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2. El rol docente es asumir una posición proactiva que, al mismo tiempo que reclame
sin resignarse, asuma la responsabilidad de sus funciones a cargo. Debe hacerse
cargo de su capacidad de influencia y asumir esa responsabilidad que le
corresponde. Esto implica reconocer que hay cosas que podemos hacer desde
nuestro rol y otras que no. Hay aspectos sobre los que podemos influir y es nuestra
responsabilidad hacerlo, y otros que, aún cuando somos permeables a ellos,
trascienden nuestro rol. El maestro debe calificaron a sus alumnos, esto lo decide el
sistema, pero cómo aplicará su juicio en esa evaluación, está bajo su autoridad.
Diferenciamos así las cosas sobre las que tenemos control y aquéllas sobre las que
no podemos operar.
3. La gestión:
Es hacer que las cosas sucedan, es más que hacer, crear las condiciones para el
mejor hacer de un colectivo institucional, y eso a veces se "hace" no haciendo.
Gestionar es escuchar más allá de no oír y comprender y decir más allá de hablar
(Blejmar, 2005)
4. Actualmente los autores definen a una “buena escuela” como: Una escuela que ha
aprendido cómo aprender y que mejora en forma permanente. Una escuela que
confía en que todos sus alumnos pueden aprender. Una escuela que se
responsabiliza por los aprendizajes de sus alumnos (Stoll y Fink, 2004)
Una buena escuela es una “organización inteligente”, una organización que aprende
y que continuamente expande su capacidad para crear en el futuro. Organizaciones
capaces de sobrevivir a las dificultades, reconocer las amenazas y enfrentar nuevas
oportunidades (Senge, 1992)
Una buena escuela es una organización que facilita el aprendizaje de todos sus
miembros y se transforma a sí misma de modo continuo (Pedler et al, 1992)
Algunos autores inician investigaciones que buscan identificar los factores que
caracterizan y a las Buenas Escuelas y las diferencian de aquellas que obtiene bajos
resultados o fracasan en forma permanente. Si bien es necesario ser cautelosos a la
hora de enunciar dichas características, creemos que sí vale la pena revisarlas, ya
no para pensarlas como la “llave hacia el éxito” sino como aquellos factores que las
investigaciones detectaron como elementos recurrentes en escuelas con buenos
resultados. Siguiendo a Sammons (1995), algunos de esos factores son:
● Liderazgo profesional participativo, distribuido
● Ambiente que estimula el aprendizaje
● Concentración en la enseñanza y el aprendizaje
● Altas expectativas
● Seguimiento del progreso de los alumnos
● Enseñanza con sentido
● Organización que aprende
● Relación familia escuela