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Ecuador

UN CAMBIO DE PARADIGMA:

DEL DESARROLLO AL BUEN VIVIR

Dentro del el plan nacional del “Buen Vivir” o “Sumak Kawsay” se contemplan
varios aspectos que abarcan todos los ámbitos para el mejoramiento de la calidad
de vida de las y los ecuatorianos. Desde este punto de vista, propone un cambio
radical en el pensamiento y el modo de buscar el progreso del país.

Para comprender mejor el tema es necesario partir en primer lugar, conociendo la


definición más acertada de un paradigma, el cual se dice es un conjunto de reglas
que rige una disciplina, cuyas reglas se asumen como verdades incuestionables,
porque son tan evidentes que se tornan transparentes para los que están
inmersos en ellas.

Por lo que cambiar el paradigma del desarrollo y buscar el buen vivir se traduce en
observar la nueva perspectiva en la que se desenvuelve la vida de los habitantes
del país.

De esta manera, es indiscutible observar que el desarrollo siempre se ha visto


como la modernización y el poder adquisitivo de los pueblos y naciones, lo cual
ha cambiado en los últimos tiempos ya que crecimiento económico no implica
desarrollo.

Desde el punto de vista del desarrollo, como tal, se han jerarquizado a las
sociedades en desarrolladas y subdesarrolladas, que finalmente terminan
subordinando a los pueblos, sin que se tome en cuenta que estos postulados son
dos caras de una misma moneda.

Por lo tanto, “El cambio de paradigma del Desarrollo al Buen vivir”, propone
acogerse a la nueva visión, en la cual el hombre pasa a ser eje central del
desarrollo y no los objetos.

El desarrollo a escala humana no se centra en observar indicadores de


crecimiento económico ni poder adquisitivo de la sociedad, se centra en medir el
nivel de vida de los pobladores.

Se toma en cuenta a la calidad de vida como un indicador básico en el que se


evalúa el período de vida, la salud de los pobladores, los conocimientos y si
acceden o no a un nivel de vida decente, pero al mismo tiempo incluyendo que
este sea un desarrollo sostenible con respeto a la diversidad, a la historia, el
respeto al entorno natural, así como también, tomando en cuenta los derechos
tanto de hombres y mujeres, dentro y fuera de la comunidad.

El Buen Vivir va más allá aun, pues busca ampliarse hacia una cosmovisión
donde el individuo no solo vele por su propia bienandanza, sino que se preocupe
por la de la sociedad, ya que así se conforma un todo interdependiente entre los
dos.

Imprime un gran desafío, este cambio de paradigma, ya que por varios años se ha
tenido la concepción anticuada y egoísta del desarrollo específicamente como un
medio de búsqueda de riqueza individual, ahora debemos cambiar dicha visión y
ampliarla, con el fin de de propulsar el bien común, ya que este se traduce, en el
bien individual.

El Buen Vivir tiene como principios eliminar la desigualdad económica y política,


dejando atrás la sociedad de la abundancia, ya que exige cambios individuales e
intervenciones públicas que produzcan proyectos colectivos con atención a las
consecuencias que generen, sean estas, sociales, ambientales y globales.

Otro principio que busca es el fortalecimiento de la sociedad humana, controlando


la asignación y distribución de los recursos tangibles e intangibles.

Se anhela la eliminación de las desigualdades, pero se debe tomar en cuenta que


este punto es controversial, ya que la humanidad es diversa, lo cual hace
imposible alcanzar la integridad de la igualdad, por lo que se debe procurar crear
un estado más bien justo en los derechos y deberes, para que tanto hombres y
mujeres de acuerdo a su deseo de superación, tenga acceso a las oportunidades
adecuadas a sus intereses.

Tomar en cuenta entonces, que igualdad y diferencia no son nociones


contrapuestas, sino que, se las debe ver como dos dimensiones para buscar
justicia social y procurar la unidad en la diversidad, lo que ayudaría a construir una
sociedad democrática y pluralista.

Instaurar este tipo de sociedad requiere asegurar la conformidad socio-económica,


eliminar la dominación y la opresión, en el campo político, y por ultimo reconocer
la diferencia entre culturas, fomentando a la vez el aprendizaje mutuo.

El cambio de paradigma supone además no solo incluir al ser humano, al mismo


tiempo desea incluir al entorno en el que se desenvuelve, para que el desarrollo a
escala humana se torne sostenible, tomando en cuenta también la diversidad,
plurinacionalidad, e interculturalidad que posee el país. Lo cual debería
enriquecer al individuo, ya que se buscaría el aprendizaje intercultural para la
ampliación de la cosmovisión.
Para cimentar un estado plurinacional, este debe convertirse radicalmente a la
democracia, para garantizar así la soberanía popular, reconociendo la autoridad
de los pueblos, e impulsando la igualdad de condiciones con los demás sectores
de la sociedad.

Lo cual deriva en acciones afirmativas hacia los grupos y sectores excluidos


históricamente que permitan superar la discriminación en una perspectiva de
justicia innegable.

Este nuevo punto de vista, reconoce además que no se puede defender la vida,
sin defender la de los demás, para que los individuos dejen de ser percibidos
desde la representación de simples consumidores, sino como portadores de
derechos y responsabilidades hacia los otros, lo cual significa plantar la vocación
colectiva, en la concepción de bienestar individual.

Y una nueva doctrina más humanitaria aparece, que expresa que, tener derechos
necesariamente implica tener obligaciones hacia los otros, lo que nos lleva a
entender que la libertad de todos es la condición de posibilidad de libertad de cada
uno, pues la personas no son seres aislados, si no que necesitan y dependen de
otras personas para alcanzar niveles de autonomía, bienestar y para reproducirse
socialmente.

Entendiendo entonces que el hombre es un ser social, se propone sacarlo de su


individualismo ya que los objetivos personales no deben ser solo obtener réditos
particulares, sino también, edificar un porvenir compartido.

Se incluye igualmente el esparcimiento como parte de las premisas, liberar el


tiempo para vivir, garantizando un trabajo que permita la realización personal en
todos sus ámbitos, que de igual forma incluya el beneficio en otras dimensiones
humanas, como el arte, la cultura, el ocio y una participación democrática
adecuada.

El cumplimiento de derechos universales y la pontecialización de las capacidades


humanas en pos de una sociedad crítica capaz de tomar decisiones por fuera de
influencias de grupos aislados, es tomado en cuenta como parte de el
crecimiento.

Otro principio fundamental para el nuevo esquema de desarrollo humano, es el


reconocimiento de la dependencia económica respecto de la naturaleza, donde
obviamente, el ecosistema es el soporte de la vida como proveedor de recursos, y
conjuntamente de las funciones ambientales.
Esto es, la búsqueda de un desarrollo sostenible que consolide el proceso
tecnológico para incrementar la eficiencia, lo que se convierte en la generación de
un nivel de producción determinado con el menor uso de recursos naturales.

La creación de una agenda igualitaria en lo que a repartición de trabajo se refiere,


con el objetivo siempre claro de que, el trabajo es para todos, para que todos
puedan consumir, además se manifiesta la opción de crear no solo una sociedad
inmersa en la responsabilidad, sino también, una sociedad que evolucione con la
distracción de su mente.

Este punto es muy importante, pues, sociedades más avanzadas, fomentan


siempre un trabajo digno y justo, pero además fomentan la distracción de las
personas, la liberación de sus cargas a través del entretenimiento sano, para
obtener mejores resultados, y una sociedad feliz.

Para la obtención de un verdadero cambio, este plan propone recuperar lo público,


lo cual ha sido privatizado buscando mejorar los servicios, sin embargo, no ha sido
este precisamente el resultado obtenido, por lo que, es menester del gobierno
nacional rescatar estas instituciones con el fin de formalizar así el proyecto
integrador de la nación, para forjar un mejor futuro construido colectivamente.

La democratización del estado cimienta aun más el buen vivir, pues garantiza una
participación activa de los ciudadanos, rechazando los dogmatismos, y
proponiendo la convivencia en la diversidad sin intolerancias.

A fin de precautelar esta propuesta este plan tiene el respaldo de la carta magna
la cual nos dirige en nuestra cotidianidad, concibiendo una responsabilidad no solo
en los habitantes de este país, sino en quienes tienen bajo su poder la legislación,
para lo cual además todos los cuidadanos pasan a ser veedores de este gran
cambio.

Si bien es cierto, el primer paso esta hecho, se han planteado los objetivos, ahora
falta el camino por recorrer, para que esta propuesta deje ser solo un idealismo de
sus creadores, los cuales han tenido la meta de ampliar la visión de todos quienes
conformamos este país, ahora solo queda poner en práctica todo lo planteado, no
solo evolucionar en cuanto a nivel de vida y satisfacción de necesidades, sino
evolucionar en un sentido más profundo, en el que todos asumamos el reto, y en
el que el pensamiento de cada uno, sea más acorde a la realidad actual.

Y de esta manera, el cambio de paradigma habrá surgido no solo como plan, sino
como un estilo de vida, y como una guía para emprender el crecimiento.

El camino no es fácil, las generaciones pasadas han dejado su legado, la


costumbre de lo vivido, está en cada uno de nosotros, y es ahí donde reside el
verdadero reto, promover en todos la salida de esa especie de oscurantismo en la
que los ecuatorianos han desarrollado su vida, para auspiciar la evolución, que
traerá la permutación de pensamiento y un nuevo estilo de vida más acorde con
los vertiginosos cambios en los que se encuentra el mundo.

La negación de la posibilidad del cambio obliga al ciudadano común a ver el futuro


desde el conformismo y niega así la posibilidad de construir en el presente
opciones de innovación y convenios colectivos que permitan creer que otras
formas de vida social son posibles.

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