedad digitales, de lo cual se puede deducir que la apertura
hacia los criptoactivos ha ayudado al desarrollo de las economías locales en
países como Japón y Alemania ya que estas son aceptadas como medio de pago.
Mientras otros países progresan, Colombia sigue rezagado a nivel legislativo se
siguen postergando las discusiones que diseñen políticas para mitigar los riesgos.
Inclusive el Estado ha impedido que plataformas confiables oferten sus servicios
en el país como es el caso de BitPay o Coinbase.

En los siguientes capítulos donde se abarcan los temas de requisitos, riesgos,


registro de plataformas, competencia de las Cámaras de Comercio, limitaciones,
sistemas de prevención y detección, se nombran los procesos necesarios para
que cada ítem logre con la mayor idoneidad, necesidad y legitimidad posible el
aval frente a la ley. No obstante, menciona los pasos a seguir a una manera prima
facie, algo muy elemental ya que no propone como desarrollar a fondo los
procesos de verificación, planeación, control, privacidad, acceso entre muchas
más. Esto podría seguir ocasionando un problema ya que generaría un amplío
vacío en el como hacer las cosas y como se deberían hacer las cosas, mas en
este país donde tristemente dichos como “hecha la ley, hecha la trampa” no solo
dicho sino se trasforman a la realidad.

Colombia ha dado pasos históricos ya que el perfilamiento de leyes para que las
instituciones que usan criptoactivos lo hagan de manera regulada no es algo que
se pueda ver de lado y nada más. El gobierno ha solicitado a la comunidad de
Bitcoin que hagan comentarios y sugerencias sobre el proyecto de Ley en el que
nos estamos basando, buscando así integrar la voz de la gente en la creación de
la ley, por lo que se logra apreciar el interés que hay en la materia y en los retos
que esta pueda traer para el país al igual que sus beneficios. Como también se
debe tener en cuenta que es un nuevo mercado regulado por la oferta y la
demanda que se presente dentro de este mismo, por lo que se es necesario
preveer que se preste para operaciones ilícitas, que pongan en riesgo al sector
financiero, pero, que también se protejan a los consumidores y sus recursos,
siendo estos los que están en riesgo.

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