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Más allá de las disciplinas: el reto de la transdisciplinariedad en ciencias

1
sociales y humanas
Beyond the disciplines: the challenge of transdisciplinarity in the social sciences
and human sciences.
2
Juan Carlos Escobar Escobar
3
Rafael Campo Vásquez
Recibido 2 de junio de 2012
Aprobado 15 de septiembre de 2012

Resumen
El artículo presenta reflexiones derivadas del proceso de investigación orientada al
abordaje de la discusión acerca de lo que significa pensar e investigar de manera inter y
transdisciplinar. Ubica la discusión, para el caso de las Ciencias Sociales y Humanas, en
el problema de la fragmentación y proliferación disciplinar como una de las
justificaciones importantes del llamado que, ya desde la década de los setentas, empezó
a hacerse a favor de los estudios inter y transdisciplinares. En adelante, el texto se
dedica a aclarar de qué hablamos cuando usamos estos conceptos y porque el llamado a
la inter y transdisciplinariedad es un llamado urgente para las Ciencias Sociales y para
los problemas de la realidad que estas deben abordar. El proyecto de investigación tuvo
como referente metodológico un enfoque cualitativo e interpretativo y tuvo como
resultado la configuración de un campo de investigación institucional en Ciencias
Sociales y Humanas.

Palabras clave: Ciencias Sociales y humanas, transdisciplinariedad,


interdisciplinariedad, niveles de realidad, proliferación de disciplinas.

Abstract:
This article presents reflections derived from research into the meaning and practice of
inter- and transdisciplinary thought and social scientific research. The discussion

1
Este texto es un artículo de reflexión derivado del proyecto de investigación “Estudio exploratorio con
fines estratégicos del campo de investigación en Ciencias Sociales y Educación” realizado entre agosto de
2010 y julio de 2011 por un equipo de investigación encabezado por Juan Carlos Escobar Escobar,
docente investigador del Departamento de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Medellín, y
financiado con fondos de la Vicerrectoria de Investigaciones de la misma Universidad. El artículo está
vinculado al grupo de investigación Estudios en Ciencias Sociales y Educación clasificado en C por
COLCIENCIAS.
2
Sociólogo y Magister en Ciencia Política de la Universidad de Antioquia (2002). Estudiante del
Doctorado en Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Nacional-Sede Medellín. Profesor de la
Universidad de Medellín. Investigador principal del proyecto. Medellín, Colombia.
jcescobar@udem.edu.co
3
Ph. D. In Sociology, (A. B. D.). Universidad de Pittsburgh, P. A., 1974. Ph. D. en Educación,
Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica, 2000. Profesor Emérito de la Pontificia Universidad
Javeriana. Investigador asociado del proyecto. Bogotá, Colombia. rafaelcampov@gmail.com
focuses on the problem of the fragmentation and proliferation of disciplines, which,
since the 1960s, has led to calls for inter- and transdisciplinary studies. The article aims
to clarify what these concepts mean and explores why inter- and transdiscplinarity is
urgently required for the social sciences and the social problems they address. The
methodological framework for the research was hermeneutic and interpretive, and
concluded with the elaboration of a field of research for the social and human sciences.

Key words: social and human sciences, transdisciplinary, inter transdisciplinary, levels
of reality. proliferation of disciplines

La presente proliferación de disciplinas académicas y no académicas están


conduciendo a un crecimiento exponencial del conocimiento, tal que hace
imposible cualquier visión global del ser humano; por cuanto solamente
una inteligencia capaz de captar la dimensión planetaria de los conflictos
existentes, puede enfrentar no sólo la complejidad de nuestro mundo sino
también el desafío presente de una posible autodestrucción material y
espiritual de la especie humana; por cuanto la vida en la tierra está
amenazada seriamente por el triunfo de la tecno-ciencia, lo cual obedece
únicamente a la aterradora lógica de la productividad por la productividad
misma; por cuanto la presente ruptura entre un conocimiento
crecientemente cuantitativo y una crecientemente empobrecida identidad
interior, están conduciendo a la aparición de un nuevo tipo de oscurantismo
cuyas consecuencias individuales y sociales son incalculables; por cuanto
históricamente la evolución sin precedentes del conocimiento, está
aumentando. Por cuanto progresivamente las desigualdades entre quienes
poseen y quienes no poseen, reproduciendo así crecientes desigualdades
dentro de cada una y entre las diferentes naciones de nuestro planeta; y,
por cuanto al mismo tiempo, estos desafíos también tienen una contraparte
positiva, ya que el desarrollo extraordinario del conocimiento puede
eventualmente conducir a una evolución sólo comparable con la conversión
de los primates en homo sapiens.
En consideración de lo que precede, los participantes en el Primer
Congreso Mundial sobre Transdisciplinariedad hemos adoptado la presente
DECLARACION, en la cual presentamos los principios fundamentales de la
comunidad transdisciplinaria, y esto significa un compromiso personal
moral por parte de cada uno de los signatarios de esta DECLARACION, sin
que ello constituya alguna restricción legal o institucional.
(Primer Congreso de la transdisciplinariedad, 1994.)
1. Introducción: las justificaciones del enfoque inter y transdisciplinar.
Para iniciar nuestra reflexión, es importante destacar dos puntos fundamentales
del epígrafe:
- Las razones académicas, científicas e intelectuales que se refieren a los peligros
de la proliferación y fragmentación del conocimiento.
- Las mismas razones que destacan la hiperespecialización de las disciplinas.
Vale la pena resaltar que estos procesos no son nuevos, aunque en las últimas
décadas se tornaron más problemáticos. Immanuel Wallerstein (1999) narra cómo en el
siglo XX las Ciencias Sociales experimentaron una ruptura en su orientación, con
respecto al intento de quienes en el siglo XIX pretendieron convertirlas en Ciencias
Positivas, dotadas del método de las Ciencias Naturales y con un gran poder de síntesis,
cuyo ejemplo paradigmático son las elaboraciones sociológicas de Comte y Spencer.
La elaboración de estos grandes esquemas, los de Comte y Spencer y en algo el de
Parsons, es abandonada por quienes en el siglo XX, más precisamente desde la segunda
mitad, se ocuparon de las disciplinas sociales. Parafraseando a Daniel Bell, en el siglo
XX las Ciencias Sociales se hicieron ahistóricas en la teoría, en el detalle se hicieron
empíricas y en el método se hicieron, en gran medida, cuantitativas (Bell, 1984).
El sueño de los fundadores de esta disciplina, la Sociología, de convertir a las
Ciencias Sociales en una sola ciencia objetiva y positiva, se hizo cada vez más
insostenible. Primero porque cada disciplina alcanzó ya en el siglo XX un nivel
importante de especificidad e institucionalización. Segundo, porque una perspectiva tan
holista de la sociedad chocaba con los niveles de fragmentación, complejidad y
especialización que esta, la sociedad, empezaba a experimentar desde las primeras
décadas del Siglo XX.
En lugar de esta pretendida unidad, hemos asistido así a una fragmentación cada
vez mayor en las disciplinas y en sus métodos. La proliferación de trabajos (Bell, 1984),
sobre todo desde la segunda guerra mundial, da cuenta tanto de esa desmembración
como del carácter cuantitativo, empírico y aplicado que han asumido las ciencias
sociales, fundamentalmente en los Estados Unidos.
De manera notable, en el periodo posterior a 1940, las ciencias sociales
adquirieron prestigio e influencia y estuvieron en el primer plano de las esperanzas
públicas de los años de posguerra. Además, se creía que estaban equipadas para brindar
conocimientos teóricos y prácticos y que se estaban volviendo “duras” como las
ciencias de la naturaleza.
Varias razones confluyeron en esto. En primer lugar, la ya mencionada tendencia
empírica y cuantitativa de las ciencias sociales en el siglo XX que recibiría un nuevo
impulso con la introducción de los computadores.
Segundo, la importancia dada a la ciencia en general a causa del decisivo papel
que jugó en la Segunda Guerra Mundial. La reconstrucción tras la Guerra necesitaba la
participación especializada de unas Ciencias Sociales “prácticas” y ocupándose de
asuntos muy particulares.
Tercero, la transformación de las universidades norteamericanas cuya expansión
causó la expansión del profesorado y del número de personas dedicadas a la
investigación.
Cuarto, y como corolario de los anteriores, “el hecho de que en las décadas
siguientes a la segunda guerra mundial los EEUU se convirtieran en la primera potencia
del mundo y, luego, se hallaron empeñados en la Guerra Fría con la Unión Soviética por
el dominio político” (Duverger, 1996: 27). Esto suscitó gran apoyo a la investigación en
el gobierno y las principales fundaciones.
Finalmente, el “redescubrimiento” de los problemas sociales que concentró una
renovada atención por las ciencias sociales cuyo “consejo experto”, pero también
especializado y fragmentado, fue requerido por los gobiernos de entonces.
Como se evidencia en las líneas anteriores, y como lo denuncia la Carta de la
Transdisciplinariedad, hemos asistido a una fragmentación cada vez mayor en las
disciplinas y en sus métodos. Al carácter positivista decimonónico se antepone entonces
un enfoque empírico, cuantitativo, ahistórico y cada vez más fragmentado de las
Ciencias Sociales dedicadas a problemas particulares en la posguerra.
Las razones de la denuncia y del llamado a la transdisciplinariedad son también de
orden práctico, y en eso se encuentran con la tendencia descrita en las líneas anteriores,
pero sólo en la en la medida que los problemas del mundo actual, posterior a los
setentas, son cada vez más apremiantes y complejos y requieren también abordajes
diferentes. Si bien en una y otra tendencia hay una preocupación por resolver problemas
prácticos y reales, la diferencia fundamental radica en el método: de la tendencia a la
especialización extrema se pasa a la necesidad de colaboración entre las ciencias, no
solo entre las Ciencias Sociales y Humanas.
En efecto, las últimas décadas han traído consigo nuevos problemas para las
Ciencias Sociales y Humanas: la globalización, los riesgos ambientales y las
desigualdades sociales crecientes. La sociedad se ha vuelto cada vez más compleja. Los
que hasta hace poco eran considerados como los centros indiscutibles de la sociedad, el
estado y la política, han dejado de serlo o por lo menos comparten ese lugar privilegiado
con otros subsistemas de la sociedad. Por obra y gracia de la llegada de la sociedad
global, el objeto de las Ciencias Sociales y Humanas ya no es solo la sociedad nacional
o el individuo de esta sociedad. La aparición de lo que Mc Luhan (1990) llamó “la aldea
global” parece una realidad cada vez más evidente.
A pesar de que los cambios son cada vez más rápidos (y acelerados por la
aparición de nuevas tecnologías y los espacios virtuales), las ciencias del hombre no han
permanecido inermes ante estos y, por el contrario, han hecho importantes intentos por
aprehenderlos.
La transdisciplinariedad, como una manera de superar las dificultades
provenientes de la fragmentación y la hiperespecialización del conocimiento, también
tiene una intencionalidad propositiva, no solo de estudiar y analizar los problemas y
contribuir a las soluciones, sino que implica también un compromiso ético y valorativo
con una determinada concepción de ideal de ser humano. Nótese que esto rompe con el
ideal de no valoratividad y de la pretendida objetividad, que estaba en la base de las
Ciencias Sociales y Humanas por mucho tiempo. La transdisciplinariedad es entonces
una nueva manera de asumir el conocimiento científico, necesaria para superar los
problemas teóricos y prácticos derivados de la fragmentación y la hiperespecialización
de las Ciencias Sociales y Humanas.

2. El problema de las definiciones.


“El ser humano es un ser racional”. Ésta es una de las definiciones clásicas que
más impacto ha tenido en la Filosofía desde Aristóteles y en las Ciencias Sociales desde
su configuración. Sin embargo, la racionalidad científica, y en general el ideal de la
racionalidad occidental, así como estuvieron en la base de los mayores avances de la
humanidad también justificaron las mayores atrocidades de la historia contemporánea:
los campos de concentración Nazi, la elaboración de bombas de destrucción masiva,
entre otras.
La crítica a la racionalidad científica occidental fue elaborada inicialmente por la
Escuela de Frankfurt, primero por Adorno y Horkheimer (1998) que justamente
centraron parte de su crítica en los excesos perversos de la racionalidad al servicio del
exterminio judío y posteriormente por Marcuse en El hombre unidimensional (Marcuse,
1964) y Habermas (1984) en su crítica a la técnica.
Todo ello ha llevado a que, mas recientemente y probablemente por otras vías, se
insista en que el ser humano, no sólo es un ser racional, sino que es un ser narrado. El
Homo Racionalis debe entonces convivir con el Homo Narrator, nos dicen los
proponentes del llamado “giro narrativo” (Bermeo, 2005).
En una línea similar se ubica toda la propuesta de la transdisciplinariedad, como
se verá más adelante, que implica dejar de comprender el ser humano desde solo una de
sus características, porque sin duda el hombre es racional, pero además es irracional,
sentimental, espiritual, corporal y social. Por tanto no se trata de comprometerse con
4
una única y exclusiva manera de definir lo humano , sino hay que asumir su
complejidad, con las dificultades que eso implica para su definición, porque obviamente
no podemos avanzar ni teórica ni empíricamente sin ellas. Es indispensable definir para
saber de qué hablamos; esto es inevitable desde el punto de vista de la claridad
conceptual y el diseño metodológico, pero las definiciones hay que asumirlas en su
relatividad y en su complejidad.
Por lo tanto, la transdisciplinariedad sugiere tener cuidado con las definiciones,
tomarlas en su relatividad, en la comprensión de que el ser humano siempre es más
complejo de lo que una definición pueda incorporar; porque sí una definición es útil no
implica que necesariamente sea verdadera. Las definiciones nunca son verdaderas o
falsas, son útiles o no son útiles para un propósito; una definición nos sirve o no nos
sirve, pero una definición nunca pretende ser una afirmación de verdad o de falsedad;
son precisas o no son precisas, son claras o no son claras, son pertinentes o no son
pertinentes: esos son los criterios de una definición. En esto estriba la propuesta de la
transdisciplinariedad: entender al ser humano en su complejidad y no solamente desde
alguno de los aspectos que le caracterizan; las definiciones tienden a corresponder a las
disciplinas y no necesariamente a una propuesta transdisciplinar, por lo menos en los
términos que hemos planteado.
Si de lo que se trata es de hacer un trabajo no exclusivamente disciplinar, sino
transdisciplinar, las definiciones no pueden ser tomadas muy en serio o exclusivamente.

4
“Cualquier intento de reducir el concepto de ser humano a una mera definición o a una estructura formal,
no importa cuál, es incompatible con la visión transdisciplinaria” Carta de la transdisciplinariedad. 1994 .
3. Los niveles de realidad.
En el segundo artículo de la carta de la transdisciplinariedad puede leerse lo
siguiente:

El reconocimiento de la existencia de diferentes niveles de realidad


gobernados por diferentes tipos de lógica es inherente a la actitud
transdisciplinaria. Cualquier intento de reducir la realidad a un nivel único, guiado
por una sola racionalidad es incompatible con la actitud transdisciplinaria (Primer
Congreso de la Transdisciplinariedad, 1994, parr 10.).

La transdisciplinariedad implica que el investigador no puede pretender centrarse


e intentar comprender lo humano en un solo nivel, sino que parte fundamental de un
trabajo transdisciplinario es precisamente relacionar lo que ocurre entre los diferentes
niveles y precisar, por ejemplo, en qué momento lo biológico del ser humano interactúa
con lo social y surgen unos fenómenos que no son ni exclusivamente biológicos, ni
exclusivamente sociales; porque lo clave de la transdisciplinariedad es lo “ trans “, es
decir, lo que ocurre entre, a través y mas allá de las disciplinas y los niveles de realidad.
Por ejemplo, un problema transdisciplinario actual del ser humano, es lo que está
ocurriendo con la genética, que en principio es un asunto de la biología, de cómo los
genes determinan el comportamiento humano, pregunta que viene planteada desde
finales del siglo XIX, cuando se comenzaron a descubrir las leyes de la herencia, pero a
fines del siglo XX se decodifica el genoma humano y en la medida en que surge la
posibilidad de manipulación genética, comienzan a surgir problemas que ya no son
exclusivamente biológicos sino que son sociológicos, culturales, éticos e incluso
políticos, puesto que está planteada la posibilidad de generar vida tecnológicamente.
Entonces, una aproximación transdisciplinar, que es lo que exige ese tipo de
problemática, busca precisamente mirar cómo se define el problema de una manera más
compleja; se debe fijar la atención en cómo diferentes niveles de realidad que se refieren
a ese problema de la manipulación biológica, requieren ya no solo de la Biología, o de
la Sociología, o de la Filosofía, o de la Ética, o de la Teología, sino que debemos
abordarlo de manera transdisciplinar, en dos sentidos: en primer lugar, reconociendo los
diferentes niveles de realidad que inciden en el problema:
Al comprender que todos los objetos de estudio ya no pueden continuar
estudiándose de manera fragmentada y aislada, porque la realidad se caracteriza
por una dinámica procesual conformada por redes de diferentes niveles. La
propuesta transdisciplinar se enfoca en la dinámica producida por la interacción de
las diversas realidades, proporcionándonos una visión holísta, contextualizada en
el tiempo y el espacio desde donde se conoce (Rosales Ortega et al, 2006: 14).

En segundo lugar, detectando no solo cómo la Biología debe tener en cuenta lo


social, porque eso sería una aproximación de tipo pluridisciplinar, sino como se da su
interacción en torno a un objeto y como cambia no sólo el conocimiento, sino los
agentes del proceso de conocimiento. En ese sentido, “la investigación transdisciplinaria
en términos del trabajo metodológico se convierte en producto de un continuo proceso
de negociación entre la conformación del objeto de estudio y los métodos para abordar
al mismo” (Rosales Ortega et al, 2006: 14).
Esto supone, entones, como intentaremos aclarar en el siguiente apartado,
diferenciar lo disciplinar, de lo pluridisciplinar, lo inter disciplinar y lo transdisciplinar.

4. Una distinción necesaria.

La noción que menos problemas trae es sin duda la de disciplina. Una definición
enciclopédica nos presenta lo siguiente:

Disciplina: Se define de cinco formas: instrucción de una persona


especialmente en lo moral; arte, facultad o ciencia; especialmente en la milicia y
en los estados eclesiásticos, observancia de las leyes y ordenamiento de la
progresión o instituto; instrumento hecho ordinariamente de cáñamo con varios
ramales cuyos extremos son más gruesos y que sirve para soldar; acción y efecto
de disciplinar (Real Academia Española, 1992: 758).

Lo disciplinar es lo que corresponde a disciplinas reconocidas, por ejemplo,


Psicología, Sociología y con frecuencia se corresponden con las profesiones, aunque no
todas las disciplinas son profesiones. La Medicina no es una disciplina, es una profesión
a la cual contribuyen varias disciplinas: el médico tiene que saber Biología, Anatomía,
Química, Salud Pública. Básicamente las profesiones liberales son las que no
corresponden a disciplinas. La Ingeniería es una profesión a la que contribuyen varias
disciplinas: las Matemáticas, la Física, la Química, la Electrónica. Lo mismo ocurre con
la Arquitectura. Disciplinas son entonces la Filosofía, la Sociología, la Psicología que
tienden cada vez más a convertirse en profesiones pero que nacen como áreas de
conocimiento científico. Esas son las disciplinas que en las universidades
fundamentalmente corresponden a los departamentos, aunque cada vez mas
hiperespecializados.
Lo pluridisciplinar, se da cuando al desarrollo de una disciplina contribuyen los
datos o los resultados de otra disciplina. La información proviene de otra disciplina para
que se fortalezca la disciplina que recibe esos aportes. Esto pasa, por ejemplo, cuando a
la Sociología o a la Psicología, se les incorpora la Estadística como una manera de
mejorar algunas de sus técnicas de investigación; la Estadística proviene de otra
disciplina, de la Matemática, pero al utilizar técnicas estadísticas de manejo de datos
cuantitativos en la Psicología o en la Sociología, lo que se pretende es darles una mayor
fortaleza, o una mayor precisión a ciertas maneras de generar conocimiento en ellas;
entre las Ciencias Sociales la que más se ha beneficiado de los aportes de la Matemática
en este sentido es la Economía y en parte la Psicología, por lo menos en sus aspectos
experimentales. En síntesis, un trabajo es pluridisciplinar o multidisciplinar, cuando una
disciplina recibe los aportes de otra para su propio desarrollo. Eso supone que hay
aporte unidireccional que se da por la utilización de una técnica o de un conocimiento
exterior.
Lo interdisciplinario ya implica interacción o interdependencia entre dos o más
disciplinas; es decir, supone un nivel de colaboración entre disciplinas y en ese nivel de
colaboración no se trata solamente de lo que recibe una disciplina de otra, sino que hay
una transformación de una disciplina por el contacto con la otra o las otras disciplinas
hasta el punto que puede surgir una nueva disciplina que es ya una combinación de las
dos o más disciplinas que entraron en interacción. Es así como surgen disciplinas como
la Astrofísica, que es una disciplina distinta a la Astronomía tradicional, también
distinta a la Física tradicional, pero que para una mejor comprensión de los fenómenos
astronómicos genera su propio objeto de conocimiento y sus propias maneras de
investigar. En general, la interdisciplinariedad se refiere al surgimiento de una nueva
disciplina por la interacción entre dos o más disciplinas. Esta es la forma más
sofisticada de interdisciplinariedad aunque la interacción se puede dar en niveles que no
alcanzan al surgimiento de una nueva disciplina, pero que si transforman las disciplinas
involucradas.
Cuando mencionamos la pluridisciplinariedad, por ejemplo, cuando la Sociología
o la Antropología o la Economía utilizan la Estadística como herramienta, no se están
transformando fundamentalmente como disciplinas, sino que están utilizando una
herramienta que les es útil; pero cuando hay interdisciplinariedad, si hay
transformaciones teóricas epistemológicas y metodológicas importantes. No es
simplemente tomar prestado de la otra disciplina de forma utilitaria, sino que cuando
entran en contacto la forma de entender el fenómeno cambia, se vuelve más compleja.
Por ejemplo cuando en la Sociología se le comienza a dar importancia a los fenómenos
de la vida cotidiana, es decir, a todos los tipos de comportamientos que no están
institucionalizados, que no corresponden de manera muy clara a normas de conducta
institucionales y cuando esas interacciones más o menos espontáneas y ocasionales en
que entramos en la vida cotidiana se vuelven motivo de interés profesional para el
sociólogo, es cuando la Sociología no solamente incorpora técnicas de investigación
etnográficas y teorías de la Psicología, sino que cambia los fundamentos teóricos de sus
explicaciones y aparecen la Microsociología o la Psicología Social. Es entonces cuando
se le da importancia a las emociones, a los significados, a las interacciones y a las
actitudes como determinantes importantes de la conducta.
La disciplina misma se ve afectada a nivel teórico por esa incorporación de
intereses y de objetos de estudio, de maneras de entender esos objetos que
originalmente no hacían parte de ella; en este nivel, las disciplinas se aprovechan la una
a la otra y se fomenta una hiperespecialización que fragmenta cada vez más el
conocimiento. Por eso la transdisciplinariedad cuestiona que cada vez el objeto de
estudio sea más particular y cada vez es más difícil distinguir la parte de verdad que
cada disciplina tiene.
5
La transdisciplinariedad , finalmente es mucho más radical que simplemente
decir, tomemos las partes en que se ha subdividido cada disciplina; por ejemplo, la
Sociología propone un sociólogo político, un sociólogo de la familia, un sociólogo de la
educación, urbano o rural, etc. De manera que ya reconocemos que esas son

5
La primera vez que se acuñó la palabra fue en 1970 y la introdujo Jean Piaget, biólogo de formación que
más tarde se volvió sicólogo y que terminó siendo pedagogo; Piaget usó la palabra transdisciplinariedad,
no exactamente en el sentido que la usaremos en el texto, con lo que implica la propuesta, pero si en el
sentido de que era necesario, ya en ese momento, sobrepasar las explicaciones disciplinarias y comenzar a
pensar en unas explicaciones más allá de las disciplinas cerradas.
hiperespecializaciones de la Sociología; una opción consiste en tomar lo que dice el
sociólogo político de lo urbano y mirar que resulta. La otra es la propuesta de la
transdisciplinariedad qué dice que mientras se esté tratando de avanzar en el
conocimiento, fijándose cada vez en un aspecto más particular de la conducta humana,
es decir simplemente sumando los conocimientos especializados e hiperespecializados,
no se podrá tener una comprensión integral de lo humano en su conjunto. Es necesario
trascender la especialización porque, y esto es un principio que está detrás de toda la
propuesta transdisciplinaria, el todo no es solamente la suma de las partes, el todo es la
comprensión de un fenómeno con sus propiedades emergentes y no simplemente la
suma de verdades parciales. Lo que sucede es que cuando esas partes se toman en su
conjunto, resulta algo que no estaba presente en ninguna de ellas, que estaba entre ellas
o que emerge por su interacción.
Esto constituye un cambio importantísimo, porque no se trata de tener en cuenta
lo que postula la Ciencia Política, o la teoría sociológica, o la investigación
antropológica, sino tener en cuenta lo político del fenómeno, lo sociológico del
fenómeno, lo antropológico del fenómeno, y preguntarnos ¿qué comprensión más
compleja de ese fenómeno podemos tener de esta manera? Es distinto diferenciar e
interrelacionar las dimensiones de un fenómeno, que aclarar los aportes disciplinarios
sobre del mismo. En este sentido, la transdisciplinariedad no es una ciencia o
disciplina, es una manera de abordar problemas complejos que incluyen y trascienden
las ciencias y las disciplinas.
Lo trans etimológicamente significa más allá de, por fuera de, o entre dos puntos.
Cuando hablamos de transdisciplinariedad es más allá de las disciplinas, tal como la
definimos anteriormente. Cuando hablamos de disciplinas científicas, nos referimos a
un conocimiento que se ha convertido en el deber ser de la manera de entender algo. Si
tomamos como ejemplo la Sociología o la Antropología, suponemos que queremos
entender lo social desde unas disciplinas que lo explican de esa manera y esas teorías
corresponden a un conocimiento elaborado racionalmente, sistematizado, codificado,
que pretende expresarse en leyes y que sea transmitido a través de la formación. Esas
son las características de una disciplina, de un conocimiento disciplinar. En cambio,
cuando hablamos de transdisciplinariedad, afirmamos que le damos validez, legitimidad
e importancia a conocimientos que no tienen esas características académicas y
científicas.
El punto clave de la transdisciplinariedad es aceptar que hay formas legítimas,
válidas y útiles de conocer y de solucionar problemas que trascienden el conocimiento
disciplinar pero que no lo reemplazan, que lo complementan; tampoco reemplazan a la
disciplinariedad, ni a la pluridisciplinariedad, ni a la interdisciplinariedad, pero declara
que esos conocimientos son insuficientes, no solamente para resolver los problemas
fundamentales de la humanidad (de exclusión y discriminación social pero también los
ecológicos, entre otros) sino que en su forma contemporánea están causando problemas
graves por su manera de entender fragmentada e hiperespecializadamente lo que está
ocurriendo y por la manera de ser aplicados. Porque obviamente el conocimiento
disciplinar, que es ese conocimiento sistematizado, validado, es el conocimiento que
más directamente se relaciona con su utilización tecnológica y con su aprovechamiento
económico; entonces, como se señalaba en el Preámbulo de la Carta de la
Transdisciplinariedad, el problema es que la hiperespecialización y la falta de una
comprensión más integral y humanista de la condición humana, no solamente ocurre
porque esos conocimientos disciplinares son insuficientes, sino porque se han
desarrollado y están siendo aplicados de una determinada manera que debe ser
complementada con otros saberes, con otras maneras de entender los problemas y
solucionarlos que incluyen conocimientos no científicos
La transdisciplinariedad surge como una propuesta interesante en la comprensión
de problemas complejos del desarrollo, cuando se hace mucho más notoria la
insuficiencia de soluciones a sus problemas, desde una aproximación tradicionalmente
disciplinar. De ahí la importancia, no sólo teórica sino metodológica de la
transdisciplinariedad, en la que el diálogo es fundamental. Por ello, desde un punto de
vista transdisciplinar, deben privilegiarse metodologías de investigación que involucren
6
el diálogo , no como la única metodología, sino como un complemento a las otras; esto
requiere plantear el problema de investigación de manera que sea coherente con un
diseño en que se privilegie el diálogo, en la búsqueda de conocimientos donde se
exprese explícitamente la subjetividad de los investigadores y de sus perspectivas de
conocimiento. No es la única vía, pero si probablemente la más importante en esta
propuesta.

6
Acá nos referimos a propuestas como las de la Investigación-Acción-Participación (IAP), fundamentada
por Orlando Fals Borda (1989) o, en una línea muy similar, a los que Jenny Pearce (2010) ha llamado Co-
producción del Conocimiento.
5. Conclusión

El compromiso de la transdisciplinariedad no es sólo el de avanzar en el


conocimiento, en la medida que es una propuesta teórica, sino contribuir a la solución
de problemas reales, urgentes y graves, problemas que tienen que ver con alcanzar la
justicia social, y en ese sentido, anteponer la dignidad humana y la igualdad de todo tipo
a cualquier otra consideración.
Por ahora digamos, como una invitación a seguir pensando el tema, que la
principal diferencia de este enfoque estriba en que la finalidad de la
transdisciplinariedad es la comprensión del mundo presente, con su complejidad, sus
niveles de realidad diferenciables y sus problemas urgentes y distintos que requieren,
por tanto, aproximaciones diferentes e imaginativas.
Pero para que esto suceda es necesario el concurso de las universidades y la
manera en que podamos resolver, desde reflexión académica, la siguiente pregunta:
¿están preparadas nuestra actuales políticas, estructuras y procesos universitarios de
docencia, investigación y proyección social, para asumir los retos que les presenta esta
nueva forma de entender el conocimiento y su aplicación a la solución de los problemas
críticos del mundo contemporáneo?
Aunque la afirmación puede ser un poco temeraria y requerir mayores evidencias,
la respuesta inicial es que no parecen estar preparadas para ello. En muy buena medida
nuestra universidades siguen obedeciendo a un modelo administrativo y académico
disciplinar casi decimonónico y no se han tomado en serio el reto, más allá de algunos
saludos a la bandera, de trascender decididamente a propuestas inter y transdisciplinares
de conocimiento, al menos en los términos en que lo hemos planteado en este artículo; y
sí asumimos en serio nuestro propósito de lograr que nuestras universidades respondan
a las exigencias culturales, políticas, económicas y científicas del país, no podemos
eludir la responsabilidad y la tarea de repensarnos como académicos y estar dispuestos a
innovar la manera como entendemos y practicamos nuestro compromiso y nuestra labor
universitaria.
Tal vez así, y luego de encarar los retos pendientes de forma más deliberada,
podamos parafrasear a Wallerstein (1999) y comenzar decididamente a “Abrir las
Ciencias Sociales”.
Referencias

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