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El Poder Del Centro Arnheim Rudolf 21 Pags PDF
El Poder Del Centro Arnheim Rudolf 21 Pags PDF
RUDOLF ARNHEIM
1E
FITXA DEL LLIBRE: 8
o Idioma: Castellà
o Preu: ----
INDICE
CAPÍTULO 1: ¿Qué es un centro?.......................................................Pág 4
En geometría el centro y la mitad de un círculo, una esfera o cualquier otra figura son
la misma cosa. Pero ni siquiera en geometría el centro es un punto como cualquier
otro. Es el punto más importante de una figura regular, la clave de su forma y su
construcción.
,
En todo campo visual hay varios centros, cada uno de los cuales trata de someter a
los demás. El equilibrio global de todos ellos contrapuestos determina la estructura del
todo, y esa estructura total se organiza en torno al centro de equilibrio.
Entre dos centros cualesquiera tiende a desarrollarse una fuerte conexión dinámica.
En el plano bidimensional será fácil determinar por intuición cuál es el centro en torno
al cual se equilibra todo el sistema. Es más difícil hallar esto en el plano tridimensional.
El centro de un cubo pequeño puede coincidir con su punto geométrico, pero el centro
de equilibrio de un interior arquitectónico puede estar situado mas cercano a la altura
de la vista.
Cuando observamos un edificio desde el exterior, el centro de equilibrio no tiene
porque coincidir con el centro de equilibrio del interior. La posición del centro de
equilibrio dependerá también de si tomamos el edificio aislado o como parte de un
conjunto mayor.
En el plano físico todas las cosas son atraídas por la fuerza de la gravedad, que atrae
constantemente las cosas hacia el centro de la tierra. A causa de la gravedad, el
espacio en que vivimos es asimétrico. Geométricamente no hay diferencia entre el
arriba y el abajo, dinámicamente si q la hay.
Lo que veamos y como lo veamos depende de la posición del que mira en el espacio.
Hay un tipo de representación pictórica que se acopla a la posición horizontal con
respecto al que mira, es el mapa.
La atracción gravitatoria ha de luchar contra otras fuerzas que surgen de otros centros
dinámicos. El que mira es uno de esos centros. El peso no está vinculado
exclusivamente a la atracción gravitatoria. Las atracciones y repulsiones a que está
sometido un objeto visual dependen de la relación entre el peso visual del propio
objeto y de los demás objetos que se encuentran alrededor de este.
Toda fuerza visual puede actuar en dos direcciones. El comportamiento de las fuerzas
visuales depende de los centros de anclaje. Las fuerzas visuales apuntan en dos
sentidos opuestos, determinados por sus centros de anclaje. El peso visual aumenta
con la distancia, al igual que la atracción disminuye con la distancia. Si tratásemos de
determinar el centro de equilibrio global del palazzo vecchio, comprobaríamos que
gracias a esa torre dicho centro está más elevado de lo que estaría si contara tan sólo
el edificio principal.
Palazzo Vecchio, Florencia. Hacia 1300. Foto Anderson
Una escultura parece; más a menudo que una obra arquitectónica; un objeto
independiente al que atrae el suelo y que se vence hacia él, pero que se organiza en
torno a un centro propio. En una figura representada con realismo se da una cierta
tendencia a que la cintura la divida en dos. La cintura y el vientre sirven de base entre
la parte superior del cuerpo, que apunta hacia arriba, y la parte inferior, apunta hacia
abajo.
La separación de la cintura no es la única base de la que se dispone para organizar
una figura escultórica. Cualquier modificación en la firma o en la postura puede
desplazar los centros de composición y también crear otros nuevos.
A primera vista la escultura de Barnett Newman “El obelisco roto” muestra una base
piramidal de cuyo vértice surge una columna. La figura guarda el equilibrio.
Barnett Newman: EL obelisco roto. 1968. Houston, Rothko Chapel
El mundo visual es infinito. El mundo visual que se resiste las fronteras acepta de
mejor grado el establecimiento de centros. La maraña de campos de fuerzas
interactuantes que estos centros constituyen la estructura de lo que llamamos el
mundo visual.
La naturaleza de un objeto tan sólo puede definirse en función del contexto en que se
considera. La frontera indica que es lo que pertenece y lo que no. Una obra sólo puede
ser auténticamente autónoma y al tiempo formar parte de todo el entrono cuando
ocupa una posición central en su contexto espacial más amplio.
Las obras arquitectónicas son más complejas en sí mismas. Un edificio crea un campo
de fuerzas a su alrededor, El edificio actúa como centro dinámica que configura el
espacio que lo rodea.
Miguel Ángel: Moisés. 1514-1516. Roma, San Pietro in Vincoli. Foto Alinari
Los marcos son las fronteras que se señalan a la pintura, pero no todas las fronteras
cumplen esta función. Las fronteras determinan por sí mismas la estructura visual de
un objeto tridimensional cuando todo lo que somos capaces de ver es el exterior.
Cuanto mas simple es la forma del objeto, más sencilla es la estructura de su
interacción con el espacio.
El problema concreto de la relación entre el centro que establece el marco y los
centros dominantes que la composición introduce. El centro de equilibrio del marco
resulta decisivo a la hora de determinar el centro de la composición que encierra.
Cuando se mira un cuadro desde una posición oblicua vemos una serie de
distorsiones ópticas. Estas distorsiones están siempre presentes. La magnitud del
efecto de distorsión dependerá de la inclinación del ángulo con la que estemos
observando el cuadro.
Lo normal es pasarse por delante del cuadro, buscando distintas posiciones hasta
encontrar la óptima, que por lo general está en una posición perpendicular al centro
del cuadro.
La subdivisión de una imagen en dos mitades permite explicar los modos en que se
pueden relacionar mutuamente los distintos centros, como amigos o enemigos. Un
objeto situado en el centro, entre las dos mitades de una composición tiene una doble
función: divide y conecta.
Georges de la Tour: La educación de la Virgen. Nueva Cork, Frick Collection
El centro de equilibrio de una obra de arte lo crea la disposición de las formas que
constituyen la obra. Recíprocamente, es el centro el que da sentido compositivo a
cada componente.
Cuando las direcciones de los vectores coinciden con el sistema de referencia vertical
y horizontal, se desplazan diagonalmente. Las diagonales no se caracterizan
exclusivamente por desviarse del sistema vertical/horizontal, sino q son también ejes
estructurales por derecho propio.
La elipse u óvalo se puede entender como una desviación del círculo. El Renacimiento
amaba el círculo, pero en la fase manierista del barroco se utilizó mucho la elipse.
A medida que la elipse se alarga y se aplana, va asumiendo las cualidades del
rectángulo.
El óvalo contribuye a redondear las esquinas. El punto focal superior de la elipse
ofrece a la cabeza del retratado un lugar de reposo compositivo que ni el tondo ni el
rectángulo habilitan.
(según Charlier)
Un círculo tiene infinitos ejes de simetría, el cuadrado solo tiene cuatro, dos que corren
paralelos a los lados y dos que coinciden con las diagonales. Si excluimos el
predominio de una de las direcciones del cuadrado, el cuadrado congela la escena
terrestre y la sitúa en la intemporalidad.
Piero della Francesca: La Resurrección. 1463-1465. Borgo di San Sepulcro
La Resurrección puede servir de ejemplo, el cristo resucitado se ha convertido en una
estatua, fijado en el centro de su cuerpo al centro del cuadro. La pierna que tiene
elevada es más monumental que activa. La simetría frontal de la figura la dota de una
presencia que trasciende las vicisitudes del cambio.
A medida que el arte de los últimos cien años se ha ido alejando paulatinamente del
realismo y acercando a la abstracción, la concentración de peso en la parte baja típica
del arte tradicional se ha visto remplazada por una tendencia a distribuir más
equitativamente el peso visual.
En cada objeto individual es perceptible una atracción vertical, pero lo corriente es que
estén más claramente sometidos a una fuente energética propia y tiendan por tanto a
organizarse en torno a su particular centro de equilibrio interno.
El objeto de la composición es distribuir el peso visual, cuyo equilibrio en torno al
centro de la obra hay que conseguir. El equilibrio es indispensable.
Los volúmenes, es decir los objetos visuales, generan una gran variación debido a la
manera que tienen de distribuirse en el espacio. Los vectores operan a través de la
interrelación de fuerzas dirigidas. A los centros que tal interrelación crea puede
llamárseles de nodos.
Este es uno de los ejemplos más famosos del mundo, las manos del primer hombre y
su creador, que casi se tocan en el centro compositivo del fresco de Miguel Angel en la
Sextina. Pero ambas manos adquieren su pleno significado tan sólo como
extremidades de las dos figuras, lo mismo que tan atentamente contemplan. La
debilidad de la muñeca de Adán nace sólo por contraste con el brazo activamente
levantado al que está unida, mientras que la mano del Padre se adelanta como agente
puntiagudo de su brazo.
CAPÍTULO 8: Más en profundidad
Jean Simeón Chardin: Bodegón con olla de cobre. 1734- 1735. París, Museo
Cognacq Jay
Uno de los pasteles de Degas puede ilustrar lo distinta que puede parecer una
composición según que el espectador haga hincapié en una u otra versión. No es fácil
llegar a una visión tridimensional convincente de la escena; cerrando un ojo se puede
reforzar un poco el efecto de profundidad. La figura en cuclillas está encerrada
completamente en balde, pero sobresale de este arco circular. La luz, que incide
desde la izquierda, refuerza el eje de simetría lateral de la escena.
La posición lateral del eje principal, que atraviesa la línea visual en perpendicular, en
lugar de coincidir con ella, amenaza con romper el espacio unitario común a
espectador y pintura.
La fachada románica de San Miniato al Monte de Florencia está dividida en dos con
más claridad aunque la iglesia pisana por una cornisa bien perceptible. La divisoria
central vuelve a servir para compensar la asimetría entre la estructura del tejado y la
arcada de la planta baja. De esta manera el edificio expresa su carácter de objeto
autónomo que depende de sus raíces en tierra.
En la vertical, el eje giratorio domina el sistema. Tiene una dirección única y prefijada,
y cualquier desviación de ella crea un efecto dinámico especial. En el plano horizontal
no hay dirección espacial privilegiada, pero los seres humanos limitan su libertad de
dirección en dicho plano por dos razones: prefieren la línea recta a cualquier otro
rumbo, y construyen cuadrículas rectangulares a causa de la sencillez perceptual de
las cuadrículas
El centro de la imagen de una pantalla está mucho más ligado al espectador que el de
un cuadro. El centro del cuadro parece establecido por el cuadro mismo; el espectador
ha de descubrirlo y tenerlo presente para captar la estructura que ve.
Por último, en la dimensión temporal la composición no es algo impuesto al
espectáculo, sino algo inherente a su estructura, y es esta estructura la que se impone
al espectador.