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Te.3 Turner v. El Proceso Ritual PDF
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MITO Y RITUAL
Turner especula sobre la relación entre mito y ritual. Algunos Antropólogos han
argumentado que mito y ritual están estrechamente relacionados de forma que cada
ritual es la reconstrucción de un mito. Sin embargo en la parte de África donde Turner
centró su investigación existen culturas donde se llevan a cabo rituales y que
desconocen o carecen de mitos. Se podría argumentar que tal vez esos mitos existieron
en tiempos remotos y que han sido olvidados por la sociedad.
En ciertas partes de África especialmente en la zona occidental, existe un complejo
sistema de rituales asociados con los mitos. Cuatro de ellos hablan del origen del
cosmos, de los dioses, de los hombres y de su sociedad. Así algunos de esos rituales
recrean esos hechos primordiales de forma que coexisten los mitos y rituales que dan
cuenta de la doctrina teológica de estas sociedades. Pero en amplias zonas del África
central y oriental existen unos pocos mitos relacionados con los rituales que no
representan ningún sistema religioso o teológico.
FORMAS Y ATRIBUTOS DE LOS RITOS DE PASO
Podríamos definir los ritos de paso como aquellos ritos que van acompañado de un
cambio en la situación social, en el estatus o en la edad (ciclo vital) de los individuos
En todos los ritos de paso podemos encontrar tres fases:
-Separación
-Liminalidad (o marginalidad)
- Agregación.
La primera fase (de separación) comprende el comportamiento simbólico significando
la desvinculación individual o del grupo del estatus que tenía (antes del ritual) prefijado
en la estructura social
La segunda fase (de liminalidad) es más confusa o ambigua .Las características del
ritual pasan a una esfera o dimensión en la que no posee ningún (o muy pocos) atributos
del estatus pasado o del futuro.
En la tercera fase (de agregación o reincorporación) el rito es consumado y se vuelve a
la estabilidad nuevamente, y en virtud de ello se vuelve a una situación donde los
individuos vuelven a tener derechos y obligaciones en cuanto vuelven a tener ya un
estatus claramente definido en la estructura social del grupo.
LIMINALIDAD
Los atributos de liminalidad o de persona liminal son necesariamente ambiguos ya que
esta condición o personas eluden o escapan de cualquier clasificación que normalmente
sitúa estatus y posiciones en un espacio cultural.
Los seres liminales no están aquí o allí, están en una especie de limbo entre las
posiciones asignadas por las leyes, las costumbres, las convenciones y el ceremonial.
Estos ambiguos e indeterminados atributos son expresados por una rica variedad de
símbolos en muchas sociedades que ritualizan las transiciones sociales y culturales. Esta
liminalidad está frecuentemente unida a la muerte, a los gestantes (fetos), a la
invisibilidad, a la oscuridad, a la bisexualidad y a los eclipses (de sol o de luna).
Los seres liminales, tales como los neófitos en los ritos de iniciación a la pubertad,
pueden ser representados como entes que no poseen nada. Así pueden ser vestidos con
una pequeña pieza de tela (para cubrir tan sólo los genitales) o incluso completamente
desnudos con objeto de mostrar que como seres liminales no poseen status, propiedad,
insignia o ropa secular que indique rango o rol en el sistema de parentesco. Nada que
los pueda diferenciar de sus compañeros neófitos.
Su comportamiento es pasivo y humilde. Deben de obedecer las instrucciones y aceptar
los castigos a los que puedan ser sometidos sin ningún tipo de queja.
Los seres liminales son reducidos pues a una condición de uniformidad para ser
revestidos y dotados de nuevo con poderes adicionales que le facultan para desarrollar
sus nuevos roles en la nueva etapa del ciclo vital que inician.
Entre los iniciados tiende a desarrollarse un sentimiento de camaradería e igualitarismo.
La distinción secular de rango y status desaparece o bien es uniformada. Así por
ejemplo en el rito de “Isoma” la paciente (mujer) y su esposo presentan muchos de los
atributos de liminalidad: actitud humilde y sumisa, desnudez etc..en un rito que
representa a la vez la tumba y el vientre materno.
Otros ritos donde aparecen muchos de estos atributos de liminalidad son los de
circuncisión en numerosas sociedades tribales o de iniciación en determinadas
sociedades secretas.
COMUNITAS
Lo que es interesante acerca de la liminalidad es esa mezcla entre lo sacro y lo
mundano, entre la homogeneidad y la camaradería. Esos ritos son representados como
un momento fuera y la vez dentro del tiempo, fuera y dentro de la estructura social que
revela sin embargo de forma fugaz un reconocimiento de un vínculo social generalizado
que ha cesado (que ha dejado de existir) y que simultáneamente se fragmenta en una
multiplicidad de lazos sociales. Dichos lazos son organizados en términos de casta, de
clase, de rango jerárquico o de segmentación en sociedades carentes de estado.
Se puede decir que existen dos modelos de organización social: 1.- el yuxtapuesto 2.- el
alternante. El primero es propio de una sociedad estructurada, diferenciada y organizada
en un sistema jerárquico legal, político, económico, etc. El segundo es propio de las
sociedades no estructuradas, indiferenciadas en términos de comunidad. Es este segundo
modelo el que aparece en el período liminal donde los individuos se pueden considerar
iguales (no diferenciados por rango o estatus) y donde la totalidad del grupo se somete a
la autoridad general del ritual de los más ancianos.
Turner prefiere usar el término comunitas (tomado directamente del latín) en lugar del
de comunidad para distinguirlo como un modo particular de relaciones sociales en un
área determinada de individuos que llevan una vida común. La distinción entre
comunitas y estructura no es simplemente la habitual entre secular y religiosa, o entre
política y religión. Ciertos puestos fijados en la estructura de ciertas sociedades tribales
tienen por supuesto características sagradas o religiosas, pero dichas características son
adquiridas por los individuos a través de los ritos de paso debido precisamente al
cambio en el estatus que opera en dichos ritos.
En los ritos de paso opera un cambio de puesto o estatus en los individuos hacia un
nivel más alto. La liminalidad implica que el de arriba (el que está en un puesto alto en
la jerarquía) no estaría ahí arriba de no ser porque existen los de abajo, y el que está
arriba debe de experimentar qué es estar abajo.
Se podría preguntar por qué estas situaciones de liminalidad o roles están en la mayor
parte de los sitios asociadas con poderes mágico-religiosos o por qué todos los objetos,
actos, relaciones, etc…que no han sido ritualmente incorporados en el contexto de
liminalidad son contemplados como nocivos, dañinos, o peligrosos.
Desde el punto de vista de Turner, para aquellos que son los encargados del
mantenimiento de la “estructura”, toda manifestación de la comunitas es contemplada
como anárquica y peligrosa. Como sostiene Mary Douglas, todo aquello que no puede
ser clasificado en términos de criterios tradicionales de clasificación o cae en los
intersticios o márgenes de cualquier clasificación es en la mayor parte de los sitios
contemplado como nocivo o peligroso.
La liminalidad no es la única manifestación cultural de la comunitas . En gran número
de sociedades existen otras áreas de manifestación que son reconocidas por un grupo de
símbolos y creencias alrededor de ellos tales como “el poder de lo débil o el poder de la
debilidad”. Dicho de otra manera, el poder permanente o transitorio de carácter sagrado
atribuido a las personas de bajo estatus o posición. Dentro de un sistema con una
estructura estable, existen varias dimensiones de organización. Se ha dicho ya que los
poderes místicos y morales son ejercidos por sometidos autóctonos en sociedades cuyo
marco político está formado por el linaje u organización territorial de los
conquistadores. En otras sociedades como por ejemplo la Ndembu en Zambia podemos
señalar las asociaciones de culto a determinados dioses de los hombres tales como el de
la fertilidad, la salud, el clima etc, y cuyos miembros han conseguido la entrada en ellas
desde una posición de desgracia o de debilidad. Dichas asociaciones tienen muchos
componentes transversales del sistema político tales como linajes, aldeas, jefes, etc…
También podríamos hablar en conexión con este punto del papel de pequeñas e
insignificantes naciones en el concierto político mundial que sin embargo se las
considera poseedoras de valores religiosos y morales tales como los hebreos en el
antiguo Oriente Medio o el pueblo irlandés en la época del medioevo.
Algunos escritores han centrado también la atención en el papel de los bufones. Así,
Max Gluckman dice que el bufón de la corte opera como un árbitro privilegiado de la
moral al que se le ha dado licencia para mofarse y ridiculizar a reyes y cortesanos. Estos
bufones eran normalmente tipos que provenían de las clases sociales más bajas y que
claramente ascendieron a una posición social o a un estatus elevado precisamente en un
sistema tan rígidamente jerarquizado en el que era muy difícil para otras personas
alcanzar un puesto tan elevado o tan cerca de la cúspide debido a la escasa movilidad
social. Así pues tenemos al bufón como una figura institucionalizada operando en la
más alta cúspide de la jerarquía y capaz de expresar opiniones y sentimientos de
ultrajante moralidad. Así Gluckman señala como muchos bufones asociados a ciertos
monarcas africanos eran enanos o tenían algunas taras físicas. Similar en funciones a
estos bufones son los tocadores de timbales en las barcazas reales, en donde el rey se
trasladaba con su corte desde la capital a otra localidad durante la estación de las
inundaciones anuales. Estos individuos tenían licencia para arrojar al agua a los grandes
nobles “que los habían ofendido a ellos y a su sentido de la justicia durante el año
anterior”.Estas figuras que representan la deformidad y la pobreza, encarnan los
símbolos de los valores morales de las comunitas como contrarias al poder coercitivo
supremo de los gobernantes políticos. La literatura popular está plagada de ejemplos de
este tipo de figuras: “santos mendicantes”, “sastrecillos”, etc…, que despojan de
cualquier pretensión a los poseedores de los puestos o rango más alto en la estructura
social y que los reduce al nivel común de los mortales. En la cultura occidental nos
encontramos también con este tipo de figuras, personajes “sin riqueza, o sin nombre”
que son los encargados de restaurar el equilibro ético o moral eliminando las injusticias
de los “jefes” que oprimen a los más débiles o pobres. Individuos que en la literatura
abundan como representantes de valores humanos de carácter universal tales como la
justicia, la bondad, etc… como por ejemplo la figura de Sonia en la obra de
Dostoyevsky “Crimen y castigo “ donde una prostituta (Sonia) redime al nihilista
Raskolnikov.
Podemos sintetizar las hipótesis sobre los atributos inherentes en la fase de liminalidad.
Tanto los neófitos en los ritos de paso, como los santos mendicantes, los bufones, los
subyugados nativos por los conquistadores, los buenos samaritanos, participan de tres
características comunes:
a) Son personas o principios que caen en los intersticios de la estructura social.
b) Están en los márgenes o en situación de marginalidad.
c) Ocupan los más bajos rangos dentro de la estructura de poder.
Así, los profetas y los artistas tienden a ser seres liminales o marginales que procuran
con una gran vehemencia o pasión huir de los clichés o estereotipos existentes en la
sociedad, relacionarse o entrar en contacto con otras personas mediante su producción
artística (su imaginación) vislumbrando tal inusual y potencial de evolución en la
humanidad que aún no ha sido exteriorizado o fijado en la estructura social.
Como se ha apuntado la comunitas cae en los intersticios de la estructura, en el margen
o en inferioridad (debajo de la estructura). Posiblemente en todos aquellos lugares en lo
que lo sacro o santo es mantenido lo es precisamente porque transgrede o disuelve las
normas que acompañan las relaciones institucionalizadas y va acompañado de procesos
y experiencias de una potencialidad sin precedentes donde se libera seguramente una
gran energía de forma instintiva.
Turner si embargo se inclina a pensar que la comunitas no es solamente el producto de
los instintos biológicamente heredados desde la cultura sino que más bien es el producto
de las facultades humanas que incluye racionalidad, volición, memoria etc..y que se
desarrolla por la experiencia de vida en sociedad. La noción de que hay un vínculo
genérico entre los hombres y su sentimiento de relación y pertenencia a la humanidad
no es un fenómeno de algún tipo de instinto gregario sino el producto del hombre en la
completa totalidad de sus facetas y circunstancias (visión muy “orteguiana” del hombre:
“yo soy yo y mis circunstancias”).
Liminalidad, marginalidad e inferioridad son condiciones bajo las que se han generado
mitos, símbolos, ritos, sistemas filosóficos y producción artística. Estas formas
culturales proveen a los hombres de un conjunto de modelos que son en un primer nivel
periódicas reclasificaciones de la realidad y de las relaciones humanas con la sociedad,
la cultura y la naturaleza. Pero son más que clasificaciones puesto que incitan a los
hombres a la acción y al pensamiento. Cada una de esas producciones tienen un carácter
multívoco, esto es, múltiples significados, cada uno de los cuales es capaz de mover a
los hombres simultáneamente hacia varios niveles psico-biológico.