Está en la página 1de 10

“AÑO DE LA UNIVERSALIZACIÓN DE

LA SALUD”

“ESCUELA PROFESIONAL DE ENFERMERÍA”

ALUMNA : VALENZUELA VALENZUELA BRENDA CAMILA

CURSO :
REALIDAD NACIONAL
CICLO : II

DOCENTE : MG. JANET MERCEDES MALDONADO ORMEÑO

TEMA : BOOMS ECONÓMICOS EN EL PERÚ

ICA – PERÚ
2020
EL GUANO EN EL PERÚ

 ¿QUÉ ES EL GUANO?

El guano (del quechua wánu, 'abono') es el sustrato resultante de la acumulación masiva


de excrementos de murciélagos, aves marinas y focas en ambientes áridos o de escasa
humedad. Como abono, el guano es un fertilizante altamente efectivo debido a su
excepcional contenido alto en los tres componentes principales para el crecimiento de las
plantas: nitrógeno, fósforo y potasio.

 HISTORIA:

El guano se recolecta de varias islas e islotes del océano Pacífico, particularmente


del Perú y Nauru, y en otros océanos (por ejemplo en la isla Juan de Nova). Estas islas han
sido el hogar de colonias de aves marinas durante siglos y el guano acumulado tiene muchos
metros de profundidad.

El guano de las islas, particularmente de las islas Chincha, en el Perú, fue explotado en


el siglo XIX y principios del siglo XX y fue su gran producto de exportación durante mucho
tiempo.

El guano comenzó a explotarse a partir del año 1845 y, por sus propiedades como fertilizante,
era importado por países como Inglaterra y Estados Unidos.

El guano peruano sigue teniendo gran demanda por ser un fertilizante natural de la agricultura


ecológica, que sustituye los abonos artificiales por los de origen natural.

 EL GUANO DE LAS ISLAS DEL PERÚ:

Veintidós islas en Perú concentran los excrementos de millones de aves


marinas, el mejor fertilizante orgánico que se conoce.

Alexander Von Humboldt estornudó. Estaba


midiendo la temperatura del aire y del agua en
costas peruanas cuando vio a unos
hombres recogiendo un polvo amarillento. A
medida que se aproximaba a ellos, un fuerte olor
a amoniaco crecía y sus estornudos eran cada
vez más frecuentes. Al fin lo descubrió: lo que
recolectaban manualmente eran excrementos de
aves marinas que se habían ido acumulando,
dando lugar a montículos de hasta 70 metros.
Aquellas heces convertidas en polvo les servían a
los autóctonos para abonar la tierra y no lo sabían
aún, pero aquello que llamaban wanu era uno de
los mejores fertilizantes del mundo. Humboldt
sucumbió a la tentativa de recogerlo y llevó una
muestra a Europa. Comenzaba el siglo XIX y, con
él, la fiebre del guano.

En la zona de mayor concentración de aves


guaneras también prolifera el tipo de pez del que
se alimentan: la anchoveta peruana, un pequeño
pez que vive cerca de la costa. La corriente de Humboldt —corriente marina que recibe
este nombre en honor a su descubridor— es la causante de la abundancia de esta
especie.

El frío de estas aguas propicia la escasez de lluvias que, a su vez, permite que el guano
se conserve y se solidifique. Por esta razón, el mejor guano se encuentra en la costa
peruana y sus islas, que son lugares especialmente áridos. Una isla guanera en el siglo
XIX podía llegar a estar habitada por un millón de aves marinas, capaces de generar
miles de toneladas de heces al año.

 LA ERA DEL GUANO:


La explotación del guano empezó en 1841 en las islas de Chincha, las de Lobos de
Afuera y Lobos de Adentro y las islas del sur hasta Tarapacá. El interés que
paulatinamente despertó esta lucrativa actividad se plasmó en la inestabilidad de los tres
primeros contratos de explotación, firmados entre 1841 y 1842, en los que el Estado
buscaba obtener cada vez un beneficio mayor. Así, lo que empezó siendo un sistema de
contrato de alquiler concedido a un inversionista, Francisco Quirós, derivó en un convenio
que otorgaba al Estado el 64 por ciento de los beneficios y, finalmente, se pactó
entregarle a este el 75 por ciento del ingreso líquido

La explotación del guano


Inicialmente se recurrió a esclavos y presidarios para la extracción del guano en las islas.
A partir de 1850, cuando empezó la inmigración asiática, los culis fueron los más
requeridos. Si bien en sus contratos de introducción al Perú se especificaba que no
podían trabajar en el guano, los culis fueron sometidos a tantos atropellos que su
situación pasó ser similar a la de los esclavos. También se utilizaron obreros chilenos,
aunque en menor escala. Los trabajadores no contaban con seguridad para evitar
accidentes o enfermedades y sus jornadas de trabajo podían llegar a ser de 16 horas.

Los inversionistas
El Estado se encontraba en crisis fiscal pues no había logrado cubrir los gastos que se
habían generado desde las batallas de la independencia. En esas condiciones, ni el
Estado ni los capitalistas nacionales podían competir con las compañías europeas y
estadounidenses en la inversión que significaba la explotación del guano. El predominio
de extranjeros y la ausencia de inversionistas peruanos fueron cuestionados en la década
de 1850 por el Congreso, que decidió que no se firmasen nuevos contratos si no se
incluía a

capitalistas nacionales. Así, los extranjeros formaron empresas mixtas, pero sin permitir
que la participación nacional los sobrepasara.

Las consignaciones o inversiones


El Estado acordó ceder a los empresarios la explotación del guano en lugares específicos
y por un periodo determinado que no superaba los nueve años. Estos inversionistas o
consignatarios debían asumir todos los gastos, desde la extracción hasta la venta. Al
ingreso bruto se le descontaban los gastos y el producto neto se dividía entre el fisco y los
consignatarios. Este acuerdo acabó por convertir al Estado en deudor de los
consignatarios, pues estos adelantaban los beneficios que correspondían al fisco en
calidad de préstamos que debían ser amortizados con elevados intereses. El
acaparamiento de la explotación del guano por los capitalistas extranjeros, así como su
deshonestidad provocaron denuncias contra el sistema. Las principales sospechas
recayeron sobre la casa británica Gibbs y la casa francesa Montané. Los empresarios
vendían el guano en el exterior a un precio menor al oficial, perjudicando la venta del
guano del Estado.

El contrato Dreyfus
La ruptura con los consignatarios ocurrió durante le gobierno del presidente José Balta.
Este le encargó al ministro de Hacienda, Nicolás de Pierola, que convocara una licitación
en París para vender dos millones de tonelada de guano, sin informas de esto a los
consignatarios. La buena pro fue otorgada a la firma francesa Augusto Dreyfus y
hermanos, que ofreció excelentes condiciones, entre ellas, cubrir la deuda externa con
cinco millones de soles. Los consignatarios llevaron el caso ante el Poder Judicial, pero el
convenio con Dreyfus siguió adelante. Las ventajas del contrato se esfumaron pronto,
pues no se invirtieron los ingresos en actividades productivas a corto plazo sino a
ferrocarriles. El contrato se canceló en 1875

Guano y Progreso
Los ingresos producidos por la explotación del guano permitieron atenuar las deudas que
se arrastraban desde la independencia. los beneficios de este nuevo negocio se vieron
particularmente en los gobiernos del presidente Ramón Castilla.
EL CAUCHO EN EL PERÚ

 FIEBRE DEL CAUCHO EN EL PERÚ:

Un producto de exportación que creó una gran expectativa y tuvo una extraordinaria
bonanza, pero que dejó poco para la economía regional y nacional fue el caucho de la
Amazonía. La demanda por este producto estaba asociada a la fabricación de llantas para
los automóviles, un medio de transporte que empezaba a generalizarse en los países
desarrollados. Los inicios de sus explotaciones se remontan a los años finales de la
Guerra con Chile y su auge se vivió a comienzos del siglo XX, hasta 1912,
aproximadamente. El sistema de explotación era en realidad la extracción de un producto
natural que era transportado por los ríos de la Amazonía hasta la ciudad de Iquitos, desde
donde el caucho era embarcado directamente a Europa.
Aunque es difícil cuantificar las exportaciones por la gran cantidad de contrabando, al
parecer hacia 1910 el caucho llegó a representar el 30 % del total de las exportaciones
peruanas. Luego desapareció casi por completo, cuando intereses británicos encontraron
más rentables y seguras las fuentes de goma que provenían de las plantaciones
instaladas en sus colonias de la India y Ceilán. 
El del caucho fue un sistema de explotación salvaje, primitivo y silvestre, que depredaba
recursos y expoliaba a los nativos y a los serranos enganchados que eran llevados a
trabajar a la Amazonía. Los trabajadores eran sometidos a un sistema de virtual
esclavitud y se limitaban a recoger el caucho de los árboles en condiciones de total
aislamiento. Como entre los nativos de la región no se había desarrollado una sensibilidad
por el salario, los empresarios caucheros recurrieron a "incentivos negativos" para
estimular el trabajo, como el castigo físico, la extorsión y el secuestro. Se hicieron
famosas las "correrías" (expediciones de reconocimiento y recolección de caucho), donde
los caucheros entraban a la selva liquidando a poblaciones nativas. Estos abusos y las
difíciles condiciones para transportar el caucho generaron una serie de denuncias que
alcanzaron una resonancia internacional.
Los empresarios del caucho eran una suerte de exploradores, como Carlos Fermín
Fitzcarrald, de Ancash, quien dominó la región del río Ucayali; y Julio César Arana, de
San Martín, quien creó un imperio casi personal en la región del río Putumayo. Estos y
otros empresarios y comerciantes ubicados en Iquitos hicieron de la noche a la mañana
grandes fortunas que se consumieron en artículos de lujo traídos de Europa y del Brasil a
precios astronómicos. Iquitos, puerto fluvial del departamento de Loreto y conectado a
Manaos por el río Amazonas, vivió sus años de apogeo. De haber sido un pequeño
poblado con funciones de exploración y control de frontera, pasó a contar con unos veinte
mil habitantes. En 1897 fue convertido en la capital departamental, desplazando a
Moyobamba.
La riqueza del caucho llevó a su clase empresarial a pretender separarse de la República
peruana en rebeliones que debieron ser sofocadas con el ofrecimiento de privilegios
fiscales y con tropas que tras una penosa travesía por dos océanos llegaban al escenario
de conflicto con más de un año de retraso. Algunos años después, en 1921, cuando ya
habían pasado los años del auge del caucho, apareció otro intento separatista, dirigido
por el capitán Guillermo Cervantes, quien apresó a las autoridades civiles, instaló un
gobierno provisional en Iquitos y llegó a emitir billetes que circularon en la región. Este
intento también fue sofocado desde Lima.

Istmo de Fitzcarrald
El descubrimiento de grandes bosques de árboles de caucho y jebe en los territorios del
actual departamento de Madre de Dios, en el Perú, especialmente en los ríos Manu
y Tahuamanu, Las Piedras y Los Amigos, puso a esta zona en la mira de los caucheros.
Los viajes de exploración se sucedieron, entre ellos los del coronel Faustino Maldonado,
quien murió ahogado en 1861, y el prefecto del Cusco, Baltasar de la Torre, también
muerto trágicamente en 1873, en el curso de una expedición por el río Madre de Dios.
El acceso a la región, sin embargo, resultaba difícil, y más aún transportar los productos a
los mercados europeos. El camino hacia el Cusco o Arequipa era excesivamente largo y
aún no se había descubierto la ruta por el río Madre de Dios hasta el Madeira y el río
Negro, para llegar al puerto de Manaos y de allí al océano Atlántico a través del río
Amazonas.
La base de los caucheros peruanos se encontraba en Iquitos, por lo que era de suma
importancia establecer una ruta practicable que comunicara los departamentos
de Loreto y Madre de Dios. Una parte de este trayecto se podía efectuar por río, entrando
por el Ucayali hasta sus nacientes en la unión del río Tambo y el río Urubamba. Desde
ahí, la ruta se tornaba más problemática, pues no se conocía la forma de pasar desde
algún afluente del Urubamba a algunos del Purús o del Madre de Dios, y la carretera era
entonces inviable.
El final de la "fiebre cauchera"
Empresarios y negociantes embarcándose
desde el puerto de Iquitos para volver a Europa, huyendo
de la Gran depresión económica cauchera.

Las selvas amazónicas


de Sudamérica proporcionaban un clima de
tipo tropical que resultaba el más adecuado para
el crecimiento de la hevea brasiliensis, la planta
productora del caucho, pero ciertamente dicho
clima podía ser encontrado en otras regiones del
mundo en las cuales la hevea brasiliensis pudiera
ser introducida. Aunque la exportación de la hevea
brasiliensis resultaba un riesgo, los gobiernos sudamericanos no habían tomado medidas
para impedirlo, siendo muy difícil implantar un control efectivo en un territorio donde la
autoridad efectiva recaía en los grandes empresarios caucheros y no en los
representantes gubernamentales. Ya en 1873 el explorador británico Henry Wickham,
como agente de su gobierno, había conseguido hurtar 70,000 semillas del árbol del
caucho para llevarlas clandestinamente a Gran Bretaña y aclimatarlas en invernaderos,
entendiendo Wickham que una gran parte de las semillas sustraídas se perdería al no
poder ser aclimatadas.
Recién en 1876 botánicos británicos lograron que germinara el 4% de las semillas
robadas por Wickham y tras este éxito enviaron 2,000 semillas nuevas a las colonias
británicas de Ceilán y Singapur para aclimatarlas en el trópico. En 1883 fueron sembrados
árboles del caucho en las Indias Orientales Neerlandesas (actual Indonesia) y ya
en 1898 existían una plantación de caucho en la colonia británica de Malasia, con lo cual
los caucheros sudamericanos empezaban a perder el monopolio mundial del caucho. La
eficiencia de las plantaciones coloniales asiáticas y el menor coste que el caucho asiático
suponía para los grandes consumidores europeos causó que los precios del caucho en
los mercados mundiales empezaran a reducirse. Además, las plantaciones de caucho
empezaron a difundirse en zonas bajo control colonial europeo dotadas
de ferrocarriles y carreteras adecuadas, cercanas además a amplios puertos (a diferencia
de la larga y costosa travesía del caucho por el río Amazonas), lo cual causó que los
principales consumidores de caucho en el mundo (Europa y Estados Unidos) redujeran
drásticamente sus compras de caucho sudamericano desde 1910.
En 1912 la reducción de las compras se hizo más aguda y ello causó una repentina
disminución de los ingresos de los caucheros de Sudamérica, quienes nunca habían
calculado la posibilidad de enfrentar una competencia y confiaban en el "flujo permanente"
de riquezas. El lujo que por años había adornado las ciudades de Manaos, Belém do
Pará, e Iquitos desapareció entonces súbitamente, mientras compañías caucheras se
declaraban en quiebra poseyendo vastas plantaciones de caucho que ya no reportaban
riqueza alguna. Al mismo tiempo los migrantes de todo tipo que llegaron atraídos por la
riqueza cauchera abandonaban la región en cuanto les era posible hacerlo, pues la
explotación del caucho era la única actividad productiva que sostenía la economía local.
Caído el "ciclo del caucho" solo quedaban haciendas y localidades que pasaban del boato
a la pobreza en breve plazo, mientras toda la región sufrió un abrupto descenso de
población. El mismo Ferrocarril Madeira-Mamoré, inaugurado en abril de 1912, devino en
una obra inútil pues para esa época el fuerte descenso de los precios del caucho hacía
prohibitivo el transporte por tren.
Hacia 1914 la fiebre del caucho ya había desaparecido, sin haber generado una riqueza
duradera para los países de Sudamérica. El fin del ciclo económico del caucho causó que
las poblaciones de la selva amazónica se vieran
forzadas a retornar a una economía basada en
la agricultura, pero sin retornar al nivel de ingresos
ganados con el caucho, en tanto el aislamiento tornaba
muy onerosa la exportación de este.

EL BOOM PESQUERO EN EL PERÚ

Corrían los años cincuenta. La fauna marina era muy variada en nuestro mar, todo
parecía ser que la Corriente de Humboldt favoreciera una ictiología muy pródiga para la
pesca de consumo e industrial hasta que se descubrió las bondades de la anchoveta, un
pez que tiene como característica desplazarse en cardúmenes por todo el mar de la costa
peruana que, a su vez, tiene un exuberante fitoplancton, un alimento de toda la fauna
ictiológica del litoral peruano.
Allí hace su aparición el tacneño Luis Banchero Rossi, un comerciante que empezó
vendiendo cuanto producto podía ser rentable. Y como vendedor de alcohol conoció la
caleta de Chimbote, mucho antes que se convirtiera en una zona industrial y cuyo auge se
debió precisamente a él. Se convirtió en financista con muy poco capital. En 1955, con las
utilidades de sus negocios compró su primera fábrica de envasadora de pescados, la
llamo FLORIDA (envasaban Bonito - primo hermano del Atún), y ya contaba con 100.000
mil soles; después adquirió barcos para pescar por su cuenta y así aminorar costes.
Creció de forma geométrica adquiriendo fábricas de harina y aceite de pescado que
estaban en quiebra reflotándolos, y también construyó nuevas. Poseía 10 inmensos
complejos pesqueros, tenia al morir más de 320 barcos de todo tamaño y propósito
(superando las 50 toneladas métricas por barco) para llenar las bodegas de sus fabricas
de materias primas.

Era tal el auge de la harina de pescado que cerca de sus fábricas, construyó casas para
sus trabajadores y escuelas para sus hijos, luego postas médicas para los lugares donde
se extendió su imperio pesquero. Siendo el peruano que más fuentes de trabajo había
creado en Chimbote que se convirtió, al poco tiempo, en una ciudad de migrantes de todo
el país, pero sobre todo de la zona de sierra norte. Hoy se expandió tanto que se fundó la
ciudad de Nueva Chimbote.
En 1968, Banchero Rossi fue nombrado
presidente de la Sociedad Nacional de
Pesquería. Fue entonces cuando promocionó la
investigación científica del océano y donó
equipos para incentivar los hábitos alimenticios
de consumo de pescado en la población. Se
crearon las facultades de pesquería en varias
universidades con su apoyo.

Los ingresos brutos de sus industrias en 1970


bordeaban los sesenta millones de dólares al
año, con intereses solo pesqueros. Otras actividades colaterales fueron los Astilleros
PICSA (En el callao y Chimbote), pesca, minas, aviación, periódicos (Correo, Ojo;
publicándose la primera en varias provincias del Perú) entre otras industrias.
"Los pesqueros somos hombres que hemos ingresado a la pesquería con una
imaginación. De tanto andar entre los peces nos salieron agallas. Con imaginación y con
agallas, ha sido posible en menos de doce años convertir a nuestro país en la primera
potencia pesquera del mundo" dijo una vez.

El 1 de enero de 1972 es asesinado en su casa de campo en Chaclacayo a los 42 años,


justo cuando se había montado un mercado demandante de la harina de pescado en el
mundo. La harina de pescado es la mejor fuente de energía concentrada para la
alimentación de animales. Y así también terminó el boom pesquero porque, después de
su asesinato, sus empresas fueron nacionalizadas por el gobierno dictatorial de Juan
Velasco Alvarado, fundándose PESCA PERÜ. Fue tal el auge de entonces que se
instauró el Ministerio de Pesquería y se construyo el complejo que hoy es el Museo
Nacional en la Avenida Javier Prado. Pero, posteriormente, nos dimos cuenta que se
había sobreexplotado tanto que había el temor de extinguir la anchoveta y el bonito. Si
bien es cierto que por todos los descuidos, perdimos la hegemonía pesquera en el
mundo, ya que otros países como Japón, pescan en nuestro mar con los barcos de
arrastre de gran capacidad y tecnología, si que se pueda controlar por la poca
infraestructura pesquera nacional.
A pesar de todo, los principales productores en el mundo son Chile (con la anchoveta que
pasó de nuestro litoral al de Chile), y el Perú, siendo este último el primer productor
mundial. Con un 70% a 80% del producto en forma de proteína y grasa digerible, su
contenido de energía es notablemente mayor que muchas otras proteínas animales o
vegetales ya que proporciona una fuente concentrada de proteína de alta calidad y una
grasa rica en ácidos grasos omega-3, DHA y EPA indispensables para el rápido
crecimiento de los animales. Como alimento para aves, aves ponedoras, cerdos,
rumiantes, vacas lecheras, ganado vacuno, ovino y el desarrollo de la piscicultura,
disminuyendo notablemente los costos de producción industrial de estos animales por su
rápido crecimiento, su mejor nutrición, la mejora de la fertilidad y la notoria disminución de
posibilidades de enfermedades. De acuerdo a estudios realizados por la International
Fishing and fish Oil Organization (FFO), se estima que para el año 2013 los
requerimientos de harina de pescado se elevarían en 4 millones de toneladas métricas
debido a la variedad de aplicaciones de este producto industrial marino. Su uso puede
estar limitado por la disponibilidad o el costo.
Los principales mercados de la harina de pescado y de consumo son la República
Popular China y la Unión Europea aunque las exportaciones se realizan a más de
cincuenta países por los dos productores mundiales más importantes, aportando éstos, el
setenta por ciento de la oferta de harina de pescado a nivel global.

También podría gustarte