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TALLER DE FILOSOFÍA CON NIÑOS PROF. ESP.

GONZALO RODRIGUEZ

CLASE 4: ¿QUÉ ES EL PENSAMIENTO CREATIVO?

1Alicia a Través del Espejo. Ilustración de Fernando Vicente

En su libro Las palabras y las cosas(Foucault, 1968) el filósofo frances Michel


Foucault nos llama la atención sobre una lista de animales que menciona Borges
en una de sus obras. Esta enciclopedia clasificada a los animales del siguiente
modo:

a) Pertenecientes al emperador.
b) Embalsamados
c) Amaestrados
d) Lechones
e) Sirenas
f) Fabulosos
g) Perros sueltos
h) Incluidos en esta clasificación
i) Que se agitan como locos
j) Innumerables
k) Dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello
l) Etcétera
m) Que acaban de romper el jarrón
n) Que de lejos parecen moscas.

Lo que se muestra en esta lista no es un ordenamiento, o quizás sí, aquella


estructura delimitada por la sucesión del alfabeto, el orden ficticio de una
continuidad. Pero fundamentalmente lo que se muestra en esta lista es el
límite del sentido. ¿Qué sentido tiene esta lista? ¿Bajo qué categoría
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podemos agrupar a estos extraños animales? A nadie se le ocurriría agrupar


a los animales de este modo, excepto quizás a Borges. La lista rompe con el
orden de toda lista, plantea un lista que por definición es imposible, o mejor,
que sólo es posible para el pensamiento. Volveremos sobre esta lista más
adelante.

El filósofo francés Giles Deleuze sostiene en su libro ¿qué es la filosofía?


(Deleuze & Guattari, 1993) que lo que define a la filosofía es crear conceptos.
Todos los filósofos, a lo largo de la historia, han creado conceptos. Por
ejemplo, Platón creo el concepto de idea. Antes de Platón las cosas eran sólo
las cosas particulares, los objetos que vemos y tocamos, en cambio el postuló
que la realidad, aquello que nosotros creíamos que era la realidad, no era
más que una ilusión, que lo que nos muestran los sentidos, no es más que
una apariencia, y que aquello que llamamos realidad, no son más que
sombras reflejadas por el fuego en la pared de una caverna. Incluso Platón
creo un nuevo concepto de amor, el “amor platónico”, esto es, un amor no
por lo sensible o concreto, sino un amor hacia la idea. En este sentido, el
amor platónico no es nunca el amor hacia una persona, sino el amor hacia
una idea de persona, idea que no puede encarnar ninguna persona en
particular.

La riqueza de un concepto consiste en la posibilidad que tiene para la mente


de abrirnos los ojos a nuevas perspectivas, a nuevas formas de ver el mundo.
Ya nadie vió el mundo del mismo modo después de Platón, o después de
Kant, o después de Hegel, porque los conceptos son visiones que operan
sobre la realidad y las terminan por transformar. El concepto interviene para
reordenar los objetos del mundo, para otorgarles una nueva lógica.

Hace algunos años atrás un pequeña sobrina fue a visitarme a casa. Mi casa
siempre fue silenciosa, a no ser por el crujido seco de los muebles y el tic tac
insesante del reloj. Ella tendría unos tres o cuatro años. Un día al llegar a
casa se encontró de repente con un amigo que tenía puntos en el labio y un
ungüento que lo cubria, se asustó tanto que se fue gritando de miedo. De ahí
en más me dijo que no iba a volver a casa al menos que no estuviera mi
amigo silencio.

El amigo silencio es un concepto también, una asociación libre que una niña
había hecho entre los muebles que crujen, el sonido del reloj y mi
desafortunado amigo. Una idea que no se me hubiera ocurrido nunca pero
que ella creo de modo espontáneo. Los niños crean constantemente
conceptos, los inventan y los ponen a prueba. Poner a prueba los conceptos
es poner a prueba la realidad, contraponerla al sentido que poco a poco los
niños van descubriendo. Poner a prueba los conceptos es aprender, sólo se
aprende mediante conceptos. Pero si el concepto a veces choca con la
realidad sin transformarla, también es cierto que existe un ámbito donde los
conceptos se encuentran libres, sin ataduras, ese espacio libre es la
imaginación. Como sostiene Stella Accorinti:
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“El pensamiento creativo tiene uno de sus ejes cruciales en la imaginación,


en la metáfora y en la capacidad de la imaginación para extender su acción
a la práctica” (Accorinti, 2014, p. 41)

Esa rígida linea que los adultos hemos creado entre la imaginación y la
realidad no existe para los niños. Por eso los conceptos de los niños
traspasan constantemente esa frontera y la borran. Ese mundo rígido que
llamamos realidad es solo para los niños una figura más dentro del universo
de la imaginación. Pero ¿qué tan seguros estamos los adultos acerca de lo
que es realidad y de lo que es fantasía? O, como preguntaría el filósofo
Descartes, ¿cómo estamos seguros que estamos despiertos y no que todo
es parte de un sueño?

Pensar creativamente significa entonces permitir que la imaginación traspase


esa frontera, que dejemos salir a jugar nuestros conceptos con las cosas, que
pensemos nuevos modos de ordenar los animales, los objetos, el mundo.
Que no nos conformemos con las listas ya preparadas, que busquemos otras
taxonamias y sobretodo, que juguemos. Porque pensar creativamente es uno
de los juegos más hermosos que existen y una de las cosas que nos hacen
más libres.

Referencias bibliográficas

Accorinti, S. (2014). Filosofía para Niños. Introducción a la teoría y a la práctica.


Manantial.
Deleuze, G., & Guattari, F. (1993). ¿Qué es la filosofía? Anagrama.
Foucault, M. (1968). Las Palabras y las Cosas. Siglo XXI.

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