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Dimensiones
claves de un proyecto político-pedagógico1
Abstract
Environmental education now take place in asocietal dynamics character-
ized by various social movements of indignation and the gradual emer-
gence of a citizen increasingly aware of the interrelationship between
social and ecological realities, and claiming a renewed democracy to pro-
mote the common good, the “living well”. This article focuses on the dual
political dimension environmental education now has to assume, empha-
sizing the importance of promoting appropriate public policies in the
fields of education and environment, and identifying key elements for the
development of a «political competence» inthe population. This political
dimension can not be considered without clarifying its close links with
the ethical and critical dimensions of environmental education, so as to
promote the development of an ecocitizenship.
Keywords: environmental education, ecocitizenship, public policy, criti-
calpedagogy, ethics, social commitment.
1 Artículo de investigación.
2 Centro de Investigación en Educación y Formación Ambiental y Ecociudadanía.
Universidad de Québec en Montréal. Canada. Contacto: sauve.lucie@uqam.ca
Educación ambiental y ecociudadania. Dimensiones claves de un proyecto político-pedagógico
Resumo
A educação ambiental não é ajudado ser isolado de dinâmicas sociais
contemporâneas, caracterizadas por vários movimentos sociais de indig-
nação eo surgimento gradual de uma cidadania cada vez mais consciente
dos vínculos inseparáveis entre realidades sociais e ecológicos e reivin-
dica uma nova democracia para favorecer a bem comum “viver bem”. Este
artigo enfatiza a dimensão política dupla deve levar a educação ambiental
para destacar a importância de promover políticas públicas para incenti-
var e apoiar a formação e aprendizagem cidadão iniciativas, identificar os
aspectos essenciais das competências políticas de desenvolvimento dentro
população. A dimensão política não pode ser considerada sem esclarecer
seus laços estreitos com a dimensão ética e crítica da educação ambiental,
orientando-a para o desenvolvimento de um eco-cidadão.
Palavras-chave: educação ambiental, eco-cidadania, políticas públicas,
pedagogia crítica, ética, compromisso social.
3 Las dimensiones ética y crítica han sido tratadas en los artículos siguientes: Sauvé (2009) y Sauvéy Orellana (2008).
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mundo por medio de la búsqueda de significación la no contaminación del agua. La acción colectiva,
y del actuar comprometido. a un segundo nivel y a una escala más amplia, se
inscribe en un proyecto voluntario común: así “la
En cuanto al término político, asociado con las constitución de un modo democrático y partici-
ideas de organización colectiva y de dinámica de pativo de gobernanza ambiental o la construcción
poder en el seno de la polis, de la ciudad, es utili- de infraestructuras ecológicas”. Se encuentran aquí
zado aquí tanto en un sentido específico como en los movimientos de resistencia, de reivindicación
uno amplio, correspondiendo cada uno de ellos a y de acción: por ejemplo, una movilización ciuda-
un nivel particular de compromiso y de responsa- dana contra un proyecto industrial con riesgos o el
bilidad. En el sentido específico, y en relación con desarrollo de un proyecto de cooperativa agraria
el análisis de los movimientos sociales, Erik Neveu ecológica. En este sentido, Chaia Heller (2002, p.
lo define así: 216) asocia la actividad política a “lo que ocurre
cuando los ciudadanos se reúnen para discutir,
Asume una tarea política un movimiento que debatir y decidir las medidas políticas que condi-
llama a las autoridades políticas (gobierno, cionarán sus existencias en cuanto habitantes de
colectividades locales, administraciones) a una ciudad o de un pueblo”.
aportar por medio de una respuesta pública, la
respuesta a una reivindicación que imputa a las A los dos niveles, la educación ambiental puede
autoridades públicas la responsabilidad de los ofrecer incentivos al compromiso y contribuir a
problemas que están en el origen de la movili- desarrollar capacidades para la acción socioecoló-
zación (2005, p. 12). gica, tanto en el seno de los medios de educación
formales y no formales, como en los contextos
Por ejemplo, la elaboración de una reglamenta- de aprendizaje ecosocial informal —es decir una
ción sobre el uso de los recursos colectivos o, en la forma de aprendizaje no planificado que surge de
esfera educativa, la orientación de un currículo y el la interacción social o de la acción colectiva—. Para
establecimiento de condiciones favorables al cam- ello, sin embargo, hay que promover las infraes-
bio de prácticas pedagógicas. Pero en el sentido tructuras colectivas que permitan y sostengan esta
amplio, la idea de política se extiende a la actuali- acción educativa. Las secciones que siguen abor-
zación de “relaciones de poder y de sentido que se dan esta doble entrada “política” de la educación
involucran incluso en los más banales actos de lo ambiental.
cotidiano” y se refiere a “la posibilidad de cambiar-
los mediante la movilización” (2005 p. 12). Citemos Las políticas públicas: necesidad
como ejemplo el lazo entre el comercio justo y la y desafíos de un apoyo formal
ecojusticia. “Lo” político —más allá de “la” polí- a la educación ambiental
“praxis política”, nos lo recuerda Gutiérrez (2002): formal —que pertenecen a la cultura autóctona, al
ella traduce, apoya o favorece ciertas opciones socia- ecofeminismo o a la ética de justicia ecológica, por
les —comenzando por el sentido mismo de la edu- ejemplo—, que abren el camino a una enseñanza
cación y su función social—. Por otra parte, toda comprometida —como en el libro Teaching as
educación es “ambiental”, señala David Orr (1992, activism de Peggy Tripp y Linda Muzzin, 2005—.
p. 149). Por ejemplo, el hecho de excluir de un pro- Anders Schinkel (2009) agrega la preocupación
yecto educativo la relación con el medio ambiente, por el hecho de que la “neutralidad”del Estado
sería portador de un mensaje implícito: que ello no frente a las tensiones sociales dificulta la considera-
tiene importancia. Más allá de una “política de ges- ción dela institución escolar de temas “socialmente
tión ambiental”de los establecimientos escolares, un candentes”en los que los terrenos de debate no son
proyecto educativo es un proyecto ecopolítico: no se neutros y donde la toma de decisiones está cargada
puede ocultar el hecho de que la educación es un de valores. Este autor destaca igualmente el riesgo
poderoso medio de control social. de que la institucionalización de la EA dé lugar a
una prescripción educativa ideológicamente orien-
De ahí la necesidad de desarrollar una argumenta- tada —en resonancia con la economización del
ción para favorecer la consideración de la educación mundo—y deslocalizada, cuando se debiera dejar
ambiental en la elaboración de políticas públicas a cada escuela la posibilidad de definir su propio
—ciertamente en educación y en medio ambiente, currículo en función de su contexto socioecológico
pero también, de manera transversal, en salud, en y educativo, y de abrirse a las realidades del medio
agricultura, en ordenación territorial, entre otros—. no obstante los desafíos y los riesgos que ello
Se trata de asegurar igualmente que esas disposi- suponga. Finalmente, el mismo autor destaca el
ciones favorezcan el pleno despliegue de la EA, sin problema ético de hacer asumir a la educación y a
entrabas y en todas las dimensiones de su misión. los niños las responsabilidades que otras instancias
y otros actores sociales se niegan a asumir. Manon
En el marco de las reformas educativas que han yRuisseaux (2006) denuncia fundamentalmente el
sido emprendidas o que han sido consolidadas en señuelo de una educación —entendida como ins-
el curso de la última década, la educación ambien- trucción— que se anuncia como un preámbulo de
tal ha sido ciertamente integrada, de una u otra la participación ciudadana, de la dinámica demo-
forma, en los currículos de numerosos países crática, en contextos opresivos sometidos a las
(Sauvé, 2007), pero de una manera todavía limi- fuerzas del poder político-económico. Por último,
tada y a menudo estrechamente asociada a una Edgar González-Gaudiano (2007) observa que la
educación para el desarrollo sostenible —orien- esfera de influencia del campo de la EA —en parti-
tando así la acción educativa hacia un proyecto cular, el reciente viraje hacia la “sustentabilidad”—
político—económico exógeno —producto y motor y su hibridación con otras diversas dimensiones de
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de la globalización—. Por otra parte, la formación la educación —como la educación para la ciuda-
de los docentes no ha seguido, o bien poco, estas danía o para el consumo—, aunque podrían ser de
iniciativas formales (Berryman, 2006, p. 25). naturaleza enriquecedora de la acción educativa,
hacen más compleja la tarea de institucionaliza-
Pueden señalarse aquí diferentes retos. La comple- ción. He aquí, pues, varios retos relativos al arrai-
jidad y la incertidumbre “científicas” que caracteri- gamiento político de la EA en medio escolar, que
zan las realidades y problemáticas ambientales, así apelan a la investigación, a la práctica reflexiva y a
como su arraigamiento cultural, son poco compa- nuevas iniciativas.
tibles con la parcelación y la “codificación” de los
saberes en disciplinas, en un contexto en el que Pero fuera del sector de la educación formal, hay que
el viraje hacia la interdisciplinaridad y la trans- estimular igualmente el desarrollo de políticas públicas
versalidad se quedan a menudo en la etapa de las que favorezcan la acción educativa de las organizacio-
intenciones. Se plantea entonces con más fuerza nes de la sociedad civil: organizaciones no guberna-
el problema de crear un espacio para los saberes mentales (ONG) y organizaciones sin fines de lucro
habitualmente marginalizados en la educación (OSFL). A pesar del papel importante que juegan
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olvidar sus referentes importantes en la globalidad ecológica” como fundamento de la relación con el
(Martiza Torres-Carrasco, s. f.). medio ambiente y como pilar de nuestra coheren-
cia interna, ha puesto en evidencia la dimensión
La experiencia colombiana en lo relativo a la insti- política de tal identidad. Esta se construye en la
tucionalización de la educación ambiental debe ser clarificación de la idea de poder y de la visión de su
ampliamente difundida. propio poder en relación con situaciones, con los
otros y con las instituciones. ¿Cuál es mi sensibili-
Una educación para lo político: dad, cuál es mi posición frente a los retos relativos
hacia una ecociudadanía a la autoridad, a los conflictos y a las controver-
sias?, ¿cómo mi concepción del poder y mi actitud
Explorar la dimensión política de la educación frente a estos retos determinan mi inserción, mi
ambiental —a través de las propuestas formales, la participación en el sistema social? En relación con
literatura académica y las prácticas— nos conduce estas preguntas, se pueden proponer las siguientes
también a reconocer la importancia de su contri- como un ejercicio de clarificación de una identidad
bución al desarrollo de lo que se podría llamar una colectiva: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?,
“competencia política”4 esencial para el ejercicio ¿qué hacemos aquí, juntos?, ¿qué queremos hacer?,
de una ecociudadanía. Las políticas públicas no ¿qué podemos hacer juntos?, ¿cuáles son nuestros
deben constreñir la EA a un proyecto de reproduc- lugares y nuestras herramientas de poder?, ¿cuá-
ción de las fuerzas sociales actuales, sino favorecer les son nuestras trabas?, ¿podemos superarlas?
el desarrollo de una educación que asocie medio Preguntas de este tipo nos permiten tomar con-
ambiente, democracia, justicia y solidaridad. ciencia del espacio de libertad política en el que
se inscribe nuestra acción individual y colectiva.
La noción de “competencia política” merecería Este espacio es a menudo más grande que lo que
ser el objeto de una investigación aparte. Por el se puede imaginar inicialmente y deja lugar a un
momento, se puede sin embargo considerar que poder-actuar que no debería tener más límites rea-
ella integre los aprendizajes siguientes: un con- les que el saber y el querer actuar.
junto de saberes —como las estructuras y dinámi-
cas sociopolíticas, las leyes y los reglamentos, los En relación con el desarrollo de una competencia
actores y los juegos de poder, las posibilidades de política en la que la construcción de una identi-
propuestas políticas alternativas, entre otras—, de dad política contribuye al saber-ser, la educación
habilidades —análisis de situaciones, la argumen- ecopolítica se refiere a un conjunto de aprendiza-
tación, el debate, la implementación de estrategias jes entre los cuales se destacan los siguientes.
de acción, y otros— y de actitudes y valores —en
particular, el sentimiento de poder-hacer, un que- Aprender juntos, en medio de la acción social
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4 Se utiliza en este texto el término “competencia” para designar una forma compleja de aprendizaje que permite actualizar, de manera
apropiada al contexto, un conjunto integrado de conocimientos, habilidades, actitudes y valores (Segun Le Boterf, 1994, 2004).
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los recursos cognitivos y de acción; ella estimula el (…) a partir del momento en que ella comienza,
desarrollo de diversas competencias. Se trata aquí la acción está sometida a inter-retroacciones
de una cuestión de “movilización” de los saberes. del medio en el que ella interviene, escapa a la
voluntad de su iniciador y puede ir en el sentido
Movilizar no es solamente «utilizar» o «aplicar», es contrario a la intención inicial. (…) toda deci-
también adaptar, diferenciar, integrar, generalizar sión, en medio de un mundo incierto, supone
o especificar, combinar, orquestar, coordinar, en una apuesta y necesita una estrategia, es decir la
suma conducir un conjunto de operaciones men- capacidad de modificar la acción en función de
tales complejas que, conectándolas a situaciones, los obstáculos encontrados y de las informacio-
transforman los conocimientos más que «despla- nes recibidas en el curso de la acción.
zarlos» (como en el caso de la transferencia). Se
insiste pues en una química o en una alquimia (Le Ello supone incluir una dinámica reflexiva constante
Boterf, 1994) más que en una física de los saberes en la acción colectiva. Para esto y en una perspectiva
(Perrenoud, 1999). de rigor, hay que asegurarse de cruzar las dimensio-
nes crítica y política de la educación ambiental.
La movilización de los saberes es tanto más rica y
fecunda, portadora de “valor agregado”, cuanto es Construir colectivamente un saber de tipo crítico
colectiva. Majo Hansotte (2005, 2010) ha puesto
bien en evidencia la dinámica de funcionamiento Lo “crítico” se refiere ciertamente al ejercicio del
y las dimensiones de la inteligencia colectiva que se pensamiento crítico, al campo de la racionalidad.
construye en el compromiso ciudadano. “Este com- Pero ello implica también la búsqueda de las dis-
promiso colectivo permite construir el ‘poder de…’, funciones socioecológicas y el análisis de las rela-
pero también encontrar la inteligencia colectiva del ciones de poder que han causado o mantienen los
«poder con», el poder colectivo de emprender un problemas de alienación social o de deterioración
combate, una acción” (Hansotte, 2010, p. 28). de medios de vida, estos últimos a menudo relacio-
nados entre si (Sauvé y Orellana, 2008). A través de
Aprender juntos implica también el hecho de com- esta dinámica de identificacion y deconstrucción
prometerse conjuntamente. El saber y la acción no de relaciones de poder, que va más allá de la simple
son dos momentos distintos, donde uno precede al racionalidad crítica, las dimensiones crítica y polí-
otro. La acción llega a ser un crisol de aprendizaje. tica de la educación ambiental convergen de manera
En materia de medio ambiente, las realidades son más estrecha. En relación con los derechos y los
muy complejas y cambiantes, evolucionan día a día, deberes, no se puede esquivar la cuestión crítica del
se inscriben en la efervescencia de la actualidad. Si poder: ¿quién decide qué?, ¿en nombre de quién? y
bien el riguroso examen inicial de una situación ¿por qué? Marcia McKenzie (2006) pone en eviden-
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el seno de las organizaciones ciudadanas, la situa- saber, el decir y el actuar. Lo político confronta la
ción es igualmente difícil: el rigor crítico debe ins- idea de neutralidad.
talarse a través del hervidero de actitudes, por lo
demás bien legítimas, de cólera, de inquietud o de En los casos de resistencia a proyectos con riesgos
impaciencia en situación de riesgo o de perjuicio en un territorio, los debates ciudadanos están bien
ambiental. Hay que mantener a raya estas podero- a menudo restringidos por los promotores —del
sas fuerzas que estimulan la resistencia y la acción medio político-económico— hacia una argumen-
para mejor fundar, orientar, reforzar o modificar, tación de tipo tecno-científica y económica, y están
coordinar y justificar la acción colectiva. La tarea de limitados por las reglas del juego que asocia un cierto
construir conjuntamente un argumento riguroso es tipo de saber con el poder. No es fácil, en efecto,
muy exigente, sobre todo porque a menudo ella se argumentar rigurosamente a propósito de sistemas
desarrolla con urgencia y con falta de medios. El éticos que se enfrentan: la “competencia ética”5 no
aprendizaje de la co-gestión de la información, de la se encuentra generalmente allí y falta el tiempo. Se
producción del saber y de la comunicación deviene teme el comprometerse en un diálogo de sordos, de
esencial: se debe aprender a construir progresiva empantanarse en los falsos pretextos o de arrinco-
y colectivamente “islotes de racionalidad” (según nar a los protagonistas en sus respectivos campos.
la expresión de Gérard Fourez, 1994) dentro de la Ahora bien, la educación política no puede evitar
inmensa complejidad de las cuestiones abordadas, penetrarse en el universo complejo de los valores,
y también a ensamblar poco a poco los trozos de a pesar del inmenso vértigo que ello supone. Por lo
saber, a desprender lazos y a descubrir un sentido, menos, cuando el consenso ético aparece a menudo
una significación, a validar los resultados y a comu- improbable, se deben clarificar los valores de los
nicarlos de manera estratégica, con claridad y pre- diferentes protagonistas, insistir en el desarrollo de
cisión, ejerciendo una constante vigilancia colectiva un argumento ético de parte de cada uno y favorecer
para evitar los derrapes y no perder credibilidad: el reconocimiento mutuo de los valores así afirma-
los defensores del poder dominante no esperan dos. ¿Qué filosofía política apoya las posiciones de
nada mejor que eso. En las luchas sociooecológicas, unos y otros? Este ejercicio, esencialmente exigente,
los lazos entre saber y poder adquieren una gran favorece la eficacia de los debates: al menos se sabe
importancia, sobre todo en lo relativo a los saberes en qué terreno se sitúa cada cual. La díada de saber y
de tipo tecno-científico, económico y legal. poder debe ser clarificada: la dimensión del sentido,
de la significación, debe adquirir la importancia que
Inscribirse en un encaminamiento ético le corresponde. La pregunta crítica del “por qué”
aparece esencial en el encaminamiento ético apun-
Ética y política son indisociables. Las opciones tando a comprender y resolver un problema político
políticas, por ejemplo de apoyo a proyectos de de orden socioecológico.
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5 La “competencia ética” es una expresión propuesta por el Consejo Superior de Educación del Québec para designar la capacidad de
tomar decisiones estratégicas ilustradas y para traducirlas en acción.
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