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¿POR QUÉ ESCOGIÓ DIOS REVELARSE POR MEDIO DEL

HIJO?

El Hijo es una manifestación visible del Padre en carne. El Hijo es una


representación exacta o imagen de Dios con toda la gloria de Dios. En otras
palabras, el Dios (Padre) invisible se manifestó en carne visible como el
Hijo para que los hombres pudieran ver la gloria de Dios y entender cómo
es Dios realmente. Hebreos 1 se puede considerar como un recalcamiento
de Juan 1 en que Dios Padre fue manifestado en carne. Hebreos 1:2 dice
que Dios nos ha hablado por su Hijo; Juan 1:14 dice que el Verbo fue
hecho carne, y Juan 1:18 dice que el Hijo ha dado a conocer a Dios Padre.
De estos versículos, entendemos que el Hijo no es distinto al Padre en
personalidad, sino que es el modo por el cual el Padre se reveló al hombre.

Puesto que el papel del Hijo de Dios es temporal y no eterno, sabemos que
el propósito principal del Hijo es ser nuestro Salvador. La obra de la
salvación demandaba muchos papeles que solamente un ser humano podía
realizar, incluyendo los papeles de sacrificio, propiciación, sustituto,
pariente-redentor, reconciliador, mediador, abogado, sumo sacerdote,
segundo Adán, etc. 

Estos términos confluyen en muchas maneras, pero cada uno representa un


aspecto importante de la obra de la salvación que, según el plan de Dios,
solamente se podía llevar a cabo por un ser humano.

De acuerdo al plan de Dios, el derramamiento de sangre era necesario para


la remisión de los pecados del hombre:

• Hebreos 9:22 dice: Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y
sin derramamiento de sangre no se hace remisión.

La sangre de los animales no podía quitar el pecado del hombre porque los
animales son inferiores al hombre:

• Hebreos 10:4 dice: porque con una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados. 

Ningún ser humano podía comprar la redención para alguien más porque
todos habían pecado y merecían entonces la pena de muerte para sí
mismos:

• Romanos 3:23 dice: por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la


gloria de Dios

• Romanos 6:23 dice: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva
de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Solamente Dios era sin pecado, pero El no tenía carne y sangre. Entonces,
Dios se preparó un cuerpo:

• Hebreos 10:5 dice: Por lo cual, entrando en el mundo dice: 


Sacrificio y ofrenda no quisiste;
Mas me preparaste cuerpo.

Para poder vivir una vida sin pecado en la carne y derramar sangre inocente
para salvar a la humanidad. El vino a ser carne y sangre para poder vencer
por medio de la muerte al diablo y librar a la humanidad:

• Hebreos 2:14-15 dice: Así que, por cuanto los hijos participaron de
carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio
de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y
librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la
vida sujetos a servidumbre. 

De esta manera Cristo es nuestra propiciación - el medio por el cual


obtenemos el perdón, la satisfacción de la justicia de Dios, el aplacamiento
de la santa ira de Dios 

• Romanos 3:25 dice: a quien Dios puso como propiciación por medio de
la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado
por alto, en su paciencia, los pecados pasados.

El sacrificio de Cristo es el medio por el cual Dios perdona nuestro pecado


sin comprometer su justicia. Hoy somos salvos mediante el sacrificio de
Jesucristo — mediante el ofrecimiento del Hijo de Dios:

• Hebreos 10:10-20 dice: En esa voluntad somos santificados mediante la


ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para
siempre…………………….. 
10:17 añade: 
Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.
10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el
pecado. 
10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar
Santísimo por la sangre de Jesucristo, 
10:20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto
es, de su carne, 

• Juan 3:16 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a
su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna.

Entonces el Hijo es el sacrificio y la propiciación por nuestros pecados.


Cuando el Hijo de Dios vino a ser un sacrificio, también vino a ser un
sustituto por nosotros. El murió en nuestro lugar, cargó nuestros pecados, y
pagó la pena de muerte por nuestros pecados:

• Isaías 53:5-6 dice: Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga
fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. 

• I Pedro 2:24 dice: quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo


sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

El fue más que un mártir; El en realidad tomó nuestro lugar. El probó la


muerte por cada hombre (Hebreos 2:9 dice: Pero vemos a aquel que fue
hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de
honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de
Dios gustase la muerte por todos). Por supuesto, Jesús solamente pudo ser
nuestro sustituto y morir en nuestro lugar, por haber venido en carne.

Por medio de su humanidad, Jesús es capaz de mediar, es decir, de


interponerse entre el hombre y Dios y representar el hombre ante Dios.
Como mediador, Jesús reconcilia al hombre con Dios; El le devuelve al
hombre la comunión con Dios:

• 2. Corintios 5:18,19 dice: Y todo esto proviene de Dios, quien nos


reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo,
no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a
nosotros la palabra de la reconciliación. 

La brecha entre un Dios santo y el hombre pecador, fue cerrada por el


inocente hombre Jesucristo: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador
entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1. Timoteo 2:5). 

Debemos notar con qué cuidado Pablo mantuvo la Unicidad de Dios en


este versículo. No hay ninguna distinción en Dios, sino una distinción entre
Dios y Jesucristo el hombre. No hay dos personalidades en Dios; la
dualidad está en Jesús como Dios y Jesús como hombre. No es Dios quien
hace mediación entre Dios y el hombre; ni la hace “Dios Hijo.” Al
contrario, es Jesús el hombre quien hace mediación; solo un hombre
inocente podría acercarse a un Dios santo a favor de la humanidad.

El papel de Cristo como sumo sacerdote se encuentra cercanamente


asociado con su papel de mediador:

• Hebreos 2:16-18 dice: Porque ciertamente no socorrió a los ángeles,


sino que socorrió a la descendencia de Abraham. 
2:17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a
ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para
expiar los pecados del pueblo. 
2:18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para
socorrer a los que son tentados.

• Hebreos 4:14-16 dice: Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que
traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 
4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse
de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado. 
4:16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Por medio de su sacrificio y propiciación, tenemos acceso directo al trono


de Dios (Hebreos 4:16; 6:20). El Hijo es nuestro sumo sacerdote mediante
el cual podemos acercarnos confiadamente a Dios.

Asimismo, el papel de Hijo permite a Cristo ser nuestro abogado, uno a


quien acudimos por ayuda (1. Juan 2:1). 

Si pecamos, aun después de ser convertidos, tenemos a alguien que abogará


nuestro caso para obtener la misericordia de Dios. Nuevamente, es el papel
de Hijo el que logró esto, pues cuando confesamos nuestros pecados, la
sangre de Cristo es aplicada a aquellos pecados, haciendo que su defensa
por nosotros sea exitosa.

Jesús es el segundo Adán por medio de su humanidad (1. Corintios 15:45-


47). El vino para conquistar y condenar el pecado en la carne y para vencer
a la misma muerte (Romanos 8:3; 1. Corintios 15:55-57). El vino como un
hombre para poder reemplazar a Adán como el representante de la raza
humana. Para hacer esto, el revocó todas las consecuencias de la caída de
Adán para los que creen en El (Romanos 5:12-21). Jesús como el segundo
Adán, el nuevo representante de la raza humana, volvió a ganar todo lo que
la humanidad perdió a causa del pecado de Adán.

Jesús no solo vino en carne para morir sino que también vino para darnos el
ejemplo de una vida victoriosa para que pudiéramos seguir sus pasos:

• 1. Pedro 2:21 dice: Pues para esto fuisteis llamados; porque también
Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus
pisadas

El nos mostró cómo vivir victoriosamente sobre el pecado en la carne. El


llegó a ser el Verbo de Dios puesto en acción en la carne (Juan 1:1).

El vino a ser el Verbo viviente para que pudiéramos entender claramente


cómo quería Dios que fuéramos. Por supuesto, El también nos da poder
para seguir su ejemplo. Tal como somos reconciliados por su muerte,
somos salvos por su vida:

• Romanos 5:10 dice: Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con


Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos
salvos por su vida. 

Su Espíritu nos da el poder para vivir la vida justa que El desea que
vivamos:

• Hechos 1:8 dice: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
• Romanos 8:4 dice: para que la justicia de la ley se cumpliese en
nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 

El Hijo no solo representa al hombre ante Dios, sino que también


representa a Dios ante el hombre. El es un apóstol, uno que fue escogido
por Dios y enviado por Dios con un propósito específico:

• Hebreos 3:1 dice: Por tanto, hermanos santos, participantes del


llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra
profesión, Cristo Jesús.

El es un profeta, representando a Dios ante el hombre y revelando la


Palabra de Dios al hombre:

• Hechos 3:20-23 dice: y él envíe a Jesucristo, que os fue antes


anunciado; 
3:21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de
la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus
santos profetas que han sido desde tiempo antiguo. 
3:22 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará
profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las
cosas que os hable;
3:23 y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del
pueblo.

• Hebreos 1:1-2 dice: Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas


maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 
1:2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó
heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.

Su humanidad es crucial en este sentido, pues Dios usó la humanidad del


Hijo para alcanzar al hombre al mismo nivel del hombre.

Además de proclamar la Palabra de Dios, el Hijo reveló la naturaleza de


Dios al hombre. Mediante el Hijo, Dios comunicó su gran amor hacia el
hombre y exhibió su gran poder de una manera que el hombre pudiera
entender. 
Dios usó el nombre de Jesús como la revelación cumbre de su naturaleza y
la persona de Jesús como la culminación profética de las teofanías del
Antiguo Testamento. Este propósito del papel de Hijo se encuentra
expresado por muchos versículos de la Escritura que enseñan la
manifestación de Dios en carne. Juan 1:18 describe este propósito del Hijo:
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre,
él le ha dado a conocer.” Isaías profetizó que esta revelación vendría: “Y se
manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá” (Isaías
40:5). 

Pablo escribió, que esto en verdad aconteció en Cristo: 

• “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el


que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del
conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2. Corintios
4:6). 

En otras palabras, el Hijo de Dios llegó a ser el medio por el cual el Dios
invisible e incomprensible se reveló al hombre.

El papel de Hijo también le permite a Dios juzgar al hombre. Dios es recto


y justo. También es misericordioso. En su justicia y misericordia, El
decidió no juzgar al hombre hasta haber experimentado verdaderamente
todas las tentaciones y los problemas de la humanidad y hasta haber
demostrado que es posible vivir justamente en la carne.

La Biblia declara específicamente que el Padre no juzgará a nadie;


solamente el Hijo juzgará (Juan 5:22, 27). Dios juzgará por medio de
Jesucristo (Romanos 2:16). En otras palabras, Dios (Jesús) juzgará al
mundo en el papel de Uno que vivió en la carne, venció al pecado en la
carne, e hizo disponible aquel mismo poder victorioso a toda la humanidad.

En el plan de Dios, el Hijo era necesario para traer salvación al mundo.


Esto incluye los papeles de:
• Sacrificio
• Sustituto
• Pariente - redentor 
• Reconciliador 
• Mediador
• Sumo sacerdote
• Abogado 
• Segundo Adán 
• Un ejemplo de justicia. 

El papel de Hijo también hizo posible que Cristo fuera:

• Apóstol
• Profeta 
• Revelador de la naturaleza de Dios
• Rey 
• Juez. 

Todos estos papeles demandaban que un humano los reuniera; por ellos
podemos entender por qué Dios vino al mundo en carne como el Hijo, y Su
nombre es JESÚS, el salvador de nuestro pecados. (Mateo 1:21).

Dios les siga bendiciendo

Fredy Delgado (Teólogo)

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