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El Concilio Vaticano II ha dado una respuesta clara: "Incumbe a la Iglesia por mandato divino ir
por todo el mundo y anunciar el Evangelio a toda creatura". Y en otro texto afirma: "La Iglesia
entera es misionera, la obra de evangelización es un deber fundamental del pueblo de Dios".
Paradójicamente, el mundo, que a pesar de los innumerables signos de rechazo de Dios lo busca
sin embargo por caminos insospechados y siente dolorosamente su necesidad, el mundo exige a
los evangelizadores que le hablen de un Dios a quien ellos mismos conocen y tratan
familiarmente, como si estuvieran viendo al Invisible. El mundo exige y espera de nosotros
sencillez de vida, espíritu de oración, caridad para con todos, especialmente para los pequeños y
los pobres, obediencia y humildad, desapego de sí mismos y renuncia. Sin esta marca de
santidad, nuestra palabra difícilmente abrirá brecha en el corazón de los hombres de este
tiempo. Corre el riesgo de hacerse vana e infecunda."(Revisar Evangelii nuntiandi 76).
1. La Espiritualidad
http://es.catholic.net/op/articulos/10016/cat/458/que-es-la-
espiritualidad.html#modal
http://es.catholic.net/op/articulos/10016/cat/458/que-es-la-espiritualidad.html#modal
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p4s1c2a3_sp.html
Catecismo de la Iglesia Católica 2683 y 2684.
2. San Agustín.
1. Todos los cristianos, por el bautismo, están llamados a la santidad (cf. 1Ts
4,3), de la que Cristo es autor y meta1 . Sin embargo, el camino que conduce
a la plenitud de la vida cristiana y a la caridad perfecta2 no es único, porque
son varios los carismas3 .(Leer Capítulo 1 de la constitución de la orden de
san Agustín (http://www.oalagustinos.org/for/archivo4.pdf)
Agustín joven que no se quedo con lo enseñado por su madre, sino que fue en
la búsqueda de la verdad. Verdad que descubrió y concluye que no se
encontraba fuera de sí, en lo externo, sino dentro de él.
En esta situación que estamos atravesando San Agustín nos invita a ir dentro
de nuestra casa, literalmente, pero también dentro de nosotros mismos, de
nuestra casa propia, nuestro interior.
¨Agustín vive lo que san Pablo indica a Timoteo y a cada uno de nosotros:
anuncia la palabra, insiste en el momento oportuno y no oportuno, anuncia el
Evangelio con el corazón magnánimo, grande. ¨
¨El tesoro de Agustín es precisamente esta actitud: salir siempre hacia Dios,
salir siempre hacia el rebaño... Es un hombre en tensión, entre estas dos
salidas; no «privatizar» el amor... ¡siempre en camino! Siempre en camino.
¡Siempre inquieto! Y ésta es la paz de la inquietud. Podemos preguntarnos¨:
¿estoy inquieto por Dios, por anunciarlo, para darlo a conocer? ¿O me
dejo fascinar por esa mundanidad espiritual que empuja a hacer todo
por amor a uno mismo?
¨ La inquietud del amor impulsa siempre a salir al encuentro del otro, sin
esperar que sea el otro quien manifieste su necesidad. La inquietud del amor
nos regala el don de la fecundidad pastoral, y nosotros debemos preguntarnos,
cada uno de nosotros¨ ¿cómo va mi fecundidad espiritual, mi fecundidad
pastoral?