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La función social del Estado venezolano en

tiempos de la modernidad*

Por: Luz Maria Martinez de Correa | Jueves, 27/09/2007 08:42


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RESUMEN
Las funciones esenciales del Estado Social coinciden el Estado de Derecho,
los pactos, tratados y convenios suscritos por Venezuela. Su finalidad radica
en crear, conservar y comprometerse a materializar esos derechos para
satisfacer las demandas y necesidades de sus habitantes para lograr el
bienestar general. Por ello, la justicia, la educación, la salud, la seguridad
social, el propender a un desarrollo integral de la sociedad y del individuo, el
establecimiento y la protección de los derechos humanos, siendo funciones
indelegables del Estado. Aquellas que pueden acometer con mayor eficacia y
eficiencia en la medida en que podríamos decir que son inherentes a la
persona humana, es decir funciones que cuadran al estado en virtud de los
fines y medios que estén a su alcance, asi como la mejor preparación de sus
actores gubernamentales para ejecutar las tareas que la Constitución y las
leyes de la República le emanan. Por lo tanto, el Estado venezolano en
tiempos de la modernidad, estimula a sus conciudadanos a fomentar el espíritu
de solidaridad, responsabilidad y ponderación en sus acciones ante otros
organismos que no se inscriben en la función social.  En este sentido, el
cumplimiento de su función debe avocarse a orientar y apuntalar a la sociedad
hacia la protección de los derechos humanos. No basta establecer bases
teóricas y leyes para el entendimiento de estos derechos, sino que debe ir más
allá, hasta llegar a la función de educar, proteger, asistir y colaborar con
aquellos ciudadanos y ciudadanas a quienes les han sido conculcados sus
derechos humanos. 

          Palabras clave: función social, estado, derechos humanos, modernidad. 


 
 
 

1. Función Social del Estado

 
    Estado social de derecho en nuestros días, tiene relación con el estado
democrático2, en efecto, el estado social de derecho ha experimentado las luchas
ideológicas y políticas del siglo XIX. Sin embargo, este concepto fue desarrollado
en el siglo XX.

    El nacimiento del concepto de Estado de Derecho según sus consecuencias es


producto de las críticas a la ideología liberal, tal como se había impuesto a partir
de la revolución burguesa, y a su expresión jurídico-constitucional, con las
primeras Declaraciones de Derecho (Virginia de 1776 y la Declaración Francesa
de 1789), y las constituciones, norteamericana de 1787 y revolucionaria francesas,
a partir de 1791; es fundamentalmente desde la segunda mitad del siglo XIX  que 
surge el cuestionamiento de la concepción liberal originaria 3. 

    La transición desde la formalización o <<positivación>> del Estado de derecho,


articulado al positivismo imperante desde el siglo XX hasta el presente, se
identifica con la lógica formal (legalidad) producto de los actos parlamentarios en
forma de ley, descartando las concepciones iusnaturalistas que le habían definido
los paradigmas racionalista-iluministas4.

    Al reinterpretar el concepto de Estado de Derecho, en éste concurre una gama


de corrientes ideológicas, como el socialismo premarxista, la social democracia
clásica, el catolicismo social, entre otras.

    Hacia 1949 el Estado Social de Derecho, es prescrito por la Constitución  de la


República Federal Alemana en su Art. 20 y 28.  De ese modo, el Art. 20 consagra
que la R.F.A es un Estado Federal, democrático y social 5. Es así como la
Constitución de 1999, en  el articulo 2  consagra que”Venezuela se constituye en
un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna
como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la
vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la
responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos
humanos, la ética y el pluralismo político”. 6 Esta constitución democrática
compromete su existencia axiológica en el privilegio que le asigna a los derechos
humanos como derechos fundamentales caracterizados por la universalidad de
sus titulares.

    Esta doctrina ha venido a sustituir al Estado Liberal  de derecho como


estructura de la convivencia occidental, con un nuevo contenido Estado Social de
Derecho, esta vez positivo de la libertad individual. El bienestar social  y la
realización de la justicia, en su más alto  y cabal sentido, aparecen, junto a la
planificación, como funciones del Estado. Y esto no es incompatible con el
mantenimiento del principio del imperio de la ley. 7

    El Estado Social de Derecho: (sozialer Rechtsstaat) se propone obtener la


procura existencial (Daseinvorsorge) a través de la llamada administración
“Prestacional” su nota definitoria es lo social y sus objetivos se encaminan hacia el
bien común y la participación justa en la riqueza social. El intervencionismo del
Estado social de Derecho es positivo, el Estado social de derecho fomenta la
racionalidad del proceso político-económico-social por medio del Plan 8.

    La idea de democratización debe incorporase al Estado de Derecho, además de


ser usado como método de designación de gobernantes, debe materializarse en el
seno de la sociedad, es decir, la democratización (democracia social), se convierte
así en un componente indispensable de la nueva concepción del Estado de
Derecho, el Estado Social de Derecho se transforma en un concepto más extenso,
al incorporar en su interior otras líneas: política, ideológica, jurídica. 9

    En síntesis, el Estado es el garante de la satisfacción de las necesidades


básicas para una vida digna (necesidades vitales) de todos los ciudadanos,
independientemente de las formas y modos de  su relación con la economía, más
o menos intensa, directa o indirecta (se incluye también la privatización de las
empresas industriales y de servicios) invariablemente es imprescindible
salvaguardar el rol del Estado como última instancia de garantía de la ejecución
de la procura existencial, gracias a la protección y fomento de los derechos
sociales y económicos.10

    Es fácil entender que el Estado Social de Derecho, es un concepto material, el


cual demanda actos concretos o hechos sociales con contenidos valorativos en la
praxis social, al asignarle obligaciones de hecho en el ámbito legislativo y
administrativo. En la Constitución descansa la norma jurídica, por lo tanto es el
instrumento jurídico preeminente al que se remite como principio de base y razón
de ser, en otras palabras es el complejo normativo del Estado.

    Las transformaciones del Estado que muchos autores identifican como el


Estado en crisis, exige un poder capaz de ejecutar con eficacia las reformas
necesarias en donde ese Estado se desempeñe en su verdadero rol para la
sociedad actual, en ese sentido, “a pesar que en el campo doctrinario algunos
consideran inútil la expresión o la incorporación del Estado Social, por estar
comprendido en el término democrático” 11

    De acuerdo a la posición del autor, éste discurre sobre la incorporación de esta
acepción “Estado Social” ya que fortalece el principio fundamental y la
responsabilidad que tiene el Estado de brindar respuestas concretas y objetivas a
la población en general, sobre asuntos que se vinculan con los elementos
axiológicos que se han convertido en reconocimiento de esos derechos y que se
incorporan a las normas jurídicas.  Sin embargo, estos derechos como se dijo
anteriormente son producto de las luchas y la búsqueda de esos derechos para el
logro de reivindicaciones de tipo económico, social y político.

    En este sentido, el fortalecimiento del Estado Social de Derecho es fundamental


para la plena inserción de los países a la comunidad de naciones del mundo,
como para alcanzar la paz, proteger a la población, reforzar la legitimidad del
Estado, alcanzar un desarrollo humano sostenible, y asegurar la eficacia de las
políticas públicas en general. 12 

2. La responsabilidad del Estado en materia de derechos humanos  

     Referente a la responsabilidad del Estado en materia de derechos humanos


como lo afirma Meléndez Florentin13 tiene su asiento como fuente el ámbito
constitucional, pero también tiene su fuente en el derecho internacional público
general y en el derecho internacional público privado, es decir en el derecho
internacional de los derechos humanos, en el derecho internacional humanitario,
en el derecho internacional de los refugiados, en el derecho penal internacional y
el derecho internacional del trabajo. 

2.1. Pactos, tratados y convenios suscritos por Venezuela  

     La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, otorga a los


Acuerdos, Convenios, Tratados, entre otros, suscritos y ratificados por Venezuela,
la jerarquía constitucional, razón por la cual goza de preeminencia respecto al
Derecho Interno. Al respecto, es importante señalar que el texto constitucional
contentivo a los artículos 19 y 23 de la Carta Magna 14.

     En este orden de ideas el artículo 19, se refiere a que el Estado garantizará a
toda persona, conforme al principio de progresividad sin discriminación alguna, del
mismo modo, le da el privilegio de que toda persona  debe gozar y ejercer de
forma irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos.
También alude al respeto y a las garantías que son obligatorio cumplimiento para
los órganos del Poder Público venezolano, conforme a la Constitución, a los
tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la República y de
igual manera leyes que salgan del seno de éstos y puedan ser desarrolladas.

     En cuanto al artículo 23 de la Carta Magna de 1999, establece que Venezuela


se compromete a convenir tratados, pactos y convenciones relativas a derechos
humanos, que son suscritos y ratificadas por la Nación venezolana, por lo que
éstos poseen jerarquía constitucional y en todo caso, predomina sobre el
ordenamiento jurídico interno del país.

     Los instrumentos internacionales en esta materia, muestran como se


conforman y se materializan de forma profusa cuando se le asigna la
responsabilidad a los Estados para que éstos cumplan de forma efectiva la
ejecución de estos derechos, y una forma de cumplirlos, consiste en planificar,
administrar, ejecutar y controlar las políticas públicas donde se incluyen
programas y proyectos tanto coyunturales como estructurales a fin de instrumentar
y darle existencia a los principios jurídicos, derechos y garantías que posibiliten en
la práctica social hacer efectivos estos derechos.
     Estas disposiciones serán cristalizadas en la medida en que cada país haya
convenido asumir como obligación en su carta política y sea capaz de adoptar las
diferentes medidas conforme a su derecho interno.

     El reconocimiento de este conjunto de derechos como de especial importancia


para el desarrollo del ser humano ha formado parte de un proceso histórico que se
inicia principalmente con la aprobación en diversos Estados de una serie de
documentos en los cuales se establece una relación de determinados derechos
que son considerados como anteriores y superiores al Estado, el que a su vez se
encuentra obligado a garantizarlos y protegerlos.

     Las normas internacionales sobre derechos humanos que Venezuela ha


suscrito se encuentran15:

1. Instrumentos del Sistema Universal de Protección de los Derechos


Humanos
2. Instrumentos del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos
3. Ratificación y adhesión de tratados por los países andinos 

2.2. Cláusulas sobre la protección nacional de los derechos reconocidos en


los instrumentos internacionales
El Art. 27º de la Constitución señala que el proceso de amparo protege "los
derechos y garantías constitucionales, aun de aquellos inherentes a la persona
que no figuren expresamente en (la) Constitución o en los instrumentos
internacionales sobre derechos humanos" (subrayado nuestro).
2.3. Cláusulas que reconocen el derecho de la persona a la protección
internacional de los derechos humanos
Artículo 31º.- Toda persona tiene derecho, en los términos establecidos por los
tratados, pactos y convenciones sobre derechos humanos ratificados por la
República, a dirigir peticiones o quejas ante los órganos internacionales creados
para tales fines, con el objeto de solicitar el amparo a sus derechos humanos. 16
El Estado adoptará, conforme a procedimientos establecidos en esta Constitución
y la ley, las medidas que sean necesarias para dar cumplimiento a las decisiones
emanadas de los órganos internacionales previstos en este artículo.
2.4 Cláusulas sobre el cumplimiento de las decisiones internacionales sobre
derechos humanos 

Artículo 31º.- (...) El Estado adoptará, conforme a procedimientos establecidos en


esta Constitución y la ley, las medidas que sean necesarias para dar cumplimiento
a las decisiones emanadas de los órganos internacionales previstos en este
artículo.  

2.5 Cláusulas sobre procedimiento de aprobación o denuncia de tratados


El Art.154º establece: "Los tratados celebrados por la República deben ser
aprobados por la Asamblea Nacional antes de su ratificación por el Presidente o
Presidenta de la República, a excepción de aquellos mediante los cuales se trate
de ejecutar o perfeccionar obligaciones preexistentes de la República, aplicar
principios expresamente reconocidos por ella, ejecutar actos ordinarios en las
relaciones internacionales o ejercer facultades que la ley atribuya expresamente al
Ejecutivo Nacional".17

3. Derechos sociales fundamentales 

      Venezuela, a finales del Siglo XX, se instituye desde la praxiología jurídica 


como un Estado Social de Derecho y de Justicia, además ha contado con una
tradición democrática a través de los mecanismos de participación política,
económica, social y cultural, incorporando programas sociales denominadas
Misiones que en un momento se convirtieron en programas coyunturales con la
finalidad de solventar la deuda social adquirida durantes del siglo XX.

      Estos programas alternativos enmarcados en la política social, se convirtieron


en mecanismos para resolver los problemas de pobreza estructural, cuando se
formaliza  el reconocimiento de los tratados y convenios  para hacer realidad esos
derechos, se advierte una suerte de esperanza para aquellos que antes eran
excluidos y que ahora son incorporados en proyectos y programas sociales que
abarcan desde el Art. 75 hasta el 111 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.

      Así, el Estado venezolano muestra fortalezas, representadas en la


Constitución de la República y estabilidad democrática, en una legitimidad
institucional reforzada en estos tiempos de dificultades, un aparato económico que
ha resistido el embate de la corrupción, el despilfarro y lo más serio que antes de
1999 el Estado no había cumplido con los derechos sociales fundamentales.

      La construcción del Estado social de derecho y de justicia, que sea garante de
la plena participación del pueblo venezolano en los espacios de decisión de lo
público, constituye el fin último de esta delegación legislativa, que además
contempla el fomento del elemento ético como valor de máxima consideración al
normar el manejo de la cosa pública.
Por ello, el gráfico que se representa a continuación constituye una aproximación
esquemática de evidenciar las características del modelo de proyecto país en una
sociedad  democrática y protagónica, donde sus principios se encuentran
contenidos en el devenir del poder popular.  
 
Desde la axiología a la praxiología socio jurídica

(Artículo 26 de la OEA) – (Art. 2 CRBV 1999) 


  

Elaboración propia (septiembre, 2007)  

      La Constitución de 1999, las leyes sociales sancionadas en los último tres
años y las políticas públicas vinculadas al Plan de Equilibrio Social 2001-2007, han
permitido la articulación entre la axiología y la praxiología de los derechos
humanos, cuya propuesta se ha institucionalizado por iniciativa del Presidente de
la República, buscando la construcción de un orden que fortalezca el Estado
Social de Derecho y de Justicia en todo el país.

      En suma, Venezuela necesita reforzar su capacidad para enfrentar los


fenómenos de la intimidación extranjera para proteger a la población de los
efectos nocivos de patrones extranjeros que merman la capacidad del Estado para
brindar igualdad de oportunidades e igualdad de condiciones. Del mismo modo,
fortalece las posibilidades para el cumplimiento de los deberes sociales frente a
los derechos sociales, económicos y culturales de la población.

      “Su genus proximum, los derechos  sociales fundamentales son derechos


fundamentales, es decir derechos subjetivos con un alto grado de importancia.
Pero lo que distingue a los derechos sociales fundamentales de otros de otros
derechos fundamentales (differentia specifica) es que son derechos de prestación
en su sentido estrecho, es decir, derechos generales positivos a acciones fácticas
del Estado.18

     En este orden de ideas,  Los derechos sociales fundamentales son derechos
19

generales, específicamente derechos generales  positivos, el carácter general de


los derechos sociales fundamentales se refleja en tres planos: el plano del titular
del derecho el de su objeto y el de su justificación.

     En el plano del titular del derecho, todas las personas  son portadoras de
derechos sociales  fundamentales. En el plano del objeto los derechos sociales
fundamentales, son derechos constitucionales (es decir, no simples derechos
legales). En el plano de la fundamentación filosófica, los derechos sociales
fundamentales son derechos humanos cuyo carácter ideal (validez moral) se ha
fortalecido mediante su positivización (validez jurídica).

     Una consecuencia directa de esto es la generalidad y la indeterminación de los


derechos sociales  fundamentales  en contraste con la universalidad  y la
abstracción de los derechos sociales humanos.

     El concepto de los derechos sociales fundamentales se distingue por cinco


características: l
1. La norma jurídica
2. La obligación jurídica
3. La posición jurídica
4. El grado de importancia
5. El carácter general positivo

5. Bases conceptuales para la efectividad del acceso a la justicia  

   5.1. La Equidad

   Entre las múltiples relaciones existentes entre la equidad y los derechos sociales
se vinculan al concepto integral de desarrollo. En este sentido, cuando se ejercita
y se activan los mecanismos de los derechos humanos, se elevará el valor
instrumental que el mismo posee, en virtud de hacer sentir la voz de los excluidos
reforzando las reivindicaciones sociales, de modo tal que el pleno disfrute de esos
derechos constituyen en si mismo un elemento esencial y una meta hacía el
desarrollo.

   Según Arango, la equidad viene a constituir un componente del desarrollo


humano, la igualdad en los bienes o servicios necesarios permitirá gozar de una
adecuada calidad de vida. A este se le añade indudablemente una visión integral
de reconocer la condición de persona de cada ser humano y de su dignidad, la
cual se expresa principalmente en el conjunto de los derechos humanos. Siendo
estos derechos aquellos que deben manejarse como libertades reales, tangibles y
accesibles para todos.20 

    Se considera como una tendencia a tratar de manera desigual a los seres que
forman parte de una misma categoría esencial, ella se desarrolla acortando la
desigualdad debido a que se extiende hacia el establecimiento de una paralelismo
perfecto de la justicia formal.21   
 
5.2. Solidaridad

      Se considera como el segundo principio fundamental de las sociedades


occidentales, en su esfuerzo por construir una sociedad humana. En este orden de
ideas, “la solidaridad implica el reparto orgánico de la riqueza de un país,
con la intención de crear riqueza común en materia de infraestructura de
bienes y de servicios considerados necesarios e indispensables para el
buen funcionamiento y el buen desarrollo de la solidaridad” 22 
      De acuerdo a lo antes dicho, el autor plantea que la solidaridad se enraíza
desde un punto de vista mutualista, de porvenir individual y colectivo. Se puede
distinguir la solidaridad mutualista de la solidaridad altruista en la medida en que la
acción solidaria no espera obtener beneficios o retornos por aparte del o los
beneficiarios de esa acción. Traduciéndose esto, como una forma de gratuidad
normativa <<acto a favor>> de ó por los demás, sin esperar una contrapartida.  

5.3. Bien común  

     Se puede arribar a este acepción considerando algunas reflexiones que podrán
develar la génesis del mismo, sin embargo hay que cuidarse no caer en utopismos
inocentes que pueden desvirtuar las condiciones de su concepto practico.
Entonces, se debe repensar sobre la importancia de la existencia del otro que
posibilite la convivencia humana y social.

      El objetivo del bien común, obedece al conjunto de principios, reglas,


instituciones y medios que permiten promover y garantizar la existencia de todos
los miembros de una comunidad humana en el plano inmaterial, dicho de este
modo. Para que el bien común sea entendido como un elemento esencial, debe
verse a través de la trilogía: reconocimiento – respeto – tolerancia en las
relaciones con el otro.

      Por otro lado, si nos ubicamos en el plano material, se puede evidenciar el


bien común como aquella materialización dé bienes y servicios que se le
proporcionan a los habitantes de una sociedad, población comuna, entre otros, los
cuales se convierten en: alimentación, vivienda, energía, educación, salud,
transporte, información, democracia y expresión artística.

     Para entender el bien común en el contexto venezolano, es necesario


reconstruir lo inverosímil a lo verosímil de las relaciones humanas entre los
congéneres. Del mismo modo, implica transformaciones de forma radical en el
plano político, económico y social. La idea del bien común para la Venezuela
consiste en colocar en el sitial la urgencia de utilizar una nueva fiscalización y un
nuevo sistema económico socio productivo para poner la economía y las leyes al
servicio del bien común nacional.       
 
5.4. Responsabilidad Social

      Suele denominarse la responsabilidad social a la imputabilidad de una


valoración positiva o negativa por el impacto que una decisión tiene en la
sociedad. Se refiere generalmente al daño causado a la sociedad o parte de ella
por las acciones o las no-acciones de otro individuo o grupo. Por ejemplo: "La
responsabilidad social de las empresas transnacionales es muy grande". También
se designa así el compromiso de una persona con su propia sociedad. Ejemplo:
"Juan decidió abrir su consultorio médico en el campo, porque tiene un gran
sentido de responsabilidad social".   Mientras que en la tradición kantiana la
responsabilidad es la virtud individual de concebir libre y conscientemente las
máximas universalizables de nuestra conducta, para Hans Jonas, en cambio, la
responsabilidad es una virtud social que se configura bajo la forma de un
imperativo que, siguiendo formalmente al imperativo categórico kantiano, ordena:
“obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la
permanencia de una vida humana auténtica en la Tierra”. Dicho imperativo se
conoce como el "principio de responsabilidad”, de gran importancia en ecología (lo
que significa que la responsabilidad ambiental puede concebirse como una forma
de responsabilidad social).23          Desde el punto de vista de la organización
social, la responsabilidad social se diferencia de la “responsabilidad jurídica” por
carecer de un proceso institucionalizado de adjudicación, es decir, no existen
tribunales especializados en juzgar la responsabilidad social que no esté prevista
en normas jurídicas.            La responsabilidad social se diferencia también de la
“responsabilidad política” porque no se limita a la valoración del ejercicio del poder
a través de una autoridad estatal (en los ejemplos ofrecidos arriba, precisamente,
los sujetos responsables son una empresa privada y un profesionista).

5.5. Convivencia Social  

     En la historia de la humanidad encontramos diversas formas de relaciones


entre los hombres y las mujeres. En pleno siglo XXI, conocemos de manera
inmediata lo que sucede en otros lugares a través de los medios de comunicación,
por ello, el propósito que nos lleva entender este concepto consiste en diferenciar
entre lo abstracto y lo concreto del mismo.

     En todo caso, en el mundo abstracto se asocia a lo intangible, pareciera que es


fácil de realizarla, debido a que en ella existen aspectos meramente formales
como la ética, la moral la sinergia y el respeto al otro, sin embargo, en el mundo
concreto, vemos como las personas en muchos casos no viabilizan una serie de
actitudes, valores, comportamientos que son propios de la tolerancia, así como la
no discriminación, la aceptación de la diversidad cultural y social, el
reconocimiento de la ínter subjetividad y la alteridad siendo este último el que
debe ser capaz de aprehender al otro en la plenitud de su dignidad, de sus
derechos y, sobre todo, de su diferencia.24

     Cuanta menos alteridad existe en las relaciones personales y sociales, más


conflictos suceden. Nuestra tendencia es colonizar al otro, o partir del principio de
que yo sé y le enseño a él. Porque él no sabe. Yo sé más y mejor que él. Toda la
estructura de la enseñanza fue criticada por el profesor Paulo Freire, la cual está
basada en esa concepción. El profesor enseña y el alumno aprende. 

     La convivencia social, se denomina como aquella relación intersubjetiva de la


conducta humana, ella viene a constituir  como el elemento preexistente y
específico en el que el derecho surge.25 Si partimos de la premisa que toda
convivencia humana requiere de un binomio organizativo que se traduce en:
comunidad y asociación, llamada también sociedad.   

5.6 Justicia Social  

     Existe considerables criterios para denominar las categorías esenciales de lo


que significa justicia social, se ha discurrido ampliamente sobre este tema, sin
embargo muchos teóricos la relacionan con el equivalente a la justicia distributiva,
otros a la justicia jurídica, y algunos iuspositivistas a la justicia divina, todo ello se
debe a la carga impositiva de quienes tienen la capacidad de soportarla.

     De este modo, se puede conceptualizar la justicia social de forma paralela a la


inclusión social, por ende la inclusión social significa que todas las venezolanas y
todos los venezolanos puedan desarrollarse integralmente, cumpliendo con sus
deberes y, sobretodo, ejerciendo sus derechos a la educación, a la seguridad
social, a la seguridad ciudadana, a la sana alimentación, al trabajo, a la vivienda
digna y al pleno desarrollo de la personalidad del individuo, entre otros,
garantizando así la igualdad de condiciones y de oportunidades que faciliten la
justicia social y que garanticen el desarrollo humano y la paz integral.

     La justicia social se refiere a las nociones fundamentales de igualdad y de


derechos humanos, y ambas pueden negarse o promoverse, a escala individual,
local, nacional y mundial. Una situación de justicia es imprescindible para que los
individuos puedan desarrollar sus capacidades por completo y para que se pueda
instaurar una paz duradera.

     En Venezuela este concepto ha adquirido gran relevancia en lo social, lo


político y lo cultural extendiéndose a lo social, sin embargo pareciera que la
justicia esta ligada meramente a la parte formal del derecho, cosa que le
corresponde entenderla desde la perspectiva de la filosofía jurídica, de allí que la
justicia social siendo un imperativo categórico para el Estado, no puede cubrir a
todos los ciudadanos sino a un determinado grupo social vulnerable ante la
justicia. Según Argente del Castillo26 cuando se refiere a la Justicia Social, le
atribuye la categoría de especie de justicia común fundada sobre la igualdad de
derechos civiles y políticos de todos los ciudadanos, es decir no puede
considerarse justicia social si alguno de estos atributos son exceptuados.    

CONCLUSIONES 

 El Estado Social coinciden el Estado de Derecho, dado que sus funciones


fundamentales radican en los pactos, tratados y convenios suscritos por el país
en caso concreto de Venezuela, se aprecia los artículos 19 y 23 de la
Constitución de 1999.
 La finalidad del Estado Social de Derecho y de Justicia reside en crear, las
condiciones mínimas necesarias para conservar y comprometerse a
materializar esos derechos a fin de satisfacer las demandas y necesidades de
sus habitantes para lograr el bienestar colectivo.
 La justicia, la educación, la salud, la seguridad social, el propender a un
desarrollo integral de la sociedad del individuo, el establecimiento y la
protección de los derechos humanos, son funciones indelegables del Estado.
 En el concepto de Estado de Derecho concurren una gama de corrientes
ideológicas, como el socialismo premarxista, la social democracia clásica, el
catolicismo social, entre otras.
 La constitución democrática venezolana de 1999, compromete su
existencia axiológica en el privilegio que le asigna a los derechos humanos
como derechos fundamentales caracterizados por la universalidad de sus
titulares.
 La definición del Estado Social de Derecho se denomina también 
“Prestacional” su nota definitoria es lo social y sus objetivos se encaminan
hacia el bien común y la participación justa en la riqueza social.
 El Estado Social de Derecho, es un concepto material, el cual demanda
actos concretos o hechos sociales con contenidos valorativos en la praxis
social, al asignarle obligaciones de hecho en el ámbito legislativo y
administrativo.
 En la Constitución descansa la norma jurídica, por lo tanto es el instrumento
jurídico preeminente al que se remite como principio de base y razón de ser,
en otras palabras es el complejo normativo del Estado.
 La responsabilidad del Estado en materia de derechos humanos tiene su
asiento como fuente el ámbito constitucional, pero también tiene su fuente en
el derecho internacional público general y en el derecho internacional público
privado.
 Las pautas hermenéuticas del Estado Social de Derecho y de justicia en
Venezuela en tiempos de la modernidad revelan que debe ser un imperativo
categórico materializar la Equidad, la solidaridad, el bien común, la
responsabilidad social, la convivencia social y la justicia social

https://www.aporrea.org/actualidad/a41738.html
El replanteamiento de las políticas educativas en Venezuela*

Resumen

La finalidad de este trabajo es describir y analizar cómo y cuáles han sido las políticas
educativas en Venezuela entre 1961 y 2005, cuales han sido sus principales
propósitos, y hacia donde se perfilan; utilizando un razonamiento crítico de dichas
políticas públicas implementadas en el país durante el período señalado; todo ello
fundamentado en una revisión documental para considerar las características mas
reveladoras del sistema educativo venezolano. Por tanto, la investigación arrojó como
resultado que la educación en Venezuela se perfila hacia la universalidad del
conocimiento, la identidad cultural, la búsqueda de una mayor equidad social y acceso
al sistema educativo, así como interés por el fortalecimiento en los planes de estudio
mediante el establecimiento de educación para la convivencia, la paz y la ciudadanía;
por lo que resalta la transformación hacia un régimen democrático-participativo, no
sólo mediante la ampliación de cobertura, sino, además, disminuyendo la tasas de
deserción, aumentando los índices de retención, renovando los contenidos de los
currículos para hacerlos más pertinentes, e incluyendo cambios importantes en la
cultura escolar.

Palabras clave: Políticas Educativas, Estado Social, Sistema Educativo.

Introducción

En la actualidad las políticas y reformas educativas han concedido mayor importancia a


la escuela, destacándose la autonomía y la participación escolar como centro de una
política educativa que pretende mejorar los resultados de la prestación del servicio
educativo, expresados en términos de acceso, eficiencia y calidad. Sin embargo, es
elevado aún el desconocimiento que persiste en la sociedad venezolana sobre la
manera en que deben concebirse el proceso educativo, el cual se expresa mediante las
políticas del Estado; para alcanzar resultados y sobre la forma de diseñar e
implementar planes de mejoramiento.

Se ha ampliado la concepción de comunidad educativa, en lo atinente a los encargados


de planear y organizar la prestación del servicio educativo desde la óptica local,
regional y nacional, como a los rectores y maestros responsables de la relación directa
con los educandos, así como también padres y representantes de éstos; llamados a
integrar un todo, a la hora de revelar resultados notables en una sociedad, en proceso
de avance, progreso y coordinación con las políticas educativas novedosas que se han
están realizando en Venezuela en estos últimos años.

El Estado venezolano a través de sus políticas públicas manifiesta como objetivo


alcanzar la justicia social basada en la inclusión social, para disfrutar los derechos,
disminuyendo las inequidades y priorizando necesidades sociales. Asimismo, lograr el
bien común es un valor preeminente; los valores culturales, la interculturalidad, el
deporte y recreación. Ética del trabajo, participación ciudadana, corresponsabilidad
educativa, actualización y tecnología, identidad nacional y respeto a corrientes de
pensamiento, las cuales son políticas emprendidas por el Estado en materia educativa.

Esto es comprensible si se toma en cuenta la preeminencia constitucional que se


otorga a lo social, en cuanto dicho contenido informa la esencia misma del Estado, el
cual concreta sus principios y fines mediante acciones que se hacen operativas
mediante el diseño y puesta en práctica de políticas de distinta naturaleza, entre las
cuales, posee especial trascendencia la cuestión educativa, considerada por el
Constituyente como un instrumento fundamental para el logro de los fines esenciales
del estado (Arts. 2,3 y 4 C.R.B.V: 1999).

Las reformas educativas que se están implementando en Venezuela se mueven entre


la universalización del conocimiento, la identidad cultural y la búsqueda de una mayor
equidad social. Igualmente, en los sistemas educativos se ha incorporado la educación
en valores y en los currículum, se manifiestan el interés por su fortalecimiento en los
planes de estudio mediante el establecimiento de educación para la convivencia, la paz
y la ciudadanía; interculturalidad, educación sexual y para la salud; educación
ambiental, para el uso del tiempo libre y la educación para la equidad del género.

La transformación de las escuelas en espacio de partición activa y responsable de


padres, alumnos, maestros y miembros de la comunidad, al dotarla de mayores niveles
de autonomía e instancias de concertación, potencia la democracia y la formación de
ciudadanía, porque crea las condiciones que permiten propiciar y promover la
participación y la corresponsabilidad de los diversos actores en el proceso de educación
y socialización de las nuevas generaciones.

Se admite que la preocupación de un ordenamiento jurídico-político que establezca,


propicie y profundice la justicia social, traducida en un aseguramiento de los derechos
civiles políticos ciudadanos, comporta sopesar el modelo de la relaciones entre la
sociedad y el Estado, bajo unos parámetros diferentes a los propuestos por el
liberalismo y, en consecuencia interpretar los derechos humanos fundamentales
(políticos, económicos, sociales y culturales) partiendo de una perspectiva diferente y
mediante un conjunto de principios en el orden constitucional, entre los que destaca la
igualdad, la equidad, la libertad, la solidaridad y el respeto a la diversidad (Martínez,
2001).

Lo anterior, tiene aún más sentido, si se considera que nuestras sociedades, nos
referimos particularmente a los pueblos latinoamericanos, la falta de educación es una
manifestación de exclusión política que se suma a otras categorías de exclusión, como
la social y la cultural. De cierto, mucho se ha discutido el hecho de que las dificultades
de acceso a la educación, generan nuevas formas de estratificación ajenas a las
estrictamente económicas y como tal, constituye un elemento más de cualquier
análisis o estudio sobre la diferenciación social (Castaño, 2004).

En definitiva, lograr un orden justo en las constituciones que impregne a la educación,


debe partir de una formulación estratégica básica que logre la equidad en las
oportunidades y, que conduzcan a alcanzar un mejor ejercicio de la ciudadanía, con
autonomía en la producción, consumo y transmisión del conocimiento (Flores Arévalo,
2005).
De manera que, los logros de los programas educativos dirigidos a las comunidades
desfavorecidas permitan superar la pobreza porque se dota a las personas para
mejorar sus destrezas y posibilitar mayor participación.

En este estudio se describirá y analizará cómo y cuáles han sido las políticas
educativas en Venezuela entre 1961 y 2005, y su implementación en el marco de su
desarrollo constitucional, cuales han sido sus principales propósitos, y hacia donde se
perfilan; todo ello fundamentado en una revisión documental para considerar las
características más reveladoras del sistema educativo venezolano.

El presente trabajo se dividirá en tres secciones, en las cuales se abordará en primer


lugar, los antecedentes del sistema educativo (1961-2005), en segundo lugar, el
marco jurídico en el que este el sistema se desarrolla y por último, hacia donde se
perfilan las políticas educativas en Venezuela.

1. Antecedentes del modelo educativo venezolano

Con el advenimiento de la democracia y la promulgación de la Constitución Nacional de


1961, el sistema educativo venezolano heredaba del período de la dictadura del
General marcos Pérez Jiménez una política educativa orientada hacia la inversión en
infraestructura, elitista en su concepción, en cuanto se enfocaba a beneficiar a los
sectores pudientes de la población, excluyendo a las personas de bajos recursos y con
un déficit escolar desalentador (Quevedo, 2000).

La política educativa en el período presidencial de Rómulo Betancourt, tuvo como


objetivo fundamental el respeto y estímulo de las inclinaciones, intereses, promoción
de la autonomía y las oportunidades para que cada persona pudiera desarrollar su
potencialidad de acuerdo con las expectativas y aspiraciones de los individuos, sin
embargo la crisis presupuestaria se evidenció enfáticamente en el sistema educativo
como punto negativo que afecta el desarrollo de la política educativa por los
requerimientos humanos, financieros, técnicos y de infraestructura que demandaba
(Martínez, 2001).

En este período fue aprobada la Constitución de Venezuela de 1961, en ella se define a


la educación como un derecho irrenunciable de la persona y como función del Estado
primordial e indeclinable. A partir de la aprobación del texto constitucional se condujo
el ejercicio de la función educativa en Venezuela. Se retoma la visión de la política
educativa visionada en el primer período de Rómulo Betancourt, y los lineamientos
establecidos en la Constitución de 1947.

En el siguiente período, el Dr. Raúl Leoni (1964-1969), conduce las riendas del Estado
con base en la política denominada “Unidad Democrática”. Como característica
resultante la matrícula estudiantil tuvo una caída del 30%, como consecuencia de que
en un breve período se formaron una gran cantidad de maestros, en razón de la
demanda que exigió el crecimiento de la matricula primaria (Martínez, 2001).

Durante el período del Presidente Dr. Rafael Caldera (1969-1973), el modelo de


enseñanza educativa se definió como un modelo de procesamiento de información que
enfatizó en la capacidad que tiene el estudiante de retener e integrar información; en
detrimento de la formación técnica ocasionada por el cierre de las escuelas técnicas. Es
importante señalar que se produjo una modificación del sistema educativo,
decretándose disposiciones legales que redefinían el ordenamiento jurídico y
desarrollaban el contenido de la educación que se impartía en Venezuela.

El primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1978), se inició en las condiciones


económicas y políticas más favorables para llevar a cabo su programa, ya que contaba
con un amplio respaldo político en el Congreso Nacional, por otro lado se incrementó el
precio del petróleo como efecto de la política desarrollada por la OPEP. Sin embargo, a
pesar de los inmensos recursos de los cuales se disponía, el despilfarro y el gasto
público superaron todas las expectativas, impidiéndose el logro del objetivo inicial de
formación del capital humano que requería la Nación y, el cual constituía factor
fundamental que la educación precisaba para la transformación de su estructura y
adecuarla a la nueva situación planteada.

En el período presidencial del Dr. Luís Herrera Cámpins (1979-1984), se elaboró el VI


Plan de la Nación, que dentro de sus finalidades más importantes tuvo la optimización
de la calidad de la educación, ofrecida a la población en edad escolar mediante la
implementación del proyecto de escuela básica, a partir de este momento comenzó a
elaborarse las leyes y documentos que hoy en día regulan el sistema educativo
venezolano (Martínez, 2001).

En el gobierno del Jaime Lusinchi (1985-1989) se elaboró el VII Plan de la Nación que
propuso una política educativa consistente en la implementación de un modelo de
enseñanza basado en le procesamiento de información, enfocado en las relaciones
sociales y el desarrollo personal. En este momento, el Ministerio de Educación,
establece la Resolución 751 (1986). Un Régimen complementario a lo establecido en el
artículo 74 de la Ley Orgánica de Educación de 1980, sobre organización y
funcionamiento de la Comunidad Educativa, en donde se expresa la obligatoriedad del
funcionamiento de la Comunidad Educativa de cada plantel, los integrantes de la
Comunidad Educativa como institución (educadores, padres, o representantes-
alumnos) y demás personas vinculadas con el desarrollo de la comunidad en general y
los objetivos de la Comunidad Educativa, a saber:

 Cooperar con las autoridades del plantel en los diversos aspectos del proceso
educativo.

 Promover la participación de la familia de la comunidad y de otras instituciones


del proceso educativo.

 Afianzar en los alumnos el sentimiento de respeto, confraternidad, cooperación


y solidaridad para con sus educadores, compañeros y demás integrantes de la
comunidad.

 Promover, manejar y participar en actividades científicas, humanísticas,


técnicas, culturales, sociales, asistenciales, deportivas y recreativas que
contribuyan al desarrollo y consolidación del proceso educativo y a la
integración de padres y representantes al plantel, así como de este a la
comunidad.

 Contribuir con los aportes económicos o mediante prestación de servicios al


desarrollo de las programaciones del plantel y a su conservación y
mantenimiento, entre otros (Amaya y Gamboa, 2003).
Al gobierno de Lusinchi, prosiguió el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-
1993), quien propone el VIII Plan de la Nación. Durante este período la educación
descuida la función formativa y enfatiza la función normativa, en áreas como el
desarrollo de la personalidad, la formación de hábitos de estudio y la identidad cultural
y nacional, desvinculándose del desarrollo de las comunidades, el incremento
sustancial de la matrícula estudiantil, no se correspondió con la asignación de recursos
y dotación para el funcionamiento y ocasionando la incorporación de numerosos
docentes que carecían de la formación necesaria para acceder al sistema educativo
(Martínez, 2001).

En el segundo período gubernamental del Dr. Rafael Caldera (1993-1998) se evidencia


la falta de planificación en el sector educativo, la deficiente y extemporánea asignación
de recursos y deficiente formación del personal docente.

En este período se dicta una Resolución de fecha 15 de enero de 1996, publicada en


Gaceta Oficial Número 35-88-1, referida a la política de Estado en Formación de
Docentes. Especifica fundamentos del perfil docente, en el que se destaca su papel de
promotor social para lograr los objetivos educacionales e integrar la comunidad a la
escuela y la escuela a la comunidad (Amaya y Gamboa, 2003).

Con posterioridad, la reforma educativa de 1997, se inserta, en el ordenamiento


jurídico venezolano, requiriendo normas de rango sublegal para adecuarlos a los
componentes curriculares. Todo ello enmarcado dentro del proceso de Reforma del
Estado Venezolano iniciado en 1989, planteando la necesidad de reformular la política
educativa nacional sobre la base de los documentos antes mencionados y los
diagnósticos de más reciente data efectuados en el país para la época, entre los cuales
es necesario mencionar:

* El Informe de la Comisión Presidencial para el Estudio del Proyecto Educativo


Nacional (1986).

* Diagnóstico del Banco Mundial (1992).

* Calidad de la Educación Básica en Venezuela. Estado del Arte (1992).

* La Reforma Educativa: Una Prioridad Nacional (1994).

* Plan de Acción del Ministerio de Educación (1995).

* Proyecto Educativo de Educación Básica: Reto, Compromiso y Transformación


(1996), (Núñez, 2005).

También en este período se introducen los lineamientos curriculares que caracterizan


un currículo abierto y flexible, por cuanto permite “considerar las características y
necesidades de la comunidad y las condiciones reales en las que va a desarrollarse el
proceso educativo” (Gamboa y Amaya, 2003), operacionalizadas en la escuela a través
de los proyectos pedagógicos de aula y de plantel (actualmente, los Proyectos Plantel
son sustituidos por los Proyectos Educativos Integrales Comunitarios), los cuales
guardan estrecha relación entre sí.
El proyecto político contenido en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela define a la política educativa como un derecho humano y como un servicio
público, de acuerdo con lo contenido en los artículos: 139, 141, 143, 168 y 62. Así
mismo la política educativa también se halla sustentada en los artículos 102, 103, 104,
confiriéndole un carácter de: Democrática, integral, gratuita (hasta el pregrado
universitario), permanente, obligatoria, plural, contextualizada, intercultural y bilingüe
(para los pueblos indígenas). Donde el uso de la lengua indígena resulta obligatoria
hasta el segundo grado de educación básica (Artículo121), enseñanza obligatoria de la
educación física y el deporte, con excepciones según la ley (Artículo 111); y educación
ambiental obligatoria en educación formal y no formal (Artículo 107).

La justicia social sería entonces alcanzada con la profundización de la base social


democrática en todos los campos que le conciernen, como educación de calidad para
todos, salud, vivienda y ambiente sano, acceso pleno a la cultura, universalización del
deporte, atención especial para la población en pobreza extrema, recreación e
información veraz y oportuna. Otra variante inmersa en la justicia social es la
corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad donde prevalece la acción
comunitaria, para formular, ejecutar y evaluar políticas públicas y la rendición de
cuentas, en materia educativa planteándose la incorporación de la comunidad en el
proceso educativo para procurar la universalización y elevación de la calidad de la
formación de los ciudadanos (Chávez, 2001).

Tal como se viene planteando, para el año 2000 Venezuela inicia a través de la
implementación de la política pública del “Proyecto Educativo Nacional” una nueva
política educativa fundada en la inclusión social, en la atención integral al educando, y
sobre todo en la transformación del currículo, de tal modo que las áreas de estudio se
vinculen con la realidad y la problemática que experimentan los alumnos en su
comunidad, en el país y en el mundo, todo ello se cimienta en una concepción
educativa constructivista. En torno a esto, se destaca el surgimiento de las misiones
educativas Robinson y Ribas (Morales, 2005), con la finalidad de incluir dentro del
sistema educativo a un sector de la población que por razones socioeconómicas se
encontraba apartado del mismo, y las Escuelas Bolivarianas como modelo de
institución que abarca no sólo el aspecto pedagógico sino también el relativo al
suministro por parte del Estado de los elementos y condiciones que permitan el
desarrollo eficiente del proceso de enseñanza aprendizaje (Revilla, 2005).

2. Marco jurídico en el que se desarrolla el sistema educativo venezolano

Bajo la vigencia de la Constitución de 1961, fueron promulgadas algunas leyes y


reglamentos sobre el derecho a la educación y el ejercicio de la función educativa en
Venezuela (Ley de Universidades, Ley Orgánica de Educación y sus Reglamentos)1. El
régimen normativo que se configuró en el marco de la Constitución mencionada, fue
objeto de estudios y críticas que condujeron a la elaboración de algunas propuestas de
reforma que no lograron consolidarse (Copre, 1988).

Partiendo del Marco Constitucional establecido en la Constitución de 1961, se pretendía


que el Estado orientaría y organizaría el sistema educativo para lograr el cumplimiento
de estas finalidades. Partiendo de la consagración constitucional, la Ley Orgánica de
Educación prescribía los objetivos, estructura y normas básicas de funcionamiento del
sistema educativo integrado por sus diversos niveles y modalidades (Art. Nº 16. L.O.E)
definiendo como un “conjunto orgánico de políticas y servicios” cuya finalidad
primordial es “garantizar el proceso educativo y su continuidad, a lo largo de la vida de
la persona mediante in proceso de educación permanente” (Art. Nº 14 L.O.E).

Las disposiciones de la Constitución de 1961 (Art. Nº 80) debían interpretarse en


concordancia con las que definían la educación como función primordial e indeclinable
del Estado, por una parte, y por la otra como un “derecho permanente e irrenunciable
de la persona” (Art. Nº 2 L.O.E).

La ley en comento, plantea la finalidad fundamental de la educación, la participación


educativa de los diferentes actores y, la importancia de la integración escuela-
comunidad, concretamente en el Artículo 3 especifican las responsabilidades al
respecto: “La educación tiene como finalidad fundamental el pleno desarrollo de la
personalidad y el logro de un hombre sano, culto, crítico, y apto para convivir en una
sociedad democrática, justa y libre, basada en la familia como célula fundamental y en
la valoración del trabajo; capaz de participar activa, consciente y solidariamente en los
procesos de transformación social, consustanciado con los valores de identidad
nacional y con la comprensión, la tolerancia y las actitudes que favorecen el
fortalecimiento de la paz entre las naciones y los vínculos de integración y solidaridad
latinoamericana....”

Se observa un planteamiento importante, en el sentido de que la educación es vista


como un fin para lograr una sociedad democrática, que permita la convivencia social.
De esta manera, se presenta a la educación, como un medio para lograr los procesos
de transformación social, consustanciándose el proceso de aprendizaje con los valores
de identidad nacional, tolerancia y las actitudes que favorecen la paz entre las
naciones.

En este contexto, a lo largo de todo el texto legal se aprecia a la educación como un


medio y un derecho de todos los ciudadanos, que debe estar vinculada al trabajo para
armonizar la educación con las actividades productivas conforme al interés local,
regional y nacional, para el mejoramiento de la comunidad.

Se promueve la participación de la familia, de la comunidad y de todas las instituciones


en el proceso educativo (Art. Nº 13, LOE 1981), para contribuir a la “formación
integral” del educando mediante el desarrollo de sus destrezas y de su capacidades
técnicas y humanísticas. Esta Ley define por primera vez el concepto de comunidad
educativa, como institución formada por educadores, padres representantes y alumnos
y las personas vinculadas al desarrollo de la comunidad en general, la cual tiene como
finalidad contribuir materialmente con las programaciones, la conservación y el
mantenimiento del plantel. Su actuación deberá fundamentarse en una concepción
democrática, participativa e integradora del proceso educativo.

Asimismo, se logra concretar un modelo de enseñanza que vincula la participación de


la familia, de la comunidad y de otras instituciones en el sistema educativo, como
elementos y actores importantes dentro de este proceso de enseñanza aprendizaje
(Martínez, 2001).

En este mismo orden de ideas, la Ley de Universidades (1970) se contrae a normar


todo lo referente al sistema educativo en lo atinente al nivel de educación superior,
partiendo del las cuestiones generales propuestas en el artículo Nº de la L.O.E a saber:
Al lado de estas dos leyes y, bajo esta regulación legal se dictaron un conjunto de
resoluciones ministeriales puntuales, las cuales se aplican en el ámbito educativo, en
las mas diversas materias, cuyo análisis excede los propósitos y límites del presente
trabajo.

El 15 de septiembre de 1999, en el período anterior a la sanción de la Constitución, se


decreta el Reglamento General de la Ley Orgánica de Educación, en ejercicio de la
atribución que le confería el ordinal décimo del artículo 190 de la Constitución de
Venezuela de 1961, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 107 de la LOE, en
donde se señala que “...el Ministerio de Educación es el órgano competente del
Ejecutivo Nacional y le corresponde planificar, orientar, dirigir, supervisar y coordinar
al sistema educativo...”.

En 1999, se aprueba por vía de referéndum de fecha 15 de diciembre de 1999 y según


Gaceta Oficial de la República de Venezuela, Número 36.860, de fecha 30 de diciembre
de 1999, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En la dinámica que
este cambio supone se requerían, la implantación de un nuevo orden constitucional,
fue necesario introducir considerables modificaciones en el sistema educativo,
propuesta que se aborda desde el cambio en la concepción de la relación individuo-
sociedad. Se inició un debate de carácter académico, político, filosófico sobre la
naturaleza del individuo y de sus derechos en relación con el Estado, la comunidad y la
cultura.

Lo anterior tiene sentido, si se toma en cuenta que el texto constitucional de 1999,


desde su propio preámbulo y como característica de la refundación del Estado, además
de la importancia del orden democrático, señala que el mismo es un “Estado de
Justicia”, que debe procurar consolidar un conjunto de valores que en definitiva
apuntalen y aseguren los derechos fundamentales del hombre entre los cuales destaca
el de la educación, de justicia social y la garantía universal e indivisible de los derechos
humanos. Este pronunciamiento del constituyente se desarrolla en las normas
constitucionales referidas a Venezuela como un Estado democrático social y de justicia,
que además deben propugnar valores superiores que aseguren el cumplimiento de los
principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución y la preeminencia de los
derechos humanos, es más, declara a la educación como un proceso fundamental para
alcanzar los fines esenciales del Estado (Art. Nº 2 y 3 de C.R.B.V).

El proceso educativo se entiende como un derecho de los ciudadanos y un deber social


que tiene la función de guiar, orientar, estimular a los alumnos para despertar su
iniciativa, su capacidad y análisis, para que éste, logre el pleno desarrollo de la
personalidad y se convierta en un ciudadano apto para la vida, tal como lo establece la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Estas consideraciones evidencian la necesidad de asumir la educación como proyecto


de Estado, en el sentido de que constituye el soporte para la construcción del sistema
democrático. En este sentido, dentro de las Líneas Generales del Plan Económico y
Social de la Nación para el período 2001-2007, el segundo eje referido a lo social
pretende alcanzar la justicia social basado en la estrategia de incorporación progresiva
(inclusión), desarrollando como objetivos la garantía del disfrute de los derechos
sociales de forma universal y equitativa, disminuyendo progresivamente las
inequidades sociales, priorizando la atención de las necesidades sociales y la
descentralización.
La educación dentro de esta visión, pretende una participación activa, consciente y
solidaria en los procesos de transformación social, reproductora de valores y de
identidad nacional. En este sentido, se realiza un análisis del Proyecto Educativo
Nacional de Venezuela, la Ley Orgánica de Educación y el Reglamento General de la
misma, asimismo, se estudia el Proyecto Educativo Integral Comunitario que
actualmente se desarrolla y se encuentra sujeto a revisión por parte de las autoridades
educativas nacionales (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).

Bajo la vigencia de la Constitución de 1999 se han promulgado distintos decretos y


resoluciones2 destinadas a regular todos los niveles de educación, abarcando la puesta
en práctica de políticas educativas de cobertura nacional bajo la genérica
denominación “Misiones”. De todo lo anterior se deduce que el marco jurídico de la
educación en Venezuela, se encuentra desarticulado por dos circunstancias:

1. Por su estructura jurídica.

2. Por la mora legislativa en la cual ha incurrido la Asamblea Nacional, en cuanto a la


sanción de los anteproyectos de Reformas de la Ley Orgánica de Educación y la Ley de
Universidades3.

3. El proyecto educativo nacional como expresión de una política educativa


nacional

El Proyecto Educativo Nacional propone la defensa de la educación como un derecho


humano esencial, siendo obligación del Estado, garantizar su gratuidad accesible a
todos los venezolanos, en una perspectiva intercultural y de valorización de la
diversidad étnica y lingüística. Todo ello en concordancia con la concepción del Estado
docente, pero, mediante el contenido en función del contexto histórico que le
enriquece articulando la democracia, la participación y la descentralización, esta última
concebida como una manera de ampliar la democracia, acercando el poder a la
población, mejorando la eficacia y la eficiencia en la gestión pública, lo cual se hace
concreto en materia educativa en el contexto especifico de la escuela comunitaria,
concebido como un modelo de gestión autónoma que ha sido denominado gobierno
escolar.

Además de lo señalado, pretende llevar a la práctica la democracia participativa y


protagónica, lo que en el terreno educativo implica una nueva manera de asumir la
elaboración, planificación, ejecución y evaluación de políticas públicas en este campo,
se establece la participación integral del pueblo en las decisiones, haciéndose operativa
la participación que evita la confiscación o usurpación del ejercicio de la soberanía
popular.

Postula la importancia de elevar la calidad de la educación y de hacer pertinentes los


aprendizajes, para lo cual es imprescindible la flexibilización del currículo,
contextualizando y enriqueciendo los contenidos programáticos a partir de una
perspectiva inter y transdisciplinaria, por lo que se requiere como quinto enunciado la
incorporación de un nuevo docente para impulsar nuevas estrategias formativas.

Por otro lado, propone brindar impulso a la reestructuración del Ministerio de


Educación Cultura y Deporte, con el objeto de desburocratizarlo, lo que obliga a
optimizar el servicio eliminando los trámites excesivos y la abundancia de recaudos
para los procesos. Por ello, se hace obligatorio redefinirla, otorgándole un carácter
eminentemente pedagógico, centrado en la animación cultural, el acompañamiento y la
facilitación de los aprendizajes.

En definitiva, el Proyecto de Educación Nacional promueve otra concepción del espacio


escolar y toda su infraestructura, lo que hace indispensable la construcción,
mantenimiento y rehabilitación de construcciones pero, articulada en su entorno y
concebida como un centro de producción de recursos para el aprendizaje y superando
la tradicional visión de la tecnología educativa.

Como puede observarse, tanto los dispositivos constitucionales de 1999, como las
políticas públicas articuladas, diseñadas y ejecutadas, responden a la configuración de
un nuevo modelo de comprensión del derecho a la educación en Venezuela,
fundamentalmente, cimentando en la concepción de una nueva responsabilidad social
de la cual se derivan elementos como: Un modelo inclusivo al sistema educativo,
sustentado en la intervención del Estado, pero, aunado a la corresponsabilidad de la
sociedad, a la participación ciudadana en los distintos niveles de ejercicio del derecho a
la educación, de forma tal, que la concepción de los principios y valores subyacentes
contemplados en el pacto constitucional de 1999, se hagan efectivos mediante las
políticas públicas, que deben implementarse en un marco que comprenda el proceso
de globalización, pero que respete la identidad cultural y la búsqueda de una mayor
equidad social.

4. Hacia donde se perfilan las políticas educativas en Venezuela

El salto cualitativo de la década del 90 fue la búsqueda de nuevos sentidos para la


educación. La perspectiva humanista para construir un nuevo paradigma educativo
para la educación latinoamericana del siglo XXI concibe a la historia como una
construcción de los seres humanos que pugnan por ser sujetos. El sujeto es un actor
que construye su propio libreto y lo cambia durante su actuación. La perspectiva
humanista no niega tampoco la necesidad de que la educación realice una serie de
contribuciones al desarrollo económico, político y social, pero sí enfatiza que esas
contribuciones siempre serán limitadas. Aún así se busca el principio de igualdad de
oportunidades que puede tener a su vez dos acepciones: en primer lugar significa
igualdad de acceso, es decir, igual reconocimiento a igual merito; y la segunda
acepción significa “igualdad de puntos de partida”, esto es, igualdad en las condiciones
iniciales para lograr la igualdad de acceso a los espacios a través de los cuales se logra
el cumplimiento de los derechos fundamentales (Braslavsky, 1999).

Las reformas educativas que se están implementando en Venezuela se inclinan entre la


universalización del conocimiento, la identidad cultural y la búsqueda de una mayor
equidad social. Igualmente, en los sistemas educativos se ha incorporado la educación
en valores en los currículum y se manifiesta el interés por su fortalecimiento en los
planes de estudio mediante el establecimiento de educación para la convivencia, la paz
y la ciudadanía; interculturalidad, educación sexual y para la salud; educación
ambiental, para el uso del tiempo libre y la educación para la equidad del género.

En este sentido, se persiste en que los contenidos, proyectos o temas educativos de la


valoración de los derechos humanos fortalezcan la convivencia, la paz y la ciudadanía,
la igualdad de oportunidades entre las personas, el desarrollo pleno y satisfactorio de
la sexualidad, la promoción de valores morales, éticos y cívicos, la solidaridad con los
otros, la protección y conservación del medio ambiente, y el uso creativo del tiempo
libre. Además, la transformación de las escuelas en espacios de participación activa y
cuya responsabilidad recae en los padres, alumnos, maestros y miembros de la
comunidad, al dotarla de mayores niveles de autonomía e instancias de concertación,
potencia la democracia y la formación ciudadana, porque crea las condiciones que
permiten propiciar y promover la participación y la responsabilidad de los diversos
actores en el proceso de educación y socialización de las nuevas generaciones.

El Estado se concibe en un rol promotor de la orientación vocacional de los


adolescentes propiciando la incorporación en actividades de formación para el trabajo
en la programación educativa. También debe suscitar al ejercicio de este derecho
brindando la información adecuada y oportuna a los niños, niñas adolescentes y a sus
padres.

Conclusiones

Entre 1961 y 1999 todos los gobiernos democráticos otorgaron prioridad a la


educación como acción de gobierno, ésta se constituyó en el primer pilar de la
legitimidad del sistema. La estrategia central, orientada por la idea de otorgar igualdad
de oportunidades educativas, se encaminó a consolidar todos los niveles del sistema
escolar, para así lograr la incorporación masiva de sectores de la población
habitualmente excluidos del sistema educativo.

Este intento de democratización de la educación se puso en práctica sin que se


tomaran otras acciones necesarias, tales como, mejorar la calidad de los aprendizajes,
establecer la descentralización de responsabilidades educativas, lograr una atención
escolar, que superara las condiciones desiguales de acceso al servicio educativo,
incorporar nuevos contenidos a los programas educativos (valores, cultura del trabajo,
ciudadanía) y la ausencia de un currículum que vinculara la escuela su entorno
inmediato, vinculándola con las necesidades sociales no satisfechas (pertinencia). En
definitiva, la ausencia de un proyecto educativo, de largo alcance, que integre los
objetivos, estrategias y procedimientos de la diversidad de instituciones involucradas,
para responder adecuadamente a los desafíos y necesidades de una nueva de la
realidad política, económica y cultural.

Esta desarticulación que rige el marco jurídico venezolano se trata de subsanar a


través del Proyecto Educativo Nacional, esta propuesta desarrolla un conjunto de
estrategias metodológicas a fin de darle la debida legitimidad sociocultural a las
propuestas educativas desde la perspectiva regional de país, contó con la participación
de los alumnos, docentes, representantes y comunidad en general. El proyecto se
orienta a:

 Atender a las exigencias de la construcción de una nueva sociedad y de una


nueva República es decir, a los requerimientos de una perspectiva humanista y
cooperativa,

 Consolidar una cultura de la participación ciudadana y la solidaridad social.

Por ello, la propuesta trasciende las paredes de la escuela vinculándola a la vida


comunitaria y a los medios de comunicación; se está planteando formar continuamente
al ser humano en un conjunto de valores, habilidades y destrezas entre las que se
puntualizan: formación en y por el trabajo, formación en y por la democracia,
formación de aptitudes cooperativas y de solidaridad y formación en valores con
conocimiento de nuestras raíces.
Además implica llevar al plano educativo la democracia participativa y protagónica,
expresada en la manear de asumir la elaboración, planificación, ejecución y evaluación
de las políticas públicas.

Para finalizar este artículo, se realizan las siguientes observaciones:

 No cabe duda que la educación es un medio y un derecho de todos los


ciudadanos, según lo garantiza la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, como deber fundamental y social dentro de una concepción
democrática, participativa, protagónica y de responsabilidad estatal. Se
requiere entonces, para dar continuidad y avalar este derecho de una
participación de manera activa, solidaria y conciente en todo proceso de
transformación social, donde todos los actores son esenciales en este cambio de
paradigma, consustanciados con los valores de identidad nacional, la
responsabilidad y la justicia, con el fin de que mejore la calidad de vida de
todos los venezolanos en un mediano y largo plazo.

 Para garantizar un futuro prometedor, el Estado debe promover la orientación


vocacional de los adolescentes propiciando la incorporación en actividades de
formación para el trabajo en la programación educativa. También debe suscitar
al ejercicio de este derecho brindando la información adecuada y oportuna a los
niños, niñas, adolescentes y a sus padres.

 Por su lado, el Plan de la Nación manifiesta como objetivo alcanzar la justicia


social basada en la inclusión social, para disfrutar los derechos, disminuyendo
las inequidades y priorizando necesidades sociales. Asimismo, lograr el bien
común es un valor preeminente; los valores culturales, la interculturalidad, el
deporte y recreación, ética del trabajo, participación ciudadana,
corresponsabilidad educativa, actualización y tecnología, identidad nacional y
respeto a corrientes de pensamiento, los cuales son políticas emprendidas por
el Estado en materia educativa.

 En el mismo orden de ideas, se destaca la acción comunitaria, para formular,


ejecutar y evaluar políticas públicas para elevar la calidad de formación de los
ciudadanos para que generen derechos humanos, entre ellos, la educación. Se
requiere entonces implementar cambios funcionales, para reconstruir y
fortalecer la red escolar comunitaria, participativa, solidaria, accesible en
principios de equidad que asegure un desarrollo social sustentable, incremento
del trabajo productivo, justicia social y la protección ambiental.

 Por lo tanto, hay que lograr que el proyecto educativo institucional con un
rector fortalecido funcionen como organizaciones escolares. Se necesita poner
en marcha los procesos de cambio real, conformar equipos de trabajo,
fortalecer el liderazgo en las comunidades e instituciones educativas y crear
escuelas para padres para que así se garantice el progreso en la calidad de la
educación de los niños, niñas y adolescentes.

Es así como tiene previsto lograr las formación de conciencia ciudadana y de una
sociedad que recoja las transformaciones hacia una democracia participativa. Se
espera el desarrollo general del individuo y la voluntad política de Venezuela de
enfrentar el reto de desarrollar una educación de calidad con equidad, no sólo
mediante los índices de retención, renovando los contenidos de los currículum para
hacerlos más pertinentes, e incluyendo cambios importantes en la cultura escolar.

En el mismo orden de ideas, se busca la descentralización, a igual que la formación en


valores, que emane de la perspectiva democrática en las instancias educativas y que
genere cambios en la cultura escolar de la subregión. A la vez, crear las condiciones
para que los centros educativos puedan ajustar a los artículos de acuerdo al contexto y
así mantener los elementales unitarios del país.

Recomendaciones

 La problemática educativa actualmente confronta a nuestro modo de ver una


situación manifestada en dos niveles, lo que desde la perspectiva de este
trabajo implicaría diseñar estrategias y ejecutar acciones en cada uno de estos
niveles. El sistema educativo puede ser comprendido a un nivel normativo y a
un nivel operativo. En el plano normativo las debilidades que se presentan a las
cuales ya se han hecho referencia determinan una falta de claridad y de
coherencia sistémica con el marco constitucional. Por tanto, una primera
recomendación estaría dada por la necesidad de resolver las carencias
identificadas en el marco jurídico del sistema como tal.

 En tanto persistan estas carencias, las presiones se derivan hacia el nivel


operativo. Si bien es cierto, que existe un Proyecto Educativo Nacional en el
cual se contienen importantes lineamientos políticos, las diferencias normativas
acarrean graves dificultades para entender y poner en práctica este proyecto.

 El cambio educativo apunta hacia el reencuentro en ciencia y humanismo, con


predominio de la relación cultura-sociedad y de los valores que lo fundamentan.
Las nuevas exigencias educativas apuntan, por tanto, hacia la adaptación de los
currículum y actualización de los contenidos para que reflejen el
replanteamiento de la educación ética, moral y humanística en los contextos
socioeducativos y para que las condiciones de los nuevos contenidos educativos
respondan a un conocimiento integrado, globalizado e interdisciplinario para
que pueda ser aplicado a un gran número de situaciones.

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