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REVISTA GESTION

UNA VISION APASIONADA – entrevista a Jorge valdano

Claves para armar equipos exitosos y liderarlos con eficacia

Se sabe lo difícil que es pensar mientras se corre, tomar decisiones en medio de grandes
tensiones emocionales y tener que ejecutarlas de inmediato. Jorge Valdano lo aprendió cuando
era jugador de fútbol profesional y, más adelante, al convertirse en entrenador, puso a prueba
su capacidad de liderazgo. Esa experiencia le permite asegurar que un gran equipo no se logra
con talentos excepcionales, sino con talentos complementarios. “Siempre que he tenido que
armar un quipo – dice -, me he preocupado por buscar individuos distintos. Si uno los elige
parecidos, lo que logra es un rebaño obediente, si uno contrata sólo a los sobresalientes, lo que
logra es una estéril guerra de egos”.

Además de la complementariedad, qué otras condiciones son indispensables para que un


equipo, en el fútbol o en las empresas, tenga éxito?

El motor que pone en marcha a las personas son los sueños. De allí que la visión, como los
sueños, resulte fundamental cuando la realidad no alcanza; porque es muy pequeña, porque no
responde a nuestra ambición o, sencillamente, porque las cosas han cambiado. En definitiva, se
trata de ver el final del camino, en lugar de dejarse llevar por los acontecimientos.

En la década de los 50’, cuando el negocio del fútbol se financiaba exclusivamente con la venta
de entradas, el Real Madrid tuvo un presidente visionario. En una España en la que escaseaba el
cemento, plena postguerra, Santiago Bernabeu construyó un estadio para 120.000 personas.
Luego, para llenar ese estadio contrató a un jugador extraordinario: Alfredo Di Stefano. De la
estela de esa visión, el Real Madrid vivió 50 años y llegó a ser el mejor club del siglo XX.

Por otro lado, cuando logramos que el equipo comparta la visión y le brinde su apoyo, queda
implícito el compromiso de hacerla realidad. Además, la visión proporciona un sistema para
tomar decisiones. A partir del momento en el que existe un compromiso y una meta común, las
decisiones son más sencillas porque todos saben la razón de cada paso que dan.

Suponiendo que todas esas condiciones estén dadas, qué hace falta para lograr la
operatividad?

La visión nos pone ante algo nuevo; y todo lo nuevo, como cualquier proceso de cambio,
provoca incertidumbre, y hasta miedo. En consecuencia, para quitar la angustia y poder pasar a
la acción hace falta un procedimiento, con reglas y pasos claramente definidos. Es un ejercicio
que lleva tiempo, pero resulta imprescindible para que todos marchen con seguridad hacia el
mismo fin.
Qué cualidades debe reunir un líder?

El visionario traza el ideal, pero se recibe de líder cuando convence. Para lograrlo, algunos
transmiten ideas innovadoras, otros apelan a un mensaje emocional. Cada individuo, según su
personalidad tiene su propia manera de seducir. Pero no se puede ser líder sin la capacidad de
transmisión. Los auténticos líderes son grandes conocedores de la condición humana, saben
cómo despertar pasión, y cómo administrar libertades y responsabilidades. Pero el mejor líder,
a mi juicio, es el que prepara a los individuos para que se lideren a sí mismos en momentos de
gran presión. El “hiper líder”, en cambio, concentra mucho poder de decisión y, de alguna
manera, impide que los miembros de un equipo desarrollen todo su potencial. Uno descubre el
“defecto” de estos personajes el día que se van, dejan una sensación de desamparo en el
equipo. El verdadero líder, a través de la enseñanza y de los procedimientos, genera una saga
de liderazgo, porque le da a cada persona el especio que necesita para crecer.

Qué hace creíble a un líder?

Nada seduce más que la inteligencia, pero si, hablamos de mantener la credibilidad, el atributo
central es la coherencia. Los líderes creíbles son aquellos que hacen lo que dicen.

Otra misión fundamental del líder es motivar. Qué estrategia da mejor resultado?

La que hace sentirse eficaz. Quien se siente eficaz encuentra en ese sentimiento factores
motivantes. Tampoco debemos olvidar que la motivación es directamente proporcional a la
recompensa. Y no me refiero sólo a la económica. Hablo de la necesidad de que el trabajo sea
reconocido. Hay motivaciones extrínsecas, intrínsecas y trascendentes. Es necesario jugar con
todas. Cómo se motiva a jugadores del Real Madrid, que lo tienen todo? Apelando a lo
trascendente: hacerles ver que juegan para la gloria, para quedar en el recuerdo de la gente.

Cómo se motiva a un equipo que se fue al descanso perdiendo tres a cero, o la gente de una
empresa que lleva tres años de resultados negativos?

No son casos comparables. El primero exige una medicina de shock. El entrenador tiene que
generar un estado casi bélico en el equipo, para que reaccione de un modo heroico. En cambio,
no parece lógico que el líder de una empresa que ha sido incapaz de obtener resultados
positivos durante tres años, sea el mismo que la saque a flote.

Es partidario de la autoridad o de la persuasión?

La autoridad está implícita en el líder, pero tiene aliento corto. Es capaz de generar soluciones
muy eficaces, pero son soluciones para tiempos de guerra. Y, ya se trate de un equipo de fútbol
o de una empresa, no se puede declarar el estado de guerra permanente. Se ve con claridad en
el fútbol. Algunos equipos parecen jugar con una tensión competitiva que los pone al borde de
la euforia, pero la euforia es un estado de excepción del ánimo. Y los estados de excepción
duran lo que duran. De allí que la autoridad, que es una manera de declarar el estado de
excepción, sólo sirva en situaciones excepcionales.

Cuál es la actitud a tomar frente a un conflicto?

Toda organización debe elegir un conjunto de normas de convivencia, el respeto a esas normas
previene desacuerdos. De todos modos, el conflicto forma parte de la vida y conviene no
tenerle miedo. Los latinos somos cobardes para enfrentarlo. Los sajones, también en este
sentido, son más prácticos. Es imposible evitar el conflicto y lo peor es esconderlo. Hay que
ayudar a que se manifieste. Cuanto antes explote, antes se purifica el ambiente. El equipo de
fútbol argentino que ganó el mundial del 86’y del cual formé parte, es un buen ejemplo.
Bastaron tres reuniones de sinceramiento – hasta brutal, diría- para que se resolvieran algunas
desconfianzas individuales y nos concentráramos exclusivamente en la competencia.

Sin necesidad de un mediador?

Hay grupos inmaduros, que requieren la intervención de una personalidad fuerte, y hay grupos
maduros, que son capaces de autogestionarse. Aquel grupo era maduro.

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