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Es una proteína producida por el sistema inmunitario del cuerpo cuando detecta sustancias

dañinas, llamadas antígenos. Los ejemplos de antígenos abarcan microorganismos (tales como
bacterias, hongos, parásitos y virus) y químicos.

Los anticuerpos se pueden producir cuando el sistema inmunitario erróneamente considera el


tejido sano como una sustancia dañina. Esto se denomina un trastorno autoinmunitario.

Cada tipo de anticuerpo es único y defiende al organismo de un tipo específico de antígeno.

Los antígenos son moléculas grandes (generalmente proteínas) localizadas en la superficie de las
células, virus, hongos, bacterias y algunas sustancias muertas como toxinas, sustancias químicas,
medicamentos y partículas extrañas. El sistema inmunológico detecta los antígenos y produce
anticuerpos que destruyen las sustancias que los contienen.

El anticuerpo es una herramienta para la defensa de las células huésped, es decir, las células del
organismo que se pueden ver atacadas por agentes patógenos como los virus y las bacterias. Los
linfocitos que producen los anticuerpos se llaman células B. La estructura de un anticuerpo
consiste en dos cadenas ligeras y dos cadenas pesadas, y en su extremo existe una región
hipervariable. La región hipervariable es la que cambia de un anticuerpo a otro, y permite tener
una gran diversidad de anticuerpos que podrán responder a la enorme variedad de antígenos. Un
antígeno es cualquier sustancia o agente que el organismo reconoce como no propio. Puede
tratarse de un virus, de una bacteria, de toxinas. Pero, en algunos casos, el cuerpo puede
confundirse y considerar como sustancia extraña a una estructura propia. Éste es el origen de las
enfermedades autoinmunes. En casos como éste, el organismo producirá anticuerpos contra
partes propias, contra él mismo.

Tipos de anticuerpos
Existen cinco tipos diferentes de inmunoglobulinas (IgG, IgM, IgD, IgA e IgE), que se diferencian
entre sí por el tipo de región constante que tienen sus cadenas pesadas o H.

 Las IgG o gammaglobulinas son los anticuerpos más abundantes de la sangre (hasta el 85


% de las inmunoglobulinas). Se crean en gran cantidad al entrar en contacto, por segunda
vez, con el antígeno . Están formadas por dos cadenas L y dos cadenas H de tipo gamma a
las que se unen moléculas de oligosacáridos.

Se unen a los antígeno de la superficie de los microorganismos favoreciendo


su fagocitosis, además de activar tanto al sistema del complemento como a
los fagocitos sanguíneos (macrófagos y micrófagos). Si los antígenos son toxinas, se unen a ellas
neutralizándolas.

Son los únicos anticuerpos que atraviesan la placenta inmunizando al feto contra


los antígenos para los que la madre es inmune, proporcionando defensas al recién nacido durante
las primeras semanas de vida. También está en la leche materna, y puede atravesar las células
intestinales del recién nacido, por lo que son las primeras y únicas moléculas defensivas en el
embrión y en el recién nacido, proporcionándole inmunidad pasiva.

 Las IgM son los primeros anticuerpos que se crean ante la primera exposición a un


antígeno. Se localiza en el suero sanguíneo. Están compuestos por cinco
monómeros unidos por puentes disulfuro. Debido a su elevado peso molecular, no pueden
salir de los vasos sanguíneos.

 Las IgA forman dímeros. Se encuentran en secreciones como la saliva, las lágrimas, la leche


y el mucus que recubre el interior del aparato respiratorio y el intestino.

 Las IgE son monoméricas. Son las responsables de las reacciones alérgicas, ya que inducen


la liberación de histamina.

 Las IgD son monoméricas. Son anticuerpos de la superficie de linfocitos B sirviendo


como receptores de antígenos específicos.

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