Modelo ecológico: Fue Haekel, un biólogo alemán, quien en 1873 acuñó el
término de ecología ( oik , raíz griega que significa ‘lugar de residencia’)
para aludir a “la casa del hombre” o “ambiente”, reivindicando así una ciencia que se preocupara del medio ambiente como hogar.
De la ecología humana de Richards procede la idea de que los seres
humanos pueden, por medio de la educación, comprender sus interacciones con el ambiente, así como controlar su consumo (y producción) para beneficio del ambiente en su totalidad. Después de su muerte en 1911, se fundó en 1916 la Sociedad Ecológica de América y en 1917, la revista Ecology.
Los individuos y los grupos son esencialmente biológicos y sociales
por naturaleza. Los seres humanos dependen de su ambiente para su subsistencia (aire, agua, alimento, etc.). Los seres humanos son sociales, de modo que son interdependientes de otros seres humanos. Los seres humanos son finitos, y su ciclo vital, junto con sus necesidades biológicas de subsistencia, impone el tiempo como constricción y recurso. Las interacciones humanas están espacialmente organizadas.
Intervención: El hecho de que profesional y participantes en la intervención
interaccionen en un mismo sistema social lleva a analizar qué tipo de circunstancias y procesos permiten que ambos compartan un mismo universo simbólico.
Los significados de personas y contextos se infieren de las
apreciaciones del profesional y de los miembros de la comunidad, así como de la construcción de una comprensión mutua del contexto compartido. Se observa a las personas en el contexto en términos de su ejecución de rol de creadoras de recursos y en su habilidad para afrontar las limitaciones personales, organizacionales y comunitarias. Tener una concepción integrada y holista del desarrollo. Perspectiva ecológica. Ser positivo, es decir, basarse en los recursos y las potencialidades, y no en los déficits o en las patologías. Ser dinamizador y fortalecedor de identidades y competencias, tanto de personas como de grupos y comunidades. Perseguir la mejora en la calidad de vida de todo el conjunto poblacional, considerando de manera especial la interrelación de cada uno de los contextos del desarrollo humano. Promover el sentido de comunidad y de pertenencia social, opuestos al desarraigo personal y a la desintegración sociocultural. Maximizar la participación, control y protagonismo de la propia comunidad en el proceso, manteniéndose el profesional en un plano de igualdad, como orientador, asesor o facilitador. Ser multidisciplinar, activo, flexible e integrado en la población.