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Corrida de toros

Amores y odios, tradición o maltrato?


Hipótesis: La afición a la tauromaquia son personas de edad, esto significa que algunos
jóvenes no demuestran afinidad al contrario la aborrecen hasta el punto de formar grupos
ambientalistas y promover marchas en su contra.

Argumento: Según el censo de asistencia a las corridas de toros el rango de edad oscila
entre los 55 y 77 años, esto quiere decir que hijos, nietos y demás familiares no asisten a
dicho evento por lo tanto la tradición corre peligro de desaparecer?

Argumento con ejemplo: Mientras los anti taurinos ven una escena de salvajismo un
conteo de sangre y muerte, los amantes de la fiesta taurina ven un arte, un simbolismo
entre el hombre y la bestia, entre el bien y el mal

Argumentó con autoridad: Es bien sabido que las leyes existen para dar un orden y
generar armonía dentro de una sociedad, pero hasta qué punto es beneficioso si esta
sociedad está dividida unos a favor y otros en contra, mientras que los ambientalistas y
defensores están abanderados por leyes y normas tales como la ley quinta de 1972 y
decreto 497 de 1973, ambas normas se refieren a la creación de juntas defensoras de
animales en los municipios del país. La ley 84 de 1989 estatuto Nacional de protección de
los animales (hace un mayor énfasis sobre protección animal) afirma lo siguiente; los
animales gozarán de especial protección contra el sufrimiento y el dolor causado de forma
directa o indirectamente por el hombre, hay listado de acciones de maltratos clasificados
como hechos dañinos y actos de crueldad y también dicta deberes y obligaciones cuando
alguien incurra en esas condiciones, la ley 1774 del 2016 los animales son seres
sintientes que experimentan dolor y sufrimiento. Mientras tanto la otra cara de la moneda
tenemos la ley 916 de 2004 “reglamento nacional taurino” esta ley tiene por objeto la
regulación de la preparación, organización y desarrollo de los espectáculos taurinos y de
las actividades relacionadas con los mismos en garantía los derechos e intereses del
público. En este caso tenemos normas que protegen y al mismo tiempo desprotegen, la
existencia reglamento nacional taurino responde parcialmente a la pregunta de por qué
tenemos corridas de toros, cuando existen leyes de protección animal desde hace mucho
tiempo. Ahora resulta paradójicamente que las mismas leyes de protección también
permiten el maltrato animal, esta contradicción muestra que la política de trato hacia los
animales dictada en Colombia por las normas de protección no es clara y bastante
confusa.

Argumento por analogía: Según la Sociedad Humana Internacional cerca de 250.000


toros son asesinados cada año. Colombia es uno de los ocho países —junto con España,
Francia, Portugal, México, Venezuela, Perú y Ecuador— donde la tauromaquia es legal,
dice esa organización. Las corridas de toros son prohibidas legalmente en muchos países
como Argentina, Canadá, Cuba, Dinamarca, Italia y Gran Bretaña, según esa
organización.
Argumento por causa y efecto: Un caso especial ocurrió en la ciudad de Bogotá, donde
el Distrito debe cumplir un fallo de la Corte Constitucional que obliga a las autoridades
locales a ofrecer todas las garantías para que este tipo de eventos se realice. Mientras
que la administración de Peñalosa trato por todos los medios de impedir que se realizara
la temporada taurina y hasta propuso que se hiciera una consulta popular, donde los
ciudadanos decidieran si apoyaban o no esta clase de eventos ahora se ve obligada a
permitir las corridas, es por ello que La Santamaría volvió a servir de escenario para tal fin
luego de que en 2012 la alcaldía de Gustavo Petro lo prohibiera.

A mediados de 2017 pasado las corridas volvieron a ser suspendidas por orden de la
Corte, que pidió al Congreso que en un plazo máximo de dos años creara una regulación
a los espectáculos con animales. Sin embargo, el Alto Tribunal anuló dicha sentencia y
manifestó que esta práctica debe ser protegida en lugares donde es considerada una
tradición cultural.

De esta forma, la Corte se estableció que alrededor de La Santamaría se construyó una


cultura taurina, por lo que la Alcaldía, a pesar de ser dueña del escenario, no puede
impedir las corridas y al contrario, deberá garantizar que estas se lleven a cabo.

Mientras tanto, la única salida que por ahora adelantan los grupos animalistas para frenar
estas actividades es un proyecto de ley radicado en el Congreso de la República para
prohibir espectáculos violentos contra los animales. El cual sabemos que será un proceso
tedioso y que puede durar bastante tiempo ya que la política es clasista y a veces es
manejable por gente con poder económico y con intereses en esta clase de eventos.

Conclusión: Este tema tan controversial puede durar mucho tiempo en saber quién tiene
la razón puesto como dice en la biblia Mateo 6: 24-34 “Nadie puede servir a dos señores,
pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro.
No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas. Unos amaran esta tradición hasta el
fin de sus días y otros siempre estarán ahí para abuchear dicho acto, en manos del
estado y de sus instituciones tendrán la última palabra.

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