Cassirer Mito y Lenguaje PDF

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Mito V lenguaje Ernat Casslrer

En este ltbro. Cassirer se propuso tnves


tegar y 1tegar a una cooeluslOn acerca de
u" punto que habrt~•atnu~nte es dejado
Mito y lenguaje
de lado pot JOS filósofos Que se. o~pan
del Pfot\lema del ooncctmlen1o humano.~~tw
Para C8U1rer, el mito y el ~ngllél¡e apa·
re<>M stmultanet~mente en la humanidad
Pero el lentuit}e. que se origina en los
ml:5mOS gérmenes que el mito, tu. t~nido
la vlrtwi de etevBT la mente del hombtll
ntvel de la ruron. Cas.srrer muestra
ómo ello ocumó. y aJ hacerto pone de
mon•f ~to lits oecutandades del esplr'ltu
h .m no, al tlttmpo que de.scnbe los pro
aesos ae formec•Of'l de te rellgi6n y del
arte

12

Ediciones Nueva Ylel6n


Buenos Aires
Colección Fichas Ernst Cassirer
Dirigida por Guillermo Rabinovich

Mito y lenguaje
r

Ediciones Nueva Visión


Título del original en alemán: "Sprache u nd Mythos" I
Traducción de Carmen Balzer
El lenguaje y el mito; su posición dentro
de la cultura humana

El comienzo del Fedro platónico describe cómo Sócrates,


al encontrarse con Fedro, es llevado por éste lejos de las
puertas de la ciudad, hasta las orillas del río Iliso. Platón
reprodujo hasta en sus menores detalles el paisaje donde
ubica esta escena; además, sobre esta presentación flota
un brillo y un perfume como muy pocas veces se encuen-
tran en la Antigüedad en las descripciones de la natura-
leza. Sócrates y Fedro se sientan a la sombra de un alto
plátano, junto a un manantial refrescante; el aire estival
se agita benigno y dulce y está lleno del chirrido de las
cigarras. Compenetrado con este paisaje campestre, se
pregunta Fedro si acaso no sería éste el lugar donde
-según el mito- Bóreas raptó a la bella Oritia; pues
áquí el agua es pura y cristalina, como hecha para que
las jovencitas se bañen y jueguen en ella. Cuando
Sócrates fue presionado a responder si realmente creía
en ese cuento, en ese "myth ologema", replicó que
aunque no lo tomase como cierto, no por eso tendría
dudas acerca de su significado. "Pues -dijo- entonces
procedería como los 'sabios', y diría (valiéndome de una
hábil 'interpretación': ao.¡x.taJ.l€Voc:) que, cuando Oritia
jugaba con su compañera Farmacia, había sido empujada
por Bóreas, el viento norte, contra aquellas rocas; y a
Causa del peculiar carácter de su muerte, se habría lle-
gádo a decir más tarde que efectivamente fue raptada
por el dios Bóreas. Pero yo, ¡oh Fedro! -prosigue
S.ó crates-, encuentro e~to demasiado frívolo, y creo
© por Ediciones Nueva Vis.i ón SAIC, q)1e tales interpretaciones son un quehacer bastante abu-
Tucumán 3748, Buenos Aires, Rep. Argentina rrido y artificioso, por lo que no envidio a quien se
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 dedique a ellas. Pues en semejantes casos también
Impr~s.o en la Argentin~ / Printed in Argentina debería rendir cuenta de figuras como los Centauros
Prohibida la reproduccion parcial o total

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y la Quimera, y pronto se sentiría abrumado por toda tadas por la mitología filosófica y científíca. Lo que en
una caterva de análogas criaturas, como Gorgones, el espíritu del mito mismo actúa como convicción vivien-
Pegasos y muchos otros seres extraños y monstruosos; te e inmediata se convierte en un postulado del proce-
y quien, desconfiando de todos estos seres maravillosos, der reflexivo para la ciencia de la mitología; ésta impuso
se acerque a ellos con la intención de reducirlos a algo así como principio metodológico la íntima relación entre
verosímil, tendrá que consagrar mucho tiempo a este el nombre y la cosa~ y su latente identidad.
tipo de sabiduría inútil.
Este método se fue profundizando y perfeccionando
" Mas yo no tengo tiempo para dedicarme a tales a través de la historia de la investigación mitológica,
ocios, y la razón, amigo mío, es que aún no he llegado de la historia de la filología y de la ciencia del lenguaje.
a conocerme a mí mismo, tal como lo exige el precepto Si bien dicho método mitológico fue instrumento burdo
délfico. Me parece absurdo que, mientras sigo ignorán- en manos de los sofistas, y también la Antigüedad y la
dome a mí mismo, pueda ocuparme de cosas extrañas. Edad Media utilizaron ingenuas etimologías, luego adqui-
Por eso, dejo que tales cosas sean lo que sean y no rió aquella agudeza, vigor y amplitud filológica, carac-
pienso en ellas, sino en mí mismo, al meditar si es que térística de la visión espiritual, que hoy admiramos en
soy una criatura de constitución más complicada y los maestros de la filología clásica actual. Basta con-
monstruosa que la de Tifón, o si, quizá, soy un ser de frontar el análisis de los ''nombres divinos", tal como
naturaleza mucho más suave y sencilla, provista de alguna lo realiza con exagerada ironía, pero ajustándose al ideal
esencia noble y aun divina" (Fedro , 229 D y ss.). de la verdadera "explicación" de su tiempo, el Cratilo
platónico, con la fundamental obra de Usener Los
Esta clase de interpretación mitológica que los sofistas c;wmbres divinos, para destacar muy clara y palpable-
y retóricos de antaño consideraban como la más alta ,m.ente la distancia que hay entre ambas actitudes espi-
sabiduría y la flor del verdadero espíritu urbano, le rituales y entre sus métodos. Sin embargo, aun el
parecía a Platón lo más opuesto a dicho espíritu; pero :Siglo XIX acepta teorías sobre la relación entre el
aunque la haya denunciado como tal, denominándola Jenguaje y el mito, de evidente afinidad con los viejos
mera '·sabiduría campesina" (a:ypoLXCX: GOip(ÍI.), este fallo métodos de la sofística griega.
no impidió que los eruditos de siglos venideros volvieran
a entregarse a ella. Los estoicos y neoplatónicos de los .Entre los filósofos, fue especialmente Spencer quien
tiempos helenísticos compitieron en este arte, como ya 1 .intentó probar la tesis de que la veneración mítico-reli-
lo habían hecho los sofistas y los retóricos de la época 1 :giosa de los fenómenos naturales, como el Sol y la Luna,
de Platón. Y de nuevo, como antiguamente, se volvió :t enía su origen solamente en una falsa interpretación de
a utilizar la investigación lingüística y la etimología los nombres conferidos por los humanos a este tipo
como instrumentos de interpretación. En el reino de los de fenómenos. Entre los filólogos, fue Max Müller quien
fantasmas y de los demonios, así como en el de las más empleó el análisis filológico no sólo como un medio
altas expresiones mitológicas, parecía volver a confir- par~ reyelar la naturaleza de ciertos seres míticos, sobre
marse la palabra fáustica: aquí se supuso una y otra todo en el ámbito de la religión védica, sino también
vez que la esencia de cada figura mítica podía ser reco- tomo punto de- partida de su teoría general de la
nocida directamente en su nombte. La idea de que el ~nexión entre el lenguaje y el mito. El mito no es para
nombre y la esencia se corresponden en una relacion .él ni la transformación de la historia en leyenda fabu-
íntimamente necesaria, que el nombre no sólo designa, lOsa -ni una fábula aceptada como historia; y tampoco
sino que también es ese mismo ser, y que contiene ~ge. directamente de la contemplación de las grandes
dentro de sí la fuerza del ser ... son algunas de las ~nfiguraciones y poderes de la naturaleza. Más bien
suposiciones fundamentales de esa conciencia elaboradora ~42 l..o que Uamamos mito es, 5egún su parecer, algo
de mitos, suposiciones que también parecían ser acep- -~(ldtcionado y proporcionado por la actividad del

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1
lenguaje; es de hecho el resultado de una originaria defi- Max Müller saca esta conclusión: " la mitología es.
ciencia lingüística, de una debilidad inherente al lenguaje. natural, es inevitable y representa una necesidad inhe-
Toda denotación Jingüística es esencialmente ambigua... rente al lenguaje, si reconocemos en él la forma externa
Y en esta ambigüedad, en esta ..paronimia" de las pa- Y manifestante del pensamiento : ella es, en resumidas
labras, está la fuente de todos los mitos. cuentas, la oscura sombra que el lenguaje proyecta sobre
el pensamiento, y que no desaparecerá hasta que el
Los ejemplos que Max Müller utiliza para sostener lenguaje y el pensamiento se cubran y reflejen del todo:
su .:eoría son característicos de este .ltipo de interpre- lo que nunca se logrará. Sin duda, la mitología brota
taclOn. El autor nos remite aquí a la leyenda de Deuca- l con mayor fuerza en los tiempos más antiguos de la
lión Y Pirra, quienes, después de haber sido rescatados historia del pensamiento humano, pero nunca desaparece
por Zeus del gran diluvio que exterminó al género hu- por entero. Pesando sobre él, hoy tenemos nuestra mito-
mano, se convirtieron en los progenitores de una nueva logía, como la hubo en los tiempos de Homero con lá
raza... mediante el recurso de echarse piedras sobre los diferencia . .de que actualmente no reparamos ~n ella )

hombros, convirtiéndolas así en seres humanos. Este porque VIvnnos en su propia sombra y porque todos
origen del hombre a partir de la piedra es algo comple- retrocedemos ante la meridiana luz de la verdad. Mito-
tamente absurdo, y parece resistir a toda interpretación; logía, en el más alto sentido de la palabra, significa el
pero .¿acaso no se aclara en seguida si recordamos que poder que ellengu~e ejerce sobre el pensamiento, y esto
en gn.ego los hombres y las piedras se designaban por es un hecho efectivo en todas las esferas posibles de la
actividad mental". 1
los mismos nombres o R_Or voces de sonido semejante:
que las palabras AaOL y A.aa ~se evocan por su asonancia? 1
Consideremos, análogamente, el mito de Dafne, quien es Podría parecer superfluo remontarse a tales concep-
salvada de los asedios seductores de Apolo, al ser ciones, ya hace tiempo abandonadas por las actuales.
.transformada en un árbol de laurel por su madre, la ~vestigacio~es etimológicas y de mitología comparada,
Ti~rra. También aquí es sólo la historia del lenguaje ~ no se tratara de un enfoque característieo, que
qmen puede hacer "comprensible" este mito y darle ·Stempre se repite en todos estos dominios: tanto en la
algún sentido. ¿Quién era Dafne? Para responder a esta mitología como en los estudios del lenguaje y tanto en la
pregunta debemos acudir a la etimología, o sea: debemos teoría del arte como en la del conocimiento. Para Max
investigar la historia de la palabra. Dafne puede remitirse 1 Müller el mundo mítico es esencialmente un mundo de
a la palabra Ahaná, que en sánscrito significa "aurora". ilusión ... .y de una il~.sión que sólo es explicable si se
En cuanto sabemos esto, todo se aclara. La historia ·descubre el original e infaltable autoengaño de la mente,
de Febo y Dafne no es otra cosa que una descripción del cual nace el error. Este autoengaño se enraíza en
de l? .9ue se puede observar todos los días: primero, la j el lenguaje, que siempre juega malas partidas a la mente
apanc10n de la aurora (Dafne) en el cielo de oriente . humana, enredándola una y otra vez en aquella tornaso-
lueg? el salir del dios Sol (Apolo = Febo), que corr~ lada ambigüedad de significaciones que es su herencia.
de tras de. su amada; despué~. el paulatino empalidecer rY esta concepción de que el mito no se basa en
de la lummosa aurora al contacto de los ardientes rayos una fuerza positiva de formulación y creación, si-
solares, y , por último, su muerte y desaparición en el no, más bien, sobre un defecto mental (ya que
regazo de su madre, la Tierra. Lo decisivo para el desa~ en él hemos de hallar una influencia "patológica"
rrollo del mito no fue, por tanto, el fenómeno natural, .del lenguaje), todavía encuentra sus representantes
mismo, sino más bien el hecho de que la palabra.
griega para designar laurel (B~V77) se asemejara a la 1M
ax M- -
ulle.r, Uber die Philo3ophie. der Mythologie, reimpreso
palabra sánscrita para designar aurora (A haná). Y esto como apéndice de la edición alemana de la Introducción a la
implica, por una suerte de necesidad lógica la identüi- ctenc/4 de la religión comparada, segunda edición, Estrasburgo
cación de los seres que dichas palabras design:m. · 1 187~ •

lO l 11
y portavoces en la moderna literatura etnológica. 2 palabras habladas, no va, en realidad, más allá de la
simple "alusión"; alusión que debe parecer mezquina
Pero, en realidad, si intentamos retrotraerla a sus y vacua frente a la concreta multiplicidad y totalidad
raíces filosóficas, esta actitud se reduce a la simple de la experiencia real.
afirmación de aquel realismo ingenuo, para el que la
realidad de las cosas es algo directa e inequívocamente Y esto es válido tanto para el mundo externo como
dado, y ~ería, :n su sentido literal, algo tangible, para el mundo del yo: "Cuando habla el alma, ¡ay! ,
"b:rrpil; mtv XEPot.v", como dice Platón. Si se concibe lo entonces ya no habla el alma».
real de esta manera, es comprensible que todo aquello
que no posea esta especie de sólida realidad se disolverá De aquí sólo hay un paso hasta las conclusiones de la
necesariamente en mera ilusión y fraude. Por más fino moderna crítica escéptica del lengu¡ije, o sea, hasta la
que sea el hilado de esta apariencia y por más multi- completa disolución del presunto contenido verdadero
colores y agradables que sean sus imágenes, siempre del lenguaje y el reconocimiento de que este contenido
seguirá siendo cierto que tal apariencia no posee un lingüístico no es nada más que una especie de fantas-
contenido autónomo ni significación intrínseca alguna. magoría del espíritu. Aun más, con este criterio, no
En efecto, ella refleja algo real, pero es una rea- sblo el mito, el arte y el lenguaje, sino hasta el mismo
lidad cuya medida jamás puede dar y a la que nunca es conocimiento teórico llegan a ser mera fantasmagoría,
capaz de reproducir adecuadamente. Desde este punto pues tampoco éste puede jamás reflejar la auténtica
de vista, toda creación artística será también mera naturaleza de las cosas, tal como son, sino que debe
copia, que siempre y necesariamente quedará a la zaga enmarcar su esencia dentro de "conceptos". Pero ¿qué
del original. Y en última instancia cae asimismo bajo este ·son los conceptos sino formulaciones y creaciones del
veredicto no sólo la simple copia de todo modelo pre- pensar, las que, en vez de proporcionarnos las verdaderas
sentado a los sentidos, sino también todo aquello que formas de los objetos, nos muestran más bien las propias
se conoce como idealización, manera o estilo, pues la Jormas del pensamiento? P~:>r consiguiente, también
misma idealización, medida por la desnuda "verdad" del los esquemas desarrollados por las ciencias para ordenar,
objeto que se quiere representn, no es nada más que _clasificar y agrupar los fenómenos del mundo real, no
torcimiento subjetivo y desfiguración. Análogamente, son, al fin y al cabo, más que croquis arbitrarios,
parece que cualquier otro proceso de gestación mental :etéreos tejidos de la mente, en los que se expresa
implica la misma distorsión violenta, el mismo alejarse no la naturaleza de las cosas, sino la naturaleza de la
de la realidad objetiva y de los datos inmediatos de la .mente. Así, el saber científico, lo mismo que el mito,
experiencia. Es que ningún proceso mental llega a captar ·el lenguaje y el arte, han sido reducidos a una especie
la realidad misma, sino que, para poder representarla, de fiCción, que se recomienda por su utilidad práctica,
para poder retenerla de algún modo, tiene que acudir pero que no puede ser medida por ningún riguroso
al signo, al símbolo. Y todo simbolismo esconde en contraste de verdad, si queremos evitar que se nos
sí el estigma de la mediatez, lo que le obliga a encubrir diluya en la nada.
allí donde pretende manifestar. Así, los sonidos del
lenguaje se esfuerzan por "expresar" el acontecer subje- Contra esta autodestrucción del espíritu no queda más
tivo y objetivo, el mundo "interno" y "externo"; pero que un remedio: aceptar con toda seriedad lo que
lo que retienen no es la vida y la plenitud individual "K~nt llamó su "revolución copernicana". En vez de
de la existencia misma, sino tan sólo su abreviatura medir el contenido, el sentido y la verdad de las formas
muerta. Toda esa _"denotación" que pretenden dar las 'íntelectuales por una cosa exterior, que suponemos debe
-~~ ·rep.r oducida por ellas, hemos de buscar en estas
2
Así, por ejemplo, B. Brinton, Reltgons of Primitive Peop/es, íniSmas formas la medida y el criterio de su verdad y
Nueva York y Londres, 1907, pp, 11 S y ss. SigliificaCión intrínseca; en vez de tomarlas como meras

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copias de algo extraño, debemos ver en cada una de
ellas una espontánea ley de generación, un estilo ori- "explicarlo" por medio de éste, pues eso equivaldría a
ginal y tendencioso de expresión que son algo más equiparar a ambos, despojándolos de sus características.
que la mera imagen de algo inicialmente dado a través Si el mito, según la teoría de Max Müller, no es otra
de las fijas categorías de la existencia real. Desde este cosa que la oscura sombra que el lenguaje proyecta
punto de vista, el mito, el arte, el lenguaje y la ciencia sobre el pensamiento, no se explica cómo esa sombra
aparecen como símbolos; y no en el sentido de puras siempre vuelve a revestirse con el resplandor de su
imágenes que, por medio de sugestiones e interpreta- propia luz, cómo puede desplegar por sí misma una
ciones alegóricas, se refieren a una realidad, sino consi- vitalidad y actividad positivas que tienden a eclipsar
derándolos como fuerzas que crean y establecen, cada lo que solemos llamar la inmediata realidad de las
una de ellas, su propio mundo significativo. En este (cosas), con lo cual hasta empalidece la plenitud de la
dominio, el espíritu se muestra a sí mismo en esa dia- experiencia sensible, empíricamente dada. Como dijo
léctica íntimamente determinada, por virtud de la cual Wllhelm von Humboldt, refiriéndose al lenguaje: "El
sólo hay una "realidad", un Ser organizado y defi- hombre vive con sus objetos fundamentalmente tal como
nido. En consecuencia, las formas simbólicas especiales ' el lenguaje se los presenta, y aun podría decirse que
no son imitaciones, sino órganos de la realidad, puesto vive con ellos exclusivamente, puesto que su sensibilidad
que sólo por medio de ellas lo real puede convertirse y acción dependen de sus percepciones. Por el ·mismo
en objeto de captación intelectual y, como tal, resultar proceso mediante el cual el hombre (como una hilandera
visible para nosotros. extrae el hilo de su rueca)va extrayendo el lenguaje de su
propio ser, también se va entretejiendo con él. Cada
Y no corresponde a este lugar la cuestión de qué es la lenguaje traza un círculo mágico alrededor del pueblo
realidad en sí, fuera de estas formas, y qu é son sus al que pertenece, y de este círculo no hay escapatoria
atributos independien tes; pues para la mente sólo es posible, a menos que se salte a otro".3
visible aquello que posee alguna forma definida v cada
forma de existencia tiene su origen en algún ~eculiar Esto se refiere tal vez en mayor medida a las repre-
modo de ver, en alguna intuición de significado y formu- sentaciones míticas básicas de la humanidad, que al
lación intelectual. Una vez que el lenguaje, el mito, el lenguaje. Tales representaciones no son extraídas de un
arte y la ciencia quedan reconocidos como tales formas mundo ya completo del ser; no son meros productos de
ideadoras, la cuestión filosófica básica ya no estriba en la fantasía, que se desprenden de la fija y positiva rea-
cuál es la relación de estas formas con una realidad lidad empírica de las cosas para elevarse sobre ellas como
absoluta que constituye, por asi decirlo, su sustrato tenue neblina, sino que, para la concienéia primitiva,
sólido y sustancial, sino que ahora el problema central ~epresentan la totalidad del Ser. La forma mítica de
consiste en cuál es su mutua limitación y suplemen- -concebir no es algo sobreañadido a ciertos elementos ya
tación. Aunque todas ellas cooperen orgánicamente en definidos de la existencia empírica; por el contrario,
la construcción de la realidad espiritual, cada uno de aun la misma "experiencia" primaria está impregnada de
estos órganos posee, sin embargo, su propia e individual esta actividad de imaginar mitos y como saturada de
asignación. Surge así la tarea de describir estos esfuer- su atmósfera. El hombre sólo vive con las cosas en
zos, no sólo en su simple yuxtaposición, sino de com- tanto que vive con dichas -formas; se revela la realidad
prenderlos en su interacción, de entenderlos en su depen- a si mismo y a su vez se descubre a ella cuando logra
dencia y en su independencia, ambas relativas. introducir su propio ser y el del mundo en este medio
plástico, dentro del cual ambos mundos no sólo se
Desde este ángulo, la relación entre el lenguaje y el mito conectan, sino que se interpenetran recíprocamente.
aparece bajo nueva luz. Ya no se trata de derivar simple-
mente uno de estos fenómenos del otro y de querer 3 W. von Humboldt, Einleitung zum Kawi-Werk, S. W. (edición
académica), V 11, 60.

14
·15
Por consiguiente, toda teoría que cree haber hallado las sea cual fuere el objeto al que se refiera ... asf como
raíces del mito explorando el campo de La experiencia, la luz solar conserva su identidad por más numerosos
de los objetos, a los que se presentan como originándolo y diversos que sean Jos objetos por ella iluminados. Lo
y de los que luego se habría ido despegando gradual- mismo puede decirse de cualquier forma simbólica del
mente, sólo puede ofrecer un punto de vista unilatera lenguaje, arte o mito, ya que cada una de ellas implica
e inadecuado. Como bien sabemos, hay gran cantidad dl un punto de vista especial y lleva dentro de sí un foco
tales explicaciones, multitud de teorías, sobre el verda- de luz propio y peculiar.
dero meollo y origen de la creación mítica, todas ellas
apenas menos abigarradas que el mismo mundo empírico Esa función de enfocar, ese amanecer que produce
de los objetos. Y todas pretenden hallarlo o en ciertos la iluminación conceptual nunca se puede derivar real-
estados y experiencias psíquicas, especialmente en los mente de las cosas mismas ni puede comprenderse
fenómenos oníricos, o en la contemplación de los mediante la naturaleza de sus contenidos objetivos,
hechos de la Naturaleza, limitándose, entre estos úl- pues aquí no se hace cuestión de lo que vemos según
timos, a la observación de los objetos astronómicos, cierta perspectiva, sino de esa perspectiva misma. Si
como el Sol. la Luna, las estrellas, o bien a los más enfocamos el problema de esta manera, no cabe la
aparatosos procesos meteorológicos, como tempestades, menor duda de que el reducir todo mito a un tema de
relámpagos y truenos. Se ha intentado así imponer discusión no nos acerca a la solución, sino que de hecho
una y otra vez o la mitología del alma o la de la Natura- nos aleja más que nunca de una respu esta satisfactoria,
leza (del Sol, de la Luna o de las tormentas) como pues ahora vemos al lenguaje, al arte y a la mitología
las únicas bases de la creación mítica como tal. como otros tantos fenómenos arquetípicos de la mente
humana, que pueden ser acuñados como tales, pero no
Pero en el supuesto caso de que UJ;lO de estos dos . ''explicados" mediante su referencia a otro objeto.
intentos resultase exitoso, ello no resolvería todavía Los filósofos realistas presuponen como su sólida base
el verdad ero problema que la mitología presenta a la para tal tipo de explicación eso que llaman "lo dado",
filosofía, sino que a lo sumo lo haría retroceder un paso lo cual, según creen ellos, tiene cierta forma definida
más, pues la formulación mítica como tal no puede y cierta estructura inherente y prop ia. Ellos aceptan
ser comprendida ni apreciada por el simple hecho de esta realidad como un todo integrado de causas y
determinar el objeto sobre el cual se centra inmediata efectos, de cosas y atributos, de estados y procesos, de
Y originariamente. Ella es y sigue siendo el mismo figuras estáticas y en. movimiento, y lo único que
milagro del espíritu y el mismo enigma, sea que se podrían preguntarse es cuál de estos elementos incorporó
extienda a este o aquel contenido real, sea que se originariamente un producto mental peculiar, como el
ocupe de la interpretación o articulación de procesos mito, el lenguaje o el arte. Si se tratara, por ejemplo,
psíquicos o de objetos físicos, o que, en este último .d ellenguaje, les cabría averiguar si la denominación de las
caso, trate con especial preferencia de cierto objeto cosas precedió a la de las condiciones y a la de las
particular. Aun si fuera posible reducir toda la mitología acciones, o viceversa; en otras palabras, si fuero n los
a la mitología astral -concluyendo así que la conciencia nombres las primeras "raíces" del lenguaje o más bien
mítica ha surgido de la contemplación de las estrellas-, lo fueron los verbos. Pero este mismo problema queda sin
lo que tal mitología vería en ellas directamente siempre sentido tan pronto como se comprende que las diferen-
seguiría siendo algo muy diferente de la visión que -ciaciones por él su puestas, es decir: la articulación
dichos astros presentan a la percepción y observación del mundo de la re.a lidad en cosas y en procesos, en
empírica, o de la forma en que son concebidos por la aspectos permanentes y en transitorios, en objetos y en
especulación teórica y la "explicación'' científica de los ;1lcciones, no precede al lenguaje como un sustrato de
fenómenos naturales. Descartes dijo que la ciencia teó- hechos ya dados, sino que es el lenguaje mismo quien
rica continúa siendo una y la misma en su esencia, inlciá tales articulaciones y las desarrolla en su propia

16 17
esfera. De esto se desprende que el lenguaje no puede
comenzar por fases de "conceptos nominales,. o "con- astrales. Estos lo preceden en el tiempo, y son sus
ceptos verbales", pues es su propia actividad quien ·erea~ores, ~n cuanto alguien se tira al fuego 0 es
produce la distinción entre estas formas y da entrada ·~o}ado a el; su fuerza es influida por la de ellos, y su
a la gran "crisis" espiritual, en la que lo permanente .V!da es conservada artificialmente al ser alimentado
es opuesto a lo transitorio, y el ser es enfrentado con los corazones de las víctimas sacrificadas, o sea, con
con el devenir. Así, los conceptos lingüísticos funda- las estrellas. El estrellado cielo nocturno es la condición
mentales, siempre que se admita su posibilidad, deben ~r~~ de la existencia del Sol. En esto consiste el
ser concebidos como algo anterior a esta distinción, Sigruflcado de toda la interpretación religiosa de los
como formas que se encuentran suspendidas entre la coras Y de los primitivos mejicanos, y debe ser consi-
esfera nominal y la verbal, entre las cosas y las contin- derado corno factor principal en el posterior desarrollo
gencias, en un peculiar equilibrio del sentir, en un de su religión.4
estado de extraña indiferencia.
La misma función que aquí se atribuye al cielo
Análoga ambigüedad parece caracterizar también a ~octu~o parece corresponder, en la creencia de las
las fases más primitivas desde las cuales puede rastrearse ~za~ ,m.dogermanas, al luminoso cielo diurno. La ciencia
el desarrollo del pensamiento mítico y . religioso. Juz- linguistica comparada nos revela una primitiva fase
gamos natural y evidente que el mundo se presente a :del sentir Y del pensar religioso de los indogermanos
nuestra percepción y observación como un muestrario ·en. la que se habría adorado ál cielo diurno como a 1~
de formas definidas, cada una de ellas con sus límites detdad más importante; al Dyaush-pitar védico corres-
espaciales perfectamente determinados, lo que les pro- ~on~~n! en este sentido~ según un conocido símil
porciona su especifica individualidad. Si bien lo vemos !irrg~shco,. el Zt:m: rrarr¡p griego, el Juppiter latino,
como un todo, este todo, sin embargo, se compone de .el Zw o Zzu germánico. Pero aun prescindiendo de este
unidades claramente distinguibles que no se mezclan h~cho, las religiones indogermánicas confirman en varios
entre sí, sino que conservan su peculiar identidad, que de sus rasgos la hipótesis de que la adoración de la luz
las coloca definitivamente aparte de la identidad de c~mo un todo indiviso precedió a la de los astros
todas las demás. Pero, para la conciencia mítica, estos aiSlados, que sólo figuran como sus intermediarios
elementos aislados no se dan separadamente, sino que tomo sus _manifestacion~s especiales. Por ejemplo, en eÍ
deben ser derivados del todo de manera original y Avesta, Mitra no es un dtos solar, como será considerado
gradual, pues todavía no se ha realizado el proceso de la 'éil é~ocas posteriores, sino que es el genio de la luz
diferenciación y selección de las formas individuales. ~eJeshal. Aparece sobre los picos de las montañas antes
Por esta razón, el estado mítico de la mente ha sido rle la. salida del Sol, para subir a su carruaje que, tirado
llamado el estado "complejo", para distinguirlo me- p~r cuatro corceles blancos, atraviesa los espacios celestes
jor de nuestra actitud analítica abstracta. Preuss, que ~u-rante todo el día; y cuando cae la noche él el
ha acuñado esta expresión, señala, por ejemplo, en Si:empre vigilante, sigue alumbrando la faz de la Ti~rra ~on
su detenido estudio de la mitología de los indios . ~fuso resplan.dor. Se nos informa explícitamente que es-
coras, que la concepción del cielo nocturno y diurno ~ ser no es m el Sol ni la Luna ni tampoco las estrellas
como un todo debe haber precedido a la concepción
del Sol, de la Luna y de las diversas constelaciones.
~o qu.e a .través de ellos, a través de esos sus mil oídos y
diez mil OJOS, lo percibe todo y vela sobre el mundo. s
El primer impulso mítico - afirma el autor- no· se .4 .
encaminaba a hacer una deidad lunar o solar, sino una · .-s. Preuss, _DI~ Nay a1·it-Expedition l · Die Religion der Cora·
lndlaner, Lelpllg, 1912, S. L. Cfr. también Preuss Die geistige
comunidad de astros. "Es cierto que el dios solar {C~Itur cJer N aturvO/ker, pp. 9 y ss. '
ocupa el lugar privilegiado en la jerarquía de los dioses,
:S. Yasht .x. 145: Ya.sna 1, ii (35) ; cfr, Cumont, Textes et Monu-
pero aun así puede ser sustituido por los otros dioses m1,pus fzgurés relat1[s au.x Mysteres d e Mithra Bruselas 1899
·, p. 225. • ' •

18
19
Vernos así en un ejemplo concreto cómo la inter- ciencia de las formas de la concepción religiosa.6 Usener
pretación mítica sólo capta originariamente el gran no parece esperar ninguna ayuda de la filosofía; sus
antagonismo básico cualitativo entre la luz y 1~ sombra, descubrimientos en este campo pueden, en verdad,
elementos que maneja corno una sola ~senc1a, c~~o dar descanso a los filósofos, quienes tienden a considerar
un todo complejo, del que sólo p~ulatma~ente uan a la mente humana como dotada ab iriitio con categorías
emergiendo las características deflmdas. .A.st como . ~a lógicas. "Nuestros filósofos" -observa el autor- , "en
conciencia lingüística, el genio de la act1v1dad míhca su · divina superioridad sobre lo histórico, emplean la
sólo «posee" formas aisladas individuales en cuanto formación conceptual y la inclusión de lo sirlgular
las va poniendo progresivamente, en cuant~ la~ _ya dentro de la especie y del género como un proceso
"segregando" del todo indiferenciado de su mtuicton eVidente y necesario del espíritu humano. Olvidan que,
originaria. más allá de nuestra teoría de la lógica y del conoci-
miento, hubo largos períodos en el desarrollo mental
Esta penetración dentro 'd e la función determinado.ra en los que el espíritu humano se fue abriendo paso poco
y discriminadora que el mito, .~anto como el lenguaJe, a poco hasta alcanzar la conceptuación, y que entonces
desempeñan en la construcc10n mental de nuestro el pensamiento se había sometido a leyes esencialmente
mundo «objetivo", parecería ser todo lo q~e una distintas de la ideación y del lenguaje. Nuestra episte-
"filosofía de las formas simbólicas" puede ensenamos. mología carecerá de todo fundamento real hasta que la
La fllosofía como tal no puede ir más lejos; ni tampoco ciénc1a lingüística y la mitología hayan revelado los
puede atreverse a pre.sent~nos i~ concreto este gran procesos de la representación espontánea e inconsciente.
proceso de surgencia m a diferenctam~s ~ada una de sus El salto entre la percepción específica y los conceptos
fases. Pero si la filosofía pura debe hm1tarse a dar~os generales es mucho má.s grande de lo que nos permiten
la imagen general y teórica de este desarrollo, es pos1ble suponer nuestras nociones escolares y este nuestro
que la filología y la mitología comparada puedan ~guaje que piensa por nosotros; es tan grande, que
completar este mero esb~zo y tr~_zar ~on, lí.neas ,firmes n9 llego a imaginarme cómo pudo haberse realizado, si
y precisas lo que la especulac10n filosoflca solo es el lenguaje mismo, sin que el hombre se diese cuenta
capaz de insinuar. de ello, no hubiera preparado · e impulsado todo este
proceso. Es el lenguaje el que produce una multitud
Un primer paso, realmente portentoso, en est~ di- ae expresiones individuales y casuales, de las que poco
rección fue dado por· Hermann Usen~r en ~ .obra a poco va destacando una, que luego extiende su
Los nombres divinos. Puso a su trabajo el s1gu1e~te denotación sobre una cantidad siempre creciente de
subtítulo : " Ensayo para una ciencia de la concepc10n wos, hasta que por fm llega a abarcarlos todos y a
religiosa"; y así lo ubicó definitivamente en 1~ es- ·'.iercer la función de un concepto genérico" (p. 321).
fera de los problemas filosóficos y .del tratamte~to
sistemático. Delinear la historia de los dtoses, su ~ces1va Esta objeción contra la filosofía apenas podría ad-
aparición y su peculiar desarrollo entre. las dtv~rsas nritir otra razón más convincente, pues casi todos los
tribus humanas -nos dice-, no es un fm asequ1ble, grandes sistemas filosóficos -exceptuado tal vez el
pues sólo podemos elaborar una h!storia de la.s ideas Sis.tema platónico- prácticamente no han prestado
míticas. Estas ideas, por más policromas, var1adas Y atención a aquel "fundamento" de la teoría del cono-
heterogéneas que puedan parecer a primera vista, poseen ~iento teórico, cuya necesidad señala Usener. Por
su propia Legalidad interna; no surgen de un desenfrenado anto, aquí es el filólogo, el investigador del lenguaje
capricho de la imaginación, ~in? que avanzan p~r las ¡ de la religión, quien enfrenta a la filosofía con un
calles, bien definidas, del sentimtento y del pensamtento
creador. La mitología se propone revelar ~sta ley 6 t:Isener, Gottemamen. Versuch einer L ehre von der religiósen
intrínseca; ella es la ciencia (AÓ'yO') del mtto o la Begriffsbildung, Bonn, 1896, p. 330; cfr. esp. pp. V y ss.

20 21
~-

n
nuevo problema, problema que surge de sus propias La evolución de las ideas religiosas
indagaciones. Y Usener no sólo indicó un nuevo can:I?o,
sino que también supo seguirlo decid~dam~nte, al utih~ar
los recursos proporcionados por la histon.a del lenguaJe,
por el análisis exacto de las palabras y sobre todo
por el de los nombres divinos. Podríamos pre~ntarnos
si una filosofía que no dispone de tales medios puede
solucionar este problema, que le ha sido prese?tado
por las ciencias del espíritu, y cuáles son los expedien.tes
intelectuales que aplica en este caso. ¿Hay ot~~ .cammo
que el de la historia del lenguaje y de la rehg1~n p~a
acercarnos mejor al origeo de los conceptos pnm~1os
tanto lingüísticos como religiosos? O, en este. senttdo, Antes de abordar este objetivo general, debemos consi-
conocer la génesis de tales ideas ¿es lo mtsmo que derar los hechos aislados que las investigaciones histó-
conocer sus últimos significados y funciones? rico-lingüísticas y religiosas de Usener han traído a luz
con el fin de obtener así una base concreta para nuestra~
Este es el punto que me propongo resolver en las interpretac_iones y construcciones teóricas. En la forma-
páginas siguientes. Retomaré el ·mismo planteo del ción y estructuración de esos conceptos teológicos que·
problema tal como fue concebido por Usener, pero ha construido utilizando las nomenclaturas divinas
lo enfoc~é desde un punto de vista distinto Y lo Usener distingue tres fases principales de tal desarrollo'.
abordaré partiendo de otra base, que . no e~ la d~ las La más antigua de éstas se caracteriza por la creación
consideraciones lingüísticas y filológ¡cas. El miSmo de los "dioses momentáneos". Estos seres no personi-
Usener destacó la equidad y hasta la necesidad de fican ninguna fuerza de la Naturaleza, ni tampoco
semejante aproximación desde que formul? su pr~bl~?_la representan aspecto alguno especial de la vida humana,
básico no como un simple asunto de la htstona lmgUls- Y menos todavía se fija en ellos un rasgo o valor iterativo,
tica y de la historia intelectual, sino también. co~o que luego se transforma en una imagen mítico-religiosa
un tema de la lógica y de la epi~emología. Esto ~phca estable; por el contrario, es algo puramente instantáneo
que estas dos disciplinas tambi~n. pueden ~aneJar, el una excitación del momento, un fugaz contenido mental:
problema de la concepción _se~anhca y ~í~t~a tratan- qu~ a?ar~~e y desaparece con análoga rapidez, por cuya
dolo con sus propios procedtmtentos y pnn.~tptos meto- ObJetivaclOn y exteriorización se crea la imagen del
dológicos. Sólo a través de esta expanston, de esta ".d ios momentáneo".
aparente transgresión del círculo usual de las tareas
de la lógica, podrá esta ciencia llegar realmente _a su Pe este modo, cada impresión recibida por el hombre,
propia intimidad, y entonces el reino ?e~ raz_onam!e?-to cada deseo que en él se agita, cada esperanza que lo
teórico puro podrá diferenciarse y diStmgurrse mhda- atrae, y cada_ peligro que lo amenaza, puede llegar a
mente de los otros campos del ser intelectual Y de su :~ectarlo religiosamente. Sólo es necesario que la sensa-
-~ón momentánea coloque al objeto delante de él, o que
desarrollo.
}Q so~renda con su aureola de santidad algún despliegue
,e?tt~nor de fuerza o aun su propio estado personal
Últim?, para que ese "dios momentáneo" haya sido
~xp.enmentado y creado. El nos enfrenta con su inme-
(ij.ata singularidad y originalidad, no como parte de una
fuerza susceptible de manifestarse aquí, allá y en cual-

23
.22
quier lugar, en varios tiempos y lugares y para dist~tas surgir su correspondiente dios particular. Tampoco estas
personas, de manera múltiple y sin embargo hornoge_ne~, divini dades (que Usener llama "dioses especiales": Son-
sino corno algo que sólo existe aquí y ahora, en un mdl- dergotter) poseen todavía una función o significación
visible momento de la experiencia y para un solo general ; aún no se difunden a través del ser en toda su
~plitud y profundidad sino que Se limitan a un simple
sujeto, a quien abruma y subyuga.
sector del mismo, a un recinto muy reducido. Pero,
Usener mostró, a través de ejemplos. de la liter~tura dentro de sus respectivas esferas, dichos dioses han
griega, cuán vivo era todavía entre los grt~g?s del pen,odo ganado en determinación y duración, y con ello tam-
clásico este primitivo sentimiento rehgtoso Y como bién han alcanzado cierta universalidad. Por ejemplo
volvió a tener eficacia para ellos una Y otra ve~. el dios-patrón de la escarificación, el dios Occator'
"Debido a esta vivacidad y excitabilidad de su senti- no sól~ preside la labranza de un año determinado ;
miento religioso, cualquier concepto u o~jeto que en el cultiVO· de este o aquel campo, sino que es el dios
un instante dominara todos sus pensamientos,_ pod_ia de los sembrados en general, aquel a quieh invoca
ser exaltado sin más a la jerarquía divina: lntehgencta, anu~ente toda la comunidad como su protector y
Razón, Riqueza, Casualidad, Emoción, Vino, Festfn, guardian en ocasión de reiniciarse dicha tarea campes-
Cuerpo del Ser Amado ... todo lo que nos llega repen- tre. Así, representa una especial (y tal vez humilde) acti-
tinamente como un envío del cielo, todo 1~ _que nos vidad campesina, pero la representa en su validez gene-
alegra, entristece o abruma, parece un ser dtvmo para ral (p. 280).
tan sensible conciencia religiosa. Hasta donde alcancemos
a remontarnos en la cultúra de los griegos, ~eremos que Usener demuestra a través de los llamados "dioses
expresan semejantes experiencias por medto de la pa- funcionales" de los romanos cuán rica y diversamente
labra 5cxCpwv" (pp. 290 y ss.). se .h.~bía expandido este tipo de "dios especial" en la
rehg10n de Roma. Cada actividad tiene su "dios especial":
Pero so bre un nivel, en cierto sentido más ~levado, que ·tanto el abrir de l9s surcos en la tierra, éomo la segunda
el de estos demonios momentáneos, que vte_nen Y v~n, · 3!,ada, los ..actos ?e sembrar, de escardar la cizaña, de
apareciendo y desapareciendo como las propias emoct<r segar el tngo, as1 como su cosecha y almacenamiento
nes subjetivas de que surgen, encontramos ahora una en los graneros. Y ninguna de estas tareas puede resultar
nueva serie de divinidades, que no proceden de los exitosa si n~ se invoca al dios apropiado, según las
sentimientos espontáneos, sino de las actividades orde- reglas presentas y por su nombre exacto. Usener ha
nadas y continuas del hombre. A medida q~e va av~zan­ descubierto en la tradfción religiosa lituana la misma
do el desarrollo espiritual y cultural, la actitud pastva del típica articulación del panteón popular, de acuerdo
. hombre fr~nte al mundo externo se va transform~ndo con las distintas actividades. De esto, así como de otros
gradualmente en una actitud_ activa_. El hombre deJa de d~scubrimientos similares en la his~oria de la religión
ser un simple juguete de las tmprestones extern~s _y-por gnega, concluye que la naturaleza y nombre de dichos
propia voluntad encauza el curso de los acontectrnteil~?s dioses especiales aparecen análogamente en ciertos esta-
de acuerdo con sus necesidades y deseos. Esta re~lact?n dios del desarrollo religioso de casi todos Jos pueblos.
cuenta ahora con sus propias medidas Y_ su prop~a pen<r Ellos representan una etapa intermedia y necesaria
dicidad : a intervalos definidos, en ctclos .umf_?rmes, que la conci~ncia religiosa debe atravesar para lleg~
las actividades humanas se repiten día tras dta, ano tras a $U logro último y supremo : la concepción de los dioses
año y se enlazan con afectos invariables y permanentes. personales.
Per~ de nuevo el yo humano sólo puede llevar a cabo
su hacer presente (como antes su recibir) proyectándolo Pero la trayectoria recorrida para lograr tal objetivo
sobre el mundo exterior, y dándole alguna forma con- s6lo puede ser iluminada, según la opinión de Usener
creta. Cada dirección de la actividad humana hace por la investigación filológica, "pues la condición nece:

24 25
saria para el nacimiento. de los dioses pe:sonales es un -la única vía y esperanza para pouer hallar orientación
proceso histórico-lingüístico" (p. 316). Stempre ~u~ se segura en el laberinto del pensamiento mítico. Sin
concibe por primera vez un dios espec~al.. se lo ~v1ste embargo, el análisis filológico y etimológico no es su
de un.nombre especial, derivado de la acttVldad particular único objetivo; sólo le sirve de instrumento, y éste
que le dio origen. Mientras se compre?~a e~te nombre queda ·subordinado a un problema más profundo y
y se lo perciba en su significación ongmana, sus pro- extenso. Es que no irnportá tanto conocer y comprender
pios límites estarán en correspondencia con los poderes la transmutación histórica de los nombres y figuras
del dios y a través de su nombre un dios puede ser divinos como llegar a remontarnos a su "origen".
retenido' constante,mente en el estrecho carnp~ ~ara La reflexión intenta retroceder hasta el punto en que
el que originalmente fue creado. Algo n:uy dtstmto ambos -el .dios y su nombre- brotaron inicialmente
sucede cuando, sea por alter~ció_n .~~n~tlca, sea por de la conciencia. Pero este "brotar" no sólo es imaginado
desuso de la correspondiente ralZ lmgutstlca, el nombre como algo temporal, no es tomado como un irrepetible
di~ino pierde su inteligibilidad, su conexión con el te~oro proceso histórico, que manifiesta su eficacia en determi-
viviente del lenguaje. Entonces tal nombre ya no ~g~ere, nado momento, sino que se intentará comprenderlo a
a quienes lo .expresan u oyen, la idea de una actxv1~ad partir de la estructura fundamental del conocimiento
singular, a la que el sujeto agente permanece exclusiva- lingüístico y mítico, a partir de una ley general de la
mente atado. Es que tal palabra se ha hecho nomb_re conceptuación lingüística y religiosa. Aq uí no nos
propio ... y éste implica, igual que el nombre. de pila hallamos en el dominio de la historia, sino en el de la
de una persona, la concepción de una personaltd,ad. Se fenomenología del espíritu. En su prefacio dice Usener:
ha creado así un nuevo Ser que sigue. desarro~andose "Sólo mediante la más comprensiva penetración dentro
según sus propias leyes. El concep~o de diOs especial, ~ue de las hueilas espirituales del pasado, es decir, me-
expresa una cierta actividad más bten que una determma- diante la investigación fl.lológica., llegamos a ejercitarnqs
da naturaleza, logra ahora su corporeidad y .se prese1_1ta, en el arte de sentir de acuerdo con el pasado; entonces
por asi decirlo, en su propia carne. Est~ dws ahora e~ comienzan a vibrar y a cantar gradualmente dentro
capaz de actuar y de sufrir como una cnat~ra humana, de nosotros ciertas resonancias de simpatía que nos
obra de diversas maneras y, en vez de consurrurse comple- permiten descubrir en nuestra propia conciencia los
tamente en una actividad singular, la enfrent~ _como un hilos unificadores de lo antiguo con lo moderno. Una
sujeto· autónomo. Los múltiples no~bres dtvmos, que observación y comparación más fecunda nos permite ir
en su origen habían servido para destgnar otros tc:ntos más lejos y elevarnos de los casos particulares a la ley
dioses si:ÍlgulareS, nítidamente separados entre Sl, Se general. La ciencia "humana estarfa muy mal servida si el
funden ahora en un único ser personal, que a~i .~alla investigador de lo particular no pudiese llegar a la visión
· · t o,· todos ellos se convierten . en los dtstmtos
nacnn1en Sinéptica. ··Al revés, cuanto más profundo sea el sondeo,
apelativos de este Ser, y expresan los dtfer~ntes aspectos más proba,ble será la recompensa del conocimiento de
de su naturaleza, de su poder y de su Jerarquia (pp. lo universal,.
30 J y SS., 325 y 330).
Por eso, las investigaciones de Usener se mueven desde
Lo que más intriga de estos resultados de Usener el principio en el ámbito de las lenguas y de las culturas
(que hemos tratado de recapitular con. bre~edad) n~ históricas clásicas. Casi todo su material comprobativo lo
es en primer lugar, su concll,lsión matenal, smo el me· extrae de las historias de las religiones griega y romana;
t;do por el cual la ha obteni?~·. U~en.~~ ~re~ haberla sin embargo, aclara perfectamente que estas demostra-
alcanzado por el camino del anahsts lmgu1stico, Y no se ciones sólo sirven como meros ejemplos para lograr
cansa de subrayar ·q ue la investigación de las for_mas CQn~xiones de carácter más general. Éstas adquieren
lingüísticas, por medio de las cuales se ex~resan las _dtver· nelieve especial y preciso cuando a los testimortios reco-
sas representaciones religiosas, son el hilo de Anadna, _gidos por Usener agregamos también los de la investí-

26 27
a fin de pedirle una explicación sobre el particular.
gac1on etnológica de los últimos decenios. El mis":to Recibió entonces como respuesta : 'que el árbol de
autor aunque dejó sin utilizar considerable matenal baobab era un tro deseoso de vivir con él y de ser
comp'arativo de las culturas y religiones primitivas, · adorado •. El miedo aparecía en este caso como una
reconoce y destaca expresamente que sólo obtuv<? ~sta señal por la cual stipo ese hombre que un tro ~e le
comprensión de los rasgos más importantes.•~, ..baSlcos había manifestado. Si alguien se oculta de sus persegui-
de la historia de la religión grecorromana valtendose de dores, sean animales o humanos, en un montón de
sus estudios del politeísmo lituano. termitas, esa misma persona dirá luego: 'El montón de
termitas me salvó la vida'. Algo parecido sucede cuando
También en ámbitos completamente aislados entre sí, un hombre encuentra refugio en un arroyo contra una
como son los de las religiones americanas y africanas, se fiera herida y enfurecida, o cuando una familia o toda
dan paralelismos sorprendentes, que sirven para confir: una tribu se resguarda er. una montaña contra un enemigo
mar e iluminar las tesis fundamentales de Usener sobre común. En cada uno de estos casos, el rescate es atribuido
historia y filosofía de las religiones. En la detallada Y ·a un poder inmanen.te a este objeto o lugar, en el cual
cuidadosa infocmación sobre la religión de los eveos, pu- o por el (;Ual se recibe la salvación."7
blicada por Spieth, hay una descripción del panteón eveo,
que es una ilustración sin igual de aquella fase del desa- El valor de semejantes observaciones para la historia
rrollo religioso, caracterizada por Usener con el nombre general de las religiones estriba en el hecho de que aquí
de "dioses momentáneos". No es manifiesto ni apenas aparee~ un concepto dinámico de la divinidad que
probable que Spieth se haya remitido en .est~ cas~ a ·sustituye a los conceptos estáticos con que antes
Usener, ni que el teólogo y misionero h?-ya Sldo.~fluido solían operar; es decir, que el dios o demonio no es
de algún modo por las teorías del filologo .clast~o; en meramente · descrito de ·acuerdo con su na.turaleza y
general, su intención no se dirige a cualqUier hpo de signifj.cado, sino que también se toma en cuenta la ley
reflexiones generales y teóricas, sino a la simple. repre- de . su·. origen. Se quiere sorprender su génesis en la
sentación de los hechos observados. Tanto mas nos cffliciencia mítico-religiosa, con el propósito de señalar
sorprende, entonces, lo que Spieth no sólo dice de la la hora justa de su nacimiento. Si la ciéncia empírica
naturaleza de los dioses eveos, de la naturaleza de los se enfrenta con problemas de este tipo en los dominios
trówo, sino también de su origen. "Cuando los habi- de la investigación etimológica de la religión y de la
tantes de la ciudad Dzake en Peki se instalaron en su etnología, nadie puede negar a la filosofía el derecho
actual dominio, cierto campesino, que trabajaba en sus de trabajar en ellos y buscarles .solución mediante sus
campos, fue en busca de agua. En una cavidad en f~rma . propios principios e intereses.
de artesón hundió su machete dentro de la tlerra
húmeda. De pronto brotó delante de él un jugo seme-
jante a la sangre, del que bebió, saciando ~ sed.
Luego contó esto a sus allegados y los pe:suadi? p~ra
que lo acompañaran y rindieran culto a dtcho hqmdo
rojo. Después de algún tiempo se fue aclar~ndo el
agua, y toda la familia bebió de ella. Desde ese mstante
el agua fue un tro para su descubridor y para sus '7 Spieth, Die Religion der Eweer in Süd· Togo, Leipzig, 191 1,
familiares." pp. 7 y ss. Cfr.. esp. el trabajo de Spieth sobre las tribus de los
eveos, Berlín, 1906, pp. 462, 480, 490. Los ejemplos aquí adu-
"Se cuenta que al llegar los primeros colonos de cidos sirven especialmente para debiHtar la objeción de Wundt,
gwen observa que los " dioses m omentáneos" de Usener, más
Anvlo se encontraron con un hombre parado ante un que puntos de partida realmente empÍricos, son postulados
corpuiento ~boJ de baobab. La vista de este árbol lÓgicos (Volkp~ch9logie, IV, 561).
lo había asustado. De ahí que consultara a un sacerdot~

29
28
lll
Lenguaje y concepción

Para comprender la naturaleza peculiar de la concepción


mítico-religiosa no sólo a través de sus resul~ados, sino en
su principio, y para ver además cómo la formación de los
conceptos lingüísticos se relaciona con la de los concep-
tos religiosos, y en qué rasgos esenciales coinciden ambas,
es asimismo necesario que nos remontemos aún más
lejos dentro .del pasado. No debemos vacilar en empren-
der un rodeo por los campos de la lógica y de la
epistemología, pues sólo sobre estas bases esperamos
poder determinar más precisamente la función de esta
clase de ideaciones y distinguirlas claramente de las
formas conceptuales empleadas por el pensar teórico.

El mismo Usener sabía que su problema no sólo poseía


un aspecto histórico y filosófico-religioso, sino también
otró relacionado con la pura teoría del conocimiento,
pues sus investigaciones pretenden esclarecer nada menos
que un antiguo problema básico de la lógica y de la
crítica del conocimiento: el problema de los procesos
espirituales, a través de los cuales se opera la elevación
.desde lo singular a lo general, desde las percepciones y
representacionés particulares hasta un concepto universal.
Si, para llegar a tal meta, no sólo ve la posibilidad de
una eventual excursión por los dominios de la historia
del lenguaje y de la religión, sino que hasta la considera
necesaria, esto supone que no se ha dado por satisfecho,
ni ha quedado tranquilo con las comunes explicaciones
de los estudiosos de la lógica sobre la relación de lo
general con lo particular y singular. De hecho, es muy
fácíl caracterizar lo que en este tipo de explicación
resulta ch1:>eante para todo lingüista que trata de calar

31
hondo en el fundamento espiritual del lenguaje. De formulación de las nociones lingüísticas 8 . El problema
acuerdo con las enseñanzas tradicionales de la lógica, la se torna aún más difícil y aún más urgente, si se consi-
mente forma los conceptos al. reunir en el pensamiento dera que la forma de esa síntesis ideadora, que conduce
cierto número de objetos que poseen propiedades a los conceptos verbales primarios y a las denotaciones,
comunes - es decir: que coinciden en ·ciertos aspectos- , no es determinada simple y unívocamente por el o bjeto
al pensar y al hacer abstracción de las diferencias, de tal mismo, sino que abre un amplio campo de acción para
suerte que únicamente retiene las semejanzas y reflexio- la libre actividad del lenguaje y para su peculiaridad es-
na sobre ellas. Es así como surge en la conciencia la pecíficamente mental. Por supuesto, esta libertad debe
idea general de tal o cual clase de objetos. Por tanto, el poseer sus reglas, y este poder original y creativo, su
concepto (notio, conceptus) es aquella idea que represen- propia ley. Pero, ¿se deja explicar esta ley? ¿Y puede
ta la totalidad de las características esenciales, o sea: la ser relacionada con los principios que gobiernan a las
esencia de los objetos en cuestión. otras esferas de la expresión espiritual, especialmente
con las reglas de la concepción mítica, de la religiosa Y
En esta explicación, al parecer tan simple y convincen- d~ la concepción puramente teórica, es decir, científica?
te, todo depende de lo que se entienda por "caracterís-
ticas", y de cómo tales características originariamente Si comenzamos por estas últimas, es factible demos-
fueron determinadas. La formulación de un concepto ge- trar ·que la tarea intelectual {mediante la cual el espíritu
neral presupone características ya definidas; sólo cuando forma las representaciones y los conceptos generales
existen ciertos rasgos fijos, por los cuales las cosas partiendo de las impresiones particulares) tiend e a romper
pueden ser reconocidas como semejantes o disímiles, el aislamiento de los datos, a los que pretende arrancar
como coincidentes o no coincidentes, es posible reunir del "aquí y ahora" de su ocurrencia real, relacionándolos
en una clase los objetos que se asemejan entre sí. Y con otras cosas y reuniendo a éstas y aquéllos dentro
no podemos dejar de preguntarnos en este punto: ¿cómo de un orden incluye nte, dentro de la unidad de un
existen semejantes diferencias antes del lenguaje? ¿No "sistema". La forma lógica de la concepción, desde el
es más exacto que adquirimos conciencia de ellas por ·punto de vista del conocimiento teórico, no es otra cosa
m~ dio del lenguaje, por el acto mismo de nombrarlas? que la preparación para la forma lógica del juicio •..
Si esto último es lo aceptable, entonces, ¿según qué y no olvidemos que todo juicio tiende a superar la
reglas, s~gún qué criterio se desenvuelve este acto? ilusión de singularidad que va adherida a cada con tenido
¿Qué es lo que induce o determina al lenguaje a particular de la conciencia. El hecho aparentemente
reunir justamente estas ideas en un todq singular y a singular es conocido, comprendido y fijado en un
denominarlas con una detenninada palabra? ¿Qué es lo concepto, sólo cuando es "subsumido" bajo una idea
que le obliga a seleccionar ciertas formas privilegiadas general, cuando es aceptado como el "caso" de u~a ley,
de entre la siempre fluyente y siempre uniforme como miembro de una multiplicidad o de una sene. En
corriente de las impresiones que hieren nuestros senti- este sentido. todo verdadero juicio es sintético: pues su
dos o brotan de los procesos espontáneos de la mente, principal intento y ambición es justamente esta síntesis
para detenerse ante ellas y conferirles una "significación" de la parte en un todo, -este entretejer a los particulares
particular? dentro de un mismo sistema. Dicha síntesis no puede
lograrse inmediat amente ni de golpe, sino que debe ser
Tan pronto como se plantea el problema de esta elaborada poco a poco, por la progresiva actividad de
manera, la lógica tradicional ya no ofrece ningún punto relacionar ·entre sí las nociones aisladas o las impresiones
de apoyo al estudioso ni al filósofo del lenguaje, pues su .~nsibles particulares, reuniendo después esos todos
explicación sobre el origen de las ideas universales y de
los conceptos genéricos ya presupone la misma cosa que 8 Para más detalles, ver mi Philosophie der symbolischen For-
estamos tratando de entender y deducir, a saber: la men, tomo 1, pp. 244 y ss.

32 J?
'"ciencias naturales" descnptlvas y (en· el segundo) a la
resultantes en complejos mayores, hasta conseguif, por naturaleza «viva" . Por lo menos aquí, cada cosa posee su
iin, que la última unificación de todos estos compl.ejos significado por sí misma, y no se presenta meramente
separados produzca la imagen coherente de la totahdad como el caso particular de una ley a la que se subordina
ae las cosas. sino que aparece dentro de sus propios limites individua-
les. Justamente, esta limitación le confiere una e~istencia
La tendencia hacia esta totalidad es el principio vivi- significativa. Sin embargo, una observación más detenida
Lcante de nuestra concepción teórica y empírica. Por de esta inducción nos descubre que ella en realidad n o
e.<;o, est a última es necesariamente "discursiva"; es implica un contraste C<?n la generalidad, sino que dicha
aecir, que parte de un caso singular, pero en vez.,de generalidad más bien se da como ·su complement.o,
engolfarse en él y demorarse en su contemplac10n, como su sustituto y su correlato neces~o...
simplemente lo considera como un punto de p artida,
desde donde recorre toda la gama del Ser, en las Obtendremos una idea más precisa de este h echo si,
especiales direcciones ya determinadas y fijadas por el por ejemplo, nos fiamos en el método goethiano de la
concepto empírico. Sólo por este proceso de ir atravesan- contemplación de la naturaleza: método que no sólo
do cierto dominio de la experiencia (o sea: del pensa- se caracteriza por señalar, cqn la· mayor claridad y viva-,
miento discursivo), recibe lo particular su "sentido" cidad posible, la actividad de un determinado tipo del
intelectual fijo y su carácter definido. Se presenta pensamiento natural, sino que también implica el cono-
bajo distintos aspectos, de acuerdo siempre con los' cimiento· de esta función y la percepCión y expresión de
contextos cada vez más amplios en los que es incluido su norma interna. Goethe vuelve siempre a insistir en la ·
y el lugar que el mencionado objeto ocupa en la totalidad · necesidad de la plena concreción, de que se realice
del Ser - o más bien, el que le es asignado por el pro- cabalmente la contemplación de la Naturaleza, donde'
gresivo avance del pensamiento- determina su cont~nido cada cosa singular debe .ser comprendida y contemplada
y significación teórica. · dentro del preciso contQrno de su · figura particular;
pero, con no menor agudeza, dice el miSmo autor que lo
No requiere mayores aclaraciones el dilucidar cómo · particular está sometido eternamente a lo general y que
este ideal del conocimiento controla el desarrollo 4e la sólo gracias a esto se va constituyendo ell su singularidad
ciencia y so bre todo la construcción de la física-matemá- ' . y en ella es comprendido. Justamente lo peculiar y
tica. Todos los conceptos de la física no tienen otro característico de la naturaleza viva· es que en ella no se
·objetivo que transformar en un sistema, en un conjunto da nada que no esté conectado con el todo. Goethe se
coherente de leyes· la "rapsodia de percepciones" con que pronunció así. acerca de la ley fundamental que rige .su
el mundo sensible se nos presenta realmente. Cada dato investigación: "Las observaciones del mundo físico
particular sólo se convierte en un fenómeno, en un hicieron surgir en mi fuero interno el convencimiento de
objeto de la "Naturaleza", cuando se somete a esta que toda contemplación de los objetos impone ·el alto
exigencia, pues "Naturaleza", en el sentido teórico . deber de buscar cuidadosamente cada una de las condi-
de la palabra, según la definición kantiana, no es na?a ciones bajo las cuales se presenta un fenómeno y de
más que la existencia de las cosas tal como estan tender, en lo posible, a circunscribir la totalidad de dicho
determinadas por las leyes generales. fenómeno, pues en últiarn instancia dichas condiciones
se ven forzadas a alinearse una contra otra o, más bien,
Podría parecer que este concepto kantiano resulta . a entreVerarse. Además, deben llegar a constituir una
demasiado estrecho, que va a carecer de eficacia tan especie de organización, a manifestar toda su vida
pronto como apartemos nuestra mirada (en primer ~!J.J~) interior ante la mirad~ .penetrante del investigador''.
de la " naturaleza" física y (en segunda instan~ia) de los
conceptos teórico-constructivos de las ciencias exactast Aquí l.o general no aparece. com.o en .la .física-matemá-
para dirigirla (en el prime r caso) a la biología y a las. l

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34
- - - - - ~~-----~~

tica, bajo la figura de una fórmula abstracta, sino que se revelen ·una regla universal, en la historia -por el
destaca como una "totalidad vital" concreta. No se trata contrario- se buscan deliberadamente este " aquí" y
de la mera subordinación del caso particular a la ley, este "ahora" para comprenderlos mejor en su propio
sino de una "organización" que, al relacionar la parte carácter. Ahora bien, la intención del historiador no se
con el todo, simultáneamente, percibe la forma del todo dirige a cualquier tipo de concepto, actualizable en una
en la parte. Ahora bien, el carácter discursivo del pensa- pluralidad de ejemplares similares y equivalentes, ni a
miento todavía conserva su vitalidad y efectividad en un acontecer repetible, reiterativo, sino que se refiere
medio de esta percepción, pues el objeto, en su deter- a la propiedad y peculiaridad de los hechos concretos,
minación y singularización individual, no se inmoviliza a lo fácticamente irrepetible y único. Y también es
simplemente frente a la percepción, sino que comienza cierto que esta nota única y peculiar, propia de la mate-
a moverse ante ella. No representa una mera y simple ria del acontecer y de la ciencia histórica, no incluye
figura, sino que se despliega en una serie y en una gran simultáneamente a su forma específica. Aun en el pensa-
variedad de figuras: se presenta bajo la ley de la miento histórico, el hecho particular sólo adquiere
" metamorfosis". Y esta metamorfosis no se interrumpe significado en virtud de las conexiones que va estable-
hasta que no haya sido recorrido todo el ámbito de la ciendo. Aunque no puede ser mirado como el caso de
observación natural. Dicho ámbito sólo existe para el una ley general, sin embargo, para pensarlo histórica-
investigador en cuanto es atravesado gradualmente por mente~ para que aparezca sub specie histórica, debe
una constante alineación de los casos, que progresa de lo ocupar su lugar como un miembro de la se:rie de los
próximo a lo próximo. acontecimientos, o pertenecer a algún nexo teleológico.
Su determinación en el ti.~mpó es, por tanto, lo exacta-
Goethe elogia la " máxima" de la metamorfosis por m~nte opuesto a su estado de aislamiento temporal; pues
cuanto ella lo condujo felizmente a través de todo el contemplado desde el punto de vista histórico sólo
dominio de lo comprensible y, por último, hasta el tiene significado si remite a un pasado y preanuncia
límite de lo incognoscible, ante el que se debe conformar el porvenir.
el espíritu humano. En este tipo de contemplación se
toma cada existente dentro de su singularidad, pero al Así, toda genuina reflexión histórica, en vez de perderse
mismo tiempo se lo concibe como un " analogon" de en la visión de lo meramente único, debe empeñarse, a
todo lo existente, de manera que la existencia siemp:re se semejanza del pensamiento morfológico de Goethe, en
presenta como apartada y a la vez como relacionada con hallar aquellos momentos "fecundos" dentro del curso
otra cosa. La forma del intuir no se opone a la del de los acontecimientos donde, como en puntos focales, ·
"deducir", sino que ambas se compenetran y. fusionan. concluyen series enteras de sucesos. En tales puntos,
Por eso dice Goethe de sí mismo: " .. • No descansaré las fases de la realidad, que se encuentran muy separadas
hasta hallar un punto significativo, del que puedan dedu- entre sí, llegan a conectarse hasta constituir un todo
cirse muchas cosas o, más bien, que él mismo las haga unitario para la concepción y la comprensión histórica.
brotar de sí y las lleve a mi encuentro". En cuanto ciertos momentos significativos son entresa-
cados de la corriente unüorme del tiempo, se relacionan
Se hallan bajo la misma ley de nuestro pensamiento enfre sí y se concatenan en series, se iluminan gra-
tanto los conceptos formales morfológicos y biológicos dualmente el origen y el fin de todo acontecer, su de
como los hiStóricos. Se ha establecido una distinción dónde y su hacia dónde. Así también, el concepto
entre el modo " individualizador" del pensamiento histó- histórico se caracteriza por el hecho de que a través
rjco y el modo ·~generalizador" de la ciencia. Mientras de él se forjan de un solo golpe miles de combinaciones;
que en esta última cualquier caso concreto es visto y no es tanto la percepción de lo singular, sino más
simplemente como una instancia de una ley general y el bien el tener conciencia de estas combinaciones lo que va
"aquí" y el " ahora" carecen de significado a menos que gestando eso que llamamos "sentido" específicamente

36 37
bist6rico de los fenómenos, o sea, su peculiar historicidad.
es peculiar _:dice Herder, en su ensayo sobre el origen
Pero no nos detengamos por más tiempo en estas del lenguaje- y cuando esta reflexión logró por primera
reflexiones generales, pues nuestra intención no se dirige vez moverse libremente. .. el hombre inventó el len-
a la estructura de los conceptos científicos~ sólo conside- guaje." Supóngase que cierto animal (por ejemplo, un
ramos esta estructura co~ el objeto de elucidar la forma coxdero) pasa ante ,los ojos de un ser humano. ¿Qué
y el carácter de los conceptos lingüísticos primordiales. imagen, qué visión de él se presentará a la conciencia
Mientras esto aún esté por hacer seguirá siendo incom- humana? Por cierto que no será la misma que "sentirán"
pleta la teoría puramente lógica de la concepción el lobo o el león; éstos ya la e~tarían husmeando y
intelectual, pues los conceptos del conocimiento teórico gustando mentalmente; y, dominados por la sensuali·
sólo constituyen una capa superior de la lógica, que a dad, el instinto }os arrojaría sobre ella. T.ampoco la
su vez se basa sobre otra capa inferior! la de la lógica imagen del hombre será semejante a la de otro animal,
del lenguaje. Antes que se inicie el trabajo intelectual para quien el cordero no tenga interés directo, pues
de concebir y comprender los fenómenos, debe haberle tal animal la dejaría pasar vagamente ante sí, ya que
precedido y haber alcanzado cierto grado de elaboración su instinto estaría dirigido hacia otra cosa. " ¡No lé
la tarea de la denominación, porque es esta tarea la que ocurre así al hombre! Tan pronto como éste siente
transforma el mundo de las impresiones sensibles, tal . la necesidad de conocer la oveja, po le molesta nin-
corno las poseen los animales, en un mundo mental, gún ·instinto, ni tampoco éste lo arrastrará demasiado
en un mundo de ideas y significaciónes. Todo cqnoci- cerca de su objeto ni lo alejará demasiado de él.
miento teórico parte de un mundo ya preformado por Simplemen~e, la oveja :>e le presenta tal como impresiona
el lenguaje y también el historiador, el científico, y aun a sus sentidos: blanca, mansa, lanuda... y la razón
el filósofo, viven con sus objetos sólo cuando el lenguaje humana, en su ejercicio conscient'e, sigue buscando una
se los presenta. Y esta dependencia inmediata, incons- característica para este ser, hasta hallar que ¡la oveja
ciente, es más difícil de comprobar que todo aquello bala! Ha encontrado la diferencia específica. Su sentido
que el espíritu crea mediatamente, a través de procesos interior ha sido activado. Este balar, que se ha grabado
conscientes de pensamiento. con mayor fuerza en su mente, que se aisló de todas
las demás propiedades de la vista y del tacto, se
Es evidente que aquí no tiene mucha aplicación la teoría adelantó y penetró más profundamente dentro de su
lógica, que remonta el origen de los conceptos hasta un experiencia ... ¡Ah, tú aes eso que bala! Esto es
acto de "abstracción" generalizadora. Es que tal "abstrae-'· lo que retienl· dentro de sí, lo que siente interiormente
ción" consiste en elegir de entre las múltiples propiedades como percibido humanamente, como bien interpretado, ·
dadas algunas que sean comunes a las respectivas expe- por haberlo reconocido en su atributo. Entonces, ¿ocu-
rienci~s sensoriales o intuitivas; y nuestro problema no rrió PO! medio de un atributo? Y éste ¿qué es sino una
es el de la elección de propiedades ya dadas, sino la palabra atributiva interior? Así, ·el sonido del balar,
obtención, la posición de las propiedades mismas. Aquí aprehendido por el ser humano como una característica
St. trata de comprender y aclarar la naturaleza y dirección de la oveja, se transformó, por medio de la reflexión,
de ese .. denotar", que debe anteceder a la función de~ en el nombre de dicho animal; y esto tiene lugar aunque.
~'denominar". Hasta los pensadores que más activamente· Sll -lengua (la c;lel hombre) nunca hubiese podido expre-
se ocuparon del problema del "origen del lenguaje'~ .sarlo'•.9 ·
creyeron necesario detenerse en este punto, y supusieron
sencillamente una original "facultad" del alma para el En estas declaraciones de Herder todav,ia parece oírse
proceso de "denotar." . claramente el eco de aquellas teorías que él estaba

"Cuando el hombre llegó a. la condición reflexiva que lel '9. Üb~r de-n Ursprung der Sprache", en Werke (e.d . Supham),
'!ti, pp. 35 Y SS.

38
'39
combatiendo: las teorías lingüísticas del Iluminismo, explicar el carácter particular de cualquier lenguaje,
que pretendían que el lenguaje derivaba de la reflexión es decir: su modo peculiar de ver y denotar. Así, la
consciente y lo consideraban como algo "inventado". cuestión del origen del lenguaje siempre tiende a conver-
El hombre busca características, porque las necesita, tirse, aun para los pensadores que la han comprendido
porque su razón, su específica facultad de "reflexión" profundamente y que más fatigas han sufrido por su
las exige. Esta misma exigencia sigue siendo algo no causa, en un intrincado rompecabezas. Toda la energía
derivado: una "fuerza fundamental del alma". Por cierto mental que a ella se aplica sólo parece hacernos girar
que de este modo la explicación se ha ido moviendo en un círculo ·vicioso y dejarnos en el mismo punto de
dentro de un círculo, pues también debe ser considerado donde habíamos partido.
como su comienzo el fin y la meta de la formación del
lenguaje, a saber: el acto de denotar reflejando las Sin embargo, la propia naturaleza de tales problemas
propiedades específicas de las cosas. fundamentales hace que la mente, por pocas esperanzas
que tenga de resolverlos alguna vez, nunca pueda dejar
La "forma lingüística interior" de Humboldt parece de tomarlos en cuenta. Recibimos algo así como un
conducirnos hacia otra dirección, pues este autor ya hálito de posible solución si, en vez de comparar las
no se refiere al "de dónde" de los conceptos lnigüísticos, formas lingüísticas primarias con las formas de la concep-
sino a su puro "qué"; no a su origen, sino a la revelación ción lógica, más bien tratamos de relacionarlas con las
de su peculiaridad. El modo de denotar, que es el sostén de la ideación mítica. Lo que nos induce a u bicar estos
de toda formación verbal y lingüística, acuña siempre dos tipos de conceptos, el lingüístico y mítico, en una
un típico carácter espiritual, una manera especial de sola categoda y a o ponerlos ambos a la forma del
concebir y aprehender. Por eso, la diferencia entre pensafuíentó lógico, es que ambos parecen revelar una
los diverso.s lenguajes no es una cuestión de sonidos y misma clase de aprehensión intelectual, que se contra-
signos distintos, sino de diferentes concepciones del pone a nuestros procesos del pensar teórico. Como ya
mundo. Si, por ejemplo, en griego, la Luna se denomina hemos visto, el pensamiento teórico tiende especialmente
"Medidora" (¡;.fw) y en latín, "Luminosa (luna), o si a liberar a Jos contenidos de la experiencia sensible e
en uno y el mismo idioma, como en el sánscrito, el intuitiva del aislamiento en que originariamente suelen
elefante se llama ora "el que bebe dos veces", ora darse; los saca de sus estrechos límites, los asocia con
"El bidentado", ora "El provisto de una mano" . .. otros contenidos, los compara entre sí y los conca-
todo ello demuestra que el lenguaje . nunca designa tena en un orden definido y en un contexto englobaddr.
simplemente los objetos como tales, sino siempre concep- Procede "discursivamente" ·en cuanto toma al conte-
tos, que surgen de la actividad autónoma de la mente. nido inmediato sólo como un punto de partida, desde
Por dicha razón, la naturaleza de estos conceptos el cual pueda recorrer toda la gama de las impresiones
depende de la dirección asumida por esa activa visión en sus múltiples direcciones, hasta lograr co mbinarlas,
intelectual. por fin, en una concepción unificada, en un sistema
cerrado. En este sistema ya no hay puntos aislados;
Pero aun este concepto de la forma interna del lenguaje todqs sus miembros se relacionan recíprocamente, se
presupone realmente aquello mismo que pretendía de- refieren los unos a los otros, y se aclaran y explican:
mostrar y deducir. En efecto, por un lado, el lenguaje mutuamente. Pareceria · así que lo singular, los hechos
es aquí el instrumento para cualquier perspectiva espi- aislados,. se fueran recubriendo más y más de hilos
ritual del mundo, el medio a través del cual ha de pasar invisibles, que los enlazaran con el todo. La significación
el pensamiento antes de hallarse a sí mismo y poder teórica que ahora reCiben se basa en e] hecho de estar
conferirse una determinada forma teórica; pero, por marcada con el sello de la totalidad.
otro lado, preci~mente esta clase de forma, esta especial
perspectiva del mundo, debe ser presupuesta para poder El pensamiento mítico, contemplado en las formas

40 41
más primigenias que podamos alcanzar, es ajeno al guna otra, es el dios" (p. 280). Aun hoy la vida de los
carácter de unidad intelectual, y hasta contrario a su primitivos nos descubre ciertos rasgos en los que este
espíritu, pues en esta su especial manera de ser, el proceso se destaca nitidamente y de manera casi palpa-
pensamiento no dispone libremente de los datos de la ble. En este punto podemos recordar los ejemplos
intuición para poder relacionarlos y compararlos entre utilizados por Spieth para ilustrar dicho· proceso: el
sí mediante la reflexión consciente, sino que es subyu- agua encontrada por una persona sedienta, el montón de
gado y cautivado por las intuiciones que repentin~en~e termitas que oculta a un fugitivo y le salva la vida, cual-
lo encandilan. Uega a descansar sobre la expenenClli quier objeto novedoso que suscita repentino terror en el
inmediata; sólo siente y conoce esta presencia sensible, hombre: todo esto es transformado directamente en un
que es tan poderosa como para hacer desaparecer todo dios. Spieth resume sus observaciones en las siguientes
lo demás. Para una persona que se halla bajo el hechizo palabras: '<J>ara la mente de los eveos, el momento
de esta intuición mítico-religiosa todo el mundo queda en que un objeto o cualquier atributo llamativo se
como anulado, paes el contenido inmediato, cualquiera enlaza con la vida y el espíritu del h·o mbre en una
que sea, que determina este interés religioso, llena. t~ relación perceptible, sea agradable o desagradable, marca
completamente su conciencia, que nada puede subSistir el nacimiento de un tro en su conciencia". Es como sí
junto a ella ni fuera de sus límites. El yo agota toda su la impresión aislada, su separación de la totalidad de las
energía en este solo objeto, vive en él y se J?Íer~e experiencias comunes y cotidianas, no sólo produjese
dentro de su esfera. En vez de ampliarse la expenencta una tremenda intensificación, sino también el mayor
intuitiva, encontramos aquí su limitación rriás extrema; grado de condensación, . y como si en virtud de esta
en vez de una expansión que podría elevarla hacia cúpu-. condensación se crease la forma objetiva del dios, de
las cada vez más amplias del ser, vemos aquí una ten- tal suerte que pareciera surgir de dicha experiencia.
dencia a la concentración; en vez de su distribución
extensiva su comprensión intensiva. Esta concentración En esta forma intuitiva, creadora, del mito, y no en la
de todas' las fuerzas en un solo punto es el requisito formacíón de nuestros conceptos discursivos, teóricos, es
previo de todo pensamiento mítico y de toda formula- donde debemos buscar la llave que ha de abrirnos los
ción mítica. Si, en primer término, el yo se entrega por secretos de los conceptos originarios del lenguaje. Ade-
entero a una sola impresión y queda "poseso" de ella; más, la formulación del lenguaje no debe ser retrot,raída
si. además, se da la mayor tensión entre el sujeto Y su hacia ninguna ·especie de contemplación reflexiva, ni
objeto: el mundo exterior; si la realidad ex terna no es hacia la tranquila y esclarecedora comparación de las
simplemente vista y contemplada, sino que se impone iínpreSiohes sensibles dadas de antemano ni hacia la
al Ji.o m bre en su cruda inmediatez, causando emocwnes abstracción de "atributos" deftnidos, sino que también
de miedo o de esperanza, de terror o de deseos satisfe- aquí hemos de abandonar estas intúiciones estáticas y
chos y liberados. .. entonces de algún modo salta la volver al proceso dinámico que .ocasiona el sonido
chispa y la tensión se afloja desde el momento en que la verbal por su propio impulso interior. Y tampoco basta
excitación subjetiva queda objetivada, desde que es esta mirada retrospectiva, pues por su intermedio. termi-
enfrentada por la mente humana como un dios o un namos por ser conducidos a otra pregunta más lejana y
demonio. dificil, la pregunta de cómo es posible que algo perma-
nente pueda brotar de tal dinamismo, de cómo el vago
Nos hallamos así frente al protofenómeno mítico-re. oleaje de las impresiones y sentimientos sensibles, ten-
ligioso que Usener trató de fijar con el concepto Y la didos hacia un objetivo, pueda hacer surgir una
expresión de "dios momentáneo". "En la inmediatez "estructura" verbal.
absoluta -dice- el fenómeno individual es endiosado,
sin que intervenga ni el más mínimo concepto genérico; La moderna ciencia lingüística, en su esfuerzo para
esa sola cosa, que ves delante de ti, esa misma, Y nín- iluminar el "origen" del lenguaje, muchas veces recurre

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al aforismo de Hamann de que la poesía es "la lengua
materna de la humanidad.. ; sus estudiosos han subra.,. pués de que haya palidecido y aun desaparecido
y_ado que el lenguaje. no se enraíza en. el lado prosaico, completamente tal recuerdo.
smo en el lado poético de la vida, qe tal suerte que su
último fundamento no debe ser buscado en la preocu- La misma función que desempeña esa imagen del
pación por la percepción objetiva de las cosas .Iii· en dios, esa misma tendencia a la existencia permanente,
c~asificarlas ~e . ~cuerdo con determinados atributos, deben ser asignadas a los sonidos articulados del len-
smo en el pnnuttvo poder del sentimiento subjetivo.t o guaje. La palabra, como dios o como demonio, no se
Pero, si bien esta doctrina de la expresión lírico-musical presenta
. ante el hombre como si fuera su propia cr~ación. '
de primer intento, parecería pode.r evadirse del ).círcul~ smo como algo existente y significativo por derecho
vicioso en que siempre vuelve a caer de nuevo la feorla propio, como una realidad objetiva. En cuanto saltó
de la expresión lógica, sin embargo, al ftn no puede la chispa, en cuanto la tensión y la emoción del
superar el abismo entre la función expresiva del lenguaje momento encontró su descarga en la palabra o en la
y su mera función denotativa. Es que también en esta imagen mítica, le ocurrió una especial peripecia a la
teoría sigue persistiendo una especie de hiato entre mentalidad humana; y fue que su excitación interior,
el aspecto lírico de la expresión verbal y su carácter que era un simple estado subjetivo, se desvaneció,
lógico; y precisamente sigue siendo oscura aquella · y transfiguró en la forma objetiva del mito o del lenguaje.
eman~ipación que tr~ sforma el sonido, en su expresión
emoctonal, en un somdo denotativo. Ahora puede comenzar una objetivación siempre pro-
gresiva. Del mismo modo que la actividad autónoma
También en este caso podríamos guiarnos una v~z· 'más del hombre .se extiende paulatinamente sobre una esfera
por la consideración de cómo fueron generados los cada vez más amplia, y llega a ajustarse y a organizarse
"di~ses ~omen~áneos", las configuraciones míticas 'pri~ dentro de ella, también el mundo m ítico y lingüístico
manas. S1 tal d10s, en su origen, es ~1 producto de· un sufre una progresiva organización, una "articulación"
instante, si debe su existencia a una ·sitúáción· -er.iiera-: cada vez más definida. Los dioses ..momentáneos" son
m~nte concreta e individual, que ñunca se repite del seguidos por los dioses de la actividad., tal como nos lo
m1sn:to modo, alcanza luego, sin embargo, cierta consis- señaló Usener a través de los " dioses funcionales" ro-
tencia que lo eleva muy por encima de la condición manos y las correspondientes divinidades lituanas. Wis-
accidental de su origeq. En cuanto se lo desliga de la sowa resume el carácter básico de la religión romana
necesidad inmediata, del miedo o de la esperanza de COtt las siguientes palabras: ..Todas sus deidades son
aquel momento, se transforma en un ser independiente, concebidas, por decirlo así, de manera puramente prác-
q~~ desde entonces vive según su propia ley, tras con- i:ica, como eficientes para las cosas con las que los
qUistar forma y continuidad. Se presenta a los hombres romanos tratan en su vida ordinaria: el medio ambiente
no como una creación del momento, sino como una en el que actúan, las distintas actividades que los recla-
potencia objetiva y superior, a la que ellos adoran y mll;n, las ocasiones que determinan y configuran la vida
proveen, mediante el culto, de forma cada vez más del hombre como individuo y la de la comunidad. Todos
definida. En adelante, la imagen del dios momentáneo estos aspectos del obrar están bajo la protección de
en vez de limitarse a conservar el recuerdo de aquell~ dioses claramente concebidos, dotados de poderes bien
que al comienzo significaba y fue -mera liberación definidos. Para los romanos aun Júpiter y Tellus eran
del miedo, o el cumplimiento de un deseo y de- una dioses de la comunidad, dioses del hogar y del campo,
esperanza- persistirá y continuará mucho tiempo des- del bosque y del prado, de la siembra y de la cosecha,
del crecimiento, de la flor y del fruto.u
10
Otto Jespersen,
- Progress in lanoouage,
o- Londres, 18.94, esp.
pp. 332 Y SS, 11 G. Wissowa, Religion und Kulttis der Romer, Munich, 1912,
voL 2 , pp. 24 y ss.

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45
Aquí se puede descubrir directamente cómo el hombre' bién las ejercitan los animales, pues también en su
sólo logra la percépción de la realidad objetiva a traves mundo de ~xperiencias son escogidos mediante la
de su propia actividad y por la progresiva diferenciación aprehensión consciente aquellos elementos sobre los que
de dicha actividad; antes de pensar en conceptos lógicos, se centran sus impulsos e instintos. Sólo aquello que
el hom ~re retiene sus experiencias por medio de im.áge- excita un instinto des!acado, como por ejemplo el ins-
nes míttcas claras y bien diferenc~das. Ta.m bién aquí el tinto de nutrición o el instinto sexual, o algo que se
desarrollo del lenguaje parece ser la antítesis del desen- relacione mediata o inmediatamente con él " está pre-
vo_lv.Dnjento sufrido por la intuición y el pens~iento sente" para un animal como un contenido objetivo de
mth~?s, pues no se puede asir la verdadera naturaleza y su sentimiento y apercepción. Pero semejante presencia
functon de los conceptos lingüísticos si se los considera sólo llena el preciso momento en que el instinto es
como copias, como meras reproducciones de un sólido' · provocado y directamente estimulado; tan pronto como
mundo de cosas, cuyos componentes fue.r an dados a Ja la excitación disminuye, y el deseo es apaciguado, satis-
mente humana ab ínitio y ya con la rígida delimitación' fecho, se desploma de nuevo el mundo del Ser, el
de sus ~entornos. De nuevo hay que establecer primero orden de las percepciones. Cuando un nuevo estímulo
los límites de las cosas y trazar sus siluetas por medio alcance a conmover la conciencia animal, quizá resucite
del lenguaje. ,Esto se consigue cuando el obrar del dicho mundo; pero siempre se mantendrá en los estrecho<:
hombre se organiza interiormente y su concepción del límites de las agitaciones y excitaciones del momento.
Ser logra una pauta cada vez más nítida. Sus sucesivos comienzos llenan únicamente cada mo-
mento presente, sin alinearse en progresión alguna, pues
Ya hemos demostrado que la función primaria de los lo pasado sólo se conserva de manera oscura, y lo futuro
conc~ptos lingüísticos no consiste en la comparación de no ll~ga a convertirse en imagen, en previsión. Es que
las dtversas experiencias sensibles ni en la selección de sólo la expresión simbólica crea la posibilidad de la
ciertos atributos comunes, sino en la concentración ctel Iilirad.a retrospectiva y prospectiva, porque sólo me,dian-
contenido perceptivo, destilándolo, por así decir, en un te los símbolos es como las distinciones no simplemente
solo punto. Pero el modo de esta concentración siempre se ocasionan, sino también se fijan en el interior de la.
d~pende de la dirección del interés subjetivo, y es deter- conciencia. Lo que una vez fue creado, lo que fue des-.
mmado no tanto por el contenido de la experiencia, tacado de entre el conjunto de las representaciones, ya no
como por la perspectiva teleológica desde la cual se lo desaparecerá si la palabra hablada le impone su sello y
enfoca. Sólo lo que resulta importante para nuestro le confiere su forma definitiva.
desear y querer, esperar y cuidar, obrar y actuar ...
esto Y sólo esto recibe el sello de la "significación" También aquí el reconocimiento de la función precede al
v~rbal. L_as distinciones en la significación son el requi- del Ser. Los aspectos del Ser se distingu.en y coordinan
sito prevto de aquella solidificación de las percepciones de acuerdo con las medidas proporcionadas por la
que, tal como hemos dicho antes, es condición necesaria acción; por tanto, no se guían por ninguna semejanza
para su denotación mediante las palabras. Es que sólo "objetiva" de las cosas, sino por ·su presentación a través
aquello que de algún modo se relaciona con nuestros de la práctica, lo cual las relaciona dentro de una
puntos focal_es del querer y del obrar, sólo lo · que de- conexión finalista. Este carácter teleológico de los con-
m~estra ser Impulsor u obstructor, importante o nece- ceptos verbales 12 puede ser fácilmente sosterudo y
san~. para nuestro esquema de vida y actividades, es elucidado mediante los ejemplos. de la historia del len-
eleSJ:dO de entre el flujo uniforme de las impresiones guaje. Gran cantidad de fenómenos que la ciencia lin-
sens1bles, es "destacado" en medio de ellas, o sea:
recibe un énfasis lingüístico especial, un nombre. 12 En cuanto a la estructura "teleológica" del lenguaje, véanse
Ia-s explicaciones más detalladas de mí Philosophie der sy mbo-
Las etapas inic~ales de este proceso de "destacar" tam- lischen Formen, 1, pp. 254 y ss.

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güística suele resumir bajo el concepto de "cambio de Y P ara ". agnc~
· ltura" ;14
· y lo hacen así, no porque no
significación", en principio sólo pueden ser realmente les sea mmed1atamente manifiesta la diferencia entre
comprendidos desde este punto de vista. Si las alteradas ~bas actividades, sino porque el bailar y la agricultura
condiciones de vida y los cambios que afectan al pro- s~~n, dentro de su_ ~isión de las .cosas, al mismo pro-
greso de la cultura han conducido al hombre a una pos!to, que es summiStrar medios de vida. En efecto
nueva relación práctica con su ambiente, en estas condi- se~un su creencia, el crecimiento y prosperidad de su~
ciones los conceptos lingü'ísticos no pueden conservar su mteses dep.ende en mayor grado de la correcta ejecución
"sentido" original. Comienzan a desplazarse, a moverse de sus bailes y demás ceremonias religiosas que del
de un lugar a otro, en la misma medida en que los correcto >: ~p~rtuno cultivo de sus campos. • s Tal fusión
límites de la actividad humana tienden a variar y de las acbvtdades provoca la identificación de los nom-
diluirse. Allí donde, por cualquier razón, la distin- bres, Y de l~s co~ceptos ~güísticos. Cuando los indíge-
ción entre dos actividades pierde su eficacia y sig- nas que ha.b ltan Junto al no Sean, de Australia, conocie-
nificación, es necesario üun bién el correspondiente r~n por pnmera vez el sacramento cristiano de la comu-
desplazamiento de las -acepciones verbales, de las món lo llamaron un "baile". 16 De este hecho se deduce
expresiones lingüísticas que denotan estas activida- nu~~amente la posibilidad de afirmar que el lenguaje
des. umf1ca los co~ceptos, a pes~ de todas las diferencias y
~asta de la mas completa disparidad de las apariencias
Un ejemplo muy característico de este proceso puede Siempre que los contenidos experimentales coincidan e~
hallarse en un artículo que Meinhof publicó bajo el su . ~sencia funcional, en este caso : su significado
título La influencia de las ocupaciones en el lenguaje de religioso. 1 7
las tribus bantúes de Africa. Según dicho autor, "los
hereros emplean para denominar la acción de sembrar Aquí se manifiesta uno de los motivos fundamentales por
la palabra rima, que es fonéticamente idéntica a lima, 1
que significa 'cavar, labrar' en otros lenguajes bantúes. ~ "Die Tarahumara tanzen überhaupt nur zu Zauberzwecken
bzw. als 'G_ebet', Tanzen ist ihnen daher, •• gleich arbeiten, was
El motivo de tan extraño cambio en la significación es aus . der .~ede~tung des Wortes für tanzen nolávoa hervorgeht"•
que los hereros ni cavan ni siembran; son vaqueros, y .}Jr_eU.:SS• Der Ursprung der Religion und Kunst", en Globus,
todo su vocabulario huele a vacas. La siembra y la voL 8'7-, 1905, p. 336,
labranza no son a sus ojos ocupaciones dignas de un lS .cr~. Preuss, Religion und Mythologie der Uitoto, Gottí ngen y
hombre; por eso, no vale la pena señalar distinción alguna LeJpZJg, 1923, 1, pp, 123 y ss.; 11, pp. 637 y ss.
entre. esas tareas inferiores" .13 16
E. Reclus, Le primitif d 'Australie, p. 28.
1
~ .E n fav.or d.e esta construcción "teleoJÓgica" del lenguaje
Los idiomas primitivos suministran muchos ejemplos .po~~mos aduciC o~o ejemplo notable que debo a una comuni-
contirmadores de que el orden de la denominación no cacJon, verAbal de m1 colega el profesor Otto Dempwolff. En el
reside en ia similítu d externa de las cosas o de .los l~n.guaJe kate, que es co~riente en Nueva Guinea, existe la palabra
bllm, qu; den~ta una c1erta especie de hierba con tallos vigoro-
acontecimientos, sino en que varios ítems son designados sos Y rat~es ·f!rmemente arraigadas en el suelo; de éstas se aftr·
de la misma manera y subsumidos bajo el mismo "con- 1Jl8· que man.tJenen. la tierra tan unida durante tos terremotos,
cepto", siempre y cuando estén provistos de la misma q~e no la.- de¡_an a~etarse. Cuando los europeos introdujeron por
significación funcional, o sea, siempre que ocupen idén- pnmera vez los clavos y ·su empleo se hizo popular los nativos
:r~s Uamaron biUrz, y lo mismo al alambre y a la~ varillas de
tico (o, al menos, análogo) lugar en el cuadro total de haerr.o; en re~unud.as cuentas,, a todo lo que sirviere para man-
las acciones y finalidades humanas. Por ejemplo, se dice tener las cosas umdas. A~e'!las, t~bién pue~e observarse muy
que ciertas tribus usan una misma palabra para "baile" -~ m~nudo, en. el, l~ngua]e mfantd, la creacion de semejantes
.Jdenhdades t~l~olog¡cas, que concuerdan bien poco con nuestros
¡nombres ~e~encos, y h~sta parecen desentonar con ellos. Cfr.
l3 "Über die Einwirkung der Beschaftigung auf die Sprache bei _C lara Y Wilüam Stern, Dte Kmdersprache Leipzig 1906 pp 26
den Bantustammen Afrikas", en Globus, vol. 75, 1899, p. 361. 17·2 y ótras. ' ' ' ' '

48 49
los cuales el pensamiento mítico trasciende la originaria ·indisolublemente unidos. En efecto, esta conexión es
indeterminación de las intuiciones "complejas", Y pro- tan estrecha, que casi resulta imposible determinar,
gresa hacia construcciones mentales concretamente de- basándose sólo en los datos empíricos, cuál de ellos
terminadas y nítidamente separadas entre sí. Est~ pro- - el mito o el lenguaje- encabeza la marcha progresiva
greso es determinado, en primer lugar, por medto del hacia la formulación y la concepción universal, y cuál
rumbo que asume la acción; es así que las formas d~ la de· ellos se limita a secundarlas.
invención mítica reflejan no tanto las característtcas
objetivas de las .. cosas" como, ~br~ _todo, las formas ~el Usener, en una sección de su trabajo, que es una de las
obrar humano. El dios de los pnnuttvos, como I_~ acc10n más significativas desde el punto de vista filosófico, ha
de los primitivos, se limita a un campo de ac~ton muy tratado de probar que todos los conceptos generales del
restringido. No sólo cada actividad ttene ~u dws parti- lenguaje deben atravesar previamente cierta fase mítica.
cular, sino que también cada momento smgular de .~n El hecho de que en las lenguas indogermanas los con-
determinado obrar, cada una de las fase~ de la acc1~n ceptos abstractos hayan sido casi siempre denotados por
total, se convierte en e\ dominio de un d10s o demomo medio de riom bres femeninos, con la terminación feme-
independiente, que patrocina precisamente esta es~era ~e nfua -a (-'17), representa para Usener una etapa originaria,
acción. Cuando se realizó en Roma un acto exp1ato_no en la que la idea expresada por la forma femenina no era
por haber sido arrancados los árboles de un bosquectllo pensada como un concepto abstracto, sino sentida y
sagrado de la diosa Día (Ce~es), sus sacerd?tes, _los representada inmediatamente corno una divinidad feme-
Hermanos Arvales, dividieron dtcho acto en va:ws eptso~ . nina. "¿Puede haber alguna duda -se pregunt a más
dios singulares, para cada uno de los· cuales t~~ocaban adelante- acerca de si 4lé$a<; (el Miedo que hace huir),
una divinidad especial: Deferenda, par~ veriflcar los existió antes, o si más bien lo precedió I(JÓ{30<; ," su
árboles; Commolenda, para trozarlos; Comquenda, para imagen divina o tal condición? ¿Por qué debe deno-
hacerlos tablones, y Adolenda, para quemar los restos minarse la condición como algo del género masculino,
de madera que debían ser descartados. 18 y no como del género neutro, corno rófJ éoc;? La pri-
mera creación de tal palabra debe haber sido inspirada
De modo muy parecido suelen proceder ciertos le~?uajes por la representación de un Ser personal y viviente: el
primitivos, que a menudo subdividen una acc10n en "Espantador", "El que provoca la huida"; y este Ser
varias otras, y que, en vez de ~o~prenderlas en su vuélve a insinuarse a través de las numerosas aplicaciones
generalidad y expresarlas con un termmo verbal ~eneral, de esa supuesta palabra abstracta: el~17A8Ev o €vbrea€
denominan cada .patte con un verbo separa~o, como «JJ{J(3oc; (el Aterrorizador me acecha, me asalta). Hemos
si tuvieran que de~mimuzar la -idea en pequenas partes de suponer el mi$mo proceso en todas las abstracciones
a fin de poder IQaii.ejarla mejor. Tal vez no sea_ mera feminizadas. El adjetivo femenino sólo se convirtió en
casualidad· que, en el lenguaje de los ev~os, tan neo en abstracción después de haber designado un personaje
"dioses momentáneos" y "dioses especiales" (como se femenino, y en los tiempos primitivos éste sólo pudo ser
deduce de la descripción de Spieth), se destaque est~ pensado como una·divinidad" (pág. 375).
peculiaridad lingüística con tanto vi~or. 19 Y aun allt
donde tanto el lenguaje como el mlt<? se elevan ~or Pero, ¿acaso la ciencia lingüística y la de la religión no
encima de tal intuición momentánea, sujet~ ~ lo ~ens1ble revelan también hu,ellas de una influencia inversa? ¿Aca-
y concreto, donde rompen las vallas que on.gmana~ente so ·n o hemos de suponer que esa manera tan caracterís-
parecían separarlos, permanece~ por mucho tiempo tica, propia de las lenguas flexivas, de otorgar un género
particular a cada nombre, también debe haber influido
18 Wissowa, Religion und Kultus der Ro~u, vol. 2, p. 25. <:fecjsivamente en las concepciones mítico-religiosas y.
19 s. Westermann, Grammatik der Ewe-Sprache, Berlín, 1907 haberlas conformado según su propia modalidad? O
p. 95. ¿será mera casualidad que entre los pueblos cuyos len-

so 51
guajes no mantienen tal diferencia de '"géneros" gramati- IV
cales, sino que en vez de éstos usan ot!"OS y más com- La palabra mágica
plejos principios de clasificación, el mundo mítico-reli-
gioso taro bién suele presentar una estructura completa-
mente distinta, representando to das la~ fases de la exis-
tencia, no bajo los auspicios de poderes p ersonales y
divinos, sin ordenándolas en clases y grupos totémicos?
Nos contentamos con plantear simplemente la cuestión,
cuya última respuesta sólo puede ser resuelta por una
detallada investigación científica. Pero, sea cual fuere la
respuesta, es evidente que tanto el lenguaje como el mito
desempeñan tareas similares en la evolución del pensa-
miento que va de la experiencia momentánea a las con-
cepciones duraderas, de la impresión sensible a la for- Basta aquí hemos intentado descubrir la raíz común de
mulación, y que sus respectivas funciones se condicionan la co_nceptuación lingüística y mítica; surge ahora la
mutuamente. La conexión de ambas prepara el terreno cuestión de cómo se refleja esta conexión en la estructura
para las grandes síntesis, de las que brota nuestra crea- del "mundo" que nos dan el lenguaje y el mito. Aqu í nos
ción mental, nuestra visión unificada del cosmos. encontramos con una ley que tiene la misma validez para
todas las fonnas simbólicas y que influye esencialmente
en su_.desarrollo. Ninguna de éstas se presenta inicial-
mente como una forma aislada, independiente, recono-
cible en sí misma, sino que sólo se va desprendiendo
poco a poco de su matriz común, que es el mito.
lodos los contenidos mentales, por más que demuestren
tener un dominio sistemáticamente independiente y su
propio " principio" autónomo, de hecho sólo se pre-
sentan en este tipo de combinación. La conciencia
teórica, práctica y estética, el mundo del lenguaje y el
de la moral, las formas fundamentales de la comunidad y
del Estado . . . se vinculan originariamente con las con-
~pciones mítico-religiosas. Esta conexión es tan vigo-
.r osa que, allí donde comienza a debilitarse el mundo
~el intelecto parece amenazado de total desintegración;
es tan vital que, tan pronto como las formas individuales
tratan de salir del todo originario para enfrentarlo en su
pretensión de originalidad específica, más bien parecen
desenraizarse y perder parte de su propio ser. Después
descubrimos poco a po'é o que justamente esta autodes-
tmcctón representa un momento necesario en su auto-
aesap:ollo, que la negación contiene el germen de una
nuev.a afirmación, que eL mismo divorcio se con-
vierte en punto de partida de una hueva cone-
~ón, la que a su vez surge de otras postulaciones
heterogéneas.

52 53
Este vínculo ongmario entre la conciencia lingüística y todo ser y todo orden, provienen. El pensamiento y su
la mítico-religiosa se expresa sobre todo en el hecho de expresión verbal son considerados, por lo común, como
que todas las estructuras verbales aparecen también como una sola cosa, pues la mente que piensa y la lengua que
entidades míticas, provistas de determinados poderes ·habla se pertenecen necesariamente. Así, en los más
míticos, y de que la Palabra se convierte, de hecho, en antiguos documentos de la teología egipcia, se atribuye
una especie de potencia primigenia, de donde procede este poder primordial de "el corazón y la lengua, al
todo ser y todo acontecer. En todas las cosmogonías dios creador Ptah, ya que él produce y dirige a todos
míticas, por más lejos que nos remontemos en su histo- los dioses, hombres, animales y demás seres vivientes.
ria, siempre podremos hallar esta suprema posición de Todo lo existente ha llegado a ser por medio del pensa·
la Palabra. Entre los textos que Preuss recogió de los miento de su corazón y el mandato de su lengua; a
indios uitotos, hay uno que concuerda paralelamente con ambos deben su origen todo Jo psíquico, así como toda
los pasajes iniciales del Evangelio de San Juan , y que, en la existenCia corpórea, el ser del Ka, así como el de todas
efecto, según su traducción, parece coincidir completa- las cualidades de las cosas. Aquí, como ya lo señalaron
mente con él. Dice así: "En el principio la Palabra dio ciertos eruditos, miles de años antes de la era cris·
origen al Padre". 2o Por más sorprendente que parezca la tiana se concibe a Dios como un Ser espiritual, que
semejanza, nadie intentará por eso deducir de ella un pensó el mundo antes de crearlo, y usó la Palabra
parentesco inmediato, ni tan siquiera una analogía entre como medio de expresión y como instrumento de
el contenido material del primitivo relato de la creación creación. 21
y el de las especulaciones del Evangelio de San Juan. Y, .
sin embargo, esta correspondencia nos enfrenta con un 21 Ver Moret. M ysteres Ef!yp tiens. París, 1913, pp. 11 8 y ss.:
problema latente, pues nos señala que aquí debe haber cfr. esp. Erman, "Ein Denkmal memphitischer Theologie" , en
una relación indirecta, que se eleva desde los más Sitzungsberichtder kfmiglir.h-Preussi.W!hen A kodemif' der Wi.~sPns­
chaften, XLIII, 1911 , pp. 916 y ss. Un paralelo exacto puede
" primitivos, balbuceos del pensamiento mítico-religioso encontrarse en un himno oolinesio a la creación. el cual.
hasta las estructuras más elaboradas, en las que dicho de acuerdo con la traducción alemana de Bastian (aquí al
pensamiento parece penetrar ya en el campo de lo pura- cas.tellano) dice lo siguiente:
mente especulativo.
"En el principio. el Espacio y el Compañero:
el Espacio, en lo alto del Cielo,
Obtendremos una idea más exacta del modo y fundamen- Tananaoa colmaba: El regía el Cielo,
to de esta relación, si logramos remontarnos (en nuestro y Mutuhei se enrollaba por encima de El.
estudio de los diversos ejemplares de la veneración AÚn no había ninguna voz, ningún sonido,
ninguna cosa viva en movimiento.
mítico-religiosa de la Palabra que nos ofrece por doquier Aún no había ningún día ni tampoco luz,
la historia de las religiones) desde la mera analogía de sólo una noche siniestra. negra v oscura.
sus respectivos contenidos hasta el reconocimiento de Tananaoa fue quien conquistó a la noche,
su forma común. Debe ser alguna función particular, y el espÍritu de Mutuhei taladró la distancia.
De Tananaoa brotó Atea,
esencialmente inmutable, que confiere a la Palabra este henchido d e fuerza vital, poderoso y fuerte;
carácter extraordinario y religioso, transportándola desde Atea era ahora quien regía el dÍa,
el principio a la esfera religiosa, a la esfera de "lo sagra- Y ahuyentó a Tananaoa"
do". En los relatos que de la creación hacen casi todas
"l.a idea básica de tod o es to es que Tananaoa desencadena este
las grandes religiones culturales, la Palabra aparece proceso desde el momento en que el silen cio original (Mutuhei)
siempre unida al Dios creador, el de mayor jerarquía, sea es desplazado a causa de la producción del sonido (Ono) y en que
en calidad de su instrumento, sea directamente como el ~tea (la luz) se casa con la auro ra (Atanua)". Ver S. Bastian,
Die heilige Sage der Polynesier, Kosmogonie urfd Theologie,
fundamento primordial de donde ella misma, así como Leipzig, 1881, pp. 13 y ss. Ver también Achelis, "Uber Mytholo-
gie und Kultus von Hawaii '', en Das A u~land, tomo 66, 1893,
20 Preuss, Re/igion und Mythologie der Uitoto, J, 25 y ss: ll, 659. p. 436.

54 55
Y así como enraizan en Él todo ser físico y psíquico eficacia. 24 El conocimiento de estos nombres confiere, al
así ocurre también con todos los lazos morales y todo el que lo posee, el poder de subyugar también el ser y lavo-
orden ético. Aquellas religiones cuya imagen del mundo luntad del dios. Una difundida leyenda egipcia nos cuen-
y cuya cosmogonía se basan sobre un fundamental con- ta que Isis, la gran maga, indujo astutamente al dios del
traste ético -el dualismo entre el bien y el mal- vene- sol, Ra, para que le desc1,1bríera su nombre, y que por este
ran en la Palabra hablada la fuerza primordial por cuyo medio obtuvo poder sobre él y sobre los demás dioses.25
solo intermedio el caos pudo ser transformado en un También. la vida religiosa de los egipcios evidencia de
cosmos ético-religioso. La Introducción del Bundahish varias maneras en todas sus fases esta fe en la supremacía
(la cosmogonía y cosmografía de los parsis) narra que la del nombre y en el poder mágico que le es inherente.26
lucha entre el poder del Bien y el poder del Mal, entre Para las ceremonias de la consagración de los faraones
Ahura Mazda y Angra Mainyu, comienza por la recita- hay determinadas normas que indican cómo se trans-
ción de Ahura Mazda, quien pronuncia las palabras de fieren los diversos nombres de los dioses al faraón·
la oración santa (Ahuna Vairya): "Dijo aquello que está Y cada nombre nuevo le transmite a su vez un nuev~
constituido por veintiuna palabras. La terminación, es a,tributo, una nueva fuerza dívina.27
decir, su triunfo, la impotencia de Angra Mainyu, el
declinar de los Daevas, la resurrección y la vida futura, Además, este dogma desempeña un papel importante
el fin de la oposición contra la (buena) creación para . en la doctrina egipcia del alma y de su inmortalidad.
toda la eternidad .. , todo esto se lo mostró a Angra
Mainyu .. . Cuando fue dicha una tercera parte de esta
oración, Angra Mainyu se retorció de miedo; cuando
habían sido dichos dos tercios, cayó de rodillas, y
¡,
2
Según la leyenda ~e los maoris, que relata su primera emigra-
CIOn ~ Nue,va Zeland ta, éstos no llevaron consigo sus viejos dio·
cuando se acabó de decir en su totalidad, se sintió ses, stno solo sus potentes o raciones, por medio de las cuales
consternado e impotente de cometer cualquier abuso est-a ban .seguros de poder doblegar la voluntad de los dioses a
sus deseos; cfr. Brinton, Religions o[ Primirive People.~. pp.
contra las criaturas de Ahura Mazda, quedando confun- F0"3· Y ss.
dido por tres mil años". 22 - También aquí las palabras 25
"'Yo soy- dice Ra en esta historia-- el de los muchos nom-
de la oración preceden a la creación material, resguar- br~s Y de las .muchas f.o tmas, y mi forma está en cada dios...
dándola contra los poderes destructivos del mal. ~~ padre Y ":1' madre me dijeron mi nombre. y éste permaneció
o_culto en mt cu_e rpo desde m i nacimiento, a fin de que ningún
mago pudiese adquirir poder mágico sobre mí, invocando tal
Del mismo modo, en la India, se antepone el poder n~~bre.' Entonces dijo Isis a Rá (que hab ía sido picado por una
de la Palabra Hablada (Vac) al poder de los propios ~-bora venenosa de su creación, y que apelaba a todos los
dioses. "De la Palabra Hablada dependen todos los
dioses, todos los animales y todos los hombres.... La
dioses en busca de ayuda contra el veneno}: 'Dime tu nombre
plidre de los dioses••. , dímelo , para que el veneno huya de
pues el hombre cuyo nombre es pronunciado conserva así su
ti:
Palabra es lo Imperecedero, es el Primogénito de la Ley ~a! El veneno quemaba más que el fuego , de tal suerte que el
eterna, la madre de los Vedas, el ombligo del mundo diOs ya no pudo resistir más y dijo a Isis: 'Mi nombre ha de
divino".2 3 sálir . de .mi, cuerpo y trasl~darse al tu~.o·. Y agregó: 'Debes
~ultar.lo, solo puede~ revelarselo a tu hiJO Horus, para que le
A esta prioridad de su origen corresponde la de suva de potente hechtzo contra todo veneno' ". Erman, Aegyp- .
ten und aegyptisches Leben im Altertum, II, pp. 360 y ss.;
su poder. A menudo, el nombre del dios, más que Die aegyptische Religio n, vol, 2, pp. 173 y ss.
el dios mismo, parece ser la verdadera fuente de su 26 - . •
· C::fr. los eJemplos Citados por Budge en Egyptian Magic, vol.
~-· _Londres, 1.911, pp. 157 y ss. y también Hopfner, Griechisch·
22 Ver Der Bundehesh, zum ersten Male herausgegeben von Agyptischer 0/fenbarungszauber, Leipzig, 192 1, pp. 680" y ss.
Perdinand Justi, Leipzig, 1868, cap. I, p. 3. 21
Cfr• esp. G. Foucart, Histoires des religions et méthode
23 Taittiriya Brahm, 2, 8, 8, 4 (en alemán, por Gelder, en su ·cinnpariJtive, París, 19 12, pp. 202 y ss.; "Donner a u Pharaon
R eligionsgeschichtliches Lesebuch, p. 125). :1m '-nom' nouveau, dans Jeque! entrait la désignation d'un attribut

56 57
tonces reservado para su propio empeño personaJ. 29 •
Las almas de los que partían, en su VIaJe al país
de los muertos, no sólo debían ser provistas de bienes El nombre hasta puede adquirir un status por enc~a
físicos, como alimentos y ropas, sino también de cierto del significado más o menos accesorio de la poses1on
equipo mágico, compuesto sobre todo por el nombre personal, en cuanto es visto como un verdadero ser
de los guardianes del más allá, pues sólo el conocimiento substancial , como una parte integrante de su portador.
,
de dichos nombres puede abrir las puertas del reino C-omo tal, es de la misma categona que su euerpo o su
de la muerte. Hasta el bote en que es conducido el alma. Se dice de los esquimales que, para ellos, el hombre
muerto, así como todas sus partes -los remos, el se compone de tres partes: su cuerpo, su alma Y su
mástil, etc.-, exigen ser llamados por sus verdaderos nombre.30 También en los egipcios -encontramos una
nombres; sólo en virtud de esta apelación pueden interpretación parecida, pues creían que junto al cuerpo
serie útiles y serviciales y ser inducidos a guiarlo a su físico del hombre había por un lado su Ka, o doble
.¡destino. 28 general, y por otro, su nombre, como una ~er~e de
"doble" espiritual. Y de estas tres d~termmaetones
La esencial identidad entre la palabra y lo que ella es justamente la última la que se convterte cada vez
designa se hace aún más evidente si en vez de considerar más en la verdadera expresión del "yo ·mismo", de la
dicha relación desde el punto de vista objetivo, la vemos "personalidad" del hombre.3t Aun en cultura~- mucho
desde un ángulo subjetivo. Pues también el yo del hombre, más avanzadas se sigue expresando esta conex10n entre
su mismidad y personalidad están indisolublemente uní- 1a personalidad y el nombre. Cuando en el derecho
dos con su nombre en el pensamiento mítico. Aquí romano se articuló formalmente el concepto de ..persona
el nombre no es un mero símbolo, sino que es parte de legal" y este status era negado a ci~rtos individu.~s,
la personalidad de su portador; es una propiedad que también se les negaba a esos mismos suJetos la poses10n
debe ser protegida con gran cuidado, ·y cuyo uso ha oficial de un nombre propio. ·Bajo la ley romana los
de ser reservado exclusiva y celosamente para su dueño. esclavos no tenían derecho a flingún nombre legal,
A veces no es sólo el nombre propio, sino también J>ürque no tenían función alguna como personas legales. 32
cualquier otra denotación verbal, que de este modo es
manejada como una propiedad física, y como tal puede En otro sentido, la unidad y unicidad' del nombre no
ser adquirida y usurpada por algún otro. Georg von der son sólo la señal de la unidad y unicidad de la persona,
Ga belentz, en su libro sobre la ciencia lingüística, sino que realmente la constituyen, pues el ~o~b!e es
menciona el edicto de un emperador chino del siglo aquello que primero hace del hombre un m~tduo.
tercero antes de Cristo, por orden del cual. un pro- Donde no consta esta distinción verbal, allí comienzan
oom bre en primera persona, que hasta entonces a borrarse los límites de la individualidad. Entre los
había sido de legítimo uso popular, fue desde en- algonquinos, una persona que lleva el mismo nombre
que otra es considerada como su otro yo, su alter

ou d' une manifestation de l'Eoervier, puis, plus tard. de Ra. 29 G. v. d. Gabelentz, Die Sprachwissenscha[t, p. 228.
~t f ajo·uter aux autres noms du protocole royale, e' était
pour les Egyptiens introduire dans la personne ro.yale, et 30 Ver Brinton, Religions o[ Primitive Peoples, p. 93.
s uperposer aux autres éJéments qui la composaient déj3, un etre
31 Cfr. Budge, op. cit., p. 157; Moret, 1\<fysteres Eoptiens.
nouveau, exceptionnel, qui était une incarnation de R~ Ou, plus
exactement. c'était be! et bien détacher deRa u ne des vibrations, p. 119.
une des ames fortes, dont chacune est lui tout entier; et en la 32 Mommsen Rómisches ·Staatsrecht, lll, 1, p. 203 ; cfr. Rudolf
faisant entrer daos la personne du Roí.. c'était transformer Hirzel, "Der Name - ein Peitrag zu seiner Geschichte im A lter-
toute celle-ci en un nouvel exemplaire, un nouveau support ma- t um und besonders bei den Griechen", en AblzandlunKen der
t~riel de la Divinité". sachsischen Gese/lschaft der Wissenscf¡aften, vol XX V 1, 1918.
p. 10.
l8 Para más detalles, ver Budge, op. cit., pp. 164 Y ss.

59
58
- - - - - -- -- - -- -- -

ego.33 Si, de acuerdo con una costumbre muy difundida, Análogamente, solía cambiarse el nombre de los enfer-
se le pone a un niño el nombre de su abuelo, este hecho mos o de los asesinos, aduciendo el mismo principio
expresa la creencia de que el abuelo ha resucitado, que de que asf la muerte no los hallaría. Aun dentro de la
se ha encarnado en el varoncito. En cuanto nace un cultura girega se mantuvo la costumbre del cambio de
niño, se trata de comprobar cuál de sus antepasados nombre por motivaciones míticas 37.
desaparecidos ha renacido en él; sólo después que esto
ha sido determinado por el sacerdote, puede seguir En general, el ser y la vida del hombre están tan estre-
la ceremonia, por la cual el infante recibe el nombre ·chamente ligados a su nombre que, mientras éste se
de su antecesor.34 mantenga y sea expresado, a su portador se le considera
como presente y como directamente activo. El muerto
Aun más, la concepción mítica no enfoca la individuali- puede siempre ser "invocado", en el verdadero sentido
dad humana como algo simplemente fijo e inmutable, de la palabra, desde el preciso instante en que lo
sino que ve cada fase de la vida del hombre como nombren sus sobrevivientes. Como ya se sabe, muchos
una nueva personalidad, como un nuevo yo; y esta pueblos primitivos, por miedo de recibir tales visitas,
transformación se manifiesta sobre todo en su cambio fueron obligados no sólo a evitar cualquier mención
del nombre. En la pubertad, el muchacho recibe otro del difunto, cuyo nombre era prohibido mediante
nombre, porque, en virtud de los ritos mágicos que ciertos tabúes, sino que hasta se abstenían de expresar
acompañan a su iniciación, deja de existir como niño paiabras o sílabas que tuvieran algunas asonancias con
y renace como hombre, como la reencarnación de uno el nombre del muerto. Sucedía con frecuencia, por
de sus antepasados. 3S En otros casos, el cambio de ejemplo, que una especie animal, cuyo nombre había
nombre sirve a veces para proteger al hombre contra sido usado como propio por el muerto, debía recibir
un peligro inminente; la persona amenazada logra esca- otra denominación, para que, al nombrar al animal, no
par de este peligro cuando, por medio de un nombre se nombrase también simultáneamente al muerto.38
nuevo, se inviste de un yo diferente, cuya· forma lo Procesos de esta especie, co~pletamente míticos en su
vuelve irreconocible. Entre los eveos se acostumbra motivación, han tenido muchas veces radical influencia
dar a los niños, sobre todo a aquellos cuyos hermanos sobre la modalidad de un lenguaje y han modificado
o hermanas mayores habían muerto prematuramente, bastante su vocabulario.39 Y cuanto más se extien-
un nombre con una nota intimidante o si no se les de el poder de un ser, cuanto más eficacia y "sig-
atribuía alguna naturaleza no-humana, pues así se creía nificación" mítica encierra en sí mismo, tanto más
poder espantar o engañar a la muerte y lograr que grande es también la esfera de influencia de su
pasara ante ellos como si no fuesen seres humanos.36 nombre.
37 Hermipoos. 26, 7: "ElLa roin-o xaXwc; h~l.v 8e~t xa't lepo{
33 " The expression in the Algonkin tongue for a person of the au1Jpec; ÉfJt:urrtuav evaX?I.árreLU ra TWII Cz1TOLXOJJÉUWV OliÓ~ara,
same name is nind owiawina = he is another myself". (Cuoq,
Lexique Algonquine, p. 113; citado de Brinton, op. cit., p. 93).
mrwc; reXwvo vvrac; abrovc; Kara. TOU evaépt.au TÓrrou Xctu8avew
Cfr. esp. Giesebrecht, Die alttestamentliche Schiitzung des
€ffi ~<at 6t€pxc;o 8uc', citado por Dietrich, Eine Mithrasliturgie,
Lejpzig, 1903, p. 111 (Anm).
Gottesnamens in ihrer religionsgescliichtliehen Grundlage, KO-
nigsberg, 1 90 1, p. 89. 38 Ten Kate, "Notes ethnographiques sur les Comanches", en
34 Ver por ej. Spieth, Die Religion der Eweer, p. 229. Reyue d'Ethnographie, IV (citado de Preuss, "Ürsprung der
Religion. imd Kunst", en Globus, vol. 87, p. 395).
3S Ejemplos ilustradores pueden ser encontrados especialmente
en los ritos de iniciación de las tribus nativas australianas; cfr. 39.La prohibici6n de emplear ciertos nombres, tal como pude
esp. Howitt. The native tribes of South·East Australia, Londres inferirlo de una comunicación personal de Meinhof. ha desem-
1904, y James, Primitive ritual and belief, Londres, 1917, pp. 16 ·peñado un papel muy importante especialmente en AfriCa.
y SS. ·Por ejemplo, entre muchas tribus de los bantúes, las mujeres no
deben pronunciar el nombre de su marido ni el de su padre;
36 Cfr. Spieth, op. cit., p. 230. por· tal motivo, se ven obligadas a inventar nu evas palabras.

60 61
Dicha prescripción de guardar secreto se aplica e~ ~;i­ más tarde esas palabras. " Dondequiera que estén dos
mer lugar al nombre del dios, pues la mera pronunctacton o tres reunidos en mi nombre (éic; TO €J10V OVOJla),
del mismo desataría todos los poderes inherentes a t al allí estoy Yo en medio de ellos, (San Mateo, XVIII, 20);
dios.4o Aquí nos enfrentamos otra vez con u~o de los esto no quiere decir más que : "donde pronuncien
motivos fundamentales y originarios que, arr3lgados en mi nombre los reunidos. allí estoy Yo realmente
las capas más profundas del pensar y sentir míticos, presente". kycaoO~-rw -ro 'óvopá aov tuvo una signi-
persisten hasta las formulacion_es más el~vadas de la ficación mucho más concreta de lo que dejan vislumbrar
religión. Giesebrecht ha estud1ado detem~amente ~1 las explicaciones p0steriores de las distintas doctrinas
origen, expansión y repercusión de este motivo a traves e iglesias,.41
del Antigoo Testamento en su trabajo Die alttestamen-
tliche Schatzung des Gottesnamens und ihre religions- También el "dios especial" vive y actúa únicamente
geschichtliche Grundlage. Y también el_ cristia~is~o eiÍ su dominio particular, hacia el cual orienta su
de los primeros tiern pos se halla todavía baJO el sortileg¡o nombre y con el que se mantiene unido. Por eso,
de semejante idea. " Que el nombre pueda reemplazar todo el que quiera conseguir su protección y ayuda
a la pe.rsona nombrada, que pronunciarlo equivalga debe cerciorarse de haber penetrado realmente en ese
a 1Jamar un ser humano a la existencia, que un nombre dominio : de haberle conferido su "verdadero" nombre.
sea temido por su auténtico poder, que se trate de Esta necesidad explica el estilo de la oración y del
conocerlo, pues al que sepa expresarlo 1~ confi7re _u n vocabulario religioso en general, tanto en Grecia como
control sobre dicho poder, todo esto - afuma Dtetnch en Roma; de ahí todos aquellos giros en los que se
en su trabajo Eine Mithrasliturgie-, nos permite alte.rnan los diversos nombres del dios y en los que se
comprender Jo que sentían y querían expresar los varia constantemente su nombre, para evitar el peligro
primeros cristianos cuando decían: en el ~ombre _de de errar en la denominación correcta y decisiva. En lo que
D!os. en el nombre de Cristo, en vez de decrr: en Dtos
se refiere~ los griegos, esta costumbre puede ser compro-
y et~ Cristo. Ahora se nos aclaran cier!as expresiones
bada en un conocido pasaje del Cratilo platónico;42
como {3a1TTÍ~ELV Ú<: 70 ó'vojla XPw-roo, en vez. de: en Roma ella condujo a una fórmula fija, donde los
{3a'íTTÍ~EtV Ei<: Xpwróv. El nombre . es pronunct~?o
diversos modos de la invocación, correspondientes a los
sobre la fuente bautismal y, de ese modo, toma poseston
diversos aspectos de la naturaleza o de la voluntad
del agua y la llena de su virtud, para que el neófito
de cada dios, eran alineados en una expresión disyuntiva
quede sumergido (en el verdadero sentido de la palabra)
~

de "sble• .. sive (o ... o). 4 3 Este modo· estereotipado


dentro del nombre del Señor. La liturgia de la congrega-
de invocación debe repetirse cada vez; pues cada acció n
ción religiosa que comienza con las palabras " en el
piadosa ejecutada en honor del dios, cada apelación
nombre de Dios", fue pensada a1 mismo tiempo para
dirigida a él, sólo atraerán su atención si se expresan
que se usara dentro del dominio d.e la efica~ia_ ~el a través del n ombre apropiado. Por eso, el arte de la
nombre, que ya había sido pronunciado al pnnc1p1o,
correcta invocación se desarrolló en Roma hasta el
por más formal e irrealmente que se hayan empleado
punto de llegar a ser una verdadera técnica sacerdotal,
40 Pard las orácticas mágicas de la época griega posterior, cfr. cuya Biblia, los lndigitamenta, se hallaba bajo la custodia
Hopfner, Grlechisch-iigyptischer Offenbarnugszauber, § 701, P• de:los pontífices.44
179: "J e hoher und machtiger der Go t t war, desto kra~tiger und
wirksamer musste auch sein wahrer Name sein. Daher 1s~ es ganz 41 Djetñch, Eíne Mithrasliturgie, pp. 111 , 11 4 Y ss.
folge richtig anzunehmen, dass der wahre Name d es emen Ur- 42 Plat~ón, Cratilo, 400 E.
go liS, des Schopfers (ó71¡.uoup-y~~) fúr ~ensch_en überhaupt
unertriiglich sei: denn dieser Name war J3 zugbech auch d~s 43 Para ·m.ás detalles ver Norden, Agnostos Theos: Untersuchun-
Gottlichc an Sich und zwar in seiner hochsten Po tenz, da!ter fur -gen zur Formengeschchite religioser R ede, Leipzíg, 191 3 , pp.
die schwach e Natur des Sterblichen viel zu s1ark; daher totet er 143; Y SS.
den, der ihn hort". 44 Cfr. Wissowa, Religion und Kultus der Romer, vol. 2 , p. 37.

62 63
En este punto nos detenemos, pues en vez de acumular Es fácil ver que esta especie de hipóstasis ha de llevamos
material teológico y etnológico, más bien queremos a adoptar una actitud muy diferente respecto de la
aclarar y definir el pro blema que se nos presenta a palabra hablada, de su contenido y de su fuerza,
través de su contenido. Semejante entrelazamiento Y actitud que será muy distinta de la que el pensamiento
engranaje, tal como aquí se ha manifestado, entre los discursivo nos provoca. Para el pensar teórico, la palabra
elementos del lenguaje y las diversas formas de concep- es esencialmente un vehículo puesto al servicio de su
ción mítico-religiosa, no puede ser mero efecto del azar, función fundamental, a saber : el establecimiento de
sino que ha de fundarse en características comunes relaciones entre el fenómeno dado y presente y otros
al lenguaje y al mito. Para explicar esta íntima conexión, que se le asemejan o que de algún modo se conectan
algunos eruditos la han atribuido a la fuerza sugestiva con él según cierta ley de coordinación. El significado
de la palabra, de la orden pronunciada, a la que parece del pensamiento discursivo se realiza íntegramente en
estar sujeto de especial manera el hombre " primitivo"; esta función; en tru sentido resulta ser algo esencialmente
y en el poder mágico y demoníaco que, para el ideal, como un "signo" o símbolo, cuyo objeto no es
pensamiento mítico, posee toda expresión verbal, han una verdadera entidad substancial, sino que se manifiesta
creído ver únicamente la objetivación de esta experiencia más bien en las relaciones de pensamiento que establece.
primaria. Es que la palabra, como si fuera una estructura de otro
orden, de una nueva dimensión intelectual, se interpone,
Pero no podemos fundar los auténticos y esenciales por así decir, entre las reales impresiones particulares,
fenómenos de la concepción lingüística y mítica sobre tal como se dan en su inmediato aquí y ahora ~ y
una base. empírica y pragmática tan estrecha, sobre tales justamente esta interposición, este sobresalir de la
detalles de la experiencia individual o social, pues nos esfera de los datos inmediatos, es lo que le confiere
intriga cada vez más la pregunta de si la íntima relación esa libertad y agilidad que le permite moverse entre los
de contenido (que comprobamos reiteradamente entre objetos específicos y conectarlos entre sí.
las realizaciones del lenguaje y las del mito) no se
explica más acertadamente reconociendo que es común Esta libre idealidad de la palabra, en la que reside lo
para ambos la forma de evolución y que también esencial de su naturaleza lógica, es forzosamente incom-
son comunes las condiGiones que rigen tanto la expresión patible con el reino de l a concepción mítica, pues para
verbal como la formación mítica desde sus comienzos éste sólo tiene significación de existencia aquello que se
más remotos e inconscientes. Hemos visto que estas le presenta en su realidad tangible inmediata ; aquí
condiciones se dan en un tipo de aprehensión que es no interesa el simple " referir" o "significar", sino que
contraria al pensamiento teórico y discursivo. Porque todo contenido de conciencia, hacia el cual tiende e
si éste tiende hacia la expansión, la implicación y la intenciona la mente, es transformado inmediatamente en
relación sistemática, las creaciones lingüísticas y míticas, una forma de presencia real y efectiva. El pensamiento
por el contrario, se inclinan hacia la densificación, la no confronta aquí el contenido de sus datos en actitud
concent ración y la caracterización aislada. de libre reflexión, intentando comprenderlo en su
estructura y sus conexiones sistemáticas, y analizándolo
En el pensamiento discursivo, el fen ómeno individual según sus diversas partes y funciones, sino que es, por
es relacionado con la totalidad ejemplarizadora del ser el contrario, aprehendido mediante su instantánea impre-
y del acontecer, y es ligado a esa totalidad con hilos sión global; no desarrolla el contenido dado por la expe-
cada vez más elaborados y cada vez más resistentes. riencia, ni avanza o retrocede partiendo de él, para
En la concepción mítica, empero, las cosas no se toman poder hallar "causas" y "efectos", sino que se queda
por lo que significan indirectamente, sino por su satisfecho con abarcar la existencia cabal.
aparien cia inmediata; son comprendidas como repre--
sentaciones puras e incorporadas así a la imaginación. Cuando Kant definió la " realidad" corno todo conte--

64 65
nido de la intuición empírica que siga las leyes gene- tre la "imagen" y la "cosa", entre el nombre y el objeto.
rales y tome así su lugar en el ..contexto de la expe-
riencia", dio la definición exhaustiva del concepto de También es posible aclarar y explicar desde otro
realidad, dentro de los cánones del pensamiento discursi- ángulo esta incorporación substancial que sufre la
vo. Pero ni el pensamiento mítico ni la concepción verbal palabra hablada, pues análoga hipóstasis o transubstan-
primitiva reconocen semejante "contexto de la experien- ciación se nos presenta también en otros dominios de
cia", pues su función, como ya hemos visto, consiste más la creación mental, y hasta parece ser el proceso típico
bien en un proceso casi violento de diferenciación y de de todo crear e imaginar no consciente. Todo trabajo
individuación. Sólo cuando se ha conseguido este tipo de cultural, sea técnico o puramente intelectual, actúa
cruda inividuación, y cuando la intuición inmediata ha mediante cambios graduales, que llevan al hombre desde
sido concentrada sobre un solo punto y- hasta podría la relación directa entre él y las cosas hasta la relación
decirse- reducida a él, surge de esto la forma mítica y la indirecta. Al comienzo, el impulso sensible es replicado·
lingüística, y emerge la palabra o el "dios momentáneo" en seguida por su satisfacción, pero gradualmente van
de la mitología. interviniendo más y más términos mediadores entre
la voluntad y su objeto. Parecerfa como si la vo-
Esta génesis peculiar determina a su -vez el tipo de luntad, para lograr su objetivo, tuviera que alejarse
contenido intelectual que es común a ambos,' pues de dicha meta, en vez de acercarse a ella; en vez de
donde el proceso captador tiende no a una expansión atraer el objeto haciá su ámbito mediante una reacción
y ampliación universalizadora del contenido, sino más simple, análoga casi a la de los reflejos, debe ir dife-
bien a su intensificación más vigorosa, tal génesis no renciando su obra y extendiéndola a un círculo más
puede dejar de tener su repercusión sobre la conciencia amplio de objetos, para que, finalmente, por medio
humana; desde ese momento toda otra existencia o de la suma de todos estos actos y empleando los
acontecer parecen estar perdidos para una mente así más diversos ..recursos", pueda realizar el fin an-
sojuzgada, y aparecerá como destruido todo puente que siado.
pudiera unir el concreto contenido intuitivo con la tota-
lidad de la experiencia sistematizada; sólo ese mismo En el campo de la técnica, esta creciente mediación
contenido, sólo aquello que en él es formado y destacado se manifiesta en la invención y el uso de herramientas.
por la concepción mítica y lingüística, llena toda la Pero también aquí hay que observar que, en cuanto el
conciencia, todo el campo subjetivo. Es así que este hombre empleó una herramienta, comenzó a mirarla,
contenido experimental debe predominar con ilimitado no como un mero artefacto, del cual se sabía y
poder sobre todo el mundo de la experiencia; no puede /reconocía creador, sino como algo independiente; un Ser
ser comparado ni medido con nada que esté más acá o pro:visto de pod~res propios. En vez de dominarlo con su
más allá de él, sino que su mera presencia es la suma de voluñtad, lo transformó así en un dios o demonio que
todo el ser. Por eso, la palabra que denota este conte- le .imponía la suya, al que se sentía sometido y al que
nido de pensamiento no es un' mero símbolo conven- adortt.ba a través de los ritos de un culto religioso.
cional, sino que está mezclada con su objeto en indisolu- Ya en tiempos muy remotos, el hacha y el martillo
ble unidad. La experiencia consciente no se adhiere de parecen haber recibido tal significación relígiosa;4s y
cualquier modo a la palabra, sino que se agota en ella. aún se conserva en nuestros días entre los pueblos
Lo que alguna vez fue fijado en una palabra o en un píiniitivos. fl1 culto de otros utensilios, como la azada o
nombre, aparecerá en adelante no sólo como algo real, el anzu·elo, la lanza o la espada. Entre los eveos, el
sino corno la Realidad. Desaparece lo que hay de poten-
cial entre el mero "signo" y lo "designado"; en lugar 45 ·E·
1emp1os ilustrahvos
. de esto pueden hallarse por ejemplo en
de una "expresión" más o menos adecuada, encontramos Beth, EinjUhrung in die vergleichende Religionsgeschichte,
una relación de identidad, de completa coincidencia en· I.;eip~ig, 1920, pp. 24 y ss.

66 67
martillo del herrero (Zu) es estimado como una divini- hasta lo es1.ontáneo se convierte en receptivo, Y todo
dad poderosa, a la que rezan y ofrecen sacrificios.4 6 lo producido por ei hombre en algo meramente
Hasta en la religión y en la literatura de los griegos
recibido. . · d 1
clásicos se manifiesta con frecuencia y directamente y estg rige tanto para las herramientas tecrucas e a
este tipo de sentimiento, tan característico de c;ticho cultura como para sus medios espiritua~es; Pu~s ~~tre
culto. Como ejemplo ilustrativo de ello aduce Usener un ambas especies de instrumentos . no ex1s~1a p~umttva­
pasaje de Los siete contra Tebas, de Esquilo, en el que mente una línea divisoria demaSlado rígida,_ ~~o una
Partenopeo jura sobre su espada, a quien " venera más demarcación más bien fluida. Hasta las adqu1S1c10nes Y
que a dios y quiere más que a sus ojos", que destruirá resultados puramente mentales, como .l as palabras del
y saqueará a Tebas. "La victoria -y la vida- dependen hablar humano, primero son conce~tdas . totalmente
tanto de la acertada dirección y del poderío de las dentro de la categoría de la existencta fistca Y de la
armas como de su buena voluntad; y este sentimiento conservación física del hombre. Preuss informa que, de
se apodera irresistiblemente del ánimo del guerrero en acuerdo con la creencia de los indios cora Y de los
el momento decisivo de la batalla; por eso, la oración uitotos el "Patriarca" habría creado los hombres Y las
no invoca a un dios lejano para que guíe las armas, cosas, ~ero que, una vez terminada la creación, ya no
sino que estas mismas armas son el dios auxiliador y habría intervenido directamente en el curso de los
salvador". 47 hechos En lugar de esta intervención personal, más
bien h~bría dado a los hombres las "Palabr~s", o se.a,
El instrumento, pues, nunca es considerado como algo el culto y las ceremonias religiosas, por cuyo mtermedio
simplemente hecho, como algo meramente pensado y podrían dominar a la Naturaleza y ob~~ner de ella todo
realizado, sino como un "don de arriba"; su origen no lo que fuere necesario para la c~nservac1c;m Y el desarrollo
debe buscarse en el mismo hombre, sino en un "Salvador", del género humano. Sin ellas, sm estas formulas ~a~adas, .
sea divino , sea animal. De tal forma se ha difundido esta que ofiginariamente fueron dadas al hombre, este se
atribución de todos los valores culturales a un "Salvador", sentiría completamente indefenso, pues la Naturale~a
que se ha creído descubrir en esta noción la esencia y el no cede ninguna de sus riquezas como co~espondencta
origen del concepto de dios 48• De nuevo encontramos con el mero trabajo humano.49 Tambten entre los
aquí una característica esencial del pensamiento mítico, cherokis había la creencia de que el éxito en la caza o
que lo aparta claramente del .modo de la reflexión pesca dependía sobre todo del uso de ciertas palabras, de
teórica o "discursiva" . Esta última se singulariza por el determinadas fórmulas mágicas. 50
hecho de reconocer y destacar un elemento de creación
espiritual hasta en datos que parecen ofrecerse "inme- Desde esta creencia en el poder físico-mágico, im-
diatamente"; aun en lo puramente fáctico señala momen- plícito en la palabra, la evolución e~piritual de la
tos de formulación espiritual; incluso en los datos más humanidad debió atravesar un largo cammo hasta llegar
notorios de la experiencia e intuición sensible busca la a la comprobación de su poder espiritual. En efecto, es
influencia de la "espontaneidad del pensamiento" que la palabra, es el lenguaje quien realmente descubre al
tanto contribuye a elaborarlos. Pero mientras que de hombre este mundo espiritual, que está más próximo a
este modo la reflexión lógica tiende a reducir toda
receptividad a espontaneidad, la concepción mítica,
en cambio, evidencia un proceso inverso, pues para ella 49 Para más detalles, ver Preuss, Die Nayarit-Expeditio n, l, PP·
LXVJII y ss.; Religion und MY,th()/ogie der Uit~~o•. 1, P.~· 25
y ss.· cfr. también con el art1culo de Preuss: D1e ho~hste
46 Spieth, R eligion der Eweer, p. 11 S. Gottheit bei den kulturarmen V olkern" . en Psychologtsche
47 Usener, Góftemamen, p. 285.
Forschungen, tomo 11, 1922.
SO Cfr. Mooney, "Sacred Formulas of the Cherokee", ~n Vllth.
48 Cfr. Kurt Breysig, Die Entstehrmg des Gottesgedankens und
Annual Report o[ the Bureau o[ Ethnology (Sm1thsoman
da Heilbringer, Berlín, 1905,
lnstitution).

68 69
él que_ el mismo ser físico de los obje~os, y que afecta V
~ás directam~nte su feli~idad o su desgracia. Es que Fases sucesivas del pensamiento religioso
solo el len~aJe hace postble la persistencia del hombre
en la _comum~ad; Y sólo en la sociedad, en relación co'n
un tu, adqUiere real subjetiVidad el propio yo. Pero
ta~poco aquí se comprende como -tal al acto creativo
mientras .s~ va realizando, pues toda la energía deÍ
hacer espmtual es transferida al producto de su activi-
dad, parece a~sorbida por él y sólo emana de él como
por u na especie de reflejo. Tam bién aquí como en el
caso de las herramientas, toda espontaneidad es inter-
pretada como receptividad, toda creación como ser y
tod~ 1? que e~ producto de la su bjetividad como su'bs-
ta~~lalidad . Sm embargo, justamente esta hipóstasis Según Usener, la capa más primigenia hasta la que puede
mthca de la Palabra tiene una significación decisiva en remontarse nuestra búsqueda de los conceptos religiosos
el . desarrollo de la mentalidad humana, pues ella es la es la de los "dioses momentáneos", tal como dicho
pnmera f?rma en que (al fin de cuentas) pued·e ser autor suele llamar a este tipo de imágenes, nacidas de la
comprendido el poder espiritual inherente a la palabra. necesidad momentáñea o del sentimiento específico
la palabra debe ser concebida, en el sentido mít' ' de un instante crítico. Los "diases momentáneos., ·
como un ser substancial y como una fuerza substan~~~· brotan de la excitabilidad de la fantasía mítico-religiosa,
~tes de poder ser considerada como un instrument~ y todavía llevan la marca de toda su originaria movilidad
Jdeal, como un órgano de la mente, como una función y fugacidad. Pero parecería que los nuevos h~lazgos
~ndame~~al de la construcción y desarrollo de la rea- que han puesto a nuestra disposición la etnologí a y la
lidad espmtual.
historia comparada de las religiones durante las tres
décadas subsigUientes a: la aparición de la obra de
Usener, nos permitieran retroci.der aún más. Pocos años
antes de la publicación de la obra principal de Usener
apareció el · trabaj o de Codrington (misionero inglés)
titulado: The Melanesians: Studies in their Anthropology
and Folk-Lore ( 1891 ), libro que enriqueció la historia
de las religiones con un nuevo e importante concepto.
Para Codrington, la raíz de toda la religión de los
melánesios es su creencia en una "fuerza sobrenatural",
que penet ra a través de todo ser y acontecer, y que
puede estar presente y obrar en los objetos o en las
personas, pero que nunca está exclusivamente ligada a un
determinado y singular objeto o sujeto como si fuese
-su portador, sino que puede trasladarse de cosa en cosa,
de sitio e n sitio, de persona en persona. Desde este
punto de vista, la existencia de las cosas y la actividad
de los hombres parecen estar enraizadas, de algún modo,
en un "campo de fuerzas" mítico, en una atmósfera
de poderío que penetra a través de todo, y que puede
aparecer como concentrada en algunos objetos extra-

70
71
ordinarios que fueron sacados del reino de lo común o En lo que concierne a la cabal interpretación de esta
en personas a.isladas, provistas de un don especial 'de fórmula, y del concepto de Mana y de sus conceptos
mando, tales como guerreros sobresalientes, caciques, equivalentes o correspondientes, la etnología actual no
magos o sacerdotes. La esencia de esta cosmovisión, de sólo no ha llegado a un acuerdo general, sino que
este concepto del Mana, tal como Codrington lo señala más bien se oponen directamente sus diversas inter-
entre los melanesios, consiste, más que en una incorpo- pretaciones e intentos de explicación; las concepciones
ración particular, en la noción de un "poder" en general, y explicaciones "preanimistas" alternan con las "ani-
todavía indeterminado e indiferenciado, que se puede mistas" ; algunas interpretaciones substancialistas, que
manifestar tan pronto en esta como en aquella forma, ven el Mana como algo esencialmente material, se
tan pronto en este como en aquel objeto; y tal poder oponen a otras que subrayan su naturaleza dinámica y
es venerado por su "santidad", a la par que temido por tratan de comprenderlo como una fuerza pura.s 2 Este
los peligros que encierra, pues a este poder positivo mismo antagonismo puede ser útil para acercarnos aJ
-Mana- corresponde el poder negativo : Tabú. Toda verdadero sentido de la concepción del Mana, pues nos
manifestación de poderío divino, preséntese en personas demuestra que este concepto aún se mantiene indi-
o cosas, en seres animados e inanimados, cae fuer a del ferente -podría decirse: neutral- frente a una cantidad
dominio de lo " común" y pertenece a una especial de distinciones que nuestra visión teórica del ser y del
esfera de la existencia, que está separada del ámbito coti- acontecer y nuestra avanzada conciencia religiosa pre-
diano y profano por medio de rígidas líneas divisorias y tendería adjudicarle. El material aplicable tiende más
median te determinadas medidas protectoras y preventivas. bien a mostrar que justamente esta indiferencia es una
;aracterística esencial del concepto del Mana, y que
Desde los primeros hallazgos de Codrington, la ciencia :manto más intentamos "determinarlo", es decir, fijarlo
etnológica ha podido comprobar que análogos con- dentro de las distinciones y contradicciones que son
ceptos se habí an propagado por casi toda la Tierra; categorías familiares a nuestro modo d,e pensar, tanto
se encontraron expresiones que correspondían exat ta- más necesariamente nos vamos alejando de su verdadera
mente al significado del Mana, no sólo entre los pueblos naturaleza. El propio Codrington fue el primero en
de Oceanía, sino también entre gran cantidad de tribus intentar la más obvia caracterización del Mana al
indígenas de América, de Australia y de Africa. Po:r;: describirlo no sólo como un poder sobrenatural y
de pronto, la misma noción de un poder universal, esen-· mágico, sino también como una fuerza mental, "espiri-
cialmente indiferenciado, podía verse en el Manitu de tual" (spiritual power); pero el aspecto problemático
los algonquinos, en el Wakanda de los siux y en el de semejante caracterización ya aparecía en sus propios
Orenda de Jos iroqueses, así como en varias religiones ejemplos, pues ellos demuestran claramente que el
africanas. En virtud de estas observaciones, la etnología éontenido y el alcance de la idea de Mana no coincide
y la religión comparada no sólo han llegado a considerar de ningún modo con nuestro concepto de lo "espiritual",
frecuentemente esta concepción como un fenómeno
universal, sino que hasta la clasificaron como una De(mition of Religion", en Archiv für Religionswissenschaft,
categoría especial de la conciencia mítico-religiosa. Se tQmo 12 (1909) y "The Conception of Mana", en Tr.msactions
declaró así a la fórmula Tabú-Mana como la "definición of the 3rd. Internat, Congress for the History o[ Religion
(Oxford, 1908), 1 (reimpreso en The Threshold of Religion,
mínima de la religión", o sea, como la expresión de Londres, 1909, 3a. e d., 1914, pp. 99 y ss.). Ver también Hewitt,
una diferenciación que constituía una de las condi- ••orenda and a definition of Religion", en American Anthro-
ciones esenciales e indispensables de la vida religiosa en pÓlo~St, N. S. IV , 1902, pp. 36 y ss.
sí, y representaba uno de sus niveles más bajos, :s2- Una excelente visión crítica de conjunto sobre las diferentes
accesible por nosotros 51 . ·teor'í as presentadas en la literatura etnológica puede encontrarse
e_n .l.a óbra de F. R. Lehmann, Mana; der Begriff des "'Ausseror-
51 Cfr. esp. Marett. "The Taboo-Mana Formula as a Minimum 11.1ítli.ch Wirkungsvollen" bei Südsee Volkern, Leipzíg, 1922.

72 73
sea que se lo considere como algo de carácter personal, o
meramente corno algo determinado por una naturaleza r~~onocerse una peculiar y persistente forma de predica-
animada, en oposición a lo inanimado. 53 Ahora bien, no cton.. De hecho, este tipo de predicación puede ser
toda cosa animada ni todo lo espiritual poseen Mana, conSiderado como la primigenia predicación mítico-
sino sólo aquello que por una u otra razón está provisto religiosa, puesto que ella expresa ''la crisis., esp~tual
de poderes acrecentados y extraordinariamente eficaces; que separa lo sagrado de lo profano y lo aísla de Ia esfera
además, el Mana puede presentarse en cualquier cosa, d~ la ~ealidad ordinaria, aun ~ sentido religioso
siempre que ella se distinga de las demás por alguna diferenCiad~r. ~ediante este proceso aislante, el objeto
forma inusitada, estimuladora de la fantasía mítica, de la expenencta religiosa comienza a existir separada-
y que de este modo la eleve por encima del ámbito mente Y a tener su propio campo donde moverse. Con
de la experiencia común. De esto resulta que la idea del esto hemos llegado al momento crucial de nuestro pro-
Mana y los diversos conceptos con ella relacionados no ~lema _,general, pues desde el principio teníamos Ia-
designan un cierto grupo de cosas (animadas o inanima- mtenciOn de considerar al lenguaje y al mito como
das, físicas o espirituales), sino que más bien expresan fui_Iciones espirituales que no presuponen un mundo de
un "carácter" peculiar, que puede ser atribuido a los O?Jetos ya dados, dividido de acuerdo con "atributos"
más variados objetos y hechos, con tal que provoquen fiJados y terminados, sino que más bien crean esta
el "asombro" mítico y se destaquen sobre el ordinario ~culación de la realidad y posibilitan la colocación de
fondo de lo familiar y lo normal. Dice Soderblom, atributos. El concepto ~ana y su correspondiente
resumiendo los resultados de su detenido y exacto concepto negativo -Tabú- nos revelan de qué modo
análisis de dicho concepto: "Las palabras en cuestión se efe.c tuó originariamente esta articulación.
(mana, manitu, orenda, etc.) poseen un significado
ambiguo y son traducidas de la más diversa manera, Como en es~e. punto no~ !llovemos en un nivel en que
como, por ejemplo: notable, muy fuerte, muy grande, el mundo IDitlco y el rehg¡oso todavia no han alcanzado
muy antiguo, poderoso en magia, sabio en magia, sobre- es~c~a fija, sino que se nos presentan -por así
natural, divino; o, con sentido substantivo, como: dectr- m statu nascendi, podemos asomarnos al multi-
poder, magia, sortilegio, fortuna, éxito, deleites, divi- color y variadísimo complejo de significados de la pa-
nidad".s4 labra mana Y de su correspondiente concepto. También
es ~aeterístico de esta palabra el que aún la mera
De tales significados, completamente dispares para tentativa ~e querer precisar su clase verbal parece
nuestro sentido lógico, se puede lograr una unidad, presentar Siempre nuevas dificultades. De acuerdo con
siempre que no se la busque en determinado contenido, si- nu~stros hábitos de pensar y hablar, nos resulta más
no en cierta actitud mental. Lo decisivo no es el uqué" · fácil_ tomarla simplemente como nombre, como sus-
sino el "cómo"; no interesa lo observado y su caracte- tantivo;. esto convierte al Mana en una especie de
rística, sino el acto de observar y su dirección. El Mana sut>stancta, que encarna la esencia y la síntesis de todos
y los otros conceptos equivalentes no expresan un -los poderes mágicos contenidos en las cosas individuales·
predicado fijo y único, sino que en todos ellos puede .así se va c~nstituyendo un ser existente y unificado:
que pu~de, sm embargo, expandirse por sobre numerosos
S 3 Hewitt demuestra mediante detalladas comparaciones lin· ~es u objetos. Y puesto que, además, esta unidad no
güísticas que el orenda de los iroqueses tampoco es equivalente solo fu~ pensada como algo existente, sino también como
a sus nociones de las fuerzas "espirituales" ni de las meramente
"vitales", sin o que es una concepción y expresión sui generis. :algo anunado y personificado, se fue introduciendo direc-
(Obra citada, pp. 44 y ss.). ~~nte nuestra noción básica de "espíritu" en e] con-
54Soderblom, Das Werden des Gottesglauben; Untersuchungen cepto de Mana; de ahí que en el manitu de los algonqui-
über die A nfiinge der Religion (edición alemana, Leipzig, 1916), n~~ Y en el wakanda de los siux no s~ haya visto sino
p. 95. la ~espectiva ~enominación de "el Gran Espíritu", al que,
:CQmo suporuamos, adoraban corno creador del mundo.
74
75
cierto concepto de espíritu, trabado por un deficiente
Pero un análisis más preciso de esas palabras y de sus con~ci~iento del idioma indígena y tal vez engañado
significados no ha confinnado esta interpretación. Esto por mdtgenas a~tutos o intérpretes traviesos, haya adop-
prueba que, prescindiendo de la categoría de ser personal, tado y esta~lectdo tales conceptos erróneos. Mejor que
que nunca puede ser aplicada en su verdadera estrictez, por cualquier otra expresión inglesa, wakanda quizá
aun el n1,1evo concepto de tosa, de ser autónomo y subs- p~eda ser .!raducida por "misterio" (mystery), aunque
tancial, es demasiado rígido para pod_er dar cabida a esta dtcha vers10n sea, por un lado, demasiado restringida,
fluida y efímera idea con que aquí tratamos. Así lo Y por otro, demasiado definida. Para los siux, wakanda
o bserva McGee, refiriéndose al wakanda de los siux~ ~xpresa vag~ente: poderío, sagrado, antiguo, magnitud,
los informes de los misioneros decían que esta palabra mrnortal, annnado , etc., pero n unca con la claridad y
representaba un ser autónomo y personal, pero tal idea precis~ón de estas palabras nuestras. De hecho, ninguna
habría sido refutada completamente por investigaciones frase mglesa de mediana extensión puede hacer justicia
lingüísticas más eruditas. Veámoslo en parte: a lo que los indígenas se representan con la palabra
wakanda. 55
Dichas tribus - dice McGee- atribuyen la creación
y el control del mundo al wakandd (cuyo nombre varía De acuerdo, con las investigaciones de los lingüistas y
algo de una tribu a otras), así como los algonquinos de los etnologos, puede decirse algo muy parecido
atribuyen éstos al manitu (Ma-ni-do, el Poderosísimo); del ~ombre de dios que se usa en los idiomas de los
pero este wakanda asume distintas formas, y es una ~ant?es, Y ~e la intuición religiosa fundamental que
cualidad, más bien que una determinada entidad (is unplica. A fm de valorar debidamente el carácter de
ratlter a quality than a definite entity). De ahí que para esta ~ntuición fundamental, se puede emplear aquí un
muchas de estas tribus el Sol sea wakanda, y no 'el' especial criterio lingüístico, pues como los idiomas
wakanda o 'un' wakanda, sino simplemente wakanda; bantúes dividen todos los nombres en diferentes clases
y la misma denominación se aplica en estas tribus a la Y trazan. una rigurosa distinción entre los nombres perso-
Luna, al trueno, al relámpago, al 'Viento, al cedro, y nale:s e Impersonales, de la inclusión del nombre divino
aun al hombre, sobre todo a un shaman. Análogamente en una de estas clases es posible inferir el carácter que
califican a sus fabulosos monstruos de tierra, mar y aire; denota. E? efecto, la palabra mulungu, que los misio-
y también eran wakanda, según sus entendidos, el suelo, neros hab1an aceptado corno un equivalente de nuestra
el mundo inferior, el mundo superior, la oscuridad, palabra "Dios", es incluida, en el dialecto ban tú oriental,
etcétera. También llamaron wakanda a muchas cosas y dentro de la clase de los nombres impersonales en razón
lugares que tenían algo de extraordinario (many natural de. su prefijo y demás características for~ales. Por
objects and places of striking character). Por tanto, su~~esto qu~ este hecho permite todavía otra interpre-
djcha palabra fue aplicada a entidades y representa- . tacton: considerar a esa característica del lenguaje como
ciones de la más variada especie, y fue usada (con modi- una degen~r~ción, como una det;adencia de otra etapa
ficaciones flexivas o sin ellas) a veces como sustantivo del culto dtvmo, anterior y más elevada.
y a veces corno adjetivo y, con escasas alteraciones,
también corno verbo o adverbio". Rgehl dice .e n su gramática del idioma shan bala: "La
repr:sentación de Dios corno un ser personal casi se ha
Evidentemente, una expresión tan proteica no es tra- nerdido para los shambala; ellos hablan de Dios como
ducible a los lengu¡ijes tan diferenciados de nuestra de un espíritu impersonal, inmanente a toda la creación
civilización ; también es obvio que la idea designaaa por El Mulungu vive en bosques, en árboles aislados, e~
dicho término es indefinida, y no puede ser reflejada
exactamente por la palabra "espíritu" (spirit), y mucho 55 -McGee, "The Siouan lndi:-ns'', ~n el 15th Annua/ report of the
menos por "El Gran Espíritu" (Great Spirit); aunque Bureau of Ethnolo~y (Sm1thsoman lnstitution), pp. 128 y ss.
es comprensible que el observador superficial, imbuido de

77
76
rocas, en cavernas, en animales (leones, víboras, gatos, nuestra clasificación de palabras rigurosamente delimi-
pájaros, langostas, etc.); mas para tal M ulungu no hay tadas entre sí. Si deseamos encontrar algún análogo
cabida en la clase I (la clase personal}". s 6 liilgüístico para la concepción mítica aquí puesta en
cuestión, debernos retroceder hasta el primitivo nivel
Una interpretación opuesta fue dada por Meinhof, quien de las interjecc;iones.58 El manitu de los algonquinos y
sintetiza los resultados de su detallado análisis del concep- ·e l mulungu de los bantúes son usados así: como una
to mulungu, a la luz de investigaciones religiosas y eJU;lamación; y ésta, más que una cosa, designa una
lingüísticas, diciendo que dicha palabra designaba prima- impresión que aparece en todo lo extraordinario y sor-
riamente el lugar de los espíritus ancestrales y, luego, prendente y en todo lo que provoca admiración o
el poder que de él emanaba. "Pero este poder sigue miedo. 5 9
siendo algo fantasmal; no está personificado (en sentido
humano) y, de acuerdo con esta carencia de personalidad, Aquí se descubre cómo la etapa del conocimiento a la
tampoco es manejado gramaticalmente como una perso- que pertenecen estas conformaciones míticas y lin~
na, excepto cuando una religión extraña introduce en güísticas hasta es anterior al nivel en que se originan los
él -y expresa mediante él- su elevada concepción de '~diqses momentáneos"; pues el dios momentáneo; a
la naturaleza divina". s 7 pesar de su fugacidad, siempre es una forma individual,
personal, mientras que aquí lo sagrado, lo divino, aque-
Ejemplos de esta especie son especialmente instructivos, llo que sobrecoge al hombre con un repentino senti-
pues ellos nos indican que el nivel de la concepción miento de terror o admiración, todavía tiene carácter
mítica. dentro del cual nos movemos, corresponde a una .i mpersonal, " anónimo", por así decir. Pero sólo a partir
esfera de .1:& concepción lingüística en la que no podemos de 'esta presencia inefable se va constituyendo el fondo
aplicar de antemano nuestras categorías gramaticales, ·sobre el cual se irán destacando definidas imágenes
demoníacas o divinas, provistas de sus correspondientes
56 Roehl, Versuch einer systematischen Grammatik der Scham- nombres. Si el "dios momentáneo" es la primera forma
balaspracile, Hamburgo, 1911, pp. 45 y ss. Otro info rme muy Íeal en que el conocimiento mítico-religioso se manifiesta
significativo sobre la naturaleza "impersonaJ" del concepto de manera vívida y creadora, esto no quiere d ecir que
mu/ungu es el de Hetherwick, que se refiere al empleo de d icha esa realidad deje por ello de basarse en el poder
palabra entn: los yaos de Africa CentraJ Británica: " In its ·
native use and form the word (mulungu) does not imply
personality, for it does not belong to the personal class of ~·~En. algunos pocos casos,, esta conexión hasta puede ser pro-
nouns... lts form denotes rather a state o f property inhering ·9.ada et imo!Ógicamen te; así, por ejemplo , Brin ton re-trotrae el
in something, as the life or health inheres in body. Among the -Wakanda de los síux a una interjección de asombro y de sorpresa
various tribes where the word is in use as we have described, {Religio n o f Primitive Peop /es, p. 60).
the missionaries have adopted it as the term for 'God' , But the 59
. De acuerdo con un informe de R oger Williams, citado por
untaught Yao refuses to assign to it an y idea of being a perso- SOderblom (op. cit., p. 100), es costumbre entre los algonquinos,
nalíty. It is to him more a quaJíty or facult y of the human cUándo descubren algo inusitado en los hombres, mujeres, pá-
nature whose sig-nification he has extended so asto embrace the _ja·ros; anim-a les, pescados, exclamar: ¡Manitu!, o sea, •• ¡esto es
whole spirit world. Once after l have endeavo ured to impress an lina divinidad!". Por eso , cuando entre ellos conversan de
old Yao headman with the personality of the Go dhead in the 'Uáicos ingleses y de grandes edificios, del arado de los campos, y
Christian sense of the term, using the term Mulungu, m y listener ,~br:e todo de libros o cartas, terminan diciendo : "Mannitowock"
began to tal k of 'Che Mulungu' (Mr. God), showing that origi- ~·-~stos son divinidades"), "Cummannitowock" ("usted es un
nally to him the word conveyed no idea of the personality i dios''); Compárese especialm-e nte con Hetherwick, op. cit., p. 94;
was ascribing to it." (Hetherwick, " Sorne animistic be liefs "Mulunp~ is regarded as the agent in anything mysterious.
among the Yaos of British Central Africa ", en J o urn. of t_he Ws' 1#'1Uiuhgu, is the Yao exclamation on being shown any·
Anthropol. Instit. of Grear Britain and Jre/and, XXXII, 1902, thing that is beyond the range of his understanding. The
p. 94.) ratnbow is always ' mulungu' although sorne Yaos have
57
Meinhof, "Die Gottesvorstellung bei den Bantu" , en Allgemei- begun to use the Mang-any a term ' uta wa Lesa', 'bow of
nt:> Missions-Zeitschrift, vol. 50 , 1923, p. 69. ~sa' '?.

78 79
general de los sentimientos mítico-religiosos. 60 La sepa- Sario para postular la existencia de un dios más excelso
ración entre el mundo de lo "sagrado" y el de lo y personal". 62 En las inscripciones egipcias aparece
"profano" es el requisito previo a toda existencia de divi- Isis como la diosa de los mil nombres, y a veces hasta
nidades definidas. El yo se siente como sumergido en como la de los diez mil nombres, como la myrionyma. 63
una atmósfera mítico-religiosa, que siempre lo rodea, Análogamente, en el Corán, el poder de Alá se subraya .
y en la que vive y existe : sólo hace falta un estímulo~ con "sus cien no mbres". También en las religiones de
un motivo especial para que de ella surja el dios o los indígenas americanos, sobre todo en las religiones
demonio. Por más vagos que aparezcan los contornos mejicanas, se comprueba esta riqueza en nombres
de tales seres demoníacos, ellos marcan, sin embargo, divinos. 64
el primer paso en una nueva dirección. 6 1
Es así como el concepto de divinjdad recibe su concreta
En este punto el mito pasa de su primera etapa, la configuración y su fecundidad inferior gracias al len-
''anónima", a otra exactamente opuesta, es decir, la guaje, a través de la palabra, pues al ir surgiendo en la
" polinomia". Cada dios personal reúne en sí una cantidad clara luz del lenguaje, deja de ser un mero esquema y una
de atributos, que originariamente pertenecían a un dios sómbra. Pero en este proceso se va despertando a la vez
momentáneo, y que ahora han sido sintetizados en un un impulso contrario, inherente a la naturaleza del
nuevo dios. No obstante, este sucesor recibe no sólo los lenguaje: la tendencia a generalizar, que es tan fuerte
atributos de aquellos dioses, sino también su nombre: como su otra tendencia a dividir, determinar y fijar.
no como su nombre propio, sino como otros tantos Guiado así por el lenguaj e, el pensamiento mítico-
apelativos, pues el nombre y la naturaleza de este nuevo religioso llega a un punto en el que ya no se contenta
dios son una misma cosa. De ahí que la polinomia de los con la multiplicidad, variedad y plenitud concreta de
dioses personales constituya un rasgo necesario de su los atributos y nombres divinos, sino que trata de lograr,
naturaleza y de su ser. "Para el sentimiento religioso, el a través de la unidad de la palabra, la unidad del concepto
poder de un dios se expresa en la abundancia de sus de Dios. Y tampoco en esta etapa se detiene el pensa-
epítetos; la polinomüt es la exigencia y el requisito nece- miento; más allá de esta unidad, tiende hacia un Ser que
6 no es limitado por qosa alguna particular, y por eso
0 Esta .:xpresión de " potencia", de poder, se ha impuesto insos-
pechadamente a aqudlos que intent aron describir c~n mayores tampoco puede ser expresado por ningún nombre.
detalles la conccpciún mana y s us nociones correspondientes; cfr., CQn esto se cierra el círculo del pensamiento mí-
por ejemp lo. la definición de Hewitt (op. cit., p. 38); "Orend a tico-religioso, pues, como al comienzo, el conoci-
is a hypoth~t i c potency o r potentiality to do or effect results
miento se enfrenta ahora con lo divino, con algo
mysticaUy". C fr. también el Presiden tia/ Address en el Report of inefable.
the Bl'itis/1 A ssociativn for tlle A d vancement of Science, York,
1906, pp. 678 y ss. 62
61 Usener, Gótternamen, p. 334.
Muy a menudo los síntomas de tal " indeterminación" pueden 63
ser encontrados en el lenguaje , que ofrece las ex presiones corres- Cfr. Brugsch, Re/igion und Mythologie der al ten A egypter,
pondi~nt ~s a tales seres demoníacos; así, por ejemplo, en los Leipzig, 1888, p. 645; para la expresión Isis Myrionyma, que
dialect os de los bantúes, los nombres de semejantes seres no -t ambién suele presentarse en las inscripciones latinas, ver Wis-
poseen el prefijo d e la primera clase. que abarca los n o mbres :sowa, Religion und Kultus der Romer, tomo 2, p. 91. En la
de las ·· personalidades o agentes que obran independientemente". práctica mágica, este concepto de la " p olinom ia" de los dioses
Más bien aparece aquí un prefijo separado, que. según Meinhof, se ha convertido en una rutina; así, encontramos en fórmulas
es empicado para nombrar espíritus. en cuanto que no son · Y oraciones mágicas grecolatinas, invocaciones a Dionisio y
mirados como personalidades independientes, sino como lo que :i\polo, donde los diversos nombres que los designan aparecen
estimula o acomete a l hombre; a este tipo de nombres pertenecen en orden alfabético, de tal suerte que a cada verso corresponde
los de las enfermedades y también el humo, el fuego, los ríos,; u.na l etra del alfabeto. Para mayores detalles, ver Hopfner,
la luna y las fuerza~ de la Naturaleza''. Meinhof, Grrmdzüge einer Griechísch Aegyptischer Offenbarungszauber, sec. 684, p. 175.
vergleic he11den Grammatik dcr Bantu-Spraclle, Berlín, 1906, pp. 64
Para más detalles ver Brinton, Religion of Primitive Peoples,
6 y ss.; cfr. supra. nota 59. R· 99.

80 81
Pero el comienzo y el fin de este proceso circ:nlar difie- -origin~ame.nte denota una especie o forma particular,
ren bastante, pues de la esfera de lo meramente indeter- de apanencta; sobre todo la de estar en este o aquel
minado hemos pasado al campo de la verdadera generali- lugar, en un determinado punto del espaci0 .66
dad. Lo divino, en vez de introducirse en la infinita
multiplicidad de las propiedades y de los nombres Después, cuando el desarrollo del lenguaje logra li-
propios, en el mundo policromo de los fenómenos, se bertar al concepto y expresión del Ser de su sujeción a
aísla de él como algo desprovisto de atributos, ya que una específica forma de existencia, proporciona de esta
cualquier "atributo" restringiría su pura esencia: omnis manera un nuevo vehículo, una nueva herramienta
determinatio est negatio. El misticismo (de todos los espiritual al pensamiento mítico-religioso. Es cierto que
tiempos y pueblos) es quien vuelve siempre a luchar el pensamiento crítico, "discursivo", en su progresivo
con este doble problema intelectual : comprender la ava~~· ~ega por fin a un punto en .:1
que la expresión
divinidad en su totalidad y en su ~Xima realidad del Ser se presenta como la expreSion de una relación,
interior, y evitar a la vez cualquier particularidad del de tal suerte que, hablando al modo kantiano, el Ser
nombre o de la imagen. Así, toda la mística apunta ya no aparece como el "posible predicado de una cosa" y,
hacia un mundo allende el lenguaje, hacia un mundo por tanto, !ampoco puede mantenerse como un predi-
de silencio. Como escribió Meister Eckhart, Dios es cado de Dtos. Pero para la conciencia mítica, que no
"la simple causa, el quieto desierto, el simple silencio" reconoce tal distinción crítica, sino que se afirma
(der einfiiltige Grunt, die stille Wüste, die einfiiltig "sustantiva" aun en sus configuraciones más elevadas
Stille), pues ..ésta es Su naturaleza: ser una sola el als:r no sólo es un predicado, sino que en ciert¿
naturaleza". 65 ese on de su desarrollo hasta se convierte en el
Predic~do de los pred~cados, en la expresión que permite
El poder y la profundidad espiritual del lenguaje se resumu todos los atr1butos particulares todas las cuali-·
manifiestan precisamente en el hecho de que sea el dades de Dios en un solo concepto. '
mismo lenguaje el que allane el camino para poder
realizar este último paso, con el que se trasciende a sí En la historia del pensamiento religioso, cuando se
mismo. Esta hazaña espiritual, tal vez la más peculiar establece la exigencia de la unidad de lo divino tal
y dificil del lenguaje, es representada por dos conceptos ansia se aferra siempre a la expresión lingüístic; del
fundamentales: el concepto del ser y el concepto del Ser Y halla ~n la Palabra su apoyo más seguro. Todavía
yo. Ambos parecen pertenecer a etapas relativamente más se puede observar en la historia de la filosofía griega
tardías del desarrollo lingüístico;ambos muestran todavía esta marcha del pensamiento religioso; aun en Jenófanes
en su conform ación claras huellas de las düicultades que se ~educe y prueba la Unidad de lo Divino a partir de la
la expresión verbal encontró en su camino, y que sólo Urudad del Ser. Y esta conexión no se limita a la espe-
púdo superar poco a poco. En cuanto al concepto del culación filosófica, sino que se remonta hasta los más
Ser, una mirada sobre el desarrollo y la fundamental antiguos testimonios de la historia de la religión. En los
significación etimológica de la cópula en casi todos los más antiguos textos egipcios, en medio de los diversos
idiomas muestra cómo el pensamiento, expresado verbal- dioses y animales del panteón egipcio encontramos la
mente, tarda en llegar a distinguir el puro "ser" del idea de~ "Dios oculto", que en las' inscripciones es
"ser así", y sólo lo consigue paulatinamente. El "es" de caractenzado como Aquel cuya forma nadie ha conocido
la cópula casi infaliblemente se remonta hacia una cuya imagen nadie ha descubierto: "es un secreto qu~
significación original sensible-concreta; en vez de implicar ignoran los seres creados por Er'; '"su nombre es un
el simple "existir" o un estado general de ser, ya secreto p ara sus criaturas".

65 66
Ver Fr. Pfeiffer, Deut.sche Mystiker des vierzehnten Jahr· _De est? se pueden encontrar ejemplos ilustrativos en mí
hunderts. tomo 11: Meister E ckhardt, Leipzig, 1 SS 7, p. 160. Phrlosophte der sy_mbolischen Formen, I, pp. 287 y ss.

82 83
Sólo una designación puede ser aplicada a este Dios, giósa. 68 Y no nos encontramos con la acabada con-
junto a la que lo califica de Creador del mundo, de Hace- figuración de esta forma, sino cuando ella ha suprimido
dor de hom bres y dioses: es la designación de "El Puro todas las otras formas; cuando como único "nombre"
Ser". El engendra y no es engendrado, pare y no es de la divinidad subsista la denominación " Yo". Cuando
parido. El mismo es el Ser, lo Constante en todo, lo Dios, al revelarse a Moisés, es inquirido por éste acerca
Permanente en todo. Por eso, El "es desde el principio", ~e qué ~~m bre de Dios les diría a los israelitas, si
"es desde el origen", y toda cosa que es, llegó a ser estos qulSleran comprobar que Dios lo enviaba, la
después que El fue. 6 7 Aquí todos los nombres divinos respuesta fue: "Yo soy quien soy". Por eso, Moisés
aislados, concretos e individuales han sido fu ndidos en les dirá: "El 'Yo soy' me ha enviado a vosotros".
el único nombre del Ser; es que lo divino excluye todo Sólo mediante esta transformación de la ex.istencia
atributo particular, no puede ser descrito mediante objetiva en el ser subjetivo, se eleva lo divino realmente
ninguna cosa y sólo puede ser el predicado de sí mismo. a la esfera de lo "absoluto", a un dominio que no
puede ser expresado por ninguna analogía con cosas
De aqu f sólo hay un paso para llegar a la idea del ni con nombres de cosas. Para su designación, de entre
auténtico monoteísmo ; y tal paso queda dado tan todos los medios lingüísticos, sólo se van utilizando
pronto como esa unidad o unicidad (que tan to se ha los pronombres personales: "Y o soy El; Yo soy el
buscado a través del mundo objetivo y que se ha expre- Primero y el Ultimo", tal COJO O está escrito en los
sado en términos objetivos) sea reconocida en una esencia Jibros proféticos.69
subjetiva y se llegue al significado de la divinidad no por
la existencia de las cosas, sino por el ser de la Persona, Por fin, ambos caminos de la contemp lación : el que
del Yo. Lo que había sido dicho de la expresión del iba a través del Ser y el que marchaba a través del yo,
"Ser" también puede ser atribuido a la denotación del se juntaron en uno solo dentro del pensamiento religioso
" Y o" en el sentido lingüístico; y esto de be ser hallado de la India. También éste parte de la "Palabra Santa",
gradualmente por el lenguaje después de largos y . del Brahma. Según los libros védicos, el poder de esta
difíciles rodeos, y ha de ser elaborado espiritualmente Santa Palabra somete a todo ser v. aun a los dioses· . ' la
por él, avanzando paso a paso a partir de sus comienzos Palabra rige y conduce el curso de la Naturaleza~ su
sensoriales y concretos. Ahora bien, en cuanto se acuña conocimiento y posesión confieren al iniciado el poder
esta expresión del "Yo". al propio tiempo se obtiene sobre la totalidad del mundo. AJ principio era considerada
una nueva categoría del pensamiento religioso; y de enteramente como algo particular, a lo cual estaba
nuevo es el lenguaje religioso quien se apodera de sujeta cierta fase particular de existencia; en su aplicación,
esta expresión incipiente y la usa, en cierta ma- en su uso, el sacerdote debe observar la más escrupulosa
nera. como un escalón para alcanzar una nueva altura exactitud, pues cualquier desviación, aun en una sola
espiritual. sílaba. cualquier cambio de ritmo o de metro, podría
quitar eficacia al poder de la oración. Pero la transición
La "autopredicación", la autorrevelacíón de Dios, en de los Vedas a las Upanishadas nos muestra cómo a la
cuanto nos descubre los diversos aspectos de su ser Palabra se la va apartando cada vez más de su círculo
unitado mediante un reiterado "Y o soy'\ se manifiesta mágico y se va convirtiendo en una potencia intelectual
primeramen te en Egipto y Babilonia, y se va desarrollan- 68
do luego, en etapas progresivas, h asta alcanzar la Para el origen y difusión d e esta forma estilística ver el estudio
exh'llu-stivo de .Norden (también instructivo para el estudioso de
sólida y típica forma estilística de la expresión reli- filosofía de la religión) titulado Agnostos Theos, pp. 177 y ss.;
207 y SS.
Isaías, 48, 12; cfr. 43, 1O; para la significación d~ "Yo soy
67 69
Ver los extractos y traducciones de los jeroglÍficos en
Brugsch, Religion und Mythologie der alten A egypter, p p. El", ver Goldziber, Der m ythos bei den Hebriiern, Ldpzig, 1876,
56 y ss., 96 y ss. 1, pp. 359 y ss.

84 85
de alcance universal. Desde las esencias de las cosas abarcar ni mantener esta unidad de "sujeto" y "objeto".
particulares, tal como son expresadas en sus denotaciones El lenguaje vacila ahora entre lo subjetivo y lo objetivo,
singulares y concretas, el pensamiento humano tiende se mueve constantemente del uno al otro, y de éste retor-
hacla la unidad, que las abarca e implica. E1 poder de las na al primero. Esto indica que aun al conectar a ambos
palabras individuales es condensado, por así decir, en términos, debe verJas siempre como ideas separadas.
el poder originario y fundamental de la Palabra en sí,
del Brahma;70 en él está representado todo ser particular, Cuando la especulación religiosa suspende esta distin-
todo lo que parece poseer "naturaleza" propia, y que, en ción, se emancipa del poder de la palabra y de la
virtud de esta inclusión, al mismo tiempo queda despo- tutela del lenguaje, llegando así a lo absolutamente
jado de tal naturaleza. Para expresar este tipo de trascendente, a lo que no sólo es inaccesible para la
relación, la especulación religiosa nuevamente echa mano palabra, sino también para la concepción. El único
del concepto del Ser, que ahora se presenta (en las nombre, la única designación que cuadra a esta Pan-
Upanishadas) como una especie de potenciación y unidad, es la expresión de la negación. Lo que es,
elevación, para poder captar su sentido abstracto. Así es el· Atman, que es llamado "No, no"; por encima
como Platón opone el ovra (el mundo de las cosas de este "no es así", no hay nada más elevado.
empíricas) al ovrwc;ov (el puro Ser de la Idea), así se Esta insurrección de la mente, que destruye el lazo
enfrema, en las Upanishadas, el mundo de la existencia de unión entre el lenguaje y el pensamiento mítico-religio·
particular con el Brahma, visto como "lo-que-es-siendo" so, confirma una vez más la fuerza y resistencia de tal lazo,
("satyasya satyam"). 71 pues a medida que el mito y la religión van más allá de los
límites del lenguaje, van llegando simultáneamente a los
Con este desarrollo se topa y compenetra aquel otro confines de sus propias posibilidades de crear y formular.
que parte del polo opuesto: la progresión intelectual que
coloca en el centro del pensamiento religioso no al Ser, Cuando en el año 1878, Max Müller publicó sus
sino al Yo. Ambas corrientes terminan en la misma meta, eonfere~cias sobre El origen y desa"ollo de la Religión,
pues el Ser y el Yo, el Brahma y el Atman sólo se se apoyó en los primeros informes epistolares, que había
distinguen entre sí por su expresión, y no por su conte- recibido de Codrington, sobre el Mana de los melanesios,
nido. El Yo es lo único que no se altera ni se marchita, y los utilizó como prueba de su tesis fundamental de
es lo inmutable e inmortal, y, por tanto, lo verdadera- filosofía de la religión: la tesis de que toda religión está
mente "Absoluto". Al dar este último paso, al identifi- basada en la capacidad del espíritu humano de compren-
car el Brahma con el Atman la especulación religiosa ha der lo "infinito". "Lo que yo sostengo -dice- es que
desbordado de nuevo de sus contornos originales, los cada percepcjón finita v-a acompañada por otra percep~ón
contornos del lenguaje, pues las palabras ya no pueden concomitante, o (si esta palabra pareciera demasiado
fuerte) por un sentimiento o presentimiento concomi-
70 Para la significación fundamental del Brahma como la" Pala ·
tante de lo infinito, de tal suerte que, desde la primera
bra Sagrada", como oración y como encantamiento, cfr. Olden-
berg en el Anzeiger für indogermanische Sprach = u. Alter-
sensación táctil, visual o auditiva, no sólo nos ponemos
tumskunde, vol. VIII, p. 40; y también Oldenberg, Die Religion en contacto con un mundo visible, sino también con
der Upaníslladen u. die Anfiinge des Buddhismus, Gottingen, un universo invisible' .
19 J S, pp. 17 y ss., 38 y ss., 46 y ss. U na explicación algo discre-
pante la da H opkins, quien considera al concepto de "poder" Y en la palabra mana, que interpreta como un nombre
como el significado fundamental del Brahma, y cree que sólo.
después se habría transferido también a la plegaria hablada, con
polinesio para lo infinito, vio una de las expresiones más
su correspondien te eficacia m ágica. (Hopkíns, Origin and evolu- tempranas y torpes de lo que pudo habet: sido la com·
tion o{ religion, New Ha ven, J 923, p . 309). prensión de lo infinito en sus fases más primitivas.72
71
Hay ejemplos en Deussen, Philosophie der Upanishads, Leip-
72 Ver Friedrich Max Müller, Lectures on the origin and
zig, 1899, pp. 119 y ss.
growth of religion (nueva edición, Londres, 1898, pp. 46 Y ss.).

86 87
Pero nuestro creciente conocimiento de la esfera mí- en términos lógicos abstractos, sino tan sólo en imágenes.
tico-religiosa, de la que proviene el concepto y la Ella transforma el amanecer espiritual que se da con el
expresión del Mana, ha destruido completamente ese advenimiento del lenguaje en un hecho objetivo, y lo
nimbo de lo infinito y suprasensible que parecía rodear presenta como un proceso cosmogónico. Así lo confirma
a tal vocablo, según la opinión de Müller. Vemos ahora también Jean Paul cuando dice: "Me parece que así
hasta qué punto la "religión" del Mana se funda no como los animales van a la deriva a través del mundo
sólo sobre la percepción de los sentidos, sino también externo, semejante para ellos a un mar ondulante y
sobre los impulsos sensoriales y sobre intereses prácticos oscuro, también el hombre se sentiría perd ido entre la
absolutamente "finitos". 73 En efecto, esta interpreta- enceguecedora vastedad de las percepciones externas,
ción de Max Müller sólo fue posible porque, tal como si no . lograra dividir tan deslumbrante brillantez en
luego dijo expresamente, equiparó lo "infinito" con constelaciones estelares, gracias a los buenos oficios del
lo "indefinido", lo "ilimitado" con lo "indeterminado". 74 lenguaje, pudiendo de este modo comprender ese gran
Pero esta fluidez del concepto de Mana, que tan duro nos conjunto por partes asequibles para su conciencia".
resulta captar y que es tan difícil traducir a nuestro
vocabulario, no tiene nada que ver con la idea filo- Este salir de la inmensa plenitud de la existencia, para
sófica o la religiosa de lo Infinito. Así como dicha entrar en un mundo de formas claras y verbalmente
traducción está por encima de toda posibilidad de determinables, Jo presenta el mito, dentro de su propio
exacta determinación verbal, así también aquella capta- ám hito y a través de su peculiar lenguaje imaginativo,
ción está muy por debajo de nuestra ansiada fijación. ciescribiendo el contraste entre el caos y la ·Creación.
Es que el lenguaje se mueve en el campo intermedio en- De nuevo aquí la palabrahaee de intermediaria entre esa
tre lo "indtterminado" y lo "infinito", transforma lo mole informe que es el puro Ser ... y su posterior forma
indeterminaC:o en una idea determinada, y así lo y articulación. He aquí algunos ejemplos. La historia
mantiene dentro del círcUlo de las determinaciones asü-io- babilónica de la creación describe el caos como
finitas. Dentro de la concepción mítica y religiosa hay el estado de la Tierra en el que los altos cielos aún
"inefables" de distinto orden, y uno de ellos marca el "no tenían un nombre" y donde por aquí abajo no se
límite inferior ~e la expresión verbal, mientras que el conocía todavía ningún nombre de ninguna cosa. Tam-
otro representa el límite superior ; entre ambos confines, bién en Egipto, el tiempo anterior a la creación es
que son trazados por la propia naturaleza de la expresión Uamado ..el tiempo en que todavía no existía ningún
verbal, el lenguaje puede moverse libremente y exhibrr dios y en el que aún no se conocía ningún nombre
toda la riqueza y concreta ejemplificación de su poder para las cosas". 75
creador.
De este estado indefinido surge la primera existencia
También aquí la mente elaborador·, de mitos muestra determinada cuando el dios creador pronuncia su propio
una especie de conciencia de la relación que hay entre nombre y, en virtud del poder que late en e.sta palabra,
sus productos y el fenómeno del lenguaje, aunque, se pone a sí mismo en existencia. La idea de que este
de acuerdo con su propio carácter, no pueda expresarla dios es su propia causa, la auténtica causa sui, se
·e xpresa míhcamente en esta narración -de su origen,
73
"Toda la religión melanesia - st.' podía leer en la carta de logrado por el poderío mágico de su nombre. Antes
Codrington citada por Max Müller- consis te de hecho en obtener que él, no había ningún dios, ni existía ningún otro dios
ese Mana para sí mismo, o en utilizarlo para su propio beneficio; j unto a él; "no hubo para él ninguna madre que le
loda esta religión es así, con su s p rácticas religiosas, sus oraciones
y sus sacrificios." hubiese hecho su nombre, ni tampoco un padre que lo
74 "What I wan t to prove in this course of lectures is that
indefinite and infinite are in reality two names of the same 75 A. Moret, De rituel du culte divin jo urnalier en Egypte,
t hing" (op. cil., p. 36). ·parís, 1909, p. 12 9.

88 89
. d ,., 76 E 1
hubiese pronunciado al decrr: yo lo engen ~e · n e. VI
Libro de los Muertos, el dios del sol, Ra, es rep.re- El poder de la metáfora
sentado como su propio creador, por hab,er~e confendo
sus nombres propios, o sea, sus carac~enstlc~ Y pode-
res. 77 y de ·este originario poder del discu~so, ~erente
al demiurgo, surge todo lo que t iene eXJstenc~a "! un
ser determinado: cuando él habla, causa el nacumento
78
de los dioses y de los hombres.

El mismo motivo aparece, con otro giro Y con, n~e­


va profundidad de significado, en el rela.t<: b1bl~co
de la creación. También aquí es la palab~a d1vma ~Uien
separa la luz de la oscuridad y crea el c1elo Y la tierra.
Pero los nombres de las criaturas terrenales ya no los Las anteriores consideraciones nos permitieron compro-
confiere directamente el Creador, sino que deben esperar bar cuán estrechamente se enlaza, en toda ocasión y
a que Jos designe el Hom bre. Después que Dios ha cre~do modo, el pensamiento mítico con el lingüistico, y nos
todos los animales del campo y todas las ~ves d;l arre, han mostrado cómo las estructuras fu ndamentales del
los conduce ante el hombre, para ver como este va mundo mítico y del lingüístico, dur ante las largas
a no mbrarlos, "pues tal como Adán llam~,re a, ca~a etapas de su desarrollo, están determinadas y dominadas
criatura viviente, así debía ser su nombre (GeneslS, por los mismos motivos espirituales. Pero aún ha queda-
2. 19). Mediante este acto denominativo, el hombre se do fuera del foco de nuestra atención un motivo tan
apodera física e intelectualmente del mundo o 1? somete esencial que es precisamente, al parecer, el que no
a su conocimiento y domirlio. Este rasgo esp~c~al revela sólo nos destaca esta relación, sino que también nos
el carácter fundamental y el alcance espmtual del permite comprenderla en su última causa y origen. Que
puro monoteísmo. Al respect<;>, dijo Goethe que la el mito y el lenguaje estén sometidos a las mismas o a
creencia en un solo Dios es siempre ena~tece~ora, .porque muy análogas leyes espirituales de desarrollo, sólo
ella remite el hombre a su propia umdad ~ntenor. Tal puede entenderse realmente, en última instancia, si se
unidad. sin embargo, sólo puede ser descubierta cuando logra descubrir una raíz común de la que ambos surgen.
se exhibe exteriormente en las formas :_oncretas que le La ser.1ejanza de sus resultados y de las formas que p ro-
dan el lenguaje y el mito, cuando se acuna en un mundo ducen nos señalan que debe haber una última comunidad
de formas obje livas. en el cual se introduce Y del .~ual, p~e­ en la función y en los principios por que actúan. Para
de ser recuperada mediante el proceso de la reflex10n logtca. reconocer esta función en sí y represen tarla en su
puridad abstracta, debemos recorrer los caminos del
76 D<! un papiro de Leiden; cfr. A. Moret, MysteresEgyptiens.
mito y del lenguaje, no hacia adelante, sino hacia atrás;
pp. 120 Y SS. .
debemos retroceder hasta el· punto de donde irradian
77 Ubro de los Muertos (ed. Nayille), 17 , 6; cfr. Erman; Die
a<'g yptisclre R<!ligion, tomo 2, Berltn, 1909, p . 34.
ambas líneas divergentes. Y este punto común de partida
parece ser realmente comprobable, pues por más que
78 Comparar este pasaje co n tos ejemp~os ad~cidos P% Mret
én ta sec;:if>r1 "Le Msytere du Verbe Cr:ateur de.. su s yst ~es se diferencien en tre sí los conten idos del mito y del
E otiens. pp. 103 y ss.; también Le pstus, A e!te. r~ _Texte e~ lenguaje, actúa en ellos una y la mism a forma de con-
T~~cllbuches. p . 29. Reitzenstein, en su Zwer reliKWns~esc~~ cepción mental. . . aquella forma que, en resumidas
ciltficlre Fra•,,.m (Estrasburgo, 1901, esp. PP· 8~ Y 5 ), cuent as, puede denominarse el pensar metafórico. Por
ex )uesto am~tiamente cómo se relaciona con las td_e,as Y .co~­
c~~to~ fuudamentales de la filosofía griega esta noc10n ~gtP~1~ tanto, parecería que debemos partir de la natura-
del oder creador de ta palabra y qué signifi~a~o ha temdo a leza y del sigrúficado de la metáfora, si queremos
_con:xión para el desarrollo de la doctrina cnst1ana del Logos. ;omprender, por un lado, la unidad de los mundos

90 91
mítico y lingüístico y, por otro, su diferencia.
fundamental de Herder; también Schelling ve en el
Se ha subrayado a menudo que la metáfora es el len~aj~ ~a "mitología empalidecida", que conserva
vínculo intelectual que une el lenguaje y el mito; pero en dtstmctones. abstra~ta~ y formales lo que la mitología
tales afirmaciones difieren ampliamente al tener que toma c?rno dtferenctaciones vivas y concretas.so Por
concretar una determinación más precisa de este proceso un cammo opuesto se encamina "la mitología compa-
y de la dirección que, según ellas, sigue. Se cree ver la rada", .~ue intentaron fundamentar Adalbert Kuhn y
auténtica fuente de la metáfora ya en las construc- Max Muller en la segunda mitad del siglo XIX Como
ciones del lenguaje, ya en las imaginaciones míticas; a los filósofos de esta escuela basaban rnetódi~amente
veces se supone que es el lenguaje quien, por su natura- la comparación mítica sobre los resultados de la com-
leza originariamente metafórica, engendra la metáfora paración lingüística, llegaron a afirmar la efectiva pri-
mítica y la alimenta sin cesar; otras, por el contrario, se macía de la concepción lingüística sobre la mítica
considera el carácter metafórico de las palabras tan sólo Así, l.a mitología · aparecía como un resultado dei
como una herencia que el lenguaje recibió del mito lenguaJe. La "metáfora radical" que se halla en el fondo
en calidad de feudo. 'de toda formulación mítica, se trató de interpretarla
corno un fenómeno esencialmente lingüístico y de
Herder, en su notable ensayo sobre el origen del c?m.prenderla por su necesidad. Se creía que la homo-
lenguaje, ha subrayado este carácter mítico de todas numa o la asonancia de los términos denotativos abría
las concepciones verbales y oracionales. "Ya que toda la Y encauzaba el camino para la fantasía mítica.
Naturaleza resuena, lo más natural para el hombre
sensible es que ella viva, hable, obre. Cierto salvaje ve un "Consideremos, por tanto, que en la historia de nues-
grandioso árbol, de magnífica copa, y se admira: ¡La tra especie hubo un período, necesario y efectivo,
copa cruje! ¡es la divinidad que se está irritando! en el que los pocos pensamientos que por entonces
¡El salvaje cae de rodillas y adora! ¡He aquí la brotaban sobre el estrecho horizonte de la vida diaria
historia del hombre sensible, de esta urdimbre, que del hombre, había éste de expresarlos mediante metáfo-
es oscura al ir saliendo de los Verbis y Nominibus, y ras; Y que tales metáforas no habían llegado a ser aún
su facilísima transición hacia el pensamiento abstracto! lo ~~e hoy son para nosotros - meras expresiones
Por ejemplo: los salvajes de Norteamérica creen toda- trad1c10nales Y convencionales-, sino que eran sentidas
vía que toda cosa es animada, que cada una de ellas Y c<?mprendidas medio en su autenticidad original y
posee su genio, su espíritu. Que ha ocurrido lo mismo medxo en su nuevo carácter modificado ...
entre los griegos y ·los orientales, lo prueban sus más
antiguos diccionarios y gramáticas; las cosas son, a El hombre, háyalo querido o no, fue forzado a hablar
semejanza de lo que fue toda la naturaleza para su metafóricamente, y esto, no porque no hubiese podido
inventor : ¡un p<1.nteón!, ¡un reino de seres animados frenar su fantasía, sino más bien porque debió esforzarse
y actuantes! . . . La tormenta que ruge y el suave al extremo para encontrar la expresión adecuada a las
céfiro, los cristalinos manantiales y el océano impo- neces~dades siempre crecientes de su espíritu. Por tanto,
nente . . . la mitología toda . . . se va nutriendo en ya n? se debería entenderla simplemente como la
aquellas fuentes de recursos que fueron los Yerba y consct~nte transposición verbal de un objeto a otro,
Nomina de los antiguos lenguajes. Así, el primer dic- pues esta es la moderna metáfora individual, que es
cionario fue un panteón sonoro". 79 un .producto ~e la fantasía, mientras que la metáfora
anhgua e~a mas a menudo cuestión de necesidad; y en
El romanticismo sigue desarrollando esta intuición la mayona de los casos, más fue una transposición
79 "Ueber den Ursprung der Sprache" (Obras, edic. Suphan) V .
80 S h llin
pp. 53 Y SS. · e e g, "E'm 1e1tung
. · die Philosophie der Mythologie",
an
Obras, 2a. sección, 1, p. 52.

92
93
análogo a él en algo. En este caso, la metáfora es una
verbal de un concepto a otro, que una creación o genuina "transposición"; lQs dos conceptos, entre los que
determinación más rigurosa de .onceptos nuevos me- oscila~ con movimiento de vaivén, . poseen significados
di¡¡_nte palabras vi~jas. Si..;.a1pre que una palabra, que fijos e independientes, y entre ambos~ considerados
antes fue usada metafóricamente, la usamos de nuevo como puntos estables de partida y llegada, como terminus
sin tener claro concepto de los pasos que ha dado a quo y terminus ad quem ya dados, se produce
desde su significación original hasta su actual sentido el proceso conceptual, que causa la traslación de uno a
metafórico, estamos al borde de la mitología; y siempre otro y por medio dei cual una expresión queda semán-
que tales pasos han sido olvidados y suplantados por ticamente preparada para sustituir a otra.
otros artificiales, ya estamos en la mitología, o es que,
por decirlo así, hemos desnaturalizado el lenguaje, por Cualquier intento de penetrar en el motivo originario
servir intereses religiosos o seglares... Por tanto, lo que de esta sustitución conceptual y nominal, y de explicar
comúnmente llamamos mitología sólo es un residuo el uso extraordinariamente rico y variado de este tipo
de una etapa mucho más general de nuestro pensamiento;· de metáfora (o sea: la consciente identificación de
es apenas una débil persistencia de lo que mucho objetos reconocidos corno diversos), especialmente en las
antes fue dominio total del pensamiento y del lenguaje. primitivas formas de pensar y de hablar, nos retrotrae
No se logrará comprender completamente a la mitología hacia un estrato básico del pensar y sentir míticos.
hasta que no se sepa que lo que ahora llamamos Heinz Wemer, en su estudio sobre los orígenes de la
antropomorfismo, personificación o animismo, ~e, hace metáfora, ha aducido un argumento muy plausible para·
muchísimos siglos, algo absolutamente necesano para sostener que este tipo peculiar de metáfora, esta des-
el desarrollo de nuestro lenguaje y nuestra razón. Sería cripción perifrástica de una idea mediante los términos
por completo imposible asir y retener el mundo exterior, de otra, se funda en motivos bien definidos, provistos
conocerlo y entenderlo, concebirlo y designarlo sin esta especialmente por cada una de las palabras que se
metáfora fundamental, sin esta mitología universal, sin consideran tabú, de acuerdo con la concepción mágica
este acto de insuflar nuestro propio espíritu dentro del del mundo. 8 2
caos de los objetos y rehacerlos, volver a crearlos, según
nuestra propia imagen. El principio de esta se~da Tal uso de la metáfora presupone claramente que
creación que hace el espíritu es ia palabra, Y en realidad tanto las ideas como sus correlatos lingüísticos ya
podemos agregar que todo fue hecho por esta palabra, están dados como cantidades definidas; sólo después
es decir: que fue conocido y reconocido por ella, Y de que estos elementos han sido determinados y fijados
que sin ella nada de lo que existe pudo ser hecho". SI verbalmente, pueden ser permutados el uno por el
otro. Esta transposición y permutación, que usa como
Antes que nos decidamos por una u otra de estas su material de operaciones un vocabulario previamente
teorías antagónicas, que luchan por la primacía del conocido y determinado, debe distinguirse muy bien
lenguaje sobre la mitología o la prevalencia del mito sobre de esa "metáfora radical", que es una condición del
el lenguaje hay que determinar y delimitar más precisa- propio modo de expresar los conceptos míticos y lin-
mente el ~oncepto fundamental de la metáfora misma. güísticos. De hecho, aun la más primitiva expresión
Se puede tomar este concepto en un sentido estricto, verbal exigía ya la transmutación de cierta expe-
que sólo abarque la denotación consciente de un riencia cognoscitiva o emotiva en sonidos (es decir: en
contenido de pensamiento mediante el nombre de otro, mi medio que era ajeno y quizá divergente de tal expe-
que se asemeje al primero en algún rasgo, o qu~ sea riencia); así como aun la forma mítica más simple no

81 Max Müller, Das Denken im Lichte der Sprache, Leipzig, 82 Heinz Werner, Die Ursprünge der Metapher, Leipzig, 1919,
1873, pp. 368 y ss.; o Lectures on the Science of Language, esp. cap. 3 , pp. 7 4 y ss.
Nueva York, 1875, pp. 372-76.

95
94
puede surgir si no es aprovechándose de esa trans- objeto que se nos presenta en el mundo exterior, nos
formación, que arranca a cierta vivencia de la esfera de suministra al mismo tiempo tanto la ocasión como los
lo común, de lo cotidiano y de lo profano, para elevarla medios de su designación. Las impresiones sensibles
al nivel de lo "santo", lo que tiene significación son las que el yo recibe al encontrarse con el no-yo,
mítico-religiosa. Aquí no sólo se produce una trans- y las más vivaces de ellas tienden por sí mismas a
ferencia, sino taro bién una verdadera J.teraPacn<: e~c; lograr la expresión vocal; ellas constituyen la base
aX'li.o ¡pévoc;; en realidad, no sólo es una transposición de las denominaciones aisladas a las que procura
hacia otra categoría, sino que prácticamente es la crea- llegar el pueblo hablante". 5 3
ción de esta misms categoría.
Tal génesis de la denominación concuerda paso a paso,
Ahora bien, si alguien preguntase cuál de estas dos ~lases como ya hemos visto, con la génesis de los "dioses
de metáforas origina a la otra (o sea, si las expreSiones momentáneos''. Análogamente, sólo se nos revelará
metafóricas del lenguaje son producidas por mítica, o si, el sentido de las metáforas lingüística y mítica, para
al contrario, esta actitud espiritual sólo pudo formarse Y así poder comprender del todo la fuerza espiritual en
desarrollarse basáiÍdose en el lenguaje), las consideracio- ambas implicada, si nos remontamos hasta este su
nes precedentes le indicarían que en el fondo dicha origen común, si buscamos en él aquella peculiar con-
pregunta es superflua, pues aquí, evidentemente, no se centración, aquella "intensificación" de la experiencia
trata de una relación temporal del "antes" con el sensorial, que se encuentra en la base tanto de las
"después" , sino de una relación lógica entre las respec- formaciones lingüísticas como de las mítico-religiosas.
tivas formas del lenguaje y del mito : del modo como la
una influye sobre la otra y la condiciona en su Si partimos ahora una vez más del contraste que nos
contenido. ofrece la concepción teórica, "discursiva", descubrire-
mos, en efecto, que las diversas direccionés, seguidas
Aun esta misma condicionalidad sólo puede ser com- respectivamente por el desarrollo de los conceptos
prendida como algo reciproco, pues el lenguaje y el lógicos (discursivos) y por el de los conceptos mítico-
mito se hallan ya originariamente en indisoluble corre- lingüísticos, también pueden ser reconocidas con eviden-
lación, de la cual sólo paulatinamente se van despren- cia en sus correspondientes resultados. Los conceptos
diendo como elementos independientes; ambos son los lógicos comienzan con alguna percepción individual
diversos brotes del mismo tronco, del mismo impulso aislada, que vamos ~pliando constantemente hasta
de formulación simbólica, que surge de una misma conducirla más allá de sus limites originarios, por ir
actividad mental básica : la concentración y elevación descubriendo en ella más y más relaciones. El proceso
de la simple experiencia sensorial. En los vocablos del intelectual que aquí se desenvuelve es un proceso de
lenguaje, así como en las primitivas configuraciones completamiento sintético, de reunión de lo singular con
míticas, logra su consumación el mismo proceso inte~or; el todo y de su cumplimiento en él. Pero en esta
aquéllos y éstas no son sino resoluciones de la m1sma relación con el todo, el hecho aislado no pierde su
tensión interna, representaciones de impulsos y estímu- identidad y limitación concretas; se inserta en la suma
los subjetivos que se concretan en formas y figuras total de los fenómenos y al mismo tiempo se enfrenta
objetivas y definidas. con esta totalidad como algo independiente y singular.
La conexión cada vez más estrecha que relaciona las
"No es por medio de un acto arbitrario -subraya Use- percepciones individuales con otras, no significa que
ner- como se determina el nombre de una cosa; no se éstas desaparezcan en aquéllas. Cada "ejemplar" indivi-
inventa un complejo fonético cualquiera para introdu- dual de una especie está "contenido" en ella, como
cirlo como signo de cierto objeto, como se haría con
una moneda. La excitación espiritual provocada por un 83 Usener, Gottemamen, p. 3.

96 97
tarn bién la especie misma es "incluida" dentro de un c1on discursiva reina una especie de luz uniforme y, en
género más elevado; pero esto significa, a su vez, cierto sentido, difusa; y cuanto más progresa el análisis
que ambos se mantienen distintos entre sí, que no lógico, tanto más se extiende esta claridad y nitidez;
coinciden. pero en el campo ideológico del mito y del lenguaje,
siempre aparecen junto a ciertos lugare·s irradiadores de la
Esta relación fundamental se expresa del modo más más intensa luminosidad, otros que se presentan como
simple y exacto en el conocido esquema que suelen usar envueltos en máxima oscuridad. Mientras que ciertos
los lógicos para la representación de dicha jerarquía contenidos de percepción se convierten en centros de
de los conceptos, de las mencionadas inclusión y subor- fuerza lingüístico-míticos, en centros de significación,
dinación que se dan entre las especies y los géneros. hay otros que, por decirlo así, permanecen por debajo
Aquí las determinaciones lógicas son representadas como del nivel significativo.
determinaciones geométricas; cada concepto tiene cierta
..área" que le pertenece y mediante ella se diferencia de Como estos conceptos primitivos del mito y del lenguaje
las otras esferas conceptual~s. Por más que ·e stas esferas constituyen tales unidades puntiformes, también se
se encadenen, se cubran mutuamente o se invad·an, cada explica que no dejen lugar a posteriores distinciones
una de ellas conserva su lugar definidamente delimitado cuantitativas. El examen lógico en cada relación de
en el espacio conceptual. El concepto se mantiene conceptos debe estar siempre cuidadosamente dirigido
en su esfera a pesar de toda complementación sintética y hacia su extensión relacional; y la ''silogística" clásica,
de toda la extensión que se le dé, pues las nuevas rela- en última instancia, no es nada más que una instrucción
ciones en que pueda entrar no alcanzarán a borrar sus sistemática de cómo pueden ser conectados los conceptos
límites, sino que más bien lo conducirán a su más claro de distinta amplitud y cómo unos actúan de abarcadores
reconocimiento. y otros son abarcados. Pero a los conceptos que ya han
cuajado en el lenguaje y el mito no hay que tomarlos
Si ahora confrontarnos esta forma de concepción lógica· por su extensión, sino más bien por su comprensión; no
(lograda mediante las especies y los géneros) con la tanto por su cantidad, como por su cualidad. La canti-
forma originaria de la concepción lingüística y mítica, dad es reducida a un dominio puramente casual, a un
descubriremos bien pronto que ambas pertenecen a dos aspecto relativamente indiferente y desprovisto de signi-
tendencias completamente distintas del pensamiento. ficado. Cuando dos conceptos lógicos son incluidos en
Mientras que en el primer caso se produce una expansión su categoría inmediatamente superior, como su genus
concéntrica sobre las esferas de la percepción y de la pro:xim-um, conservan cuidadosamente sus características
concepción, cada vez más amplias, los conceptos lin- difere,nciales,a pesar de esta vinculación de la que forman
güísticos y míticos se originan primitivamente en un parte; por el contrario, en el pensamiento lingüístico,
movimiento mental exactamente opuesto; aquí la visión y sobre todo en el mítico, prevalece por regla general
mental no es ampliada, sino comprimida, destilada, por la tendencia opuesta. Aquí rige una ley que práctica-
así decir, en un solo punto. Unicamente mediante este mente podría ser llamada la ley de la nivelación y
proceso de destilación se halla y se destaca esa su extinción de ·las diferencias específicas, pues cada parte
particular esencia sobre la que se pone el acento de la del to:do se presenta como ese mismo todo, cada
"significación". Toda luz se concentra en un punto, el ejemplar de una especie o género parece equivaler a toda
punto focal de .su "significado"; en cambio, todo lo que la especie o todo el género; la parte no representa
se encuentra fuera de este centro focal de la interPreta- meramente al todo ni el individuo o la especie al
ción lingüística y mítica, permanece prácticamente im- género, sino que son ambas cosas; no sólo implican este
perceptible; sigue "inadvertido", por no estar provisto doble aspecto para el pensamiento reflexivo, sino que
de una peculiaridad lingüística o mítica, y así seguirá contienen en sí la inmediata fuerza del todo, su
hasta que la tenga. Es que en el campo de la concep- significación y su eficacia. En este punto se recuerda

98 99
forzosamente aquel principio que puede llamarse el lluvia, está realmente aquí, todo e indiviso, en el agua
verdadero principio básico, tanto de la " metáfora" derramada o evaporada, por lo que es directamente
lin~üística como de la mítica, y que se expresa por el accesible a la influencia mágica.
axwma pars pro tato.
La misma relación mítica que se obtiene entre el todo
Como ~s ~a~ido, tod? ~1 pensamiento mítico se rige por y sus partes se da también entre el género y sus especies,
este pnnc1p10, y esta unpregnado de él. Quien se haya entre la especie y cada uno de sus ejemplares. Aquí
apoderado de cualquier parte del todo, también posee, confluyen completamente las líneas demarcadoras: la
por este solo hecho, el do minio sobre el todo. La especie o el género no sólo es representado por el
signif!~ación que esta parte pueda tener para la cons- individuo, sino que además existe y vive en él. Por
trucciOn y para la cohesión del todo, la función que ejemplo, en la concepdón totémica del mundo, si un
puede desempeñar dentro de él, es algo relativamente grupo o clan se organiza totémicamente, y si sus
indiferente, pues basta pertenecer o haber pertenecido, diversos individuos toman sus nombres del animal o
haber estado conectado con el todo, por más flojo que planta que es su totem, esto no configura una demar-
haya rudo este 'e nlace, para asegurarse toda su fuerza cación arbitraria, por medio de "signos" lingüísticos o
mági.c~ Y s~ significación. Por ejemplo, para procurarse míticos convencionales, sino que es considerado como
domm10 magico sobre el cuerpo de un hombre, basta una genuina comunidad de esencia. 86 También en otras
ap?derarse de sus unas cortadas o de sus pelos, de su ocasiones, siempre que el género se manifiesta, se
saliva o de sus excrementos; sí, hasta la sombra o las presenta como un todo y es eficaz como tal. En cada
huellas del hombre sirven a este fin. Los pitagóricos gavilla de la cosecha actúa y Vive el dios o demonio de
observaban la prescripción de alisar el lecho en seguida la vegetación; por eso, una antiquísima costumbre,
de haberse levantado, de tal suerte que la impresión todavía muy popular, exige que, durant~ la cosecha, se
del cuerpo sobre las ropas de cama no pudiese ser aparte y deje en el campo la última gavilla, pues en ella
usada en detrimento de su dueño. s4 se concentra la fuerza del dios de la fertilidad y de ella
debe surgir la cosecha del año siguien te.S7 En Méjico,
También la mayoría de las formas de la así llamada entre los indios coras, la diosa del maíz se supone que
" analogía mágica" brotan de esta idea fundamen tal· está, en su totalidad y sin restricciones, en cada planta
pero la propia naturaleza de esta magia demuestra qu~ y hasta en cada grano de maíz. Chicomecoatl, la diosa
en las mencionadas formas no se trata de simple mejicana del maíz, en su juventud es la joven planta de
analogía,_ sin~ _de real identidad. Si, por ejemplo, la maíz, en su vejez la cosecha 'del maíz; y también es
ceremon~a mag1ca para hacer llover consiste en esparcir cada grano aislado y cada plato especial de maíz.
agua a fm de atraerla y, por el contrario, la ceremonia Análogamente, tienen los caras diversos dioses que re-
ahuyentado ra de la lluvia se vale del derramamiento presentan ciertas especie florales, pero que son invocados
de agua sobre un montón de piedras ardientes, entre las como una flor individual. Lo mismo puede decirse de to-
que se consume en medio de ruidos silbantes, ss ambos dos sus animales demoníacos: la cigarra, el grillo, la lan-
ritos d~ben su ve~dadero sentido mágico al hecho de que gosta, el armadillo; cada uno de ellos simplemente es trata-
la lluvia no es simplemente representada sino que es do como una de las tantas totalidades individuales.
sentida _como realmente presente en cad a ~ota de agua.
86 Cfr. mi estudio sobre Die Begriffsf o rm im mytischen Denken
La Uuv1a como "fuerza mítica", el "demonio" de la
Leipzig, 1922, pp. 16 y ss.
87 Mannhardt, Wald = und Feldkulte, 2a. edición , Berl ín , J 904,
am 1co, p ro teptzco,
84 J , b l. ' . '
p . 108. 3, citado segun Deubner Magie
undReligion, Friburgo, I922 ,p. 8. ' l, PJT. 212 y ss.
85 88 Ver Preu ss, en Giobus, voL 87, p. 38 1; cfr. esp. Die Nayarit-
Parkinson, Dreissíg Jahre in der Sü/see, p. 7; citado segú n
Warner. Die Ursprünge der Metapher, p. 56. Expedition, I, pp. 47 y ss.

100 101
La antigua retórica reconocía como uno de los princi- guaje, sino que debe ser considerada como uno de sus
pales tipos de metáfora la sustitución del género por elementos constitutivos, entonces cualquier intento en-
la especie y de la parte por el todo, o viceversa; pues caminado a comprender su función nos devuelve una vez
bien, es fácil comprobar aquí hasta qué punto esta clase más a la forma fundamental de la concepción verbal. En
de metáfora se origina directamente en la actitud esen- última instancia, esta concepción proviene de aquel
cial de la mente mítica. Y también aquí resulta evidente proceso de concentración -la contracción de las expe-
que para el pensar mítico hay en la metáfora mucho más riencias sensoriales dadas-, que ya originalmente es
que una simple "sustitución", que una mera figura iniciado por cada concepto verbal independiente. Su-
retórica del lenguaje ; más bien cree que aquello que a pongamos que esta concentración se produzca a partir
nuestra reflexión subsiguiente le parece ser una mera de varias experiencias y en distintas direcciones, de tal
transcripción, constituye en realidad una auténtica y suerte que en dos complejos perceptivos se descubra una
directa identificación. 89 misma clase de " esencia" como su significación íntima,
como lo que les confiere su sen tido; entonces y por esto
A la luz de este principio fundamental de la metáfora mismo, se crea entre ambos la conexión y la cohesión
mítica se puede determinar y comprender ahora más más inmediata que el lenguaje puede producir. Pues así
exactamente el sentido y la eficacia de eso que suele como lo innominado no existe para el lenguaje, sino que
llamarse la función metafórica del lenguaje. Hasta el tiende a resultar completamente oscurecido, así también
mismo Quintiliano señaló que esta función no es una todo lo que ha sido designado por el mismo nombre se
parte del lenguaje, sino que se extiende sobre su totali- presenta como algo absolutamente similar. La semejanza
dad y lo caracteriza: paene quidquid loquimur figura de aspecto fijada por esa palabra hace retroceder más y
est. Pero si esto es verdad; si la metáfora, tomada en su más toda otra heterogeneidad posible entre esas percep-
sen tido general, no representa cierto desarrollo del len- ciones, hasta disiparla por fin completamente. También
en este caso la parte usurpa el lugar del todo, y hasta llega
a ser y es el todo. En virtud del principio de "equivalen-
Esto e~ tanto más válido, si consideramos que para el pensa-
89
cia", los contenidos que aparecen como enteramente dis-
miento mítico y mágico no hay nada que sea mera imagen,
ya que toda imagen encierra en sí Ja ''naturaleza" de su objeto, tintos, sea para nuestr.a directa percepción sensorial, sea
o sea su "demonio" o su "alma". Cfr., por ej., Budge, Egyptian para la clasificación lógica, pueden ser manejados como
Magic, p. 65: "1 t has been said above that the na me or the similares en el lenguaje, de manera que todo lo afirmado
emblem or the picture of a god or a demon could become an de uno de ellos puede extenderse y transferirse a otro.
amule! with power to protect him that wore in and that
such power !asted as long as the substance of which it was
made !asted. íf the name, or emblem. or picture was not erased Preuss, en una caracterización del pensamiento mágico di-
from it. Bur the Egyptians went .a step further t han this and ce: '~Si el indio cora clasifica a las mariposas, muy ab~r­
they believed that it was possible to tninsmit to the figure darnente, como pájaros, esto se debe a que las propiedades
of any man, or woman, or animal!, or living creature the s oul que dístingue en. el objeto, las considera y relaciona de
of !he being which it represented, and its qualities and attribu-
tes. The statue of a god in a temple contained the spirit of the manera muy diferente a como nosotros las clasificamos
god which it represented, and from time immemorial the people sigui_endonuestra reflexión analítica y científica". 9o Pero
of Egypt believed that every statue and figure possessed an lo aparentemente absurdo de estas y otras clasificaciones
indwelling spirit." La misma creencia persiste aún hoy entre todos análogas se disipa tan pronto como comprobamos que la
los pueblos "primitivos". Cfr. por ej. Hetherwick, ''Sorne ani-
mistic belicfs among the Yaos of British Central Africa" formación de tales concepciones primarias era guiada por
(ver nota 56): "The photographic camera was at first an el hilo conductor del lenguaje. Si aceptamos· que en la
object of dread, and when it was turned upon a troup of designación de pájaro, y por tanto en su concepto
natives they scattered in all directions with shrieks of terror•.. lingüístico la característica decisiva y esencial es el
In their minds the lisoka (el alma) was allied to the chiwilili or
piclure and the remov"c!l of it to the photographic plate would
mean the disease or death of t he shadeless body" (pp. 89 y ss.). 90 Preuss, Die geistige Kultur der N aturvolker, Leípzig, 1914,
p. 10.

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''vuelo", entonces, gracias a esa característica Y por su bramido del mar. De este modo vuelve el mito a recibir
mediación, la mariposa, de hecho, pertenece a la clase de del lenguaje una y otra vez nueva vida y enriquecinúento
pájaros. También nuestros propios lenguaje~. act:uales interior, así como, recíprocamente, el lenguaje lo recibe
están todavía produciendo constantemente clastflcac~~nes del mito. Y esta constante concomitancia e interpene-
semejantes, que co ntradi~en nuestros _concepto~ emp1~cos tración atestiguan al mismo tiempo la unidad del prin-
y científicos de las espectes y de los generas; ast, por _eJ~m­ cipio mental del que ambos provienen y del que simple-
plo, en vez de mariposa, en algunas lenguas germarucas mente constituyen expresiones diversas, grados y mani-
suele usarse la denotación de "pájaro manteca" o "mosca festaciones diferentes.
manteca" (en holandés: botervlieg, en inglés : butterfly).
Sin embargo, en el avance del espíritu humano, aun
AJ mismo tiempo se ve cómo tales "metáforas" lin- esta conexión tan estrecha y aparentemente necesaria
güísticas repercuten sobre la formación de la metáfora comienza a aflojarse y a disolverse. Es que sobre el
mítica y demuestran ser para ella una fuente de cons- lenguaje no se ejerce exclusivamente la influencia del
tante fertilidad. Cada propiedad característica; que antes mito, sino que desde sus orígenes obra en él otra fuerza,
constituía un punto de partida para el conceptc:> Y 1~ el poder de la lógica. Cómo esta fuerza se va vigorizando
denotación calificadores, puede servir ahora pa~a tdenb- gradualmente, cómo se va abriendo paso por medio del
ficar y mezclar los objetos expresados medtante ese lenguaje, es tema que no podemos abordar en este
nombre. Si la elaboración lingüística, al fijar la imagen momento, pero la realidad es que, durante el transcurso
visible del relámpago, nos da la impresión de una f~rma de esta evolución, las palabras se reducen más y más a
"serpentina", esto hace que el relámpago se conVIerta meros signos conceptuales.
en una serpiente; si al Sol se le llama "el volador
celestial" desde ese momento puede aparecer co mo una Paralelo a este proceso de separación y de liberación se
flecha o 'pájaro, y así ocurre, por ejemplo, con el .Dios desarrolla otro: el arte. Lo mismo que ef lenguaje, el arte
Sol del panteón egipcio, que es representado mediante está desde el principio estrechamente entrelazado con el
una cabeza de halcón. Es que en esta esfera de pensa- mito. Es que el mito, el lenguaje y el arte comienzan
miento no se dan las designaciones puramente "abs- como una unidad concreta e indivisa que sólo poco a
tractas";, por el contrario, cada palabra se transfor'?a poco se va desplegando en una tríada de modos indepen-
inmediatamente en una figura mítica concreta, un d1os dientes de creación espiritual. En consecuencia, la misma
o un demonio. Sobre este camino, cualquier impresión animación e hipóstasis mítica que influyen sobre las
sensorial, por más vaga que sea, si es fijada en ellen~aj.e palabras del hablar humano se aplican también a las
puede convertirse en el punto de arranque pa!a dect~rr imágenes: a toda forma de representación artística. Sobre
la formación y denotación de un dios. En el rnventarto todo en el campo de la visión mágica del mundo, la
de los nombres divinos lituanos presentado por Usener, el magia verbal va acompañada por doquier por la magia
dios de la nieve, Blizgulis, "el reluciente,., aparece junto al de la imagen.92 Asimismo, la imagen sólo alcanza su
dios del ganado, Baudis, el "rugidor"; y también encontra- función puramente representativa y específicamente
mos juntos aJ dios de las abejas, Birbullis, el "zumbador",. estética cuando el círculo mágico, al que lo limita la
y al dios del terremoto, D rebku1ys, e1 " ag¡•t a dor"91 . conciencia mítica, es roto, y reconocido no como una
forma mítico-mágica, sino como una particular especie
Vemos así que en cuanto se concebía un "dios ru- de formulación.
giente", había que reconocerlo como u_no y el que
se lo oia directamente en la voz del leon, pero tam- Aunque de esta manera el l"enguaje y el arte se despren-
bién en el ruido atronador de la tormenta Y en el

91 ver Usener, Gotternamen, pp. 85 y ss. Y 114. 92 Para más detalles, ver el 20. volumen de mi Phifosophie der
symb.olischen Formen. especialmente las pp. 54 y ss.

104 lOS
dan del común sueio nativo del pensar mítico, sin em- porque la mente deseche formas sensoriales de la palabra
bargo, la unidad ideal, espiritual, de ambos vuelve a y de la imagen, sino debido a que las usa como ·órganos,
instaurarse en un nivel más alto. Si el lenguaje realmente y de este modo las reconoce como realmente son: como
debe conv'ertirse en un vehículo del pensamiento, en una formas de su propia autorrevelación.
expresión de conceptos y de juicios, esta evolución sólo
puede lograrla en tanto que va renunciando cada vez más
a la riqueza y plenitud de la experiencia inmediata. Por
fin lo que le queda de aquel contenido concreto de
sensaciones y sentimient os que antes poseyó es poco más
que un mondo esqueleto. Pero hay un reino intelectual
en el que la palabra no sólo conserva su poder creador
original, sino que también lo está renovando permanen-
temente; dentro de estos confines ella experimenta una
suerte de palingénesis constante, de renacimiento a la vez
sensorial y espiritual. Esta regeneración se opera en
cuanto el lenguaje se convierte en cauce de la expresión
artística. Aquí recobra su plenitud vital, pero de una
vida ya no sujeta a lo mítico, sino estéticamente liberada.

Entre todos los tipos y formas de la poesía, la lírica es


la que más claramente refleja este desarrollo ideal, pues
la lírica no sólo arraiga desde sus comienzos en motivos
míticos, sino que mantiene su conexión con el mito
hasta en sus producciones más altas y puras. Los más
ilustres poetas líricos, por ejemplo Holderlin o Keats, son
hombres en los que la visión mítica se despliega nueva-
mente en toda su intensidad y en todo su poder objeti-
vante. Pero esta objetividad se ha desprendido de toda
coacción material. El espíritu vive en las palabras del
lenguaje y en la imagen mítica sin ser dominado por ésta
ni por aquéllas. Lo que se llega a expresar en tal poesía
ni es la palabra ni la imagen míticas que se apegan a
dioses y demonios, ni tampoco la verdad lógica de las
determinaciones y relaciones abstractas. El mundo de la
poesía se separa de unas y otras, en cuanto se presenta
como un mundo de ilusión y fantasía; y precisamente
en este mundo de ilusión es donde el reino del puro
sentimiento puede llegar a expresarse, y lograr· así su
plena y concreta realización. La palabra y la imagen
míticas, que al principio se oponían a la mente humana
como durísimas ·fuerzas realistas, han perdido ahora toda
realidad y et1cacia; se han transformado en un éter leve
y brillante, dentro del cual el espíritu se mueve libre-
mente y sin obstáculos. Esta liberación no se produce

106 107
lndice

1
El lenguaje y su mito; su posición dentro de la
cultura humana 7

u
La evolución de las ideas religiosas 23

IIl
Lenguaje y concepción 31

IV
La palabra mágica 53

V
Fases sucesivas del pensamiento religioso 71

VI
El poder de la metáfora 91

Se tenninó de imprimir el 28 de febrero de 197 3, en los Talleres


Gráficos Grancharoff, Carolina Muzilli 5891 , Buenos Aires.

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