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Ressenyes Faventia 21/2, 1999 189

SERRES, Michel. 1994.


El nacimiento de la física en el texto de Lucrecio-Caudales y turbulencias.
Valencia: Pre-Textos. 228 p.
(1ª ed. La naissace de la physique dans le texte de Lucrèce.
Editions de Minuit, 1977). ISBN: 84-8191-016-3

En todo campo de estudios hay hitos, rup- caída de los átomos y su desviación son ins-
turas; es evidente que en la gran cantidad criptos dentro del esquema de la mecánica
de trabajos publicados sobre Lucrecio, de los flujos, rescatando a ésta última del
el de Serres representa un giro en la lectu- olvido a la que se la ha sometido, pues desde
ra del De rerum natura, que, además de ser la física moderna, la mecánica de los cuer-
radical, abarca la totalidad de los aspectos pos, por excelencia, es la de los sólidos. Para
de la obra. En el primer aspecto podría probar esto se retrotrae hasta los aportes de
comparárselo con lo realizado en su Arquímedes en hidroestática, a la que suma
momento por Alexandre Koyré, al vincular la tradición tecnológica romana; un análisis
la física galileana con el pensamiento pla- filológico del texto, en donde señala la
tónico. importancia de campos semánticos relacio-
Los ocho capítulos del libro se agrupan nados con turbo, fluxere y una serie de tér-
en tres grandes temas; en los cinco prime- minos vinculados con la materia líquida y
ros el autor expone lo que el denomina la gaseosa, y las teorías que, en el campo de
lectio difficilior del texto lucreciano: la vi- los fluidos, recién comenzaron en el
sión del materialismo epicúreo como una siglo XIX.
protociencia o metafísica, en la acepción Pero para que una teoría tenga el estatus
positivista del término, es un error tan grave de física, según el canon establecido por la
que ha impedido no sólo comprender, sino, modernidad, debe ser matematizada. Es aquí
literalmente, leer la obra de Lucrecio. En donde el autor habla de una dualidad, que
estos primeros capítulos el autor busca pro- sería propia de los antiguos, y que, al no ser
bar que el modelo de la física epicúrea es percibida por la filosofía y la historia de la
científico y señala sus condiciones gnoseo- ciencia, ha llevado a negar ese estatus a De
lógicas, epistemológicas, metodológicas y rerum natura. Según esta interpretación, una
sociales. Para ello usa un complejo instru- parte del cuerpo científico de la época se
mental que va desde la filología hasta las desdobla en un modelo físico de índole ató-
teorías estoclásticas, pasando por la ter- mico y una teoría matemática, tanto aritmé-
modinámica clásica y la hidroestática anti- tica como geométrica, que matematiza el
gua. modelo. Este sistema, producido por
Comienza haciendo un repaso de la crí- Arquímedes, encuentra su correlato en De
tica al concepto de clinamen, que sostiene rerum natura.
que, al ser introducido sin explicación, torna Otro aspecto relevante es la contraposi-
metafísico el sistema. Esta lectura le ha dado ción de lo que el autor ha llamado «cien-
una índole subjetiva a dicho concepto, iden- cia de Venus» y «ciencia de Marte». La
tificándolo con la libertad humana. Por esta primera está representada por la tradición
razón el texto de Lucrecio amerita una lec- de los atomistas y de Arquímedes. Este
tura filológica o humanista. En cambio, para camino de la ciencia aparece nuevamente
Serres, éste debe ser entendido como una en la actualidad, y para probarlo se apela
mínima desviación y está desarrollado dentro a nombrar a Prigogine y a las corrientes
de los esbozos del cálculo infinitesimal. Sin que denuncian o tratan de erradicar los
olvidarse de plantear que esos desarrollos mecanismos de poder que atraviesan el
comienzan con el padre del atomismo: conocimiento. Es la explicación de la natu-
Demócrito. Para que sea comprensible, la raleza, y por lo tanto del ser, como el equi-
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librio permanentemente perdido y recupe- cia de Venus, ciencia de la especificidad,


rado de los fenómenos. Es un modelo local, pues la de hoy es una crisis de la generali-
que acepta a la naturaleza tal cual es: dad y no una ruptura con la teoría de los flu-
incierta, azarosa y compleja. En tanto que jos y vías en general. Además, realiza una
la acepta y no intenta fosilizarla para fines crítica a las epistemologías de ruptura y
omnicomprensivos y manipuladores es la cambios de paradigmas, en tanto estructu-
ciencia de Venus, de la vida, de la genera- ras inconmensurables, pues para él la his-
ción. toria de la ciencia no ha visto la continuidad
En cambio, la tradición que en la anti- de la ciencia occidental, donde la revolu-
güedad tiene por abanderados a Platón, ción científica del Renacimiento no es más
Aristóteles y los estoicos, y atravesando la que un nuevo abordaje de temas antiguos,
edad media, pervive en el cartesianismo y como la hidráulica y los planos inclinados,
la razón ilustrada es, para Serres, la cien- entre otros. No sólo en los renacentistas,
cia de Marte. Ciencia abstracta, un modelo sino que el espíritu de Epicuro y su
global que no deja lugar a las circunstan- programa está en cierne en el mismo Kant y
cias y matematiza la materia sin dar cuen- retorna, caudaloso, en la termodinámica de
ta de sus estados peculiares. Así se refiere Carnot.
a la física de Descartes: «Quitar todos los En el capítulo titulado «Condiciones» se
árboles para que se pueda ver el bosque. pone a consideración el concepto de foedus
La física antigua es más fuerte que la como enlace del plano natural y el social.
moderna. ¿No será tal exceso lo que Serres hace una crítica al materialismo his-
le impidió, a los ojos de muchos y por tórico, pues, a su entender, dicha teoría pro-
mucho tiempo, ser una ciencia?» (p. 71). yecta las relaciones sociales sobre la
En esta visión crítica de la razón moderna, naturaleza, cayendo en el idealismo. En
se interpreta a la ciencia como ciencia de tanto que una posición materialista conse-
la muerte. Ciencia que considera a la natu- cuente, debe dar cuenta de la constitución
raleza como un esquema, matando así su política a través de la constitución de la
esencia. A ello ha de sumarse que se trata materia. Así, en la ciencia de Venus, el pacto
de un producto de la razón instrumental y no debe entenderse como devenido de la
por lo tanto ha posibilitado grandes males, dominación y a partir del cual se piensan
sobre todo en el siglo XX. por analogía los foedera naturae, sino como
Esta relación entre conocimiento y poder, un conjunto de relaciones sin las cuales la
que no es ajena a otras relaciones de poder materia no tiene posibilidad de existencia.
en tanto la ciencia entendida como una Por lo tanto, las leyes de la naturaleza son
única posible explicación, no sería patri- foedera coniunctiorum, leyes de la conjun-
monio de los epicúreos. El Jardín brega por ción. Y la física es la ciencia de las rela-
la prescindencia de la vida pública y la bús- ciones, del encuentro venéreo que canta
queda de la verdad para el logro de la ata- Lucrecio.
raxia, sin dejar, además —y allí está una de En el capítulo «Aplicaciones: Génesis
las novedades que introduce Serres— del texto» se hace un abordaje semánti-
de proponer un método de explicaciones co del poema. En la búsqueda por lograr
múltiples. Pero, a pesar de ello, no se niega un sistema homogéneo y ser fiel al máxi-
la contrastación racional de la matemática mo al materialismo, Serres equipara a las
y el análisis de la experiencia (el autor le letras con átomos, en un sentido que exce-
dedica todo un capítulo, el cuarto, a este de la metáfora. Así como la materia se
tema), exponiéndose, de esta forma, a la constituye de éstos últimos, las letras le
posibilidad del error. permitirán llegar a la génesis del texto.
Por lo dicho, el autor sostiene que la cri- Transforma entonces al texto en naturaleza
sis de la ciencia no puede afectar a la cien- y la combinatoria de los elementos lin-
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güísticos, en una semiótica elemental de la único que logra, es generar nuevas necesi-
ciencia. En ella se encontrarían los ele- dades, y la consiguiente pérdida del equi-
mentos fundamentales de la ciencia local librio. Por ello, según Serres, lo que hace
«Estoy en el espacio con palabras espacia- Lucrecio es reinterpretar el mito (Sísifo,
les, en un espacio en el que gravitan algu- Tántalo, las Danaides) desde una perspec-
nas palabras. Hablo de sentido, pero tiva sociopolítica, en donde el infierno es la
únicamente del sentido espacial, dirección dominación y la historia. «En el mismo
y sentido. La orientación es una constante momento que la religión desaparece y las
del topos. La semiótica es ante todo una fábulas han perdido su sentido, la leyenda
topología.» (p. 172) Ese sentido local y dis- recupera su sentido literal: dice las cosas
perso es el que permite el discurso, dis- que hemos de leer y dice como leerlas. En
cursus y su traslación: la traducción. En definitiva, las narraciones religiosas for-
este mismo sentido hace un análisis del tér- man, como arcaismos, las ciencias huma-
mino versus como parte del campo semán- nas.» (p. 199)
tico de verto y de vertex. A propósito del La permanente insatisfacción humana
análisis del ritmo, también habla del tiem- lleva a la propuesta epicúrea de necesitar el
po, la historia y el río heraclíteo para afir- minimum, volviendo así al cálculo infinite-
mar la objetividad del conocimiento, tema simal, y con ello lograr la ataraxia como
ya tratado en las condiciones gnoseológi- medio para recuperar el equilibrio. Ética
cas de la física epicúrea, pero al que aquí local, ciencia local. La posibilidad de soste-
se le agrega la crítica a la modernidad en ner la razón —globalizadora por excelen-
cuanto pone como eje de su teoría del cia— y la forma de hacerlo sería el gran
conocimiento al sujeto. problema a resolver y, con ello, abandonar
En los dos últimos capítulos («Historia» la ciencia de Marte y la racionalidad que la
y «Moral») Serres se refiere a los libros del sustenta.
De rerum natura que tratan sobre la histo- La novedad, junto con la compleja trama
ria, entendida desde una perspectiva y la diversidad de elementos que se utilizan
histórico-natural y la evolución de la vida para elaborarla, además de una escritura a
social y sus consecuencias morales y éti- veces intrincada, hacen de este libro una
cas. La historia humana, como la ciencia, lectura difícil, pero, sobre todo, polémica.
es aleatoria y estoclástica. Por lo tanto, es Sin embargo, más allá de los acuerdos o
necesario el entendimiento de distintos tipos desacuerdos que cada lector establezca con
de tiempos y no sólo el que rige el mode- él, es de imprescindible conocimiento para
lo espacial de la física newtoneana. De esta aquéllos que están interesados por un campo
forma se salva la confusión de que el tiem- tan amplio que va de la filosofía y la filo-
po de la historia es vectorial, cuando en rea- logía antiguas, a los debates sobre la razón
lidad es circular. No en el sentido estoico, moderna y el devenir de la ciencia occi-
sino el que rige la ley de isonomía: en dental.
distintos lugares, sin determinación prefi- Es extraño (y su ausencia opaca tan bri-
jada alguna, aquello que ha perdido el equi- llantes razonamientos) que un libro de tal
librio volverá a ese primer estado, que es envergadura carezca de todo tipo de biblio-
el que la naturaleza toda busca siempre grafía e índices. Hecho, el primero, agrava-
recuperar. do ante la escasez de notas —no pasan la
En cuanto a la evolución histórica, De veintena— que en gran parte son autorrefe-
rerum natura la muestra como otra caída renciales.
y pérdida del equilibrio, que el hombre
trata de contrarrestar con distintos meca- Laura Morales
nismos evolutivos de índole social (técni- Universidad Nacional del Sur
ca, propiedad privada, gobierno). Esto, lo FONCYT

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