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Buen viaje, señor presidente: Un ex-presidente viaja a Ginebra por un dolor insoportable,
cuando el médico lo evalúa, le da dos opciones, someterse a una difícil operación o morir
en poco tiempo, así sin más, el decide meditarlo caminando por las calles de Ginebra y en
su paseo, conoce a Homero, un empleado de hospital que se declara su fan y que lo lleva a
reflexionar acerca de su complicada situación. Dentro de sus líneas, se expone un concepto
interesante acerca del oportunismo que se halla en la naturaleza humana y que no siempre
implica maldad, dentro de un hombre que ayuda a otro a salir del pozo en el que está
metido. Aunque no es de mi favoritos, es una belleza y no tengo nada malo que decir acerca
de él.
La santa: Margarito Duarte debe desenterrar a su esposa y a su hija, al abrir la tumba de su
esposa, encuentra sus cenizas, como sucede normalmente, sin embargo, al abrir la tumba de
su hija, la encuentra intacta, como si estuviera dormida, sin ningún rastro de deterioro, así
que decide emprender un viaje a Roma para demostrarle al padre el milagro que ha
sucedido con su hija, pero los años pasan, y a pesar de su constancia y paciencia, se
atraviesan un sinfín de impedimentos que hacen que no pueda cumplir su noble misión.
La impotencia de Margarito es casi palpable a través de las páginas, además, Gabo ha
decidido utilizar un narrador testigo que coloca al personaje principal en otro nivel, lo
realza bastante y quizá no sea ella la santa, sino él.
Sólo vine a hablar por teléfono: María de la Cruz vuelve de visitar a unos familiares que
viven en Zaragoza en un auto alquilado, sin embargo, cuando éste se daña y gracias a un
conductor consigue llegar a un edificio en el que todas las mujeres visten igual, donde
siempre pide el teléfono para avisarle a su marido, que la espera en Barcelona, cómo está y
dónde se encuentra. Con el tiempo, se da cuenta de que está en un manicomio y es tratada
como una loca, su esposo cree que ella lo ha dejado, y cuando años después María consigue
volver a hablar con él y el le dice que ella se ha vuelto loca.
En éste cuento Gabo deja suelta la pregunta de quién está realmente loco, si María o la
sociedad entera. La tristeza final de ella es sumamente intensa y el autor te hace sufrir como
si fueras tú quien te encontraras dentro de cuatro frías paredes de un manicomio, pidiendo
siempre una llamada telefónica.
Espantos de agosto: En éste corto cuento, se nos narra la historia de cómo la familia del
narrador (que no se sabe quién es) fue invitada por Miguel Otero Silva a pasar el día en su
castillo, donde les cuenta una espantosa leyenda sobre el lugar que nuestro protagonista no
puede sacar de su cabeza durante toda la noche.
A pesar de que es un cuento que puede dar un poco de miedo, no es una historia de terror, y
sin duda lo que más me ha gustado es ese escalofriante y abierto final con el que Gabo
cierra ésta rara historia.
María dos Prazeres: María, una anciana que vive en Barcelona y que fue prostituta en su
juventud tiene un sueño que interpreta como que morirá antes de la próxima navidad, así
que decide organizar su funeral, elegir donde será enterrada y entrena a su perro Noi para
que cada domingo vaya a llorarla a su tumba. Sin embargo, poco tiempo después descubre
que su destino es otro y que quizá su muerte no esté tan cerca como ella lo cree.
En ésta historia, además de la trama, el autor se pasea por Barcelona, describe sus calles,
sus plazas, sus sitios pintorescos y su gente, además nos habla de aprovechar y disfrutar la
vida al máximo, en vez de quedarnos a la espera de la muerte y vivir con el vacío de que no
aprovechamos nuestra vida.
Y por último, mi favorito, como una reina del drama que soy, el plato fuerte del libro; El
rastro de tu sangre en la nieve: Nena Daconte y Billy Sánchez van a emprender su luna
de miel, él le regala unas rosas en señal de felicitación y ella se corta el dedo y no puede
dejar de sangrar durante todo el viaje en coche de Madrid a París, puede parecer una
tontería, pero es el único cuento que me ha hecho llorar hasta más no poder, y sin duda
alguna, mi favorito por mucho.
Me recuerda bastante a La bella y la bestia, de Disney, sobretodo por esa lucidez, serenidad
y valentía que comparten ambas protagonistas.