Los conflictos surgen en el interior del ser dado que no es
posible rastrear su origen hasta las circunstancias,
fenómenos o situaciones que rodean la vivencia de los individuos, sino a la forma como los individuos perciben estas circunstancias, fenómenos o situaciones. En este orden de ideas, es evidente que mucho de lo que se percibe como oposición o enfrentamiento depende de la perspectiva y experiencia del individuo y no de otros.