BLANCA BLANCA

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TRATADO DE LA VERDADERA
DEVOCIÓN Y
EL SECRETO DE MARÍA
BLANCA

San Luis María Grignion de Montfort

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 ÍNDICE 3. Los devotos exteriores 113
4. Los devotos presuntuosos 114
5. Los devotos inconstantes 116
PRESENTACIÓN 5 6. Los devotos hipócritas 117
INTRODUCCIÓN 9 7. Los devotos interesados 117
MARÍA EN EL DESIGNIO DE DIOS 41 Capítulo III
Primera Parte LA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN 119
MARÍA EN AL HISTORIA DE LA SALVACIÓN 49 1. Devoción interior 119
Capítulo I 2. Devoción tierna 119
MARIA EN EL MISTERIO DE CRISTO 50 3. Devoción santa 120
1. En la Encarnación 50 4. Devoción constante 121
2. En los misterios de la Redención 50 5. Devoción desinteresada 121
Capítulo II Capítulo IV
MARÍA EN EL MISTERIO DE LA IGLESIA 53 DIVERSAS PRÁCTICAS DE DEVOCIÓN A MARÍA
A. MISIÓN DE MARÍA EN EL PUEBLO DE DIOS 1. Prácticas comunes 125
1. Colaboradora de Dios 54 2. La práctica más perfecta 129
2. Influjo maternal de María 55 Tercera Parte
3. Señales de fe auténtica 57 LA PERFECTA CONSAGRACIÓN A JESUCRISTO 131
4. María, Madre de la Iglesia 59 Capítulo I
5. María, figura de la Iglesia 61 CONTENIDOS ESENCIALES DE LA CONSAGRACIÓN 131
B. CONSECUENCIAS 1. Consagración perfecta y total 132
1. María es Reina de los corazones 63 2. Perfecta renovación de las promesas bautismales 135
2. María es necesaria a los hombres 64 3. Respuesta a algunas objeciones 138
Capítulo III Capítulo II
MARÍA EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS DE LA IGLESIA MOTIVOS A FAVOR DE ESTA CONSAGRACIÓN
1. María y los últimos tiempos 71 1. Esta devoción nos consagra totalmente al servicio de Dios 141
2. María y la lucha final 74 2. Esta devoción nos lleva a imitar el ejemplo de Jesucristo y
3. María y los apóstoles de los últimos tiempos 77 a practicar la humildad 143
Segunda Parte 3. Esta devoción nos alcanza la protección maternal de María 147
EL CULTO A MARÍA EN LA IGLESIA 81 4. Esta devoción es un medio excelente para procurar
Capítulo I la mayor gloria de Dios 152
FUNDAMENTOS TEOLÓGICOS DEL CULTO A MARÍA 81 5. Esta devoción conduce a la unión con el Señor 153
1. Jesucristo, fin último del culto a la Santísima Virgen 81 a. Es camino fácil 153
2. Pertenecemos a Cristo y a María 91 b. Es camino corto 155
3. Debemos revestirnos del hombre nuevo Jesucristo 98 c. Es camino perfecto 157
4. La acción maternal de María facilita el encuentro personal con Cristo 103 d. Es camino seguro 159
5. Llevamos el tesoro de la gracia en vasos de arcilla 107 6. Esta devoción nos lleva a la plena libertad de los hijos de Dios 167
Capítulo II 7. Esta devoción procura grandes ventajas al prójimo 169
DEFORMACIONES DEL CULTO A MARÍA 109 8. Esta devoción es un medio maravilloso de perseverancia 171
1. Los devotos críticos 110 Capítulo III
2. Los devotos escrupulosos 111 FIGURA BÍBLICA DE LA VIDA CONSAGRADA A MARÍA:
Rebeca y Jacob 178

5 6
1. Historia bíblica de Rebeca y Jacob 178 CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A JESUCRISTO LA
2. Explicación 180 SABIDURÍA ENCARNADA POR MEDIO DE MARÍA 245
1°. Esaú, figura de los réprobos 180 EL SECRETO DE MARÍA 249
2°. Jacob, figura de los predestinados 183 PRESENTACIÓN 251
3°. Comportamiento de los predestinados y los réprobos 185 INTRODUCCIÓN 259
4°. Solicitud de María con sus fieles servidores 191 Primera Parte
1. María los ama 191 OFICIO DE MARÍA EN LA OBRA DE SALVACIÓN 261
2. María los alimenta 197 Capítulo I
3. María los conduce 198 LA OBRA DE LA SALVACIÓN SE REALIZA CON LA GRACIA
4. María los defiende 199 1. Dios quiere que nos santifiquemos 261
5. María intercede por ellos 200 2. Para santificarse hay que practicar la virtud 262
Capítulo IV 3. Para servirnos de estos medios necesitamos de la gracia de Dios 262
EFECTOS MARAVILLOSOS DE LA CONSAGRACIÓN TOTAL 201 Capítulo II
1. Conocimiento y valorización de sí mismo 201 PARA ENCONTRAR LA GRACIA HAY QUE ENCONTRAR A MARÍA 263
2. Participación en la fe de María 202 1. María encontró gracia 263
3. Madurez cristiana 203 2. María es Madre de gracia 263
4. Gran confianza en Dios y en María 204 3. María es la llena de gracia 263
5. Comunicación de María y de su espíritu 206 4. María es la dispensadora de la gracia 264
6. Transformación en María a imagen de Jesucristo 207 5. María es Madre de los hijos de Dios 264
7. La mayor gloria de Jesucristo 209 6. María es Madre de los miembros de Cristo 264
Capítulo V 7. María colabora con el Espíritu Santo 265
PRÁCTICAS PARTICULARES DE ESTA DEVOCIÓN 212 8. María nos lleva a la madurez en Jesucristo 265
A. Prácticas Exteriores 212 9. María mora en los verdaderos cristianos 265
1. Preparar y hacer la consagración total 213 10. María es el molde viviente de Dios 266
2. Rezo de la coronilla 216 11. María es el paraíso de Dios 268
3. Llevar cadenillas de hierro 217 12. María facilita la unión con Dios 269
4. Celebración especial del misterio de la Encarnación 221 13. María ayuda en el sufrimiento 270
5. Recitación del Avemaría y del Rosario 226 Capítulo III
6. Recitación del Magnificat 229 CONCLUSIÓN DE ESTA PRIMERA PARTE
7. Menosprecio de lo mundano 231 1. Para hacerse santo hay que encontrar una auténtica
B. Prácticas Interiores 231 consagración a María 271
1. Obrar por MARÍA o conforme al espíritu de María 231 Segunda Parte
2. Obrar con MARÍA o imitación de María 233 LA VERDADERA CONSAGRACIÓN A MARÍA
3. Obrar en MARÍA o en íntima unión con Ella 235 INTRODUCCIÓN:
4. Obrar para MARÍA o al servicio de María 238 ELECCIÓN DE LA VERDADERA CONSAGRACIÓN 272
Capítulo VI Capítulo I
PRÁCTICA DE LA CONSAGRACIÓN TOTAL EN LA ES UNA CONSAGRACIÓN TOTAL 273
SAGRADA COMUNIÓN 239 Capítulo II
A. Antes de la Comunión 239 ES UNA FORMA EXCELENTE DE ESPIRITUALIDAD 276
B. En la Comunión 241 1. Es imitar la conducta de Dios 276
C. Después de la Comunión 242

7 8
2. Es honrar a Jesucristo y practicar la humildad 276 9. Jesucristo, fruto de María 301
3. Es encontrar la forma de agradar a Jesucristo 277 APÉNDICE
4. Es practicar la caridad 278 VEN, ESPÍRITU CREADOR 303
5. Es asegurar nuestra perseverancia en el bien 279 OH SANTA MARÍA 304
6. Es hallar la libertad de los hijos de Dios 281 MAGNIFICAT (Cántico de María) 305
Capítulo III CORONILLA DE ALABANZAS A MARÍA 306
VIVIENDO LA CONSAGRACIÓN 281 EXAMEN DE CONCIENCIA DEL ESCLAVO DEL AMOR
1. Dinamismo constante 282 DE JESÚS POR MARÍA 311
2. Obrar “con” María 282 PRÓLOGO 312
3. Obrar “en” María 283 EXAMEN DE CONCIENCIA DEL ESCLAVO DE AMOR
4. Obrar “por” María 284 DE JESÚS POR MARÍA 313
5. Obrar “para” María 284 I EL ACTO DE CONSAGRACIÓN Y SUS CONSECUENCIAS 314
TRES ADVERTENCIAS 284 I Dependencia activa 315
Capítulo IV II Dependencia pasiva 318
FRUTOS MARAVILLOSOS DE ESTA CONSAGRACIÓN 285 II LAS PRÁCTICAS INTERIORES DE LA PERFECTA
1. Identificación vital con María 286 DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN 320
2. Conocimiento de Jesucristo 286 CONCLUSIÓN 329
3. Virtudes evangélicas 287 MÉTODO PRÁCTICO PARA EL EXAMEN MARIANO 330
4. El reino de Jesucristo 287
Capítulo V
PRÁCTICAS EXTERNAS DE ESTA CONSAGRACIÓN 288
1. La consagración y su renovación 288
2. Ofrenda a María 289
3. Celebración de la fiesta de la Anunciación 289
4. Rezo de la coronilla y del Magnificat 289
5. Llevar la cadenilla bendita 290
ORACIONES
A JESUCRISTO 292
AL ESPÍRITU SANTO 294
A MARÍA 294
CULTIVO Y CRECIMIENTO DEL ÁRBOL DE LA VIDA O
VIDA DE CRISTO EN NOSOTROS A TRAVÉS DE
LA CONSAGRACIÓN A MARÍA 298
1. La consagración, árbol de la vida 298
2. Libertad cristiana 299
3. Mirada contemplativa 299
4. Renunciamiento evangélico 299
5. ¡Fuera el egoísmo! 300
6. Lucha contra el Pecado 300
7. Vida eucarística 300
8. Felicidad en al adversidad 300

9 10
 PRESENTACIÓN
Estimado lector “en esta hora de María” (Puebla 303),
colocamos una vez más, en tus manos un libro de lleno de la
gracia y unción del Espíritu Santo y de la eficacia
santificadora de la presencia de María en la vida del
cristiano. De esta unción y fuerza santificadora que tienen
los escritos de los santos.
Es en efecto, fruto de la experiencia vivencial y apostólica de
un misionero que amó como pocos a la “Madre de la Iglesia”
y consagró toda su vida a la dilatación del Reino de Dios: “si
establecemos la sólida devoción a la Santísima Virgen es
sólo para establecer más perfectamente la de Jesucristo y
ofrecer un medio fácil y seguro para encontrar al Señor” (VD
62). “¡Cuán agradable y precioso es delante de Dios y de su
Santísima Madre el devoto de María que no se busca a sí
mismo en los servicios que le presta! Pero, ¡qué pocos hay
así! Para que no sea tan reducido ese número, estoy
escribiendo lo que durante tantos años he enseñado en mis
misiones pública y privadamente, con no escaso fruto” (VD
110).
Es un libro que ha ayudado a muchas almas a llegar a la
santidad, ya que la verdadera devoción a María – vivida
como consagración total a ella y por Ella a Jesucristo – es el
camino “corto, fácil, perfecto y seguro” para llegar a
Jesucristo, permanecer en Él y llegar hasta la perfecta
madurez en Cristo para el tiempo y la eternidad.
Es un libro que está presente en la vida personal y
apostólica de muchos auténticos cristianos. Hablando de él
y de las guerras que suscitará por el Reino de Jesucristo
escribe inspirado su autor: “¡Qué importa! ¡Tanto mejor! Esta
perspectiva me anima y hace espera un gran éxito, es decir
la formación de un escuadrón de aguerridos y valientes
11
soldados de Jesús y de María, de uno y otro sexo, que
combatirán al mundo, al demonio y a la naturaleza
corrompida, en los tiempos – como nunca peligrosos – que
van a llegar” (VD 114). Más de un grupo apostólico – y en
primer lugar la Legión de María – sienten como dichas para él
las palabras anteriores.
Es un libro cuya doctrina ha sido recomendada y vivida por
los Papas. Su mensaje se halla en perfecta consonancia con
la orientación dada por el Concilio Vaticano II cuando dice
que “la verdadera devoción no consiste ni en un afecto estéril
y transitorio ni en vana credulidad, sino que procede de la
verdadera fe, por la que somos excitados al amor hacia
nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes” (LG 67; ver
VD 93ss 1106ss).
Es uno de los libros preferidos por el Papa Juan Pablo II. Que
decía: “¡San Luis de Montfort! He estudiado su doctrina y lo
quiero mucho. El Totus Tus lo he tomado de Montfort”. Lema
que tenía escrito en su escudo episcopal. Recordado por la
M de su escudo pontificio y vivido en su consagración total a
María de la que es testigo, heraldo y propulsor con palabra y
ejemplo en todas partes.
Es un libro que, no obstante las dificultades sufridas –
previstas por su autor (ver VD 114) – se ha extendido por
todos los continentes, ha sido presentado a los cristianos en
más de 300 ediciones en más de 30 idiomas.
Es un libro que te enseñara a conocer, amar y servir a María
del modo más perfecto y eficaz. Quizás te has preguntado
muchas veces como amar y servir mejor a María, a quien el
pueblo latinoamericano venera con un amor casi innato. El
Beato Muciano María Waux (+1916) aconseja: “¡Estúdialo y
practicarás a la perfección el amor a María!”. El P. Gabriel
Roschini confesaba: “Si se abriera un referéndum
12
internacional sobre cual es el libro más hermoso sobre
Nuestra Señora, estoy seguro de que la mayoría de las
respuestas daría la preferencia a este librito”. Por ello se
hace evidente la conclusión del P.G. Faber: “No concibo
obra más excelsa o vocación más fecunda para un alma,
que el simple trabajo de difundir esta obra”.
Es un libro escrito especialmente para ti: “Si supiera que mi
sangre pecadora serviría para hacer penetrar en tu corazón,
lector amigo, las verdades que escribo en honor de mi
amada Madre y soberana Señora, de quien soy el último de
los hijos y esclavos, con mi sangre en vez de tinta trazaría
estas líneas (VD 112).
Centro Mariano Montfortiano
13
INTRODUCCIÓN
A. El Autor
Hay hombres desconcertantes, personalidades de choque.
Para su tiempo y para todos los que después de ellos reciben
el impacto de su fuerza innovadora. El autor de los dos libros
que tienes en tus manos es uno de ellos. Su figura sigue
suscitando, hoy lo mismo que en su época, opiniones y
juicios incluso contradictorios.
Hay quienes le admiran con desbordado entusiasmo,
considerándolo como una figura intangible, modelo de
auténticos paladines de la vedad, líder de ciertos
movimientos “integristas” opuestos a cualquier cambio y
progreso.
... Otros creen, en cambio, que su estilo de vida, su doctrina –
especialmente su presentación de Dios y de María – tan
fuertemente apoyados en la teología y situación de su
tiempo, tendrían puntos criticables, ciertamente ya
superados...
En sus días, el desconcierto no fue menor. Muchos
eclesiásticos, se sienten tan criticados, desconcertados ante
la vida y métodos de este apostolado de este inquieto
sacerdote que lejos de seguir los ”moldes” de un clero, al que
él juzga instalado y anquilosado, ven en la conducta de
Montfort un ataque soterrado a su forma de vivir el
Evangelio... Su animadversión les llevará hasta hablar del
“loco” ese de Montfort.
Algunos obispos – tocados de jansenismo – llegaron a
prohibirle el ejercicio del ministerio sagrado: la adhesión al
Papa del incansable misionero apostólico les incomoda y
desconcierta... El se somete siempre sin críticas ni protestas.
Las gentes sencillas, por su parte, corren en su seguimiento.
Con expresión y afecto familiares le llaman “el buen Padre de
Montfort”. Se siente muy a gusto cerca de él, se rinden a su
palabra exigente, secundan incondicionalmente sus
proyectos ya se trate de la construcción de una Iglesia o
14
capilla, de la edificación de un Calvario, de la reforma de la
propia vida conforme al Espíritu de Jesucristo.
Él, a su vez, confesará que de no haberse consagrado al
servicio del Señor en el sacerdocio, ciertamente hubiera
sido el hombre más violento de su siglo.
Nacido en el fuerte de Montfort, en la Bretaña francesa (31-
1-1673), avanza hacia el sacerdocio bajo la guía de los
Jesuitas y Sulpicianos que templan su espíritu para la
evangelización. Recibirá la ordenación sacerdotal (5-6-
1700), comienza una vida de incansable evangelizador,
recorriendo los caminos de Francia, con su evangelio bajo el
brazo, un bastón coronado por una imagen de la Virgen en la
mano, su sotana raída, un gran rosario a la cintura, unos
zapatos gastados en los pies...
El evangelizador
Luis María Grignion de Montfort comprendió que la Iglesia
vive para evangelizar, que el cristiano es evangelizador por
naturaleza. Tras buscar con afán persevante la orientación
concreta de su vida – misiones extranjeras omisiones en su
propio país – la voz del Papa Clemente XI – a quien ha ido a
visitar y pedir orientación en larga peregrinación a pie – le
devuelve a su Francia querida: “No te vayas a otra parte.
Trabaja siempre en perfecta sumisión a los obispos... Dios
bendecirá tus trabajos”. Estas palabras constituyen su
programa de vida, que irá realizando a lo largo de cerca de
200 misiones y ejercicios espirituales. Consciente de que
evangelizar es oficio profético, busca en la experiencia de
Dios la base imprescindible de su labor misionera. Son
célebres en al vida del P. De Montfort las ermitas y las casas
de retiro a donde se aleja para templar su alma en el trato
íntimo con Dios.
Características de la “misión” de Montfort
Siendo la predicación de la Buena Noticia la vocación y
15
única razón de ser del evangelizador éste tiene que hallarse
“de tiempo completo” al servicio del Evangelio. Encontrará
trabajo en todas partes y con todos los hombres. Todo el
mundo sigue siendo campo abierto a su actividad apostólica.
“¡Adiós sin adiós!” – escribe a sus misionados de
Montbernage (1706) – porque, si Dios me conserva la vida,
volveré a pasar por aquí bien sea para permanecer algún
tiempo con vosotros bajo la obediencia de vuestro ilustre
prelado... bien sea de paso para otra región: porque siendo
Dios mi Padre, tengo tantos lugares donde morar, cuantos
hay en que se ofende injustamente a Dios...” (BAC 451, 614).
Su muerte en plena misión en San Lorenzo, el 28 de Abril de
1716, rubrica esta actitud de toda su vida.
No se trata de realizar una misión de francotirador ni de
actuar al margen de la labor y orientación de los obispos ni de
llevar a cabo una obra paralela. La llamada “pastoral de
conjunto” ha vuelto a descubrir los valores de la integración
de las fuerzas vivas de la Iglesia en el apostolado, Montfort
es consciente de que la iglesia, como sociedad compuesta
de hombres, tiene sus fallas. Pero –conforme a su
formación, carácter y convicciones y en conformidad con la
consigna del Papa Clemente – sabe que la Iglesia es
jerárquica y que no se puede evangelizar eficazmente sino
en obediencia a los legítimos pastores. Su cántico
programático “el buen misionero” lo expresa con claridad:
Sin razón y sin prudencia
y hasta sin voluntad propia,
me hallo seguro y tranquilo
apoyado en la obediencia...
Yo soy, cuando se me manda,
como niñito de un año;
y no me pregunto nunca
cómo, cuándo ni por qué...
(Estr. 26-27).
16
De donde la afirmación básica de que la “obediencia es en la
Compañía de María... el fundamento y apoyo inquebrantable
de toda su santidad y de todos los frutos que Dios produce y
producirá por su ministerio” (Regla de los Misioneros, 19).
El evangelizador debe, al mismo tiempo, como auténtico
profeta, tener la valentía y libertad de los apóstoles. Para
vivir y anunciar integralmente el mensaje y sufrir en carne
viva todas sus consecuencias y exigencias. Valentía y
libertad para no caminar a la moda, en la predicación,
cuando esto la haría incapaz o indigna de transmitir la
Palabra en toda su fuerza y eficacia. Para buscar no la
admiración y el aplauso sino el provecho de las gentes.
Valentía y libertad para inventar nuevos métodos de
apostolado y huir del inmovilismo y la rutina. Las estructuras
deben ser lo suficientemente ágiles par no asfixiar y permitir
e incluso favorecer las iniciativas de las personas. Montfort –
su vida, los reglamentos que escribió para sus asociaciones
de laicos, las reglas manuscritas para los institutos fundados
por él... lo demuestran claramente – no está en contra de las
estructuras. Pero teme – desde su punto de vista apostólico
y su experiencia de vida - que éstas corten el aliento pastoral
del evangelizador. Se necesita un equilibrio razonable entre
estructuras y acción, bajo el impulso del Espíritu.
El P. De Montfort suspira por una Iglesia totalmente
apostólica, una Iglesia que, sin ataduras de ninguna clase,
cumpla su misión evangelizadora... Una Iglesia como la
quieren nuestros obispos en Puebla (ver D.P. 202. 1305).
Este respeto a las estructuras y ese afán de libertad para
emprender y realizar, desemboca en un esfuerzo por
liberarse de esos impedimentos terrenos que podrían
obstaculizar la acción del Espíritu y floreced en otra actitud
fundamental del evangelizador: la confianza incondicional
en la Providencia.
Esto hará que el evangelizador no se apoye en la seguridad
de la tierra sino en la de Dios, en confianza absoluta que
desborda los moldes humanos. Montfort lo ha vivido y
expresado en el lema que aparece como rúbrica de tantos
17
escritos suyos que lo es ciertamente de su vida espiritual y
apostólica:
Dios sólo.
Porque “dado que el hombre en sí,
no es ni puede nada,
con sabio proceder
se apoya sólo en Dios” (Cántico 21, 23).
Su “Alocución a los Asociados de la Compañía de María” es
una proclamación de esta confianza absoluta en Quien
constituye la suprema seguridad de toda realización
personal y apostólica, antítesis cerrada entre el temor que
asfixia y anula la confianza de Dios, fundamento de
esperanza y alegría verdaderas, que aseguran el éxito
soñado.
De esta perspectiva es posible contemplar la cruz. Que
forma parte de la experiencia de Cristo que debe tener el
evangelizador; que le asemeja más profundamente a Quien
le envía; que es – a al vez – el premio y la corona de los
auténticos misioneros. En armonía con la visión de San
Juan, la cruz es para el P. de Montfort el trono de gloria de
Jesús. ¡Sólo quien ha seguido a Jesús hasta la cruz tiene la
seguridad de triunfar con Él en la resurrección!
El P. Montfort, evangelizador, se ha hecho pobre con los
pobres para evangelizar desde los pobres. Siendo
Jesucristo el secreto de la espiritualidad y apostolado del
evangelizador, para Montfort la semejanza con el Señor y el
servicio a sus miembros dolientes implica claramente entrar
en el dinamismo del movimiento de encarnación del Verbo
del Padre: hacerse esclavo con los esclavos para liberarlos e
introducirlos en la familia de Dios (Gal 4, 4-5). Haciéndose
pobre con los pobres, el P. De Montfort habla su lenguaje,
acepta y adopta para su apostolado los puntos de interés de
los sencillos: el gusto de lo inmediato, las fórmulas prácticas,
los reglamentos claros y sencillos, las prácticas exteriores
elementales, las dramatizaciones y las procesiones, las
imágenes y el lenguaje directo... Los pobres y sencillos no
tienen tiempo para dedicarse a especulaciones ni
18
costumbres de dedicarse a reflexiones abstractas. Buscan la
fórmula hecha, práctica y sencilla, aquella que refleja sus
inquietudes, sus esperanzas y es de inmediata aplicación.
Esto no quiere decir que el P. de Montfort presente a sus
misionados un cristianismo fácil: sabe denunciar los abusos
de su tiempo. Insiste fuertemente en que el cristianismo
asuma lo esencial de su compromiso con Cristo, que viva a
fondo lo que significa ser cristiano, se consagre consciente y
libremente a Jesucristo y viva en profundidad su bautismo.
Todo este nos ayuda a comprender esa popularidad de que
goza nuestro misionero en medio de los humildes. Que se
entusiasman por él y por el cristianismo exigente que les
presenta. Ciertamente la personalidad del P. de Montfort
ejerce sobre ellos un fuerte magnetismo – los biógrafos
insisten en narrar anécdotas en este sentido –. Pero gran
parte del éxito que alcanza en sus misiones y que perdura
por años y hasta por siglos se debe a que ha sabido
interpretar en forma excepcional los sentimientos y
expectativas de las gentes a quienes servía en estilo
acomodado a su capacidad el mensaje de Jesucristo. Ha
sabido hacerse pobre con los pobres para llevarlos a
comprometerse totalmente con Jesucristo y realizar una
auténtica transformación de su vida cristiana. Los escritos
del misionero y las Congregaciones religiosas fundadas por
el P. de Montfort (Hijas de la Sabiduría, Compañía de María –
Padres Montfortianos - y Hermanos de San Gabriel)
obedecen al anhelo de perpetuar en el tiempo y en el espacio
su inmensa labor evangelizadora.
B. La espiritualidad
Jesucristo, Sabiduría de Dios para el Hombre
Evangelizar es llevar a los hombres la Buena Noticia de la
salvación presente en Jesucristo resucitado. Más a fondo, la
Buena Noticia es el mismo Jesucristo (ver Mc 1, 1; Pablo VI,
El Anuncio del Evangelio, 27).
19
El P. de Montfort con amplia referencia a los textos
sapienciales del Antiguo y del Nuevo Testamento,
fundándose en ellos y partiendo de ellos, identifica a la
“Sabiduría Personificada” con Jesucristo. En esta forma,
como evangelizador que quiere llevar las cosas a fondo y no
quedarse sólo en la fachada, nos coloca ante un
interrogante crucial, fundamental para el hombre, que en
una u otra forma, se pregunta sobre el sentido de su vida.
¿Tiene sentido la vida? ¿Ha sido creado para el éxito o el
fracaso? ¿Qué hay que hacer para alcanzar el éxito en la
vida?
La vida, la obra evangelizadora, los escritos del P. de
Montfort – más volcado sobre la erudición o la especulación
intelectuales – nos ofrecen una respuesta que es una
invitación a recorrer con nuestras circunstancias históricas,
personales y comunitarias, con nuestros valores y
limitaciones, los caminos de Cristo, Sabiduría de Dios,
perfecta realización del designio de Dios para el hombre de
todos los tiempos.
La experiencia humana subraya y la Biblia lo demuestra que
nadie se realiza a sí mismo ni por sí mismo, si Dios no está a
la base. La historia de la salvación es la manifestación de
que el amor desbordado de Dios no dejó abandonado al
hombre, seducido por la falsa sabiduría de su
autorrealización, al margen o en contra del proyecto de Dios.
Le ofrece en Jesucristo la prenda, el signo, la clave y modelo
de la auténtica realización. Y da en Él a cada uno la
posibilidad de realizarse plenamente matriculándose en la
Escuela del Maestro de Sabiduría, Jesucristo, que es en
persona la Sabiduría misma de Dios.
Jesucristo, plenitud de ser y de realización
En efecto, sólo en Jesucristo se “hallan todas las plenitudes”.
Él “encierra en sí mismo toda la plenitud de la Divinidad y de
la Humanidad, todo lo grandioso que hay en el cielo y en la
tierra, en todas las criaturas visibles e invisibles, espirituales
20
y corporales” (ASE 9). Este solo hecho bastaría para
permitirnos afirmar que Jesucristo constituye para el hombre
un tesoro de valor infinito (ASE 64). Pues Jesucristo es
plenitud no sólo para sí mismo, sino también para toda la
humanidad. En el “Tratado de la Verdadera Devoción” (Nos.
61-62) volverá sobre esta afirmación, para concluir que
Jesucristo constituye el “único secreto” que tiene el hombre
para su perfecta realización. Siendo ello así hay que
buscarlo con todas las fuerzas y todo el ser. Él es nuestra
única Sabiduría. A fin de encontrarle, conocerle y
reconocerle, decidirse a caminar en su seguimiento,
profesarle una amistad inquebrantable y entrar en esta
Sabiduría en una relación realmente “esponsal”: hay que
consagrarle todo el ser y el hacer (ver ASE 30.59.61.73.132).
Para nuestra realidad de hombre de fines del siglo XX, es
muy significativo constatar cómo el Concilio Vaticano II en su
Constitución Pastoral “Gaudium et Spes” (No. 22) vuelve a
afirmar que “el misterio del hombre sólo se esclarece en el
misterio del Verbo Encarnado...Él es imagen del Dios
invisible (Col 1, 15), es también el hombre perfecto, que ha
devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina...”.
Ideas y expresiones que ha hecho suyas Juan Pablo II (ver
Redemptor Hominis nn, 11,13,14).
Jesucristo, plenitud de revelación
Plenitud de ser en lo divino y en lo humano, Jesucristo es
también el culmen de la revelación de Dios (Hb 1, 1-3). En
efecto, Jesucristo es la Palabra reveladora y transformadora
del Padre, dada a los hombres: “Palabra en la eternidad y en
el tiempo, ha hablado siempre y por su palabra fue creado y
transformado todo. Ha hablado por medio de los profetas y
de los apóstoles y seguirá hablando hasta el fin de los
tiempos por boca de aquellos a quienes se comunica” (ASE
95).
Podemos, pues, afirmar que descendió del cielo “para
revelarnos los secretos de Dios. Y no tenemos otro
21
verdadero maestro que esta Sabiduría que se llama
Jesucristo” (ASE 16.59). Se trata entonces, de hacernos
verdaderos discípulos de Jesucristo, matricularnos en su
escuela de vida, escuchar su mensaje, seguir al Maestro es
vivir de cada día y proclamar su palabra a los hermanos (ver
ASE 133-153). “¡Felices quienes comprenden estas
verdades eternas! ¡Más felices quienes las aceptan! Pero,
¡mucho más felices quienes creen en ellas, las ponen en
práctica y las enseñan a los demás...!” (ASE 153).
La Sabiduría se hace por amor compañera del hombre
“La Sabiduría es para el hombre y el hombre para la
Sabiduría” (ASE 64). La Sabiduría de Dios no sólo “escribe
una carta de amor” (la Biblia) a la humanidad para
manifestarle cuanto la ama, sino que viene en persona a
buscarla y salvarla, se reviste de naturaleza humana, para
hablar nuestro lenguaje, irnos mostrando paso a paso la
forma de realizarnos en y por la historia y llevarnos por los
caminos de Dios. Única explicación de esta conducta
humanamente incomprensible es el amor desbordado de la
Sabiduría por quien era su obra maestra.
Para realizar su designio, se encarna y nace – por obra del
Espíritu Santo – de la Virgen María (ASE 104-108), asume la
pequeñez y los dolores del hombre, se esconde en la
Eucaristía par quedarse con nosotros (ASE 72) y hacernos
obedientes hasta la muerte de cruz (ASE 154-156), donde su
amor le lleva hasta la manifestación suprema de sí mismo y
al triunfo definitivo sobre las fuerzas que esclavizan al
hombre (ASE 167-180).
Se impone pues, optar resueltamente por Jesucristo (ASE
95). Pero esto no es suficiente – Jesucristo no es un Maestro
más de Sabiduría –: hay que consagrarse totalmente a El
(ASE 132). Esta opción y consagración a Jesucristo no son
cosa de juego: son totales y exclusivas, para el tiempo y la
eternidad. Por ello se acude a María – la mujer fiel a Dios y a
los hombres –: la consagración se hace en María y por
22
María, como secreto de perseverancia (ASE 222). Es una
opción exclusiva, un pacto verdadero e incondicional. Que
exige romper con todas las demás sabidurías, falsas y
perniciosas, por buenas que parezcan. Pero que tarde o
temprano conducen al fracaso en toda la línea. Tenemos una
muestra palmaria del “radicalismo” montfortiano: ¡Todo o
nada! En uno de sus cánticos de misión, lo expresa con
claridad:
“Yo quiero poseerte:
ven a mi pecho,
el dinero no importa:
tiende tu vuelo:
¡el todo por el todo
por ti me juego”
(Cántico, 103.26).
María molde de Dios, secreto de realización de
Jesucristo
En este contexto entra en forma natural en la síntesis del
mensaje montfortiano la presencia vital de María en la
historia de la salvación y vida del discípulo de la Sabiduría.
Una tierna y verdadera devoción a María es el medio más
perfecto y seguro para alcanzar al Sabiduría (ASE 203-222).
María aparece como la mujer totalmente consagrada al
servicio del misterio de Jesús y de su obra salvífica, puesta
en marcha con la venida de Cristo y que sigue realizando en
el correr de cada día hasta el final de los tiempos (VD 1). La
personalidad y misión de María deben colocarse dentro de la
historia de la salvación y en referencia a Jesucristo, razón de
su existencia (VD 14.225).
María no es un personaje autónomo. Es “totalmente relativa
a Dios. Y yo me atrevo a llamarla “la relación de Dios”, pues
no existe sino con relación a Él, o “el eco de Dios”, ya que no
dice sino Dios. Si tu dices María, Ella dice Dios (VD 225).
23
María, lugar de encuentro de la Sabiduría con el hombre
Según el P. de Montfort, en el caminar de la Sabiduría eterna
hacia el hombre y su historia encontramos a María. La
presencia de la Sabiduría encarnada en nuestra historia no
puede entenderse sin María (ver gal 4,4-5).Como tampoco
se entiende María sin Sabiduría encarnada de Dios.
María, imán y camino de la Sabiduría. Ella es el imán
sagrado que atrae tan poderosa y “fuertemente a la
Sabiduría eterna, que está no puede resistirle” (ASE 212). El
amor de María al Señor es tan grande que venció al
Omnipotente y se ganó el corazón de Dios (ASE 203; VD 12).
Pero es, a la vez, el camino escogido por Jesucristo para
venir a nosotros, camino tan perfecto que cuando el Señor
venga por segunda vez “no escogerá para su viaje otro
camino que el de la excelsa María, por quien vino la primera
vez con tanta seguridad y perfección” (VD 158; ver lb
1.127...). María, conforme al proyecto de Dios, ha dado su
consentimiento y se ha asociado a Jesús y a su obra
redentora (ASE 107; VD 16.18).
Por ello, cuando la Sabiduría quiere venir a los hombres para
distribuirles sus dones, María vuelve a hacerse presente en
la historia de la Iglesia (VD 22-30) para llevarla a plenitud,
bajo el impulso del Espíritu (VD 20-21. 24-35.217).
Por ello también, María es el imán sagrado que nos atrae
para que en Ella encontremos la Sabiduría, que allí quiere
ser adorada por toda la creación (ASE 224). Pero también
sigue siendo imán en nosotros para atraer la Sabiduría a
nuestras almas (ASE 212). De suerte que “si logramos tener
a María en nosotros, fácilmente y en poco tiempo, gracias a
su intercesión, alcanzaremos también la sabiduría” (lb).
Por otra parte, Ella es también camino y medio más eficaz
que nos conduce con toda seguridad al Cristo-Sabiduría.
“Cualquiera, pues, que desee avanzar, sin temor a
ilusiones... por los caminos de la santidad y hallar con
seguridad y perfección a Jesucristo debe abrazar con todo
corazón... esta devoción a la Santísima Virgen...Es el
24
camino abierto por Jesucristo, la Sabiduría encarnada... Es
camino fácil, a causa de la plenitud de unción y gracia del
Espíritu Santo que lo llena; nadie se cansa ni retrocede, si
camina por él. Es camino corto, que en breve nos lleva a
Jesucristo. Es camino perfecto, sin lodo, ni polvo, ni fealdad
de pecado. Es, finalmente, camino seguro, que de manera
directa y segura... nos conduce a Jesucristo y a la vida
eterna” (VD 168). Seguir este camino de María es, por tanto,
colocarnos en la posibilidad de llegar a ser auténticos
discípulos, imitadores y “esclavos” de la Sabiduría
encarnada, de suerte que se pueda llegar por intercesión de
María y a ejemplo suyo “a la plenitud de su edad sobre la
tierra y de su gloria en el cielo” (ASE 227; VD 169ss).
María, trono y morada de la Sabiduría. Lugar de
convergencia y encuentro de la Sabiduría con los hombres y
de éstos con la Sabiduría. Si María es santuario de Dios,
también es nuestro santuario (VD 145.146.16: SM 66); si
Ella es oratorio de Dios, lo es también nuestro (Cántico 77,
6): si Ella es morada de Dios, no es también de las almas (VD
178). Cuando en su Tratado (VD 262) presenta a María
como “paraíso de Dios”, los símbolos utilizados no
pretenden solamente recalcar las complacencias de Dios en
Ella, sino también, y sobre todo, invitarnos a entrar allí y
recrearnos en su intimidad con Dios: “¡Que riqueza! '¡Que
Gloria! ¡Que delicia! ¡Que dicha! Poder entrar y morar en
María, en quien el Altísimo colocó el trono de su gloria
suprema”. “María es el trono regio de la Sabiduría eterna. En
quien la Sabiduría manifiesta sus grandezas, ostenta sus
tesoros y encuentra sus delicias. Y no hay otro lugar en el
cielo y en la tierra donde la Sabiduría eterna derroche tanta
magnificencia y se complazca tanto como en la
incomparable María” (ASE 208). Pero, morar en María es
gracia excepcional del Espíritu, que sólo se concede a
quienes viven una fidelidad a toda prueba (VD 5.263.264;
SM 20).
Por otra parte, es preciso que nuestra alma llegue a ser trono
y morada de María donde la Sabiduría venga a habitar con
25
todos sus dones y gracias transformadoras. Porque “si
llegamos a recibir un don tan sublime como el de la
Sabiduría, ¿dónde la colocaremos? ¿Qué casa, qué lugar,
qué trono le ofreceremos...?” (ASE 209). “Aquí está el gran
consejo – responde él mismo –, el secreto admirable:
¡Introduzcamos – por decirlo así – a María en nuestra casa,
consagrándonos a Ella. Esta bondadosa Señora... se dará a
nosotros. Entonces, la Sabiduría eterna vendrá a morar en
nosotros, como la morada y trono más glorioso” (ASE 211).
Si María es la morada y trono que la misma Sabiduría se
escogió, preparó y embelleció para habitar, al encontrarla en
nosotros vendrá a morar en nuestra vida como en el paraíso
de sus delicias.
María, Madre y Señora de la Sabiduría. El consentimiento de
María al proyecto de Dios, dado en la Anunciación,
transforma la historia; la Sabiduría increada se une en
realidad de persona al cuerpo y al alma formados en María
por el Espíritu, y el Verbo se hizo carne y acampó entre
nosotros (Jn 1,14ª). Dios se hace nuestro compañero de
viaje, hombre como nosotros sin dejar de ser Dios (ASE
108). María, por su parte, queda convertida en la Madre
prodigiosa de la Sabiduría a la que da a luz permaneciendo
virgen (ASE 107). La Sabiduría encarnada “es el amor
mismo del Padre y del Espíritu Santo. Nació (en el tiempo) de
la más dulce, tierna y hermosa de todas las madres, la
excelsa María” (ASE 118).
El Padre del cielo nos da a su Hijo – la Sabiduría encarnada –
por medio de María y con Él todos sus dones (ASE 207). Y
por ello, “nadie sino María tiene el poder de engendrar y dar
a luz a la Sabiduría eterna y nadie, fuera de Ella, puede aún
hoy en día – por decirlo así – encarnarla en los
predestinados, gracias a la operación del Espíritu Santo”
(ASE 203). Es lícito, por tanto afirmar – y la Iglesia lo
proclama cada día – que “María es la dignísima Madre de la
Sabiduría, porque la encarnó y dio a luz como fruto de sus
entrañas” (ASE 204; VD 33.44.77.164...). Pero entendamos
bien las cosas: “María es Señora de la Sabiduría. No porque
26
sea superior o igual a la Sabiduría divina... Sino porque Dios
Hijo, la Sabiduría encarnada, se ha sometido perfectamente
a María, su Madre; porque Él le ha otorgado un
incomprensible poder maternal y natural sobre sí mismo, no
solamente durante su vida terrena, sino también en el cielo,
ya que la gloria no destruye la naturaleza sino que la
perfecciona” (ASE 205). Jesús no sólo sigue siendo Hijo de
María de cualquier forma, sino que lo es en el cielo más que
nunca. Y, en cuanto tal, María tiene autoridad sobre Él y Él,
en cierto modo, le está sometido, porque así lo quiere...
(ASE 205). Siendo ello así, nosotros con mayor razón que
Jesucristo, debemos someternos a María. Con lo cual no
perdemos nada. Todo lo contrario, al hacernos más
semejantes a Jesucristo e imitar su ejemplo de obediencia y
sumisión, lo ganamos todo... (ver VD 139). El proceder de la
Santísima Trinidad, por otra parte, es que recibamos a Cristo
por María: “el Padre no dio ni da a su Hijo sino por medio de
María... Dios Hijo se hizo hombre para todos solamente por
medio de María... El Espíritu Santo no formó a Jesucristo
sino por María... (VD 140).
Por tanto, si María es Madre y Señora de la Sabiduría lo es
para dárnosla a nosotros y formamos a nosotros en Ella.
Llegando así a ser Madre de todos los discípulos de la
Sabiduría. Los elegidos moran en el seno de María, quien
los da a luz cuando entran en la gloria (VD 29-30.262.264).
Desde este punto de vista, toda la Sabiduría hacia la plena
madurez en Él por el Espíritu (Ef 4, 13). Quien desee tener el
fruto de vida – que es Jesús – debe tener el árbol de vida –
que es María –: “¡Si deseas tener a Jesús, debes tener a
María!” (ASE 204).
Lo cual corresponde al sabio designio del Padre que “no se
forma hijos adoptivos ni comunica sus gracias sino por Ella.
Dios Hijo... no se forma ni nace cada día en las almas sino
por Ella en unión del Espíritu Santo, ni comunica sus virtudes
y méritos sino por Ella. El Espíritu Santo... sólo por Ella forma
a los miembros de su Cuerpo místico y reparte sus dones y
virtudes” ( VD 140; ver lb. 17-36).
27
En conclusión, que “si establecemos la sólida devoción a la
Santísima Virgen es sólo para establecer más
perfectamente la de Jesucristo y ofrecer un medio fácil y
seguro para encontrar al Señor... Esta devoción nos es
necesaria par hallar perfectamente a Jesucristo, amarlo con
ternura y servirlo con fidelidad” (VD 62). Más en concreto,
hay que consagrarnos totalmente a Ella y por Ella a
Jesucristo – Sabiduría (VD 121-125), ponerlo todo en sus
manos para facilitar la vivencia de nuestra vida cristiana
como “vida sapiencial”, en el perfecto cumplimiento de
nuestros compromisos bautismales (VD 126-130). El P. de
Montfort “no exige nada más ni nada menos que un
reconocimiento vital de nuestro bautismo en Cristo, la
Sabiduría Eterna y Encarnada del Padre, de modo que
vivamos para Dios sólo. ¿Habrá algo más básico? ¿Algo
más evangélico? Más que una espiritualidad peculiar, es
una visión que penetra y fortalece todas las espiritualidades”
(P Gaffney).
La experiencia del Espíritu
La presencia activa de María en la formación y santificación
de los “elegidos” suscita un interrogante actual como nunca
en esta era del ecumenismo: ¿No se está sustituyendo al
Espíritu Santo por la Virgen María? ¿Qué hace entonces el
Espíritu? Cuestión que se hace aún más acuciante en
ciertos círculos de “renovación carismática”: ¿Cuáles son
las relaciones entre María y el Espíritu en la historia de la
salvación que se prosigue en la historia de hoy? Muchos de
estos grupos han resuelto la cuestión al encontrar en María
el modelo perfecto del alma que en plena disponibilidad a la
acción del Espíritu realiza maravillas y portentos de gracia y
es incorporada como elemento de primera fila en al
realización del designio salvífico.
Con esto nos hallamos ya en un terreno netamente
montfortiano. No en el sentido de que el P. de Montfort
responda directamente a los interrogantes de hoy. No eran
28
los de los de su época y mal podríamos pedirle que con su
teología del siglo XVIII responda a los que nuestra teología
no ha respondido aún plenamente.
Observemos ante todo como el P. de Montfort nos presenta
con frecuencia a María y su acción en la obra de la salvación
dentro de una perspectiva trinitaria. El decreto de la
encarnación es dictado en la asamblea trinitaria, como había
sucedido en el caso de la creación (ASE 42ss). Al presentar
la colaboración de María en la obra de la redención se
recuerdan con frecuencia las relaciones de Ella con el Padre
que entrega a su Hijo al mundo, con el Hijo que en Ella se
hace hombre, con el Espíritu que en Ella y por Ella formó a
Jesucristo y lo sigue formando en las almas (VD 16).
Montfort vuelve una y otra vez a retomar aspectos de las
relaciones de María en al Santísima Trinidad: en los
misterios de la redención (VD 17-22), en la colaboración de
Ella con Dios para la santificación de los miembros del
Cuerpo Místico (VD 23-36.109). Otro tanto acontece en la
“praxis oracional” (SM 68; Coronilla...). La “Súplica Ardiente”
se presenta como una audaz llamada a la Santísima Trinidad
para que realice en el tiempo sus designios salvadores.
Dentro de este contexto más amplio, sueña Montfort con una
era maravillosa que será el “reino del Espíritu Santo”: “Tu
reino, Espíritu del Padre y del Hijo, continúa actualmente y
terminará por un diluvio de fuego, de amor y de justicia.
¿Cuándo vendrá este diluvio de fuego, de amor puro, que tú
debes enviar sobre la tierra? (SA 16-174). En la (VD 217)
parece ofrecer la respuesta: “Cosas maravillosas sucederán
sobre la tierra, donde el Espíritu Santo – al encontrar a María
como reproducida en las almas (VI 34.36) – vendrá a ellas
con la abundancia de sus dones y las llenará de ellos,
especialmente del de Sabiduría, para realizar las maravillas
de la gracia”.
Es decir que el reinado del Espíritu Santo – prolongación
según el esquema de Montfort, del de Jesucristo – sólo se
realizará gracias a la acción conjunta del Espíritu
29
Santificador y de María, como en la primera venida del
Señor.
¿Cuáles son, pues, en concreto las relaciones existentes
entre María y el Espíritu?
Por una parte, María ha vivido siempre en plena
disponibilidad al Espíritu divino, quien se complace en sus
virtudes, en forma tal que quiere verlas reproducidas en sus
elegidos (VD 32.206), de suerte que estos lleguen a ser
copias vivientes de Ella misma y que el Espíritu pueda
hallarla “como reproducida en las almas” (VD 31.217).
La unión entre María y el Espíritu es tan estrecha que Ella
puede ser llamada “Esposa del Espíritu...” (SM
13.15.67.638; VD 4.5.20.25.36...), su “Esposa fiel e
inseparable” (VD 164.296; Cántico 141, 16). Expresiones
que incomodan a la teología actual. Que prefiere hablar de
María como “templo o santuario del Espíritu” (ver Cántico 76,
7). Sin embargo, si entendemos la expresión montfortiana en
un contexto total y significando precisamente la
incondicional disponibilidad y colaboración de María con la
acción del Espíritu, seguramente no hallaremos en ella nada
criticable.
Esta unión entre María y el Espíritu Santo tiene como fruto
maravilloso en primer lugar a Jesucristo: “Con Ella, en
efecto, en Ella y de Ella ha producido su obra maestra que es
un Dios hecho hombre” (VD 20).
Pero, como esta unión es perfecta y perdurable, tiene como
fruto la reproducción de Jesucristo en las almas: “Este
desposorio del Espíritu y María es para todos los tiempos: se
prolonga y abarca no sólo en la Encarnación del Verbo de
Dios, sino también la generación espiritual de la humanidad”
(P. Gaffney).
No se trata, pues, de una acción de María que suplante la del
Espíritu Santificador o que sea paralela o independiente de
ella, sino de una colaboración estrecha, subordinada a la del
Espíritu: “Espíritu Santo, acuérdate de producir y formar
hijos de Dios con María, tu divina y fiel Esposa. Tú formaste
la Cabeza de los predestinados con Ella y en Ella. Con Ella y
30
en Ella debes formar todos sus miembros... Todos los santos
que han sido y serán hasta el fin del mundo son otras tantas
obras de tu amor unido a María” ( SA 15; ver SM 13; DV 21).
En otras palabras, como aclara el P. Marcel Gendrot: “El
Espíritu y María luchan por la misma causa: ´ respirar a
María es aspirar al Espíritu`. Un Espíritu del que manan la
vida y “lo siempre nuevo...”” (Abrid a Jesucristo, BAC
Popular, 17, pg. 15).
Si María está presente en la santificación de los elegidos, en
la formación y acción de los santos y “apóstoles de los
últimos tiempos”, es porque sigue indisolublemente unida al
Espíritu y colabora como siempre en su acción salvadora
(VD 35.36 49-59).
C. El tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima
Virgen y El Secreto de María
Las dos obras que tienes en las manos deben leerse en las
perspectivas de las páginas anteriores. Teniendo en cuenta
que el autor es un evangelizador – misionero. Que una y otra
profundizan en el más excelente de los medios para el
encuentro fructífero con Cristo – Sabiduría de Dios, que una
y otra llevan a la vivencia comprometida del compromiso
bautismal. Que si se vive el mensaje ofrecido en ellas,
ciertamente se llegará a la realización de la propia vocación,
la del Espíritu y el ejemplo e intercesión de María, la
formadora de los grandes santos, la mujer de la salvación.
El tratado de la Verdadera Devoción. Escrito seguramente
en 1712, quedó oculto hasta 1842 – según visión profética
del autor (VD 114) – cuando se lo descubrió y comenzaron
las ediciones que suben ya a más de 300 en más de treinta
idiomas. Es fruto de la experiencia personal y apostólica de
un misionero que lo ha escrito para llevar a los cristianos por
el camino “fácil, corto, perfecto y seguro” de María para
llegar a Jesucristo. Contiene la unción y fuerza santificadora
que tienen los escritos de los santos. “¡Cuán agradable y
precioso es delante de Dios y de Santísima Madre el devoto
31
de María que no se busca a sí mismo en los servicios que le
presta!... Para que no sea tan reducido su número estoy
escribiendo lo que durante tantos años he enseñado en mis
misiones pública y privadamente con no escaso fruto” (VD
110).
Es libro preferido del Papa Juan Pablo II. Quien, como
muchos santos, ha encontrado en él el secreto de la
“verdadera devoción” a la Madre de la Iglesia. Está presente
en la vida personal y apostólica de muchos auténticos
cristianos. Hablando de él y de las guerras que suscitará por
el Reino de Dios escribe inspirado su autor: “¡Qué importa!
¡Tanto mejor! Esta perspectiva me anima y hace esperar un
gran éxito, es decir, la formación de un escuadrón de
aguerridos y valientes soldados de Jesús y de María, de uno
y de otro sexo, que combatirán al mundo, al demonio y a la
naturaleza corrompida, en los tiempos – como nunca
peligrosos – que van a llegar!” (VD114). Más de un grupo
apostólico y en primer lugar la Legión de María sienten como
dichas para él las palabras anteriores.
El mensaje de este libro se halla en perfecta armonía con la
orientación dada por el Concilio Vaticano II, cuando dice que
“la verdadera devoción no consiste ni en un afecto estéril y
transitorio ni en vana credulidad, sino que procede de la
verdadera fe, porque somos excitados al amor hacia nuestra
Madre y a la imitación de sus virtudes” (Lumen Gentium 67;
VD 93ss. 106ss).
El Papa Juan Pablo II decía: “¡San Luis de Montfort! He
estudiado su doctrina y lo quiero mucho. El TOTUS TUUS lo
he tomado de Montfort”. Lema que tenía escrito en su
escudo episcopal. Recordado por la M de su escudo
pontificio y vivido en su consagración total a María de la que
es testigo, heraldo y propulsor con su palabra y ejemplo en
todas partes.
El P. Gabriel Roschini confesaba: “Si se abriera un
referéndum internacional sobre cuál es el libro más hermoso
sobre Nuestra Señora, estoy seguro de que la mayoría de
las respuestas daría la preferencia a este librito”. El Bto.
32
Muciano María Waux (Murió en 1916) aconsejaba:
¡Estúdialo y practicarás a la perfección el amor a María!”. Y
P.G. Faber añadía: “No concibo obra más excelsa o
vocación más fecunda para un alma, que el simple trabajo de
difundir esta obra”.
Es un libro escrito para ti :”Si supiera – confiesa el autor – que
mi sangre pecadora serviría para hacer penetrar en tu
corazón, lector amigo, las verdades que escribo en honor de
mi amada Madre y soberana Señora, de quien soy el último
de los hijos y esclavos, con mi sangre – en vez de tinta
trazaría estas líneas” (VD 112).
No es un libro para leer a la carrera. “De su lectura se
desprende, si se me permite la expresión, cierto sentimiento
de un no sé qué inspirado y sobrenatural, que crece a
medida que se lo va entendiendo, y, cuando uno lo ha leído
ya repetidas veces, no puede menos que experimentar que
nunca envejece su novedad, ni disminuye su abundancia, ni
se agota jamás la pura fragancia y el sensible fuego de su
unción”, escribía el citado P. Faber. La traducción que tienes
en tus manos te permitirá seguramente saborear mejor el
mensaje. Y vivirlo, que es lo más importante. Aunque
seguirás encontrando imágenes y expresiones que no son
las de hoy. Montfort es de su tiempo, pero su mensaje
perdura en el tiempo y sigue vigente.
Luego de una breve introducción del autor (1-13), una
Primera Parte (14-59) nos presenta a María en la historia de
la salvación: su colaboración en el plan trinitario, su
presencia en el misterio de la Iglesia y en la consumación de
la obra salvífica hasta el final de los tiempos.
La segunda Parte (60-119) presenta el culto a María en la
Iglesia, las deformaciones que de él se dan, las
características de la verdadera devoción a la Madre de la
Iglesia. Nos deja a las puertas de la “devoción más perfecta”
a María, la consagración total.
La Tercera Parte (120-273) trata de los diferentes aspectos
de esta práctica hasta llevarnos a la “consagración total a
Jesucristo por las manos de María”.
33
El Secreto de María tiene originalmente la forma de carta a
un alma que aspira a la perfección. Recoge y resume la
doctrina del “Tratado...”, pero tiene sus peculiaridades.
El título ya es un atractivo. El estilo ágil y sencillo, la
argumentación directa y clara, hacen fácil y sabrosa la
asimilación del mensaje. Que es un verdadero “Secreto”
para llegar con María hasta la santidad, vocación
fundamental del cristiano. Se trata de hacer y vivir la
“consagración total” a María y por Ella a Jesucristo. ¿Cómo?
Consagrándose y haciéndolo todo “con María”, o sea,
tomándola como perfecto modelo de vida; en María, o en
íntima unión con Ella: “por María”, acudiendo por medio de
Ella al Señor; “para María”, honrándola en todo. Lo que
implica consagrarse y obrar en todo “con Jesucristo, en
Jesucristo, por Jesucristo, y Jesucristo”.
La brevísima Introducción (1-2), nos anima a aprovechar
este secreto de santidad y hacer buen uso de él, porque en
realidad es un arma de doble filo. La Primera Parte nos
presenta el oficio de María en la obra de salvación (3-23). La
Segunda (24-66) invita a elegir la verdadera devoción –
consagración a María, sus cualidades y ventajas, su
vivencia y los frutos maravillosos que produce en quien la
vive con fidelidad. Está rubricada por tres ORACIONES (66-
69); a Jesucristo, al Espíritu Santo y a María, pidiendo la
gracia de vivir a fondo esta consagración. Una
CONCLUSIÓN práctica (70-78), cuyo tema es el cultivo de
“la vida de Cristo en nosotros a través de la consagración a
María” o “árbol de vida”, cierra esta obrita brotada de la
pluma y corazón del misionero en busca de almas para
Cristo.
Las frases finales constituyen un programa y son el augurio
que te presentamos de corazón “¡Feliz aquel en quien ha
sido plantado el árbol de la vida que es María! ¡Más feliz aún
aquel en quien puede crecer y florecer! ¡Pero mucho más
feliz aquel en quien da frutos y que puede gozar de ellos en el
tiempo y la eternidad!”.
CENTRO MARIANO MONTORTIANO
34
 SIGLAS UTILIZADAS
GS: Gaudium et Spes. Constitución Pastoral sobre la Iglesia
en el Mundo actual. Vaticano II.
LG: Lumen Gentium. Constitución Dogmática sobre la
Iglesia. Vaticano II.
MC: Marialis Cultus. Exhortación apostólica sobre el culto a
María. Pablo VI.
Puebla. La Evangelización en el presente y en el futuro de
América Latina. III Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano.
SM: Secreto de María, de San Luis de Montfort.
Smag: Signum Mágnum. Exhortación apostólica sobre el
Culto a la Santísima Virgen. Pablo VI.
VD: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima
Virgen, de San Luis María de Montfort.
ASE: Amor de la Sabiduría Eterna. Obra fundamental para el
estudio y comprensión de la espiritualidad montfortiana.
35
INTRODUCCIÓN
MARÍA EN EL DESIGNIO DE DIOS
1. Por medio de la Santísima Virgen vino Jesucristo al
mundo y por medio de Ella debe reinar también en el
mundo.1
A. MARÍA ES UN MISTERIO
a. A causa de su humanidad
2. La vida de María fue muy oculta. Por2 ello, el Espíritu
Santo y la Iglesia la llaman Alma Mater : Madre oculta y
escondida. Su humildad fue tan profunda que no hubo
para Ella anhelo más firme y constante que el de
ocultarse a sí misma y a todas las criaturas, para ser
conocida solamente de Dios.
3. Ella pidió al Señor pobreza y humildad. Y Él,
escuchándola, tuvo a bien ocultarla en su concepción,
nacimiento, vida, misterios, resurrección y asunción, casi
a todos los hombres. Sus propios padres no la conocían.
Y los 3ángeles se preguntaban unos a otros: ¿Quién es
esta? . Porqué el Altísimo se la ocultaba. O, si algo les
manifestaba de Ella, era infinitamente más lo que les
encubría.
b. Por disposición divina
4. Dios Padre – a pesar de haberle comunicado su poder4 -
1 En el tema que se desarrolla a través de toda la obra. Pablo VI expresaba la misma idea “Si nos preguntamos cuál es el camino
real y directo de nuestro mundo terreno, que nos conduce a la humanidad de Jesucristo – donde encontremos la revelación de
Dios y nuestra salvación – la respuesta es inmediata y bellísima ese camino es la Virgen, es María Santísima, es la Madre de
Cristo y, por tanto Madre de Dios y Madre nuestra” (21 de Dic. 1966).
2 Es el sentido que da San Jerónimo al término hebreo almah. En la liturgia encontramos la antífona Alma Redemptoris mater.
3 Ct 8,5. La Legión de María utiliza este texto bíblico en la antífona de su plegaria central cotidiana; la catena.
4 Ver Santo Tomás, S(uma) TH(eológica), 111 dad 3.
36
consintió en que no hiciera ningún milagro, al menos
portentoso, durante su vida.
Dios Hijo – a pesar de haberle comunicado su sabiduría –
accedió a que Ella casi no hablara.
Dios Espíritu Santo – a pesar de ser Ella su fiel Esposa –
consintió en que los Apóstoles y Evangelistas hablaran
de Ella muy poco y sólo en cuanto era necesario para dar
a conocer a Jesucristo.
c. Por su grandeza excepcional
5. María es la excelente obra maestra del Altísimo. Quien
se ha reservado a sí mismo el conocimiento y posesión
de Ella.
María es la Madre admirable del Hijo, Quien tuvo a bien
humillarla y ocultarla durante5
su vida, para fomentar su
humildad, llamándola mujer , como si se tratara de una
extraña, aunque en su corazón la amaba más que a
todos los ángeles y hombres.
6
María es la fuente sellada , en la cual sólo puede entrar el
Espíritu Santo, cuya Esposa fiel es Ella.
María es el santuario y tabernáculo de la Santísima
Trinidad, donde Dios mora más magnífica y
maravillosamente que en ningún otro lugar del universo
sin exceptuar los querubines y serafines: a ninguna
criatura, por santa que sea, se le permite entrar allí sin
privilegio especial.
6. Proclamo con los santos que la 7
excelsa María es el
paraíso terrestre del nuevo Adán , quien se encarnó en él
por obra del Espíritu Santo para realizar allí maravillas
incomprensibles. Ella es el sublime y divino mundo de

5 Ver Jn 2, 4 y 19, 26. Los exegetas ven en el tratamiento “mujer” dado por Jesús a María una alusión suficientemente clara a Gn 3,
15 María es la mujer que ha realizado perfectamente su misión en la historia de la salvación. Es la mujer de la salvación, cabalmente
mujer. El documento de Puebla nos recuerda que “María es garantía de la grandeza femenina, muestra la forma específica de ser 8 Ver VD 248.
mujer, con esa vocación de ser alma, entrega que espiritualice la carne y encarne el Espíritu” (Puebla 299). 9 Lc 1, 49.
10 Ver VD 48.
6 Ct 4, 12. Ver VD 262. 11 “Nunca me siento tan contento ni tan temeroso, como cuando debo hablar de la gloria de la Virgen María” (S. Bernardo).
12 Ver VD 37, 76.
7 Es una acomodación de Gn 2, 8 ver VD 18.248. 261. 13 Ver Ef 3, 18 y Apoc 21, 15-16.

37 38
mismos demonios – de grado o por fuerza – se ven Ella. Ni siquiera un solo demonio en el infierno que,
obligados, dada la evidencia de la verdad, a proclamarla temiéndola, no la respete.
bienaventurada.
Todos los ángeles en el cielo – dice San Buenaventura – B. MARÍA NO ES SUFICIENTEMENTE CONOCIDA
le repiten continuamente; “¡Santa, santa, santa María!
¡Virgen y Madre de Dios!”. Y le ofrecen todos los días 10. Es, por tanto, justo y necesario repetir con los santos: De
15
millones y millones de veces la salutación angélica: María Nunquam Satis . María no ha sido aún alabada,
“Dios te salve, María,...”, prosternándose ante Ella y ensalzada, honrada y servida como debe serlo. Merece
suplicándole que, por favor, los honre con alguno de sus aún mejores alabanzas, respeto, amor y servicio.
encargos. “San Miguel – llega a decir San Agustín – no 11. Debemos también añadir con el Espíritu Santo: “Toda la
obstante ser el príncipe de la milicia celestial, es el más gloria de la hija del rey está en su interior”16. Como si
celoso en rendirle y hacer que otros le rindan toda clase toda la gloria exterior que el cielo y la tierra le tributan a
de honores, esperando siempre sus órdenes para volar porfía fueran nada en comparación con la que recibe
en socorro de alguno de sus servidores”. interiormente de su Creador y que es desconocida a
9. Toda la tierra está llena de su gloria. Particularmente criaturas insignificantes, incapaces de penetrar el
entre los cristianos que la han acogido por tutela y secreto de los secretos del Rey.
patrona de varias naciones, provincias, diócesis y 12. Debemos también exclamar con el Apóstol: “El ojo no ha
ciudades. ¡Cuántas catedrales no se hallan visto, el oído no ha oído, a nadie se le ocurrió pensar...17
consagradas a Dios bajo su advocación! ¡No hay Iglesia las bellezas, grandezas y excelencias de María, milagro
sin un altar erigido en su honor ni comarca ni región de los milagros de la gracia, de la naturaleza y de la
donde no se dé culto a alguna de sus imágenes gloria. “Si quieres comprender a la Madre – dice un
milagrosas, donde se cura toda clase de enfermedades santo –, trata de comprender al Hijo. Pues Ella es la
y se obtiene toda clase de bienes! ¡Cuántas cofradías y digna Madre de Dios”. ¡Enmudezca aquí toda lengua!
congregaciones en su honor! ¡Cuántos institutos
religiosos colocados bajo su nombre y protección!1 4 C. HAY QUE CONOCER MEJOR A MARÍA
¡Cuántos congregantes en las asociaciones piadosas,
cuántos religiosos en tantas órdenes religiosas! ¡Todos 13. El corazón me ha dictado cuando acabo de escribir con
publican sus alabanzas y proclaman sus misericordias! particular alegría para demostrar que la excelsa María
No hay siquiera un pequeñuelo que, al balbucir el ha permanecido hasta ahora desconocida y que ésta es
Avemaría, no la alabe. Ni apenas un pecador que, en su una de las razones de que Jesucristo no sea todavía
18
obstinación, no conserve alguna chispa de confianza en conocido como debe serlo . De suerte que si el

14 Para una constatación válida en su tiempo, ver E. Gambari Enciclopedia Mariana Theotocos 54, pág. 599-615.
14b En América Latina sería posible estudiar toda una geografía mariana, que testifica la gran devoción de los hijos de la Madre.
Muchas ermitas por lo demás han dado origen a poblaciones. Hoy, hasta los “hermanos separados” en sus líneas más serias y
representativas, vuelven a las fuentes de sus fundadores tan fervorosos en el reconocimiento de las grandezas de la Madre del
Señor. ¡Si Él nos la ha dado entre los regalos que ha querido hacernos, no se ve por qué recibir todo lo demás menos el don de su
Madre!
15 El santo escribió esta frase con letras mucho más grandes que las demás.
16 Texto citado según la traducción de la Vulgata latina Sal 44 (45). 14.
17 1 Cor 2, 9.
18 Se trata de un conocimiento experimental, en contraposición al conocimiento abstracto, especulativo, árido, estéril, puramente
intelectual. Ver VD 64.

39 40
 Primera Parte

MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN

Necesidad del culto a María

14. Confieso con toda la Iglesia que siendo María una

simple criatura salida de las manos del Altísimo,
comparada con la Majestad infinita, es menos que un
átomo o, mejor, es nada, porque sólo Él es El que es.
Por consiguiente, este poderoso Señor, siempre
independiente y suficiente a Sí mismo, no tiene ni ha
tenido absoluta necesidad de la Virgen María para
realizar su voluntad y manifestar su gloria. Le basta
querer para hacerlo todo.
15. Afirmo, sin embargo, que – dadas las cosas como son –
habiendo querido Dios comenzar y culminar sus
mayores obras por medio de la Santísima Virgen desde
que la formó, es de creer que no cambiará jamás de
proceder: es Dios y no cambia ni en sus sentimientos ni
en su manera de obrar.

Capítulo I

MARÍA EN EL MISTERIO DE CRISTO

1. En la Encarnación

16. Dios Padre entregó su Unigénito al mundo solamente

por medio de María. Por más suspiros que hayan
19 Las diversas formas de la piedad hacia la Madre de Dios... hacen que, mientras se honra a la Madre, el Hijo, por razón del cual exhalado los patriarcas, por más ruegos que hayan
son todas las cosas y en quien tuvo a bien el Padre que morase toda la plenitud, sea mejor conocido, sea amado, sea glorificado y
sean cumplidos sus mandamientos” (LG 66). “El conocimiento de la verdadera doctrina católica sobre María será siempre la llave
exacta de la comprensión de misterio de Cristo y de la Iglesia” (Pablo VI. Nov. 21/64). “Mientras es predicada y honrada atrae a los
elevado los profetas y santos de la antigua ley durante
creyentes hacia su Hijo y su sacrificio y hacia el amor del Padre”. (LG 65). Ver S. Mag. 17. cuatro mil años a fin de obtener dicho tesoro, solamente

41 42
 María lo ha merecido y hallado gracia delante de Dios por
la fuerza de su plegaria y la elevación de sus virtudes. El
mundo era indigno – dice San Agustín – de recibir al Hijo
de Dios inmediatamente de manos del Padre. Quien lo
entregó a María para que el mundo lo recibiera por medio
de Ella.
Dios Hijo se hizo hombre para nuestra salvación, pero en
María y por María.
Dios Espíritu Santo formó a Jesucristo en María pero
después de pedir su consentimiento por medio de uno de
los primeros ministros de su corte.
2. En los misterios de la Redención
17. Dios Padre comunicó a María su fecundidad, en cuanto
una pura criatura era capaz de recibirla, para que pudiera
engendrar a su Hijo y a todos los miembros de su Cuerpo
Místico.
18. Dios Hijo descendió al seno virginal como nuevo Adán a
su paraíso terrestre, para complacerse y realizar allí
secretamente maravillas de gracia.
• Este Dios – Hombre encontró su libertad en dejarse
aprisionar en su seno;
• manifestó su gloria y la de su Padre en ocultar sus
resplandores a todas las criaturas de la tierra, para no
revelarlos sino a María;
• glorificó su propia independencia y majestad,
sometiéndose a esta Virgen amable en la concepción,
nacimiento, presentación en el templo, vida oculta de
treinta años, hasta la muerte a la que Ella debía asistir
para ofrecer con Ella un solo sacrificio y ser inmolado
por su consentimiento al Padre Eterno, como en otro
43
tiempo Isaac para la obediencia de Abraham a la
voluntad de Dios.
Ella le amamantó, alimentó, cuidó, educó y sacrificó por
nosotros.
¡Oh admirable e incomprensible dependencia de un
Dios! Para manifestarnos su aprecio y gloria infinita, el
Espíritu Santo no pudo pasarla en silencia en el
Evangelio, a pesar de habernos ocultado casi todas las
cosas admirables que la Sabiduría encarnada realizó
durante su vida oculta. Jesucristo dio mayor gloria a
Dios, su Padre, por su sumisión a María durante treinta
años que la que hubiera dado convirtiendo el mundo
entero con los milagros más portentosos. ¡Oh! ¡Cuán
altamente glorificamos a Dios, cuando para agradarle,
nos sometemos a María, a ejemplo de Jesucristo,
nuestro único modelo!
19. Si examinamos de cerca el resto de la vida de Jesucristo,
vemos que ha querido inaugurar sus milagros por medio
de María.
Mediante las palabras de María santificó a San Juan en
el seno de Santa Isabel, su Madre: habló María y Juan
quedó santificado. Este fue su primer y mayor milagro en
el orden la de la gracia. Ante la humilde plegaria de
María, convirtió el agua en vino en las bodas de Caná.
Era su primer milagro en el orden de la naturaleza.
Comenzó y continuó sus milagros por medio de María y
por medio de Ella los seguirá realizando hasta el fin de
los siglos.
20. Dios Espíritu Santo, que es estéril en Dios – es decir, no
produce otra persona divina en la Divinidad – se hizo
fecundo por María, su Esposa. Con Ella, en Ella y de Ella
produjo su obra maestra, que es un Dios hecho hombre,
44
 y produce todos los días hasta el fin de los tiempos a los
predestinados y miembros de esta Cabeza adorable.
Por ello, cuando más encuentra el Espíritu Santo a
María, su querida e indisoluble Esposa, en un alma,
tanto más poderoso y dinámico se muestra para
producir a Jesucristo a esa alma y a ésta en Jesucristo.
21. No quiero decir con esto que la Santísima Virgen dé al
Espíritu Santo la fecundidad, como si el no la tuviese, ya
que siendo El Dios, posee la fecundidad o capacidad de
producir tanto como el Padre y el Hijo, aunque no la pone
en ejercicio al no producir otra persona divina. Quiero
decir solamente que el Espíritu Santo, por intermedio de
la Santísima Virgen – de quien ha tenido a bien servirse,
aunque absolutamente no necesita de Ella – reduce al
acto su propia fecundidad, produciendo en Ella y por Ella
a Jesucristo y a sus miembros. ¡Misterio de la gracia
desconocido aún por los más sabios y espirituales entre
los cristianos!
Capítulo II
MARÍA EN EL MISTERIO DE LA IGLESIA
22. La forma en que procedieron las tres divinas personas
de la Santísima Trinidad en la Encarnación y primera
venida de Jesucristo, la prosiguen todos los días de
manera invisible en la santa Iglesia y la mantendrán
hasta el fin de los tiempos en la segunda venida del
Señor.
45
A. MISIÓN DE MARÍA EN EL PUEBLO DE DIOS
1. Colaboradora de Dios
23. Dios Padre creó un depósito de todas las aguas y lo llamó
mar. Creó un depósito de todas las gracias y lo llamó
María .
1
El Dios omnipotente posee un tesoro o almacén
riquísimo en el que ha guardado lo más hermoso,
refulgente, raro y precioso que posee, incluido su propio
Hijo. Este inmenso tesoro es María. A quienes los santos
2
llaman el tesoro del Señor , de cuya plenitud se
enriquece la humanidad.
24. Dios Hijo comunicó a su Madre cuando adquirió
mediante su vida y muerte, sus méritos infinitos y
virtudes admirables, y la constituyó tesorera de cuanto el
Padre le dio en herencia. Por medio de Ella aplica sus
méritos a sus miembros, les comunica sus virtudes y les
distribuye sus gracias. María constituye el canal
misterioso, el acueducto, por el cual hace pasa suave y
3
abundantemente sus misericordias .
25. Dios Espíritu Santo comunicó sus dones inefables a
María, su fiel Esposa, y la escogió por dispensadora de
cuanto posee. De manera que Ella distribuye a quien
quiere, cuanto quiere, como quiere y cuando quiere
todos sus dones y gracias4. Y no se concede a los
hombres ningún don celestial que no pase por sus manos
virginales. Porque tal es la voluntad de Dios que quiere
que lo recibamos todo por María. Y porque así será
1 Expresión de Pedro de Celles (+1183), PL 202, 714: En latín María + mares, María.
2 Ver VD 216.
3 Ver VD 142.
4 San Bernardino de Siena, Serm. de 12 Priv. 1, 3; ver SM 10 y VD 141.
46
 enriquecida, ensalzada y honrada por el Altísimo la que
durante su vida se empobreció, humilló y ocultó hasta el
fondo de la nada por su humildad. Estos son los
sentimientos de la Iglesia y de los Santos Padres5.
26. Si yo hablara a ciertos sabios de hoy, probaría cuanto
afirmo sencillamente, con textos de la Sagrada Escritura
y de los Santos Padres – citando para ello sus pasajes
latinos – y con otras sólidas razones, que se pueden ver
largamente expuestas por el R.P. Poiré en su Triple
6
Corono de la Santísima Virgen .
Pero estoy hablando de modo especial a los humildes y
sencillos. Que son personas de buena voluntad, tienen
una fe más robusta que la generalidad de los sabios y
creen con mayor sencillez y mérito. Por ello, me contento
con declararles llanamente la verdad, sin detenerme a
citarles los pasajes latinos, que no entienden. Aunque no
renuncio a citar algunos, pero sin esforzarme por
buscarlos. Prosigamos.
2. Influjo maternal de María
27.La gracia perfecciona a la naturaleza y la gloria a la
gracia. Es cierto, por tanto, que el Señor es todavía en el
cielo Hijo de María como lo fue en la tierra y por
consiguiente, conserva para Ella la sumisión y
obediencia del mejor de todos los hijos para con la mejor
de todas las madres. No veamos, sin embargo, en esta
dependencia ningún desdoro o imperfección en
Jesucristo. María es infinitamente inferior a su Hijo, que
es Dios. Y por ello, no le manda como una madre a su hijo
5 Ver VD 141 y Pío XII, “Mediator del” (20 Nov. / 47).
6 Francisco Poiré, S.J. (1584 – 1637).
47
de la tierra, el cual es inferior a ella. María, totalmente
transformada en Dios por la gracia, que transforma en Él
a todos los santos, no le pide, quiere ni hace nada que
sea contrario a la eterna e inmutable voluntad de Dios7.
Por tanto, cuando leemos en San Bernardo, San
Buenaventura, San Bernardino y otros que en el cielo y la
tierra, todo – inclusive el mismo Dios – está sometido a la
Santísima Virgen, quiere decir que la autoridad que Dios
le confirió es tan grande que parece como si tuviera el
mismo poder de Dios y que sus plegarias y súplicas son
tan poderosas ante Dios que valen como mandatos ante
la divina Majestad. La cual no desoye jamás las súplicas
de su querida Madre porque son siempre humildes y
conformes con la voluntad divina.
Si Moisés contuvo con la fuerza de su plegaria la cólera
divina contra los israelitas, en forma tan eficaz que el
Señor altísimo e infinitamente misericordioso, no
pudiendo resistirle, le pidió que le dejase encolerizarse y
castigar a ese pueblo rebelde8, ¿qué habrá que pensar –
con mayor razón – de los ruegos de la humilde María, la
digna Madre de Dios, que son más poderosos delante del
Señor que las súplicas e intercesión de todos los ángeles
y santos del cielo y de la tierra?
28.María impera en el cielo sobre los ángeles y
bienaventurados. En recompensa a su profunda
humildad, Dios le ha dado el poder y la misión de llenar de
santos los tronos vacíos, de donde por orgullo cayeron
los ángeles apóstatas. Tal es la voluntad del Altísimo que
exalta siempre a los humildes9: que el cielo, la tierra y el
7 Ver S. Mag 7.
8 Ex 32, 10.
9 Lc 1, 52.
48
 abismo se sometan, de grado o por fuerza, a las órdenes a María. Que si la tuvieran por tal, la amarían y honrarían,
de la humilde María, a quien ha constituido Soberana del como el buen hijo ama y honra naturalmente a la madre que
cielo y de la tierra10, generala de sus ejércitos, tesorera de le dio la vida.
sus riquezas, dispensadora del género humano, La señal más infalible y segura para distinguir a un hereje, a
mediadora de los hombres, exterminadora de los un hombre de perversa conducta, a un réprobo de un
enemigos de Dios y fiel compañera de sus grandezas y predestinado, es que el hereje y el réprobo sólo tienen
de sus triunfos. desprecio o indiferencia para con la Santísima Virgen, cuyo
culto y amor procuran disminuir con sus palabras y ejemplos,
3. Señales de fe auténtica abierta y ocultamente y, a veces, con pretextos
14
aparentemente válidos .
29. Dios Padre quiere tomarse hijos por medio de María ¡Ay! Dios Padre no ha dicho a María que establezca en ellos
hasta la consumación de los tiempos y le dice: Pon tu su morada porque son los Esaús.
11
tienda en Jacob , es decir, fija tu morada y residencia en
mis hijos y predestinados, simbolizados por Jacob, y no 4. María, Madre de la Iglesia
en los hijos del demonio – los réprobos – simbolizados
por Esaú. 31. Dios Hijo quiere formarse por medio de María y, por
30. Así como en la generación natural y corporal concurren decirlo así, encarnarse todos los días en los miembros
el padre y la madre, también en la generación de su Cuerpo Místico y le dice: Entra en la heredad de
15
sobrenatural y espiritual hay un Padre que es Dios y una Israel . O en otras palabras: Dios, Mi Padre, me ha dado
Madre que es María. en herencia todas las naciones de la tierra, todos los
Todos los verdaderos hijos de Dios y predestinados tienen a hombres buenos y malos, predestinados y réprobos.
Dios por Padre y a María por Madre. Y quien no tenga a Regiré a los primeros con cetro de oro, a los segundos,
12
María por Madre, tampoco puede tener a Dios por Padre . con vara de hierro; de los primeros seré padre y
Por esto los réprobos – tales como los herejes, los abogado, de los segundos justo vengador: de todos seré
cismáticos, etc13. que odian o miran con desprecio o juez. Pero tú querida Madre mía, tendrás por heredad y
indiferencia a la Santísima Virgen, no tienen a Dios por posesión solamente a los predestinados, simbolizados
Padre, aunque se jacten de ello, porque no tienen por Madre en Israel: como buena madre suya, tú los darás a luz, los
alimentarás y harás crecer y, como soberana suya, los
guiarás, gobernarás y defenderás.
10 “La Virgen Inmaculada... terminado el curso de la vida terrena, en cuerpo y alma fue asunta a la gloria celestial y enaltecida por el 32. “Uno por uno, todos han nacido en ella”16, dice el Espíritu
Señor como Reina del Universo. Para que se asemejara más plenamente a su Hijo, Señor de los que dominan y vencedor del
pecado y de la muerte” (LLG 59).
11 Eclo 24, 13.
12 Ver Rom. 8, 28-30. 14 Ver VD 63-65, 94-95.
13 No condena el P. de Montfort a los cristianos de otras confesiones que, de buena fe, no practican ninguna devoción a 15 Eclo 24, 13.
María por desconocer su oficio en la obra de la salvación. 16 Ver Sal 86, 6 y VD 264.

49 50
 Santo. Según la explicación de algunos Padres, el Todos los días doy a luz a los hijos de Dios, hasta que se
19
primer hombre nacido de María es el Hombre – Dios, asemejen en madurez perfecta a Jesucristo, mi Hijo .
Jesucristo; el segundo es un hombre – hombre, hijo de San Agustín20, excediéndose a sí mismo y a cuanto acabo de
Dios y de María por adopción. decir, afirma que todos los predestinados – para asemejarse
Ahora bien, si Jesucristo, Cabeza de la humanidad, ha 21
realmente al Hijo de Dios - están ocultos, mientras viven en
nacido de Ella, los predestinados que son los miembros este mundo, en el seno de la Santísima Virgen, donde esta
de esta Cabeza, deben también, por ineludible Madre bondadosa los protege, alimenta, mantiene y hace
consecuencia, nacer de Ella17. Ninguna madre da a luz la crecer, hasta que los da a luz para la gloria después de la
cabeza sin los miembros ni los miembros sin cabeza: de muerte, que es, a decir verdad, el día de su nacimiento,
lo contrario, aquello sería un monstruo de la naturaleza. como llama la Iglesia a la muerte de los justos.
Del mismo modo, en el orden de la gracia, la Cabeza y ¡Oh misterio de gracia, desconocido de los réprobos y poco
los miembros nacen en la misma Madre. Y si un conocido de los predestinados!
miembro del Cuerpo Místico, es decir, un predestinado,
nace de una madre que no sea María – la que engendró 5. María, figura de la Iglesia
a la Cabeza – no será un predestinado ni miembro de
Jesucristo, sino un monstruo en el orden de la gracia. 34. Dios Espíritu Santo quiere formarse elegidos en Ella y
33. Más aún, Jesucristo es hoy, como siempre, fruto de 22
por Ella y le dice: “En el pueblo glorioso echa raíces” .
María. El cielo y la tierra se lo repiten millares de veces Echa, querida Esposa mía, las raíces de todas tus
cada día: “Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”. Es virtudes en mis elegidos, para que crezcan de virtud en
indudable, por tanto, que Jesucristo es tan virtud y de gracia en gracia. Me complací tanto en ti,
verdaderamente fruto y obra de María para cada hombre mientras vivías sobre la tierra practicando las más
en particular que lo posee, como para todo el mundo en sublimes virtudes, que aún ahora deseo hallarte en la
general. De modo que si algún fiel tiene a Jesucristo tierra, sin que dejes de estar en el cielo. Reprodúcete,
formado en su corazón, puede decir con osadía: para ello, en mis elegidos. Tenga yo el placer de ver en
“¡Gracias mil a María! ¡Lo que poseo es obra y fruto suyo ellos las raíces de tu fe invencible, de tu humildad
y sin Ella no lo tendría!”. Y se pueden aplicar a María con profunda, de tu mortificación universal, de tu oración
mayor razón de la que tenía San Pablo para aplicárselas sublime, de tu caridad ardiente, de tu esperanza firme y
a sí mismo, estas palabras: “¡Hijitos míos, de nuevo de todas tus virtudes. Tú eres, como siempre, mi Esposa
sufro los dolores del alumbramiento hasta que Cristo se
18
forme en ustedes!”.
19 Ef. 4, 13.
17 “Más aún, es verdadera Madre de los miembros de Cristo por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los 20 San Agustín, PL, 40, 399 y 659-660.
fieles, que “son miembros de aquella Cabeza”...” (LG 53; ver LG 61). 21 Rom. 8, 29.
18 Gal. 4, 19; ver VD 56. 22 Eclo 24, 13.

51 52
 fiel, pura y fecunda. Que tu fe me brinde almas fieles; tu B. CONSECUENCIAS
pureza me dé vírgenes y tu fecundidad, elegidos y
templos .
23
1. María es Reina de los corazones
35. Cuando María ha echado raíces en un alma, realiza allí
las maravillas de la gracia que sólo Ella puede ejecutar, 37. De lo que acabo de decir se sigue con toda evidencia:
porque Ella sola es la virgen fecunda, que no tuvo ni En primer lugar, que María ha recibido de Dios un gran
tendrá jamás semejante en pureza y fecundidad. dominio sobre las almas de los elegidos.
María ha colaborado con el Espíritu Santo en la obra más En efecto, no podría fijar en ellos su morada como el
grandiosa de los siglos, es decir, la Encarnación del Padre le ha ordenado, ni formarlos, alimentarlos, darlos a
Verbo de Dios. En consecuencia, Ella realizará también luz para la eternidad – como Madre suya –, poseerlos
los mayores portentos de los últimos tiempos: la como propiedad personal, formarlos en Jesucristo y a
formación y educación de los grandes santos, que Jesucristo en ellos, echar en sus corazones las raíces de
vivirán hacia el fin del mundo, están reservadas a Ella24, sus virtudes y ser la compañera indisoluble del Espíritu
porque sólo esta Virgen singular y milagrosa puede Santo para todas las obras de la gracia... No puede,
realizar, en unión del Espíritu Santo, las cosas repito, realizar todo esto, sino tiene autoridad ni dominio
excepcionales y extraordinarias. sobre sus almas por gracia singular del Altísimo, que,
36. Cuando el Espíritu Santo, su Esposo, la encuentra en un habiéndole dado poder sobre su Hijo único y personal, se
alma, vuela y entra en esa alma en plenitud y se lo ha comunicado también sobre sus hijos adoptivos, no
comunica a ella tanto más abundantemente cuanto más sólo en cuanto a cuerpo – lo que sería poca cosa – sino
sitio hace el alma a su Esposa. también en cuanto al alma25.
Una de las razones principales de que el Espíritu Santo 38. María es la Reina del cielo y de la tierra, por gracia, como
no realice maravillas portentosas en las almas es que no Cristo es su Rey por naturaleza y por conquista. Ahora
encuentra en ellas una unión suficientemente estrecha bien, así como el reino de Jesucristo consiste
con su fiel e indisoluble Esposa. principalmente en el corazón o interior del hombre,
Digo “fiel e indisoluble Esposa”, porque desde que este según estas palabras: “El reino de Dios está en medio de
26
Amor sustancial del Padre y del Hijo, se desposó con ustedes” , del mismo modo el Reino de la Virgen María
María para producir a Jesucristo – Cabeza de los está principalmente en el interior del hombre, es decir, en
elegidos – y a Jesucristo en ellos, jamás la ha repudiado, su alma. Ella es glorificada sobre todo en las almas
porque Ella se ha mantenido siempre fiel y fecunda. juntamente con su Hijo más que en todas las criaturas

23 El Papa Pablo VI (S. Mag. 8) afirma que María es Madre y Maestra de la Iglesia por el esplendor de sus virtudes. 25 “La Santísima Virgen... participa... también del influjo por el cual su Hijo y Redentor nuestro, decimos con razón, que reina en la
24 Ver VD 47-49. mente y voluntad de los hombres” (Pío XII. Ad coeli Reginam).
26 Lc 17, 21.

53 54
 visibles, de modo que podemos llamarla con todos los
Santos: Reina de los corazones.
2. María es necesaria a los hombres
a. Para la salvación
39. Segunda conclusión. Dado que la Santísima Virgen fue
necesaria a Dios, con necesidad llamada hipotética, es
decir, proveniente de la voluntad divina, debemos
concluir que es mucho más necesaria a los hombres
para alcanzar su salvación. La devoción a la Santísima
Virgen no debe, pues, confundirse con las devociones a
los demás santos, como si no fuese más necesaria que
ellas y sólo de supererogación.
40. El docto y piadoso Suárez, S.J., el sabio y devoto Justo
Lipsio, doctor de Lovaina, y muchos otros han
demostrado con pruebas irrefutables formadas de los
Padres, como San Agustín, San Efrén – diácono de
Edesa –, San Cirilo de Jerusalén, San Germán de
Constantinopla, San Juan Damasceno, San Anselmo,
San Bernardo, San Bernardino, Santo Tomás, San
Buenaventura, que la devoción a la Santísima Virgen es
necesaria para la salvación y que, así como es señal
infalible de reprobación – según lo han reconocido el
mismo Ecolampadio y otros herejes – el no tener estima
y amor a la Santísima Virgen, del mismo modo es signo
infalible de predestinación el entregarse a Ella y serle
entera y verdaderamente devoto27.
41. Las palabras y figuras del Antiguo28 y del Nuevo
27 Ver LG 68 y MC 56.
28 Ver LG 55.
55
Testamento lo demuestran. El sentir y ejemplo de los
santos lo confirman. El demonio mismo y sus secuaces,
impelidos por la fuerza de la verdad, se han visto
obligados a confesarlo muchas veces, a pesar suyo.
De todos los pasajes de los Santos Padres y Doctores –
de los cuales ha elaborado una extensa colección para
probar esta verdad29 presento sólo uno para no ser
prolijo: “Ser devoto suyo, oh María, - dice San Juan
Damasceno – es un arma de salvación que Dios ofrece a
30
los que quiere salvar .
42. Podría referir aquí varias historias que comprueben esto.
Entre otras:
31
1. La que se cuenta en las crónicas de San Francisco :
cuando vio en éxtasis una larga escalera que llegaba
hasta el cielo y en cuya cima estaba la Santísima Virgen.
Se le indicó que para llegar al cielo era necesario subir
por dicha escalera.
2. La que se refiere en las crónicas de Santo Domingo. Cerca
de Carcasona, donde el Santo predicaba el Rosario,
quince mil demonios que se habían apoderado de un
desgraciado hereje, se vieron forzados a confesar – con
gran confusión suya y por mandato de la Santísima
Virgen, muchas, importantes y consoladoras verdades
referentes a la devoción a María, con tal fuerza y claridad
que, por poco devoto que seas de la Santísima Virgen,
no podrás leer esta auténtica historia y el panegírico que
el demonio hizo – a pesar suyo – de esta devoción, sin
derramar lágrimas de alegría.
29 Ver VD 40.
30 Ver VD 182.
31 Florecillas C, 10.
56
b. Para una perfección particular
43. Si honrar a María Santísima es necesario a todos los
hombres para alcanzar la salvación, lo es mucho más a
los que son llamados a una perfección excepcional.
Creo personalmente que nadie puede llegar a una
íntima unión con el Señor y a una fidelidad perfecta al
Espíritu Santo, sin una unión muy estrecha con la
Santísima Virgen y una verdadera dependencia de su
socorro.
32
44. Sólo María halló gracia delante de Dios , sin auxilio de
ninguna criatura. Sólo por Ella han hallado gracia ante
Dios cuantos después de Ella la han alcanzado y sólo
por Ella la encontrarán cuantos la hallarán en el futuro.
Ya estaba llena de gracia cuando la saludó el arcángel
San Gabriel.
María quedó sobreabundantemente llena de gracia,
cuando el Espíritu Santo la cubrió con su sombra
inefable. Y siguió creciendo de día en día y de momento
en momento en esta doble plenitud de tal manera que
llegó a un grado inmenso e incomprensible de gracia.
Por ello, el Altísimo la ha constituido tesorera única de
sus riquezas y única dispensadora de sus gracias para
que embellezca, levante y enriquezca a quien Ella
quiera; haga transitar por la estrecha senda del cielo a
quien Ella quiere; introduzca, a pesar de todos los
obstáculos, por la angosta senda de la vida a quien Ella
quiera y dé el trono, el cetro y la corona regia a quien Ella
quiera.
Jesús es siempre y en todas partes el fruto y el Hijo de
32 Lc 1, 30.
57
María. Y María, es en todas partes el verdadero árbol
que lleva el fruto de vida y verdadera Madre que lo
33
produce .
45. Sólo a María ha entregado Dios las llaves que dan
entrada a las bodegas del amor divino34 y el poder de
permitir que otros entren por los caminos más sublimes
y secretos de la perfección.
Sólo María permite la entrada en el paraíso terrestre a
los pobres hijos de la Eva infiel para pasearse allí
35
agradablemente con Dios , ocultarse de los enemigos
con seguridad, alimentarse deliciosamente – sin temer
ya a la muerte – del fruto de los árboles de la vida y de la
ciencia del bien y del mal, y beber a boca llena las aguas
celestiales de la hermosa fuente que allí mana en
abundancia. Mejor dicho, siendo Ella misma este
paraíso terrestre o esta tierra virgen y bendita de la que
fueron arrojados Adán y Eva pecadores, permite entrar
solamente a aquellos a quienes le place para hacerlos
36
llegar a la Santidad .
46. De siglo en siglo, pero de modo especial hacía el fin del
mundo todos los “ricos del pueblo suplicarán su
rostro”37. San Bernardo comenta estas palabras del
Espíritu Santo en la forma siguiente: los mayores
santos, las personas más ricas en gracia y virtud son los
más asiduos en rogar a la Santísima Virgen y
contemplarla siempre como el modelo perfecto a imitar
38
y la ayuda eficaz que les debe socorrer .
47. He dicho que esto acontecerá especialmente hacia el fin
33 Ver SM 70.
34 Ct 1, 3 Ver San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, estr. 26.
35 Ver Gn 3, 8.
36 Ver VD 261.
37 Sal 44, 14.
38 San Bernardo, Serm 4 Antif. Salve Regina PL 184, 1073.
58
 del mundo – y muy pronto – porque el Altísimo y su “... Y sepan que Dios domina a Jacob,
Santísima Madre han de formar grandes santos que hasta los confines de la tierra.
superarán en santidad a la mayoría de los otros santos Regresan a la tarde,
cuanto los cedros del Líbano exceden a los arbustos. Así aúllan como perros,
fue revelado a un alma santa, cuya vida escribió de rondan por la ciudad
39 40
Renty . en busca de comida...”
48. Estos grandes santos, llenos de gracia y dinamismo, Esta ciudad a la que acudirán los hombres al fin del mundo
serán escogidos por Dios para oponerse a sus para convertirse y saciar su hambre de justicia es la
enemigos, que gramarán por todas partes. Tendrán una Santísima Virgen a quien el Espíritu Santo llama “morada y
41
excepcional devoción a la Santísima Virgen, quien les ciudadela de Dios” .
esclarecerá con su luz, les alimentará con su leche, les
sostendrá con su brazo y les protegerá con su socorro,
de suerte que combatirán con una mano y construirán
con la otra. Con una mano combatirán, derribarán,
aplastarán a los herejes con sus herejías, a los
cismáticos con sus divisiones, a los idólatras con sus
idolatrías y a los pecadores con sus impiedades. Con la
otra edificarán el templo del verdadero Salomón y la
mística ciudad de Dios, es decir, la Santísima Virgen,
llamada precisamente por los Padres “Templo de
Salomón y Ciudad de Dios”.
Con sus palabras y ejemplos atraerán a todos a la verdadera
devoción a María. Esto les granjeará muchos enemigos,
pero también muchas victorias y gloria para Dios solo. Así lo
reveló Dios a San Vicente Ferrer, gran apóstol de su siglo,
como lo consignó claramente en uno de sus escritos.
Es lo que parece haber predicho el Espíritu Santo con las
palabras del salmista:

39 De Renty (1611 – 1649), que escribió la vida de María de los Valles (1590 – 1656), dirigida espiritualmente por San Juan Eudes.
En la página 185 hallamos esta expresión: “en los últimos tiempos habrá mártires... santos que superarán a los actuales como los 40 Sal 58, 14-16.
cedros del Líbano a los arbustos”. Pero no se habla del oficio especial de María al final de los tiempos. 41 Sal 86, 3.

59 60
 Capítulo III
MARÍA EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS DE LA IGLESIA
1. María y los últimos tiempos
49. La salvación del mundo comenzó por medio de María y
por medio de Ella debe alcanzar su plenitud. María no se
manifestó casi en la primera venida de Jesucristo, a fin
de que los hombres poco instruidos e iluminados aún
acerca de la persona de su Hijo, no se alejarán de la
verdad aficionándose demasiado fuerte e
imperfectamente a la Madre, - como habría ocurrido con
seguridad, si Ella hubiera sido conocida – a causa de los
admirables encantos que el Altísimo le había concedido
aún en su exterior. Tan cierto es esto que San Dionisio
Areopagita escribe que cuando la vio, la hubiera tomado
por una divinidad a causa de sus secretos encantos e
incomparable belleza, si la fe – en la que se hallaba bien
cimentado – no le hubiera enseñado lo contrario.
Pero, en la segunda venida de Jesucristo, María tiene
que ser conocida y puesta en evidencia por el Espíritu
Santo, a fin de que por Ella Jesucristo sea conocido,
amado y servido. Pues ya no valen los motivos que
movieron al Espíritu Santo a ocultar a su Esposa durante
su vida y manifestarla sólo parcialmente aún después de
la predicación del Evangelio.
50. Dios quiere, pues, revelar y manifestar a María, la obra
maestra de sus manos, en estos últimos tiempos1:
1°. Porque Ella se ocultó en este mundo y se colocó más
1 Ver LG 48-51.
61
baja que el polvo por su profunda humildad, habiendo
alcanzado de Dios y de los Apóstoles y Evangelistas que
no la dieran a conocer.
2°. Porque Ella es la obra maestra de las manos de Dios,
tanto en el orden de la gracia como en el de la gloria, y Él
quiere ser glorificado y alabado en la tierra por los
hombres.
3°. Porque Ella es la aurora que precede y anuncia al Sol de
Justicia, Jesucristo, y, por lo mismo, debe ser conocida y
manifestada, si queremos que Jesucristo lo sea.
4°. Porque Ella es el camino por donde vino Jesucristo a
nosotros la primera vez y lo será también cuando venga
la segunda, aunque de modo diferente.
5°. Porque Ella es el medio seguro y el camino directo e
inmaculado para ir a Jesucristo y hallarlo perfectamente.
Por Ella deben, pues, hallar a Jesucristo las personas
que deben resplandecer en santidad. Quien halla a
María, halla la vida2, es decir, a Jesucristo, que es el
3
Camino y la Verdad y la Vida . Ahora bien, no se puede
hallar a María, sino se le busca; ni buscarla, si no se le
conoce: pues no se busca ni desea lo que no se conoce.
Es, por tanto, necesario que María sea mejor conocida
que nunca, para mayor conocimiento y gloria de la
Santísima Trinidad.
6°. Porque María debe resplandecer más que nunca en los
últimos tiempos en misericordia, poder y gracia:
en misericordia para recoger y acoger amorosamente a
los pobres pecadores y a los extraviados que se
convertirán y volverán a la Iglesia católica;
2 Ver Prov 8, 35.
3 Ver Jn 14, 6.
62
 en poder contra los enemigos de Dios, los idólatras, los
cismáticos, mahometanos, judíos e impíos endurecidos
que se sublevarán terriblemente para seducir y hacer
caer, con promesas y amenazas, a cuantos se les
opongan;
en gracia, finalmente, para animar y sostener a los
valientes soldados y fieles servidores de Jesucristo, que
combatirán por los intereses del Señor.
7°. Por último, porque María debe ser terrible al diablo y a
sus secuaces “como un ejército en orden de batalla” ,
4
sobre todo en estos últimos tiempos. Porque el diablo
sabiendo que le queda poco tiempo5 - y menos que
nunca – para perder a las gentes, redoblará cada día sus
esfuerzos y ataques. De hecho, suscitará en breve
crueles persecuciones y tenderá terribles emboscadas a
los fieles servidores y verdaderos hijos de María, a
quienes les cuesta vencer mucho más que a los demás.
2. María y la lucha final
51. A estas últimas y crueles persecuciones de Satanás, que
aumentarán de día en día hasta que llegue el Anticristo,
debe referirse sobre todo aquella primera y célebre
predicción y maldición lanzada por Dios contra la
serpiente en el paraíso terrestre. Nos parece oportuno
explicarla aquí, para gloria de la Santísima Virgen,
salvación de sus hijos y confusión de los demonios.
“Pongo enemistad entre ti y la mujer,
entre tu linaje y el suyo:
4 Ct 6, 3; ver VD 210.
5 Apoc 12, 17.
63
él herirá tu cabeza
6
cuando tú hieras su talón” .
52. Dios ha hecho y preparado una sola e irreconciliable
enemistad, que durará y se intensificará hasta el fin. Y es
entre María, su digna Madre, y el diablo, entre los hijos y
servidores de la Santísima Virgen y los hijos y secuaces
de Lucifer. De suerte que el enemigo más terrible que
Dios ha suscitado contra Satanás es María, su Madre
santísima. Ya desde el paraíso terrenal – aunque María
estaba entonces sólo en la mente divina – le inspiró tanto
odio contra ese maldito enemigo de Dios, le concedió
tanta habilidad para descubrir la malicia de esa antigua
serpiente y tanta fuerza para vencer, abatir y aplastar
ese orgulloso impío, que el diablo le teme no sólo más
que a todos los ángeles y hombres, sino en cierta forma,
más que al mismo Dios. Y esto, no porque la ira, odio y
poder divinos no sean infinitamente mayores que los de
la Virgen, cuyas perfecciones son limitadas, sino:
a. Porque Satanás, es tan orgulloso, sufre infinitamente
más al verse vencido y castigado por una sencilla y
humilde esclava de Dios, y la humildad de la Virgen lo
humilla más que el poder de Dios.
b. Porque Dios ha concedido a María un poder tan grande
contra los demonios que –como a pesar suyo se han visto
muchas veces obligados a confesarlo por boca de los
posesos – tienen más miedo a un solo suspiro de María a
favor de una persona que a las oraciones de todos los
santos y una sola amenaza suya les atormenta más que
todos los demás suplicios.
6 Gn 3, 15. Este pasaje, llamado el “protoevangelio” deja entrever la victoria del hombre sobre los poderes satánicos, conforme al
proyecto salvador de Dios. Cristo, el nuevo Adán, y María, la nueva Eva, han logrado plenamente la victoria prometida... El dragón
prosigue ahora la lucha contra los demás hijos; los hijos “adoptivos” de la mujer... (Apoc 12, 17). Es de notar que el P. de Montfort
argumenta a partir del texto de la Vulgata.
64
53. Lo que Lucifer perdió por orgullo, lo ganó María con la cuando Satanás pondrá asechanzas a su calcañar, o sea a
humildad. Lo que Eva condenó y echó a perder con su sus humildes servidores y pobres hijos, que Ella suscitará
desobediencia, lo salvó María con la obediencia. Eva, al para hacerle la guerra. Serán pobres y pequeños a juicios
obedecer a la serpiente, se hizo causa de perdición para del mundo y humillados delante de todos, rebajados y
sí y para todos sus hijos, entregándolos a Satanás; oprimidos como el calcañar respecto de los demás
María, al permanecer fiel a Dios, se convirtió en causa miembros del cuerpo. Pero, en cambio, serán ricos en
de salvación para sí y para todos sus hijos y servidores, gracias y carismas, que María les distribuirá con
consagrándolos al Señor 7. abundancia, grandes y elevados en santidad delante de
54. Dios no creó solamente una enemistad, sino Dios, superiores a cualquier otra criatura por su celo
enemistades, y no sólo entre María y Lucifer, sino ardoroso y tan fuertemente apoyados en el auxilio divino
también entre la descendencia de la Virgen y la del que, con la humildad de su calcañar y unidos a María,
demonio. Es decir: Dios puso enemistades, antipatías y aplastarán la cabeza del demonio y harán triunfar a
odios secretos entre los verdaderos hijos y servidores de Jesucristo.
la Santísima Virgen y los hijos y esclavos del diablo: no
pueden amarse ni entenderse unos a otros. 3. María y los apóstoles de los últimos tiempos
8
Los hijos de Belial , los esclavos de Satanás, los amigos 55. Si, Dios quiere que su Madre Santísima, sea ahora más
de este mundo de pecado – todo viene a ser lo mismo – conocida, amada y honrada que nunca. Lo que
han perseguido, siempre y perseguirán más que nunca sucederá sin lugar a dudas, si los predestinados entran y
a partir de hoy a quienes pertenezcan a la Santísima penetran con la gracia y luz del Espíritu Santo en la
Virgen, como en otro tiempo Caín y Esaú – figura de los práctica interior y perfecta de la devoción que voy a
réprobos persiguieron a sus hermanos Abel y Jacob – manifestarles más adelante.
figura de los predestinados. Entonces verán, en cuanto lo permita la fe, a esta
Pero la humilde María triunfará siempre sobre aquel hermosa Estrella del mar y, guiados por Ella, llegarán a
orgulloso y con victoria tan completa que llegará a aplastarle puerto seguro, a pesar de las tempestades y de los
la cabeza, donde reside su orgullo. ¡María descubrirá piratas.
siempre su malicia de serpiente, manifestará sus tramas Entonces conocerán las grandezas de esta Soberana y
infernales, desvanecerá sus diabólicos planes y defenderá se consagrarán totalmente a su servicio como súbditos y
hasta el fin a sus servidores de aquellas garras mortíferas! esclavos de amor.
El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá, Entonces saborearán sus dulzuras y bondades maternales y
sin embargo, de modo particular en los últimos tiempos, la amarán tiernamente como sus hijos predilectos.
Entonces experimentarán las misericordias en que Ella
rebosa y la necesidad que tienen de su socorro, recurrirán en
7 Ver San Ireneo, Adversus Haereses III, 22, 4; PG 7, 959.
8 Ver Dt 13, 14 Belial, originariamente “sin utilidad” vino a convertirse más tarde en personificación de los poderes del mal.

65 66
todo a Ella, como a su querida Abogada y Mediadora ante 58. Serán los apóstoles auténticos de los últimos tiempos. A
Jesucristo. quienes el Señor de los ejércitos dará la palabra y la
Entonces sabrán que María es el medio más seguro, fácil, fuerza necesarias para realizar maravillas y ganar
corto y perfecto para llegar hasta Jesucristo y se gloriosos despojos sobre sus enemigos.
consagrarán a Ella en cuerpo y alma sin reserva alguna, Dormirán sin oro ni plata y – lo que más cuenta – sin
para pertenecer del mismo modo a Jesucristo. preocupaciones en medio de los demás sacerdotes,
14
56. Pero, ¿qué serán estos servidores, esclavos e hijos de eclesiásticos y clérigos . Tendrán, sin embargo, las alas
María? plateadas de la paloma, para volar con al pura intención
9
Serán fuego encendido , ministros del Señor, que de la gloria de Dios y de la salvación de las almas a
prenderán por todas partes el fuego del amor divino. donde los llame el Espíritu Santo. Y sólo dejarán en pos
Serán flechas agudas en la mano poderosa de María de sí en los lugares en donde prediquen el oro de la
15
para atravesar a sus enemigos: como saetas en manos caridad, que es el cumplimiento de toda ley .
10
de un valiente . 59. Por último, sabemos que serán verdaderos discípulos de
11
Serán hijos de Levi , bien purificados por el fuego de Jesucristo. Caminarán sobre las huellas de su pobreza,
grandes tribulaciones y muy unidos a Dios. humildad, desprecio de lo mundano y caridad
Llevarán en el corazón el fuego del amor, el incienso de evangélica y enseñarán la senda estrecha de Dios en la
la oración en el espíritu y en el cuerpo la mirra de la pura verdad, conforme al Evangelio y no a los códigos
mortificación. mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción
Serán en todas partes el buen olor de Jesucristo12 para de personas, sin dar oídos, ni escuchar, ni temer a
los pobres y sencillos; pero, para los grandes, los ricos y ningún mortal por poderoso que sea.
mundanos orgullosos serán olor de muerte .
13
Llevarán en la boca la espada de dos filos de la Palabra
57. Serán nubes tonantes y volantes en el espacio al menor de Dios 1 6 , sobre sus hombros el estandarte
soplo del Espíritu Santo. Sin apegarse a nada, ni ensangrentado de la cruz, en la mano derecha el
atemorizarse, ni inquietarse por nada, verterán la lluvia crucifijo, el Rosario en la izquierda, los sagrados
de las palabras de Dios y de la vida eterna, tronarán nombres de Jesús y de María en el corazón y en toda su
contra el pecado, descargarán golpes contra el demonio conducta la modestia y mortificación de Jesucristo.
y sus secuaces y con la espada de dos filos de la Palabra Tales serán los grandes hombres que vendrán y a
de Dios traspasarán a todos aquellos a quienes sean quienes María formará por orden del Altísimo para
enviados por parte del Altísimo 13b.
9 Sal 103, 4; Hb 1, 7.
10 Sal 126, 4.
11 La tribu de Leví era posesión especial del Señor; que, por otra parte, constituía su única herencia.
12 Ver 2 Cor 2, 15-16. 14 Sal 67, 14. Según la traducción de la Vulgata.
13 2 Cor 2, 15-16 15 Rom 13, 10.
13b
Ver Hb 4, 12. 16 Hb 4, 12; Ef 6, 17.

67 68
 extender su imperio sobre el de los impíos, idólatras y gracia, virtud y perfección. Sólo en Cristo hemos sido
6
mahometanos. Pero, ¿cuándo y cómo sucederá esto? beneficiados “Con toda clase de bendiciones espirituales” .
¡Sólo Dios lo sabe! A nosotros toca callar, orar, suspirar y Porque Él es
esperar: “Yo esperaba con ansia” .
17 el único Maestro que debe enseñarnos,
el único Señor de quien debemos depender,
la única Cabeza a la que debemos vivir unidos,
el único Modelo al que debemos asemejarnos,
Segunda Parte el único Médico que debe curarnos,
EL CULTO A MARÍA EN LA IGLESIA el único Pastor que debe apacentarnos,
Capítulo I el único Camino que debe conducirnos,
FUNDAMENTOS TEOLÓGICOS DEL CULTO A la única Verdad que debemos creer,
la única Vida que debe vivificarnos y
MARÍA el único Todo que en todo debe bastarnos.
60. Acabo de exponer brevemente que el culto a la Santísima
“No se ha dado a los hombres sobre la tierra otro Nombre por el
Virgen nos es necesario. Es preciso decir ahora en qué
cual podamos ser salvados”7 que el de Jesús.
consiste dicho culto. Lo haré, Dios mediante, después de
Dios no nos ha dado fundamento de salvación, perfección y gloria
clarificar algunas verdades fundamentales que iluminarán la
que Jesucristo. Todo edificio que no esté construido sobre esta
maravillosa y sólida devoción que quiero darte a conocer.
roca firme, se apoya en arena movediza y se derrumbará
infaliblemente tarde o temprano.
1. Jesucristo, fin último del culto a la Santísima Virgen
Quien no esté unido a Cristo como el sarmiento a la vid caerá, se
Primera Verdad
61. La meta final de toda devoción tiene que ser Jesucristo, secará y lo arrojarán al fuego 8. Si, en cambio, permanecemos en
1 Jesucristo y Jesucristo en nosotros, no pesa ya sobre nosotros
Salvador del mundo, verdadero Dios y verdadero hombre . De 9
lo contrario, tendríamos una devoción falsa y engañosa. condenación alguna : ni los ángeles del cielo, ni los hombres de la
tierra, ni los demonios del infierno, ni criatura alguna podrán
Jesucristo es el Alfa y la Omega2 , “el principio y el fin”3 de
hacernos daño, porque nadie podrá separarnos de la caridad de
todas las cosas. La meta de nuestro ministerio – escribe San
Pablo – “es que todos juntos nos encontremos en la misma Dios presente en Cristo Jesús10.
fe... con esto se logrará el hombre perfecto que, en la madurez Por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo lo podemos todo:
4 Tributar al Padre en unidad del Espíritu Santo todo honor y gloria,
de su desarrollo, es la plenitud de Cristo” .
hacernos perfectos y ser olor de vida eterna para nuestro prójimo.
Efectivamente, sólo en Cristo “permanece toda la plenitud de
5
Dios, en forma corporal” y todas las demás plenitudes de

17 Sal 39, 2.
1 La doctrina de Montfort, conforme con la fe de la Iglesia, es claramente cristocéntrica. Ver MC 25. 6 Ef 1, 3.
2 Apoc 1, 8. 7 Hech 4, 12.
3 Apoc 21, 6. 8 Ver Jn 15, 6.
4 Ef 4, 13. 9 Rom 8, 1.
5 Col 2, 9. 10 Rom 8, 39.

69 70
62. Por tanto, si establecemos la sólida devoción a la Santísima de los que ahora se tienen!
Virgen es sólo para establecer más perfectamente la de María se halla tan íntimamente unida a ti
Jesucristo y ofrecer un medio fácil y seguro para encontrar al que sería más fácil separar la luz del sol,
11
Señor . Si la devoción a la Santísima Virgen apartase de el calor del fuego,
Jesucristo, habría que rechazarla como ilusión diabólica. más aún, sería más fácil separar de ti
12
Pero – como ya he demostrado volveré a demostrarlo más a todos los ángeles y santos
13
adelante – sucede todo lo contrario. Esta devoción nos es que a la excelsa María:
necesaria para hallar perfectamente a Jesucristo, amarlo con porque Ella te ama más ardientemente
ternura y servirlo con fidelidad. y te glorifica con mayor perfección
63. Me dirijo a ti, por un momento, que todas las demás criaturas juntas.
amabilísimo Jesús mío, 64. ¿No será, pues, extraño y lamentable,
para quejarme amorosamente amable Maestro mío
ante tu divina Majestad, el ver la ignorancia y la oscuridad
de que la mayor parte de los cristianos, de todos los hombres respecto de tu
aún los más instruidos, Santísima Madre?
ignoren la estrechísima unión No hablo de tantos idólatras y paganos
que te liga a tu Madre Santísima. que, al no conocerte, tampoco la
Tú, Señor, estás siempre con María conocen a Ella.
y María está siempre contigo: No hablo de los herejes y cismáticos
de lo contrario Ella dejaría de ser lo que es. que, al ser separados de ti y de la Iglesia,
María está de tal manera no se preocupan de ser devotos de tu Madre.
transformada en ti por la gracia, Hablo si, de los católicos
que Ella ya no vive ni es nada: y aún de los más doctos entre los católicos:
Tú, Jesús mío, vives y reinas en María ellos hacen profesión de enseñar a
más perfectamente otros la verdad,
que en todos los ángeles y santos. pero no te conocen a ti ni a tu Madre,
¡Ah! Si se conociera la gloria y amor si no de manera especulativa,
que recibes en esta criatura admirable, árida, estéril e indiferente14.
¡se tendrían hacia ti y hacia Ella Estos caballeros hablan sólo rara vez
sentimientos muy diferentes de tu Santísima Madre y del culto que se
15
le debe tener .

11 “Esto contribuirá indudablemente a hacer más sólida la piedad hacia la Madre de Jesús y a que esa misma piedad sea
instrumento eficaz para llegar al “pleno conocimiento del Hijo de Dios, hasta alcanzar la medida de la plenitud de Cristo”...
redundará a favor del Hijo lo que es debido a la Madre: y así recae sobre el Rey el honor rendido como tributo a la Reina” (MC 25).
Ver LG 66. 14 Ver VD 13.
12 VD, 31-33.50. 15 Montfort se refiere a los jansenistas y a los “Avisos saludables” publicados en 1673 por A. Widenfeld y colocados
13 VD 75, 83-86.120.152-168. en el “Índice” en 1676 VD 93.

71 72
Tienen miedo, según dicen,
de que se deslice algún abuso
y se te injurie al honrarla demasiado.
Si ven u oyen a algún devoto de María
hablar a menudo
de la devoción hacia esta Madre amantísima,
con acento filial, eficaz y persuasivo,
como de un medio sólido y sin ilusiones,
de un camino corto y sin peligros,
de una senda inmaculada y sin imperfección
y de un secreto maravilloso
para encontrarte y amarte debidamente,
gritan enseguida contra él,
esgrimiendo mil argumentos falsos,
para probarle
que no hay que hablar tanto de la Virgen,
y que es preciso dedicarse a destruirlos,
que es mejor hablar de ti
en vez de llevar a las gentes
a la devoción a la Santísima Virgen
a quien ya aman lo suficiente.
Si alguna vez se les oye hablar
de la devoción a tu Santísima Madre,
no es, sin embargo, para defenderla
o inculcarla,
sino para destruir sus posibles abusos.
Mientras carecen de piedad y devoción
tierna para contigo,
porque no la tienen para con María.
Consideran el Rosario, el escapulario,
la corona (cinco misterios)
como devociones propias de mujercillas
e ignorantes,
de cosas que poco importan para la salvación.
De suerte que, si encuentran
73
a algún devoto de María que reza el Rosario
o practica alguna devoción en su honor,
procuran cambiarle el espíritu y el corazón
y le aconsejan que, en lugar del Rosario,
rece los siete salmos penitenciales
y le exhortan a la devoción a Jesucristo
en vez de la devoción a la Santísima Virgen.
¡Jesús mío amabilísimo!
¿Poseen éstos tu espíritu?
¿Te agrada su conducta?
¿Te agrada quien, por temor de desagradarte,
no se esfuerza por honrar a tu Madre?
¿Es la devoción a tu Santísima Madre
un obstáculo a la tuya?
¿Se arroga Ella para sí el honor que se
le tributa?
¿Es, por ventura, una extraña, que nada
tiene que ver contigo?
¿Quién le agrada a Ella, te desagrada a ti?
Consagrarse a Ella y amarla ¿es separarse
o alejarse de ti?
65. ¡Maestro mío amabilísimo!
Sin embargo, si cuanto acabo de decir fuera verdad,
la mayoría de los sabios – justo castigo de tu soberbia –
no se alejarían más de la devoción a tu Santísima Madre
ni mostrarían para con Ella
mayor indiferencia de la que ostentan
¡Guárdame, Señor!
¡Guárdame de sus sentimientos y de su conducta!
Permíteme participar en los sentimientos
de gratitud, estima, respeto y amor
que tienes para con tu Santísima Madre,
a fin de lograr amarte y glorificarte tanto
más perfectamente
cuanto más te imite y siga de cerca.
74
66. Y, como si no hubiera dicho hasta ahora
nada acerca de tu Santísima Madre:
concédeme la gracia de alabarla dignamente,
a pesar de todos sus enemigos
– que lo son tuyos –
y gritarles a voz en cuello a todos los santos:
“¡No espere alcanzar misericordia de Dios
quien ofenda a su bendita Madre!”
67. Para alcanzar tu misericordia
una verdadera devoción
hacia tu Santísima Madre
y difundir esta devoción por toda la tierra,
concédeme amarte ardientemente
y acepta para ello la súplica inflamada
que dirijo con San Agustín y tus verdaderos amigos:
“Tú eres, oh Cristo,
mi Padre santo, mi Dios misericordioso,
mi Rey poderoso, mi buen Pastor,
mi único Maestro, mi mejor Ayuda,
mi Amado hermosísimo, mi Pan vivo,
mi Sacerdote por la eternidad,
mi Guía hacia la Patria,
mi Luz verdadera, mi Dulzura santa,
mi Camino recto, mi Sabiduría preclara,
mi Humilde Simplicidad,
mi Concordia pacifica,
mi Protección total, mi rica Heredad,
mi Salvación eterna...
¡Cristo Jesús, Señor amabilísimo!
¿Por qué habré deseado durante la vida
algo fuera de ti, Jesús mío y Dios mío?
¿Dónde me hallaba cuando no pensaba en ti?
Anhelos todos de mi corazón,
Inflamados y desbordados desde ahora
hacia el Señor Jesucristo:
75
corred, que mucho os habéis retrasado,
apresuraos hacia la meta,
buscad a quien buscáis.
¡Oh Jesús! ¡Anatema quien no te ame!
¡Rebose de amargura quien no te quiera!
¡Dulce Jesús,
que todo buen corazón dispuesto a la alabanza,
te ame, se deleite de ti, se admire ante ti!
¡Dios de mi corazón!
¡Herencia mía, Cristo Jesús!
¡Desfallezca el latir de mi corazón!
Vive Señor, en mi;
Prenda en mi pecho la viva llama de tu amor,
acrézcase en incendio,
arda siempre en el altar de mi corazón,.
Queme mis entrañas,
Incendie lo íntimo de mi alma,
y que en el día de mi muerte
comparezca yo del todo perfecto en tu presencia. Amén .
16
He querido transcribir esta maravillosa plegaria de San Agustín,
para que recitándola todos los días17, pidas el amor de Jesucristo,
ese amor que estamos buscando por medio de la excelsa María.
2. Pertenecemos a Cristo y a María
Segunda verdad
68. De lo que Jesucristo es para nosotros debemos concluir con
el Apóstol18 que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos,
sino que somos totalmente del Señor, como miembros y
esclavos suyos, comprados con el precio infinito de su
sangre1 9.
16 Oración entresacada de diversas obras de San Agustín. Montfort la presenta en lengua latina.
17 Es el principio de la repetición de actos para lograr hábitos buenos en el que hoy siguen insistiendo autores como Og Mandino. El
Secreto más grande del Mundo, ed. Diana. México / 77.
18 1 Cor 6, 19-20.
19 1 Pe 1, 19.
76
 Efectivamente, antes del Bautismo pertenecíamos al Me explico:
demonio como esclavos suyos. El Bautismo nos ha 69. Hay en este mundo dos modos de pertenecer a otra persona
transformado en verdaderos esclavos de Jesucristo20, que no y depender de su autoridad: el simple servicio y la esclavitud.
debemos ya vivir ni morir sino a fin de fructificar para este Dios De donde proceden los apelativos de criado y esclavo.
21
Hombre , glorificarlo en nuestro cuerpo y hacerlo reinar en Por el servicio común, entre los cristianos uno se
nuestra alma, porque somos su conquista, su pueblo compromete a servir a otra persona durante algún tiempo y
adquirido y su propia herencia22. por un salario o retribución determinada.
Por la misma razón, El Espíritu Santo nos compara a: Por la esclavitud, en cambio, uno depende de otra persona
1°. Árboles plantados junto a la corriente de las aguas de la enteramente y por toda la vida y debe servir al amo sin
gracia, en el campo de la Iglesia, que deben dar fruto en pretender salario ni recompensa alguna, como si fuera uno
tiempo oportuno 23. de sus animales sobre los cuales tiene derecho de vida y
2°. Los sarmientos de una vid, cuya cepa es Cristo, y que deben muerte.
producir sabrosas uvas .
24 70. Hay tres clases de esclavitud: natural, forzosa y voluntaria.
3°. Un rebaño, cuyo pastor es Jesucristo y que debe Según el primer modo son esclavas de Dios todas las
multiplicarse y producir leche25 . criaturas: “Del Señor es la tierra y cuanto la llena30.
4°. Una tierra fértil, cuyo agricultor es Dios, y en la cual se Conforme al segundo, lo son los demonios y condenados.
multiplica la semilla y produce el 30, el 60, el ciento por Y según el tercero, los justos y los santos.
uno 26. La esclavitud voluntaria es la más perfecta y la más gloriosa
Por otra parte, Jesucristo maldijo a la higuera infructuosa27 y para Dios, que escruta el corazón, nos lo pide para sí y se
condenó al siervo inútil que no hizo fructificar su talento .
28 llama Dios del corazón31 o de la voluntad amorosa.
Todo esto nos demuestra que Jesucristo quiere recoger Efectivamente, por esta esclavitud, optas por Dios y su
algún fruto de nuestras pobres personas, a saber, nuestras servicio por encima de todo lo demás, aunque no estuvieras
buenas obras, porque éstas le pertenecen en exclusividad: obligado a ello por naturaleza.
32
“Hemos sido creados para las buenas obras en Cristo 71. Hay una diferencia total entre el criado y el esclavo :
29
Jesús” . Estas palabras del Espíritu Santo demuestran que 1°. El criado no entrega a su patrón todo lo que es, todo lo que
Jesucristo es el único principio y debe ser el único fin de posee ni todo lo que puede adquirir por sí mismo o por otro; el
nuestras buenas obras y que debemos servirle, no sólo esclavo se entrega totalmente a su amo, con todo lo que
como asalariados sino como esclavos de amor. posee y puede adquirir, sin excepción alguna.

20 Ver el Catecismo del Concilio de Trento, 1, 3 No. 12; “Nosotros que nos llamamos cristianos... nosotros más que ningún otro,
debemos entregarnos y consagrarnos como esclavos de amor al Redentor, Señor Nuestro”.
21 Rom 7, 4.
22 1 Pe 2, 9.
23 Sal 1, 3.
24 Jn 15, 5.
25 Jn 10, Iss.
26 Mt 13, 3,8. 30 Sal 23, 1.
27 Mt 21, 19. 31 Sal 72, 26.
28 Mt 25, 24-30. 32 Montfort constata un hecho histórico y se sirve de la realidad para aclarar, mediante el término esclavo, que nuestra
29 Ef 2, 10. pertenencia a Dios y nuestra dependencia de Él son absolutas.

77 78
2°. El criado exige retribución por los servicios que presta a su Para afirmar abiertamente que somos esclavos de
patrón; el esclavo, por el contrario, no puede exigir nada, por Jesucristo, el Catecismo del Concilio de Trento utiliza un
más asiduidad, habilidad y energía que gaste en el trabajo. término que no deja lugar a dudas llamándolos mancipia
3°. El criado puede abandonar a su patrón cuando quiera o al 36
Christi esclavos de Cristo .
menos, cuando expire el plazo del contrato; mientras que el 73. Afirmo que debemos pertenecer a Jesucristo y servirle no
esclavo no tiene derecho a abandonar a su amo cuando sólo como mercenarios, sino como esclavos de amor, que
quiera. por efecto de un inmenso amor se entregan y consagran a su
4°. El patrón no tiene sobre el criado derecho ninguno de vida o servicio en calidad de esclavos por el único honor de
muerte, del modo que si lo matase como a uno de sus pertenecerle.
animales de carga, cometería un homicidio; en cambio – Antes del Bautismo éramos esclavos del diablo. El Bautismo
conforme a la ley – el amo tiene sobre su esclavo derecho de 37
nos transformó en esclavos de Jesucristo . Es necesario,
vida y muerte, de modo que puede venderlo a quien quiera o pues, que los cristianos sean esclavos del diablo o de
darle muerte – perdóname la comparación – como haría con Jesucristo.
su propio caballo. 74. Lo que digo en términos absolutos de Jesucristo, lo digo
5°. Por último, el criado está al servicio del patrón sólo proporcionalmente de la Santísima Virgen. Habiéndola
temporalmente, el esclavo, lo está para siempre. escogido Jesucristo por compañera inseparable de su vida,
72. Nada hay entre los hombres que te haga pertenecer más a muerte, gloria y poder en el cielo y en la tierra, le otorgó
otra persona que la esclavitud. Nada hay tampoco entre los gratuitamente – respecto de su Majestad – todos los
cristianos que nos haga pertenecer más completamente a derechos y privilegios que Él posee por naturaleza.
Jesucristo y a su Santísima Madre que la esclavitud “Todo lo que conviene a Dios por naturaleza conviene a María
aceptada voluntariamente a ejemplo de Jesucristo, que por a gracia”38 - dicen los santos –.De suerte que, según ellos,
33
nuestro amor tomó forma de esclavo , y de la Santísima teniendo los dos el mismo querer y poder, tienen también los
Virgen, que se proclamó servidora y esclava del Señor34. El mismos súbditos, servidores y esclavos.
35
Apóstol se honra en llamarse servidor de Jesucristo . Los 75. Podemos, pues, - conforme al parecer de los santos y de
cristianos son llamados repetidas veces en la Sagrada muchos varones insignes – llamarnos y hacernos esclavos
Escritura servidores de Cristo. Palabra que – como nota de amor de la Santísima Virgen, a fin de serlo más
acertadamente un escritor insigne – equivalía antes a perfectamente de Jesucristo. La Virgen Santísima es el
esclavo, porque entonces no se conocían servidores como medio del cual debemos servirnos para ir a Él. Pues María no
los criados de ahora, dado que los señores sólo eran es como las demás criaturas, que, si nos apegamos a ellas,
servidos por esclavos o libertos. pueden separarnos de Dios en lugar de acercarnos a Él. La

33 Flp 2, 7. 36 Ver nota 1 y VD 129

34 Lc 1, 38. 46-48. 37 Rom 6, 22.
35 Rom 1, 1. Porque servir a Cristo es para el cristiano el medio para liberarse de lo imperfecto que hay en cada uno de 38 En efecto, “los misterios de la gracia que Dios ha realizado en María, no se miden según las leyes ordinarias, sino según
nosotros y para consagrarnos como el Señor al servicio de los hermanos. Ver 1 Cor 7, 22 y 2 Tim 2, 24. la omnipotencia divina...” (Pío XII, Munificntusmus Deus, 1° Nov/50).

79 80
 inclinación más fuerte de María es la de unirnos a Todo esto se realiza de modo perfecto con la devoción de la cual
Jesucristo39, su Hijo; y la más viva inclinación del Hijo es que te voy a hablar.
vayamos a Él por medio de su Santísima Madre. Obrar así es
honrarlo y agradecerle, como sería honrar y agradar a un rey 3. Debemos revestirnos del hombre nuevo Jesucristo
el hacerse esclavos de la reina para ser mejores súbditos y Tercera verdad
esclavos del soberano. Por esto, los santos Padres – y entre 78. Nuestras mejores acciones quedan de ordinario manchadas e
ellos San Buenaventura dicen que la Santísima Virgen es el infectadas a causa de las malas inclinaciones que hay en
camino para llegar al Señor 40. nosotros.
76. Más aún, si – como he dicho – la Santísima Virgen es la Reina Cuando se echa agua en una vasija que huela mal o vino en
y Soberana del cielo y de la tierra, ¿por qué no ha de tener una garrafa maleada por otro vino, el agua clara y el buen vino
tantos súbditos y esclavos como criaturas hay? 41. Y, ¿no será se echan a perder y toman fácilmente el mal olor.
razonable que, entre tantos esclavos forzados, los haya Del mismo modo, cuando Dios vierte en nuestra alma,
también de amor, que escojan libremente a María como a su infectada por el pecado original y actual, sus gracias y rocíos
Soberana? Pues ¡qué! Han de tener los hombres y los celestiales o el vino delicioso de su amor, sus bienes se
demonios sus esclavos voluntarios y ¿no los ha de tener deterioran y echan a perder casi siempre, a causa de la
María? Y ¡qué! Un rey se siente honrado de que la reina, su levadura de malas inclinaciones que el pecado ha dejado en
consorte, tenga esclavos sobre los cuales pueda ejercer nosotros. Y nuestras acciones, aún las inspiradas por las
43
derechos de vida y muerte – en efecto, el honor y poder del virtudes más sublimes, se resientes de ello .
uno son el honor y poder de la otra – y el Señor, como el mejor Es, por tanto, de suma importancia para alcanzar la
44
de los hijos, ¿no se sentirá feliz de que María su Madre perfección que sólo se logra por la unión con Jesucristo -
Santísima, con quien ha compartido todo su poder, tenga liberarnos de lo malo que hay en nosotros. De lo contrario, el
también sus esclavos? ¿Tendrá Él menos respeto y amor Señor, que es infinitamente santo y detesta hasta la menor
para con su Madre, que Asuero para con Esther y Salomón mancha en el alma, nos rechazará de su presencia y no se
42
para con Betsabé? . ¿Quién osaría decirlo o siquiera unirá a nosotros.
pensarlo? 79. Para liberarnos de nosotros mismos45 .
77. Pero, ¿a dónde me lleva mi pluma? ¿Por qué detenerme a 1°. Conocer bien, con la luz del Espíritu Santo, nuestras malas
probar lo que es evidente? Si alguno no quiere que nos inclinaciones, nuestra incapacidad para todo bien
llamemos esclavos de la Santísima Virgen, ¿qué importa? concerniente a la salvación, nuestra debilidad en todo,
¡Hacerte y llamarte esclavo de Jesucristo es hacerte y nuestra continua inconstancia, nuestra indignidad para toda
proclamarte esclavo de la Santísima Virgen! Porque gracia y nuestra iniquidad en todo lugar.
Jesucristo es el fruto y gloria de María.

43 Es necesario liberarse de sí mismo, de lo malo que hay en nosotros a causa del egoísmo e insensible y desordenado afecto a las
39 Ver VD 164. criaturas que echa a perder el fruto espiritual de las mejores acciones; ver VD 146, 173, 312, 228 y AC 47. Montfort no pone en duda
40 Psa. Majus Sal 117 la eficiencia de la gracia y dones de Dios ni afirma que nuestras acciones los echan a perder necesariamente.
41 Ver la idea en San Anselmo. Or. 46, PL 158, 943-944; San Bernardo, Hom. 1, Super Missus est, 7 PL 183, 60; San 44 VD 120.
Bernardino Serm. 5 de Nativ. B.M.V. c, 5 y en la corona B.MV. atribuida en otro tiempo a San Buenaventura. 45 Ver Mt 16, 24. Se trata de seguir a Cristo nuestro modelo Supremo en el anonadamiento oKenosis que le llevó en
42 Est 5, 2-8 y 1 Re 2, 19. obediencia al Padre a tomar forma de esclavo (Flp 2, 7).

81 82
El pecado de nuestro primer padre nos perjudicó a todos, casi que no prescribe nada sin motivo – no nos pide el odio a
totalmente, nos dejó agriados, engreídos e infectados, como la nosotros mismos, sino porque somos extremadamente
levadura agria, levanta e infecta toda la masa que se le pone. dignos de odio: nada tan digno de amor como Dios, nada tan
Nuestros pecados actuales, mortales o veniales aunque estén ya digno de odio como nosotros mismos.
perdonados, han acrecentado la concupiscencia, debilidad, 81. 2°. Morir todos los días a nuestro egoísmo es decir, renunciar
inconstancia y corrupción naturales y dejado en nosotros huellas a las operaciones de las potencias del alma y de los sentidos:
de maldad. ver como si no viéramos, oír como si no oyéramos, servimos
Nuestros cuerpos se hallan tan corrompidos que el Espíritu Santo de las cosas de este mundo como si no nos sirviéramos de
los llama cuerpos de pecado46, concebidos en pecado47, ellas52. Es lo que San Pablo llama “morir cada día”53. “Si el
alimentados en el pecado y capaces de todo pecado. Cuerpos grano de trigo cae en tierra y no muere, queda infecundo”54.
sujetos a mil enfermedades, que de día en día se corrompen y no Si no morimos a nosotros mismos y si nuestras devociones no
engendran sino corrupción. nos llevan a esta muerte necesaria y fecunda, no
Nuestra alma, unida al cuerpo, se ha hecho tan carnal que la produciremos fruto que valga la pena y nuestras devociones
48
Biblia la llama carne . Tenemos por herencia el orgullo y la serán inútiles; todas nuestras obras de virtud quedarán
ceguera en la inteligencia, el endurecimiento en el corazón, la manchadas por el egoísmo y la voluntad propia; Dios
debilidad y la inconstancia en el alma, la concupiscencia, las rechazará los mayores sacrificios y las mejores acciones que
pasiones rebeldes y las enfermedades en el cuerpo. ejecutemos; a la hora de la muerte nos encontraremos con las
Somos, por naturaleza, más soberbios que los pavos reales, más manos vacías de virtudes y méritos y no tendremos ni una
apegados a la tierra que los sapos, más viles que los cabros, más chispa de ese amor puro que sólo se comunica a quienes han
envidiosos que las serpientes, más glotones que los cerdos, más muerto a sí mismos y cuya vida está escondida con Cristo en
coléricos que los tigres, más perezosos que las tortugas, más Dios55.
débiles que las cañas y más inconstantes que las veletas. 82. 3°. Escoger entre las devociones a la Santísima Virgen la que
En el fondo no tenemos sino la nada y el pecado y sólo nos lleve más perfectamente a dicha muerte al egoísmo, por
merecemos la ira divina y la condenación eterna 4 9. ser la mejor más santificadora. Porque no hay que creer que
80. Así las cosas, ¿por qué maravillarnos de que el Señor haya es oro todo lo brillante, ni miel todo lo dulce, ni que el camino
dicho que quien quiera seguirle debe renegar de sí mismo y más fácil y lo que practica la mayoría es lo más eficaz para al
odiar su propia vida50. ¿Y que quien ama su propia vida la salvación. Así como hay secretos naturales para hacer en
perderá y quien la odia la salvará?51. Esta infinita Sabiduría – poco tiempo, pocos gastos y con gran facilidad ciertas
operaciones naturales, también hay secretos en el orden de
la gracia para realizar en poco tiempo, con dulzura y facilidad,
operaciones sobrenaturales, liberarte del egoísmo, llenarte
46 Rm 6, 6.
47 Sal 50, 7. de Dios y hacerte perfecto.
48 Gn 6, 12. El término carne designa frecuentemente en la Biblia al hombre en cuanto limitado y mortal.
49 El cristiano hecho en el Bautismo hijo de Dios y Templo del Espíritu Santo (Rm 6, 4ss; Tt 3, 5; 1 Cor 6, 19...) y constituido en nueva
criatura (2 Cor 5m 17; Gal 6, 15), puede con Cristo y en Él dar frutos de vida eterna, efecto de la gracia (Jn 4, 36; 15, 5). Pero sigue
experimentando en el mismo que “los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio 52 Ver 1 Cor 7, 30-31.
fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano” (GS 10). 53 1 Cor 15, 31.
50 Mt 16, 24. 54 Jn 12, 24.
51 Jn 12, 25. 55 Col 3, 3.

83 84
 La práctica que quiero descubrirte es uno de esos secretos sólo apoyados en Él y revestidos de sus méritos, debemos
de la gracia, ignorado por gran número de cristianos, presentarnos ante el Padre, así como, recubierto con pieles
conocidos de pocos devotos, practicando y saboreado por de cabrito, compareció Jacob ante su padre Isaac para recibir
un número aún menor. Expongamos la cuarta verdad – la bendición.
consecuencia de la tercera – antes de descubrir dicha 85. Pero, ¿no necesitaremos de un mediador ante el mismo
práctica. Mediador? ¿Bastará nuestra pureza para unirnos a Él
4. La acción maternal de María facilita el encuentro directamente y por nosotros mismos? ¿No es Él acaso Dios
personal con Cristo. igual en todo a su Padre y, por consiguiente, el Santo de los
Cuarta verdad santos, tan digno de respeto como su Padre? Si, por amor
83. Es más perfecto porque es más humilde no acercarnos a Dios infinito, se hizo nuestro fiador y mediador ante el Padre, para
por nosotros mismos, sin acudir a mediadores. Estando tan aplacarlo y pagarle nuestra deuda, ¿será esto razón para que
corrompida nuestra naturaleza – como acabo de demostrar tengamos menos respeto y temor para con su majestad y
–, si nos apoyamos en nuestros propios esfuerzos, habilidad santidad?
58
y preparación para llegar hasta Dios y agradarle, ciertamente Digamos, pues, abiertamente con San Bernardo que
nuestras obras de justificación quedarán manchadas o necesitamos de un mediador ante el Mediador mismo y que la
pesarán muy poco delante de Dios para comprometerlo a excelsa María es la más capacitada para cumplir este oficio
unirse con nosotros y escucharnos. caritativo: por Ella vino Jesucristo al mundo y por Ella
Porque no sin razón nos ha dado Dios mediadores ante sí debemos nosotros llegar hasta Él.
mismo56 . Vio nuestra dignidad e incapacidad, se apiadó de Si tememos ir directamente a Jesucristo – Dios, a causa de su
nosotros y – para darnos acceso a sus misericordias – nos infinita grandeza y de nuestra pequeñez o pecados,
proveyó de poderosos mediadores ante su majestad. Por imploremos con filial osadía la ayuda e intercesión de María,
tanto, despreocuparte de tales mediadores y acercarte nuestra Madre.
directamente a la santidad de Dios, sin recomendación Ella es tierna y bondadosa.
alguna, es faltar a la humildad y respeto debidos a un Dios En Ella no hay nada severo o terrible, ni excesivamente
tan excelso y santo, hacer menos caso de este Rey de reyes sublime o deslumbrante. Al verla, vemos nuestra propia
del que harías de un soberano o príncipe de la tierra, a quien naturaleza. No es el sol que con la viveza de sus rayos podría
57
no te acercarías sin un amigo que hable por ti . deslumbrarnos a causad e nuestra debilidad. Es hermosa y
59
84. Jesucristo es nuestro abogado y mediador de Redención ante apacible como la luna , que recibe la luz del sol para
el Padre. Por El debemos orar junto con la iglesia triunfante y acomodarla a la debilidad de nuestra vida.
militante. Por El tenemos acceso ante la Majestad divina, y María es tan caritativa que no rechaza a ninguno de los que
imploran su intercesión, por más pecador que sea, pues –

56 La única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en sus criaturas una múltiple cooperación que participa de la
fuente única” (LG 62; ver LG 60-61). 58 Hom. 5 in Assumpt; Signum... 11 2, PL 183.429.
57 Leer a al luz de la LG 60 y 62 los números 83-86 de la Verdadera Devoción. 59 Ct 6, 10.

85 86
 como dicen los santos – jamás se ha oído decir que alguien 88. 2°. Los demonios, ladrones muy astutos, quieren
haya acudido confiada y perseverantemente a Ella y haya sorprendernos de improviso para robarnos. Espían día y
sido rechazado. noche en el momento favorable para ello. Nos rodean
Ella es tan poderosa que sus peticiones jamás han sido incesantemente para devorarnos y arrebatarnos en un
desoídas. Bástale presentarse ante su Hijo con alguna momento, - por un solo pecado, todas las gracias y méritos
súplica, para que Él la acepte y reciba y se deje vencer logrados en muchos años. Su malicia, su pericia, su astucia y
amorosamente por las entrañas, suspiros y súplicas de su número deben hacernos temer infinitamente esta desgracia.
Madre queridísima. Ya que personas más llenas de gracias, más ricas en
86. Esta es la doctrina sacada de los escritos de San Bernardo y virtudes, más experimentadas y elevadas en santidad que
San Buenaventura. Según ellos, para llegar a Dios tenemos nosotros, han sido sorprendidas, robadas y saqueadas
que subir tres escalones: lastimosamente ¡Ah! ¡Cuántos cedros del Líbano y estrellas
- el primero, más cercano y adaptado a nuestras posibilidades, del firmamento cayeron miserablemente y perdieron en poco
es María60, tiempo su elevación y claridad!
- el segundo es Jesucristo y Y, ¿cuál es la causa? No fue la falta de gracia. Que Dios a nadie le
- el tercero es Dios Padre. niega. Si no, ¡falta de humildad!
Para llega a Jesucristo hay que ir a María, nuestra mediadora Se creyeron más fuertes y poderosas de lo que eran. Se
de intercesión. Para llegar hasta el Padre hay que ir al Hijo, consideraron capaces de conservar sus tesoros. Se fiaron de sí
que es nuestro Mediador de Redención61 . mismos y se apoyaron en sus propias fuerzas. Creyeron
Este es precisamente el orden que se observa en la forma de bastante segura su casa y suficientemente fuertes sus cofres
devoción de que hablaré más adelante. para guardar tan precioso tesoro y, por este apoyo imperceptible
en sí mismos, – aunque les parecía que se apoyaban sólo en la
5. Llevamos el tesoro de la gracia en vasos de arcilla gracia de Dios – el Señor, que es la justicia misma, permitió que,
Quinta verdad abandonados a sí mismos, fueran saqueados.
87. Es muy difícil, dada nuestra pequeñez y debilidad, conservar ¡Ay! Si hubieran conocido la devoción admirable que a
las gracias y tesoros de Dios. Porque: continuación voy a exponer, habrían confiado su tesoro a una
1°. Llevamos este tesoro, más valioso que el cielo y la tierra, en Virgen fiel y poderosa y Ella se lo habría guardado como si fuera
vasos de barro62, en un cuerpo corruptible, en un alma débil e propio y hasta se habría comprometido a ello en justicia.
inconstante que por nada se turba y abate. 89. 3°. Es difícil perseverar en gracia, a causa de la espantosa
corrupción del mundo. Corrupción tal que es prácticamente
imposible el que los corazones no se manchen sino con su
lodo, al menos, con su polvo. Y hasta el punto de que parece
un milagro el que una persona se conserve en medio de este
60 Efectivamente, María es “aquella que en la santa Iglesia ocupa después de Cristo, el lugar más alto y el más cercano a nosotros”
(LG 54 ver Mc 28). María Madre de Dios y nuestra, es de nuestra raza, es humana, enteramente humana. Y, por ello, ¡tan cerca de torrente impetuoso, sin ser arrastrada por él; en medio de
nosotros como Madre y hermana nuestra!
61 Ya la Escritura habla de los tres escalones: por Cristo llegamos al Padre en un mismo Espíritu (ef 2, 16). María y el Espíritu este mar tempestuoso, sin anegarse a ser arrastrada por los
trabajan por la misma causa. María participa como colaboradora en la acción del Espíritu que nos une a Cristo y nos comunica sus
dones (ver MC 26-27). piratas y corsarios; en medio de esta atmósfera viciada, sin
62 2 Cor 4, 7.
contagiarse.

87 88
Sólo la Virgen fiel, contra quien nada pudo la serpiente, hace este
milagro a favor de aquellos que la sirven lo mejor que pueden.
Capítulo II
DEFORMACIONES DEL CULTO A MARÍA
90. Presupuestas las cinco verdades anteriores, es preciso,
ahora más que nunca, hacer una buena elección de la
verdadera devoción a la Santísima Virgen. En efecto,
hoy más que nunca, nos encontraremos con falsas
devociones que fácilmente podrían tomarse por
verdaderas.
El demonio, como acuñador de moneda falsa y ladrón
astuto y experimentado, ha engañado y hecho caer ya a
muchas almas por medio de falsas devociones a la
Santísima Virgen y cada día utiliza su experiencia
diabólica para engañar a muchas otras,
entreteniéndolas y adormeciéndolas en el pecado, so
pretexto de algunas oraciones mal recitadas y de
algunas prácticas exteriores inspiradas por él.
Un falsificador de moneda no altera ordinariamente sino
el oro y la plata y muy rara vez los otros metales, porque
no valen la pena. Del mismo modo, el espíritu maligno no
falsifica las demás devociones tanto como las de Jesús y
María – la devoción a la Sagrada Comunión y a la Virgen
– porque son entre las devociones lo que el oro y la
planta entre los metales.
91. Por ello, es importantísimo:
1°. Conocer las falsas devociones para evitarlas y las
verdaderas para optar por ellas.
2°. Conocer cuál es, entre las diferentes formas de devoción
89
verdadera a la Santísima Virgen, la más perfecta, la más
agradable a María, la más gloriosa para el Señor y la
más eficaz para nuestra santificación, a fin de elegirla
entre otras.
92. Hay, a mi parecer, siete clases de falsos devotos y falsas
devociones a María, a saber:
1°. – los devotos críticos;
2°. – los devotos escrupulosos;
3°. – los devotos exteriores;
4°. – los devotos presuntuosos;
5°. – los devotos inconstantes;
6°. – los devotos hipócritas;
7°. – los devotos interesados.
1. Los devotos críticos
93. Los devotos críticos son, por lo común sabios orgullosos,
engreídos y pagados de sí mismos, que en el fondo
tienen alguna devoción a la Santísima Virgen, pero
critican casi todas las formas de piedad con las que las
gentes humildes honran sencilla y sanamente a esta
buena Madre, sólo porque no se acomodan a sus
fantasías, Ponen en duda todos los milagros e historias
referidas por autores fidedignos o extraídas de las
crónicas de las Órdenes religiosas, que atestiguan la
misericordia y Poder de la Santísima Virgen. Se irritan al
ver a las gentes sencillas y humildes arrodilladas para
rogar a Dios, ante un altar o imagen de María o en la
1
esquina de una calle ... Llegan hasta a acusarlas de
idolatría, como si adoraran la madera o la piedra. En
cuanto a ellos – así dicen – no gustan de tales
1 Religiosidad popular cuyas manifestaciones constata y defiende Montfort.
90
 devociones exteriores ni son tan cándidos como para
creer en tantos cuentos e historietas como circulan
acerca de la devoción a la Virgen. Si se les recuerdan las
admirables alabanzas que los Santos Padres, tributan a
María, responden que hablaban como oradores, en
forma hiperbólica, o dan una falsa explicación de sus
palabras.
Esta clase de devotos y gente orgullosa y mundana es
mucho de temer; hace un daño incalculable a la devoción
a la Santísima Virgen, alejando de Ella definitivamente a
los pueblos so pretexto de desterrar abusos.
2. Los devotos escrupulosos
94. Los devotos escrupulosos son personas que temen
deshonrar al Hijo al honrar a la Madre, rebajar el Uno al
orar a la Otra. No pueden tolerar que se tributen a María
las justísimas alabanzas que le prodigaron los santos
Padres. Toleran penosamente que hayan más personas
arrodilladas ante un altar de María que adelante del
Santísimo Sacramento, ¡como si esto fuera contrario a
aquello o si los que oran a la Santísima Virgen no orasen
a Jesucristo por medio de Ella! No quieren que se hable
con tanta frecuencia de la Madre de Dios ni que los fieles
acudan a Ella tantas veces.
Oigamos algunas de sus expresiones más frecuentes:
“¿De que sirven tantos Rosarios? ¿Tantas
congregaciones y devociones exteriores a la Santísima
Virgen? ¡Cuánta ignorancia hay en tales prácticas! ¡Esto
es poner en ridículo la religión! ¡Háblenme más bien de
los devotos de Jesucristo! – Y, al pronunciar
frecuentemente este nombre, (lo digo entre paréntesis)
no se descubren –. ¡Hay que recurrir solamente a
91
Jesucristo! Él es nuestro único mediador. Hay que
2
predicar a Jesucristo: ¡Esto si es sólido!” .
Y lo que dicen es verdadero en cierto sentido. Pero, la
aplicación que hacen de ello para combatir la devoción a
la Santísima Virgen es muy peligrosa, es un lazo sutil del
espíritu maligno, no pretexto de un bien mayor. Porque
¡nunca se honra tanto a Jesucristo como cuando se honra
a la Santísima Virgen! En efecto, si se le honra, es para
honrar más perfectamente a Jesucristo y si vamos a Ella,
es para encontrar el camino que nos lleve a la meta, que
es Jesucristo.
95.La Iglesia, con el Espíritu Santo, bendice primero a la
Santísima Virgen y después a Jesucristo: “Bendita tú
entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús”. Y esto, no porque la Virgen María sea mayor que
Jesucristo o igual a Él – lo que sería intolerable herejía –
sino porque para bendecir más perfectamente a
Jesucristo hay que bendecir primero a María.
Digamos, pues, con todos los verdaderos devotos de la
Santísima Virgen y contra los falsos devotos
escrupulosos: “María, bendita tú eres entre todas las
3
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús” .
3. Los devotos exteriores
96.Los devotos exteriores son personas que cifran toda su
devoción a María en prácticas externas. Sólo gustan de lo
exterior de esta devoción, porque carecen de espíritu
interior. Rezan muchos Rosarios, pero atropelladamente.
Participan en muchas Misas, pero sin atención. Se
inscriben en todas las cofradías marianas, pero sin
2 El error de estos devotos no está en defender la primacía de Jesucristo sino en oponer el culto del Señor al de su Madre.
3 Lc 1, 42.
92
 enmendar su vida, sin vencer sus pasiones, ni imitar las añaden que son devotos de la Virgen, que llevan el
virtudes de la Santísima Virgen. Sólo gustan de los escapulario, que todos los días rezan puntualmente
sensibles de la devoción, no buscan lo sólido. De suerte siete Padrenuestros y Avemarías en su honor y, algunas
que si no experimentan algo sensible en sus prácticas veces, el Rosario o el Oficio de Nuestra Señora, que
piadosas, creen que no hacen nada, se desalientan y lo ayunan, etc.
abandonan todo o lo hacen por rutina. Para confirmar sus palabras y enceguecerse aún más,
El mundo está lleno de esta clase de devotos exteriores. alegan algunos hechos verdaderos o falsos – poco
No hay gente que más critique a las personas de oración, importa – que han oído o leído, en los que se asegura
que se empeñan en lo interior como lo esencial, aunque que personas muertas en pecado mortal y sin confesión,
sin menospreciar la modestia interior, que acompaña gracias a que durante su vida habían rezado algunas
siempre a la devoción verdadera... oraciones o realizado algunas prácticas de devoción en
4. Los devotos presuntuosos honor de la Virgen resucitaron para confesarse o su alma
97. Los devotos presuntuosos son pecadores aletargados permaneció milagrosamente en el cuerpo hasta que
en sus pasiones o amigos de lo mundano. lograron confesarse o, a la hora de la muerte, obtuvieron
Bajo el hermoso nombre de cristianos y devotos de la del Señor, por la misericordia de María, el perdón y la
Santísima Virgen, esconden el orgullo, la avaricia, la salvación. ¡Ellos esperan correr la misma suerte!
lujuria, la embriaguez, el perjurio, la maledicencia o la 98. Nada, en el cristianismo, es tan perjudicial a las gentes
injusticia, etc. Duermen en sus costumbres perversas, sin como esta presunción diabólica. Porque ¿cómo puede
hacer mayor esfuerzo para corregirse, confiados en que alguien decir con verdad que ama y honra a al Santísima
son devotos de la Virgen. Se prometen a sí mismos que Virgen, mientras sigue hiriendo, traspasando,
Dios les perdonará que no morirán sin confesión ni se crucificando y ultrajando despiadadamente a Jesucristo,
condenarán, porque rezan el Rosario, ayunan los su Hijo, con los pecados? Si María se obligara a salvar
sábados, pertenecen a la cofradía del Santo Rosario, a la por su misericordia a esta clase de personas, autorizaría
del escapulario y otras congregaciones, etc.4 . el pecado y ayudaría a crucificar a su Hijo. Y esto ¿quién
Cuando se les dice que su devoción no es sino ilusión osaría siquiera pensarlo?
diabólica y perniciosa presunción capaz de llevarlos a la 99. Protesto que abusar así de la devoción a la Santísima
ruina, se resisten a creerlo. Responden que Dios es Virgen – devoción que después de la que se tiene al
bondad y misericordia; que no nos ha creado para la Señor en el Santísimo Sacramento es la más santa y
perdición, que no hay hombre que no peque, que basta sólida de todas – constituye un horrible sacrilegio: el
5
un buen “¡Señor pequé!” a la hora de la muerte... Y mayor y menos digno de perdón después de la comunión
sacrílega.
4 La verdadera devoción lleva a una auténtica conversión y aceptación de la Palabra de Dios (Lc 11, 28; ver LG 56; VD 108).
5 Ver 2 Sam 12, 13.

93 94
Confieso que, para ser verdadero devoto de la Santísima
Virgen, no es absolutamente necesario que seas tan santo
que llegues a evitar todo pecado, aunque esto sería lo más
deseable. Pero es preciso, al menos (¡y nota bien lo que
digo!):
1°. Mantenerte sinceramente resuelto a evitar por lo
menos, todo pecado mortal, que ultraja tanto a la
Madre como al Hijo.
2°. Poner el mayor empeño en evitar el pecado.
3°. Inscribirte en las cofradías, rezar los cinco o los quince
misterios del Rosario y otras oraciones, ayunar los
sábados, etc.
100. Todas estas buenas obras son maravillosamente útiles
para lograr la conversión de los pecadores por
endurecidos que estén. Y si tú, lector, fueras uno de
ellos, aunque ya tuvieras un pie en el abismo... te las
aconsejo, a condición de que las realices con la única
intención de alcanzar de Dios – por intercesión de la
Santísima Virgen – la gracia de al contrición y perdón
de tus pecados y vencer tus hábitos malos, y no para
permanecer tranquilamente en estado de pecado, no
obstante, los remordimientos de la conciencia, el
ejemplo de Jesucristo y de los santos y de las
máximas del santo Evangelio.
5. Los devotos inconstantes
101. Los devotos inconstantes son los que honran a la
Santísima Virgen a intervalos y como a saltos. Ahora
fervorosos, ahora tibios... En un momento parecen
dispuestos a emprenderlo todo por su servicio, poco
después ya no son los mismos. Abrazan de momento
todas las devociones a la Santísima Virgen y se
inscriben en sus cofradías, pero luego, no cumplen las
normas de las mismas con fidelidad. Cambian como la
95
luna6. Y María los coloca bajo sus pies7 junto a la
medialuna, porque son volubles e indignos de ser
contados entre los servidores de esta Virgen fiel, que
se distingue por la fidelidad y la constancia.
Más vale no recargarse con tantas oraciones y
prácticas y hacer menos, pero con amor y fidelidad, a
pesar del mundo, del demonio y de la carne.
6. Los devotos hipócritas
102. Hay todavía otros falsos devotos de la Santísima
Virgen: los devotos hipócritas. Encubren sus pecados
y costumbres pecaminosas bajo el manto de esta
Virgen fiel, a fin de pasar a los ojos de los demás por lo
que no son.
7. Los devotos interesados
103. Existen, finalmente, los devotos interesados. Son
aquellos que sólo acuden a María para ganar algún
pleito, evitar algún peligro, curar de alguna
enfermedad o por necesidades semejantes... sin las
cuales no se acordarían de Ella.
Unos y otros son falsos devotos, en nada aceptos a Dios ni a
su Santísima Madre.
104. Pongamos, pues, suma atención a fin de no pertenecer
al número:
• de los devotos críticos, que no creen en nada pero lo
critican todo;
• de los devotos escrupulosos, que por respeto a
Jesucristo temen ser demasiado devotos de la Santísima
Virgen;
• de los devotos exteriores, que hacen consistir toda su
devoción en prácticas exteriores;
6 Ver Eclo 27, 12.
7 Ver Apoc 12, 1.
96
• de los devotos presuntuosos, que bajo el oropel de una
falsa devoción a María, viven encenegados en el pecado;
• de los devotos inconstantes, que por ligereza cambian
sus prácticas de devoción o las abandonan a la menor
tentación;
• de los devotos hipócritas, que entran en las cofradías y
visten la librea de la Virgen para hacerse pasar por
santos;
• y finalmente, de los devotos interesados, que sólo
recurren a la Virgen para librarse de males corporales o
alcanzar bienes de este mundo.
Capítulo III
LA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
105. Hemos desenmascarado y reprobado las falsas
devociones a la Santísima Virgen. Conviene ahora
presentar en pocas palabras la verdadera 1.
1° interior;
2° tierna;
3° santa;
4° constante y
5° desinteresada
1. Devoción interior
106. La verdadera devoción a la Santísima Virgen es
interior. Es decir, procede del espíritu y del corazón, de
la estima que tienes de Ella, de la alta idea que te has
formado de sus grandezas y del amor que le profesas.
97
Ver LG 67.
2. Devoción tierna
107. Es tierna, vale decir, llena de confianza en al Santísima
Virgen, como la confianza del niño en su querida
madre. Esta devoción hace que acudas a María en
todas tus necesidades materiales y espirituales con
gran sencillez, confianza y ternura, e implores la ayuda
de tu bondadosa Madre en todo tiempo, lugar y
circunstancia:
en las dudas, para que te esclarezca;
en los extravíos, para que te convierta al buen camino;
en las tentaciones, para que te sostenga;
en las debilidades, para que te fortalezca;
en los desalientos, para que te reanime;
en los escrúpulos, para que te libre de ellos;
en las cruces, afanes y contratiempos de la vida,
para que te consuele; y finalmente,
en todas las dificultades materiales y espirituales,
María es la persona a quien acudes siempre,
sin temor de importunar a tu bondadosa Madre ni
desagradar a Jesucristo.
3. Devoción santa
108. La verdadera devoción a la Santísima Virgen es santa.
Es decir, te lleva a evitar el pecado e imitar las virtudes
de Nuestra Señora y, en particular, su humildad
profunda, su fe viva, su obediencia ciega2, su oración
continua, su mortificación universal, su pureza divina,
su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura
angelical y su sabiduría divina. Estas son las diez
principales virtudes de la Santísima Virgen.
2 La expresión de Montfort quiere recalcar la absoluta disponibilidad de María y que colaboró “a la salvación humana por la fe y la
obediencia” y no como “instrumento meramente pasivo” (Ver LG 56). Para la imitación de las virtudes marianas, ver, sobre todo S.
Mag. 8.10.14-16.
98
4. Devoción constante
109. La verdadera devoción a la Santísima Virgen es
constante. Te consolida en el bien y hace que no
abandones fácilmente las prácticas de devoción. Te
anima para que puedas oponerte a lo mundano y sus
costumbres y máximas; a lo carnal y sus molestias y
pasiones; al diablo y sus tentaciones.
De suerte que si eres verdaderamente devoto de María,
huirán de ti la veleidad, la melancolía, los escrúpulos y
la cobardía. Lo que no significa que no caigas algunas
veces ni experimentes algunos cambios sensibles en tu
devoción. Pero, si caes, te levantarás, tendiendo la
mano a tu bondadosa Madre; si pierdes el gusto y la
devoción sensibles, no te acongojarás por ello. Porque
el justo y fiel devoto de María vive de la fe de Jesús y de
3
María y no de los sentimientos corporales .
5. Devoción desinteresada
110. Por último, la verdadera devoción a la Santísima Virgen
es desinteresada. Es decir, te inspirará que no te
busques a ti mismo, sino sólo a Dios en su Santísima
Madre. El verdadero devoto de María no sirve a esta
augusta Reina por lucro o interés, ni por su propio bien
temporal o eterno, sino únicamente porque Ella merece
ser servida y Dios sólo en Ella. Ama a María, pero no por
los favores que recibe o espera recibir de Ella, sino
porque María es amable. Por ello, la ama y la sirve con
la misma fidelidad en los sinsabores y sequedades que
en las dulzuras y fervores sensibles. La ama lo mismo
en el Calvario que en las bodas de Caná.
3 Ver Hb 10, 34 y VD 214.
99
¡Ah! ¡Cuán agradable y precioso es delante de Dios y
de su Santísima Madre el devoto de María que no
busca a sí mismo en los servicios que le presta! Pero,
¡que pocos hay así! Para que no sea tan reducido ese
número estoy escribiendo lo que durante tantos años
he enseñado en mis misiones pública y privadamente
con no escaso fruto.
111. Muchas cosas he dicho ya de la Santísima Virgen.
Muchas más tengo que decir. E infinitamente más
serán las que omita, ya por ignorancia, ya por falta de
talento o de tiempo. Cuanto digo responde al propósito
que tengo de hacer de ti un verdadero devoto de María
y un auténtico discípulo de Jesucristo.
112. ¡Oh! ¡Qué bien pagado quedaría mi esfuerzo, si este
humilde escrito cae en manos de una persona bien
dispuesta, nacida de Dios y de María y “no de la sangre
ni de la carne ni de la voluntad de varón”4 , le descubre e
inspira, por gracia del Espíritu Santo, la excelencia y
precio de la verdadera y sólida devoción a la Santísima
Virgen, que ahora voy a exponerte! Si supiera que mi
sangre pecadora iba a servir para hacer penetrar en tu
corazón, lector amigo, las verdades que consigno por
escrito en honor de mi amada Madre y soberana
Señora – cuyo último hijo y esclavo soy – con mi sangre
en lugar de tinta trazaría estas líneas. Pues abrigo la
esperanza de hallar personas generosas que, por su
fidelidad a la práctica que voy a enseñarte, resarcirán a
mi amada Madre y Señora por los perjuicios que ha
sufrido a causa de mi ingratitud e infidelidad.
113. Hoy me siento más animado que nunca a creer y
4 Jn 1, 13.
100
 esperar aquello que llevo profundamente grabado en el Capítulo IV
corazón y que vengo pidiendo al Señor desde hace
muchos años, a saber, que tarde o temprano la DIVERSAS PRÁCTICAS DE DEVOCIÓN A MARÍA
Santísima Virgen tenga más hijos, servidores y
5
esclavos de amor que nunca y que, por este medio, 1. Prácticas comunes
Jesucristo reine como nunca en los corazones. a) Prácticas interiores
114. Preveo con nitidez que muchas bestias rugientes 115. La verdadera devoción a la Santísima Virgen puede
vendrán furiosas a destrozar con sus diabólicos dientes expresarse interiormente de diversas maneras. Estas
este humilde escrito y a aquel de quien el Espíritu Santo son, en resumen, las principales:
se ha servido para redactarlo o, al menos, sepultar 1°. Honrarla como a digna Madre de Dios con culto de
estas líneas en las tinieblas o en el silencio de un cofre6 , hiperdulía, es decir, estimarla y venerarla más que a
a fin de que no sea publicado. todos los demás santos, por ser Ella la obra maestra de
Atacarán, incluso, a quienes lo lean y pongan en la gracia y la primera después de Jesucristo, Verdadero
práctica. Dios y Verdadero Hombre.
Pero, ¡qué importa! ¡Tanto mejor! Esta perspectiva me 2°. Meditar sus virtudes, privilegios y acciones.
anima y hace esperar un gran éxito, es decir, la 3°. Contemplar sus grandezas.
formación de un escuadrón de aguerridos y valientes 4°. Ofrecerle actos de amor, alabanza y acción de gracias.
soldados de Jesús y de María, de uno y otro sexo, que 5°. Invocarla de corazón.
combatirán al mundo, al demonio y a la naturaleza 6°. Ofrecerse y unirse a Ella.
corrompida, en los tiempos, como nunca peligrosos que 7°. Realizar todas las acciones con intención de agradarle.
van a llegar. 8°. Comenzar, proseguir y concluir todas las acciones por
7
“¡Entiéndelo, lector!” . Ella, en Ella, con Ella y para Ella a fin de hacerlas por
“¡Entiéndalo quien pueda!”8 . Jesucristo, en Jesucristo, con Jesucristo y para
Jesucristo, nuestra meta definitiva. Más adelante (Nos.
257ss) explicaremos esta última práctica.

b) Prácticas exteriores
116. La verdadera devoción a la Santísima Virgen tiene
también varias prácticas exteriores. Estas son las
principales:
5 “Hijos, servidores y esclavos de amor” una misma realidad en el fondo.
6 Esto último es lo que sucedió literalmente. El manuscrito quedó escondido en un cofre durante los días difíciles de la
1°. Inscribirse en sus cofradías y entrar en las
revolución francesa. Un misionero lo encontró el 29 de Abril de 1842. Su publicación tuvo lugar el año siguiente.
Pero faltaban unas 96 páginas al comienzo y no se sabe cuántas al final. Hoy las ediciones se acercan a cuatrocientas.
congregaciones marianas.
7 Mt 24, 15.
8 Mt 19, 12.

101 102
2°. Entra en las Órdenes e Institutos religiosos fundados
para honrarla.
3°. Publicar sus alabanzas.
4°. Hacer en su obsequio limosna, ayunos y mortificaciones
espirituales y corporales.
5°. Llevar sus libreas, como el santo rosario, el escapulario
o la cadenilla.
6°. Rezar atenta, devota y modestamente:
• El santo Rosario compuesto por 15 decenas de
Avemarías, en honor de los 15 principales misterios de
Jesucristo;
• La tercera parte del Rosario, que son cinco decenas, en
honor de:
• los cinco misterios gozosos: Anunciación, Visitación,
Nacimiento de Jesucristo, Purificación y Hallazgo del
Niño Jesús en el templo; o de
• los cinco misterios dolorosos: Agonía de Jesús en el
Huerto, Flagelación, Coronación de espinas, Subida al
Calvario con la cruz a cuestas y Crucifixión y muerte de
Jesús; o de
• los cinco misterios gloriosos; Resurrección de Jesucristo,
Ascensión del Señor, Venida del Espíritu Santo,
Asunción y Coronación de María por las tres Personas de
las Santísima Trinidad.
• o una Corona de seis o siete decenas en honor de los
años que, según se cree, vivió sobre la tierra la Santísima
Virgen;
• o la Coronilla de la Santísima Virgen, compuesta de tres
Padrenuestros y doce Avemarías, en honor de su corona
de doce estrellas o privilegios;
• o el Oficio de Santa María Virgen, tan universalmente
aceptado y recitado en la Iglesia;
• o el Salterio menor de María Santísima, compuesto en
103
honor suyo por San Buenaventura y que inspira afectos
tan tiernos y devotos que no se puede rezar sin
conmoverse;
• o Catorce Padrenuestros y Avemarías en honor de sus
catorce alegrías;
• u otras oraciones, himnos y cánticos de la Iglesia, como
la Salve, Madre del Redentor, Salve Reina de los cielos,
según los tiempos litúrgicos; el himno y Salve, Estrella de
los mares, la antífona Oh Gloriosa Señora, el Magnificat u
otras piadosas plegarias de que están llenos los
devocionarios.
7°. Cantar y hacer cantar en su honor cánticos espirituales.
8°. Hacer en su honor cierto número de genuflexiones o
reverencias, diciéndole – por ejemplo – todas las
mañanas sesenta o cien veces: Dios te salve, María,
Virgen fiel, para alcanzar por mediación suya, la
fidelidad a la gracia durante todo el día; y por la noche:
Dios te salve, María, Madre de misericordia, para
implorar de Dios, por medio de Ella, el perdón de los
pecados cometidos.
9°. Mostrar interés por sus cofradías, adornar sus altares,
coronar y embellecer sus imágenes.
10°. Organizar procesiones y sacar en ellas sus imágenes y
llevar una consigo, como arma poderosa contra el
demonio.
11°. Hacer pintar o grabar sus imágenes o su monograma y
colocarlas en las Iglesias, las casas o los dinteles de las
puertas y entrada de las ciudades, de las iglesias o de
las casas.
12°. Consagrarse a Ella en forma especial y solemne.
104
117. Existen muchas otras formas de verdadera devoción a y de mayor gloria a Dios, te santifique más y sea más útil
1
María , inspiradas por el Espíritu Santo a las personas al prójimo.
santas y que son muy eficaces para la santificación. 119. Dado que lo esencial de esta devoción consiste en el
Pueden leerse en extenso en El paraíso abierto a interior que ella debe formar, no será igualmente
Filagia, compuesto por R.P. Pablo Barry, S.J., quien ha comprendida por todos:
recopilado en esta obra gran número de devociones • algunos se detendrán en lo que tiene de exterior, sin
practicadas por los santos en honor de la Santísima pasar de ahí: serán el mayor número.
Virgen. Sirven maravillosamente para santificar a las • otros, en número reducido, penetrarán en lo interior de la
almas, siempre que se hagan con las debidas misma, pero se quedarán en el primer grado.
disposiciones, es decir:
1°. con la buena y recta intención de agradar a Dios sólo, ¿Quién subirá al segundo? ¿Quién avanzará hasta el
unirse a Jesucristo, nuestra meta final, y edificar al tercero? ¿Quién, finalmente, permanecerá en él
prójimo; habitualmente? Sólo aquel a quien el Espíritu de Jesucristo
2°. con atención, sin distracciones voluntarias; revele este secreto4 y lo conduzca por sí mismo para hacerlo
3°. con devoción, sin precipitación ni negligencia; avanzar de virtud en virtud, de gracia en gracia, de luz en luz,
4°. con modestia y actitud corporal respetuosa y edificante. hasta transformarlo en Jesucristo y llevarlo a la plenitud de
su madurez sobre la tierra y de su perfección en el cielo.
2. La práctica más perfecta
118. Después de esto, protesto a voz en grito que – aunque
he leído casi todos los libros que tratan de la devoción a
Tercera Parte
la Santísima Virgen2 y conversado familiarmente con 1
LA PERFECTA CONSAGRACIÓN A JESUCRISTO
las personas más santas y sabias de estos últimos
tiempos – no he logrado conocer ni aprender ninguna
Capítulo I
práctica de devoción semejante a la que voy a
CONTENIDOS ESENCIALES DE LA CONSAGRACIÓN
explicarte, que te exija más sacrificios por Dios, te libre
más de ti mismo y de tu egoísmo, te conserve con
120. La plenitud de nuestra perfección consiste en ser
mayor facilidad en gracia de Dios y la gracia de Dios en
conformes, vivir unidos y consagrados a Jesucristo2.
ti, te una con mayor perfección y facilidad3 a Jesucristo
Por consiguiente, la más perfecta de todas las
1 El Concilio Vaticano II (LG 66) habla de las diversas formas de devoción aprobadas por la Iglesia “dentro de los límites de la
doctrina sana y ortodoxa”. Y el Papa Pablo VI insistió, una y otra vez, en las diversas prácticas de piedad mariana a partir de la
Liturgia (ver MC introducción y Nos. 2ss 40ss).
2 Como bibliotecario en San Sulpicio, el P. de Montfort había tenido oportunidad de leer abundante literatura mariana. Lo
demuestran las numerosas citas marianas de su “Cuaderno de Notas” y el testimonio de su amigo. J.B. Blain. 4 Ver SM 1
3 “Las diversas formas de propiedad cristiana hacia la Madre de Dios... hacen que mientras se honre a la Madre, el Hijo... sea
mejor conocido, amado y glorificado y sean cumplidos sus mandamientos” (LG 66). Por otra parte “todo el influjo salvífico de la 1 En grandes letras escribió Montfort este título, recalcando así la importancia que él da.
Bienaventurada Virgen a favor de los hombres... lejos de impedirla, fomenta la unión inmediata de los creyentes con Cristo” (LG 2 VD 61-61.
60).

105 106
 devociones es, sin duda alguna, la que nos asemeja, una recompensa diferente al honor de pertenecer a
une y consagra más perfectamente a Jesucristo. Jesucristo por María y en María, aunque esta amable
Ahora bien, María es la criatura más semejante a Señora no fuera – como siempre lo es – la más generosa
Jesucristo. Por consiguiente, la devoción que mejor y agradecida de las criaturas.
nos consagra y asemeja al Señor es la devoción a su 122. Conviene advertir que en nuestras buenas obras hay
Santísima Madre. Y cuando más te consagres a María, un doble valor: la satisfacción y el mérito, o sea, el valor
tanto más te unirá a Jesucristo. satisfactorio o impetratorio y el valor meritorio.
La perfecta consagración a Jesucristo es, por lo El valor satisfactorio o impetratorio es una obra buena
mismo, una perfecta y total consagración de uno es la misma obra buena en cuanto satisface por la pena
mismo a la Santísima Virgen. Esta es la devoción que debida por el pecado o en cuanto obtiene alguna nueva
yo enseño y que consiste – en otras palabras – en su gracia. En cambio, el valor meritorio o mérito es la
perfecta renovación de los votos y promesas misma obra buena en cuanto merece la gracia y la
3
bautismales . gloria eterna.
Ahora bien, esta consagración nuestra a la Santísima
1. Consagración perfecta y total Virgen nos lleva a entregarle todo el valor satisfactorio,
121. Consiste, pues, esta devoción en una entrega total a la impetratorio y meritorio. Es decir, las satisfacciones y
Santísima Virgen, para pertenecer totalmente a méritos de todas nuestras buenas obras. Entregamos a
Jesucristo, por medio de Ella. María nuestros méritos, gracias y virtudes, no para que
Hay que entregarle: los comunique a otros – porque nuestros méritos,
1°. El cuerpo con todos sus sentidos y miembros; gracias y virtudes, estrictamente hablando, son
2°. El alma con todas sus facultades; incomunicables; únicamente Jesucristo, haciéndose
3°. Los bienes exteriores – llamados de fortuna – presentes fiador nuestro ante el Padre, ha podido comunicarnos
y futuros; sus méritos – sino para que nos los conserve, aumente
4°. Los bienes interiores y espirituales, o sea los méritos, y embellezca, como veremos más adelante. Le
virtudes y buenas obras pasadas, presentes y futuras. entregamos nuestras satisfacciones para que las
En dos palabras: Cuanto poseemos o podamos poseer comunique a quien mejor le plazca y para mayor gloria
en el futuro, en el orden de la naturaleza, de al gracia y de de Dios.
la gloria, sin reserva alguna – ni de un céntimo, ni de un 123. De donde se sigue:
cabello, ni de la menor obra buena – y esto por toda la 1°. Por esta devoción, entregas a Jesucristo, del modo más
eternidad y sin esperar por nuestra ofrenda y servicio perfecto – puesto que lo entregas por manos de María –
todo cuanto le puedes dar y mucho más que por las
demás devociones, por las cuales le entregas sólo parte
3 La consagración bautismal es la consagración fundamental del cristiano. En esta línea coloca Montfort su consagración
a María.

107 108
 de tu tiempo, de tus buenas obras, satisfacciones y
mortificaciones.
Por esta consagración entregas y consagras al Señor,
hasta el derecho de disponer de tus bienes y
satisfacciones que puedes ir ganando cada día con tus
buenas obras. Cosa que no se hace en ninguna Orden ni
Instituto Religioso. En estos se entregan a Dios los
bienes de fortuna por el voto de pobreza, los bienes del
cuerpo por el voto de castidad, la propia voluntad por el
voto de obediencia y, algunas veces, la libertad corporal
por el voto de clausura. Pero no se entrega a Dios la
libertad o el derecho de disponer de las buenas obras ni
se despoja uno, cuanto es posible, de lo más precioso y
caro que posee el cristiano, a saber, los méritos y
satisfacciones.
124. 2°. Una persona que se consagra y entrega
voluntariamente a Jesucristo por medio de María, no
puede ya disponer del valor de ninguna de sus buenas
obras: todo lo bueno que padece, piensa, dice y hace
pertenece a María, quien puede disponer de ello,
según la voluntad y mayor gloria de su Hijo.
Esta entrega, sin embargo, no perjudica en nada a las
obligaciones del estado presente o futuro en que se
encuentre la persona, por ejemplo, los compromisos
de un sacerdote que, por su oficio u otro motivo
cualquiera, debe aplicar el valor satisfactorio e
impetratorio de la Santa Misa a un particular. Porque
esta consagración sólo se hace según el orden
establecido y los deberes del propio estado.
125. 3°. Esta devoción nos consagra, al mismo tiempo a la
Santísima Virgen y a Jesucristo. A Ella, como al medio
perfecto escogido por Jesucristo para unirse a
nosotros y nosotros con Él. Y al Señor, como a nuestra
109
meta final, a quien debemos todo lo que somos ya que
es nuestro Dios y Redentor.
2. Perfecta renovación de las promesas bautismales
126. He dicho que esta consagración puede muy bien
definirse como una perfecta renovación de los votos y
promesas del santo Bautismo.
De hecho, antes del Bautismo, todo cristiano era
esclavo del demonio a quien pertenecía. Por su propia
boca o la de sus padrinos renunció en el Bautismo a
Satanás, a sus pompas y a sus obras; eligió a
Jesucristo como a su Dueño y Señor, para depender
de Él en calidad de esclavo de amor.
Es precisamente lo que hacemos por la presente
devoción: renunciar – la fórmula de consagración lo
dice expresamente – al demonio, al mundo, al pecado
y a nosotros mismos y consagrarnos totalmente a
Jesucristo por manos de María. Pero hacemos algo
más: en el Bautismo hablamos ordinariamente por
boca de otros – los padrinos – y nos consagramos a
Jesucristo por procurador. En cambio, en esta
devoción nos consagramos por nosotros mismos,
voluntariamente y con conocimiento de causa.
En el bautismo no nos consagramos explícitamente
por manos de María ni entregamos a Jesucristo el
valor de nuestras buenas obras. Y, después de él,
quedamos completamente libres para aplicar dicho
valor a quien queramos o conservarlo para nosotros.
Por esta devoción, en cambio, nos consagramos
expresamente al Señor por mediación de María y le
entregamos el valor de todas nuestras buenas
acciones.
110
127. Los hombres hacen voto en el Bautismo – dice Santo Redentor nuestro. Estas son sus palabras: “El párroco
Tomás – de renunciar al diablo y a sus pompas4... . Y exhortará al pueblo fiel en forma de hacer comprender
este voto – había dicho San Agustín – es el mayor y que nosotros... debemos ofrecernos y consagrarnos
más indispensable5 . Lo mismo afirman los para siempre a nuestro Redentor y Señor como
canonistas: “El voto principal es el que hacemos en el esclavos suyos (non secus ac mancipia)”8 .
Bautismo”. Sin embargo, ¿Quién cumple este voto tan 130. Ahora bien, si los Concilios, los Padres y la misma
importante? ¿quién observa con fidelidad las experiencia nos demuestran que el mejor remedio
promesas del santo Bautismo? ¿No traicionan casi contra los desórdenes de los cristianos es hacerles
todos los cristianos la fe prometida a Jesucristo en el recordar las obligaciones del Bautismo y renovar las
Bautismo? ¿De dónde proviene este desconcierto promesas que en él hicieron, ¿no será acaso razonable
universal? ¿No es acaso del olvido en que se vive de hacerlo ahora de manera perfecta por esta devoción y
las promesas y compromisos del santo Bautismo y de consagración al Señor por medio de su Santísima
9
que casi nadie ratifica por sí mismo el contrato de Madre? . Digo “de manera perfecta”, porque para
alianza hecho con Dios por sus padrinos? consagrarnos a Jesucristo utilizamos el más perfecto
128. Es tan cierto que el Concilio de Sens6 , convocado por de todos los medios, que es la Santísima Virgen.
orden de Ludovico Pío para poner remedio a los
desórdenes de los cristianos, juzgó que la causa 3. Respuesta a algunas objeciones
principal de tanta corrupción de las costumbres 131. No se puede objetar que esta devoción sea nueva o de
provenía del olvido e ignorancia en que vivían las poca importancia.
gentes acerca de los compromisos del santo No es nueva: los Concilios, los Padres y muchos
Bautismo. Y no encontró remedio más eficaz para autores antiguos y modernos hablan de dicha
combatir tamaño mal que incitar a los cristianos a consagración a Jesucristo o renovación de las
7
renovar las promesas y votos bautismales . promesas del Bautismo, como de una práctica antigua,
129. El Catecismo del Concilio de Trento, fiel intérprete de aconsejada por ellos a todos los cristianos.
las intenciones de este santo Concilio, exhorta a los No es de poca importancia: puesto que la fuente
párrocos a hacer lo mismo y a acostumbrar al pueblo principal de todos los desórdenes y, por consiguiente,
fiel a recordar y creer que los cristianos han sido la de la condenación de los cristianos, procede del
ofrecidos y consagrados a Jesucristo, Señor y olvido e indiferencia respecto de esta práctica.

4 Sth 11-11, q. 88, a.2.

5 Ep. 149 Ad Paulinum, n. 16; PL 33, 637.
7 Es el VI Concilio de París (839) convocado en Sens por Ludovico Pío (778-840).
8 El Papa Clemente XI daba a Montfort (1706) el título de “Misionero Apostólico” y le confiaba la misión de renovar en
Francia la vida de los cristianos mediante la renovación de las “promesas bautismales”. El Papa Pablo VI nos invita
igualmente a “dar al hecho de haber recibido el santo Bautismo toda su importancia” (Ecclesiam suam, 6-Ag. / 64).
8 1ª Parte, c. 3, no 12.
9 Una y otra vez nos ha exhortado Pablo VI a renovar la consagración persona y del mundo al Corazón Inmaculado de la Madre de la
Iglesia (ver, p. ej., S Mag 26). Y el Papa Juan Pablo II no pierde ocasión de hablar de la “consagración total” a María y la ha renovado
en todos sus viajes “misioneros”.

111 112
132. Pudiera alguno decir que esta devoción nos
imposibilita para socorrer a las almas de nuestros
parientes, amigos y bienhechores, dado que nos hace
entregar al Señor, por manos de la Santísima Virgen, el
valor de todas nuestras buenas obras, oraciones,
mortificaciones y limosnas.
Le respondo:
1°. No es creíble que nuestros amigos, parientes y
bienhechores salgan perjudicados porque nos
entreguemos y consagremos, sin reserva, al servicio del
Señor y de su Santísima Madre. Suponerlo sería inferir
injurias al poder y bondad de Jesús y de María, quienes
sabrán ayudar a nuestros parientes, amigos y
bienhechores, sea con nuestra renta espiritual, sea con
otros medios.
2°. Esta devoción no impide orar por los demás – vivos o
difuntos – aunque la aplicación de nuestras obras
dependa de la voluntad de la Santísima Virgen. Al
contrario, nos llevará a rogar con mayor confianza.
Sucede como a la persona rica que hubiera cedido
todos sus bienes a un gran príncipe para honrarlo más:
ella pediría con mayor confianza a este príncipe que dé
una limosna a un amigo suyo que se la pida. El príncipe
hasta se sentiría feliz de encontrar la oportunidad de
manifestar su gratitud a quien se ha despojado de todo
para honrarlo y se ha empobrecido para enriquecerlo. El
príncipe representa a Jesucristo y a la Santísima Virgen,
que jamás se dejarán vencer por nadie en gratitud.
133. Otro objetará, tal vez : “Si doy a la Virgen todo el valor
de mis acciones para que lo aplique a quien Ella
quiera, quizá tenga yo que padecer largo tiempo en el
purgatorio”.
113
Esta objeción proviene del amor propio y de la
ignorancia que tenemos respecto a la generosidad
divina y la de la Santísima Virgen. Y se destruye por sí
sola. ¿Será posible que una persona ferviente y
generosa, que vela con mayor empeño por los
intereses de Dios que por los propios, que da a Dios
todo cuanto tiene sin reserva alguna – de suerte que ya
no puede dar más. Non plus ultra –, que tiene como
única aspiración la gloria de Dios y el reinado de
Jesucristo por medio de su Madre Santísima y se
sacrifica en todo para alcanzar este fin... será posible –
repito – que persona tan noble y generosa sea
castigada en la otra vida por haber sido en esta más
generosa y desinteresada que las demás? ¡Nada de
eso! El Señor y su Madre Santísima – lo veremos
enseguida – se mostrarán generosísimos
precisamente con esta persona en este mundo y en el
otro, en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la
gloria.
134. Conviene ver ahora – con la mayor brevedad posible –
los motivos que hablan a favor de esta devoción, los
admirables efectos que produce en las almas fieles y
sus principales prácticas.
114
 Capítulo II
MOTIVOS A FAVOR DE ESTA CONSAGRACIÓN
1. Esta devoción nos consagra totalmente al servicio de
Dios.
135. Primer motivo que nos manifiesta la excelencia de la
consagración de sí mismo a Jesucristo por medio de
María.
No se puede concebir ocupación más noble en este
mundo que la de servir a Dios. El último de los
servidores de Dios es más noble y poderoso que los
reyes y emperadores, si estos no sirven a Dios. ¿Cuál
no será entonces la riqueza, el poder y la dignidad del
auténtico y perfecto servidor de Dios, que se consagra
totalmente, sin reserva y en cuanto le es posible a su
1
servicio? .
Tal viene a ser, en efecto, el esclavo fiel y amoroso de
Jesús en María, consagrado totalmente por medio de
la Santísima Virgen a este Rey de reyes, sin
reservarse nada para sí mismo. Ni todo el oro del
mundo ni las bellezas del cielo alcanzan para pagarlo.
136. Las demás congregaciones, asociaciones y cofradías
erigidas en honor del Señor y de su Madre Santísima y
que tan grandes bienes producen en la cristiandad, no
obligan a entregarlo todo sin reserva. Prescriben
ciertamente a sus asociados algunas obras y prácticas
de devoción para cumplir los compromisos asumidos,
pero les dejan libres las demás acciones y el resto del
tiempo.
1 Ver LG 36: servir por Cristo y como Cristo es reinar.
115
Esta devoción, en cambio, exige entregar a Jesús y a
María todos los pensamientos, palabras, acciones y
sufrimientos y todos los momentos de la vida. De quien
ha optado por ella se podrá, pues, decir con toda
verdad que cuanto hace – vele o duerma, coma o beba,
realice acciones importantes u ordinarias – pertenece
a Jesús y a María, gracias a la consagración hecha por
2
él, a no ser que la haya retractado expresamente .
¡Qué consuelo!
137. Además – ya lo he dicho – no hay práctica que nos
libere más eficazmente de cierto resabio de amor
propio que se desliza imperceptiblemente en las
mejores acciones. Esta gracia insigne la concede el
Señor en recompensa por el acto heroico y
desinteresado de entregarle, por manos de su Madre
Santísima, todo el valor de las buenas acciones. Si ya
en este mundo da el céntuplo a los que por su amor
dejan los bienes exteriores, temporales y
3
perecederos , ¿qué no dará a quienes le sacrifican aún
los bienes interiores y espirituales?
138. Jesús, nuestro mejor amigo, se entregó a nosotros sin
reserva, en cuerpo y alma, con sus virtudes, gracias y
méritos: “Me amó totalmente, entregándose todo”, dice
4
San Bernardo . ¿No será, pues, deber de justicia y
gratitud darle todo lo que podemos? Él fue el primero
en mostrarse generoso con nosotros: seámoslo con él
– lo exige la gratitud – y Él se manifestará aún más
generoso durante nuestra vida, en la muerte y por la
5
eternidad: “Eres generoso con el generoso” .
2 Ver VD 110.
3 Ver Mt 19, 29.
4 Serm. 22 de Diversis, PL 183, 598.
5 Ver Sal 17, 26.
116
2. Esta devoción nos lleva a imitar el ejemplo de
Jesucristo y a practicar la humildad.
139. Segundo motivo que nos demuestra: que es en sí
justo y ventajoso para el cristiano el consagrarse
totalmente a la Santísima Virgen mediante esta
práctica de devoción a fin de pertenecer más
perfectamente a Jesucristo.
Este buen Maestro no se desdeñó de encerrarse en el
seno de la Santísima Virgen como prisionero y esclavo
de amor ni de vivir sometido y obediente a Ella durante
30 años. Ante esto – lo repito – se anonada la razón
humana, si reflexiona seriamente en la conducta de la
Sabiduría encarnada, que no quiso, aunque hubiera
podido hacerlo, entregarse directamente a los
hombres, prefiriendo comunicarse a ellos por medio
de la Santísima Virgen, y que tampoco quiso venir al
mundo en plena madurez, independiente de los
demás, sino como niño pequeño y débil, necesitado
de los cuidados y la asistencia de una madre.
Esta Sabiduría infinita, inmensamente deseosa de
glorificar a Dios, su Padre, y de salvar a los hombres,
no encontró medio más perfecto y eficaz para realizar
sus anhelos que someterse en todo a la Santísima
Virgen, no sólo durante los ocho o quince primeros
años de su vida, como los demás niños, sino durante
treinta años. Y durante este tiempo de sumisión y
dependencia glorificó más al Padre que si hubiera
empleado esos años en hacer milagros, predicar por
toda la tierra y convertir a todos los hombres. Que si
no, hubiera hecho esto último. ¡Oh! ¡Cuánto glorifica a
Dios quien, a ejemplo de Jesucristo, se somete a
María!
117
Teniendo, pues, ante los ojos ejemplo tan claro y
universalmente reconocido, ¿seremos tan insensatos
que esperemos hallar medio más rápido y eficaz para
glorificar a Dios diferente de la sumisión a María a
imitación de su Hijo divino?
140. En prueba de la dependencia en que debemos vivir
respecto a la Santísima Virgen, recuerda cuanto
hemos dicho al acudir el ejemplo que el Padre, el Hijo y
6
el Espíritu Santo nos ofrecen de dicha dependencia .
El Padre no dio ni da a su Hijo sino por medio de María,
no se forma hijos adoptivos ni comunica sus gracias
sino por Ella.
Dios Hijo se hizo hombre para todos solamente por
medio de María, no se forma ni nace cada día en las
almas sino por Ella en unión con el Espíritu Santo, ni
comunica sus méritos y virtudes sino por Ella.
El Espíritu Santo sólo formó a Jesucristo por María y
7
por ella sigue formando a los miembros de su Cuerpo
Místico y repartiendo sus dones y virtudes.
Después de tantos y tan apremiantes ejemplos de la
Santísima Trinidad, ¿podremos acaso – a menos que
estemos completamente ciegos – prescindir de María,
no consagrarnos a Ella para ir a Dios e inmolarnos a
Él?
141. Veamos ahora algunos pasajes de los Padres8, que he
seleccionado para probar lo que acabo de afirmar.
6 Ver VD 14-39.
7 María “dio a luz al Hijo, a quien Dios constituyó como primogénito entre muchos hermanos, a saber, los fieles a cuya generación y
educación coopera con materno amor” (LG 62; ver MC 17).
8 Montfort presenta los textos siguientes en latín. Ofrecemos las referencias para quienes deseen consultar los textos en la lengua
original.
118
• “Dos hijos tiene María: un hombre-Dios y un hombre- 143. Esta práctica constituye, además, un ejercicio de
hombre. Del primero es madre corporal, del segundo, profunda humildad, virtud que Dios prefiere a todas
9
madre espiritual” . las otras. Quien se ensalza rebaja a Dios; quien se
• “La voluntad de Dios es que todo lo tengamos en María. humilla lo glorifica. Y “Dios resiste a los orgullosos y
14
Debemos reconocer que la esperanza, la gracia y los concede sus favores a los humildes” .
10
dones que poseemos dimanan de Ella” . Si te humillas, considerándote indigno de presentarte
• “Ella distribuye todos los dones y virtudes del Espíritu y acercarte a Él, Dios se abaja y desciende para venir
Santo a quien quiere, cuando quiere, como quiere y en la a ti, complacerse en ti y elevarte – aún a pesar tuyo-.
medida que Ella quiere”11 . Pero, si te acercas atrevidamente a Él, sin mediador,
• “Dios lo entregó todo a María, para que lo recibieras todo Él se aleja de ti y no podrás alcanzarlo.
por medio de Ella, pues tú eras indigno de recibirlo ¡Oh! ¡Cuánto ama Él la humildad de corazón! Y a esta
directamente de Él” 12. humildad precisamente nos conduce la práctica de
142. Viendo Dios que somos indignos de recibir sus gracias esta devoción. Que nos enseñe a no acercarnos
inmediatamente de su mano – dice San Bernardo – las da a jamás al Señor por nosotros mismos – por amable y
María, para que de Ella recibamos cuanto nos quiere dar. misericordioso que Él sea – sino a servirnos siempre
Añadamos que Dios cifra su gloria en recibir de mano de de la intervención de la Santísima Virgen, para
María el tributo de gratitud, respeto y amor que le debemos presentarnos a Dios, hablarle y acercarnos a Él,
por sus beneficios. ofrecerle algo o unirnos y consagrarnos a Él.
Es, pues, muy justo imitar la conducta de Dios, para que –
añade el mismo San Bernardo – “la gracia vuelva a su autor 3. Esta devoción nos alcanza la protección maternal
por el mismo canal por donde vino a nosotros” 13. de María
Esto es lo que hacemos con nuestra devoción: con ella a. María se da a su esclavo
ofrecemos y consagramos a la Santísima Virgen cuanto 144. Tercer motivo. La Santísima Virgen es Madre de
somos y tenemos, a fin de que el Señor reciba por su dulzura y misericordia y jamás se deja vencer en amor
mediación la gloria y reconocimiento que le debemos. Y nos y generosidad. Viendo que te has entregado
reconocemos indignos e incapaces de acercarnos por totalmente a Ella para honrarla y servirla y te has
nosotros mismos a su infinita Majestad. Por ello, acudimos a despojado de cuanto más amas para honrarla, se
la intercesión de la Santísima Virgen. entrega también plena y totalmente a ti. Hace que te
abismes en el océano de sus gracias, te adorna con
sus méritos, te apoya con su poder, te ilumina con su
9 Conrado de Sajonia. Speculum BMV, lect. 3 par. 1, 2 (Ver Orígenes, In Psal 86, 6, PG 12, 1547).
10 San Bernardo. Serm. In Nativ. BMV: De Aquaeductu, n. 7 y 6, PL 183, 441.
11 San Bernardino. Serm. De 12 Piv. 1, 2 c. 8: Serm. In Nativ. BMV., art. Un., c. 8.
12 San Bernardo, Serm. 3, in Vigilia Nativ. Domini, n. 10, PL 183, 100.
13 San Bernardo, Serm, in Nativ. BMV: De Aquaeductu, n. 18, PL 183, 448. 14 Stgo 4, 6.

119 120
 luz, te inflama con su amor, te comunica sus virtudes:
su humildad, su fe, su pureza, etc., se constituye en tu
fiadora, tu suplemento y tu todo ante Jesús. Por
último, dado que como consagrado perteneces
totalmente a María, también Ella te pertenece en
plenitud. De suerte que, como perfecto servidor e hijo
de María, puedes repetir lo que dijo de sí mismo el
evangelista San Juan: “El discípulo se la llevó a su
15
casa” .
145. Este compromiso observado con fidelidad produce en
tu alma gran desconfianza, desprecio y
aborrecimiento de ti mismo y, a la vez, inmensa
confianza y total entrega en manos de la Santísima
Virgen, tu bondadosa Señora.
Como consagrado a Ella, no te apoyarás en tus
propias disposiciones, intenciones, méritos y buenas
obras. En efecto, lo has sacrificado todo a Jesucristo
por medio de su Madre bondadosa. Por ello, ya no te
queda otro tesoro – y éste ya no es tuyo – en donde
estén todos tus bienes, que María.
Esto te llevará a acercarte al Señor sin temor servil ni
escrúpulos y a rogarle con toda confianza. Y te hará
participar en los sentimientos del piadoso y sabio
Abad Ruperto, quien aludiendo a la victoria de Jacob
16
sobre un ángel , dirige a la Santísima Virgen estas
palabras: “¡Oh María, Princesa mía y Madre
inmaculada del hombre-Dios, Jesucristo, no apoyado
en mis méritos sino armado con los tuyos, deseo
1 7
luchar con este Hombre que es el Verbo de Dios!” .
15 Jn 19, 27; ver VD 179.
16 Ver Gn 32, 23-33.
17 Ruperto, proemio in Ct de Incarnat. Domini. PL. 39, 21. 30-2131.
121
¡Oh! ¡Qué poderosos y fuertes somos ante Jesucristo
cuando estamos armados con los méritos e intercesión
de la digna Madre de Dios, quien – según las palabras de
San Agustín – venció amorosamente al Todopoderoso!18.
b. María purifica nuestras buenas obras, las embellece y
hace aceptables a su Divino Hijo.
146. En esta devoción entregamos al Señor, por manos de
su Madre Santísima, todas nuestras buenas obras.
Esta bondadosa Madre las purifica, embellece,
presenta a Jesucristo y hace que Hijo las acepte.
1°. Las purifica de toda mancha de egoísmo y del apego
aún imperceptible, que se desliza insensiblemente en
las mejores acciones. Tan pronto como llegan a sus
manos purísimas y fecundas, esas manos jamás
estériles ni ociosas y que purifican todo lo que tocan,
limpian en lo que le ofrecemos todo lo que tenga de
impuro o imperfecto.
147. 2°. Las embellece, adornándolas con sus méritos y
virtudes. Pensemos en un labrador cuya única riqueza
es una manzana. ¿Qué haría si deseara granjearse la
simpatía y benevolencia del rey? – Acudir a la reina y
presentarle la manzana para que ella la ofrezca al
soberano. La reina aceptaría el modesto obsequio,
colocaría la manzana en una grande y hermosa
bandeja de oro y la presentaría al rey en nombre del
labrador. En esta forma la manzana – de suyo indigna
de ser presentada al soberano – se convierte en un
obsequio digno de su majestad, gracias a la bandeja de
oro y a la persona que la presenta19.
18 San Agustín, In Fest.. Assumpt. BMV, ver PL 39. 2130-2131.
19 Ver SM 37.
122
148. 3°. María presenta nuestras buenas obras a Jesucristo,
sin reservarse nada de lo que se le ofrece: todo lo
entrega fielmente a Jesucristo. Si entregas algo a Ella,
necesariamente lo entregas a Jesucristo. Si la alabas,
necesariamente alabas y glorificas al Señor. Si la
ensalzas y bendices, Ella – como cuando Santa Isabel
la alabó – entona su cántico: “¡Proclama mi alma al
20
Señor!” .
149. 4°. Por insignificante y pobre que sea ante Jesucristo,
Rey de reyes y Santo de los santos, el don que le
presentas, María hace que El acepte tus buenas obras.
Pero quien, por su cuenta y apoyado en su propia
destreza y habilidad, lleva algo a Jesucristo, debe
recordar que Él examina el obsequio y muchas veces,
lo rechaza por hallarlo manchado de egoísmo – lo
mismo que en otro tiempo rechazó los sacrificios de los
21
judíos por estar llenos de voluntad propia .
Pero si al presentar algo a Jesucristo, lo ofreces por las
manos puras y virginales de su Madre amadísima, le
coges por su flaco – si me permites la expresión –. Él no
mirará tanto el don que le ofreces cuando a su
bondadosa Madre, que es quien se lo presenta, ni
considera tanto la procedencia del don cuanto a Aquella
que se lo ofrece.
Así, María – jamás rechazada y siempre bien recibida
por su Hijo – hace que el Señor acepte con agrado
cuanto le ofrezcas, grande o pequeño: basta que María
lo presente, para que Jesús lo acepte y se complazca
en el obsequio. El gran consejo que daba San Bernardo
20 Lc 1, 46; ver Vd 225.
21 Hb 10, 5-7.
123
a aquellos a quienes dirigía a la perfección era éste: “Si
quieres ofrecer algo a Dios, procura presentarlo por las
manos agradabilísimas y dignísimas de María, si no
quieres recibir un rechazo” 22.
150. ¿No es esto acaso lo que la misma naturaleza inspira a
los pequeños con respecto a los grandes, como hemos
visto ya? ¿Por qué no habría de impulsarnos la gracia a
observar la misma conducta para con Dios,
infinitamente superior a nosotros y ante quien somos
menos que átomos? ¿Tanto más, teniendo como
tenemos una abogada tan poderosa, que jamás ha sido
desairada; tan inteligente, que conoce todos los
secretos para conquistar el corazón de Dios; tan
caritativa, que no rechaza a nadie por pequeño y
malvado que sea?
Más adelante expondré en la historia de Jacob y
Rebeca la auténtica figura de lo que voy diciendo.
4. Esta devoción es un medio excelente para procurar la
mayor gloria de Dios.
151. Cuarto motivo. Esta devoción, fielmente practicada, es
un medio excelente para orientar el valor de nuestras
buenas obras a procurar la mayor gloria de Dios. Casi
nadie obra en esta finalidad – a pesar de que a ello
estamos obligados sea por que no sabemos dónde
está la mayor gloria de Dios, sea porque no la
buscamos.
Ahora bien, dado que la Santísima Virgen – a quien
cedemos el valor y mérito de nuestras buenas obras –
conoce perfectamente dónde está la mayor gloria de
22 San Bernardo, Serm in Nativ. BMV: De Aquaeductu n. 18 PL. 138, 448; ver VD 142 y SM 37
124
 Dios y cuya actividad se orienta a procurarla, el perfecto
servidor de esta amable Señora – quien se ha
consagrado totalmente a Ella como hemos dicho –
puede afirmar abiertamente que el valor de todas sus
acciones, pensamientos y palabras se ordena a la
mayor gloria de Dios, a no ser que haya revocado
expresamente su ofrenda.
¿Será posible hallar algo más consolador para una
persona que ama a Dios con amor puro y desinteresado
y aprecia la gloria y los intereses de Dios más que los
suyos propios?
5. Esta devoción conduce a la unión con el Señor.
152. Quinto motivo. Esta devoción es camino fácil, corto,
perfecto y seguro para llegar a la unión con Dios, en la
cual consiste la perfección cristiana.
a. Es camino fácil.
Es el camino abierto por Jesucristo al venir a nosotros y
en el que no hay obstáculos para llegar a Él.
Ciertamente se puede llegar a Jesucristo por otros
caminos. Pero en ellos se encuentran cruces más
numerosas, muertes extrañas y dificultades apenas
superables; será necesario pasar las noches oscuras,
terribles agonías, escarpadas montañas, punzantes
espinas y espantosos desiertos. Pero, por el camino de
María se avanza más suave y tranquilamente.
Claro que también encontramos rudos combates y
grandes dificultades por superar. Pero esta bondadosa
Madre y Señora se hace tan cercana y presente a sus
fieles servidores para iluminarlos en sus tinieblas,
esclarecerlos en sus dudas, fortalecerlos en sus
temores, sostenerlos en sus combates y dificultades,
que en verdad este camino virginal para encontrar a
125
Jesucristo resulta de rosas y mieles comparado con los
demás.
Han habido santos, pero en corto número23 - como San
Efrén, San Juan Damasceno, San Bernardo, San
Bernardino, San Buenaventura, San Francisco de
Sales, etc. – que han transitado por este camino suave
para ir a Jesucristo, porque el Espíritu Santo, Esposo fiel
de María, se lo ha enseñado por gracia especialísima.
Pero los demás santos, que son la mayoría, aunque
hayan tenido todos devoción a la Santísima Virgen, no
han entrado o sólo muy poco en este camino. Es por ello
que tuvieron que pasar por pruebas más rudas y
peligrosas.
153. ¿De dónde procederá entonces, me preguntará algún
fiel seguidor de María, que los fieles servidores de esta
bondadosa Madre encuentran tantas ocasiones de
padecer y aún más que aquellos que no le son tan
devotos? Los contradicen, persiguen, calumnian y
nadie los puede tolerar... O caminan entre tinieblas
interiores o por desiertos donde no se da la menor gota
de rocío del cielo. Si esta devoción a la Santísima Virgen
facilita el camino para llegar a Jesucristo, ¿por qué sus
devotos son los más crucificados?
154. Le respondo que ciertamente, siendo los más fieles
servidores de la Santísima Virgen sus preferidos,
reciben de Ella los mayores favores y gracias del cielo
que son las cruces. Pero sostengo que los servidores de
María llevan estas cruces con mayor facilidad, mérito y
gloria y que lo que mil veces detendría a otros o los haría
caer, a ellos no los detiene nunca, sino que los hace
23 La lista no es exhaustiva.
126
 avanzar. Porque esta bondadosa Madre, plenamente
llena de gracia y unción del Espíritu Santo, endulza
todas las cruces que les prepara con el azúcar de su
dulzura maternal y con la unción del amor puro, de
modo que ellos las consumen alegremente como
nueces confitadas aunque en si sean muy amargas.
Y creo que una persona que quiere ser devota y vivir
piadosamente en Jesucristo24 y, por consiguiente,
padecer persecución y cargar todos los días con su
cruz, no llevará jamás grandes cruces o no las llevará
con alegría y hasta el fin, si no profesa tierna devoción a
la Virgen María, que es la dulzura de las cruces: como
tampoco podría una persona, sin gran violencia – que
no sería duradera – comer nueces verdes no confitadas
con azúcar.
b. Es camino corto
155. Esta devoción a la Santísima Virgen es camino corto
para encontrar a Jesucristo. Sea porque en Él nadie se
extravía, sea porque – como acabo de decir– se
avanza por él con mayor gusto y facilidad y, por
consiguiente, con mayor rapidez.
Se adelanta más en poco tiempo de sumisión y
obediencia a María que en años enteros de hacer
nuestra propia voluntad y apoyarnos en nosotros
mismos. Porque el hombre obediente y sumiso a María
cantará victorias señaladas sobre todos sus
25
enemigos . Estos, ciertamente, querrán impedir que
avance, hacerle retroceder o caer, pero – con el apoyo,
auxilio y dirección de María – sin caer, retroceder ni
detenerse avanzará a pasos agigantados hacia
24 2 Tim 3, 12.
25 Ver Prov 21, 28.
127
Jesucristo, por el mismo camino por el cual está escrito
que Jesús vino a nosotros a pasos de gigante y en corto
26
tiempo .
156. ¿Cuál crees sea el motivo de que Jesucristo haya vivido
tan poco tiempo sobre la tierra y que haya pasado casi
todos esos años en sumisión y obediencia a su Madre?
Es este: Que no obstante la brevedad de su carrera
mortal27, vivió largos años, inclusive muchos más que
Adán – cuyas pérdidas vino a reparar –, aunque ésta
haya vivido más de novecientos años. Largo tiempo
vivió Jesucristo porque vivió en sumisión y unión a su
Madre Santísima, por obediencia al Padre.
Porque:
1°. El que honra a su madre – dice el Espíritu Santo – es
28
como el que atesora . Es decir, el que honra a María,
hasta someterse a Ella y obedecerle en todo, pronto se
hará muy rico, pues cada día acumula riquezas por el
secreto de esta piedra filosofal.
2°. Según la interpretación espiritual de las siguientes
palabras del Espíritu Santo: “Mi vejez se encuentra en la
misericordia del seno”29 , en el seno de María – la que
30
rodeó y engendró a un varón perfecto y pudo contener
a Aquel a quien no puede abrazar ni contener todo el
universo31 los jóvenes se convierten en ancianos por la
experiencia, luz, santidad y sabiduría y llegan en pocos
años a la plenitud de la edad en Jesucristo32.
26 Ver Sal 18, 6.
27 Ver Sap 4, 13.
28 Eclo. 3, 5; ver ASE 86-87.
29 Ver Sal 91, 11 (Vulgata)
30 Ver Jr 31, 22.
31 Liturgia de la Iglesia
32 Ver Ef 4, 13 y VD 33.
128
c. Es camino perfecto
157. Esta devoción a la Santísima Virgen es camino
perfecto para ir a Jesucristo y unirse con Él. Porque
María es la más perfecta y santa de las puras creaturas
y Jesucristo, que ha venido a nosotros de la manera
más perfecta, no tomó otro camino para viaje tan
importante y admirable que María.
El Altísimo, el Incomprensible, el Inaccesible, EL QUE
ES ha querido venir a nosotros, gusanillos de la tierra y
que no somos nada. ¿Cómo sucedió esto?
• El Altísimo descendió de manera perfecta y divina hasta
nosotros por medio de la humilde María, sin perder nada
de su divinidad ni santidad. Del mismo modo, deben subir
los pequeñuelos hasta el Altísimo perfecta y divinamente
y sin temor alguno a través de María.
• El Incomprensible se dejó abarcar y contener
perfectamente por la humilde María, sin perder nada de
su inmensidad. Del mismo modo, debemos dejarnos
encerrar y conducir perfectamente y sin reservas por
María.
• El Inaccesible se acercó y unió estrecha, perfecta y aún
personalmente a nuestra humanidad por María, sin
perder nada de su majestad. Del mismo modo, por María,
debemos acercarnos a Dios y unirnos a su majestad,
perfecta e íntimamente, sin temor a ser rechazados.
• Finalmente, EL QUE ES quiso venir a lo que no es y hacer
que lo que no es llegue a ser Dios o El que es. Esto lo
realizó en forma perfecta, entregándose y sometiéndose
incondicionalmente a la joven Virgen María, sin dejar de
ser en el tiempo el que es en la eternidad. Del mismo
modo, nosotros, aunque seamos nada, podemos por
María llegar a ser semejantes a Dios por la gracia y la
gloria, entregándonos perfecta y totalmente a Ella, de
129
suerte que no siendo nada por nosotros mismo, le
seamos todo por Ella sin temor de engañarnos.
158. Ábranme un camino para ir a Jesucristo, embaldosado
con todos los méritos de los bienaventurados,
adornados con todas sus virtudes heroicas, iluminado
y embellecido con todos los esplendores y bellezas de
los ángeles y en el que se presenten todos los ángeles
y santos para guiar, defender y sostener a quienes
quieran andar por él... Afirmo con osadía y con toda
verdad que antes que tomar camino tan perfecto,
prefiero seguir el camino inmaculado de María...33 ,
senda o camino sin mancha ni fealdad, sin pecado
original ni actual, sin sombras ni tinieblas. Y si mi
amable Jesús viene otra vez al mundo para reinar en él
– como sucederá ciertamente – no escogeré para ese
viaje otro camino que el de María, por quien vino la
primera vez con tanta seguridad y perfección.
La diferencia entre una y otra venida está en que la
primera fue secreta y escondida, mientras que la
segunda será gloriosa y fulgurante. Pero ambas son
perfectas porque ambas se realizan por María. ¡Ay!
¡Este es un misterio que aún no se comprende!
“¡Enmudezca aquí toda lengua!”34.
d. Es camino seguro
159. Esta devoción a la Santísima Virgen es camino seguro
para ir a Jesucristo y alcanzar la perfección
uniéndonos a Él.
1°. Porque esta práctica que estoy enseñando no es nueva.
33 Sal 17, 33 (Vulgata)
34 Ver VD 12.
130
Es tan antigua que no se pueden señalar con precisión sus toda España y Alemania y obtuvo de Gregorio XV, a
comienzos – como dice un libro que escribió sobre esta instancias del mismo rey, grandes indulgencias para
devoción el Sr. Boudon35, muerto hace poco en olor de quienes la practicasen.
santidad –. Es cierto, sin embargo, que se hallan vestigios de
ella en la Iglesia hace más de setecientos años. El P. Bartolomé de los Ríos41, agustino, se dedicó con el
San Odilón, Abad de Cluny – vivió hacia le año 1040 – fue beato Simón Rojas, íntimo amigo suyo, a extender de
uno de los primeros en practicarla en Francia, como se palabra y por escrito esta devoción en España y Alemania.
consigna en su biografía36 . Escribió un grueso volumen, titulado De Hierachia Mariana,
37
El cardenal San Pedro Damiano relata que en el año 1076 en el que trata con tanta piedad como erudición de la
su hermano, el Beato Marín, se hizo esclavo de la Santísima antigüedad, excelencia y solidez de esta devoción.
Virgen, en presencia de su director espiritual y en manera Los Padres Teatinos propagaron esta devoción en Italia,
muy edificante echose una cuerda al cuello, tomó disciplina y Sicilia y Saboya, durante el último siglo42.
colocó en el altar una suma de dinero como señal de El R.P. Estanislao Falacio, S.J.43 la dio a conocer
vasallaje y consagración a la Virgen María. Actitud en la cual maravillosamente en Polonia.
perseveró tan fielmente toda su vida que a la hora de su El P. de los Ríos, en el libro antes citado, consigna los
muerte mereció ser visitado y consolado por su bondadosa nombres de los príncipes, princesas y cardenales de
Soberana y escuchar de sus labios la promesa del paraíso diferentes naciones que abrazaron esta devoción.
38
en recompensa de sus servicios . El R.P. Comelio Alápide44, tan recomendable por su piedad
César Bolando hace mención de un ilustre caballero, Walter como por su ciencia profunda, recibió de muchos obispos y
de Birbac, pariente próximo de los duques de Lovaina, quien teólogos el encargo de examinar esta devoción. Después de
39
hacia el año 1300 hizo la consagración de sí mismo a la estudiarla detenidamente, hizo de ella grandes elogios,
Santísima Virgen. dignos de su piedad. Muchos otros grandes personajes
Muchas otras personas practicaron en privado esta siguieron su ejemplo.
devoción hasta el siglo XVII, en que se hizo pública40 . Los RR.PP. Jesuitas, siempre celosos en el servicio de la
160. El Padre Simón Rojas, de la Orden de la Trinidad, Santísima Virgen, presentaron en nombre de los
llamada de la Redención de Cautivos, predicador en la Congregantes de Colonia un opúsculo sobre la santa
corte de Felipe III, puso en boga esta devoción por esclavitud al duque Fernando de Baviera – arzobispo
entonces de Colonia–. Este lo aprobó y permitió imprimirlo y

35 Enrique María Boundon (1634-1702).

36 San Odilón (961-1048), Abad de Cluny desde 994.
37 San Pedro Damiano (1007-1072). 41 Bartolomé de los Ríos (1580-1652).
38 Ver PL 145, 565-567. 42 Ver Silos, Historiarum Clericorum Regularium, Romae 1665, para alterá, pg. 119-121, 444.
39 César Bolando murió hacia 1210. 43 Francisco Estanislao Falacio, S.J., Mariae mancipium, Lublín 1663.
40 Consultar E. Brémond, Histoire littéraire du sentiment religieux en France, París 1923, pg. 266. 44 Cornelius van den Steen (1567-1637).

131 132
exhortó a todos los párrocos y religiosos de su diócesis a
difundir en la medida de lo posible esta sólida devoción.
162. El cardenal de Bérulle45, cuya memoria bendice toda
Francia, fue uno de los más celosos en propagar por
Francia esta devoción, a pesar de todas las calumnias
y persecuciones que le levantaron los críticos y
libertinos. Estos le acusaron de novedad y
superstición y publicaron un folleto difamatorio,
sirviéndose – o más bien el demonio se sirvió por
medio de ellos – de mil argucias para impedirle
divulgar en Francia esta devoción. Pero este grande y
santo varón respondió a las calumnias con su
paciencia y a las objeciones de ese libelo con un breve
escrito en que las refutó victoriosamente,
demostrando que esta práctica se funda en el ejemplo
de Jesucristo, las obligaciones que tenemos para con
Él y las promesas del santo Bautismo. Especialmente
con esta última razón cerró la boca a sus adversarios,
haciéndoles ver que esta consagración a la Santísima
Virgen y por medio de Ella a Jesucristo no es otra cosa
que una perfecta renovación de los votos y promesas
del Bautismo. Añade muchas y muy hermosas cosas
sobre esta devoción, que puede leerse en sus obras.
163. En el citado libro del Sr. Boudon pueden leerse los
nombres de los diferentes Papas que han aprobado
esta devoción, de los teólogos que la han examinado,
las persecuciones suscitadas contra ella y sobre las
cuales ha triunfado y los millares de personas que la
han abrazado, sin que jamás ningún Papa la haya
46
condenado . Y es que no se le podría condenar sin
trastornar los fundamentos del cristianismo.
45 Pedro de Bérulle (1575-1637), fundador del Oratorio en Francia.
46 La inquisición romana condenó en ese momento los abusos e indiscreciones de las gentes devotas
133
Consta, pues, que esta devoción no es nueva. Y si no
es practicada por todo el mundo, se debe a que es
demasiado preciosa para ser saboreada y vivida por
toda clase de personas.
164. 2°. Porque esta devoción es un medio seguro para ir a
Jesucristo. Efectivamente, lo propio de la Santísima
Virgen es conducirnos con toda seguridad a Jesucristo,
así como lo propio de Jesucristo es llevarnos al Padre
con toda seguridad. Que no se engañen, pues, las
personas espirituales creyendo falsamente que María
les impida llegar a la unión con Dios. Porque, ¿será
posible que la que halló gracia delante de Dios para
todo el mundo en general y para cada uno en particular,
estorbe a las almas para alcanzar la inestimable gracia
de la unión con Jesucristo? ¿Será posible que la que
fue total y sobreabundantemente llena de gracia y tan
unida y transformada en Dios que lo obligó a
47
encarnarse en Ella , impida al alma vivir unida a Dios?
Ciertamente que la vista de las otras creaturas, aunque
santas, podrá en ocasiones retardar la unión divina,
48
pero no María – como he dicho antes - y no me
cansaré de repetirlo.
Una de las razones que explican por qué son tan pocas
las almas que llegan a la madurez en Jesucristo49, es
que María – que ahora como siempre es la Madre de
Cristo y al Esposa fecunda del Espíritu Santo – no está
bastante formada en los corazones. Quien desee tener
el fruto maduro y bien formado, debe tener el árbol que
lo produce. Quien desee tener el fruto de vida –
47 Sth III, a. 11, ad 3.
48 Ver VD 75 y SM 21.
49 Ver VD 33.
134
 Jesucristo – debe tener el árbol de vida, que es María.
Quien desee tener en sí la operación del Espíritu Santo,
debe tener a su Esposa fiel e inseparable, la excelsa
María, que lo hace fértil y fecundo, como hemos dicho
antes50 .
165. Persuádete, pues, de que cuanto más busques a María
en tus oraciones, contemplación, acciones y
padecimientos – si no de manera explícita, al menos
con una mirada general e implícita – más
perfectamente hallarás a Jesucristo, que está siempre
en María, grande y poderoso, dinámico e
incomprensible, como no lo está en el cielo ni el ninguna
otra criatura del universo51 .
Así, la excelsa María, toda transformada en Dios – lejos
de obstaculizar a los perfectos la llegada a la unión con
Dios – es la creatura que nos ayuda con mayor eficacia
en obra tan importante. Y esto, en forma que no ha
habido ni habrá jamás persona igual a Ella, ya por las
gracias que para ello nos alcanza – pues, como dice un
santo, “nadie se llena del pensamiento de Dios sino por
52
Ella” -, ya por las ilusiones y engaños del espíritu
maligno, de las cuales Ella nos libera.
166. Donde está María no puede estar el espíritu maligno.
Precisamente una de las señales de que somos
guiados por el buen espíritu es el ser muy devotos de la
Santísima Virgen, pensar y hablar frecuentemente de
Ella. Así piensa San Germán53 quien añade que así
como la respiración es señal cierta de que el cuerpo no
está muerto, del mismo modo el pensar con frecuencia
50 Ver VD 33.
51 Ver LG 65.
52 San Germán de Constantinopla, Serm. 2 in Dormit. Deip, PG 98, 350.
53 San Germán de Constantinopla, Orat. In Sanctae Deip. Zon., PG 98, 378-379.
135
en María invocarla amorosamente es señal cierta de
que el alma no está muerta por el pecado.
167. Siendo así, que – según dicen la Iglesia y el Espíritu
Santo que la dirige – María sola ha dado muerte a todas
las herejías54 - por más que los críticos murmuren –:
jamás un fiel devoto de María caerá en herejía o ilusión,
al menos formales. Podrá, tal vez – aunque más
difícilmente que otros – errar materialmente, tomar la
mentira por verdad y el mal espíritu por bueno. Pero,
tarde o temprano, conocerá su falta y error material y,
cuando lo conozca, no se obstinará en creer y defender
lo que había considerado verdadero.
168. Cualquiera, pues, que desee avanzar, sin temor a
ilusiones – cosa ordinaria entre personas de oración –
por los caminos de la santidad y hallar con seguridad y
perfección a Jesucristo, debe abrazar de todo corazón,
con ánimo generoso y resuelto55, esta devoción a la
Santísima Virgen que tal vez no haya conocido todavía
y que yo le enseño ahora: “Les voy a mostrar un camino
más excelente56. Es el camino abierto por Jesucristo, la
Sabiduría encarnada, nuestra única Cabeza. El
miembro de esta Cabeza que avanza por dicho camino
no puede extraviarse.
Que entre, entonces, por este camino fácil a causa de la
plenitud de la gracia y unción del Espíritu Santo que lo
llena: nadie se cansa ni retrocede, si camina por él. Es
camino corto, que en breve nos lleva a Jesucristo. Es
camino perfecto, sin lodo ni polvo ni fealdad de pecado.
Es, finalmente, camino seguro, que de manera directa y
54 Oficio de Nuestra Señora.
55 2 Mc 1, 3.
56 1 Cor 12, 31.
136
 segura, sin desviarnos a la derecha ni a la izquierda,
nos conduce a Jesucristo y a la vida eterna.
Entremos, pues, por este camino y avancemos por él,
día y noche, hasta llegar a la plena madurez en
Jesucristo.
6. Esta devoción nos lleva a la plena libertad de los hijos
de Dios.
169. Sexto motivo. Esta devoción da a quienes la practican
fielmente una gran libertad interior: la libertad de los
hijos de Dios 57. Porque, al hacerse el hombre esclavo
de Jesucristo y consagrándose a Él por esta devoción,
el Señor en recompensa de la amorosa esclavitud por
la que hemos optado:
1°. Quita del alma todo escrúpulo y temor servil que pudiera
angustiarla, esclavizarla y perturbarla.
2°. Ensancha el corazón con una santa confianza en Dios,
haciendo que lo mire como a su Padre;
3°. Nos inspira un amor tierno y filial.
170. No me detengo a probar con razones esta verdad. Me
contento con referir un hecho histórico que leí en la
vida de la Madre Inés de Jesús, religiosa dominicana
del convento de Langeac – Alvernia, donde murió en
olor de santidad en 163458. Contaba apenas siete años
y ya padecía grandes congojas espirituales. Oyó
entonces una voz que le dijo: “Si quieres verte libre de
todas tus angustias y ser protegida contra todos tus
enemigos, hazte cuanto antes esclava de Jesús y de
su Santísima Madre”. Al regresar a su casa, se
apresuró a consagrarse enteramente como esclava a
57 Ver Gál 5, 1-13; 2 Cor 3, 17.
58 Inés de Langeac (1602-1634).
137
Jesús y María, aunque por entonces no sabía lo que
era esta devoción. Habiendo encontrado después una
cadena de hierro, se la puso a la cintura y la llevó hasta
la muerte. Hecho esto, cesaron todas sus congojas y
escrúpulos y halló tanta paz y amplitud de corazón,
que se comprometió a enseñar esta devoción a
muchos otros, quienes a su vez hicieron con ella
grandes progresos. Recordemos entre otros al Sr.
Olier, fundador del Seminario de San Sulpicio, y a
muchos sacerdotes y eclesiásticos del mismo
seminario.
Apareciósele un día la Santísima Virgen y le puso al
cuello una cadena de oro, en prueba del gozo que le
había causado al hacerse esclava suya y de su Hijo. Y
Santa Cecilia que acompañaba a la Santísima Virgen,
le dijo: “¡Dichosos los fieles esclavos de la Reina del
cielo, porque gozarán de la verdadera libertad!
59
¡Servirte a ti, es la libertad!” .
7. Esta devoción procura grandes ventajas al prójimo.
171. Séptimo motivo. Puede movernos a abrazar esta
práctica el considerar los grandes bienes que reporta a
nuestro prójimo.
Efectivamente, con ella se ejercita de manera
eminente la caridad con el prójimo, porque se le da, por
manos de María, lo más precioso y caro que tenemos,
que es el valor satisfactorio e impetratorio de todas las
buenas obras, sin exceptuar el menor pensamiento
bueno ni el más leve sufrimiento. Se acepta que todas
las satisfacciones adquiridas hasta ahora y las que se
59 Ver, La Vie de la Mére Agnés de Langeac, 2ª. Ed. Le Puy, 1675, pg. 581.
138
 adquieran hasta al muerte, sean empleadas según la
voluntad de la Santísima Virgen, para la conversión de
los pecadores o la liberación de las almas del
Purgatorio.
¿No es esto amar perfectamente al prójimo? ¿No es
esto pertenecer al número de los verdaderos
discípulos de Jesucristo, cuyo distintivo es la caridad?
¿No es este el medio de convertir a los pecadores, sin
temor a la vanidad, y librar a las almas del Purgatorio,
casi sin hacer otra cosa que lo que cada uno está
obligado a hacer conforme a su estado?
172. Para comprender la excelencia de este motivo sería
indispensable conocer el gran valor que tiene la
conversión de un pecador o la liberación de un alma del
Purgatorio: bien infinito, mayor que la creación del cielo
y de la tierra, pues se da a un alma la posesión de Dios.
De suerte que aún cuando por esta devoción no se
sacase en toda la vida sino un alma del Purgatorio o
sólo se convirtiese a un pecador, ¿no sería esto motivo
suficiente para mover a todo hombre caritativo a optar
por ella?
Nótese, además, que nuestras buenas obras, al pasar
por las manos de María, reciben un aumento de pureza
y, por lo mismo, de mérito y valor satisfactorio e
impetratorio. Con lo cual se tornan mucho más
capaces de aliviar a las almas del Purgatorio y
convertir a los pecadores que si no pasaran por las
manos virginales y generosas de María. Lo poco que
das a través de Ella, sin voluntad propia y por voluntad
enteramente desinteresada, se convierte en verdad en
algo poderosísimo para aplacar la cólera de Dios y
atraer su misericordia. De suerte que una persona que
139
haya sido enteramente fiel a esta práctica encontrará
en la hora de la muerte, que liberó a muchas almas del
Purgatorio y convirtió a muchos pecadores, mediante
esta devoción, aunque sólo haya realizado las obras
de su propio estado. ¡Qué gozo en el día del juicio!
¡Qué gloria en la eternidad!
8. Esta devoción es un medio maravilloso de
perseverancia.
173. O c t a v o m o t i v o . F i n a l m e n t e , l o q u e m á s
poderosamente nos impele a abrazar esta devoción a
la Santísima Virgen es el reconocer en ella un medio
admirable para perseverar en la virtud y ser fieles a
Dios. ¿Por qué, en efecto, la mayor parte de las
conversiones no es permanente? ¿Por qué se recae
tan fácilmente en el pecado? ¿Por qué la mayor parte
de los justos, en vez de adelantar de virtud en virtud y
adquirir nuevas gracias, pierde muchas veces las
pocas virtudes que poseía? Esta desgracia proviene –
como hemos dicho60 – de que, no obstante estar el
hombre tan corrompido y ser tan débil e inconstante,
¡se apoya en sus propias fuerzas y se cree capaz de
guardar el tesoro de sus gracias, virtudes y méritos!
Ahora bien, por esta devoción, confiamos a la Virgen
fiel todo cuanto poseemos, constituyéndola
depositaria universal de todos nuestros bienes de
naturaleza y gracia. Confiamos en su fidelidad, nos
apoyamos en su poder y nos cimentamos en su
misericordia y caridad, constituyéndola depositaria
universal de todos nuestros bienes de naturaleza y
60 Ver VD 87-89.
140
 gracia. Confiamos en su fidelidad, nos apoyamos en su
poder y nos cimentamos en su misericordia y caridad,
para que Ella conserve y aumente nuestras virtudes y
méritos, a pesar del demonio, del mundo y de la carne,
que hacen esfuerzos para arrebatárnoslos. Le
decimos como el hijo a su madre y el buen siervo a su
ama: “Guarda el buen depósito”61. Madre y Señora,
reconozco que por tu intercesión he recibido hasta
ahora más gracias de Dios de lo que yo merecía. La
triste experiencia me enseña que llevo este tesoro en
un vaso muy frágil y que soy muy débil y miserable para
conservarlo en mí mismo: Yo, pequeño y despreciado
62
como soy... . Recibe, por favor, cuanto poseo y
consérvamelo con tu fidelidad y tu poder. Si tú me
guardas, no perderé nada. Si me sostienes, no caeré.
Si me proteges, estaré seguro ante mis enemigos”.
174. San Bernardo dice en términos formales esto mismo
para inspirarnos esta práctica: “Si Ella te sostiene, no
caes; si Ella te protege, no temes; si Ella te guía, no te
fatigas; si Ella te es favorable, llegas hasta el puerto de
salvación”63. San Buenaventura parece decir lo mismo
en términos aún más explícitos: “La Santísima Virgen
no sólo se mantiene en la plenitud de los santos: Ella
mantiene y conserva a los santos en su plenitud para
que ésta no disminuya; impide que las virtudes se
debiliten, que los méritos se esfumen, que las gracias
se pierdan, que los demonios les hagan daño, que el
Señor los castigue cuando pecan”64.
61 1 Tim 6, 20; ver SM 40.
62 Sal 118, 141.
63 Hom 2 Super Missus est, n. 17, PL 183, 71A.
64 Atribuido a Conrado de Sajonia, Speculum BMV, lect. 7, par. 6.
141
175. María es la Virgen fiel que por su fidelidad a Dios
repara las pérdidas, que la Eva infiel causó con su
infidelidad, y alcanza a quienes confían en Ella la
fidelidad para con Dios y la perseverancia. Por esto,
San Juan Damasceno65 la compara a una áncora
firme que nos sostiene e impide que naufraguemos en
el mar tempestuoso de este mundo, en donde tantos
perecen por no aferrarse a ella: “Atamos – dice – las
almas a tu esperanza como a un áncora firme”.
Los santos que se han salvado estuvieron firmemente
adheridos a Ella y a Ella ataron a otros para que
perseveraran en virtud.
¡Dichosos, pues, una y mil veces, los cristianos que ahora se
aferran fiel y enteramente a María como a un áncora firme!
¡Los embates tempestuosos de este mundo no los podrán
sumergir ni les harán perder sus tesoros celestiales!
¡Dichosos quienes entran en María como en el arca de Noé!
Las aguas del diluvio de los pecados que anegan a tantas
personas no les harán daño, porque los que obran por mí no
pecarán66 - dice la divina Sabiduría –, es decir, los que están
en mí para trabajar en su salvación no pecarán.
¡Dichosos los hijos infieles de la infeliz Eva que se aferran a
la Madre y Virgen fiel! Esta permanece siempre fiel y no
puede negarse a sí misma67: “Si somos infieles, (Ella)
permanece fiel, porque no puede desmentirse a sí misma” y
responde siempre con amor a quienes la aman: “Yo amo a
68
los que me aman” . Y los que ama no sólo con amor
afectivo, sino también con amor efectivo y eficaz,
65 Hom. In Dormit. BMV, n. 14, PG 96, 719.
66 Eclo 24, 30; ver VD 264.
67 2 Tim 2, 13, aplicado por Montfort a la Santísima Virgen.
68 Prov 8, 17.
142
impidiendo, mediante gracias abundantes, que retrocedan
en la virtud o caigan en el camino y pierdan así la gracia de
su Hijo.
176. Esta Madre bondadosa recibe siempre, por pura
caridad, cuanto se le confía en depósito. Y, una vez que
lo ha recibido como depositaria, se obliga en justicia –
en virtud del contrato de depósito – a guardárnoslo,
como una persona a quien yo hubiera confiado en
depósito diez mil pesos, quedaría obligada a
guardármelos, en forma tal que si por negligencia suya
se perdiesen, ella sería responsable de la pérdida en
rigor de justicia. Pero ¿qué digo? Esta fiel Señora no
dejará jamás que por negligencia se pierda lo que se la
confiado: el cielo y la tierra pasarán, antes que Ella sea
negligente o infiel con quienes confían en Ella.
177. ¡Pobres hijos de María! ¡La debilidad de Ustedes es
extrema, grande su inconstancia, muy corrompida su
naturaleza! Lo confieso: han sido extraídos de la
misma masa corrompida de Adán y Eva. Pero no se
desalienten por ello. ¡Consuélense y alégrense! Oigan
el secreto que les descubro: secreto desconocido a
casi todos los cristianos aún a los más devotos.
No guarden su tesoro ni su planta en cofres que ya
fueron rotos por el espíritu maligno que los saqueó.
Cofres que, además son muy pequeños y están
envejecidos para contener tan grandes y preciosos
tesoros. No echen el agua pura y cristalina de la fuente
en vasijas sucias e infectadas por el pecado. Si éste no
se haya ya en ellas, queda todavía su mal olor que
contaminaría el agua. No echen sus vinos exquisitos
en toneles viejos, que han estado llenos de vinos
malos: se echarían a perder o correrían peligro de
derramarse.
143
178. ¡Almas predestinadas! Sé que me han entendido. Pero
quiero hablarles con mayor claridad. No confíen el oro
de su caridad, la plata de su pureza, las aguas de las
gracias celestiales ni los vinos de sus méritos y virtudes
a un saco agujereado, a un cofre viejo y roto, a un vaso
infecto y contaminado, como lo son Ustedes mismos.
Porque serán robados por los ladrones, esto es, por los
demonios, que día y noche acechan y espían el
momento oportuno para ello y que todo lo más puro que
Dios les ha dado a Ustedes lo corromperán con el mal
olor de su egoísmo, de la confianza en Ustedes mismos
y de su propia voluntad.
Guarden más bien, viertan en el seno y corazón de
María todos sus tesoros, gracias y virtudes. Ella es
Vaso espiritual, Vaso de honor, Vaso insigne de
devoción. Desde que el mismo Dios se encerró en él
personalmente y con todas sus gracias, este vaso se
hizo totalmente espiritual y se convirtió en morada
espiritual de las almas más espirituales, se hizo digno
de honor y trono de honor de los mayores príncipes de
la eternidad, se tornó insigne en devoción y la mansión
más espléndida en dulzuras, gracias y virtudes, se hizo,
finalmente, rico como una masa de oro, fuerte como la
torre de David y de marfil69 .
179. ¡Oh! ¡Qué feliz es el hombre que lo ha entregado todo y
por todo se confía y pierde en María! ¡Es todo de María
y María es toda en él! Puede decir abiertamente con
David: “María ha sido hecha para mí” 70. O con el
discípulo amando:”La tomé por todos mis bienes”71. O
con Jesucristo: “Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo,
72
mío” .
69 Ver las Letanías lauretanas.
70 Sal 118, 58 (Vulgata).
71
72
Aplicación de JN 19, 27 en primera persona, como en VD 216, 266 y SM 66.
Jn 17, 10.
144
180. Si algún crítico, al leer esto, piensa que hablo
hiperbólicamente o por devoción exagerada; no me
está entendiendo. Sea porque es hombre carnal, que
de ningún modo gusta de las cosas del espíritu, sea
porque es del mundo – de este mundo que no puede
73
recibir al Espíritu Santo – sea también porque es
orgulloso y crítico, que condena o desprecia cuanto no
entiende.
Pero quienes nacieron no de la sangre ni de la voluntad
74
de la carne ni de la voluntad de varón, sino de Dios y
de María, me comprenden y gustan y para ellos estoy
escribiendo.
181. Digo, sin embargo, a unos y otros – volviendo al asunto
interrumpido – que siendo la excelsa María la más
noble y generosa de todas las puras creaturas, jamás
se deja vencer en generosidad. Ella, como dice un
santo devoto, “por un huevo te daré un buey. Es decir,
por lo poquito que le entregas, te devolverá mucho de lo
que ha recibido de Dios. Por consiguiente, si te
entregas a María sin reservas y pones en Ella tu
confianza sin presunción y trabajando por tu parte para
adquirir las virtudes y domar las pasiones, Ella se dará
a ti totalmente.
182. Digan, pues, osadamente con San Juan Damasceno
los fieles servidores de María: “Si confío en ti, oh Madre
de Dios, me salvaré; protegido por ti, nada temeré; con
tu auxilio, combatiré a mis enemigos y los pondré en
fuga: porque ser devoto tuyo es un arma de salvación
que Dios da a los que quiere salvar” 75.
73 Jn 14, 17.
74 Ver Jn 1, 13 y los comentarios a este texto.
75 Texto atribuido a San Juan Damasceno.
145
Capítulo III
FIGURA BÍBLICA DE LA VIDA CONSAGRADA A MARÍA
REBECA Y JACOB 1
183. El Espíritu Santo nos ofrece en el libro del Génesis una
figura admirable de todas las verdades que acabo de
exponer respecto a la Santísima Virgen y a sus hijos y
servidores. La hallamos en la historia de Jacob que,
gracias a la diligencia y habilidad de su madre, Rebeca,
recibió la bendición de su padre Isaac.
Oigámosla como la refiere el Espíritu Santo. Luego
añadiré mi propia explicación.
1. Historia bíblica de Rebeca y Jacob
184. Esaú había vendido a Jacob sus derechos de
primogenitura2. Rebeca, madre de ambos hermanos,
que amaba entrañablemente a Jacob, le aseguró –
muchos años después – estos derechos mediante una
estratagema santa y rebosante de misterio .
3
Isaac, sintiéndose ya viejo y deseando bendecir a sus
hijos antes de morir, llamó a Esaú, a quien amaba, y le
encargó saliese de caza a conseguir algo de comer
para bendecirle luego. Rebeca comunicó al punto a
Jacob lo que sucedía y le mandó traer dos cabritos del
rebaño. Cuando los trajo y entregó a su madre, ella los
preparó al gusto de Isaac – que conocía muy bien –
vistió a Jacob con los vestidos de Esaú, que ella
1 Gn 27, 1-44.
2 Ver Gn 25, 33.
3 No se tome la explicación de Montfort como una exégesis científica. El mismo nos dice (n. 183) que se trata de una aplicación.
Que nos permite contemplar cómo insiste en la acción de Dios que prefiere a Jacob (ver Ml 1, 2-3, Rom 9,13; Hb 1 1, 20; 12, 16) y la
presencia de María en lo concreto de la historia de la salvación (Ver RH 22) y el comportamiento del cristiano para con su madre
espiritual.
146
guardaba y le cubrió las manos y el cuello con la piel de
los cabritos, a fin de que su padre, que estaba ciego, al
oír la voz de Jacob, creyese al menos por el vello de sus
manos, que se trataba de Esaú. Sorprendido, en efecto,
Isaac por el timbre de aquella voz que le parecía de
Jacob, le mandó acercarse y palpando el pelo de las
pieles que le cubrían las manos dijo que
verdaderamente la voz era la de Jacob, pero que las
manos eran las de Esaú. Después de comer y sentir, al
besar a Jacob, la fragancia de sus vestidos, lo bendijo y
deseó el rocío del cielo y la fecundidad de la tierra, lo
constituyó señor de sus hermanos y finalizó la
bendición con estas palabras: “Maldito quien te
maldiga, bendito quien te bendiga”.
Apenas había Isaac concluido estas palabras cuando
entró Esaú trayendo para comer lo que había cazado, a
fin de recibir luego la bendición de su padre. El santo
patriarca se sorprendió, con increíble asombro al darse
cuenta de lo ocurrido. Pero lejos de retractar lo que
había hecho, lo confirmó. Porque veía claramente el
dedo de Dios en este acontecimiento.
Esaú, entonces, lanzó bramidos – anota la Sagrada
Escritura – acusando a gritos a su hermano de
engañador, y preguntó a su padre si no tenía más que
una bendición (En todo esto – como advierten los
santos Padres – fue figura de aquellos, que hallando
cómodo juntar a Dios con el mundo, quieren gozar a la
vez de los consuelos del cielo y de los deleites de la
tierra). Isaac, conmovido por los lamentos de Esaú, lo
bendijo, por fin, pero con una bendición de la tierra,
sometiéndolo a su hermano. Esto le hizo concebir un
odio tan irreconciliable contra Jacob, que sólo esperaba
la muerte de su padre para matar al hermano. Y Jacob
147
no hubiera podido escapar de la muerte, si Rebeca, su
tierna madre, no lo hubiera salvado con su solicitud y
buenos consejos que le dio y que él siguió con fidelidad.
2. Explicación.
1°. Esaú, figura de los réprobos.
185. Antes de explicar esta bellísima historia es preciso
4
advertir que, según los santos Padres y los exegetas ,
Jacob es figura de Cristo y de los predestinados,
mientras que Esaú lo es de los réprobos. Para pensar
así, basta examinar las acciones y conducta de uno y
otro.
1°. ESAÚ, el primogénito, era fuerte y de constitución
robusta, gran cazador, diestro y hábil en manejar el
arco y conseguir caza abundante;
2°. Casi nunca estaba en la casa y, confiado sólo en su
fuerza y destreza, trabajaba siempre fuera del hogar;
3°. No se preocupaba mucho por agradar a su madre
Rebeca de quien hacía poco caso;
4°. Era tan glotón y esclavo de la gula, que vendió su
derecho de primogenitura por un plato de lentejas;
5°. Como otro Caín5, estaba lleno de envidia contra su
hermano, Jacob, a quien perseguía de muerte.
186. Esta es precisamente la conducta que observan
siempre los réprobos:
1°. Confían en su fuerza y habilidad para los negocios
temporales. Son muy fuertes, hábiles e ingeniosos
para las cosas terrenas, pero muy ignorantes y flojos
6
para las del cielo ;
4 Ver p. ej., San Ambrosio, De Jacob er vita beata, L. 2, n. P, PL 14, 648 (Rebeca representa a la Iglesia); San Bernardo, Serm. 28 In
Cant., PL 183, 922-923; San Antonio, Summa theologica, pars 4, tit. C. 14, par. 3; Ricardo de San Lorenzo, De Laudibus BMV, L. 5...
5 Ver Gn 4, 8 y VD 54 y 210.
6 San Gregorio Magno, Moralium, L. 32, n. 22.
148
187. 2°. Por ello, no permanecen nunca o casi nunca, en su
propia casa, es decir, dentro de sí mismos7 - que es la
morada interior y personal que Dios ha dado a cada
hombre – para residir allí, a ejemplo suyo, porque Dios
vive siempre en Sí mismo. Los réprobos no aprecian el
retiro ni las cosas espirituales ni la devoción interior.
Califican de personas apocadas, mojigatas y hurañas
a quienes cultivan la vida interior, se retiran del mundo
y trabajan más dentro que fuera;
188. 3°. Los réprobos apenas si se interesan por la
devoción a la Santísima Virgen, Madre de los
predestinados. Es verdad que no la aborrecen
formalmente, algunas veces le tributan alabanzas,
dicen que la aman y hasta practican algunas
devociones en su honor. Pero, por lo demás no toleran
que se le ame tiernamente, porque no tienen para con
Ella las ternuras de Jacob. Censuran las prácticas de
devoción a las cuales los buenos hijos y servidores de
María permanecen fieles para ganarse el afecto de
Ella. No creen que esta devoción les sea necesaria
para salvarse. Pretenden que con tal de no odiar
formalmente a la Santísima Virgen ni despreciar
abiertamente su devoción, merecen la protección de la
Virgen María, cuyos servidores son ya que rezan y
dicen entre dientes algunas oraciones en su honor,
pero carecen de ternura para con Ella y evitan
comprometerse en una conversión personal;
189. 4°. Los réprobos venden su derecho de primogenitura,
es decir, los goces del cielo, por un plato de lentejas, o
sea, por los placeres de la tierra. Ríen, beben, comen,
7 Mt 6, 6.
149
se divierten, juegan, bailan, etc., sin preocuparse –
como Esaú – por hacerse dignos de la bendición del
Padre celestial. En pocas palabras: sólo piensan en la
tierra, sólo aman las cosas de la tierra, sólo hablan y
tratan de las cosas de la tierra y de sus placeres,
vendiendo por un momento de placer, por un humo
vano de honra y un pedazo de tierra dura, amarilla o
blanca8, la gracia bautismal, su vestido de inocencia,
su herencia celestial;
190. 5°. Por último, los réprobos odian y persiguen sin
tregua a los predestinados, abierta o solapadamente.
No pueden soportarlos: los desprecian, los critican, los
contradicen, los injurian, los roban, los engañan, los
empobrecen, los marginan, los rebajan hasta el polvo,
al paso que ellos ensanchan su fortuna, se entregan a
los placeres, viven regaladamente, se enriquecen, se
engrandecen y viven a sus anchas.
2°. Jacob, figura de los predestinados.
191. 1°. JACOB, el hijo menor, era de complexión débil,
suave y tranquilo. Permanecía generalmente en casa
para granjearse el favor y gracias de Rebeca, su
madre, a quien amaba tiernamente. Si salía de casa
algunas veces, no lo hacía por capricho ni confiado en
su habilidad, sino por obedecer a su madre;
192. 2°. Amaba y honraba a su madre. Por esto,
permanecía en casa con ella. Su mayor alegría era
verla. Evitaba cuanto pudiera desagradarle y hacía
cuanto creía que le agradaría. Todo lo cual aumentaba
en Rebeca el amor que le profesaba;
8 Como en SA 27, la expresión significa “oro y plata”.
150
193. 3°. Estaba sometido en todo a su querida madre: la
obedecía absolutamente en todo, prontamente y sin
tardar, amorosamente y sin quejarse. A la menor señal
de su voluntad, el humilde Jacob corría a realizarla.
Creía cuanto Rebeca le decía, sin discutir: por
ejemplo, cuando le mandó que saliera a buscar dos
cabritos y se los trajera para aderezar la comida a su
padre, Isaac, Jacob no replicó que para preparar una
sola comida a una persona bastaba con un cabrito,
sino que, sin replicar, hizo cuanto ella le ordenó;
194. 4°. Tenía gran confianza en su querida madre y, como
no confiaba en su habilidad personal, se apoyaba
solamente en la solicitud y cuidados de su madre.
Imploraba su ayuda en todas las necesidades y la
consultaba en todas las dudas: por ejemplo, cuando le
preguntó si en vez de la bendición, no recibiría más
bien la maldición de su padre, creyó y confió en ella tan
pronto como Rebeca le contestó que ella tomaría
sobre sí esa maldición;
195. 5°. Finalmente, imitaba – según sus capacidades – las
virtudes de su madre. Y parece que una de las razones
para permanecer sedentario en casa era el imitar a su
querida y virtuosa madre y el alejarse de las malas
compañías que corrompen las costumbres. En esta
forma, se hizo digno de recibir la doble bendición de su
querido padre.
3°. Comportamiento de los predestinados y los
réprobos.
196. Este es el comportamiento habitual de los
predestinados:
1°. Permanecen asiduamente en casa con su madre, es
151
decir, aman el retiro, gustan de la vida interior, se
aplican a la oración, a ejemplo y en compañía de su
Madre, la Santísima Virgen, cuya gloria están en el
interior9 y que durante su vida amó tanto el retiro y la
oración. Ciertamente, de vez en cuando, aparecen en
público, pero por obediencia a la voluntad de Dios y a
la de su querida Madre, y a fin de cumplir los deberes
de su estado. Y aunque en el exterior realicen
aparentemente cosas grandes, estiman mucho más
las que realizan en el interior de sí mismos en
compañía de la Santísima Virgen. En efecto, allí van
realizando la obra importantísima de su perfección, en
comparación de la cual las demás obras no son sino
juego de niños.
Por ello, algunas veces, mientras sus hermanos y
hermanas trabajan fuera con gran empeño, habilidad y
éxito, cosechando la alabanza y aprobación del
mundo, ellos conocen – por la luz del Espíritu Santo –
que se disfruta de mayor gloria, provecho y alegría en
vivir escondidos en el retiro con Jesucristo, su modelo,
en total y perfecta sumisión a su Madre que en realizar
por sí solos maravillas de naturaleza y gracia en el
mundo a semejanza de tantos Esaús y réprobos que
10
hay en él: “En su casa habrá riquezas y abundancia” .
Sí, en la casa de María se encuentra abundancia de
gloria para Dios y de riquezas para los hombres.
Señor Jesús, ¡Cuán amables son tus moradas! . El
11
pajarillo encontró casa para albergarse y la tórtola nido
para colocar sus polluelos. ¡Oh! ¡Qué dichoso el
9 Ver VD 11
10 Sal 11, 3.
11 Sal 83, 1-8.
152
 hombre que habita en la casa de María! ¡Tú fuiste el
primero en habitar en Ella! En esta morada de
predestinados, el cristiano recibe ayuda de ti sólo y
dispone en su corazón las subidas y escaladas de
todas las virtudes para elevarse a al perfección
durante su peregrinar terreno;
197. 2°. Los predestinados aman con filial afecto y honran
efectivamente a la Santísima Virgen como a su
cariñosa Madre y Señora. La aman no sólo de palabra,
sino de hecho. La honran no sólo exteriormente, sino
en el fondo del corazón. Evitan, como Jacob, cuanto
pueda desagradarle y practican con fervor cuanto
creen puede granjearles su benevolencia. Le llevan y
entregan no ya dos cabritos, como Jacob a Rebeca,
sino lo que representan los dos cabritos de Jacob, es
decir, su cuerpo y su alma, con todo cuanto de ellos
depende, para que Ella:
a) los reciba como cosa suya;
b) los mate y los haga morir al pecado y a sí mismos,
desollándolos y despojándolos de su propia piel y
egoísmo, para agradar por este medio a su Hijo Jesús,
que no acepta por amigos y discípulos sino a los que
están muertos a sí mismos;
c) los aderece al gusto del Padre celestial y a su mayor
gloria, que Ella conoce mejor que nadie;
d) con sus cuidados e intercesión disponga este cuerpo y
esta alma, bien purificados de toda mancha, bien
muertos, desollados y aderezados, como manjar
delicado, digno de la boca y bendición del Padre
celestial.
¿No es esto lo que harán los predestinados que aceptarán y
vivirán la perfecta consagración a Jesucristo por
153
manos de María, que aquí les enseñamos para que
testifiquen a Jesús y a María un amor intrépido y
efectivo? Los réprobos protestan, muchas veces, que
aman a Jesús y que aman y honran a María, pero no lo
12
demuestran con la entrega de sí mismos , ni llegan a
inmortales el cuerpo y el alma con sus pasiones, como
los predestinados;
198. 3°. Estos viven sumisos y obedientes a la Santísima
Virgen, como a su cariñosa Madre, a ejemplo de
Jesucristo, quien, de treinta años que vivió sobre la
tierra, empleó treinta en glorificar a Dios, su Padre,
mediante una perfecta y total obediencia a su Madre
Santísima. La obedecen siguiendo sus consejos con
exactitud, como el humilde Jacob los de Rebeca
cuando ella le dijo: “¡Sigue mi consejo!”13 o como los
sirvientes de las bodas de Caná a quienes dijo la
14
Virgen María: “¡Hagan todo lo que él les mande!” .
Jacob, por haber obedecido a su madre, recibió –
como de milagro – la bendición, aunque naturalmente
no podía recibirla. Los servidores de las bodas de
Caná, por haber seguido el consejo de la Santísima
Virgen, fueron honrados con el primer milagro de
Jesucristo, que convirtió el agua en vino a petición de
su bendita Madre. Asimismo, todos los que hasta el fin
de los siglos reciban la bendición del Padre celestial y
sean honrados con las maravillas de Dios, sólo
recibirán estas gracias como consecuencia de su
perfecta obediencia a María. Los Esaús, al contrario,
pierden su bendición por falta de sumisión a la
Santísima Virgen;
12 Prov 3, 9.
13 Gn 27, 8.
14 Jn 2, 5.
154
199. 4°. Los predestinados tienen gran confianza en la
bondad y poder de María, su bondadosa Madre.
Reclaman, sin cesar, su socorro. La miran como su
estrella polar, para llegar a buen puerto. Le manifiestan
sus penas y necesidades con toda la sinceridad del
corazón. Se acogen a los pechos de su misericordia y
dulzura, para obtener por su intercesión el perdón de
los pecados o saborear en medio de las penas y
desalientos las dulzuras maternales de María. Se
arrojan, esconden y pierden de manera misteriosa en
su seno amoroso y virginal, para ser allí inflamados en
amor puro, ser purificados de las menores manchas y
encontrar plenamente a Jesucristo que reside en
María como en su trono más glorioso.
¡Oh! ¡Qué felicidad! “No creas – dice el Abad Guerrico
que sea mayor felicidad habitar en el seno de Abraham
que en el de María, dado que el Señor puso en éste su
trono”15 .
Los réprobos, por el contrario, ponen toda su confianza
en sí mismos. Al igual que el hijo pródigo se alimentan
solamente de lo que comen los cerdos, se nutren
únicamente de la tierra a semejanza de los sapos, y
como los mundanos aman sólo las cosas visibles y
exteriores. No pueden gustar las dulzuras maternales
del seno de María ni experimentar confianza y apoyo
seguros en la Santísima Virgen, su bondadosa Madre.
Quieren hambrear miserablemente por las cosas de
fuera – dice San Gregorio16 - porque no quieren
saborear la dulzura preparada dentro de sí mismos y
en el interior de Jesús y María;
15 Guerrico Serm. In Asumpt, n. 4, PL 185, 189.
16 San Gregorio Magno, Hom. 36. in Evang. L. 2, PL 76, 1266; ver VD 48.
155
200. 5°. Finalmente, los predestinados siguen el ejemplo
de la Santísima Virgen, su tierna Madre. Es decir, la
imitan y, por ello, son verdaderamente dichosos y
devotos y llevan la señal infalible de su
predestinación, como se lo anuncia su cariñosa
17
Madre: “¡Dichosos los que siguen mis caminos!” , es
decir, ¡quienes con el auxilio de la gracia divina
practican mis virtudes y caminan sobre las huellas de
mi vida!
“Sí, dichosos durante su vida terrena, por la
abundancia de gracias y dulzuras que les comunico
de mi plenitud y en mayor abundancia que a aquellos
que no me imitan tan de cerca”.
“Dichosos en su muerte, que es dulce y tranquila y a
la que ordinariamente asisto par conducirlos a los
goces de la eternidad”:
“Dichosos, finalmente, en la eternidad, porque jamás
se ha perdido ninguno de mis fieles servidores que
haya limitado mis virtudes durante su vida”.
Los réprobos, por el contrario, son desgraciados
durante su vida, en la muerte y por la eternidad,
porque no imitan las virtudes de la Santísima Virgen y
se contentan con ingresar en sus cofradías, rezar en
su honor algunas oraciones o practicar alguna otra
devoción exterior.
¡Oh Virgen Santísima! ¡Bondadosa Madre mía!
¡Cuán felices son
- lo repito en el arrebato de mi corazón –
cuán felices son quienes,
sin dejarse seducir por una falsa devoción,
17 Prov 8, 32.
156
 siguen fielmente tus caminos,
observando tus consejos y mandatos!
Pero, ¡ay de aquellos que,
abusando tu devoción,
no guardan los mandamientos de tu Hijo!
18
¡Infelices los que se apartan de tus mandatos! .
4°. Solicitud de María con sus fieles servidores.
201. Veamos ahora los amables cuidados que la Santísima
Virgen, como la mejor de todas las madres, prodiga a
los fieles servidores que se han consagrado a Ella, en
la forma que acabo de indicar y conforme al ejemplo de
Jacob.
1. María los ama
“Quiero a los que me quieren”19
a) los ama, porque es su Madre verdadera y una madre
ama siempre a su hijo, fruto de sus entrañas;
b) los ama, en respuesta al amor efectivo que ellos le
profesan como a su cariñosa Madre;
c) los ama, porque – como predestinados que son –
también los ama Dios: “Amé a Jacob y pospuse a
Esaú” ;
20
d) los ama, porque se han consagrado totalmente a Ella y
son, por tanto, su posesión y herencia: “Entra en la
heredad de Israel”21 .
202. María los ama con ternura, con mayor ternura que todas
las madres juntas. Reúnan, si es posible, todo el amor
natural que todas las madres del mundo tienen a sus
hijos, en el corazón de una sola madre hacia un hijo
único. Ciertamente, esta madre amaría mucho a este
hijo. María, sin embargo, ama en verdad más
tiernamente a sus hijos de cuanto esta madre amaría al
suyo.
Los ama no sólo con afecto, sino también con eficacia.
Con amor afectivo y efectivo, como el de Rebeca para
con Jacob y aún mucho más.
Veamos lo que esta bondadosa Madre – de quien
Rebeca sólo era una figura – hace a fin de obtener para
sus hijos la bendición del Padre celestial.
203. 1°. Espía, como Rebeca, las oportunidades para
hacerles el bien, para engrandecerlos y enriquecerlos.
Dado que Ella ve claramente en la luz de Dios todos los
bienes y males, la fortuna próspera y adversa, las
bendiciones y maldiciones divinas, dispone de lejos las
cosas para liberar a sus servidores de toda clase de
males y colmarlos de toda suerte de bienes. De modo
que, si se tiene que realizar ante Dios alguna empresa
importante, por la fidelidad de una criatura a un cargo
relevante, es seguro que María conseguirá que esta
empresa se encomiende a alguno de sus queridos hijos
y servidores y le dará la gracia necesaria para llevarla a
feliz término. Ella gestiona nuestros asuntos, dice un
santo 22.
204. 2°. Les da buenos consejos, como Rebeca a Jacob:
23
“¡Hijo mío, sigue mi consejo!” . Y entre otras cosas, les
inspira que le lleven dos cabritos, es decir, su cuerpo y
su alma y se los consagren, para aderezar con ellos un

18 Sal 118, 21
19 Prov 8, 17.
20 Rom 9, 13. 22 Ramón Jordán: “¡Ipsa procurat negotia nostra!”
21 Eclo 24, 13. 23 Gn 27, 8 (Vulgata)

157 158
 manjar agradable a Dios. Les aconseja también que
cumplan cuanto Jesucristo enseñó con sus palabras y
ejemplos. Y si no les da por sí misma esos consejos, se
vale para ello del misterio de los ángeles, los cuales
jamás se sienten tan honrados ni experimentan mayor
placer que cuando obedecen alguna de sus órdenes de
bajar a la tierra a socorrer a alguno de sus servidores.
205. 3°. Y, ¿qué hace esta tierna Madre cuando le entregas y
consagras el cuerpo y el alma y cuanto de ellos
dependen sin excepción alguna? Lo que hizo Rebeca
en otro tiempo con los cabritos que le llevó Jacob:
a) los mata y hace morir a la vida del antiguo Adán;
b) los desuella y despoja de su piel natural, de sus
inclinaciones torcidas, del egoísmo y voluntad propia y
del apego a las criaturas;
c) los purifica de toda suciedad y mancha de pecado;
d) los adereza al gusto de Dios. Y, como sólo Ella conoce
perfectamente y en cada circunstancia el gusto divino y
la mayor gloria del Altísimo, sólo Ella puede, sin
equivocaciones, condimentar y aderezar nuestro
cuerpo y alma a este gusto infinitamente exquisito y a
esta gloria divinamente oculta.
206. 4°. Luego de recibir la ofrenda perfecta que le hemos
hecho de nosotros mismos y de nuestros propios
méritos y satisfacciones – por la devoción de que
hemos hablado – esta bondadosa Madre nos despoja
de nuestros antiguos vestidos, nos engalana y hace
dignos de comparecer ante el Padre del cielo:
a) Nos viste con los vestidos limpios, nuevos, preciosos y
perfumados de Esaú, el primogénito, es decir, de
Jesucristo, su Hijo, los cuales guarda Ella en casa, o
sea, tiene en su poder, ya que es la tesorera y
159
dispensadora universal y eterna de las virtudes y
méritos que Ella concede y comunica a quien quiere,
24
como quiere y cuanto quiere, como ya hemos dicho .
b) Cubre el cuello y las manos de sus servidores con las
pieles de los cabritos muertos y desollados, es decir, los
engalana con los méritos y el valor de sus propias
acciones. Mata y mortifica, en efecto, todo lo imperfecto
e impuro que hay en sus personas. Pero no pierde ni
disipa todo el bien que la gracia ha realizado en ellos,
sino que lo guarda y acrecienta, para adornar y
fortalecer con ello su cuello y sus manos, es decir, para
fortalecerlos a fin de que puedan llevar sobre su cuello
el yugo del Señor y realizar grandes cosas para las
gloria de Dios y la salvación de sus pobres hermanos.
c) Comunica perfume y gracia nuevos a sus vestidos y
adornos, revistiéndolos con sus propias vestiduras, esto
es, con sus méritos y virtudes, que al morir les legó en su
testamento – como dice una santa religiosa del último
siglo, muerta en olor de santidad y que lo supo por
revelación. De modo que todos los de su casa – sus
servidores y esclavos – llevan doble vestidura25 : la de su
Hijo y la de Ella. Por ello, no tienen que temer el frío de
Jesucristo, blanco como la nieve. Mientras que los
réprobos, enteramente desnudos y despojados de los
méritos de Jesucristo y de su Madre Santísima, no
podrán soportarlo.
207. 5°. Ella, finalmente, les obtiene la bendición del Padre
celestial, por más que no siendo ellos sino hijos menores
y adoptivos no deberían naturalmente obtenerla. Con
24 San Bernardino de Siena; ver VD 25, 141; SM 10.
25 Se puede leer Prov. 31, 21
160
 estos vestidos nuevos, de alto precio y agradabilísimo
olor y con el cuerpo y el alma bien preparados, se
acercan confiados al lecho del Padre Celestial. Que oye
y distingue su voz, que es la del pecador; toca sus
manos cubiertas de pieles; percibe el perfume de sus
vestidos; come con regocijo de lo que María, Madre de
ellos, le ha preparado y, reconociendo en ellos los
méritos y el buen olor de Jesucristo y de su Madre
Santísima:
26
a) Les da su doble bendición: bendición del rocío del cielo
, es decir, de la gracia divina que es semilla de la gloria:
“Nos bendijo desde el cielo, en Cristo con toda clase de
bendiciones de la tierra27 , y bendición de la fertilidad de
28
la tierra” , es decir, que este buen Padre les da el pan de
cada día y suficiente abundancia de bienes de este
mundo.
b) Los constituye señores de sus otros hermanos, los
réprobos. Lo cual no quiere decir que esta primacía sea
siempre evidente en este mundo – que pasa en un
29
instante , y al que frecuentemente dominan los
réprobos: “Los impíos se gloriarán y hablarán
insolencias30... . Vi al malvado... andar creído, como
31
cedro de Líbano” . Pero es real y aparecerá
manifiestamente en el otro mundo, por toda la eternidad,
cuando los justos – como dice el Espíritu Santo –
“gobernarán las naciones y dominarán los pueblos” 32.
El Señor, no contento con bendecirlos en sus personas y
26 Gn 27, 28.
27 Ef 1, 3.
28 Gn 27, 28.
29 Ver 1 Cor 7, 29-31.
30 Sal 93, 3-4.
31 Sal 36, 35.
32 Sap 3, 8.
161
bienes, bendice también a cuantos los bendicen y
maldice a cuantos los maldigan y persigan.
2. María los alimenta
208. El segundo deber de la caridad que la Santísima Virgen
ejerce con sus fieles servidores es el de proporcionarles
todo lo necesario par el cuerpo y el alma. Les da
vestidos dobles – como acabamos de ver –. Les da de
comer los platos más exquisitos de la mesa de Dios. Les
alimenta con el Pan de vida que Ella misma ha formado:
“Queridos hijos míos – les dice por boca de la Sabiduría
– sáciate de mis frutos, es decir, de Jesús, fruto de vida,
que para Ustedes he traído al mundo 33. Vengan – les
dice en otra parte – a comer mi Pan, que es Jesús, a
34
beber el vino de su amor, que “he mezclado para
Ustedes”, con mi maternal dulzura. “¡Coman, beban,
embriáguense, hijos muy amados!”35 .
Siendo Ella la tesorera y dispensadora de los dones y
gracias del Altísimo, da gran porción y al mejor de todas,
para alimentar y sustentar a sus hijos y servidores.
Nutridos estos con el Pan de vida, embriagados con el
Vino que engendra vírgenes y amamantados por esta
36
Madre purísima , encuentran tan suave el yugo de
Jesucristo, que apenas sienten su peso, a causa del
aceite de la devoción que hará madurar 37.
3. María los conduce
209. El tercer bien que la Santísima Virgen brinda a sus fieles
servidores es el conducirlos y guiarlos según la voluntad
33 Eclo 24, 26.
34 Prov 9, 5.
35 Ct 5, 1.
36 Is 66, 12.
37 Is 10, 27.
162
 de su Hijo. Rebeca guiaba a su hijo Jacob y, de cuando
en cuando, le daba buenos consejos, ya para atraer
sobre él la bendición de su padre, ya para ayudarle a
evitar el odio y la persecución de su hermano Esaú.
María, estrella del mar, conduce a todos sus fieles
servidores al puerto de salvación. Les enseña los
caminos de la vida eterna. Les hace evitar los pasos
peligrosos. Los lleva de la mano por los senderos de la
justicia. Los sostiene cuando han caído. Los reprende,
como Madre cariñosa, cuando yerran y, aún a veces,
los castiga amorosamente. ¿Podrá extraviarse en el
camino de la eternidad, un hijo obediente a María, quien
por sí misma le alimenta y es su guía esclarecida?
“Siguiéndola – dice San Bernardo – no te extravías”38.
¡No temas, pues! ¡Ningún verdadero hijo de María será
engañado por el espíritu maligno! ¡Ni caerá en herejía
formal!39. Donde María es la conductora no entran ni el
espíritu maligno con sus ilusiones ni los herejes con sus
40
sofismas: “¡Si Ella te sostiene, no caerás!” .
4. María los defiende
210. El cuarto servicio que la Santísima Virgen ofrece a sus
hijos y servidores es defenderlo y protegerlos contra
sus enemigos. Rebeca, con sus cuidados y vigilancia,
libró a Jacob de todos los peligros en que se encontró y
especialmente de la muerte que su hermano Esaú le
hubiera dado a causa del odio y envidia que le tenía –
como en otro tiempo Caín a su hermano Abel –. Así obra
también María, Madre cariñosa de los predestinados:
los esconde bajo las alas de su protección, como una
38 Ver VD 174.
39 Ver VD 167.
40 VD 174.
163
gallina sus polluelos; dialoga con ellos; desciende hasta
ellos; condesciende con todas sus debilidades para
defenderlos del gavilán y del buitre; los rodea y
acompaña como un ejército en orden de batalla41.
¿Temerá acaso a sus enemigos quien está defendido
por un ejército de cien mil hombres bien armados? Pues
bien, ¡un fiel servidor de María, rodeado por su
protección y poder imperial, tiene aún menos porque
temer! Esta bondadosa Madre y poderosa Princesa
celestial enviará legiones de millones de ángeles para
socorrer a uno de sus hijos, antes que pueda decirse
que un fiel servidor de María – que puso en Ella su
confianza – haya sucumbido ante la malicia, número y
fuerza de sus enemigos.
5. María intercede por ellos
211. Por último, el quinto y mayor servicio que la amable
María ejerce a favor de sus fieles devotos es interceder
por ellos ante su Hijo y aplacarla con sus ruegos. Ella los
une y conserva unidos a Él con vínculo estrechísimo.
Rebeca hizo que Jacob se acercara al lecho de su
padre, el buen anciano lo tocó, lo abrazó y hasta lo besó
con alegría, contento y satisfecho como estaba de los
manjares bien preparados que le había llevado.
Gozoso de percibir los exquisitos perfumes de sus
vestidos, exclamó:
¡Oh! ¡El olor de mi hijo es como el olor de un campo que
42
el Señor ha bendecido!” . Este campo fértil, cuyo olor
encantó el corazón del Padre, es el olor de las virtudes
y méritos de María, Ella es, en efecto, campo lleno de
41 Ct 6, 10; VD 50; LG 62.
42 Gn 27, 27.
164
 gracias, donde Dios Padre sembró, como grano de
trigo para sus escogidos, a su único Hijo.
¡Oh! ¡Cuán bien recibido es por Jesucristo, Padre
sempiterno43, el hijo perfumado con el olor gratísimo de
María! Y ¡Qué pronto y perfectamente queda unido a
44
Él! – como ya hemos demostrado .
212. María, además, después de haber colmado de favores
a sus hijos y fieles servidores y de haberles alcanzado
la bendición del Padre celestial y la unión con
Jesucristo en ellos. Los protege y vigila siempre, no sea
que pierdan la gracia de Dios y caigan de nuevo en los
lazos del enemigo. “Ella conserva a los santos en su
plenitud” y les ayuda a perseverar en ella, según
45
hemos visto .
Esta es la explicación de la insigne y antigua figura de la
predestinación y la reprobación, tan desconocida y tan
llena de misterios.
43 Ver Is 9, 6.
44 Ver VD 152-168.
45 Ver VD 173-182.
165
Capítulo IV
EFECTOS MARAVILLOSOS DE
LA CONSAGRACIÓN TOTAL
213. Persuádete, hermano carísimo, de que si eres fiel a
las prácticas interiores y exteriores de esta devoción,
las cuales voy a indicar más adelante, participarás de
los frutos maravillosos que produce en el alma fiel.
1. Conocimiento y valorización de sí mismo.
1°. Gracias a la luz que te comunicará el Espíritu Santo
por medio de María, su querida Esposa, conocerás tu
mal fondo, tu corrupción e incapacidad para todo lo
bueno. Y, a consecuencia de este conocimiento, te
despreciarás y no pensarás en ti mismo sino con
horror. Te considerarás como una babosa que todo lo
mancha, como un sapo que todo lo emponzoña con su
veneno y como una serpiente maligna que sólo
pretende engañar. En fin, la humilde María te hará de
su profunda humildad y, mediante ella, te despreciarás
a ti mismo, no despreciarás a nadie y gustarás de ser
1
menospreciado .
2. Participación en la fe de María.
214. La Santísima Virgen María te hará partícipe de su fe.
La cual fue mayor que la de todos los patriarcas,
profetas, apóstoles y todos los demás santos. Ahora
que reina en los cielos, no tiene ya esa fe, porque ve
claramente todas las cosas en Dios por la luz de la
1 Ver Imitación de Cristo, L. I. C. 2.
166
 gloria. Sin embargo – con el consentimiento del Señor
– no la ha perdido, al entrar en la gloria2 : la conserva
para comunicarla a sus más fieles servidores y
servidoras en la Iglesia peregrina.
Por lo mismo, cuanto más te granjees la benevolencia
de esta augusta Princesa y Virgen fiel, tanto más
reciamente se cimentará toda su vida en la fe
verdadera:
• una fe pura, que hará que no te preocupes por lo sensible
y extraordinario;
• una fe viva y animada por la caridad, que le hará obrar
siempre por el amor más puro;
• una fe firme e inconmovible como una roca, que te
ayudará a permanecer firme y constante en medio de las
tempestades y tormentas;
• una fe penetrante y eficaz, que – como misteriosa llave
maestra – te permitirá entrar en todos los misterios de
Jesucristo, las postrimerías del hombre y el corazón
mismo de Dios;
• una fe intrépida, que llevará a emprender y llevar a cabo,
sin titubear, grandes empresas por Dios y por la salvación
de las almas;
• finalmente, una fe que será tu antorcha encendida, tu vida
divina, tu tesoro escondido de la divina sabiduría y tu
arma omnipotente, de la cual te servirás para iluminar a
los que viven en tinieblas y sombras de muerte, para
inflamar a los tibios y necesitados del oro encendido de la
caridad, para resucitar a los muertos por el pecado, para
conmover y convertir – con tus palabras suaves y
2 Releer VD 34
167
poderosas – los corazones de mármol y los cedros del
Líbano y, finalmente, para resistir al demonio y a todos los
enemigos de la salvación.
3. Madurez cristiana
215. Esta Madre del Amor hermoso quitará de tu corazón
todo escrúpulo y temor servil y desordenado y lo abrirá
y ensanchará para correr por los mandamientos de su
Hijo con la santa liberación de los hijos de Dios y
encender en el alma el amor puro, cuya tesorera es
Ella. De modo que, en tu comportamiento con Dios ya
no te guiarás – como hasta ahora – por temor sino por
amor puro. Lo mirarás como a tu Padre bondadoso, te
afanarás por agradarle incesantemente y dialogarás
con El confidencialmente, como un hijo con su cariñoso
padre. Si, por desgracia, llegas a ofenderlo, te
humillarás al momento en su presencia, le pedirás
perdón humildemente, tenderás hacia Él la mano con
sencillez, te levantarás de nuevo amorosamente, sin
turbación ni inquietud, y seguirás caminando hacia Él,
sin descorazonarte.
4. Gran confianza en Dios y en María.
216. La Santísima Virgen te colmará de gran confianza en
Dios y en Ella misma.
Porque:
1°. Ya no te acercarás por ti mismo a Jesucristo, sino
también por medio de María, tu bondadosa Madre.
2°. Habiéndole entregado todos tus méritos, gracias y
satisfacciones para que disponga de ellos según su
voluntad, Ella te comunicará sus virtudes y te revestirá
con sus méritos3 , de suerte que podrás decir a Dios con
3 Ver VD 34.37.121-125.144.206.211; SM 29-31.38.
168
 plena confianza: “Esta es María, tu servidora. Hágase
en mí según lo que has dicho”4 .
3°. Habiéndose entregado totalmente a Ella – en cuerpo y
alma – Ella que es generosa con los generosos y más
generosa que los más generosos; se entregará a ti en
recompensa, de forma maravillosa pero real, de suerte
que podrás decirle con santa osadía: “Soy todo tuyo, oh
María: sálvame!” 5. O, con el discípulo amado – como he
dicho antes –: “Te he tomado, Madre Santísima, por
6
todos mis bienes” . O, con San Buenaventura: “Querida
Señora y salvadora mía, obraré confiadamente y sin
temor, porque eres mi fortaleza y alabanza en el Señor.
¡Soy todo tuyo y cuanto tengo es tuyo, oh Virgen
gloriosa y bendita entre todas las criaturas! ¡Que yo te
ponga como sello sobre mi corazón7, porque tu amor es
fuerte como la muerte!”8. También podrás decir a Dios
con los sentimientos del profeta: “Señor, mi corazón no
es ambicioso ni mis ojos altaneros: no voy en pos de
grandezas que superan mi capacidad, sino que acallo y
modero mis deseos, como un niño en brazos de su
madre” .
9
4°. El hecho de haberle entregado en depósito todo lo
bueno que tienes, para que lo conserve o comunique,
aumentará más aún tu confianza en Ella. Si, entonces
confiarás menos en ti mismo y mucho más en Ella que
es tu tesoro. ¡Oh! ¡Qué confianza y consuelo poder
decir que el tesoro de Dios, en el que Él ha puesto lo
más precioso que tiene, es también tesoro tuyo! “Ella es
– dice un santo – el tesoro del Señor” 10.
4 Lc 1, 38.
5 Sal 118, 94.
6 Ver VD 179.
7 San Buenaventura, Psalt Majus.
8 Ct 8. 6.
9 Sal 130, 1-2.
10 Ramón Jordán.
169
5. Comunicación de María y de su espíritu.
217. El alma de María estará en ti para glorificar al Señor y
su espíritu se alegrará por ti en Dios, tu Salvador, con
tal que permanezca fiel a las prácticas de esta
devoción. “Que el alma de María more en cada uno
para engrandecer al Señor, que el espíritu de María
permanezca en cada uno para regocijarse en Dios”11 .
¡Ay! ¿Cuándo llegará ese tiempo dichoso – dice un
santo varón de nuestros días, ferviente enamorado de
María – cuándo llegará ese tiempo dichoso en que
Santa María sea establecida como Señora y Soberana
en los corazones, para someterlos plenamente al
imperio de sus excelso y único Jesús? ¿Cuándo
respirarán las almas a María como los cuerpos
respiran el aire? Cosas maravillosas sucederán
entonces sobre la tierra, donde el Espíritu Santo – Al
encontrar a su Esposa como reproducida en las almas
– vendrá a Ella con la abundancia de sus dones y las
llenará de ellos, especialmente del de Sabiduría, para
realizar maravillas de gracia. ¿Cuándo llegará
hermano mío, ese tiempo dichoso, ese siglo de María,
en el que muchas almas escogidas y conseguidas del
Altísimo por María, perdiéndose ellas mismas en el
abismo de su interior, de transformen en copias
vivientes de la Santísima Virgen, para amar y glorificar
a Jesucristo? – Ese tiempo sólo llegará cuando se
conozca y viva la devoción que yo enseño: “¡Señor,
para que venga tu reino, venga el reino de María!”12 .
11 San Ambrosio, Expos. In Lc II, n 26, PL 15, 1642; ver LG 65, VD 258; SM 54.
12 “UT ADVENIAT REGNUM UTM. ADVENIAT REGNUM MARIAE”
170
6. Transformación en María a imagen de Jesucristo.
218. Si María, que es el árbol de la vida, está bien cultivada
en ti mismo, por la fidelidad a las prácticas de esta
devoción, dará su fruto en tiempo oportuno. Y ese fruto
no es otro que Jesucristo.
Veo a tantos devotos y devotas que buscan a
Jesucristo. Unos van por un camino y una práctica, los
otros por otra. Y, con frecuencia, después de haber
trabajado pesadamente durante la noche, pueden
decir: “Hemos trabajado toda la noche sin pescar
13
nada” . Y se les puede contestar: “Han trabajado
mucho pero recogido poco”14. Jesucristo es todavía
muy débil en Ustedes. Pero por el camino inmaculado
de María y esta práctica divina que les enseño, se
trabaja de día, se trabaja en un lugar santo y se trabaja
poco. En María no hay noche, porque en Ella no hay
pecado ni aún la menor sombra de él. María es un lugar
santo, es el santo de los santos en donde son
formados y moldeados los santos” .
15
219. Escucha bien lo que digo: “los santos son moldeados
en María”. Existe gran diferencia entre hacer una
estatua a golpes de martillo y cincel o vaciándola en un
molde. Los escultores y estatuarios trabajan mucho del
primer modo para hacer una estatua e invierten en ello
mucho tiempo. Más, para hacerla de la segunda
manera, trabajan poco y emplean poco tiempo.
San Agustín llama a María molde de Dios: el molde
propio para formar y moldear dioses. Quien sea metido
en este molde divino quedará muy pronto formado y
moldeado en Jesucristo y Jesucristo en él: con pocos
13 Lc 5, 5.
14 Ag 1, 6.
15 LG 63.
171
gastos y en corto tiempo se convertirá en Dios, porque
ha sido echado en el mismo molde que ha formado a
Dios.
220. Paréceme que los directores y devotos que quieren
forman a Jesucristo en sí mismo o en los demás, por
prácticas diferentes a ésta, pueden muy bien
compararse a los escultores que, confiados en su
habilidad, destreza y arte, descargan infinidad de
golpes de martillo y cincel sobre una piedra dura o un
trozo de madera tosca para sacar de ellos una imagen
de Jesucristo. Algunas veces, no aciertan a
representar a Jesucristo al natural, ya por falta de
conocimiento y experiencia de la persona del Señor, ya
a causa de algún golpe mal dado que echa a perder
toda la obra.
Pero a quienes abrazan este secreto de la gracia que
les estoy presentando, los puede comparar con razón
a los fundidores y moldeadores que habiendo
encontrado el hermoso molde de María – en donde
Jesús ha sido natural y divinamente formado – sin
apoyarse en su propia habilidad sino únicamente de la
excelencia del molde, se arrojan y pierden en María,
para convertirse en imagen al natural de Jesucristo.
221. ¡Hermosa y verdadera comparación! Más ¿quién la
comprenderá? ¡Ojalá tú, hermano mío! Pero,
acuérdate de que no se echa en el molde sino lo que
está fundido y líquido. Es decir, que es necesario
destruir y fundir en ti al antiguo Adán para transformarte
en el nuevo, en María.
7. La mayor gloria de Jesucristo.
222. Por medio de esta práctica, observada con toda
fidelidad, darás mayor gloria a Jesucristo en un mes
172
 que por cualquier otra – por difícil que sea – en varios
años.
Estas son las razones para afirmarlo:
1°. Si ejecutas todas tus acciones por medio de la
Santísima Virgen – como enseña esta práctica –,
abandonas tus propias intenciones y actuaciones,
aunque buenas y conocidas, para perderte – por
decirlo así – en las de la Virgen Santísima, aunque te
sean desconocidas. De este modo entras a participar
en la sublimidad de sus intenciones, siempre tan puras
que por la menor de sus acciones – por ejemplo hilando
en la rueca o dando una puntada con la aguja – glorificó
a Dios más que San Lorenzo sobre las parrillas y aún
que todos los santos con las acciones más heroicas.
Esta es la razón de que durante su permanencia en la
tierra la Santísima Virgen haya adquirido un cúmulo tan
inefable de gracias y méritos que antes se contarían las
estrellas del firmamento, las gotas de agua de los
océanos y los granitos de arena de sus orillas que los
méritos y gracias de María y que Ella haya dado mayor
gloria a Dios de la que hayan dado y darán todos los
ángeles y santos. ¡Qué prodigio eres, oh María! ¡Sólo tú
sabes realizar prodigios de gracia en quienes desean
realmente perderse en ti!
223. 2°. Quien se consagra a María por esta práctica – dado
que no estima en nada cuando piensa o hace por sí
mismo ni se apoya ni complace sino en los méritos de
María para acercarse a Jesucristo y dialogar con Él –
ejercita la humildad mucho más que quienes obran por
sí solos. Estos, aunque inconscientemente, se apoyan
y complacen en sus propias disposiciones. De donde
se sigue que el que se consagra totalmente a María,
173
glorifica más perfectamente a Dios – quien nunca es
tan altamente glorificado como cuando lo es por lo
sencillos y humildes de corazón –.
224. 3°. La Santísima Virgen – a causa del gran amor que
nos tiene – desea recibir en sus manos virginales el
obsequio de nuestras acciones, comunica a éstas una
hermosura y esplendor admirables y las ofrece por sí
misma a Jesucristo.
Es evidente, por los demás, que el Señor es más
glorificado con esto que si las ofreciéramos
directamente con nuestras manos pecadoras.
225. 4°. Finalmente, siempre que piensas en María, Ella
piensa por ti en Dios. Siempre que alabas y honras a
María, Ella alaba y honra a Dios por ti. María es toda
relativa a Dios16. Y yo me atrevo a llamarla “la relación
de Dios”, pues sólo existe con relación a Él, o “el eco de
Dios”, ya que no dice ni repite sino Dios. Si tú dices
María, Ella dice Dios.
Cuando Santa Isabel alabó a María y la llamó
bienaventurada por haber creído. María – eco fiel de
Dios – exclamó: “Proclama mi alma la grandeza del
17
Señor” . Lo que hizo en esta ocasión lo sigue
realizando todos los días: cuando la alabamos,
amamos, honramos o nos consagramos a Ella,
alabamos, amamos, honramos y nos consagramos a
Dios por María y en María.
16 Recordar la expresión de Pablo VI: “María, la humilde esclava del Señor, es toda relativa a Dios y a Cristo” (21 de Nov./64).
17 Lc 1, 46.
174
 Capítulo V
PRÁCTICAS PARTICULARES DE ESTA DEVOCIÓN
A. Prácticas exteriores
226. Aunque lo esencial de esta devoción consiste en lo
interior, no carece de prácticas exteriores que conviene
no descuidar: “Estas son cosas que deberán observar,
sin descuidar las otras”1; ya porque las prácticas
exteriores debidamente ejercitadas favorecen a las
2
interiores ; ya porque recuerdan al hombre –
acostumbrado a guiarse por los sentidos – lo que ha
hecho y debe hacer; ya porque son propósito para
edificar al prójimo que las ve – cosa que no logran las
prácticas interiores.
Por tanto, que ningún mundano ni crítico autosuficiente
nos venga a decir que la verdadera devoción está en el
corazón, que hay que evitar las exterioridades, ya que
en ellas puede ocultarse la vanidad, que no hay que
hacer alarde de la propia devoción, etc. Yo les
respondo con mi Maestro: “Que vean sus buenas obras
y glorifiquen al Padre que está en los cielos”3.
Lo cual no significa – como dice San Gregorio4 - que
debamos realizar nuestras buenas acciones y
devociones exteriores para agradar a los hombres y
granjearnos sus alabanzas – sería vanidad – sino que a
veces las realicemos delante de los hombres con el fin
de agradar a Dios y glorificarlo, sin preocuparnos por
los desprecios o las alabanzas de las criaturas.
1 Mt 23, 23.
2 Ver San Francisco de Sales, Tratados Espirituales, 1.
3 Mt 5, 16.
4 San Gregorio Magno, Hom. 2 In Evang. N. I, PL 76, 1115.
175
Voy a proponer, en resumen, algunas prácticas
exteriores, llamadas así no porque se hagan sin
devoción interior, sino porque tienen algo externo que
las distingue de las actitudes puramente interiores.
1. Preparar y hacer la consagración total.
227. Primera práctica.
Quienes deseen abrazar esta devoción particular – no
erigida aún en cofradía, aunque sería muy deseable
que lo fuera5 – dedicarán (como he dicho en la primera
parte de esta “preparación al reinado de Jesucristo”)
doce días, por lo menos, a deshacerse del espíritu
mundano, contrario al de Jesucristo, y tres semanas a
llenarse de Jesucristo por medio de la Santísima
Virgen. Para esto último podrán seguir este orden:
228. Durante la primera semana, dedicarán todas sus
oraciones y actos de piedad a pedir el conocimiento de
sí mismos y la contrición de sus pecados, haciéndolo
todo con espíritu de humildad. Si quieren, podrán
meditar lo dicho antes sobre nuestras malas
6
inclinaciones , no considerándose durante los seis
días de esta semana sino como caracoles, babosas,
sapos, cerdos, serpientes, animales inmundos o
meditar estos tres pensamientos de San Bernardo:
“Piensa en lo que fuiste: un poco de barro; en lo que
eres: un poco de estiércol; en lo que serás: pasto de
gusanos”7. Rogarán al Señor y al Espíritu Santo que
8
los ilumine, diciendo: “¡Señor, que yo vea” o “¡Que yo
9
te conozca!” o también: “Ven, Espíritu Santo”. Y
5 Mons. Duhamel instituyó la primera Cofradía de María, reina de los Corazones, en Ottawa Canadá (1899). La filial de Roma
fue elevada a Archicofradía por San Pío X (1913). La Santa Sede aprobó (1955) la rama para los sacerdotes, como distinta
de la de los laicos: los Sacerdotes de María.
6 Ver VD 78-79.
7 San Bernardo, PL 184, 490B.
8 Lc 18, 41.
9 San Agustín, PL 33, 885.
176
 recitarán todos los días las letanías del Espíritu Santo
y la oración señalada en la primera parte de esta obra.
Acudirán a la Santísima Virgen pidiéndole esta gracia,
que debe ser el fundamento de las demás, y para ello
recitarán todos los días el himno Salve, Estrella del
mar y las letanías de la Santísima Virgen.
229. Durante la segunda semana se dedicarán en todas
sus oraciones y obras cotidianas a conocer a la
Santísima Virgen, pidiendo este conocimiento al
Espíritu Santo. Podrán leer y meditar lo que al
respecto hemos dicho. Y rezarán con esta intención,
como en la primera semana, las letanías del Espíritu
Santo y el himno Salve, Estrellas del mar y, además, el
Rosario o la tercera parte del mismo.
230. Dedicarán la tercera semana a conocer a Jesucristo.
Para ello, podrán leer y meditar lo que arriba hemos
dicho y rezar la oración de San Agustín que se lee
hacia el comienzo de la segunda parte10. Podrán
repetir una y mil veces cada día, con el mismo santo:
“Que yo te conozca, Señor” o “Que yo sepa, Señor,
quién eres tú”. Rezarán como en las semanas
anteriores las letanías del Espíritu Santo y el himno
Salve, Estrella del mar y añadirán todos los días las
letanías del santo Nombre de Jesús.
231. Al terminar las tres semanas, se confesarán y
comulgarán con la intención de consagrarse a
Jesucristo en calidad de esclavos de amor por las
manos de María: Después de la comunión – que
procurarán hacer según el método que expondré más
adelante11 - recitarán la fórmula de consagración, que
10 VD 87.
11 VD 266ss.
177
también hallarán más tarde. Es conveniente que la
escriban o hagan escribir, sino está impresa, y la firme
ese mismo día.
232. Conviene también que entreguen ese día algún tributo
a Jesucristo y a su Santísima Madre, ya como
penitencia por su infidelidad al compromiso bautismal,
ya para patentizar su total dependencia de Jesús y
María. Naturalmente, este tributo dependerá de la
devoción y posibilidades de cada uno, como por
ejemplo, un ayuno, una mortificación, una limosna o
un cirio. Pues, aún cuando sólo se diera en homenaje
un alfiler, con tal que se lo entregue de todo corazón,
sería bastante para Jesús, que sólo atiende a la buena
voluntad.
233. Al menos en cada aniversario, renovarán dicha
consagración, siguiendo las mismas prácticas durante
tres semanas. Todos los meses y aún todos los días
pueden renovar su entrega con estas palabras: “¡soy
todo tuyo y cuanto tengo es tuyo, amable Jesús Mío,
por María, tu Santísima Madre!”12 .
2. Rezo de la coronilla.
234. Segunda práctica
Rezarán todos los días de su vida – aunque sin
considerarlo como obligación – la Corinilla de la
Santísima Virgen, compuesta de tres Padrenuestros y
doce Avemarías para honrar los doce privilegios y
grandezas de la Santísima Virgen. Esta práctica es
muy antigua y tiene su fundamento en la Sagrada
Escritura. San Juan vio una mujer coronada de doce
13
estrellas, vestida de sol y con la luna bajo sus pies .
12 Fórmula inspirada en San Buenaventura: “Tus totus ego sum. El omnia mea tua sunt.
13 Apc 12, 1.
178
 Esta mujer – según los intérpretes – es María.
235. Sería prolijo enumerar las muchas maneras que hay
de rezarla bien. El Espíritu Santo se las enseñará a
quienes sean más fieles a esta devoción.
Para recitarla con mayor sencillez serán conveniente
empezar así: “Dígnate aceptar mis alabanzas, Virgen
Santísima. Dame fuerzas contra mis enemigos”.
Enseguida rezarás el Credo, un Padrenuestro, cuatro
Avemarías y un Gloria, todo ello tres veces. Al fin
recitarás la antífona: Bajo tu amparo...
3. Llevar cadenillas de hierro.
236. Tercera práctica
Es muy laudable, glorioso y útil para quienes se
consagran como esclavos de Jesús en María llevar
como señal de su esclavitud de amor, alguna cadenilla
14
de hierro bendecida oportunamente . Estas señales
exteriores no son, en verdad, esenciales y bien
pueden suprimirse, aún después de haber abrazado
esta devoción. Sin embargo, no puedo menos de
alabar mucho a quienes, una vez sacudidas las
cadenas vergonzosas de la esclavitud del demonio –
con que el pecado original y hasta los pecados
actuales los tenían atados – se someten
voluntariamente a Jesucristo y se glorían con San
15
Pablo de estar encadenados por Jesucristo , con
cadenas mil veces más gloriosas y de mayor valor –
aunque sean de hierro y sin brillo – que todos los
collares de oro de los emperadores.
14 En la práctica, hoy se reemplaza por la medalla de María, Reina de los Corazones.
15 Ver Ef 3, 1 y Flm 1.9.
179
237. En otros tiempos nada era tan infamante como la cruz.
Ahora este madero es lo más glorioso del cristianismo.
Lo mismo decimos de los hierros de la esclavitud.
Nada había entre los antiguos más ignominioso ni lo
hay ahora entre los paganos. Pero entre los cristianos
no hay nada más ilustre que estas cadenas de
Jesucristo, porque nos liberan y preservan de las
ataduras infames del pecado y del demonio, nos dan
la libertad y nos vinculan a Jesús y a María – no por
violencia y a la fuerza como los presidiarios, sino por la
caridad y amor, como a hijos –: “Los traeré a mí– dice
16
el Señor por su profeta – con cadenas de amor” .
Estas cadenas son, por consiguiente, fuertes como la
muerte17 y, en cierto modo, más fuertes aún para
quienes sean fieles en llevar hasta la muerte estas
gloriosas insignias. Efectivamente, aunque la muerte
destruya el cuerpo reduciéndolo a podredumbre, no
destruirá las ligaduras de esta esclavitud, que por ser
de hierro no se deshacen con facilidad. Y en la
resurrección de los cuerpos, en el juicio del último día,
estas cadenas que rodearán todavía sus huesos,
constituirán parte de su gloria y se transformaran en
cadenas de luz y de triunfo. ¡Dichosos, pues, mil veces
los esclavos ilustres de Jesús en María, que llevan sus
cadenas hasta el sepulcro!
238. Estas son las razones para llevar estas cadenillas:
1°. Para recordar al cristiano los votos y promesas del
Bautismo, la renovación perfecta que hizo de ellos por
esta devoción y la estrecha obligación que ha
16 Os 11, 4.
17 Ct 8, 6.
180
 contraído de permanecer fiel a ellos. Dado que el
hombre acostumbrado a guiarse más por los sentidos
que por la fe pura, olvida fácilmente sus obligaciones
para con Dios, si no tiene algún objeto externo que se
las recuerde. Ahora bien, estas cadenillas sirven
admirablemente para traerle a la memoria las cadenas
del pecado y de la esclavitud del demonio – de que el
Bautismo le libró – y de la servidumbre que en el santo
Bautismo prometió a Jesucristo y que ratificó por la
renovación de sus votos. Y una de las razones que
explican por qué tan pocos cristianos piensan en los
votos del Bautismo y viven un libertinaje propio de
paganos, como si a nada se hubieran comprometido
con Dios, es que no llevan ninguna señal exterior que
les recuerde todo esto.
239. 2°. Para patentizar que no nos avergonzamos de la
esclavitud y servidumbre a Jesucristo y que
renunciamos a la esclavitud funesta del mundo, del
pecado y del demonio.
3°. Para liberarnos y preservarnos de las cadenas del
pecado y del infierno. Porque es preciso que llevemos
las cadenas de la iniquidad o las del amor y la
18
salvación .
240. ¡Hermano carísimo! Rompamos las cadenas de los
pecados y de los pecadores, del mundo y de los
mundanos, del demonio y de sus secuaces. Arrojemos
19
lejos de nosotros su yugo funesto : “Introduzcamos
nuestros pies – por usar el lenguaje del Espíritu Santo
– en los gloriosos grillos de Jesucristo: tendamos
20
nuestro cuello a sus cadenas” . Inclinemos nuestros
18 Ver VD 68ss.
19 Sal 2, 3.
20 Eclo 6, 25.
181
hombros y tomemos a cuestas la Sabiduría, que es
Jesucristo: “Encorva tu espalda y cárgala, no te rebeles
21
contra sus cadenas” . Toma nota de que el Espíritu
Santo, antes de pronunciar estas palabras, prepara el
alma a fin de que no rechace tan importante consejo,
diciendo: “Acepta mi sentencia y no rechaces mi
consejo” .
22
241. No tomes a mal, amigo mío, que me una al Espíritu
Santo para darte el mismo consejo: “Sus cadenas son
23
cintas preciosas” . Como Jesucristo en la cruz debe
24
atraerle todo hacia Él” , de grado o por fuerza, atraerá
a los réprobos con las cadenas de sus pecados para
encadenarlos, a manera de presidiarios y demonios, a
su ira eterna y a su justicia vengadora; mientras atraerá
– particularmente en estos últimos tiempos – a los
predestinados, con las cadenas del amor; “Todo lo
atraerá a mí”25 , “los atraeré con cadenas de amor”26 .
242. Estos esclavos de amor de Jesucristo o encadenados
27
a Jesucristo pueden llevar sus cadenas al cuello, en
los brazos, en la cintura o en los pies.
El P. Vicente Caraffa, séptimo Superior General de la
Compañía de Jesús, que murió en olor de santidad en
el año 1643, llevaba, en señal de la esclavitud, un aro
de hierro en cada pie y decía que su dolor era no poder
arrastrar la cadena públicamente.
La Madre Inés de Jesús – de quien hablamos antes28 –
llevaba una cadena a la cintura.
21 Eclo 6, 26.
22 Eclo 6, 26.
23 Eclo 6, 24.
24 Jn 12, 32.
25 Jn 12, 32.
26 Os 11, 4.
27 Ef 3, 1.
28 VD 170.
182
 Otros ha han llevado al cuello, como penitencia por los Seminario de San Sulpicio, renombrado por su rara
collares de perlas que llevaron en el mundo... Y otros, prudencia, a un clérigo que le consultó sobre el
en los brazos, para acordarse durante el trabajo particular.
manual de que son esclavos de Jesucristo. Las razones son estas:
4. Celebración especial del misterio de la 245. 1°. Vivimos en un siglo orgulloso, en el que gran
Encarnación. número de sabios engreídos, presumidos y críticos
243. Cuarta práctica hallan siempre algo que censurar hasta en las
Profesarán singular devoción al gran misterio de la prácticas de piedad mejor cimentadas y más sólidas.
Encarnación del Verbo, el 25 de marzo. Por tanto, a fin de no darles ocasión de crítica, es mejor
Este es, en efecto, el misterio propio de esta devoción, decir “la esclavitud de Jesús en María” y llamarse
puesto que ha sido inspirada por el Espíritu Santo. “esclavos de Jesucristo” que “esclavo de María”,
1°. Para honrar e imitar la dependencia inefable que Dios tomado el nombre de esta devoción preferiblemente
hijo quiso vivir respecto a María para gloria del Padre y de su meta última que es Jesucristo y no del camino y
salvación nuestra. Dependencia que se manifiesta de medio para llegar a la meta, que es María. Sin
modo esencial en este misterio en el que Jesucristo se embargo, se puede, en verdad, emplear una u otra
hace prisionero y esclavo en el seno de María, en expresión, como yo lo hago. Por ejemplo un hombre
donde depende de Ella en todo y para todo. que va de Orleáns a Tours pasando por Amboise
2°. Para agradecer a Dios las gracias incomparables que puede muy bien decir que va a Amboise y que viaja a
otorgó a María y especialmente el haberla elegido Tours. Con la diferencia, sin embargo, que Amboise no
como su dignísima Madre: elección realizada es más que el camino para llegar a Tours y que Tours
precisamente en el misterio. es la meta y término de su viaje.
Estos son fines principales de la esclavitud de Jesús en 246. 2°. El principal misterio que se honra y celebra en esta
María. devoción es el misterio de la Encarnación. En él,
244. Observa que digo ordinariamente “el esclavo de Jesús Jesucristo se halla presente y encarnado en el seno de
en María”. En verdad, se puede decir, como muchos María. Por ello, es mejor decir “la esclavitud de Jesús
hasta ahora lo han hecho “el esclavo de María, la en María”, de Jesús que reside y reina en María, según
esclavitud de la Santísima Virgen”. Pero, creo que es aquella hermosa plegaria de tantas y tan excelentes
preferible decir “el esclavo de Jesús en María”, como lo almas: ”Oh Jesús, que vives en María, ven a vivir en
aconsejó el Sr. Tronson29, Superior General del nosotros con tu espíritu de santidad...”.
247. 3°. Esta manera de hablar manifiesta mejor la unión
íntima que hay entre Jesús y María. Ellos se hallan tan
29 Luis Tronson (1622-1700). Tercer Superior de San Suplicio a partir de 1676 y a quien Monftort seminarista consultó
íntimamente unidos que el uno está totalmente en el
sobre el particular. otro: Jesús está todo en María y María toda en Jesús, o

183 184
 mejor, no vive Ella sino Jesús en Ella. Antes
separaríamos la luz del sol que a María de Jesús. De
suerte que el Señor se le puede llamar Jesús de María y
a la Santísima Virgen, María de Jesús.
248. El tiempo no permite detenerme aquí a explicar las
excelencias y maravillas del misterio de Jesús que vive
y reina en María, es decir, de la Encarnación del Verbo.
Me contentaré con decir en dos palabras:
• que este es el primer misterio de Jesucristo, el más
oculto, el más sublime y menos conocido;
• que en este misterio, Jesús en el seno de María – al que
por ello denominan los santos la sala de los secretos de
30
Dios –, escogió de acuerdo con Ella a todos los
elegidos;
• que en este misterio realizó ya todos los misterios de su
vida, por la aceptación que hizo de todos ellos: “Por
eso, al entrar Cristo al mundo dice: “Mira, aquí vengo,
31
aquí estoy para cumplir tu voluntad” ;
• que este misterio es, por consiguiente, el compendio de
todos los misterios de Cristo y encierra la voluntad y
gracia de todos ellos;
• y, por último, que este misterio es el trono de la
misericordia, generosidad y gloria de Dios;
• es el trono de la misericordia divina para con nosotros,
porque no podemos acercarnos a Jesús sino por María,
no podemos ver y hablar a Jesús sino por María. Ahora
bien, Jesús que siempre complace a su querida Madre,
otorga siempre allí su gracia y misericordia a los pobres
pecadores. “Acerquémonos, pues, confiados al trono
32
de la gracia...” .
30 San Ambrosio, De Instit. Virginum... PL 16, 333.
31 Hb 10, 5-9.
32 Hb 4, 16.
185
• es el trono de su generosidad para con María, porque
mientras Jesús, nuevo Adán, permaneció en María – su
verdadero paraíso terrestre – realizó en Ella tantas
maravillas, que ni los ángeles ni los hombres alcanzan
a comprenderlas. Por ello, los santos llaman a María la
33
magnificencia de Dios , como si Dios sólo fuera
magnífico en María34;
• es el trono de la gloria que Jesús tributa al Padre,
porque:
• en María aplacó Él perfectamente a su Padre irritado
contra los hombres;
• en Ella reparó perfectamente la gloria que el pecado le
había arrebatado;
• en Ella, por el holocausto que ofreció de su voluntad y
de sí mismo, dio al Padre más gloria que la que le
habían dado todos los sacrificios de la Ley antigua;
• y, finalmente, en Ella le dio una gloria infinita, que jamás
había recibido del hombre.
5. Recitación del Avemaría y del Rosario
249. Quinta práctica
Recitarán con gran devoción el Avemaría o salutación
angélica, cuyo valor, mérito, excelencia y necesidad
apenas conocen los cristianos, aún los más instruidos.
Ha sido necesario que la Santísima Virgen se
apareciera muchas veces a grandes y muy
esclarecidos santos – como Santo Domingo, San Juan
de Capistrano o el beato Alano de la Rupe – para
manifestarles por sí misma el valor del Avemaría. Ellos
escribieron libros enteros sobre las maravillas y eficacia
33 Ver VD 6.
34 Ver Is 33, 21, aplicado a María por Montfort.
186
 de esta oración para convertir almas. Proclamaron a
voces y predicaron públicamente que habiendo
comenzado la salvación del mundo por el Avemaría, a
esta oración está vinculada también la salvación de
cada persona en particular; que esta oración hizo que la
tierra seca y estéril produjese el fruto de vida y que, esta
oración bien rezada hará germinar en nuestras almas la
Palabra de Dios y producir el fruto de vida, Jesucristo,
que el Avemaría es un rocío celestial que riega la tierra,
es decir, el alma, para hacerla producir fruto del tiempo
oportuno y que un alma que no es regada por esta
oración o rocío celestial no produce fruto sin maleza y
espinas y está cerca de recibir la maldición.
250. He aquí lo que la Santísima Virgen reveló al beato Alano
de la Rupe, como se lee en su libro De Difnitate Rosarii y
luego en Cartagena: “Sabe, hijo mío, y hazlo conocer a
todos, que es señal probable y próxima de condenación
eterna el tener aversión, tibieza y negligencia a la
recitación de la salutación angélica, que trajo la
salvación al mundo”35. Palabras tan consoladoras y
terribles, a la vez, que nos resistiríamos a creerlas, sino
las garantizara la santidad de este varón y la de Santo
Domingo antes de él. Y, después, la de muchos grandes
personajes junto con la experiencia de largos siglos.
Pues siempre se ha observado que los que llevan la
señal de la reprobación – como los herejes, impíos,
orgullosos y mundanos – odian y desprecian el
Avemaría y el Rosario.
35 Ver SAR 49.
187
Los herejes aprenden a rezar el Padrenuestro pero no
el Avemaría ni el Rosario. ¡A éste lo consideran un
horror! Antes llevarían consigo una serpiente que una
camándula.
Asimismo los orgullosos, aunque sean católicos,
teniendo como tienen las mismas inclinaciones que su
padre Lucifer, desprecian o miran con indiferencia el
Avemaría y consideran el Rosario como devoción de
mujercillas, bueno sólo para ignorantes y analfabetos.
Por el contrario, la experiencia enseña que quienes
manifiestan grandes señales de predestinación,
estiman y rezan con gusto y placer el Avemaría, y
cuanto más unidos viven a Dios más aprecian esta
oración. La Santísima Virgen lo decía al beato Alano a
continuación de las palabras antes citadas.
251. No sé cómo ni por qué, pero es real: no tengo mejor
secreto para conocer si una persona es de Dios, que
observar si gusta de rezar al Avemaría y el Rosario.
Digo “si gusta”, porque puede suceder que una
persona esté natural o sobrenaturalmente
imposibilitada de rezarlos, pero siempre los estima y
recomienda a otros.
252. Recuerden, almas predestinadas, esclavas de Jesús
en María, que el Avemaría es la más hermosa de todas
las oraciones después del Padrenuestro. El Avemaría
es el más perfecto saludo que el Altísimo le envió por
medio de un arcángel para conquistar su corazón y fue
tan poderoso sobre el corazón de María que, no
obstante su humildad, Ella dio su consentimiento a la
Encarnación del Verbo. Con este saludo debidamente
recitado, también Ustedes conquistarán
infaliblemente su corazón.
188
253. El Avemaría bien dicha, o sea, con atención, devoción
y modestia, es según los santos, el enemigo del diablo
al que hace huir y el martillo que lo aplasta. Es la
santificación del alma, la alegría de los ángeles, la
melodía de los predestinados, el cántico del Nuevo
Testamente, el gozo de la Santísima Virgen y al gloria
de la Augusta Trinidad.
El Avemaría:
Es un rocío celestial que torna fecunda al alma;
es un casto y amoroso beso que damos a María;
es una rosa encarnada que le presentamos;
es una perla preciosa que le ofrecemos;
es una copa de ambrosía y néctar divino que le damos.
Todas estas comparaciones son de los santos.
254. Les ruego, pues, con la mayor insistencia y por el amor
que les profeso en Jesús y María, que no se contenten
con rezar la Coronilla de la Santísima Virgen. Recen
también el Rosario y, si tiene tiempo, los quince
misterios, todos los días. A la hora de la muerte
bendecirán el día y la hora en que aceptaron mi
consejo. Y, después de haber sembrado en las
bendiciones de Jesús y de María, cosecharán las
bendiciones eternas: “Quien hace siembras
generosas, generosas cosechas tendrá”36 .
6. Recitación del Magnificat.
Recitarán frecuentemente el Magnificat – a ejemplo de la
beata María d´Oignies y de muchos otros santos – para
agradecer a Dios las gracias que otorgó a la Santísima
Virgen.
36 2 Cor 9, 6.
189
El Magnificat es la única oración y el único cántico
compuesto por la Santísima Virgen o mejor en Ella por
Jesucristo que hablaba por boca de María. Es el mayor
sacrificio de alabanza que Dios ha recibido en la ley de la
gracia. Es el más humilde y reconocido y, a la vez, el más
sublime y elevado de todos los cánticos. En él hay misterios
tan grandes y ocultos que los ángeles los ignoran.
Gersón37, tan piadoso como sabio, después de haber
empleado gran parte de su vida en componer tratados tan
llenos de erudición y de piedad sobre materias tan difíciles,
no pudo menos de temblar al emprender, hacia el final de su
vida, la explicación del Magnificat, a fin de coronar con ésta
todas sus obras. En un volumen infolio, nos refiere muchas y
admirables cosas de este hermoso y divino cántico.
Entre otras, afirma que la misma Santísima Virgen lo rezaba
con frecuencia y particularmente en acción de gracias
después de la Sagrada Comunión.
El sabio Bezonio38, al explicar el Magnificat, refiere muchos
milagros obrados por su virtud y dice que los diablos
tiemblan y huyen, cuando oyen estas palabras del
Magnificat:
“Él hace proezas con su brazo;
dispersa a los soberbios de corazón” .
39
7. Menosprecio de lo mundano.
256. Séptima práctica
Los fieles servidores de María deben poner gran
empeño en menospreciar, aborrecer y huir de la
corrupción del mundo y servirse de las prácticas de
37 Juan Gersón (1363-1429), canciller de la universidad de París...
38 Benzonio Rutilio (1613), Obispo de Loreto.
39 Lc 1, 51.
190
 menosprecio de lo mundano que hemos indicado en
la primera parte 40.
8. Prácticas interiores.
257. Además de las prácticas exteriores de devoción que
acabo de mencionar y que no deben dejarse por
negligencia ni desprecio, en cuanto lo permiten el
estado y condición de cada uno, presento enseguida
algunas prácticas interiores que tienen gran eficacia
santificadora para aquellos a quienes el Espíritu Santo
llama a una elevada santidad.
Todo se resume en obrar siempre por María, con María,
en María y para María, a fin de obrar más
perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en
Jesucristo y para Jesucristo.
1. Obrar POR MARÍA o conforme al espíritu de María.
258. Hay que realizar las propias acciones por María, es
decir, hay que obedecer en todo a María, moverse en
todo a impulso de su espíritu que es el Espíritu de Dios.
“Hijos de Dios son todos y sólo aquellos que se dejan
1
llevar por el Espíritu de Dios” . De manera semejante,
los que se dejan llevar por el espíritu de María son hijos
de María y, por consiguiente, hijos de Dios... Y, entre
tantos devotos de la Santísima Virgen, sólo son
verdaderos y fieles devotos suyos los que se dejan
llevar por su espíritu.
He dicho que el espíritu de María es el Espíritu de Dios,
porque Ella no se guió jamás por su propio espíritu, sino
por el Espíritu de Dios, el cual se posesionó en tal forma
40 Dicha primera parte ha desaparecido.
1 Rom 8, 14
191
de Ella que llegó a ser su propio espíritu. De todas las
palabras de San Ambrosio: “More en cada uno el alma
de María, para engrandecer al Señor; more en cada
uno el espíritu de María, para regocijarse en Dios”2 .
¡Qué dichoso quien – a ejemplo del piadoso hermano
3
jesuita Alfonso Rodríguez , muerto en olor de santidad
– se halla totalmente poseído y se deja conducir por el
espíritu de María! ¡Espíritu que es suave y fuerte,
celoso y prudente, humilde e intrépido, puro y fecundo!
259. Para dejarte llevar por el espíritu de María, es preciso
que:
1°. Antes de obrar – p ej. antes de orar, celebrar la santa
Misa o participar en ella, comulgar, etc. – renuncies a tu
propio espíritu, a tus propias luces, querer y obrar.
Porque las tinieblas del entendimiento y la malicia de la
voluntad son tales que si las sigues, por excelentes que
te parezcan, obstaculizarán al santo espíritu de María.
2°. Te entregues, al espíritu de María para ser movilizado y
conducido por él, de la manera que Ella quiera. Debes
abandonarte en sus manos virginales, como la
herramienta en manos del obrero y el laúd en manos del
tañedor. Tienes que perderte y abandonarte a Ella, como
una piedra que se arroja al mar: lo cual se hace
sencillamente y en un instante, con una simple mirada
del espíritu, un ligero movimiento de la voluntad o con
pocas palabras, diciendo, por ejemplo: “Renuncio a mí
mismo y me consagro a ti, querida Madre mía!”. Y aún
cuando no sientas ninguna dulzura sensible en este acto
de unión, no por ello deja de ser verdadero.
2 San Ambrosio PL 15, 1643; ver VD 217.
3 En San Alfonso Rodríguez (1531-1617), hermano coadjutor jesuita, caninizado el 15 de enero de 1888 por León XIII.
192
3°. Durante la acción y después de ella, renueves de único molde de Dios, apto para hacer imágenes vivas
tiempo en tiempo, el mismo acto de ofrecimiento y de Dios, a poca costa y en poco tiempo. Quien halla
unión. Y cuanto más lo repitas, más pronto te este molde y se pierde en él, muy pronto se
santificarás y llegarás a la unión con Jesucristo. Unión transformará en Jesucristo, a quien este molde
que sigue siempre a la unión con María, dado que el representa al natural.
espíritu de María es el Espíritu de Jesús. 3. Obrar EN MARÍA o en íntima unión con ELLA.
261. Para comprender bien esta práctica es preciso
2. Obrar CON MARÍA o imitación de María. observar:
260. Hay que realizar las propias acciones con María, es 1°. Que la Santísima Virgen es el verdadero paraíso
decir, mirar a María como al modelo acabado de toda terrestre del nuevo Adán. El antiguo paraíso era
virtud y perfección4, formado por el Espíritu Santo5 en solamente una figura de éste.
una pura creatura, para que lo imites según tus Hay en este nuevo paraíso riquezas, hermosuras,
6
limitadas capacidades . Es pues, necesario que en maravillas y dulzuras inexplicables que en él dejó el
cada acción mires cómo la hizo o haría la Santísima nuevo Adán, Jesucristo. Allí encontró Él sus
Virgen, si estuviera en tu lugar. complacencias durante nueve meses, realizó
Para esto debes examinar y meditar las grandes maravillas e hizo alarde de sus riquezas con la
virtudes que Ella practicó durante toda su vida y magnificencia de un Dios.
particularmente: • Este lugar santísimo fue construido solamente con una
1°. Su fe viva, por la cual creyó sin vacilar la palabra del tierra virginal e inmaculada, de la cual fue formado y
ángel y siguió creyendo fiel y constantemente hasta el alimentado el nuevo Adán, sin mancha alguna de
pie de la cruz en el Calvario. inmundicia, por obra del Espíritu Santo que en él
2°. Su humildad profunda, que la llevó siempre a habita.
ocultarse, callarse, someterse en todo y colocarse en el • En este paraíso terrestre se halla el verdadero árbol de
último lugar. vida, que produjo a Jesucristo, fruto de vida; el árbol de
3°. Su pureza totalmente divina, que no ha tenido ni tendrá la ciencia del bien y del mal, que ha traído la luz del
jamás igual sobre la tierra. mundo.
Y, finalmente, todas sus demás virtudes. • Hay en este divino lugar árboles plantados por la mano
Recuerda – te lo repito – que María es el grandioso y de Dios, regados por la unción celestial y que han dado
y siguen dando frutos de exquisito sabor.
• Hay en él jardines esmaltados de bellas y diferentes
flores de virtud, que exhalan un perfume que
4 Ver LG 65; S. Mag 14-25; MC 37.
5 Ver LG 56. embalsama a los mismos ángeles.
6 María, mujer de nuestra raza, tan cercana a Dios, nos anima en nuestra debilidad para llegar hasta Cristo (ver Pío X,
Ad diem ilum, 2 de feb./1904). • Hay en este lugar verdes praderas de esperanza,

193 194
 torres inexpugnables de fortaleza, moradas llenas de
encanto y seguridad, etc.
Sólo el Espíritu Santo puede dar a conocer la verdad
que se oculta bajo estas figuras de cosas materiales.
• Se respira en este lugar el aire puro e incontaminado de
la pureza, sin imperfección; brilla el día hermoso y sin
noche de la santa humanidad; irradia el sol hermoso y
sin sombras de la divinidad; arde el horno encendido e
inextinguible de la caridad, en el que el hierro se inflama
y transforma en oro; corre tranquilo el río de la
humildad, que brota de la tierra y, dividiéndose en
cuatro brazos, riega todo este delicioso lugar: son las
cuatro virtudes cardinales7.
262. 2°. El Espíritu Santo, por boca de los santos Padres,
llama también a María:
1. La puerta oriental, por donde entre al mundo y sale de
él Jesucristo, Sumo Sacerdote: por ella entró la primera
vez y por ella volverá la segunda.
2. El santuario de la divinidad, la mansión de la Santísima
Trinidad, el trono de Dios, el altar y templo de Dios, el
mundo de Dios.
Epítetos y alabanzas muy verdaderos, cuando se
refieren a las diferentes maravillas y gracias que el
Altísimo ha realizado en María.
¡Qué riqueza! ¡Qué gloria! ¡Qué delicia! ¡Qué dicha!,
poder entrar y permanecer en María, en quien el
Altísimo colocó el trono de su gloria suprema.
263. Pero, ¡qué difícil es a pecadores como nosotros recibir
el permiso, la capacidad y la luz suficientes para entrar
en lugar tan excelso y santo, custodiado ya no por un
7 Aplicación espiritual de Gn 2, 8-10; ver VD 6.
195
querubín – como el antiguo paraíso terrenal – sino por el
mismo Espíritu Santo, que ha tomado posesión del él y
dice: “!Un jardín cercano es mi hermana, mi esposa;
huerto cerrado y manantial bien guardado!”8. ¡María es
jardín cerrado! ¡María es manantial sellado! Los
miserables hijos de Adán y Eva, arrojados del paraíso
terrestre no pueden entrar en este nuevo paraíso, sino
mediante una gracia excepcional del Espíritu Santo,
que ellos deben merecer.
264. Después de haber obtenido, mediante la fidelidad, esta
gracia insigne, te es necesario permanecer en el
hermoso interior de María con alegría, descansar allí en
paz, apoyarse en él confiadamente, ocultarse allí con
seguridad y perderse en él sin reserva, a fin de que, en
este seno virginal:
1. Te alimentes con la leche de la gracia y misericordia
maternal de María.
2. Te libres de toda turbación, temor y escrúpulo.
3. Te pongas a salvo de todos tus enemigos: demonio,
mundo y pecado, que jamás pudieron entrar en María.
Por eso dice Ella misma: “Los que trabajan en mí no
pecarán”9, esto es, los que permanecen espiritualmente
en la Santísima Virgen no cometerán pecado
considerable.
4. Te formes en Jesucristo y Él se forma en ti. Porque el
seno de María – dicen los Padres – es la sala de los
sacramentos divinos, donde se han formado Jesucristo
y todos los elegidos: “Uno por uno, todos han nacido en
10
Ella” .
8 Ct 4, 12.
9 Eclo 24, 30; ver VD 175.
10 Sal 86, 6; ver VD 32.
196
4. Obrar PARA MARÍA o al servicio de María.
265. Finalmente, hay que hacerlo todo para María.
Estando totalmente consagrado a su servicio, es justo
que lo realices todo para María, como lo harían el
criado, el siervo y el esclavo, respecto de su amo. No
que la tomes por el fin último de tus servicios – que lo es
Jesucristo – sino como fin próximo, ambiente
misterioso y camino fácil para llegar a Él.
Conviene, pues, que no te quedes ocioso, sino que
actúes como el buen siervo y esclavo. Es decir, que
apoyado en su protección, emprendas y realices
grandes empresas por esta augusta Soberana.
En concreto, debes:
• defender sus privilegios, cuando se los disputan;
• defender su gloria, cuando se la ataca;
• atraer, a ser posible, a todo el mundo a su servicio y a
esta verdadera y sólida devoción;
• hablar y levantar el grito contra quienes abusan de su
devoción y, al mismo tiempo, establecer en el mundo
esta verdadera devoción;
• y no esperar en recompensa de este humilde servicio
sino el honor de pertenecer a tan noble Princesa y la
dicha de vivir unido por medio de Ella a Jesús, su Hijo,
con lazo indisoluble en el tiempo y la eternidad.
¡Gloria a Jesús en María!
¡Gloria a María en Jesús!
¡Gloria a Dios sólo!
197
Capítulo VI
PRÁCTICA DE LA CONSAGRACIÓN TOTAL EN LA
SAGRADA COMUNIÓN
A. Antes de la Comunión
266. 1°. Humíllate profundamente delante de Dios.
2°. Renuncia a tus malas inclinaciones y a tus
disposiciones, por buenas que te las haga aparecer el
amor propio.
3°. Renueva tu consagración diciendo: “¡Soy todo tuyo,
oh María, y cuanto tengo es tuyo!”1 .
4°. Suplica a tu bondadosa Madre que te preste el
corazón para recibir en él a su Hijo con sus propias
disposiciones. Hazle notar cuánto importa a la gloria
de su Hijo que no entre en un corazón tan manchado e
inconstante como el tuyo, que no dejaría de
menoscabar su gloria y hasta llegaría a apartarse de
Él. Pero que si Ella quiere venir a morar en ti para
recibir a su Hijo, puede hacerlo, y que su Hijo será bien
recibido si mancha ni peligro de que sea rechazado:
“Teniendo a Dios en medio, no vacila”2 .
Dile con absoluta confianza que todos los bienes que
les has dado valen poco para honrarla. Pero que, por
la Sagrada Comunión, quieres hacerle el mismo
obsequio que le hizo el Padre Eterno: obsequio que la
honrará más que si le dieses todos los bienes del
mundo.
1 Ver VD 233
2 Sal 45, 6.
198
 Dile, finalmente, que Jesús, que la ama en forma
excepcional, desea todavía complacerse y descansar
en Ella, aunque sea en tu alma, más sucia y pobre que
el establo en donde Jesús se dignó nacer porque allí
estaba Ella.
Pídele su corazón con estas tiernas palabras: “¡Tú
eres mi todo, oh María: préstame tu corazón!”3 .
B. E n la Comunión
267. Dispuesto ya a recibir a Jesucristo, después del
Padrenuestro, le dirás tres veces: “Señor, no soy digno
de que entres en mi casa...”, como si dijeses, la
primera vez al Padre eterno que no eres digno de
recibir a su Hijo único, a causa de tus malos
pensamientos e ingratitudes para con su Padre tan
bueno, pero que ahí está María, su esclava, que ruega
por ti y te da confianza y esperanza singulares ante su
4
Majestad: “Porque tú solo me das seguridad” .
268. Al Hijo le dirás: “Señor, no soy digno, etc.”: que no eres
digno de recibirle a causa de tus palabras inútiles y
malas y de infidelidad en su servicio, pero que no
obstante le suplicas que tenga piedad de ti, que le
introducirás en la casa de su propia Madre que es
también tuya y que no le dejarás partir hasta que venga
a habitar en Ella: “Cuando encontré al amado de mi
alma lo abracé y no lo soltaré más hasta que lo haya
5
hecho entrar en la casa de mi madre...” . Ruégale que
se levante y venga al lugar de su reposo y al arca de su
santificación: “Levántate, Señor, ven a tu mansión; ven
con el arca de tu poder”6. Dile que no confías lo más
3 Asociación de Jn 19, 27 y Prov 23, 26.
4 Sal 4, 10.
5 Ct 3, 4.
6 Sal 131, 8.
199
mínimo en tus méritos y preparación – como –Esaú –
sino en los de María, tu querida Madre – como el
humilde Jacob en los cuidados de Rebeca – que, por
muy pecador y Esaú que seas, te atreves a acercarte a
su santidad, apoyado y adornado con los méritos y
virtudes de su Santísima Madre.
269. Al Espíritu Santo le dirás: “Señor, no soy digno...”; que
no eres digno de recibir la obra maestra de su amor a
causa de la tibieza y maldad de tus acciones y de la
resistencia a sus inspiraciones, pero que toda tu
confianza es María, su fiel esposa. Dile con San
Bernardo: “Ella es mi suprema confianza y la única
7
razón de mi esperanza” . Puedes también rogarle que
venga a María, su indisoluble esposa. Dile que su seno
es tan puro y su corazón está tan inflamado como
nunca y que si no desciende a tu alma, ni Jesús ni
María podrán formares en ella ni ser en ella
dignamente hospedados.
C. Después de la Comunión
270. Después de la Sagrada Comunión, estando recogido
interiormente y cerrados los ojos, introducirás a
Jesucristo en el Corazón de María. Se lo entregarás a
su Madre, quien lo recibirá amorosamente, lo colocará
dignamente, lo amará perfectamente y le rendirá en
espíritu y verdad muchos obsequios que desconoces a
causa de tus espesas tinieblas.
271. O te mantendrás profundamente humillado dentro de ti
mismo, en presencia de Jesús que reposa en María. O
permanecerás como un esclavo a la puerta del palacio
del Rey, quien dialoga con la Reina. Y mientras ellos
7 San Bernardo, Serm. De Aquaductiu, n. 7, PL 183, 441 D.
200
 hablan entre sí, dado que no te necesitan, subirás en
espíritu al cielo e irás por toda la tierra a rogar a las
creaturas que den gracias, adoren y amen a Jesús y a
María en nombre tuyo: Vengan, adoremos, etc... 8.
272. O pedirás tu mismo a Jesús, en unión de María, la
llegada de su reino a la tierra por medio de su
Santísima Madre, o la divina Sabiduría, o el amor
divino, o el perdón de tus pecados, o alguna otra
gracia, pero siempre en María y por María, diciendo,
mientras fijas tus ojos en tu miseria: “No mires, Señor,
9
mis pecados” , sino las virtudes y méritos de María. Y
acordándote de tus pecados, añadirás: “Algún
enemigo lo ha sembrado”10. Yo que soy mi mayor
enemigo y cometí esos pecados. O también: “Hazme
justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente sin
piedad, sálvame del hombre traidor y malvado”11, que
soy yo mismo. O bien: “Jesús mío, conviene que tu
12
crezcas en mi alma y que yo disminuya” . María, es
necesario que tú crezcas en mí y que yo sea menos
que nunca. ¡Oh Jesús! ¡Oh María! ¡Creced en mí!
¡Multiplicaos fuera, en los demás!
273. Hay mil pensamientos más que el Espíritu Santo
sugiere y te sugerirá también a ti, si eres
verdaderamente persona interior, mortificada y fiel a la
excelente y sublime devoción que acabo de
enseñarte. Pero, acuérdate de que cuanto más
permitas a María obrar en tu Comunión, tanto más
glorificado será Jesucristo. Y de que tanto más dejarás
8 Sal 94, 6.
9 Sal 50 (51), 11.
10 Mt 13, 28.
11 Sal 42, 1.
12 Ver Jn 3, 30.
201
obrar a María para Jesús y a Jesús para María cuanto
más profundamente te humilles y los escuches en paz
y en silencio, sin inquietarte por ve, gustar o sentir.
Porque el justo vive en todo de la fe y particularmente
en la Sagrada Comunión, que es acto de fe: “El justo
13
mío, si cree, vivirá” .
CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A JESUCRISTO LA
SABIDURÍA ENCARNADA POR MEDIO DE MARÍA
Oh Jesús, sabiduría eterna y encarnada,
te adoro en la gloria del Padre,
durante la eternidad,
y en el seno virginal de María,
en el tiempo de tu Encarnación.
Te agradezco que hayas venido al mundo,
- hombre entre los hombres
y servidor del Padre –
para librarme de la esclavitud del pecado.
Te alabo y glorifico porque has vivido
en obediencia amorosa a María
para hacerme fiel discípulo tuyo.
Desgraciadamente,
no he guardado las promesas
y compromisos, de mi bautismo
no soy digno de llamarme hijo de Dios.
Por ello, acudo a la misericordiosa
intercesión de tu Madre,
esperando obtener por su ayuda
el perdón de mis pecados
13 Hb 10, 38.
202
y una continua comunión contigo,
Sabiduría Encarnada.
Te saludo, pues, oh María inmaculada,
templo viviente de Dios:
En ti ha puesto su morada
la sabiduría eterna
para recibir la adoración
de los ángeles y de los hombres.
Te saludo, oh Reina del cielo
y de la tierra:
a ti están sometidas
todas las creaturas,
¡Todos experimentan tu gran misericordia!
Acepta los anhelos que tengo
de la divina Sabiduría
y mi consagración total.
Consciente de mi vocación cristiana,
- renuevo hoy, en tus manos,
mis compromisos bautismales.
Renuncio a Satanás,
a sus seducciones y a sus obras
y me consagro a Jesucristo
para llevar mi cruz con Él,
en la fidelidad de cada día
a la voluntad del Padre.
En presencia de toda la Iglesia,
te reconozco ahora,
por mi Madre y Soberana;
te ofrezco y consagro
mi persona, mi vida
y el valor de mis buenas acciones
pasadas, presentes y futuras
203
dispón de mí y de cuanto me pertenece
para la mayor gloria de Dios,
en el tiempo y en la eternidad.
Madre, del Señor,
acepta mi obligación y preséntala a tu Hijo:
si Él me redimió con tu colaboración,
debe ahora recibir de tu mano
el don total de mí mismo.
Que yo viva plenamente esta consagración
para prolongar en mí
la amorosa obediencia de tu Hijo
a dar respuesta vital
a la misión que Dios te ha confiado
en la historia de la salvación.
Madre de misericordia,
alcánzame la verdadera Sabiduría
de Dios y hazme plenamente disponible
a tu acción maternal.
Oh Virgen fiel, haz de mí
un auténtico discípulo de tu Hijo,
la Sabiduría Encarnada.
Contigo, Madre y Modelo de mi vida,
llegaré a la perfecta madurez
de Jesucristo, en la tierra,
y a la gloria del cielo.
Amén.
204
 EL SECRETO DE MARÍA
PRESENTACIÓN
A. EL AUTOR
Toda obra literaria, y muy especialmente un escrito de
espiritualidad, adquiere mayor luz y mejor comprensión si se
conocen, aún someramente, los rasgos más característicos
de su autor.
Esta constatación se hace realidad prácticamente
indispensable en el caso de las obras de San Luis María
Grignion de Montfort, ya que en general y particularmente la
que ahora presentamos no son otra cosa que sus
predicaciones misioneras consignadas por escrito.
Nacido en Montfort, Francia, en el año 1673; en la misma
Francia desarrollará toda su actividad apostólica como
sacerdote, muriendo en 1716 a la edad de 43.
El 12 de marzo de 1853, el Papa Pío IX declaró que los
escritos del misionero francés estaban exentos de todo error.
El Santo Padre León XIII lo declaró beato el 22 de enero de
1888. Pío XII lo canonizó solemnemente el 20 de julio de
1947.
Su actividad fue esencialmente misionera y lo fue todo el
estilo de su vida. Vivió pobre, en una pobreza total; y vivió
para los pobres.
Transcurrió su quehacer misionero en un momento difícil
para el catolicismo francés. Cundía en esos días la doctrina
jansenista que se caracterizaba por un fuerte rigorismo
intelectual y espiritual haciendo de la fe una especie de
privilegio para pocos. Ya los papas habían hablado y
condenado esa obsesión por la pureza de la religión que al
final termina traicionando la integridad de la fe que pretendía
defender.
205
Por la prédica jansenista, la recepción de la Eucaristía y de
todos los sacramentos era cada día menos frecuente.
Fustigaban también las prácticas exteriores como las
peregrinaciones y la veneración de imágenes o lugares. No
daban a la devoción mariana todo su valor. No eran
explícitamente contrarios a la veneración de María, pero le
daban poca importancia. Temían que Jesucristo quedara
opacado por la figura Madre.
Ante este panorama, y ante le peligro de la fe especialmente
entre la gente sencilla, el misionero de Montfort recorre
incansablemente pueblos y ciudades buscando que los
cristianos sean fieles al compromiso bautismal.
En el año 1706 recibe el papa Clemente XI el título de
“misionero apostólico” para Francia, con el específico
encargo de evangelizar a los bautizados para que vivan y
practiquen las promesas bautismales de renuncia al pecado
y al demonio, y de adhesión íntima y profunda a Cristo.
Su tarea evangelizadora fue por lo tanto una tarea
hondamente eclesial y cristocéntrica: renovar el espíritu
cristiano del pueblo francés por la renovación de las
promesas bautismales.
Su profundo, sólido y auténtico amor a la Madre de Jesús
unido a su celo apostólico y olfato misionero, lo llevaron a
que la Virgen ocupara un lugar importantísimo en su
actividad misionera.
María es objetivamente “el gran signo de rostro maternal y
misericordioso, de la cercanía del Padre y de Cristo con
quienes ella nos invita a entrar en comunión” (Puebla, 282).
“María, Madre, despierta el corazón filial que duerme en
cada hombre. En esta forma nos lleva a desarrollar la vida
del bautismo por el cual fuimos hechos hijos” (Puebla, 295).
El santo de Montfort era ya consciente de lo que siglos más
tarde habían de afirmar los Obispos latinoamericanos: “Sin
206
María el Evangelio se desencarna, se desfigura y se
transforma en ideología, en racionalismo espiritualista”
(Puebla, 301).
Grignion sabía que entre María y los pobres a quienes ella
cantara en el Magnificat había una sintonía tan íntima, que,
de un modo privilegiado, la devoción mariana era para ellos
camino infalible de encuentro con Cristo. Por supuesto, no
una devoción superficial sino fundamentada
teológicamente. No una devoción “sensiblera” pero sí una
devoción en que la sencilla sensibilidad popular encuentra
camino de expresión y expansión.
Su celo apostólico y su sensibilidad misionera lo llevaron a
valorar las expresiones externas de la fe como serían las
procesiones y veneración de imágenes, pero acentuado
constantemente la necesidad de la conversión interior y de
la entrega del propio corazón a Jesús por las manos de
María. Siguiendo este criterio compuso unos 164 cánticos
populares que incluyen unos 23.000 versos; cantando, el
pueblo oraba, a la vez que se iba instruyendo en la fe, la
exteriorizaba, y cantando o recitando se iba transmitiendo
de padres a hijos el contenido de la fe.
Como se puede apreciar hay un buen parecido entre la
opción pastoral de San Luis María y los caminos de la
pastoral popular en América Latina. También entre nosotros
María, la pobre, Madre de los pobres, abre caminos al
Evangelio como “estrella de la evangelización”.
Como se apuntaba más arriba, las obras de este gran
misionero son algo así como sus propias misiones
consignadas por escrito. Hablando o escribiendo quiere ser
evangelizador. Es bastante original, no fácilmente
encasillable en una determinada escuela de espiritualidad.
Es importante caer en la cuenta de la densidad bíblica de
sus escritos, densidad a veces implícita y otras implícita. Es
207
de notar que sus interpretaciones de la Sagrada Escritura
son generalmente figurativas y simbólicas, propias de las
fuentes en que el santo fuera formado, en especial la
escuela sulpiciana de entonces.
B. EL SECRETO DE MARÍA
San Luis María Grignion de Montfort escribe este breve libro
como una presentación de la temática desarrollada en el
precedente escrito, el “Tratado de la Verdadera Devoción”,
que aparece como la principal obra del santo.
¿Por qué habla de un secreto al referirse a la Virgen? Está
convencido de que María y su papel en la historia de la
Salvación no son aún suficientemente conocidos por los
cristianos y que para conocerlos se necesita un favor
especial de Dios. “El Secreto de María” quiere
fundamentalmente significar que la piedad mariana es una
actitud básica del corazón creyente que impregna toda la
vida del hombre: La devoción a María es mucho antes una
vivencia profunda y medular que un cúmulo de prácticas
devocionales. Estas prácticas son convenientes y hasta
necesarias, pero como expresión de un corazón
existencialmente mariano.
El secreto que quiere transmitir este libro exige de quien lo
recibe ciertas condiciones, sin las cuales no encontrará
resonancias y ni aceptación. Para recibir la gracia de
comprender este secreto es necesario conservar en la
propia vida un ambiente de oración; la oración hace
sintonizar el corazón con el don que presenta el secreto.
Igualmente habrá de tener amor por los pobres y él mismo
poseer un alma de pobre para que el secreto pueda ser
escuchado y comprendido. También se requiere capacidad
de renuncia y celo evangelizador, junto con el deseo de la
208
santidad. Sin estas condiciones, sostiene Grignion, se corre Esta consagración interior y profunda tendrá
el riesgo de que el secreto pueda convertirse en veneno necesariamente manifestaciones externas de devoción,
condenatorio en lugar de bálsamo salvífico. cuidando siempre conservar el peso de la autenticidad para
Dios llama a todos a la santidad. Santidad que es don, que no caer en un vago y liviano sentimentalismo.
es gracia y comunicación de la misma vida de Dios a los Escrita como si fuera la carta a una persona piadosa, la
hombres. Esa comunicación, lógicamente es una libre y presente obrita montfortiana consta de una breve
exclusiva decisión de Dios, y, si se llama a María “tesorera” introducción; una primera parte en que María es vista en el
de la gracia, es porque Dios, así como entró en la historia contexto de la salvación que Dios va realizando en la
haciéndose hombre por medio de María, sigue hoy historia; la segunda parte trata directamente de la
queriendo que la Virgen contribuya a hacer presente la consagración a María; le siguen tres oraciones, a Jesucristo,
salvación en los corazones fieles. María, reinando al Espíritu Santo y a María, oraciones que podríamos llamar
gloriosamente junto a su Hijo en el seno del Padre, continúa fundamentales ya que explicitan ciertas actitudes básicas
su acción maternal para con los hombres: a pie de la cruz los de la vida cristiana; y concluye con una serie de consejos
recibió como hijos y sigue siendo fiel a esa maternidad. para poder vivir permanentemente la fidelidad a la
La acción de María a favor de los hermanos de su Hijo es consagración. Un apéndice con cánticos y oraciones
acercarlos a Dios y unirlos a Jesús. Nada guarda ella para acompaña la presente edición del “Secreto de María”.
sí. Por eso, toda verdadera devoción mariana es siempre
cristocéntrica: a Cristo por María.
Si bien María conduce hacia Jesús y siempre se puede
llegar a Él tomándose de la mano de la Virgen, no quiere
decirse con ello que el cristiano no pueda y deba recurrir
directamente a Jesucristo, el único y perfecto mediador
entre Dios y los hombres. Afirma que, acercándose a Cristo
en unión a María, la pobre acción del devoto se verá
asumida, enriquecida y presentada nada menos que por la
Virgen llena de Gracia.
En este contexto doctrinal propone el autor la perfecta
devoción mariana que es la consagración a Jesucristo en
María total por las manos de María. Es consagrarse a Jesús
“con María”, tomándola como modelo perfecto, ; “en María”,
en íntima unión a ella; “por María“, acudiendo al Señor por
medio de ella: “para María”, es decir, para honrar al Hijo,
honrando a la Madre.

209 210
 INTRODUCCIÓN
Estimado amigo, amado de Dios, pongo en tus manos un
secreto que me ha enseñado el Altísimo y que no he podido
encontrar en ningún libro antiguo ni moderno. Te lo entrego,
con la ayuda del Espíritu Santo, pero con estas condiciones:
1). Que los reveles solamente a las personas que se hallen
en grado de aceptarlo por sus oraciones, su amor a los
pobres, su renuncia evangélica, su experiencia en la
persecución y su celo apostólico.
2). Que te empeñes en vivirlo para santificarte y llegar a la
madurez espiritual. Porque la eficacia de este secreto se
mide por el uso que se hace de él. Cuidado con cruzarte
de brazos. Pues mi secreto se convertirá en veneno y
vendría a ser tu condenación (cfr. Mt 25, 26-30).
3). Que diariamente des gracias a Dios por haberte
revelado este secreto, que no merecías conocer.
Al principio lo apreciarás sólo imperfectamente, dada la
multitud de tus pecados y las tinieblas que te envuelven.
Con el tiempo, a medida que lo vayas poniendo en
práctica en las acciones de cada día, comprenderás su
precio y eficacia.
Pero antes de satisfacer tu natural anhelo de conocer la
verdad, recita devotamente los himnos: Ven, Creador
Espíritu y Oh Santa Madre, de mares Estrella, para pedir
a Dios la gracia de comprender y saborear este divino
misterio (ver pp. 303-304).
Teniendo poco tiempo, tú para leer y yo para escribir, te
lo diré en resumen.
211
Primera Parte
OFICIO DE MARÍA EN LA OBRA DE SALVACIÓN
Capítulo I
LA OBRA DE LA SALVACIÓN SE REALIZA
CON LA GRACIA
1. Dios quiere que nos santifiquemos.
Hermano, creado a imagen de Dios (Gn. 1, 26) y salvado con
la sangre preciosa de Jesucristo (1 Pe. 1, 19), Dios quiere
que te hagas santo como Él (Mt. 5, 48) en esta vida y
participes de su gloria en la eternidad.
Tu verdadera vocación es adquirir la santidad. A ello debes
orientar todos tus pensamientos, palabras y obras, los
sufrimientos y aspiraciones de tu vida. De lo contrario,
resistes a Dios, dejando de hacer aquello para lo cual te ha
creado y hasta ahora te conserva.
¡Oh cambio maravilloso! ¡El polvo se trueca en oro, la tiniebla
en luz, el pecado en santidad, la criatura en su Creador y el
hombre en Dios! ¡Obra admirable! Pero difícil. Más aún,
imposible al hombre abandonado a sí mismo. Nadie sino
Dios con su gracia, y gracia abundante y extraordinaria,
puede realizarla: la creación del universo no es obra tan
grande como ésta.
2. Para santificarse hay que practicar la virtud.
¿Cómo lo lograrás tú? ¿Qué medios escogerás para llegar a
la perfección a la que Dios te llama?
Los medios de salvación y santificación son conocidos de
todos: los consignan el Evangelio, los explican los maestros
de la vida espiritual, los practican los santos. Y son: humildad
de corazón, oración continua, vida conforme al Evangelio,
212
confianza en la Providencia y conformidad con la voluntad
divina.
3. Para servirnos de estos medios necesitamos de la
gracia de Dios.
Para alcanzar estas actitudes y vivirlas es absolutamente
necesaria la gracia de Dios. Gracia que, nadie lo duda, se
concede a todos, aunque en diversa medida. Digo esto,
porque Dios, no obstante ser infinitamente bueno, no da a
todos su gracia con la misma intensidad. Pero da a cada uno
la suficiente. Con mucha gracia realizarás grandes
acciones, con poca gracia las realizas limitadas. La cualidad
y excelencia de la gracia dada por Dios y acogida por el
hombre aquilatan el valor espiritual de nuestras acciones.
Estos principios son incontestables.
Capítulo II
PARA ENCONTRAR LA GRACIA HAY QUE
ENCONTRAR A MARÍA
Todo se conduce, pues, a hallar un medio para conseguir de
Dios la gracia necesaria para hacernos santos: yo te quiero
enseñar el más seguro. Y es que para encontrar la gracia
hay que encontrar a María. He aquí las razones:
1. María encontró gracia.
1) Sólo María ha hallado gracia delante de Dios (Lc 1, 30),
tanto para sí como para todos y cada uno de los
hombres, a diferencia de los patriarcas, los profetas y
santos del Antiguo Testamento que no pudieron
encontrarla.
213
2. María es Madre de gracia.
2). María dio el ser, la vida humana, al autor de toda gracia.
Por esto se la llama Madre de la gracia.
3. María es la llena de gracia.
3). El Padre del cielo, fuente única de todo don perfecto y de
toda gracia, al darle su propio Hijo, entregó a María todas
las gracias. De suerte que, como dice San Bernardo, en
Cristo y con Cristo, Dios le ha entregado su propia
voluntad salvadora.
4. María es la dispensadora de la gracia.
4). Dios la escogió como la tesorera, administradora y
dispensadora de todas sus gracias. De suerte que Dios
comunica su vida y sus dones a los hombres con la
colaboración de María. Según San Bernardino, Ella ha
recibido de Dios el poder de repartir a quien quiere, como
quiere y cuando quiere y cuanto quiere las gracias del
Padre, las virtudes del Hijo y los dones del Espíritu
Santo.
5. María es Madre de los hijos de Dios.
5). Así como en el orden natural todo niño debe tener un
padre y una madre, del mismo modo, en el orden de la
gracia, un verdadero hijo de la Iglesia debe tener a Dios
por Padre y a María por Madre. Y quien se jacte de tener
a Dios por Padre, pero no muestre con María la ternura
de un verdadero hijo, no sería más que un impostor que
no tendría más padre que el demonio.
6. María es Madre de los miembros de Cristo.
6). Dado que María ha formado a Jesucristo, Cabeza de los
predestinados, ella debe también formar los miembros
214
 de esta Cabeza, que son los verdaderos cristianos.
Pues una madre no da a luz la cabeza sin los miembros
ni los miembros sin la cabeza.
Por tanto, quien quiera ser miembro auténtico de Jesucristo,
lleno de gracia y de verdad (Jn 1, 14), debe dejarse formar en
María por la gracia. María está llena de la gracia de
Jesucristo para comunicarla en plenitud a los verdaderos
miembros de la familia de Dios que son también hijos suyos.
7. María colabora con el Espíritu Santo.
7). El Espíritu Santo no ha repudiado jamás a María, su
esposa y fiel colaboradora para producir su obra
maestra, Jesucristo, la Palabra encarnada. Continúa,
pues, produciendo todos los días con su colaboración,
en forma real aunque misteriosa, a los auténticos
cristianos.
8. María nos lleva a la madurez en Jesucristo.
8). María ha recibido de Dios particular dominio sobre los
creyentes para alimentarlos y hacerlos crecer en
Jesucristo. San Agustín llega a decir que todos los
predestinados, mientras se hallan en este mundo, están
encerrados en el seno de María y no nacen
definitivamente hasta que esta buena Madre los dé a luz
en la vida eterna. Por consiguiente, así como un niño
saca todo su alimento de la madre que se la da
proporcionado a su debilidad, del mismo modo, los
creyentes sacan todo su alimento y fuerza espiritual de
María.
215
9. María mora en los verdaderos cristianos.
9). El Padre del cielo ha dicho a María: Hija mía, pon tu tienda
en Jacob, es decir, pon tu morada en los auténticos
creyentes, prefigurados en Jacob (cfr. Eclo. 24).
El Hijo ha dicho a María: Madre querida, entra en la heredad
de Israel, es decir, en mis elegidos.
El Espíritu Santo ha dicho a María: Fiel esposa mía, en el
pueblo glorioso echa raíces, es decir, en mis escogidos.
Por tanto, María mora en todos los creyentes, elegidos para
la gloria del cielo: está presente en lo íntimo de sus
corazones para echar en ellos las raíces de una profunda
humildad, de una caridad ardiente y de todas las virtudes.
10. María es el molde viviente de Dios.
10). San Agustín llama a María molde viviente de Dios. Ella,
en efecto, lo es. Quiero decir que sólo en ella se formó Dios
como hombre perfecto, sin perder ningún rasgo divino y que
sólo en ella se transforma el hombre en Dios por la gracia de
Jesucristo, en cuanto lo permita la naturaleza humana.
Un escultor puede sacar una estatua o un retrato perfecto de
dos maneras ateniéndose a su pericia, a fuerza de cincel,
trabajando sobre una materia dura e informe o vaciando en
un molde un material adecuado. Largo, difícil, expuesto a
muchos tropiezos es el primer modo: un golpe mal dado de
cincel o de martillo basta con frecuencia para estropearlo
todo. Rápido, fácil, suave y más económico es el segundo,
siempre que el molde sea perfecto y represente con
exactitud la figura a reproducir y que la materia utilizada sea
maleable.
María es el molde maravilloso de Dios, hecho por el Espíritu
Santo, para formar a al perfección a un Hombre-Dios,
Jesucristo; mediante la Encarnación y para hacer al hombre
partícipe de la naturaleza divina mediante la gracia. Ni un
216
solo rasgo divino falta en este molde. Quien se arroje en él y
se deje moldear recibirá allí todos los rasgos de Jesucristo,
verdadero Dios. Y esto, en forma suave y proporcionada a
nuestra debilidad, sin grandes trabajos o angustias; de
manera segura, sin peligro de ilusiones, pues el demonio no
tendrá jamás entrada donde esté María; de manera santa e
inmaculada, sin rastro alguno de culpa.
¡Hay carísimo en Cristo, una gran diferencia entre un
cristiano formado espiritualmente por medios ordinarios y
que se apoya en su propia habilidad y otro, dócil y
plenamente disponible que, consciente de su debilidad,
confía plenamente en María para ser plasmado en Ella por el
Espíritu Santo! El primero, apoyado en la habilidad humana,
se encuentra expuesto a pecados, defectos, tinieblas e
ilusiones sin cuento; el segundo en cambio, es semejante a
Jesucristo e irradia así luz y santidad.
11. María es el paraíso de Dios.
En ninguna criatura, sin exceptuar ángeles y santos del
cielo, manifiesta Dios su gloria tan perfectamente como en
María.
Ella es el paraíso de Dios. Su mundo inefable, donde el Hijo
ha encontrado para guardarlo, complacerse en él y realizar
en él obras portentosas.
Dios creó un mundo para el hombre peregrino: es la tierra; un
mundo, para el hombre glorificado: es el paraíso; un mundo,
para Sí mismo: es María.
María es un mundo desconocido para casi todos los
hombres. Es un misterio impenetrable, aún para los ángeles
y santos del cielo, que contemplando al Dios trascendente e
inaccesible oculto en su mundo, que es María, exclaman día
y noche con religioso estupor: ¡Santo, santo, santo! (Is. 6, 3).
217
¡Feliz, una y mil veces, aquel a quien el Espíritu Santo
descubre el secreto de María para que lo conozca! ¡Feliz
aquel que puede entrar en este jardín cerrado y beber
abundantemente en esta fuente sellada (Cant. 4, 12) el
agua viva de la gracia!
En esta amabilísima criatura no se halla sino sólo Dios: un
Dios, a la vez trascendente y condescendiente,
infinitamente santo y al alcance de nuestra debilidad. Dios
está en todas partes, hasta en el infierno se lo puede hallar,
pero no hay sitio donde se le pueda encontrar tan cercano y
al alcance de la debilidad humana como en María, pues
para esto bajó a Ella. En todas partes es el pan de los fuertes
y de los ángeles, pero en María es el pan de los niños.
12. María facilita la unión con Dios.
Nadie piense, como ciertos falsos doctores, que María, por
el hecho de ser criatura, constituya un impedimento para la
unión con e Creador. Ya no es María quien vive: es Cristo, es
sólo Dios quien vive en Ella. Su transformación en Dios
supera a la de San Pablo y todos los demás santos más de
cuanto se eleva el cielo sobre la tierra.
María está totalmente orientada hacia Dios. Lejos de
retener en sí al cristiano, lo hace encaminarse a Dios y tanto
más íntimamente lo une con él cuanto más se acerca a Ella.
María es el eco de Dios. Cuando alguien grita: “¡María!”, Ella
responde: “¡Dios!”. Cuando con Santa Isabel se le proclama
dichosa, Ella responde glorificando a Dios (cfr. Lc. 45-47).
Si los falsos doctores, tan miserablemente engañados por el
demonio hasta en la oración, hubieran encontrado a María y
por María a Jesús y por Jesús al Padre, no hubieran sufrido
tan lamentables caídas. Quien ha encontrado a María y por
María a Jesús y por Jesús al Padre, ha encontrado, como
218
dicen los santos, todos los bienes: la gracia y la amistad de
Dios, la seguridad contra los enemigos de Dios, la seguridad
contra los enemigos de Dios, la verdad para combatir el
error, la ayuda para vencer las dificultades en el camino de la
salvación, la dulzura y el gozo en las amarguras de la vida.
13. María ayuda en el sufrimiento.
No significa esto que quien ha encontrado a María por una
verdadera vida de consagración a Ella viva exento de cruces
y sufrimiento. ¡Al contrario! Tendrá más que los otro. Porque
María, la Madre de los vivientes, hace participar a sus hijos
del Árbol de la vida, que es la cruz de Jesucristo. Pero al
repartirles las grandes cruces; María les comunica también
la gracia de llevarlas con paciencia y hasta con alegría. Ella,
en efecto, endulza y, por así decirlo, condimenta, hasta
hacerles perder toda amargura, las cruces que da a los
suyos. Estos, como amigos de Dios, deben beber el cáliz del
sufrimiento y saborear por algún tiempo su amargura. Pero
reciben de su bondadosa Madre tanto consuelo y alegría,
después de la tristeza, que se anima a cargar cruces aún
más pesadas y amargas.
Capítulo III
CONCLUSIÓN DE ESTA PRIMERA PARTE
1. Para hacerse santo hay que encontrar una auténtica
consagración a María.
El problema consiste, pues, en encontrar auténticamente a
María para hallar la abundancia de todas las gracias.
Dueño absoluto de todo, puede Dios comunicar
directamente lo que de ordinario sólo comunica por medio
de María. Más aún, negar que alguna vez así lo haga, sería
temerario. Pero según el orden establecido por la divina
219
Sabiduría, domo dice Santo Tomás, Dios no se comunica de
ordinario a los hombres, en el orden de la gracia, sino por
medio de María.
Para llegar hasta Dios y unirse con Él es indispensable
recurrir a la misma persona escogida por Él para venir hasta
nosotros, para hacerse hombre y comunicarnos sus gracias.
Esto se realiza mediante una auténtica consagración a
María.
Segunda Parte
LA VERDADERA CONSAGRACIÓN A MARÍA
INTRODUCCIÓN:
ELECCIÓN DE LA VERDADERA CONSAGRACIÓN
Hay diversas actitudes auténticas de parte del cristiano para
con la Santísima Virgen. No te hablo de las falsas.
La primera consiste en honrar a María como Madre de Dios e
implorar de tiempo en tiempo su protección, mientras nos
esforzamos en cumplir nuestros deberes cristianos,
evitando el pecado y obrando más por amor que por temor.
La segunda consiste en alimentar un profundo amor, estima,
confianza y veneración hacia la Santísima Virgen. Se
expresa haciendo conocer el puesto ocupado por Ella en el
plan de salvación, publicando sus alabanzas, honrando sus
imágenes, recitando el Rosario, alistándose en las
asociaciones marianas.
Esta actitud, siempre que nos comprometamos a vivir
cristianamente, es buena, santa y saludable. Pero no logra
liberarnos de todo egoísmo, para unirnos perfectamente a
Jesucristo.
La tercera es conocida y vivida por muy pocas personas. Es
la que te quiero descubrir y comunicar ahora.
220
 Capítulo I
ES UNA CONSAGRACIÓN TOTAL
Consiste en ofrecerse con absoluta disponibilidad a María
para realizar mejor la entrega de sí mismo a Jesucristo. Por
esta entrega o consagración nos compromete a hacerlo todo
con María, en María, por María y para María.
Explico mis palabras:
Escogerás un día importante para hacer tu consagración:
Esta consiste en una ofrenda voluntaria, inspirada en el
amor, madurada en plena libertad, de toda tu persona,
cuerpo y alma, de tus bienes exteriores y de fortuna, como
casa, familia y rentas, de tus bienes interiores y del alma,
méritos, gracias, virtudes y satisfacciones.
Como puedes advertir, esta consagración a Jesús por María
incluye la renuncia a cuanto más aprecias. Sacrificio que ni
siquiera exige ninguna Orden Religiosa. Renuncia al
derecho de disponer de sí mismo y del valor espiritual de las
propias oraciones y buenas obras. Dejándolo todo a
disposición total de la Santísima Virgen, quien lo aplicará a
voluntad suya. Naturalmente que su voluntad está
totalmente consagrada a la realización del plan salvador de
Dios, que sólo Ella conoce perfectamente.
Con esta consagración, que no es un voto, dejas a
disposición de María ese valor de tus buenas obras que te
hace capaz de satisfacer la pena debida por tus pecados e
interceder por los demás. En forma que después de haberte
consagrado, ya no puedes disponer autónomamente de
dicho valor: la Virgen Santísima puede aplicarlo para aliviar o
libertar a un alma del purgatorio o convertir a algún pecador.
Confías también a María los méritos provenientes de tu vida
de fidelidad al Señor, para que te ayude a conservarlos,
221
embellecerlos y aumentarlos. No para que los distribuya,
pues son incomunicables.
María podrá, en cambio, aplicar libremente el valor
satisfactorio e impetratorio de todas tus oraciones y buenas
obras. Si después de estar consagrado en esta forma a
María, quieres aliviar a un alma del purgatorio, orar por un
pecador o un amigo y aplicar a estas intenciones tus
plegarias, sacrificios y limosnas, puedes hacerlo,
condicionando todo esto a la determinación de María. Y
conformándote a su voluntad aunque no la conozcas.
Persuadido de que María, escogida por Dios para
comunicarnos sus gracias y dones, no podrá menos de
aplicar el fruto de tus actividades a al mayor gloria de Dios.
Esta consagración es una entrega tan absoluta a María que
puede compararse con una esclavitud. Sí. Pero no hablo de
la dependencia natural por la cual toda criatura buena o mala
recibe de Dios la existencia y la vida, y menos aún, de la
sumisión forzada a Dios, propia de los demonios y
condenados. Sino de la esclavitud de amor y voluntaria. Con
esta debemos consagrarnos a Dios y a María, del modo más
perfecto con que una criatura puede consagrarse a su
Creador.
Date cuenta, además, de que hay mucha diferencia entre
“criado” y “esclavo”. El criado pide paga por sus servicios; el
esclavo no. El criado es libre de abandonar a su señor y sólo
se compromete con él por tiempo determinado; el esclavo se
compromete de tiempo completo y para siempre.
La consagración a María puede compararse a la esclavitud
sólo en el sentido de un compromiso total y perpetuo en el
amor y no como una forma de opresión legalizada en la que
el patrono tiene derecho de vida y muerte sobre el esclavo.
Los cristianos no admiten semejante esclavitud, que, sin
222
embargo, no ha desaparecido todavía del mundo.
¡Feliz, una y mil veces, el que después de haber sacudido en
el bautismo la tiránica esclavitud del demonio, se consagra
en plena disponibilidad a Jesús por María!
Capítulo II
ES UNA FORMA EXCELENTE DE ESPIRITUALIDAD
Muchas luces necesitaría para describir las excelencias de
esta forma de espiritualidad. Me contentaré con exponer
brevemente algunas ventajas:
1. Es imitar la conducta de Dios.
Consagrarse así a Jesús por María es imitar al mismo Dios.
El Padre, en efecto, nos ha dado su Hijo y continúa
dándonos sus gracias solamente por María.
El Hijo ha venido a nosotros escogiendo a María por Madre:
con su ejemplo nos invita a ir a Él por la misma persona que
lo introdujo en el mundo.
El Espíritu Santo nos comunica sus gracias y carismas
solamente con la intervención de María.
Nada más justo, entonces, que ofrecemos a Dios por medio
de María a fin de que, como dice, San Bernardo, la gracia
vuelva a su autor por el mismo canal por el que ha llegado
hasta vosotros.
2. Es honrar a Jesucristo y practicar la humildad.
Ir a Jesús por María es honrar verdaderamente a Jesucristo
y reconocer que por razón de nuestros pecados no somos
dignos de llegar hasta Él por nosotros mismos. El pecado,
en efecto, nos impide llegar a la amistad con Jesucristo y
vivir en ella.
Entonces, acudimos a María para que sea nuestra abogada
223
y mediadora ante Jesús, verdadero Dios-Hombre, nuestro
mediador supremo ante al Padre, santo de los santos y juez
de vivos y muertos.
En esta forma, María nos hace formar conciencia de la
santidad de Jesucristo, a la vez que nos encamina hacia Él,
nuestro hermano y salvador. Es, en una palabra, practicar la
humildad, virtud que arrebata siempre el corazón de Dios.
3. Es encontrar la forma de agradar a Jesucristo.
Consagrarse a Jesús por María es escoger un camino de
perfección. Nuestras buenas acciones, por dignas que las
creamos, quedan siempre imperfectas y manchadas,
indignas de que las mire y acepte Dios, ante quien no son
puras las mismas estrellas (Jb. 25, 5).
Entreguemos a María nuestro obsequio para que Ella lo
purifique, santifique, perfeccione, embellezca y haga digno
de Dios.
Todos los haberes de nuestra alma son ante Dios, el Padre
de familia, menos de lo que sería para un rey la manzana
agusanada que para pagar el arriendo le presentara un
pobre colono de su majestad. ¿Qué haría éste, si fuera listo
y tuviera cabida ante la reina? Acudiría a Ella que llena de
bondad con el pobre campesino y de respeto para con el rey,
embellecería la fruta, quitándole lo dañado y colocándola en
una bandeja de oro, rodeada de flores. ¿Cómo no aceptaría
el rey condescendiente y hasta gustoso, de manos de la
reina, el obsequio de su arrendatario?
Lo poco que puedes ofrecer a Dios, dice San Bernardo,
ofrécelo por manos de María, si no quiere ser rechazado.
¡Ah! Dios mío, ¡Cuán poco es lo que hacemos! Pero cuánto
aumentará en valor si lo confiamos a María con plena
disponibilidad. Ella tan generosa como es, conforme al dicho
224
popular, por un huevo te dará un buey, es decir, corresponde
a nuestro obsequio comunicándose del todo a nosotros con
sus méritos y santidad. Colocará nuestros presentes en la
bandeja de oro de su amor, nos revestirá de Jesucristo como
Rebeca a Jacob con los vestidos de su primogénito. De
suerte que, tras renunciar a nuestro egoísmo y
autosuficiencia para honrarla, nos encontraremos
revestidos de dobles vestiduras (cfr. Prov. 37,21),es decir,
de los méritos de Jesucristo y de María y seremos para los
demás como el buen olor de Jesucristo.
4. Es practicar la caridad.
Consagrarse así a María es practicar en el grado más
elevado el amor fraterno. Porque nos entregaremos
enteramente con todo cuanto tenemos, para que Ella
disponga según su voluntad a favor de nuestros hermanos
vivos y difuntos.
5. Es asegurar nuestra perseverancia en el bien.
Viviendo nuestra consagración a María aseguramos
nuestros méritos y virtudes, entramos en el camino seguro
de la fidelidad. Diremos a María:
Acepta, querida Madre y Reina mía,
toda mi persona y cuanto con la gracia
de tu querido Hijo
he podido hacer de bueno.
¡Yo mismo no soy capaz de conservarlo,
dadas mi debilidad e inconstancia
y la forma en que
me combaten continuamente
mis enemigos espirituales!
Veo, todos los días, caer por tierra
los cedros del Líbano,
225
y convertirse en aves nocturnas
las águilas que volaban en torno al sol.
Mil justos caen a mi izquierda;
diez mil, a mi derecha... (Sal. 90, 7).
Más yo confío en ti
mi poderosa y más que poderosa Madre:
Tenme, que no caiga;
conserva mis bienes, que no me saqueen;
protege en mi la vida divina.
¡Defiende a quien a ti se ha consagrado!
Yo te conozco bien y en ti confío:
eres la Virgen fiel a Dios y a los hombres,
que no dejas perder nada
de cuanto a ti se confía;
eres la Virgen poderosa:
nadie podrá hacerte daño,
ni perjudicar tampoco a los que tú amas.
San Bernardo expresa todo esto con estas palabras:
“Siguiéndola, no te extravías; rogándola,
no perderás la esperanza; pensando en ella,
no te equivocarás; si te sostiene, no caerás, si te
protege, no temerás; si te guía, no te cansarás;
si te es propicia, llegarás al puerto”.
Y Conrado de Sajonia la confirma:
“María aplaca la ira de su hijo, no deja al diablo hacerte daño;
conserva las virtudes para que no huyas, guarda los méritos
para que no se pierdan; conserva la gracia para que vivas en
ella”.
Esta consagración nos ayuda a conservar y aumentar en
nosotros la gracia de Dios. Este solo motivo sería más que
suficiente para que la abracemos con entusiasmo.
226
6. Es hallar la libertad de los hijos de Dios.
Esta consagración nos hace verdaderamente libres con la
libertad de los hijos de Dios (cfr. Rom. 8,21). María responde
a quien se consagra a Ella por amor, ensanchándole el
corazón, haciéndole caminar a pasos de gigante por el
camino de los mandamientos divinos. Ahuyenta el disgusto,
la tristeza y el escrúpulo. El Señor mismo enseñó esta
consagración a la madre Inés de Jesús, muerta en olor de
santidad, como medio seguro para librarse de sus grandes
penas y perplejidades. Conságrate a mí Madre, le dijo.
Hízolo así al momento cesaron sus inquietudes.
Para autorizar esta consagración, convendría transcribir las
bulas e indulgencias de los Papas, los secretos de los
Obispos en su favor, las cofradías establecidas en su honor,
el ejemplo de muchos santos y grandes personalidades que
la han practicado. Pero todo esto lo paso en silencio.
Capítulo III
VIVIENDO LA CONSAGRACIÓN
Como he dicho antes, esta consagración consiste en hacerlo
todo con María, en María, por María y para María.
1. Dinamismo constante.
No basta consagrarse a María, una vez para siempre; ni aún
renovar la consagración cada mes o cada semana.
Devoción bien pasajera sería ésta, incapaz de llevarte a la
perfección.
Porque no es difícil consagrarse a María, alistarse en sus
cofradías y rezar diariamente algunas oraciones prescritas.
La dificultad se halla en entrar en el espíritu de esta
consagración que lo coloca a uno en actitud de absoluta
disponibilidad respecto a María y por Ella a Jesucristo.
227
Muchas personas he hallado que, llenas de entusiasmo han
hecho esta consagración, pero solamente de palabra.
Pocas, en cambio, han asimilado su espíritu y menos
numerosas aún son las que han perseverado en él.
2. Obrar “con” María.
La práctica esencial de esta consagración consiste en obrar
en todo con María, es decir, tomar a María como perfecto
modelo de la conducta del cristiano.
Por ello, antes de obrar, hay que renunciar al egoísmo y a los
propios puntos de vista; humillarnos delante de Dios,
conscientes de nuestra incapacidad para hacer por nosotros
mismos algo útil para nuestra salvación.
Hay que recurrir a María y unirnos a sus intenciones;
participar por María en las intenciones de Jesucristo: es
decir, entrar en sintonía con su voluntad y en armonía con
sus disposiciones para que Ella obre en nosotros y haga de
nosotros lo que mejor le parezca para gloria de su Hijo,
Jesucristo, y del Padre del cielo.
No hay, pues, vida espiritual posible que no dependa de Ella.
3. Obrar “en” María.
Hay que obrar siempre en María, es decir, irnos
acostumbrando a recogernos dentro de nosotros mismos
para formar allí como un esbozo o imagen espiritual de la
Santísima Virgen.
María será el templo (cfr. 2 Sam. 22, 7 y Apoc. 11,9) en que
encontremos a Dios por la oración, sin temor a ser
rechazados; será torre de marfil que nos defenderá de
nuestros enemigos; lámpara encendida que iluminará
nuestro espíritu y nos inflamará en el amor de Dios (cfr. Mt.
25, 1; Lc. 12, 35); recámara sagrada donde Dios se nos
228
revele; finalmente, María será nuestro todo ante Dios,
nuestro recurso universal.
Si oramos, será en María; si recibimos la Sagrada Eucaristía,
la acogeremos en María: paraíso de las complacencias del
Señor. Hagamos lo que hagamos, siempre será en María,
llegando así hasta liberarnos de nuestro egoísmo.
4. Obrar “por” María.
Hay que acudir siempre al Señor por medio de María,
confiados en su intercesión y poder ante su Hijo.
5. Obrar “para” María.
Hay, finalmente, que obrar en todo para María, es decir, que
estando consagrados a Ella, no trabajemos sino para Ella,
para su gloria y honor, y, por este intermedio, para la gloria de
Dios.
Renunciaremos, pues, a los fines que nos inspira el egoísmo
y repetiremos con frecuencia desde el fondo del corazón:
“Por ti, amada Reina mía, hago esto o aquello, voy acá o allá,
sufro este pena o aquella injuria”.
TRES ADVERTENCIAS
Cuídate de creer que es más perfecto ir directamente a
Jesucristo o a Dios Padre. Tus obras e intenciones serían de
poco valor. Pero yendo por María ya no serán obra tuya sino
de María en ti y, por consiguiente, muy aceptables y dignas
de Dios.
Cuídate de hacer consistir la consagración solamente en lo
sentimental. Habla y obra con la fe viva que guió a María
durante su vida terrena y que Ella te comunicará cada vez
más.
229
Déjale a Ella la visión clara de Dios, los transportes y goces
espirituales. Para ti, el camino de la fe pura, lleno de
dificultades, sufrimientos, fastidio y sequedad: Di amén, sí, a
todo cuanto hace María en el cielo.
No te atormentes tampoco porque no gozas enseguida de la
dulce presencia de María. Es una gracia que no se concede
a todos. Y si alguien la recibe del Dios misericordioso, la
pierde con facilidad, si no es fiel al silencio interior. Si te
ocurriere tal desgracia, vuélvete dulcemente a María y
pídele perdón por tu infidelidad.
Capítulo IV
FRUTOS MARAVILLOSOS DE ESTA CONSAGRACIÓN
Infinitamente más de lo que aquí te digo es lo que te
enseñará la experiencia. Si eres fiel en lo poco que te
enseño, hallarás tantas riquezas y gracias en la práctica que
quedarás sorprendido y rebosante de dicha.
Trabajemos, pues, hermano carísimo, para que, fieles a
nuestro compromiso de consagrados, se realice en nosotros
lo que dice San Ambrosio:
Que el alma de María more en nosotros para engrandecer al
Señor, que el espíritu de María permanezca en nosotros
para regocijarse en Dios.
Y lo que añade el Abad Guerrico:
No creas que haya mayor felicidad en morar en el seno de
Abraham, que se llamaba paraíso, que en el seno de María,
en donde el Señor puso su trono.
1. Identificación vital con María.
Esta consagración vivida con fidelidad produce muchos
frutos en el alma. Pero el principal es hacer que María viva de
230
tal modo en ti, hasta llegar, por decirlo así, a que el alma de
María venga a ser tu propia alma.
Cuando María, por una gracia inefable pero real, reina en tu
corazón, ¡qué maravillas no hace allí! Ella es la realizadora
de portentos en el corazón de los hombres, donde trabaja
sin que tú mismo te des cuenta. Que si lo advirtieras, te
enorgullecerías y echarías a perder tanta belleza.
2. Conocimiento de Jesucristo.
Siendo María la Virgen fecunda, cuando mora en una
persona hace brotar en ella la pureza del cuerpo y del
espíritu, de las intenciones y proyectos y la fecundidad de
las buenas obras. No creas que María, la más fecunda de las
puras criaturas, pues engendró al Hijo de Dios, permanezca
ociosa en quien le es fiel. Ella te llevará a una vida de
perseverante comunión con Jesucristo y hará que Cristo
viva en ti, según las palabras de San Pablo: Hijitos míos, de
nuevo sufro dolores de alumbramiento hasta que Cristo se
forme en ustedes (Gál. 4, 19). Jesús es el fruto de María en
cada uno de nosotros; más para el cristiano que ha acogido
a María en su interior. Jesús es el fruto y obra maestra de
María.
3. Virtudes evangélicas.
María viene, finalmente, a ser indispensable para el
creyente en sus relaciones con Jesucristo: Ella le infunde su
humildad en el corazón; le ensancha e inflama con su
caridad; le ilumina el espíritu con su fe viva; le purifica con su
pureza, le ennoblece y engrandece con su maternidad.
Pero, ¿a dónde voy a parar? Sólo la experiencia te enseñará
las maravillas que María realiza. Maravillas que parecen
increíbles a los sabios y orgullosos y aún a los cristianos
practicantes.
231
4. El reino de Jesucristo.
Por medio de María vino Dios al mundo la primera vez, en
humildad y pobreza. ¿No se podrá decir también que por
medio de María vendrá la segunda vez, como lo espera toda
la Iglesia, para reinar en todas partes y juzgar a vivos y
muertos? ¿Cómo y cuándo? ¿Quién lo sabe?
Pero yo sé que Dios, cuyos pensamientos se elevan sobre
los nuestros más que el cielo sobre la tierra (cfr. Is. 55, 8-9),
vendrá en el tiempo y modo menos esperados por los
hombres, aún por los más sabios y entendidos en la Sagrada
Escritura, que al respecto es muy oscura.
Pero es de creer que al final de los tiempos y quizá más
pronto de lo que se piensa, Dios suscitará grandes hombres,
llenos del Espíritu Santo y formados en la escuela de María.
Con su colaboración, esta excelsa soberana llevará a feliz
término empresas maravillosas para destruir el pecado y
establecer sobre sus ruinas el reino de Jesucristo. Estos
santos personajes alcanzarán un éxito total por medio de
esta consagración a la santísima Virgen, que no hago más
que describir a grandes rasgos, empequeñeciéndola con
mis limitaciones.
Capítulo V
PRÁCTICAS EXTERNAS DE ESTA CONSAGRACIÓN
Además de la actitud interior, hay prácticas exteriores que no
se deben omitir ni despreciar.
1. La consagración y su renovación.
La primera consiste en consagrarse totalmente a Jesucristo,
en un día señalado, por manos de María. Este día
participaremos en la Sagrada Comunión y nos dedicaremos
232
a la oración. Al menos cada año, en el aniversario de haberlo
pronunciado, renovaremos nuestro acto de consagración.
2. Ofrenda a María.
La segunda consiste en ofrecer anualmente, en al misma
fecha, algún obsequio a la Santísima Virgen, como signo de
disponibilidad a su servicio: alguna mortificación, limosna o
plegaria. Será como el homenaje que en otro tiempo
ofrecían los esclavos a sus señores.
El beato Mariano, según testimonio de su hermano San
Pedro Damiano, se disciplina públicamente en el día
aniversario ante el altar de la Santísima Virgen. No pido ni
aconsejo tanto fervor. Pero aunque no sea mucho lo que se
dé a María, se lo debe presentar con humildad y agradecido
corazón.
3. Celebración de la fiesta de la Anunciación.
La tercera consiste en celebrar todos los años, con especial
devoción, la fiesta de la Anunciación. Es la fiesta principal de
quienes viven esta consagración, establecida para honrar e
imitar la sumisión que el Verbo eterno eligió por amor
nuestro.
4. Rezo de la coronilla y del Magnificat.
La cuarta consiste en la recitación diaria (no es pecado si se
omite) de la coronilla de la Santísima Virgen (compuesta de
tres Padrenuestros y doce Avemarías); y también en al
recitación frecuente del Magnificat, único cántico que
poseemos de María, para dar gracias a Dios por sus
beneficios y obtener otros nuevos: no se debe dejar de
recitarlo, sobre todo como acción de gracias, después de la
Sagrada Comunión, como lo hacía la Virgen misma, en
opinión del sabio Gersón.
233
5. Llevar la cadenilla bendita.
La quinta consiste en llevar al cuello la cadenilla bendita.
Práctica que puede omitirse sin perjuicio de lo esencial.
Aunque sería pernicioso despreciarla y condenarla y
ciertamente perjudicial al descuidarla.
He aquí las razones para llevar esta señal exterior:
1). Para librarse de las funestas cadenas del pecado original
y actual, que nos han esclavizado.
2). Para honrar las cadenas y ataduras amorosas don que el
Señor se dignó ser atado para hacernos
verdaderamente libres.
3). Para hacernos recordar que debemos obrar motivados
por el amor: se trata de ataduras de amor (cfr. Os. 11, 4).
4). Para recordar nuestra absoluta dependencia de Jesús y
de María y nuestra disponibilidad a su servicio.
Muchos grandes personajes, que se hicieron esclavos de
Jesús y María, estimaron tanto estas cadenas que se
quejaban de que no se les permitiera arrastrarlas
públicamente...
¡Oh cadenas más preciosas y gloriosas que collares de oro y
pedrería, pues nos ligan a Jesucristo y a su Santísima Madre
y son su marca y librea!
Sean de plata o de hierro, no deben dejarse nunca durante la
vida, para que nos acompañen hasta día del juicio. ¡Qué
gozo, qué gloria, qué triunfo... cuando el sonido de la
trompeta resucites adornado todavía con esta cadena que
probablemente no se habrá gastado aún! Sólo este
pensamiento bastaría para animarte poderosamente a no
dejarla nunca por incómoda que pueda parecerte.
234
 ORACIONES
A JESUCRISTO
Gracias, Señor Jesucristo
por haberme concedido la gracia
de consagrarme a María.
Ella será mi socorro
que levantándome de mi propia miseria
me introducirá más y más profundamente
en tu amistad.
Ay, señor, débil como soy,
sin Ella ya hubiera naufragado
en mis pecados.
¡Sí, María me hace falta ante ti
y en todas partes!
Con Ella, en cambio
me libraré del pecado
y de sus consecuencias
y podré acercarme a ti,
dialogar contigo
y agradarte en todo;
aceptar radicalmente tu Evangelio,
salvarme e irradiar tu amor
y salvación a mis hermanos.
¡Cómo quisiera, oh Jesús,
publicar ante todas las creaturas
tu gran misericordia en favor mío!
Y hacer que todo el mundo reconozca
que a no ser por María
hace tiempo estaría yo condenado
¡Y agradecerte dignamente este favor!
¡María está conmigo!
¡Qué tesoro tan precioso!
235
¡Qué alegría tan inmensa!
Pero, Señor, amor con amor se paga:
qué ingratitud la mía
si no me consagrara a Ella totalmente.
Salvador mío amadísimo:
antes morir que vivir sin Ella...
Mil y mil veces como Juan
ante la cruz (Jn. 19, 27)
he aceptado a María
como tu don más precioso,
y cuántas veces me he consagrado a Ella,
aunque todavía con tanta imperfección!
Por ello, quiero ahora,
con la madurez y disponibilidad
que esperas de mí,
consagrarme a Ella nuevamente.
Arranca de mi ser
cuanto no pertenezca a tan augusta Reina:
pues, si no es digno de Ella,
tampoco es digno de ti.
236
 AL ESPÍRITU SANTO
Oh, Espíritu Santo,
ayúdame a cumplir mi compromiso,
concédeme todas las gracias:
planta y cultiva en mí
el árbol de la vida verdadera
que es la amabilísima María,
para que crezca
y dé flores y frutos abundantes.
Oh Espíritu Santo,
concédeme amar y venerar
a María, tu esposa fidelísima,
apoyarme en su amparo maternal
y recurrir a Ella confiadamente
en toda circunstancia,
forma con Ella en mí a Jesucristo
hasta la plena madurez
espiritual (cfr. Ef. 4, 13).
Amén.
237
A MARÍA
¡Oh María,
hija predilecta del Padre,
Madre admirable del Hijo,
esposa fidelísima del Espíritu Santo!
Tú eres mi Madre espiritual
mi admirable maestra y soberana,
mi gozo, mi corona, mi corazón y mi alma.
Tú eres toda mía, por bondad del Señor,
Y yo te pertenezco por justicia.
Más, aún no soy tuyo cuanto debo:
Por ello, hoy me consagro a ti,
es disponibilidad plena y eterna,
comprometiéndose a arrancar de mí
cuanto desagrade a mi Dios
y a plantar, levantar y producir
todo lo que tú quieras.
Que la luz de tu fe
disipe las tinieblas de mi espíritu,
que tu humildad profunda
sustituya a mi orgullo,
que tu contemplación contenga
a mi alocada fantasía,
que tu visión no interrumpida de Dios
llene con su presencia mi memoria;
que el fuego de tu ardiente caridad
incendie la tibieza y frialdad de mi pecho;
que mis pecados cedan
el paso a tus virtudes
y el fulgor de tu gracia
me acompañe al encuentro con Dios.
Madre mía amadísima,
Alcánzame la gracia
de no tener más espíritu que el tuyo
238
para conocer a Jesús y su evangelio,
más alma que la tuya
para alabar y glorificar al Señor,
más corazón que el tuyo
para amar a Dios como tú lo amas.
No te pido visiones, ni revelaciones,
ni gustos, ni consuelos aún espirituales.
Para ti el ver claro sin tinieblas ni dudas,
para ti el saborear el gozo pleno,
para ti el triunfar junto a tu Hijo,
para ti el dominar cielos y tierra
y humillar los poderes del maligno,
para ti el difundir como tú quieras
los dones del Altísimo.
Esta es tu mejor parte
Que no te será nunca arrebatada
Y me llena de gozo el corazón.
Para mí solamente gozarme en tu alegría,
seguirte en tu camino:
creer confiado solamente en Dios,
sufrir con alegría cerca de Cristo,
morir al egoísmo cada día,
colaborar contigo para salvar al mundo.
Te pido solamente
poder decir tres veces Amén,
en todos los momentos de mi vida:
Amén a cuanto hiciste en este mundo,
Amén a cuanto hoy haces en el cielo,
Amén a cuanto ahora haces en mi alma,
para que en ella Cristo
sea glorificado en plenitud,
en el tiempo y en la eternidad.
239
CONCLUSIÓN
CULTIVO Y CRECIMIENTO DEL ÁRBOL DE LA VIDA O
VIDA DE CRISTO EN NOSOTROS A TRAVÉS DE LA
CONSAGRACIÓN A MARÍA
1. La consagración, árbol de vida
Amigo carísimo, ¿has comprendido por acción del Espíritu
Santo lo que acabo de decirte? Es preciso darle gracias,
pues se trata de un secreto que casi nadie conoce.
Si has hallado el tesoro escondido (cfr. Mt. 13, 44) en el
campo de María, la perla preciosa del evangelio (cfr. Mt. 13,
45-46), tienes que venderlo todo para comprarlo, tienes que
renunciar totalmente a tu egoísmo y perderte dichosamente
en María para hallar en Ella a Dios.
Si el Espíritu Santo ha plantado en ti el verdadero árbol de la
vida, es decir, la consagración a María, has de poner todo tu
empeño en cultivarlo para que dé fruto oportuno.
Esta consagración es el grano de mostaza (cfr. Mt. 13, 31 y
Mc. 4, 31) que siendo, al parecer, la más pequeña de las
semillas, crece y eleva tanto su tallo, que las aves del cielo,
es decir, los cristianos, anidan en sus ramas, reposan a su
sombra y se esconden de las fieras.
He aquí algunas sugerencias para cultivarlo:
2. Libertad cristiana
Tras haber plantado este árbol en un corazón fiel, quiere él
estar expuesto a todos los vientos, sin apoyos humanos que
pudieran impedirle llegar hasta Dios que es su principio. No
debes, pues, apoyarte en tu propia habilidad o talentos
naturales ni en el prestigio o autoridad humanas: recurre
siempre a María, apóyate en su socorro.
240
3. Mirada contemplativa
Como atento jardinero, debes revisar y cuidar
continuamente el árbol en ti plantado. Cultivarlo y hacerlo
crecer bajo la atenta e ininterrumpida mirada del alma, dado
que es un árbol vivo y destinado a dar frutos de vida. Tu
ocupación principal, si quieres llegar a la perfección, será
pensar en esto con frecuencia.
4. Renunciamiento evangélico
Tienes que arrancar y cortar los cardos y espinas que con el
tiempo podrían ahogar el árbol o impedir que dé frutos. Es
decir, debes ser fiel en cortar y arrancar, por una renuncia
evangélica, todos los placeres inútiles y las ocupaciones
vanas, o sea, mortificar los sentidos, guardar el silencio
interior y dominar tus malas inclinaciones.
5. ¡Fuera el egoísmo!
Debes cuidar de que las orugas no le hagan daño devorando
las verdes hojas y destruyendo las hermosas esperanzas de
frutos. Estas orugas representan el amor propio y la vida
cómoda... De hecho, el egoísmo y el amor a María no se
pueden conciliar jamás.
6. Lucha contar el Pecado
No dejes que los animales se acerquen a él. Estos animales
son los pecados, que podrían agostarlo con sólo tocarlo.
7. Vida eucarística
¿Quieres recoger una cosecha abundante? Riega con
asiduidad este árbol divino frecuentando el sacramento de la
Penitencia, participando muchas veces en la Sagrada
Comunión y demás prácticas de piedad personales y
comunitarias.
241
8. Felicidad en la adversidad
No te acongojes, si el viento te azota y sacude. Porque es
necesario que el viento de las tentaciones sople para
derribarlo y que el granizo y las heladas le envuelvan para
hacerlo morir. Es decir, que la consagración a María será
necesariamente atacada y contradicha, pero si perseveras
en cultivarla, nada tendrás que temer.
9. Jesucristo, fruto de María
Carísimo, te aseguro que si cultivas así el árbol de la vida,
plantado en ti por el Espíritu Santo, en corto tiempo crecerá
tanto que las aves del cielo vendrán a morar en él. Será tan
perfecto que dará a su tiempo el fruto de honor y de gracia,
Jesucristo, que es y será siempre el único fruto de María.
¡Feliz aquel en quien ha sido plantado el árbol de la vida que
es María! ¡Más feliz aún aquel en quien puede crecer y
florecer!
¡Pero mucho más feliz aquel en quien da frutos y que puede
gozar de ellos en el tiempo y en la eternidad! Amén.
¡Quien conoce esta doctrina consérvela con fidelidad! (cfr. 2
Tim. 2, 7).
242
 APÉNDICE OH SANTA MARÍA
VEN, ESPÍRITU CREADOR
1 Oh Santa María
1. Ven, Espíritu creador, de mares Estrella,
nuestras almas visita Virgen de Dios Madre,
y tu gracia infinita y del cielo puerta.
infunde al corazón. 2 Retomando el Ave
2. Tú eres el abogado, que Gabriel te diera,
don de Dios, viva fuente, la paz corrobora
fuego y amor ardiente cambia el nombre de Eva.
y espiritual unción. 3 Al ciego ilumina
3. Fuente de siete dones, y libra al cautivo,
mano de Dios abierta, ahuyenta los males,
del Padre rica oferta, da bienes divinos.
hálito inspirador. 4 Haz ver que eres Madre,
4. Infúndenos tu lumbre por ti nuestras preces
y con tu viva llama reciba el que es tuyo
el corazón inflama, y ser nuestro quiere.
dale fuerza y vigor. 5 Bendita Señora
5. Aleja al enemigo la más dulce y buena:
danos paz y victoria, borrado el pecado,
guíanos a la gloria, endulza las penas.
divino Defensor. 6 Danos vida santa
6. Obtennos conocerte, y recto camino,
Espíritu divino para que el cielo
vivir en ti, Dios trino, veamos a tu Hijo.
y disfrutar de tu amor. 7 Gloria al Padre eterno,
Amén. gloria a Jesucristo.
gloria al Santo Espíritu
y gloria a los Tres.
Amén.

243 244
 MAGNIFICAT 1. Corona de excelencia
(Cántico de María) - Padrenuestro
- Dios te salve, María.
Mi alma canta la grandeza del Señor, Bienaventurada eres, Virgen María,
mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador. que llevaste en tu seno al Señor
Porque miró con bondad mi pequeñez, y Creador del mundo,
me proclamarán feliz todos los hombres. engendraste al que te formó,
El Señor hizo en mí grandes cosas, permaneciendo siempre virgen.
¡su nombre es santo! V/ Regocíjate, Virgen María.
Su amor permanece para siempre R/ Regocíjate mil veces.
en aquellos que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo - Dios te salve, María
y dispersó a los soberbios. - Oh Virgen Santa e Inmaculada,
Derribó a los poderosos de su trono no sé con qué alabanzas
y elevó a los humildes. honrarte dignamente,
Colmó de bienes a los hambrientos, porque llevaste en tu seno al que no pueden contener los
y despidió a los ricos cielos.
con las manos vacías.
Socorrió a su pueblo, Israel, V/ Regocíjate, Virgen María.
por su gran misericordia. R/ Regocíjate mil veces.
Como lo había prometido - Dios te salve, María
a nuestros Padres, en favor de Abraham Muy hermosa eres, oh María,
y de sus hijos para siempre. no hay en ti mancha alguna.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu, V/ Regocíjate, Virgen María.
ahora y por los siglos de los siglos. R/ Regocíjate mil veces.
Amén. - Dios te salve, María
Hay más virtudes en ti, Virgen María
CORONILLA DE ALABANZAS A MARÍA que estrellas en el cielo.
V/ Dígnate aceptar mis alabanzas, Virgen Santísima. V/ Regocíjate, Virgen María.
R/ Dame fuerzas contra tus enemigos. R/ Regocíjate mil veces.
- Gloria al Padre, al Hijo
y al Espíritu Santo.

245 246
 Como era en el principio 3. Corona de bondad
ahora y siempre - Padrenuestro
y por los siglos de los siglos. - Dios te salve, María
Amén. Gloria a ti, Refugio de los pecadores,
2. Corona de poder Intercede por nosotros ante el Señor.
- Padrenuestro V/ Regocíjate, Virgen María.
- Dios te salve, María. R/ Regocíjate mil veces.
- Gloria a ti, Reina del Universo, - Dios te salve, María.
condúcenos contigo a la felicidad del cielo. Gloria a ti, Madre de los hombres,
V/ Regocíjate, Virgen María. enséñanos a vivir como hijos de Dios.
R/ Regocíjate mil veces. V/ Regocíjate, Virgen María.
- Dios te salve, María. R/ Regocíjate mil veces.
Gloria a ti, Tesorera de las gracias del Señor, - Dios te salve, María
danos participar en los dones de Dios. Gloria a ti, Alegría de los justos,
V/ Regocíjate, Virgen María. condúcenos contigo a las alegrías del cielo.
R/ Regocíjate mil veces. V/ Regocíjate, Virgen María.
- Dios te salve, María. R/ Regocíjate mil veces.
Gloria a ti, Medianera entre Dios - Dios te salve, María
y los hombres, Gloria a ti, prestísima ayuda nuestra
haz que sea más íntimo en la vida y en la muerte,
nuestro encuentro con Cristo. llévanos contigo al reino de los cielos.
V/ Regocíjate, Virgen María. V/ Regocíjate, Virgen María.
R/ Regocíjate mil veces. R/ Regocíjate mil veces.
- Dios te salve, María. - Gloria al Padre...
Gloria a ti, Triunfadora
sobre las fuerzas del mal, 4. Oremos
sé nuestra piadosa guía Dios te salve, María, Hija de Dios Padre,
en el camino del Evangelio. Madre de Dios Hijo,
V/ Regocíjate, Virgen María. Esposa del Espíritu Santo,
R/ Regocíjate mil veces. Templo de la Santísima Trinidad.
- Gloria al Padre... Dios te salve, María, Señora mía,
mi tesoro, mi belleza,

247 248
Reina de mi corazón,
Madre, vida, dulzura
y esperanza mía queridísima
más aún, mi corazón y mi alma.
Soy todo tuyo, oh Virgen benditísima,
y todo lo mío es tuyo.
More en mí tu alma
para engrandecer al Señor,
more en mi tu espíritu
para regocijarme en Dios.
Oh Virgen fidelísima, ponte como un sello
sobre mi corazón,
para que en ti y por ti
permanezca fiel al Señor.
Concédeme, por tu bondad,
la gracia de contarme en el número
de los que amas, enseñas, diriges,
nutres y proteges como hijos.
Haz que, despreciando por tu amor
todos los consuelos terrenos,
aspire continuamente
a los bienes celestiales,
hasta que por medio del Espíritu Santo,
tu esposo fidelísimo, y de ti,
Esposa suya fidelísima,
sea formado en mí Jesucristo, tu Hijo,
para gloria del Padre celestial.
Amén.
249
EXAMEN DE CONCIENCIA DEL ESCLAVO DEL AMOR
DE JESÚS POR MARÍA
San Luis María Grignion de Montfort
PRÓLOGO
Los novicios Javieres de 1952, han querido hacer la
traducción del siguiente examen, animados de un vivo amor
a la que es Madre de su vocación y alentadora de sus
anhelos de apóstoles, a fin de que, muchas almas gusten las
ternuras de esta dulcísima Madre, viviendo totalmente
unidas a Ella, bajo la sombra protectora de su manto, por la
práctica de la “Verdadera devoción a la Santísima Virgen”.
Ella es “la toda Santa”, la Madre de los que aspiran a la
perfección, pues, como afirma el santo autor: “Sólo a María
entregó Dios las llaves de las bodegas en que atesora el
amor divino; sólo a Ella fue concedido levantarse a lo más
secreto y sublime de la perfección, y dar alas a otros para
que se levanten.
“Ella es la tierra virgen y fecunda de la cual Adán y Eva fueron
despedidos, y a donde entran las almas a quienes María
gusta de enseñar los caminos de la santidad”.
Acógenos en tu Corazón de Madre, y que este examen sea
un recuerdo de la fiesta de tu divina Maternidad y de nuestra
primera Profesión religiosa.
Octubre 11 de 1952.
250
 EXÁMEN DE CONCIENCIA DEL ESCLAVO DE AMOR
DE JESÚS POR MARÍA
Damos a continuación un examen de conciencia sobre la
práctica de la Perfecta Devoción a la Santísima Virgen,
enseñada por San Luis M. Grignion de Montfort.
Deberá hacerse completo todos los años en los ejercicios
anuales y en la renovación de la Consagración pedida por
San Luis; así como todos los meses en el retiro mensual. Se
hará particularmente todos los días, tomando en este
examen de conciencia las partes que corresponden a la
práctica especial de la Santa Esclavitud, a la cual uno se
aplica de una manera particular.
Se podrá, para el examen general, tomar todos los ejercicios
puestos aquí, y una parte de ellos para cada día de la
semana. Para facilitar esta práctica, ponemos al principio de
dichas partes los días respectivos.
Fuera de los momentos del día especialmente destinados al
examen de conciencia, se recomienda insistentemente al
ferviente esclavo de María, dirigirse con frecuencia, cada
hora por ejemplo, una mirada sobre sí mismo para
preguntarse: ¿He sido en esta hora que acaba de pasar un
verdadero esclavo de Jesús y de María? ¿Estás contenta,
divina Madre, de la hora que he vivido?
Querido hijo y esclavo de la Santísima Virgen, tu misma
Madre y Señora se presenta delante de ti, y viene a pedirte
cuenta de la manera como has practicado su Perfecta
Devoción... Ella es la que te va a hacer el interrogatorio
siguiente... Ponte de lleno en su presencia... Responde
sinceramente a sus preguntas maternales... No quieras
esconder nada... Comienza por pedirle humildemente sus
gracias de luz para ver claro en las cosas de tu alma... pídele
251
que este ejercicio sea de gran utilidad para tu progreso en
los caminos de Dios.
I
EL ACTO DE CONSAGRACIÓN Y SUS
CONSECUENCIAS
DOMINGO
“Yo te entrego y consagro, en calidad de esclavo, mi cuerpo y
mi alma, mis bienes interiores y exteriores, dejándote el
entero y pleno derecho de disponer de mí y de todo lo que
me pertenece, sin excepción, según tu beneplácito”.
I Dependencia activa
1. ¡Hijo mío! Has renovado todos los días, desde tu
levantada y después a menudo durante el día, tu
entrega total a Jesús por mis manos... Lo has hecho
seria y conscientemente, con la firme resolución de
entregarme la propiedad de todo lo que es objeto de esta
Consagración?
2. Has vivido con la convicción habitual de que me
perteneces real y verdaderamente... Has respetado
habitualmente mis derechos de propiedad sobre todo lo
que me habías abandonado, cuerpo y alma, sentidos y
facultades, bienes y fuerzas, no sirviéndote de ellos sino
según mis intenciones y con mi licencia?
3. Me has pedido siempre, o algunas veces al menos, la
licencia para servirte de tu cuerpo, de tus sentidos, de
tus facultades y de los bienes que me habías ofrecido?
4. Ese cuerpo que me está consagrado, lo has tratado
únicamente según mis intenciones y mis deseos... Lo
has alimentado y conservado con el cuidado
252
 conveniente, evitando las negligencias, no usando ni
malgastando inútilmente sus fuerzas... No lo has
lisonjeado, adulado, mimado, satisfaciendo todas sus
exigencias y caprichos? No has hecho de él un objeto de
vanidad ridícula y culpable, buscando atraerte las
miradas de las criaturas... Has tratado y vestido este
cuerpo con suma modestia... No has hecho de él, un
instrumento de pecado, de escándalo, por un porte y
actitudes ligeras, chocantes, culpables?
Has castigado y reducido a servidumbre este cuerpo de
pecado, por la práctica valerosa de la mortificación
cristiana, privándolo de lo superfluo en el descanso, la
comida, el moblaje, el vestido, etc., no buscando
miserablemente sus gustos y complacencias?
5. Esos ojos, de un esclavo de amor, no han sido
empleados en miradas culpables o peligrosas, en
lecturas mundanas o en espectáculos prohibidos, o al
menos en curiosidades vanas y miradas inútiles?
6. Tus oídos, no han servido para escuchar cantos
mundanos, conversaciones peligrosas, charlas inútiles
o novedades?
7. Tu boca y tu lengua, no han servido para
entretenimientos contrarios a la modestia y a la caridad,
o bien, en conversaciones en horas en las que por el
Reglamento era debido el silencio?
8. Tu imaginación y tu inteligencia, han sido utilizadas
según mis deseos... Las has aplicado generosamente
según tus deberes de estado: al estudio, la reflexión, la
meditación y la oración?
9. Tu corazón... No has consentido en antipatías naturales,
esquivando las personas que no te placen, criticando
sus defectos, mostrándoles mal semblante y rehusando
prestarles tus servicios?
253
Tu corazón no se ha inclinado a algún afecto demasiado
natural, vivo, sensual, que no se aviene con el estado de
vida que has abrazado?
10. Tu voluntad, ha estado constantemente sometida a la de
Jesús y a la Mía? De ordinario has buscado tu propia
voluntad, sin cuidarte de conocer y realizar ante todo lo
de Dios?
Tu lema ha sido el del verdadero esclavo de amor: “No
mi voluntad sino la vuestra, ¡oh Jesús! Oh María?”.
11. Tus bienes temporales me pertenecen... Has usado de
ellos con dependencia y desprendimiento... No te has
apegado con exceso a objetos como dinero, muebles,
alhajas, vestidos, etc... No hay en tu vida un lujo
exagerado... No has hecho gastos inútiles?
Has participado de tus bienes según mis deseos, en
obras de piedad y caridad: los pobres, las misiones, las
obras de propaganda mariana, etc.? Has vivido según la
simplicidad de Jesús y de su Madre?
12. Qué uso has hecho de tus fuerzas... Cómo has
empleado el tiempo que me estaba consagrado... Lo has
utilizado seriamente según las necesidades de tus
deberes de estado y del Reglamento de vida que se te ha
prescrito?
Has dado el tiempo conveniente a los ejercicios de
piedad, al trabajo, etc.? Este tiempo tan precioso, no ha
sido malgastado en nonadas y futilezas?
¡Qué responsabilidad y que cargos para la hora del
juicio!
254
 II Dependencia pasiva
LUNES
13. Examina a menudo, querido hijo y esclavo muy amado,
si has respetado en la práctica “este derecho pleno y
entero” que me habías reconocido, “de disponer de ti y
de todo lo que te pertenece según mi beneplácito”.
Has aceptado con alegría y sumisión, o resignación al
menos, las decisiones y disposiciones que con Jesús,
he tomado respecto de ti?
14. Has recibido con reconocimiento la salud, cuidando de
agradecérmela... No has estado impaciente, no has
murmurado, cuando tu cuerpo padecía frío o calor,
hambre o sed, incomodidades, enfermedad o
debilidad?
15. Te has conformado con gusto cuando yo permitía que tu
reputación sufriera alguna mengua, cuando se tenía de
ti menos confianza, menos cariño, cuando se te
calumniaba o injuriaba?
16. Cuáles han sido tus sentimientos al sufrir alguna
pérdida en tus bienes temporales, al experimentar las
estrecheces de al pobreza o de la indigencia?
17. Has estado contento con los talentos que se te han
dado, de la condición social que ocupas, de la acogida
que se te hace, de las ocupaciones que te son
confiadas, de las obligaciones que debes cumplir, en las
circunstancias en que tienes que vivir?
Todo esto es la voluntad de Jesús y la mía sobre ti.
18. Tu alma se ha inquietado, turbado, entristecido, cuando
por el sufrimiento, la enfermedad, la muerte, yo
disponía de los miembros de tu familia, de los seres que
te son queridos, de la congregación religiosa a la cual tú
255
perteneces... Me has reconocido Señora y Soberana
absoluta de todo lo que es tuyo?
Cuida prácticamente de respetar estos derechos de
soberanía.
19. Me has dejado fielmente disponer del valor
comunicable que tienen tus buenas obras y oraciones?
No ha habido restricciones, o al menos disgusto?
II
LAS PRÁCTICAS INTERIORES DE LA PERFECTA
DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
a) Por María
MARTES
20. Habías prometido “obedecerme en todas las cosas”.
He sido siempre el fin de tu vida y de tus actos... Me has
estado sometido en tus ideas, tus juicios, tus decisiones,
tus palabras, tus obras?
No has contrariado a sabiendas mis directivas sobre ti...
No has obrado a menudo según tu propio querer,
siguiendo las impresiones de tu sensibilidad, las
exigencias de tu carácter, los caprichos de tu voluntad?
21. Me has consultado en las dudas, me has pedido consejo
para obrar, como el niño consulta sin cesar a su madre
para saber lo que debe hacer?
Me has repetido con frecuencia, de corazón y con los
labios: “Mi buena Madre puedo hacer esto... debo dejar
aquello?
22. Para obedecerme, has hecho todo lo que dice Jesús?
Has pensado, juzgado, obrado, vivido, según las
máximas, los preceptos y los consejos del Evangelio, y
256
 no según las máximas y el espíritu del mundo, es decir,
del demonio?
23. Has sido fiel en desechar el pecado especialmente el
pecado grave, pero también el venial, sobre todo en la
lucha contra el defecto dominante?
24. Has cumplido seria y conscientemente los deberes
particulares de tu estado, obligaciones de familia, de
profesión, de empleo, etc.?
25. Has sido como esclavo de amor, un modelo de
obediencia a toda autoridad legítima... Has reconocido la
autoridad de Jesús y la mía en tus Superiores: padres,
esposo, amos, poderes civiles, Superiores eclesiásticos
y Director de conciencia, especialmente?
Tu obediencia ha sido natural, reparando en las cualidades o
defectos de aquellos que están investidos de autoridad... No
has discutido las órdenes y consejos dados... No has tenido
excepciones deliberadas en tu obediencia?
No has obedecido disgustado, murmurando, con tristeza,
con rencor y con despecho... Has estado verdadera y
enteramente sometido, como un niño, a tus Superiores,
buscando la obediencia en lugar de esquivarla?
MIÉRCOLES
26. Para depender de mí, has sido fiel al reglamento de vida
que te he prescrito, que te he propuesto; te has dado con
fidelidad a la oración, al trabajo, al estudio, al descanso...
Has malgastado el tiempo que estaba destinado a estos
ejercicios... No hay algún punto de la Regla al cual hayas
frecuentemente faltado?
Has perseverado asiduamente en tus ejercicios de piedad...
257
No los has omitido, abreviado con descuido y con pereza?
27. Has reconocido mi voluntad y dirección en todos los
acontecimientos que te acaecen...Has aceptado
generosamente todo lo que te consuela y te agrada,
pero también todo lo que te contraría y disgusta, lo que
te hiere y molesta?
Has recibido con gusto, de la mano del buen Dios y de la
mía, las dificultades, las incomodidades, el mal tiempo,
las contrariedades, las enfermedades y los duelos?
28. Has escuchado atentamente y seguido con
generosidad las llamadas de la gracia... No has
rehusado algún acto de caridad, un pequeño sacrificio,
un acto de generosidad que yo te pedía... No ha habido
algún acto de virtud que conscientemente continúas
rehusando a tu Madre querida... No has apagado en tu
corazón el llamamiento que yo te hacía a una vocación
más elevada, a una santidad más perfecta?
29. En tus ejercicios de piedad: Santa Misa, Sagrada
Comunión, meditación, etc., has sido fiel en renunciar a
tus propias disposiciones e intenciones; fiel en unirte a
tu Madre y Señora, invocando su asistencia,
apoyándote en sus méritos y revistiéndote de sus
virtudes?
Te has consagrado enteramente como un instrumento,
sumergiéndote en un silencio pasible, a fin de que yo pueda
orar y obrar por ti y en ti?
Has tenido en mi presencia los sentimientos de confianza y
abandono de un niño delante de su madre... “En todo
tiempo, en todo lugar, en todas las cosas”... has recurrido a
mi maternal solicitud?
No has dejado de dirigirme una súplica de confianza en los
más insignificantes detalles, en las dificultades cotidianas de
258
tu vida espiritual en las horas difíciles y dolorosas de tu
existencia?
No te has dejado llevar de la agitación, de la preocupación y
el desaliento, en lugar de abandonarme ingenuamente lo
que te puede inquietar... Me confías con un abandono
completo la hora, y las circunstancias de tu muerte, el
cuidado de tu perfección y de tu salvación eterna?
JUEVES
b) Con María
30. He sido después de Jesús, el modelo de perfección que
habitualmente has puesto delante de tus ojos... Has sido
fiel en preguntarte a menudo: ¿Cómo haría esto mi
buena Madre, si Ella se encontrara en mi lugar?
31. Has procurado imitar, con respecto a Dios, mi docilidad
absoluta de Esclava del Señor... Has procurado vivir el
“Magnificat” y buscar la gloria de Dios en todas tus
acciones, poniendo como fin el amor de Dios en toda tu
vida y viviendo con la Santísima Trinidad en tu alma, en
una comunicación incesante, respetuosa y filial?
32. Has sido fiel a Jesús en todo y por todo, no amando sino
a Él, no respirando sino sus intereses y su reino,
aspirando a una unión siempre más estrecha con Él?
33. Has imitado mi humildad... Has reconocido
prácticamente que, tus talentos, tus éxitos y virtudes
vienen de Dios? Has considerado frecuentemente en
nada tus defectos, tus faltas, tus miserias... No te has
estimado superior a otros en pensamientos, palabras y
actos... Has estado contento de ser desconocido y
reputado por nada?
34. Has sido, a mi ejemplo, verdaderamente caritativo, no
amando a tu prójimo sino por Dios y por mí?
259
Has perdonado toda falta y toda injuria, y soportado con
paciencia los defectos de aquellos que te rodean... Has
sido delicado y precavido en presencia de tu prójimo,
amándole y buscando prestarle servicios y serle grato...
No has sido negligente y egoísta cuando era preciso
molestarte y fatigarte para servirle o para hacerle bien...
No has juzgado severamente, sospechando mal a la
ligera, hablando inútilmente de los defectos de otro?
35. Cuál ha sido tu actitud respecto del demonio y del
pecado? “Yo soy el odio viviente...” Y tú?
Has luchado valerosamente contra el pecado mortal o
venial, contra las imperfecciones voluntarias, contra
todo lo que, de alguna manera puede manchar o
empañar la belleza de tu alma... Particularmente has
trabajado por ser perfectamente puro y casto, según tu
estado de vida, en pensamientos, imaginaciones,
afectos, palabras, lecturas, en toda tu conducta?
Has tenido odio a todo lo que, bajo cualquier pretexto,
conduce al mal o al pecado... Has renunciado a la falsa
sabiduría del mundo que es opuesta al Evangelio de Jesús...
Has combatido las pompas de Satanás y los halagos del
mundo: placeres funestos, charlas peligrosas, espectáculos
frívolos, lecturas peligrosas, modas prohibidas... No habrás
hecho la obra de Satanás por una postura que haya hecho
de ti un sembrador de pecados... Has trabajado constante y
valerosamente, en la medida de lo posible, por Jesús y por
mí, en impedir el mal, el pecado, la impureza, el escándalo y
los excesos?
VIERNES
c) En María
36. No te has dejado llevar por una vida disipada y ligera...
260
 No has estado completamente absorto en tus
ocupaciones exteriores hasta el punto de olvidarte de la
vida de unión con Dios, con Jesús y su Madre, que te
ama tanto?
37. Has puesto cuidado en recogerte a menudo, para
encontrarme en el fondo de tu alma, sirviéndote para ello
de las pequeñas prácticas que yo te he enseñado: “Ave
María” cada hora, estatuitas, medallas, máximas
marianas, oraciones jaculatorias, inscripción mariana a
cada página de escritura, bendición al entrar o al salir de
un departamento, casa, iglesia, etc.?
38. Has procurado vivir bajo mi mirada, tus horas de oración,
de trabajo, de descanso y distracción, como el niño tiene
necesidad de estar siempre cerca de su madre?
39. Has acostumbrado retirarte al fondo del santuario de tu
alma donde me encontrarías con Jesús,
contemplándole cara a cara... Tu alma llegará pronto a
respirarme, como tus pulmones sin cesar respiran el
aire?
SÁBADO
d) Para María
40. Qué motivo ordinario inspira y determina tus acciones...
Cuántas veces las has hecho por amor a tus
comodidades, por vanidad y amor propio, por agradar a
tal o cual criatura? Esto no es ser esclavo de Jesús,
esclavo de su Madre.
41. Has pensado frecuentemente en ofrecer tus acciones
por amor de Jesús y por mi amor, para glorificarnos, por
nuestro beneplácito... Has repetido a menudo: “¡Todo
para Jesús por María! Todo por amor vuestra Madre
querida”.
261
42. El ideal de tu vida ha sido mi reino, para llegar al reino
bendito de Cristo Rey? Has pensado en esto en tus
momentos libres... Has ofrecido con esta intención tus
horas de trabajo, sobre todo el más penoso, tus
oraciones, tus sufrimientos, contrariedades y pruebas...
Piensas ofrecer con este fin, tu última enfermedad, tu
agonía, tu muerte? Te has esforzado en llevar todo el
mundo a mi servicio, a mi Verdadera y sólida
Devoción... “No has despreciado por pereza o flojedad,
la ocasión de hacerme conocer, amar y servir de la
manera más perfecta?
CONCLUSIÓN
Ha terminado el examen de conciencia... Humíllate
profundamente delante de la gloriosa Reina, a la vista de tan
numerosas faltas, en las cuales te has encontrado
culpable... “Perdón, Oh divina Madre, de haberte sido tantas
veces infiel... No quiero desanimarme; quiero trabajar con
energía y perseverancia por ser un hijo más dócil y un
esclavo más fiel... Te prometo, amada.
MÉTODO PRÁCTICO PARA EL EXAMEN MARIANO
1. Acción de Gracias
¡Dios y Señor mío!, creo firmemente que estáis aquí
presente; os adoro y amo sobre todas las cosas. Gracias os
doy por los beneficios de creación, redención, conservación,
recepción de los Santos Sacramentos, por las gracias
especiales de este día y singularmente por haberme dado
una Madre tan buena y cariñosa como la Santísima Virgen.
Amén.
262
2. Petición de luz
Dadme ahora luz para conocer las faltas de este día y gracia
para detestarlas de todo corazón. Ayudadme, Virgen María,
a conocer bien las ingratitudes e infidelidades que hoy he
cometido.
3. Examen
Por los puntos que se ponen a continuación.
4. Dolor
¡Señor!, perdón. Me pesan de veras estos pecados o faltas
no sólo por el Cielo y por los grados de gloria que he perdido
ni por el infierno o purgatorio y demás castigos que con ellas
he merecido, sino sobre todo por lo bueno que Vos sois, por
lo mucho que me amáis y por lo mucho que os quiero yo amar
y además por lo que habrán disgustado a mi querida Madre
Inmaculada.
5. Propósito
Por eso, ¡Dios mío!, propongo no volver a cometerlas nunca
jamás. Dadme Señor, vuestra gracia y Vos, Madre mía,
vuestra ayuda y bendición para que mañana me porte mejor
y consiga disminuir mis faltas. Amén. (Ave María).
EXAMEN MARIANO1. Al despertar, ¿ha sido mi primer
pensamiento para María?
2. ¿Me he levantado con prontitud para obsequiar a la
Santísima Virgen?
3. ¿He oído la misa y he comulgado en unión de María?
4. En mis ocupaciones, ¿cuántas veces he pensado cómo las
haría María para imitarla?
5. ¿He negado muchas veces mi propia voluntad y mi amor
propio para dar un gusto a María?
263
6. ¿Me he atrevido a negar alguna cosa a mi Madre aunque me
costara mucho?
7. ¿He hecho hoy con fervor alguna penitencia o mortificación
para obsequiar a la Santísima Virgen?
8. ¿He renovado la presencia de Dios y de la Virgen?
9. ¿He hecho la visita diaria al Santísimo y a María?
10. ¿He rezado devotamente el Santo Rosario?
11. ¿Hice bien la meditación en compañía de la Santísima
Virgen?
12. ¿He hecho bien la lectura espiritual dedicándosela antes a la
Virgen?
13. ¿He llevado con exactitud el examen particular?
14. ¿He sido fiel a mi distribución pensando que así agradaba a
mi Madre?
15. ¿Me he ejercitado en la obediencia ciega a mis superiores y
en especial a mi confesor, oyendo su voz como si fuera la de
la Virgen?
16. ¿He hecho hoy algo por adelantar en la vida mariana y vivir
mejor la santa esclavitud?
17. ¿Me he acordado de las almas de los infieles y he hecho algo
por ellas pensando que también son hijos de la Virgen?
18. ¿Cómo he cumplido hoy los propósitos de los santos
ejercicios?
19. ¿He cumplido bien con las obligaciones de mi estado a
imitación de la Santísima Virgen?
20. ¿He faltado en pensamientos, palabras y obras a la virtud de
la pureza tan querida de mi Madre?
21. ¿Mis conversaciones han sido modestas y caritativas como
eran las de la Virgen?
22. ¿Al acostarme, me duermo en brazos de María y besando el
crucifijo?
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 BLANCA

TEXTO EDITORIAL

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BLANCA BLANCA

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