Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Gratitud y Educación1
Gratitud y Educación1
OTRA FORMA DE
ENSEÑAR, APRENDER Y VIVIR
ta
ui
at Owen M. Griffith
gr
ra
st
ue
M
ta
INTRODUCCIÓN................................................................................. 15
ui
¿Por qué hablamos de gratitud? La gratitud puede cambiar tu aula
y tu vida. Gratitud en el trabajo. Gratitud: un elemento que suele
faltar en las escuelas. Objetivo de este libro.
at
I. QUÉ ES LA GRATITUD
gr
1. Raíces de la gratitud: la psicología positiva......................................... 29
De la “indefensión aprendida” al “optimismo aprendido”. Repro-
gramar nuestros cerebros. La gratitud remodela nuestros cerebros.
ra
5. Gratitud y pérdida.............................................................................. 71
Gratitud y emociones. Investigación sobre la gratitud y el pensamien-
to sobre la muerte. Ayudar a los estudiantes a tratar con la pérdida.
6. Gratitud y tecnología......................................................................... 77
Distracciones digitales. Directrices para una tecnología saludable.
Usos positivos de la tecnología.
ta
II. CÓMO APLICAR LA GRATITUD EN LAS AULAS
ui
La gratitud consciente transforma nuestras aulas. Recompensas de la
gratitud. ¿Nos controlamos a nosotros mismos? Beneficios de la gratitud.
at
8. Mindfulness y gratitud....................................................................... 99
Qué es el mindfulness. Mindfulness para profesores. Métodos para
gr
ser plenamente conscientes. Mindfulness y gratitud. Ideas para prac-
ticar en la clase.
9. Adolescencia y gratitud...................................................................... 113
ra
Con el paso del tiempo, uno mira con aprecio a los maestros brillantes,
ta
pero recuerda con gratitud a aquellos que tocaron nuestros sentimientos humanos.
El currículum es una materia prima muy necesaria, pero la calidez es el elemento vital
para el crecimiento de las plantas y para el alma del niño.
ui
Carl G. Jung
de manera positiva, lo que nos permite ver todo lo bueno que sucede en
nuestras aulas y en el mundo.
Hoy en día, vivimos en una cultura de «microondas», con tantas cosas
al alcance de la mano que la transformación de nuestras vidas o aulas tam-
bién se considera algo que debe hacerse instantáneamente. Se han escrito
muchos libros sobre superación personal y también sobre enseñanza, que
ofrecen soluciones rápidas y baritas mágicas para cambiar todo a la vez.
Sin embargo, la gratitud es más que una dieta de moda o una receta para
hacerse rico rápidamente, que suena prometedor y da esperanza hasta que
ta
vertirse en una elección consciente a través de la que filtrar la vida, y pode-
mos comenzar a tomar decisiones más positivas.
Cuando comencé a practicar la gratitud a diario, todo cambió, pero el
ui
cambio más grande se produjo en mí.
at
La gratitud puede cambiar tu aula y tu vida
La enseñanza es una tarea costosa. Con todas las demandas de tiempo
gr
y energía que recaen sobre un maestro, es fácil perder el entusiasmo que
nos llevó al aula. Además, los maestros han añadido recientemente nuevas
exigencias a su carga, incluidas las pruebas estandarizadas y los constan-
tes cambios en los planes de estudio.
ra
carácter sombrío, pero tenía una naturaleza algo cínica que parecía robar
la alegría a mi vida. Incluso ahora, la gratitud no siempre me es fácil. Al-
gunos días no me siento agradecido y puedo entrar en un bucle negativo.
Pero aquí es cuando veo la eficacia de la gratitud, ya que simplemente me
M
siento a escribir una lista de gratitud y me siento un poco mejor con todas
las cosas.
Poco a poco, la gratitud se ha convertido en algo más fácil, a medida
que la he ido practicando a diario y he ido tratando de ejercitar la muscu-
latura de mi gratitud. Practicar la gratitud es como hacer ejercicio físico. A
veces no quiero hacer ejercicio, pero cuando lo hago, siempre recompensa.
Veo el mundo y a las personas con una luz mucho más positiva. Si puedo
ser constante y hacer que la gratitud sea parte de mi rutina, consigo ver de
nuevo lo hermosa que es la vida.
ta
que no se permitían repeticiones en la lista.
Al principio, cuando comencé mi diario de gratitud, me sentía incó-
modo y me preguntaba si sería una pérdida de tiempo. Sin embargo, des-
ui
pués de la primera semana, sentí que estaba ocurriendo un cambio sutil
pero importante. Al estar extremadamente ocupado, descubrí que tenía
at
que hacer aparecer un recordatorio en la pantalla de mi ordenador, o me
olvidaría de hacer el diario de gratitud.
Incluso si el día era muy ajetreado, estaba dispuesto a dejar de hacer
gr
lo que estaba haciendo y escribir la lista de agradecimientos. Descubrí que
solo me llevaba un par de minutos y que siempre refrescaba y reorientaba
mi energía. Esa negatividad que solía ser una bola de nieve durante todo
el día comenzó a derretirse cuando empecé a llevar un registro de gratitud.
ra
Después de establecer este nuevo hábito, todas las noches, cuando llegaba
a casa, podía saludar a mi esposa con una sonrisa y disfrutar del resto del
día juntos.
st
aplicaciones que te lo facilitan. Para mí, una lista escrita es más útil que
una lista mental.
También, para aquellos con los que no funcionaba el diario de gra-
titud, pudimos encontrar otras actividades que se ajustasen mejor a su
personalidad, como expresar la gratitud verbal o visualmente. Al hacerlo
de ese modo, también pudieron disfrutar de los beneficios de la gratitud.
Por lo tanto, no te rindas si una actividad determinada no te funciona.
ta
Mi amigo Eduardo
Cuando le dije a mi buen amigo Eduardo que estaba escribiendo este
ui
libro, me preguntó si iba a usar su historia de gratitud. Es una historia pre-
ciosa que muestra cómo se puede aplicar la gratitud en cualquier situación.
at
Ed viaja mucho a causa de su trabajo. En medio del calor opresivo del
gr
verano en Luisiana, tuvo un pinchazo. No tenía rueda de repuesto, así que
usó su teléfono móvil para pedir ayuda. Hacía mucho calor, unos cuaren-
ta grados, y la humedad añadía una pegajosidad incómoda a un día ya
miserable. Al volver a su camioneta, descubrió que el aire acondicionado
ra
tampoco funcionaba.
Entonces me llamó, diciéndome que su camioneta se había estropeado,
que estaba sofocado, el aire acondicionado no funcionaba, llegaba tarde a
st
ta
y fui a ver su nevera. Me encantó ver que yo también estaba en su lista de
agradecimientos. Mi hermano, que es profesor de secundaria, comenzó a
usar la lista de gratitud con sus alumnos y me llamó el otro día, entusias-
ui
mado por la emoción que ha generado en su clase.
Mientras trabajaba en atención al cliente y logística, mi trabajo consis-
at
tía en encontrar soluciones cuando las cosas salían mal. Sabía que la grati-
tud remaba a mi favor cuando podía estar agradecido por los «problemas»
en el trabajo. Algunos días, incluso veía que estos desafíos me permitían
gr
encontrar nuevas soluciones y poner en práctica nuevos protocolos para
evitar que se repitieran las mismas situaciones problemáticas. En el pasa-
do, me habría quejado de esas situaciones y me habría sentido agotado
después de lidiar con ellas.
ra
Gratitud en el trabajo
st
tud», decidí sacar un tiempo, a pesar de tener un día muy ocupado, para
hacer mi lista diaria. Sorprendentemente, cada vez que he tomado esta de-
cisión, siempre me he sentido mejor y con la energía suficiente para pasar
M
ta
dijo: «Esa lista está funcionando. Hemos notado lo positivo que estabas y
cómo eso está afectando a todos los demás que están por aquí. Sigue con
el buen trabajo y, por cierto, llegamos a pensar que estabas tan positivo
ui
porque te habías drogado». Esa última parte nos hizo reír a los dos.
Por cierto, al año siguiente, en ese trabajo, mientras seguía practicando
at
la gratitud en mi vida y en el trabajo, me eligieron «empleado del año» en
una plantilla de 250 trabajadores. Lo atribuyo a practicar la gratitud y
a hacer diariamente la elección consciente de encontrar gratitud en cada
gr
situación en el trabajo. Muchas veces era todo un reto, y no siempre lo
conseguí. A veces, al terminar el día no había encontrado un rato para
redactarla, pero aun así hacía mi diario de agradecimiento. Curiosamente,
hacer mi lista cuando el agradecimiento era difícil de encontrar me parecía
ra
de lo más importante.
En ese momento de mi vida, muchos factores se unieron y pensé en
cambiar de carrera para convertirme en educador. En mi trabajo estaba
st
ta
ese primer año, estoy agradecido por haber llegado algunas veces a esos
momentos trascendentales en los que sientes que has conectado con los
estudiantes y percibes la magia que ocurre cuando la clase se une en el
ui
aprendizaje.
at
Ángela. Una alumna con talento musical
Durante mi primera semana de clase, un día me encontré a una de mis
gr
alumnas, Ángela, sentada en el pasillo con algunas partituras. Le pregun-
té: «¿Eres músico?». Ella dijo: «No, pero me encanta cantar y estoy apren-
diendo una canción nueva». Le pedí que me cantara algo, pero Ángela
dijo: «No, Soy demasiado tímida». Mientras me alejaba dije: «Algún día,
ra
ojos y cantó con una voz que se ajustaba a su nombre. Parecía que un
ángel hubiera entrado al aula mientras cantaba. Cerré los ojos y disfruté
escuchándola mientras compartía su talento musical.
Mientras escuchaba, también me di cuenta del poder de inspirar que
tenemos como profesores y de que cuando planteamos un reto a nuestros
estudiantes, a menudo responden positivamente. Además, ella me animó
a que llevara mi guitarra al aula y a que compartiera mi música con mis
alumnos, integrándola en las clases. Mientras ella vencía su timidez a tra-
vés de esta interacción, yo creía en mi capacidad de conectarme con mis
alumnos al ver que había muchas maneras de llegar a ellos fuera de los
paradigmas tradicionales.
A medida que avanzaba el curso, seguía haciendo cosas que funcio-
naban, pero la gestión del aula se interponía en el camino de mis clases.
Era una escuela difícil, y yo peleaba en mis clases, a la vez que lidiaba con
estudiantes que habían renunciado a la vida con tan solo 13 años. Quería
llegar a todos estos estudiantes, pero solo podía conectarme con un pe-
queño grupo.
Muchas noches me despertaba a las tres de la mañana, atormentado
ta
por todas las cosas que no iban bien en mi trabajo como docente. En esos
momentos me ponía a hacer una lista de agradecimiento y a tratar de en-
contrar las cosas buenas que sucedían entre todos los problemas aparen-
ui
tes. Eso me mantuvo en pie mientras pasaba por esos momentos oscuros.
Justo cuando pensé en renunciar y volver a mi antigua carrera, ocurrió un
gran milagro.
tarea de ciencias del día, él decía: «la ciencia no significa nada en mi vida».
Luego, ceremoniosamente arrugaba la tarea y la tiraba a la basura dicien-
do: «puede suspenderme si quiere». Eso me molestaba tremendamente, e
st
intenté diferentes cosas para llegar a él, pero parecía que no pasaba nada.
Luego, un día después de las vacaciones de invierno, entregué una nueva
ue
qué le habría pasado a Robert. Lo siguiente que pasó por mi mente fue:
«¿Esto será el comienzo de un cambio o ha sido una anomalía de un día?».
Al día siguiente, profundizamos en el método científico y Robert hizo
más preguntas. Y lo que es aún más impactante, comenzó a ayudar a algu-
nos de los compañeros que solían librarse de las tareas como él. El cambio
de Robert llegó en mi hora más oscura en el aula. No sé si hubiera seguido
si no hubiera sido por este pequeño milagro. Pero me di cuenta de que no
era solo un pequeño milagro. Cuando un estudiante que estaba pensando
en unirse a una pandilla y suspender todas las asignaturas cambió y no
solo sacó un sobresaliente en mi clase de ciencias, sino que obtuvo esa mis-
ma calificación en todas las asignaturas al final del año, empezó a ayudar
a otros compañeros en clase y consiguió dejar a un lado sus problemas, me
di cuenta de que era una pequeña parte de un gran milagro.
Cuando tuve que otorgar un premio al final del año, se lo di a Robert
y me sentí exultante de alegría mientras cruzaba el escenario del salón de
actos para recibir su premio. Sus padres vinieron a la ceremonia y estaban
radiantes con la misma alegría que todos sentíamos ese día.
Asombrado y animado por el cambio de este estudiante, le pregunté a
ta
mi tutora si ella tenía algún estudiante como este cada año y ella dijo que
no había tenido ninguno así en sus siete años de profesión. Junto con sus
otros maestros, estudiamos el drástico cambio de Robert, pero no pudi-
ui
mos encontrar una razón específica que lo hubiera cambiado y lo hubiera
puesto en una senda positiva.
at
Cuando le pregunté a Robert qué había sucedido, me contestó: «nunca
te diste por vencido conmigo y seguiste intentándolo siempre». Me recor-
dó el dicho de un profesor de pedagogía que nos recordaba cariñosamente:
gr
«Todo lo que se necesita para cambiar la vida de un estudiante es el adulto
apropiado en el momento apropiado».
Incluso con este estupendo estudiante, al final de mi primer año estaba
agotado y quería tomarme un año libre para volver a examinar mi deci-
ra
tunidad para enseñar a los alumnos de ocho años en una nueva escuela en
otra ciudad. Esta vez, tenía algo de experiencia y sabía que haría las cosas
de manera diferente.
ue
ta
res o teléfonos inteligentes.
ui
Una madre agradecida
Recientemente, una madre compartió conmigo que estaba limpiando
at
la habitación de su hijo y encontró algo debajo de su cama. Sorprendida,
abrió el libro y vio que era su diario de agradecimiento, que había comen-
zado en mi clase y aún seguía escribiendo en la escuela secundaria. Con
gr
cuidado, lo devolvió a su escondite con una sonrisa, sabiendo que su hijo
se había tomado muy en serio la práctica de la gratitud. Dijo que estaba
contenta de que su hijo practicara la gratitud durante toda su vida, que
era una habilidad «esencial» que lo beneficiaría en cada esfuerzo que en-
ra
contrara en la vida.
La gratitud era uno de los elementos que echaba de menos en el aula,
y me trajo una cultura positiva y optimista que parecía mejorar a medida
st
ta
Este libro ofrece a los educadores métodos y recursos basados en so-
luciones para promover una cultura positiva en el aula, y también permite
que las escuelas aumenten el compromiso y el rendimiento académico de
ui
los estudiantes. Además, se proporcionan actividades que ayudarán a los
maestros a mejorar sus propias vidas y las de sus alumnos. También se in-
at
cluye el estudio de casos de éxito, e instrucciones paso a paso, para poner
en práctica la gratitud en las aulas y en las escuelas.
Basado en la investigación científica, este libro profundizará en nume-
gr
rosos aspectos integrales de la gratitud en relación con la educación, entre
los que se encuentran:
• Aplicar distintas actividades de gratitud y disfrutar de los beneficios
que aportan.
ra
gratitud.
• Combatir el materialismo y la exigencia de derechos con gratitud y
altruismo.
ue
de nuestros estudiantes
• Equilibrar nuestras vidas tan ocupadas, con el cultivo de la atención
plena, el mindfulness, junto con la gratitud.
• Ayudar a los adolescentes a utilizar la gratitud con éxito y aumentar
su resiliencia.
• Animar a las familias de nuestros estudiantes para que acepten la
gratitud y proporcionarles distintas actividades que les ayuden a
convertirla en una parte permanente de sus vidas.
ta
ui
at
gr
ra
st
ue
M