Está en la página 1de 2

UNAI TARDE A ABEL (principalmente).

Ni te imaginas lo malvado que puedo llegar a ser, y sabes por qué, porque yo no soy un monstruo como
vosotros, a mí me ha dado tiempo a pensar, mi crueldad es una ecuación perfecta, en el fondo he abusado
de vuestra monstruosidad. No puedes hacerme daño. He meditado la manera de hacerte más daño, he
meditado porque no soy un monstruo. Tú eres más monstruoso, eres el origen. Pero le puedo hacer daño a
una mujer. Sé por qué enloquece una mujer. Todos los hierros del infierno no podrían hacerte más señales.
Conozco la mejor manera para destruirte. Mis palabras serán tóxicas sobre tu oído. El insecto de mi lengua
verterá los huevos que pudrirán tu cerebro. Mi palabra será para ti la tumba prematura donde sufrirás para
siempre. Sé por qué enloquece una mujer. Al escucharme te volverás tan horrendo como un. No sabrás
cómo deshacerte de todo el veneno que perforará tus arterias. Voy a destruirte con cuatro palabras. Con
cuatro palabras. Con cuatro palabras haré que te crezcan corazones sangrantes por todo el cuerpo para
que no soportes el dolor. Eres bueno. Todavía no sabes qué es la destrucción. Ella si sabe que es la
destrucción (coge a Ana y se acerca a ella). Otra que también ha fornicado conmigo, otra que también ha
metido su lengua en mi boca. Y ya no puedes hacer nada para impedirlo. Y no era la primera vez. Pero una
mentira basta. No sabemos si existe la verdad Pero siempre existe la mentira, Una mentira. La primera vez
que me dirigí a mi madre fue para mentirle, pero la primera vez que me dirigí a mi padre fue para decirle la
verdad. Deberían haberse apiadado de mí, mis padres. No me amaban, estoy seguro, no me amaban. Si me
hubieran amado me hubieran dejado morir. Muchas veces he buscado la muerte, pero la muerte ha huido
de mí. Muchas veces he dicho que la muerte no es distinta de la vida. Lo decía porque necesitaba estar
muerto y necesitaba que los muertos estuvieran vivos. Muchas veces he dicho que la muerte no es distinta
de la vida. ¿Has querido alguna vez a alguien? ¿Te han amado alguna vez? Mírala (refiriéndose a Josy) ella
me ama. Dije que algún día moriría por esa causa. Ellas eran infelices, te lo aseguro, tampoco querían vivir.
¿Por qué mis padres me dejaron vivir? Pero tú eres bueno. Hemos intentado que fueras bueno. Hay
personas tan buenas que son inmensamente dañinas, como yo. Te equivocas hermano, yo no elegi ser así.
Tengo mucho miedo de mi, ahora solo me gustaría dormir, morir……….tal vez soñar.

ABEL

(Refiriendose a Josy) Déjala. Que llore. Que se muera. Deja que se muera de amor. Ella sola. Que llore. Llora,
llora por mi culpa. (a Unai) Tu epidemia se merece unas cuantas lágrimas. El mundo te lo agradecerá. Eso es,
así, muy bien. Muérete. Poco a poco. No soy egoísta. Soy un hombre. El maldito descubrimiento nos
convirtió para siempre en hombres. Yo me hubiera quedado con Dios y hubiera empalado a los herejes.
Idiotas como tú. (A Josy) Llora, llora, no dejes de llorar. Ya sé que estoy loco. Me gusta estar loco. Suelo
estar loco un par de veces a la semana. Preferentemente los viernes y los sábados. Cuando estoy loco soy
capaz de obligarme a dormir hasta las cinco de la tarde. Al despertar me golpeo la cabeza con los puños o
contra los barrotes de la cama.

Mientras lo hago no puedo pensar. No puedo sentir. Ni siquiera me doy cuenta de si no puedo pensar o no
puedo sentir. Sencillamente no pienso, no siento. Me concentro tan sólo en la percepción del dolor. Del
ruido del dolor. Del ruido de mi mano contra el dolor. Del ruido de la madera de mi cama contra el
dolor. Es fascinante ese intervalo de ausencia total de sensibilidad. Como una habitación esférica de dos
metros de diámetro completamente blanca. Es la ausencia de esquinas, de suelo, de techo, de puertas, de
ventanas, de colores, de formas, de perspectiva, de horizonte. Es el reposo. Si me detengo no es más que
por aburrimiento, no porque no pueda soportarlo. Me aburro muy pronto de todo lo que hago. Después me
aíslo en esa especie de horrible calambre eléctrico que se produce al arrancarse los cabellos. Y mi mano
queda llena de pelo. Cuando la abro parece que llevo un animalito estrangulado. Lo más importante de este
ejercicio corporal son las lágrimas. Lágrimas vacías de contenido. Lágrimas fisiológicamente puras o
puramente fisiológicas. No como las tuyas. Tú sigue. Sigue llorando. El mío es un buen método para
controlar la producción de llanto a mi antojo prescindiendo de la pena, la angustia, la rabia, el odio, el amor
y el miedo. En resumen, prescindiendo del fin del mundo. Y de ese alma maldita que no existe y que me han
obligado a cargar.
JOSY

- Mi amor... (se acerca a sus dos hermanos)…mi amor…Despacio, despacio... Quiero que lo sepas. (a Abel) Yo
le pedía que me arrastrara del pelo por la habitación, que me retorciera los brazos, no porque el castigo me
diera placer sino porque lo necesitaba. El no quería. Entonces yo le hacía daño a él. El se enfadaba y me
ataba y me amordazaba sin intención de satisfacerme, sólo para que le dejara en paz. También le pedía que
me sodomizara. Aquello sí que le gustaba porque se corría. A mí también me gustaba porque me hacía
daño, porque le sentía más, porque escuchaba el ruido de su semen trotándome por las venas. Recuerdo
un par de sueños que seguramente soñé despierta: él me expulsaba, me encerraba en una habitación sin luz
o me arrojaba a la calle en plena noche de invierno, desnuda. Yo sólo podía llorar. Y él se burlaba. No en los
sueños, no. Se burlaba y decía: eres encantadora… Eres encantadora. ¿Estoy enferma, soy una enferma?
Dímelo… yo te amo hermano, (acercándose a Ana) Mejor dimelo tu, hermana… A veces siento como se me
hincha el cerebro de pensar tanto en él. Entonces bebo y bebo hasta provocar el vómito. Vomitando me
imagino que vomito todo el suplicio. Me imagino que al despertar por la mañana, tras esa horrible purga
alcohólica, voy a ser libre, pero compruebo que no sólo no soy libre sino que la obsesión se ha multiplicado
por mis ya novecientas noches de espantoso cautiverio, que yo misma he alimentado… las drogas sabes,
uno aprende a dejar de pensar… te quiero hermana (acercándose a Unai) Moriremos como todo el mundo,
aunque el mundo sea yo y el que tengo al lado. El mundo se acaba todos los días. Te quiero. No te
empeñes. La belleza cuerpo a cuerpo es imposible. Y a veces el cuerpo es tan gigantesco, tan terrorífico en
su inmensidad. Somos hermanos si, pero no somos los propietarios del sufrimiento. Huyamos de este
mundo, viviremos felices sufriendo, follando como locos, comiendo como cerdos. Vámonos… ¿Es que no
puedo tener miedo cuando no estoy a tu lado? …(se aleja de Unai) Ahora que todos saben que puedo
matarme por amor en cualquier momento, ahora, tendrán que pagar el doble para que no me mate.

ANA

Cuándo vas a volver a utilizar tu cuerpo?, me dije. ¿Cuándo? ¿Cuando esté surcado por arrugas? ¿Cuando te
cueste trabajo mover los brazos? ¿Cuándo tengas que parar a descansar en mitad de la escalera? ¿Cuando
seas una montaña de ropa, arrastrada por el viento del invierno? ¿Cuándo te cúeste cada vez más conciliar
el sueño y te pases las noches enteras imbécil frente a un programa de televisión? ¿Cuándo necesites ayuda
para adueñarte de los objetos?; Cuándo volverás a utilizar tu cuerpo para amar? ¿Cuando el amor sea para
tí sólo un ejercicio del recuerdo? ¿Acaso tendrás algún recuerdo del amor? ¿Cuándo volverás a utilizar tu
cuerpo para pensar? ¿Cuando seas seas el mismo libro y peor aun, cuando seas la misma página del mismo
libro, diez o quince frases, repetidas hasta el hartazgo? ¿Cuándo volverás a utilizar tu cuerpo para creer? ;
Cuando, con la muerte en los bolsillos, pesada como puñados de monedas, no hagas otra cosa que rezar
como un rumiante, pedir: «Acabemos ya con ésto» un día y al día siguiente: «ten piedad, tengo miedo a
morir»? ¿Cuándo vas a volver utilizar tu cuerpo para conocer, me dije? Cuando los ojos estén cansados,
cuando las manos no distingan áspero de suave, cuando todos los olores sean del mismo olor, cuando nada
pueda ya resultarte éxtraño o asombroso? Tus dias no pueden haber sido ni un poquito más terribles que
los días de cualquiera. Y debes creerme, me diie. Todos tenemos una muerte. Y no pretendas morir en
otros, ni nacer en otros, asi que sal ahí afuera y acércate. Aunque medie el abismo y tu cuerpo lo sepa,
transgrede. Aunque descreas del lenguaje, de
cada una de tus palabras, utilízalas. Y házlo lo mejor que puedas. Y cuando notes que otra vez vuelves a
estar sola aún entre el tumulto o entre tus seres querídos, muérete/Muérete; muérete a carcajadas

También podría gustarte