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3.1.

1 Actividad de reflexión inicial

 ¿Considera usted que existe una fórmula eficaz para manejar las emociones?

Las emociones cumplen una función, sirven para algo. Por ejemplo, el enojo ayuda
a poner límites, favorece el autocuidado, si yo no soy capaz de enojarme,
cualquiera podría pasar sobre mí y hacerme daño, entonces ¿por qué no habríamos
de enojarnos? Y en este sentido, quisiera aclarar que el enojo es muy diferente a la
agresión. El enojo es una emoción; la agresión es una acción que busca lastimar al
otro. Por lo tanto, la manera en la que manejo mi emoción me puede acercar o no,
a un bienestar personal.

Además, hay muchas emociones, Gerger (1994) estableció que entender las
emociones es un proceso complejo, “no es realista establecer cuántas emociones
existen ni cómo se experimentan”, esto hace referencia a la existencia de tantas
emociones como peces en el mar y en ocasiones, todo lo queremos reducir a la
tristeza, el enojo y la alegría. En la medida en la que nosotros podamos identificar
cómo nos sentimos, seremos capaces de comunicarnos de manera más asertiva.
Por ejemplo, no es lo mismo que yo diga, “estoy enojada porque haces cosas que
no me gustan” a “me siento desilusionada porque hiciste algo sabiendo que yo no
estaba de acuerdo, faltaste un acuerdo y eso me hace sentir también defraudada”.
En efecto también puedo sentirme enojada, si yo identifico otras emociones además
del enojo, será más fácil que el otro entienda cómo me siento.

Comunicar nuestras emociones puede ser complicado porque no siempre el otro


está en la disposición de escuchar empáticamente, o al menos con la suficiente
atención, para llegar a acuerdos. Generalmente escuchamos para responder, más
no para comprender o respondemos porque escuchamos, más no porque
comprendimos lo suficiente. Recordemos que no es una lucha de poder, buscamos
llegar a acuerdos mediante el diálogo y hay que estar dispuestos a ello.

No siempre el otro reaccionara cómo yo espero que reaccione, pero lo importante


es que cada uno se haga responsable de sus emociones y la expresión de éstas, lo
demás ya no depende de nosotros. Así que tener en cuenta nuestras expectativas
permite anticipar cómo espero que el otro reaccione y por tanto a tomar conciencia
de que es mi expectativa, y que el otro puede o no cumplirla, y es válido.

Es fundamental comprender que no todos se emocionan de la misma manera que


yo, permitirá reconocer que todos sentimos y reaccionamos de diferente manera.
No porque el otro no se emocione de la forma en que yo lo hago significa que no
está sintiendo. Por ejemplo: en un velorio, muere el padre, deja 2 hijos uno llora
desconsoladamente y al otro se le nota tranquilo, pareciera que el que llora
desconsoladamente es el más dolido, y eso es un juicio que hacemos comúnmente
a partir de lo que creemos, la realidad es que la ausencia de llanto no significa falta
de dolor.

Con lo anteriormente expuesto, refiero la complejidad de las emociones, ya que hay


muchos factores a tomar en cuenta y muchas veces, se salen de nuestro control o
es difícil regularlas. Por lo tanto, para un mejor manejo emocional será necesario
no reprimir las emociones, sino identificarlas, aceptarlas y trabajarlas con un
psicoterapeuta profesional. El manejo emocional implica trabajo interno constante y
un mayor autoconocimiento, las que me brindarán herramientas personales e
interpersonales para identificar lo que siento, asertividad para la expresión de mis
emociones, ser consciente de lo que siento evitando negar, minimizar o evadir, sino
aceptar sin juzgar.

3.2 Actividades de apropiación del conocimiento

 ¿Qué son las emociones positivas?

Las emociones positivas, aparte de hacernos más felices, ejercen una influencia en
nuestra biología, generando hormonas y neuropéptidos que tienen relación con la
salud.

Alegría

La expresión de la alegría es un catalizador que libera el estrés, revitaliza y nos


conduce al gozo de vivir. Imprescindible en estos tiempos. El sentido del humor, la
capacidad de reírse incluso de sí mismo de forma respetuosa, es considerada por la
sicología transpersonal como la más inteligente de las emociones. Además es la
mejor vacuna para la tendencia al victimismo y a sufrir más de lo necesario.

Gratitud

El agradecimiento diario por lo que recibimos de las personas y de la propia vida es


una puerta para que lo que necesitamos llegue a nuestras vidas. La gratitud nos
vincula a las personas y a la existencia a través del amor.

Reconocimiento

La apreciación y el reconocimiento de los valores de las personas con que


convivimos nos vincula con ellas  desde el más alto nivel de conciencia y las ayuda
a seguir dando lo mejor de ellas mismas. Es un estímulo positivo para el desarrollo
de sus potenciales.

Afectividad

La sociedad moderna deja  poco espacio para los sentimientos de afecto y su


expresión, pero no son un lujo sino una necesidad biológica básica. Necesitamos
vincularnos con los miembros de nuestra especie para mantener un equilibrio
síquico. La forma más directa de establecer este vínculo es la expresión verbal
empática y el contacto físico. Cultivar estos vínculos nos hace sentir más seguros y
aporta seguridad a las personas con quienes convivimos.

El cultivo de las emociones positivas denota inteligencia emocional 

 ¿En qué se diferencian las emociones positivas de las negativas?

Las emociones como el miedo, la tristeza, la rabia, el asco, la culpa, los celos,
envidia, etc., han sido catalogadas como emociones negativas debido a que nos
resultan desagradables y, generalmente, preferiríamos no experimentarlas. En
cambio, nos gustaría permanecer alegres, eufóricos, relajados, con humor,
motivados, etc. Buscamos este tipo de emociones, que nos resultan agradables.
Pero, tanto unas emociones como otras son importantes y necesarias.

La psicología positiva nos recomienda que no podemos descuidar emociones como


el miedo, la tristeza o la ira; aunque nos resulten desagradables. Ya que estás
emociones si se reprimen y no se les presta la atención suficiente nos pueden
generar problemas de una gran magnitud. Estos problemas que derivan de no
atender a este tipo de emociones, nos encierran en una especie de espiral que nos
aleja de poder experimentar aquellas emociones que nos resultan más agradables,
como la alegría, y en su estado más permanente, la felicidad.

Las consideradas emociones negativas como las positivas forman parte de los
mismo. Unas no son mejores que las otras, y todas ellas son necesarias. No
podemos reprimir unas para llegar a las otras, es necesario vivirlas y aceptarlas.

Tanto las emociones que son consideradas negativas como las positivas tienen un
valor adaptativo para el ser humano. Experimentarlas nos ayuda a nuestro
desarrollo personal, a madurar y a adquirir un mayor autoconocimiento. Lo que nos
resulta desagradable y llamamos negativo, sabemos que cumple con una función y
al aceptarlo se transforma para que sigamos fluyendo con las emociones.

 ¿Por qué son consideradas las emociones positivas, factores que contribuyen en
la calidad de vida de las personas?

Las emociones positivas nos abren a nuevas posibilidades, tenemos más capacidad
para aprender y mejorar nuestras habilidades. Esto nos lleva a un mejor
desempeño laboral

Las personas con muchas emociones positivas en su vida diaria suelen ser más
felices, más saludables, aprenden mejor y se llevan bien con los demás.
La importancia de las emociones positivas

La ciencia nos está ayudando a comprender lo valiosas que pueden ser las
emociones positivas. Los expertos han aprendido mucho de estudios recientes del
cerebro. Aquí se incluyen dos hallazgos que pueden ayudarnos a sacar provecho de
nuestras emociones positivas:

1. Dejar que las emociones positivas sean más que las negativas

Cuando sentimos más emociones positivas que negativas, las situaciones difíciles
son más fáciles de manejar. Las emociones positivas mejoran nuestra resiliencia
(los recursos emocionales necesarios para hacer frente a distintas situaciones).
Amplían nuestra conciencia y nos permiten ver más opciones para resolver
problemas.

El sesgo negativo es una tendencia natural a prestar más atención a las emociones
negativas que a las positivas. Si lo pensamos, tiene sentido: las emociones
negativas hacen que prestemos atención a los problemas. Y, a veces, son
problemas que debemos enfrentar rápidamente. Prestar atención a las emociones
negativas puede ser un mecanismo de supervivencia.

Sin embargo, la tendencia negativa tiene una desventaja: puede hacernos pensar
que un día ha sido malo aun cuando hayamos experimentado la misma cantidad de
emociones positivas que de negativas

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