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SUPERINTENDENCIAS EN COLOMBIA.

En Colombia se han señalado con claridad las superintendencias que actualmente funcionan en el país,
siendo todas estas organismos adscritos a la rama Ejecutiva a la par de las
entidades descentralizadas y los departamentos administrativos. Así mismo
actualmente estas pueden llegar a ser cuestionadas en su respectiva función, ya
que los objetivos directos están determinados y muchas veces se puede dar una
omisión, es ahí donde la “competencia” otorgada para estas de incluso ser
facultadas como equivalente jurisdiccional para casos específicos puede entrar a
ser objeto de discusión precisamente por la legalidad y transparencia que se debe
manejar al respecto dentro de estos organismos. La presente disertación busca
resolver el cuestionamiento sobre si ¿Las Superintendencias en Colombia son
un equivalente jurisdiccional verdaderamente efectivo y sí sus funciones
se entiende que cumplen los objetivos propuestos para estas? Como se
verá este análisis busca demostrar que, pese a los cuestionamientos a estos
órganos de control, son un mecanismo finalmente efectivo para todo lo que tiene
que ver con inspeccionar, vigilar y controlar algunas de las actividades económicas
y de servicios que operan en el país.

Control de las Superintendencias en Colombia: Como ya sabemos las Superintendencias son


organismos creados por la ley, con la autonomía administrativa y financiera que aquella les señale, sin
personería jurídica, que cumplen funciones de inspección y vigilancia atribuidas por la ley o mediante
delegación que haga el Presidente de la República previa autorización legal, estando cada categoría
desarrollando unos objetivos específicos destinados a su función. Está claro que estas tienen un rango
importante dentro del desarrollo de un debido control para diferentes materias presentes en el país, pero
así mismo estas llegan a verse cuestionadas desde la premisa de que la cantidad de superintendencias no
equivale a una “descongestión” del sistema en razón de que muchas funciones no tienen la efectividad
que se esperaba y pudiesen ser absorbidas por otra categoría y hasta el tema del control que llevan a
cabo, ya que no se pierde la creencia de que muchas de estas puedan participar en los llamados “Favores
políticos” en razón de la elección que se maneja para algunos de estos organismos, de las 10
superintendencias que funcionan en el país, en 3 de ellas, por el nivel técnico de los temas que manejan,
opera un sistema de selección aprobado en 2015, cuando la Función Pública acogió las recomendaciones
de organismos internacionales como la Ocde de garantizar su continuidad al menos durante el gobierno.
Entre los cambios que planteó la Función Pública para la elección de estos cargos está una convocatoria pública
abierta para que quienes quieran postularse, entrevistas e incluso, consultas por parte del presidente a
organizaciones sociales, ciudadanas y académicas. Además, el decreto de esta entidad planteaba que al final del
gobierno, el reemplazo de los superintendentes se debía dar al final del periodo presidencial. Sin embargo, el 27
de agosto se conoció un decreto que modifica este último tema y faculta al presidente Iván Duque a
ratificar a los superintendentes sin tener que hacer una nueva convocatoria pública.

Efectividad y gestión de las Superintendencias en Colombia: lo anterior, sin embargo, no significa


que las Superintendencias estén supeditadas a los altos rangos de la función pública, Lo cierto es que las
funciones y actividades de estos entes públicos de control y vigilancia repercuten en gran cantidad en su día a
día, estas están definidas por el tipo de sector que cubre cada una de estas. Así, pues, encontramos el
portafolio local de estas comprende las Superintendencias Financiera, de Economía Solidaria, de
Subsidio Familiar, de Salud, de Industria y Comercio, de Sociedades, de Vigilancia y Seguridad
Privada, de Notariado y Registro, de Servicios Públicos, y de Puertos y Transportes. Su importancia
radica en que cumplen funciones de control, al mismo nivel de organismos como la Procuraduría o
la Contraloría, contando con poder investigativo, sancionatorio y penalizador, su efectividad y
razón de ser pueden verse materializadas en famosos casos como la sanción interpuesta a la
Superintendencia de Industria y Comercio sancionó a Kimberly, Scribe y Carvajal por arreglar los
precios de los cuadernos en el mercado colombiano, de modo que regularan alzas de precios y así cobrar
más a los consumidores finales. Entendiéndose que con la inoperancia de estas no habría un efectivo
control afectando directamente a todos los ciudadanos al no tener fijados límites claros en las diferentes
materias que se desarrollan en Colombia.

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