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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTÍN

Facultad de Ingeniería Agroindustrial


Departamento Académico de Ingeniería Agroindustrial

 CURSO : Defensa Nacional

 TEMA : FIN DEL PODER ARBITRAL DE LAS FUERZAS ARMADAS Y


PASO A UNA VISIÓN MULTIDIMENSIONAL DE LA SEGURIDAD Y DEFENSA
NACIONAL
 ALUMNO : Brenda Julissa Sánchez lozano
Nicole briggith Nolasco vela
Walter salas Sánchez

 PROFESOR : Jhaisinho Valera vela

 Ciclo : IV

 Semestre académico : 2017-I


TARAPOTO – PERÚ

Capítulo VI

FIN DEL PODER ARBITRAL DE LAS FUERZAS ARMADAS Y PASO A UNA


VISIÓN
MULTIDIMENSIONAL DE LA SEGURIDAD Y DEFENSA NACIONAL

A. LA SEGURIDAD Y LA DEFENSA NACIONAL EN LAS CONSTITUCIONES


DEL PERÚ
Desde el siglo XIX en que nacen a la vida republicana los nuevos Estados de
Latinoamérica, sus clases dirigentes trataron de reproducir las instituciones
republicanas europeas que reemplazarían a las que durante trescientos años
había edificado y consolidado la monarquía española.

De esta manera surgieron los primeros instrumentos jurídico-políticos que se


conocen como Constituciones; estos mecanismos reguladores de la conducta
de las personas, los grupos y las instituciones se fueron implementando y
perfeccionando en el tiempo en toda la región Latinoamericana.
Con relación a los temas de Seguridad y Defensa, en el caso peruano, esta
preocupación está presente desde la primera Constitución que data de 1823;
desde aquel momento el Perú ha contado hasta la fecha con doce
Constituciones y en todas ellas ha existido -así como existe en la Constitución
vigente de 1993- un capítulo dedicado a la seguridad y defensa nacional. Ello
quiere decir, que el Perú desde sus orígenes republicanos ha tenido que
enfrentar riesgos y amenazas que provenían del exterior por la definición de sus
fronteras, así como aquella de naturaleza extra continental de 1866 conducida
por España, la que a través de una cubierta científica, tenía la misión de
recuperar las colonias perdidas de América.
También durante este lapso republicano, el Perú tuvo que hacer frente a
sublevaciones en el interior del territorio conducidas por caudillos civiles y
militares, y a partir de 1962 continuando con el poder arbitral que ejercían los
caudillos militares del siglo XIX, las Fuerzas Armadas protagonizan golpes de
Estado de carácter institucional, actuando como una corporación que
argumenta defender la democracia frente al supuesto fraude electoral de 1962.
En 1968 vuelve a interrumpir la democracia con un proyecto político propio que
condujo durante doce años, y finalmente en la década de 1990 la institución
militar respaldará a un gobierno civil de naturaleza autoritaria.
B. ORIGEN DEL PODER ARBITRAL DE LAS FUERZAS ARMADAS
En las diez primeras Constituciones que corresponden a los años:
1823,1826, 1828, 1834, 1839, 1856, 1860, 1867, 1920 y 1933 era notorio el
carácter militar y la asignación a las fuerzas armadas de un poder arbitral que
convirtió a esta institución en una corporación que llegado el caso asumía roles
políticos y cuestionaba y descalificaba la gestión de los partidos políticos. La
Constitución de 1933 en su art. 213 es la que mejor expresaba ese poder
arbitral de las fuerzas armadas al señalar que: “La finalidad de la fuerza
armada es asegurar los derechos de la República, el cumplimiento de la
Constitución y de las leyes y la conservación del orden público”.
Es importante hacer notar que esta responsabilidad asignada a la fuerza
armada constituye una actividad eminentemente política que va más allá de la
responsabilidad técnica de la seguridad militar. De hecho las Constituciones
convirtieron a la fuerza armada en el garante del sistema político nacional. Ello
facilitó que durante el siglo XIX y gran parte del XX, los golpes de Estado
dejaran de lado la actividad de los partidos y asociaciones políticas; estos actos
de facto en unos casos fueron conducidos por caudillos

PODER ARBITRAL DE LAS FUERZAS ARMADAS EN LAS CONSTITUCIONES DEL PERÚ

1993
1979 1823

1933 1826 Constituciones


que otorgan
poder arbitral
a las Fuerzas
CONSTITUCIONES, Armadas
1920 SEGURIDAD Y
DEFENSA 1828 Constituciones que
NACIONAL
normativamente
eliminan el poder
arbitral para las
Fuerzas Armadas
1867 1834

1860 1839
1856
militares y en otros como el de 1962 y 1968 se definieron como golpes de
Estado institucionales comprometiendo a toda la corporación militar. En estos
casos, la fuerza armada desplazó a los partidos políticos constituyéndose en
una alternativa política que planteó un modelo propio de solución de los
problemas nacionales de desarrollo y seguridad.
Cabe destacar que el contenido del artículo 213 de la Constitución de 1933 tuvo
una vigencia de 46 años sin considerar que la figura del tutelaje y el poder
arbitral se definieron desde la Constitución de 1823 (Ver Figura 1). Este poder
arbitral de las Fuerzas Armadas sobre la sociedad y los partidos políticos,
aparentemente concluyó con la Constitución de 1979 y se ratificó en la
Constitución vigente de 1993. Sin embargo, este tutelaje de las Fuerzas
Armadas se eliminó sólo formalmente en los textos constitucionales porque el
poder político de las Fuerzas Armadas se mantuvo intacto hasta su colapso
durante la crisis política del año 2000.

En todo este tiempo en el que el poder arbitral de las Fuerzas Armadas se hizo
evidente en los hechos, específicamente en los últimos tramos del siglo XX, la
institución militar logró imponer un lenguaje que se acostumbró repetir sin el
menor análisis al considerársele como “la reserva moral” y la “institución tutelar
de la Patria”. Los notorios actos de corrupción descubiertos el año 2000 así
como los que continuaron y comprometieron a las diversas instituciones
militares y policiales, han determinado que se cuestione que sigan siendo la
reserva moral del país. En todo caso, la reserva moral existe en cada grupo
humano y son estos grupos los que son vigilantes de la moralidad pública
nacional y donde las investigaciones sociales de todo tipo y el periodismo, han
jugado un rol esclarecedor y fiscalizador. Como un dato adicional hay que
considerar que durante la segunda mitad del siglo XX se acumularon 2 8 a ñ o s
d e g o b i e r n o s a u t o r i t a r i o s f r e n t e a 2 4 a ñ o s d e democracia.
ENTRE LA DEMOCRACIA Y EL AUTORITARISMO DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX

GOBERNANT TIPO DE PERIODO AÑOS DE


E GOBIERNO GOBIERNO
Gral. Manuel Dictadura 1948-1956 7 años
Odría
Manuel Prado Democracia 1956-1962 (Interrumpido
por golpe)
Triunvirato Dictadura 1962-1963 1 año
Militar
Fernando Democracia 1963-1968 (Interrumpido
Belaúnde por golpe)
Gral. Juan Dictadura 1968-1980 12 años
Velasco y
Francisco
Morales
Fernando Democracia 1980-1985 5 años
Belaúnde
Alan García Democracia 1985-1990 5 años
Alberto Fujimori Democracia 1990-1992 2 años
Alberto Fujimori Dictadura 1992-2000 8 años
(autogolpe con
respaldo militar)

C. EL FIN DE LA TUTELA MILITAR

En el Perú siempre se suele mencionar que las Fuerzas Armadas constituyen


“instituciones tutelares” de la nación. Esta visión del tutelaje militar en las
actividades políticas de los civiles y específicamente sobre los partidos políticos,
es precisamente la expresión gráfica de lo que señalaba la Constitución de
1933, que reconocía que “La finalidad de la fuerza armada es asegurar los
derechos de la República, el cumplimiento de la Constitución y las leyes…”.
Esta facultad resultó negativa para el perfeccionamiento y afianzamiento
político del país, puesto que los militares se convirtieron en juez supremo de los
problemas nacionales, con libertad y facultad para discernir lo que era bueno o
malo para la nación. Este sobre dimensionamiento de sus facultades militares
les otorgó un poder arbitral que rebasó su función técnico-profesional. Por
ejemplo, en el mensaje a la Nación del General Velasco con motivo de la toma
de la Brea y Pariñas el 9 de octubre de 1968 en una parte del discurso
afirmaba: “El Gobierno Revolucionario después de declarar la nulidad de la
indigna “Acta de Talara” y del lesivo contrato celebrado por el régimen que la
Fuerza Armada ha depuesto, en cumplimiento de la misión de cautelar los
derechos de la 1 República que le impone el artículo 213 de la Constitución
del Estado…”
Cabe señalar que este poder arbitral hoy es responsabilidad del Tribunal
Constitucional en cuestiones constitucionales y lo que se ha dado en denominar
estado de derecho, mas no en cuestiones de orden político o social.
La eliminación real del tutelaje militar en el Perú llegó a su fin con la crisis
política del año 2000, cuando los altos mandos de las fuerzas armadas que
apoyaron al gobierno autoritario desde el autogolpe del año 1992 al 2000
fueron encarcelados por flagrantes actos de corrupción. A partir de ese
momento histórico se ha iniciado un esfuerzo político por establecer controles
democráticos a las Fuerzas Armadas y a los aparatos de Inteligencia del
Estado.
Para ello se ha tomado en cuenta las recomendaciones que definió la
Comisión de Reestructuración Integral de las Fuerzas Armadas el año 2002
(Anexo 1). En la actualidad las Fuerzas Armadas, políticamente hablando, ya
no son aquel factor de poder que históricamente actuaba con autonomía ni
tienen la presencia ni la fuerza moral para sacar los tanques y amedrentar a los
congresistas como se hizo en la época del general Nicolás Hermoza, ni la
posibilidad de ejercer presión política como pretendió el general de la fuerza
aérea Abrahán Caballerino cuando en una muestra de su desacuerdo frente a
la creación del Ministerio de Defensa en el primer gobierno del presidente Alan
García, ordenó un pase rasante de los aviones por Palacio de Gobierno; cabe
señalar que la creación del Ministerio de Defensa se hizo a partir de la fusión de
los ministerios de guerra, de marina y de aviación, lo que determinó una pérdida
política significativa de las tres fuerzas en el Consejo de Ministros y en el
manejo presupuestal. Si bien hoy el país reconoce la importancia de las
Fuerzas Armadas, sus últimas intervenciones políticas le han pasado la factura
del descrédito, y por consiguiente, ahora están más abocados a sus roles
técnico-profesionales para garantizar la seguridad militar del país.

D. LOS CAMPOS NO MILITARES DE LA SEGURIDAD Y DEFENSA NACIONAL


EN MANOS DE MILITARES

Históricamente, el predominio de la visión militar tanto en la doctrina como en la


conducción de las diversas instituciones que componían el sistema de defensa,
siguió siendo responsabilidad de los militares. La explicación de ello responde
al hecho que el sistema universitario nacional público y privado nunca tuvo
interés en tocar estos temas. Se consideró desde el siglo XIX que el tema de la
defensa era de exclusiva responsabilidad de las fuerzas armadas. Ni cátedra, ni
cursos, ni mucho menos propuestas teóricas, eran preocupación de las
universidades. Por otro lado, los partidos políticos daban por hecho que la
defensa nacional era un asunto sólo de militares.
Esta indiferencia de la universidad y de los civiles por abordar los complejos
temas de la seguridad y defensa nacional interna y externa, facilitó que sean las
Fuerzas Armadas las que desarrollaran su propia doctrina, sus propias escuelas
y siempre fueran el único referente cuando había que hablar sobre seguridad y
defensa nacional. Los procesos electorales de los años 2001 y 2006
demuestran que los partidos políticos al no contar con profesionales civiles
especializados en temas de seguridad, defensa e inteligencia, encargaron a
generales, almirantes y coroneles del ejército, la marina, la fuerza aérea y la
policía en retiro para que elaboraran propuestas político- partidarias sobre estos
asuntos.
Otro hecho significativo que demuestra la seria desconfianza de los militares
frente a los civiles, se pudo observar durante la vigencia de la Secretaría de
Defensa Nacional. Este órgano técnico del Estado tenía como
responsabilidad legal encargarse del Planeamiento Estratégico de la Defensa
Nacional en los campos no militares, vale decir de los campos político,
económico y sicosocial. Sin embargo en sus veintiséis años de vigencia que
comprendió entre 1975 y el año 2001 todos los Secretarios de Defensa fueron
almirantes de la marina de guerra y generales del ejército o la aviación; incluso
nunca ni por asomo el segundo del titular fue encargado a un profesional de las
ciencias sociales o las ingenierías (Ver Cuadro 1). Resultó una primavera que
entre el 2004 y el 2005 tres civiles asumieran la conducción de la Dirección
General de Política y Estrategia del Ministerio de Defensa, porque después se
retornó a la gestión militar.

Cuadro Nº 1
RELACIÓN DE SECRETARIOS DE DEFENSA NACIONAL Y DIRECTORES GENERALES DE
POLÍTICA Y ESTRATEGIA DEL MINISTERIO DE DEFENSA

1978-2006

SECRETARÍA DE DEFENSA NACIONAL

N GRADO INSTITUTO APELLIDOS Y NOMBRE PERIODO


° INICIO TERMINO
1 Gral. de Ejército LEYVA SALAS ERNESTO Enero 1975 Diciembre
División 1978
2 Gral. de Ejército MORALES JARAMILLO Enero 1979 Diciembre
División OSCAR 1979
3 Gral. de Ejército MIRANDA AMPUERO Enero 1980 Agosto
División RAMON 1980
4 Gral. de Ejército ZEGARRA CIQUERO Agosto Diciembre
División MANUEL 1980 1980
5 Gral. de Ejército ARBULU IBAÑEZ LUIS Enero 1981 Diciembre
División 1981
6 Vicealmirante Marina de CAFFERATA MARAZZI Enero 1982 Diciembre
Guerra GERONIMO 1982
7 Gral. de Ejército GIL ASTETE VICTOR Enero 1983 Diciembre
División 1983
8 Gral. de Ejército FLORES TORRES JORGE Enero 1984 Diciembre
División 1984
9 Vicealmirante Marina de SORIA DIAZ JUAN Enero 1985 Diciembre
Guerra 1985
10 Gral. de Ejército VELASQUEZ GIACARINI Enero 1986 Diciembre
División JULIO 1986
11 Vicealmirante Marina de JHANSEN RAYGADA Enero 1987 Diciembre
Guerra OSCAR 1987
12 Teniente Fuerza HOFFMANN GONZALES Enero 1988 Junio 1988
General Aérea ALFREDO
13 Teniente Fuerza MONTOYA ALVAREZ Julio 1988 Diciembre
General Aérea HARDY 1988
14 Gral. de Ejército MAURICIO AGURTO Enero 1989 Diciembre
División CARLOS 1989
15 Vicealmirante Marina de BARRAGAN SCHENONE Enero 1990 Diciembre
Guerra GUSTAVO 1990
16 Teniente Fuerza GONZALO ARENAS JOSÉ Enero 1991 Julio 1991
General Aérea
1 Mayor Fuerza CARRERA CANEPA Agosto 1991 Diciembre
7 General Aérea OSCAR 1991
1 Gral. de Ejército ALCANTARA VALLEJO Enero 1992 Diciembre
8 División LUIS 1992
1 Gral. de Ejército BRACAMONTE VARGAS Enero 1993 Diciembre
9 División MÁXIMO 1993
2 Vicealmirante Marina de VILLARAN TAPIA Enero 1994 Diciembre
0 Guerra RICARDO 1994
2 Teniente Fuerza BUTRON HORNA Enero 1995 Diciembre
1 General Aérea ORLANDO 1995
2 Gral. de Ejército FERNÁNDEZ ANDRADE Enero 1996 Diciembre
2 División ARTURO 1996
2 Gral. de Ejército O'CONNOR LA ROSA Enero 1997 Diciembre
3 Brigada RAÚL 1997
2 Gral. de Ejército BERGAMINO CRUZ Enero 1998 Diciembre
4 División CARLOS 1998
2 Teniente Fuerza DE SOUZA PEIXOTO Enero 1999 Diciembre
5 General Aérea HERNÁN 1999
2 Gral. de Ejército BENAVIDES BENAVIDES Enero 2000 Diciembre
6 División CARLOS 2000
2 Vicealmirante Marina de FALCON MALDONADO Enero 2001 Abril 2001 DIRECCIÓN
7 Guerra ENRIQUE
GENERAL
2 Contralmirante Marina de CASTRO VALDIVIESO Mayo 2001 Diciembre
DE
8 Guerra JUAN 2001
POLÍTICA Y

ESTRATEGIA: 2003-2006

N GRADO INSTITUTO APELLIDOS Y PERIODO


° NOMBRE INICIO TERMINO
29 ANTROPÓLOGO OBANDO ARBULU Marzo 2003 Junio 2004
ENRIQUE
30 SOCIÓLOGO CASTRO CONTRERAS Julio 2004 Marzo 2005
JAIME
31 FILÓSOFO MIGONE PEÑA Abril 2005 Agosto
MANUEL 2005
32 Gral. de División Ejército HUERTA TORRES Setiembre Julio 2006
JOSE 2005

E. DE LA SEGURIDAD MILITAR DEL ESTADO Y LA CONFORMACIÓN


DEL
SISTEMA DE SEGURIDAD Y DEFENSA NACIONAL

En 1979 después de casi doce años de gobierno militar, la fuerza armada


institucionalmente en el poder, convoca a una Asamblea Constituyente con la
finalidad de elaborar una nueva Constitución que reemplace a la de 1933 que
había tenido una duración de cuarenta y seis años. En la Constitución aprobada,
la misma que entró en vigencia en 1980 se aprecia un cambio cualitativo
importante en el capítulo XIII titulado De la Defensa Nacional y el Orden Interno,
este cambio se traduce en lo siguiente:

·Reconoce que es el Estado el que garantiza la seguridad de la Nación mediante


la Defensa Nacional (art.269).
·Admite que la Defensa Nacional es permanente e integral. Y añade que toda
persona natural o jurídica está obligada a participar en ella (art. 270).
·Establece que la dirección, preparación y ejercicio de la Defensa Nacional se
realiza a través de un sistema. Y especifica que el Presidente de la
República es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, y
además dirige el Sistema de Defensa Nacional.
·Precisa así mismo que las fuerzas armadas y fuerzas policiales participan en el
desarrollo económico y social del país, y en la defensa civil.
La Constitución de 1979 por primera vez, señala a su vez, que la Defensa
Nacional no es de exclusiva responsabilidad de los militares sino que toda
persona natural o jurídica está en la obligación de involucrarse y participar en
toda su problemática y solución. La Constitución de 1979, normativamente
cuando menos, señalaba que la Defensa Nacional ya no seguiría siendo un
campo privativo y exclusivo de los militares. Para complementar esta voluntad el
mismo año se aprobó el Decreto Ley 22653 titulado Ley del Sistema de Defensa
Nacional, lo que significó:

·La institucionalización del Sistema de Defensa Nacional.


·La delimitación en cuatro campos en el que se desarrolla la Defensa Nacional:
político, económico, sicosocial y militar.
·Integra y racionaliza el funcionamiento de los diferentes organismos del Estado,
y
·Orienta la participación de la población en la Defensa Nacional.

En 1993 el gobierno autoritario del presidente Alberto Fujimori convoca a otra


Asamblea Constituyente, la misma que aprueba la Constitución actualmente
vigente. Este instrumento jurídico-normativo ratificó y concentró en tres
artículos los aspectos referidos a la Defensa Nacional dados en 1979:

·Artículo 163º: “El Estado garantiza la seguridad de la Nación mediante el


Sistema de Defensa Nacional. La Defensa Nacional es integral y
permanente. Se desarrolla en los ámbitos interno y externo. Toda persona
natural o jurídica, está obligada a participar en la Defensa Nacional”.
·Artículo 164º: “La dirección, la preparación y el ejercicio de la Defensa Nacional
se realizan a través de un sistema cuya organización y cuyas funciones
determina la ley. El Presidente de la República dirige el Sistema de Defensa
Nacional”.
·Artículo 171º: “Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional participan en el
desarrollo económico y social del país, y en la defensa civil”.

Hay que destacar que si bien las Constituciones de 1979 y 1993 representan
cambios significativos en la concepción de la seguridad y defensa nacional al
reconocer que se establecerá un Sistema de Defensa Nacional que será dirigido
por el Presidente de la República y contará con la participación de la población
en general en estos temas; sin embargo ello siguió siendo una expresión de
buenos deseos, porque en la práctica, la conducción del sector y la doctrina
existente, siguió en manos de militares, los profesionales civiles desarrollaban
una actividad marginal o de complemento. A su vez durante este lapso a pesar
que la ley disponía la obligatoriedad de la enseñanza de la Defensa Nacional en
todo el sistema educativo, la universidad peruana pública y privada permaneció
al margen de la teorización y la investigación de los temas de seguridad y
defensa nacional.

F. ROL DE LOS CIVILES Y EL SISTEMA UNIVERSITARIO EN LA SEGURIDAD


Y DEFENSA NACIONAL

Al concebirse desde la Constitución de 1979 que la seguridad y la defensa


nacional es una responsabilidad de civiles y militares, se abrió el camino a la
posibilidad que el sistema universitario se encargara de estudiar estos temas e
iniciara el dictado de cursos y promoviera su enseñanza en todas las
especialidades del sistema universitario como disponía la ley, lamentablemente
este mandato que también se repitió en la Constitución vigente de 1993, siguió
siendo una expresión de buena voluntad. El cambio recién se inició el año 2004
cuando el Ministro de Defensa General Roberto Chiabra León dispone materializar
el mandato constitucional y legal para lo cual realizó un acercamiento con las
universidades públicas y privadas del país, explicándoles el nuevo contenido
multidimensional de la seguridad y la importancia de que los temas cuenten con
los aportes teóricos de la geopolítica aplicada al Perú y su proyección
internacional. Esta buena práctica pública felizmente ha continuado siendo
ejecutada por los otros ministros de defensa, incluso del nuevo gobierno que se
inició el 2006.

Esta relación con la universidad peruana permitió demostrar por primera vez que
ya no predominaba la visión militar de la seguridad sino que había una nueva
visión que admitía que la seguridad tenía un carácter multidimensional que
comprendía aspectos políticos, económicos, sociales, medioambientales y
militares. Esta nueva argumentación explicada por civiles facilitó lo que hoy se ha
hecho común en el Perú, la enseñanza de la Defensa Nacional en la casi totalidad
de universidades del país.

Se pudo demostrar que existen aspectos de la heredad nacional que no se


pueden defender militarmente ya que ni tanques, cañones ni aviones pueden
hacer una defensa de los innumerables recursos que existen en la biodiversidad
peruana y que algunos países vecinos u otros extra continentales pretenden
apropiarse. La defensa no militar del pisco, el suspiro limeño, la lúcuma, o la
chirimoya sólo se puede defender desde la universidad con argumentos
académicos, con investigación genética, con investigación de mercado y con
patentes de propiedad. Hay pues toda una abundante línea de trabajo para cada
especialidad y profesión universitaria que está en la responsabilidad de
profundizar y proponer su mejor defensa; sobre todo en la sociedad del
conocimiento donde lo más importante radica en conocer las propiedades que en
su interior posee cada producto ya para servir a la medicina, la industria o las otras
aplicaciones que realiza la actividad empresarial para atender las necesidades
humanas.

Este rol de los civiles en tareas inherentes a la Defensa Nacional ha sido resaltado
inclusive por el Tribunal Constitucional en la sentencia del 16 de marzo de 2004,
recaída en el expediente 0017-2003-AI, en cuyo fundamento 31 expresamente
señala lo siguiente: “Por los ámbitos [interno y externo] en los cuales se desarrolla
la Defensa Nacional, en ella participan todos los miembros de la Nación, entre
ellos las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Sin embargo, esta participación
de los profesionales de las armas no significa que dicho sistema se circunscriba a
las decisiones estatales relacionadas con prácticas militares, de tipo castrense o
policial. En efecto, si la defensa nacional involucra un conjunto de medidas y
previsiones que adopta el Estado con el fin de garantizar la seguridad de la Nación
en todos los ámbitos, es evidente entonces que el aspecto militar o policial no
puede entenderse sino como sólo una de esas áreas.” Queda claro entonces que
la Defensa Nacional, por ser integral y abarcar diversos campos como el social,
económico, militar, cultural y tecnológico, conforme lo señala el artículo 163º de la
Constitución, es una responsabilidad que atañe a la sociedad en su conjunto y no
sólo a militares y policías.

G. ROL DE LOS MILITARES


La actividad militar es un quehacer eminentemente técnico-profesional dirigido a
brindar protección militar al Estado y a la Nación, defendiendo la soberanía y la
integridad territorial. Esta actividad especializada y asociada al uso de las armas
hoy no puede seguir incorporando un rol político ni mucho menos constituirse en
una alternativa política como lo fue en el pasado, desplazando a los partidos
políticos que por mandato de la Constitución (art. 35) concurren a la formación y
manifestación de la voluntad popular.

Precisamente el Tribunal Constitucional ha señalado en el fundamento 49 de la


sentencia del 16 de marzo de 2004 anteriormente citada, lo siguiente: “La
subordinación de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional al poder
constitucional pretende asegurar la sujeción de éstas a la Constitución y, por
mandato de ella, a la jefatura suprema del Presidente de la República, con el fin
de sustraer a los “profesionales de las armas” de las veleidades de la vida
política nacional y evitar su politización institucional, es decir, permitir que ellas
puedan servir objetivamente al cumplimiento de los fines que la Constitución les
asigna, al margen de los intereses particulares de los gobiernos de turno o los
suyos propios, sean estos corporativos o privados.” Lo que coincide plenamente
con lo que se viene sosteniendo en este capítulo.

Cuando las Fuerzas Armadas asumieron roles políticos de modo directo,


ejecutando golpes de Estado, o apoyando institucionalmente a gobiernos civiles
autoritarios, simplemente distorsionaron sus funciones y generaron el
debilitamiento de la institución militar y de modo expreso afectaron la seguridad
del país. Los problemas complejos de la seguridad militar y las estrategias
requieren una alta especialización sobre todo cuando se trata de armas
modernas y sofisticadas.

Es importante destacar que el artículo 169º de la Constitución establece el


carácter no deliberante de la Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, lo cual
significa, como bien lo ha señalado el Tribunal Constitucional en la misma
sentencia, que ambas instituciones están sometidas al “poder constitucional”,
que no es lo mismo que “poder civil”, esta expresión, aunque suele confundirse,
no es utilizada por nuestra Carta Magna. Esto significa que cualquier decisión del
poder constitucional, representado por las autoridades civiles legítimamente
elegidas, no requiere de su opinión, pronunciamiento o aprobación de las
Fuerzas Armadas. Lo anterior no les impide hacer llegar al Presidente de la
República sus opiniones sobre determinados problemas nacionales, pero
“cuando así se les requiere”, además, éstas no obligan ni vinculan al mandatario
o al Gobierno.
H. DE UNA VISIÓN MILITAR A UNA VISIÓN MULTIDIMENSIONAL DE LA
SEGURIDAD

El predominio de la visión militar dejó de ser tal, cuando en la región como


consecuencia de los cambios políticos ocurridos en Europa con la caída del Muro
de Berlín (1989) y la desintegración de la ex Unión Soviética (1991), se produjo
en el mundo académico y político una revisión de los conceptos de seguridad
que fue recogida tanto en la Declaración de Bridgetown (2002) y en la
Conferencia Especial sobre Seguridad en México (2003) que daba paso a
reconocer que la seguridad ya no podía seguir viéndose únicamente con un
alcance militar sino que había que admitir que los nuevos acontecimientos
ligados a la seguridad que se empezaron a manifestar en gran parte del mundo
después del fin de la guerra fría, tenían orígenes en campos que antes eran
soslayados, vale decir el campo político, social, económico y medioambiental,
porque sólo primaba el criterio militar. Por otro lado, la discusión académica y
política que se suscitó entre 1990 y el año 2000 en América Latina, cuestionando
la operatividad del Tratado Interamericano de Asistencia Pacífica, las dificultades
de la OEA para contribuir en la solución de los problemas de seguridad de la
región y los resultados de la guerra de las Malvinas, así como los conflictos de
Centroamérica, permitieron establecer que la visión militar no era suficiente sino
que había que admitir que estaban surgiendo conflictos, riesgos y amenazas que
tenían un origen social y que luego devenían en problemas de seguridad que no
se limitaban o concentraban en el propio país sino que se podían
internacionalizar afectando a otros países y regiones. Este hecho ponía en
evidencia el carácter multidimensional de los temas de seguridad y que la
relación entre los Estados sobre estos asuntos no podía seguir siendo
competitiva sino cooperativa.

Otro aspecto destacable del carácter multidimensional de la seguridad es la


existencia de una estrecha relación entre desarrollo y seguridad; ambos aspectos
en el pasado eran tomados como campos diferentes y no relacionados, los
hechos contemporáneos indican la existencia de una relación estrecha entre
ambos campos y que el cambio en una afecta necesariamente al otro y
viceversa.
DE UNA VISIÓN MILIT AR A UNA VISIÓN MUL TIDIMENSIONAL

Reconocimiento
de la estrecha
Antes Ahora relación:

P
E Seguridad
V isión Militar V isión
Multidimensional
de la Seguridad de la Seguridad SS

Milt Desarrollo
MA

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